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Escuela de Ciencias Jurídicas y

Políticas
Carrera de Derecho

Nombre

Julio Alberto Santos González

Matrícula:

14-2957

Asignatura:

Derecho Civil V

Facilitador:

Alberto Jiménez Monegro

Nagua, R.D. Viernes 22 de marzo del 2019


INTRODUCCION

A continuación, veremos la unidad 3; este proyecto se fundamente en un


análisis sobre la ética profesional del Abogado, aspecto de suma importancia
para la abogacía, ya que el profesional del Derecho debe velar por constituir
una conducta basada en la moral, la ética y una conducta ejemplar.
El profesional del derecho se debe a sí mismo y a su misión de auxiliar de la
justicia otorgada por la ley, una conducta íntegra y ceñida a los parámetros de
lo moral, de la equidad, desprendimiento de sus propios intereses con tal de
favorecer plenamente aquellos del cliente que son siempre el motivo de su
labor.
Luego de consultar el libro básico de la asignatura y
demás bibliografía complementaria, realice la siguiente
actividad:

1. Realice un ensayo argumentativo de no más de tres


páginas acerca de las condiciones éticas que debe tener
un abogado.

La ética es la ciencia que estudia el conjunto de


los principios y normas morales que rigen la conducta humana.
En ese orden, la ética del abogado estudia la conducta del profesional del
derecho en sus funciones correspondientes, es decir, la forma moral en la cual
el abogado trabaja respecto a la responsabilidad con su cliente y con la justicia.
La Deontología Jurídica abarca conceptos y principios que esencialmente, se
encuentran unidos a las actividades del proceder ordinario del profesional en
derecho. Dentro de estos conceptos y principios entendemos la moral, la ética,
la probidad, la independencia y libertad profesional, entre otros.
La correlación inmediata entre moral y ética resulta innegable, como también lo
es de la deontología profesional y específicamente, de la deontología jurídica.
Existe algún tipo de resistencia a la promulgación de códigos deontológicos
que regulen las profesionales liberales, incluida la abogacía.
Dentro de la aplicación e importancia de la ética en el derecho o abogacía
debemos señalar que, partiendo de que la abogacía es una profesión fundada
en conocimientos de las ciencias jurídicas, justicia y derecho, la ética viene a
complementar dicha profesión con la exigencia de apego al conjunto de
virtudes.
El abogado es quien da consejos jurídicos y pide justicia en los tribunales a
favor de sus clientes. La conducta del abogado debe ser decorosa, virtuosa, y
honesta. Es por eso que la ética aplicada a la abogacía hace del letrado una
persona honorable y respetable.
La ética del profesional del derecho se rige por el Código de Ética del Colegio
de Abogados de República Dominicana, ratificado por el decreto 1290; este
cuenta con 77 artículos, en los cuales enumera los valores que debe procurar
el profesional del derecho, así como la conducta y deberes en el desempeño
de sus funciones.
La ética se aplica en la abogacía para trazar las normas, principios y valores
moralmente aceptados como guías de la conducta del profesional del derecho.
El profesional del derecho debe ser leal y veraz y debe actuar de buena fe, por
tanto, no aconsejará ningún acto fraudulento ni hará en sus escritos citas
contrarias a la verdad. Para el profesional del derecho estará siempre antes
une su propio interés, la justicia de la tesis que defiende.
En su vida el profesional del derecho debe cuidar con todo esmero de su honor,
eludiendo cuanto pueda afectar su independencia económica, comprometer su
decoro o disminuir, aunque sea en mínima medida, la consideración general
que debe siempre merecer. Debe por tanto conducirse con el máximo de rigor
moral.
La conducta privada del profesional del derecho se ajustará a las reglas del
honor, la dignidad y el decoro, observando la cortesía y consideración que
imponen los deberes de respeto mutuo entre los profesionales del derecho.
Los profesionales del derecho deben respetar y hacer respetar la ley y las
autoridades públicas legalmente constituidas. El abogado como auxiliar y
servidor de la justicia y colaborador en su administración, no deberá olvidar que
la esencia de su deber profesional consiste en defender los derechos de su
cliente con diligencia y estricta sujeción a las normas jurídicas y a la ley moral.
El profesional del derecho debe respetar las disposiciones legales que
establecen las incompatibilidades para ejercer la profesión y abstenerse de
desempeñar cargos u ocupaciones incompatibles con el espíritu de la misma.
El ejercicio de la profesión de abogado es incompatible con el desempeño de
cargos u ocupaciones que impliquen trabas a su independencia y lesionen su
