Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
PERSONAJES
CUADRO I
Antes de abrirse el telón se puede motivar al auditorio con una música propia de las películas
del Oeste. (Es deliciosa toda la de Ennio Morricone, como las bandas sonoras de «La muerte
tenía un precio» o «Por un puñado de dólares»). Esta música es la que se debe utilizar
siempre que se quiera contraponer en escena el criterio Blanco al criterio Rojo, que utilizará
música más o menos autóctona.
GENERAL.- Señor Presidente: Nuestros soldados están dando ejemplo de arrojo y valentía.
Nada les detiene para conquistar terrenos a los indios salvajes.
PRESIDENTE.- Nuestra idea no es la de quitarles por la fuerza sus tierras a los indios, sino la
de civilizarles y transmitirles la cultura y la religión verdadera.
GENERAL.- Los indios, que llevan siglos con sus falsas creencias, no quieren aceptar nuestra
sabiduría.
(Llaman a la puerta.)
PRESIDENTE.- Adelante.
SECRETARIO.- (Entrando y saludando.) Señor Presidente: el Director General de la
Compañía del Ferrocarril desea hablarle.
PRESIDENTE.- Bien. Hazle pasar.
DIRECTOR.- (Muy nervioso, quitándose el sombrero.) Señor Presidente...
PRESIDENTE.- ¡Señor Director General...!
DIRECTOR.- ... Señor Presidente...
PRESIDENTE.- Puede sentarse. Cálmese. Está usted muy excitado.
DIRECTOR.- ¿No he de estarlo? Con su permiso. (Se sienta.) Una tribu de indios salvajes
han asaltado el tren y han matado a todos los viajeros.
PRESIDENTE.- ¿Otra vez?
GENERAL.- (A la vez.) ¡No es posible!
DIRECTOR.- Otra vez. Ha sido posible.
GENERAL.- ¿Pero no estaba en su puesto el Capitán Smith con su regimiento?
DIRECTOR.- Estaba. Todos han muerto: desde el capitán hasta el último soldado. Han muerto
como héroes.
PRESIDENTE.- Es el tercer asalto en este mes. Así no podemos continuar. Habrá que suprimir
el ferrocarril.
DIRECTOR.- ¿Pero qué dice, señor Presidente? El ferrocarril es la base de nuestra economía,
de nuestro futuro. ¿Cómo, si no, vamos a enlazar el Este y el Oeste de los Estados Unidos? ¿Por
dónde va a transportarse la riqueza de la costa del Pacífico a las ciudades del Atlántico?
PRESIDENTE.- (Sonriendo.) ... Por aire, tal vez.
DIRECTOR.- No pierde usted el buen humor, señor Presidente. Pero no nos caerá esa breva.
No sería mala cosa eso de llenar el cielo de globos que volaran tan altos que no los alcanzaran las
flechas de los indios.
GENERAL.- ... Y desde donde los soldados pudieran dar en el blanco sin arriesgar su vida.
DIRECTOR.- No se trata de matar ni de morir, Presidente. Los comerciantes hemos ganado,
desde la antigüedad, todas nuestras batallas sin derramar una sola gota de sangre. Es cuestión de
estrategia.
PRESIDENTE.- ¿Cuál es vuestra estrategia?
DIRECTOR.- Comprar al enemigo.
PRESIDENTE.- ¿Comprar a los indios?... ¿Con dinero? Ellos no valoran el dinero.
DIRECTOR.- Pero valoran la tierra y el aire... ¿Tiene por ahí un mapa?
GENERAL.- Sí. Aquí sobre la mesa.
DIRECTOR.- Veamos. (Los tres se acercan a la mesa y el PRESIDENTE despliega un
mapa que tiene allí doblado.) A ver si me oriento...
PRESIDENTE.- Aquí estamos. Esto es Washington. Por aquí llegamos construyendo el
ferrocarril.
DIRECTOR.- Exactamente en este punto ocurrió el desastre del otro día.
GENERAL.- Es el territorio de los suwamishas. Son muy salvajes.
DIRECTOR.- Muy valientes, querrá usted decir. No hacían más que defender su territorio.
GENERAL.- Están acorralados. Ellos lo saben.
DIRECTOR.- Efectivamente. Ya ha matado bastantes suwamishas el ejército.
(Al PRESIDENTE.) A usted no le interesa matarlos. No querrá pasar a la Historia como el
Presidente que eliminó definitivamente a los indios.
GENERAL.- El ejército mata en defensa de los colonos...
DIRECTOR.- ... que edifican sus ranchos en territorio indio.
PRESIDENTE.- ¿Tiene usted alguna solución?
DIRECTOR.- Sí. (Ante el mapa.) Un poco al N. del territorio suwamisha se encuentra un
valle fértil mayor aún que el suyo. Les podríamos edificar poblados y llevarles nuestra cultura. Con
el dinero que les diéramos por sus tierras podrían organizar su vida civilizadamente.
GENERAL.- No les interesa nuestra civilización.
PRESIDENTE.- General: Deberíamos transmitírsela. Los indios aprenderían de nosotros el
valor del estudio, de la religión, y, sobre todo, del trabajo que genera riqueza.
GENERAL.- Los indios no saben lo que es el dinero, ni lo que es el trabajo. No les interesa.
DIRECTOR.- Lo sabrán. Cuando tengan entre sus manos doradas monedas de oro y sepan que
con ese dinero podrán ser dueños de todos los bienes de este mundo, cambiarán de opinión.
PRESIDENTE.- No estoy muy seguro.
DIRECTOR.- ¡Ay!, señor Presidente... La especie humana es la única que es capaz de engañar,
traicionar... y hasta de matar por poseer riquezas. Los indios, aunque salvajes, también son humanos.
PRESIDENTE.- No me parece mala idea. Consultaré con mis asesores.
CUADRO II
El Mensajero
HECHICERA.- Los rostros pálidos nos acosan por todos los rincones.
JEFE.- Quieren cruzar nuestro territorio con vías de