dignidad.
El secreto profesional constituye a la vez un deber de cuyo cumplimiento ni
ellos mismos pueden eximirse; es un derecho con respecto a los jueces, pues
no podría escuchar expresiones confidenciales si supiese que podía ser
obligado a revelarlas. Y llamado el profesional en derecho a declarar como
testigo, debe concurrir a la citación; pero en el acto y procediendo con absoluta
independencia de criterio, deberá negarse a contestar aquellas preguntas cuya
respuesta, a su juicio, sea susceptible de violar el secreto profesional.
Una vez que un Abogado acepte patrocinar un asunto, no podrá retirarse sino
por causa justificada superveniente que afecte su reputación, su amor propio o
su conciencia, o que pueda implicarle un incumplimiento con las disposiciones
morales o materiales de parte del cliente para con el abogado.
Si en el curso de un asunto el abogado cree que debe cesar en la prestación
de sus servicios a su cliente, debe prevenirlo a tiempo para que se provea de
otro profesional, si lo creyere conveniente a sus intereses y procurar que el
cliente no quede indefenso.
El abogado deberá celebrar con su cliente el contrato por escrito en el cual se
especificarán las condiciones de los servicios y todo lo relativo al pago de los
honorarios y gastos, y se firmará por el abogado y el cliente, conservando cada
parte un ejemplar del mismo.
El abogado deberá conservar su dignidad y su independencia, y actuar en
derecho con el mayor celo, prestando sus servicios en amparo del legítimo
interés de su cliente; mas debe oponerse a las incorrecciones de éste. En su
carácter de consejero que actúa con independencia completa, se cuidará de no
compartir la pasión del litigante, al que debe dirigir y no seguir ciegamente.
El profesional en derecho debe limitarse a decirle al cliente si su caso está o no
amparado por la ley, exponiéndole las razones que tiene para esperar una
solución favorable; pero no debe asegurarle nunca un triunfo con una certeza
que él mismo no puede tener.
Entre los abogados deberá existir un espíritu de fraternidad que enaltezca la
profesión, así como un mutuo respeto, sin que influya en ellos la animadversión
de las partes; se abstendrán cuidadosamente de expresiones maliciosas, y de
aludir a antecedentes personales, ideológicos, políticos o de otra naturaleza, de
sus colegas.
El abogado deberá ser cortés para con estos y ayudarles en la solución de
inconvenientes momentáneos cuando debido a causas que no le sean
imputables, tales como ausencias imprevistas, enfermedad, duelo, o fuerza
mayor, no puedan asistir a sus clientes. No deberá apartarse, ni aun por
apremio de sus clientes, de los dictados de la decencia y del honor.
El abogado jamás deberá asegurar a su cliente que su asunto tendrá éxito para
inclinarlo a litigar, estando obligado por lo contrario el abogado de imponer a su
cliente las circunstancias imprevisibles que puedan afectar la decisión del
asunto: solamente deberá dar su opinión sobre los méritos del caso. El
abogado deberá favorecer siempre un arreglo justo.
El abogado no deberá intervenir en representación de una persona cuyo asunto
esté en manos de un colega sin dar previo aviso, excepto en aquellos casos de
retiro expreso de éste. Cuando la intervención de un colega no es descubierta
sino después de haber aceptado el asunto, deberá darle aviso de ello
inmediatamente. En todo caso, el abogado está en la obligación de asegurarse
de que los honorarios de su colega han sido pagados o garantizados.
Estos y otros aspectos de conocimiento general que contribuyen con la moral ,
el respecto y las normas de conductas calificadas en apego a la ética,
favorecen a un desarrollo de las funciones del abogado de manera ejemplar y
respetable fomentado en el respecto y cumplimiento digno de sus funciones.
CONCLUSIÓN

El abogado es un profesional liberal debidamente acreditado por el Estado para


ejercer la abogacía, conocedor de las ciencias jurídicas y del derecho, cuya
función principal es ser auxiliar y colaborador de la justicia, y defensor de los
intereses, libertades y derechos fundamentales de los clientes.
La ética es el conjunto de valores morales que distinguen el comportamiento de
las personas, en este caso el de los profesionales del Derecho. Como futuros
profesionales debemos tener amplio conocimiento sobre las pautas y criterios
éticos que debe poseer todo bogado en el ejercicio de sus funciones, esto a fin
de brindar un servicio eficaz ante nuestros clientes, la justicia y la sociedad

.
BIBLIOGRAFÍA

 ALEJANDRO SOCRATES DEL ORBE, DEONTOLOGIA


JURIDICA.

 CODIGO DE ETICA DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE LA


REPUBLICA DOMINICANA.

 GOOGLE ACADÉMICO.

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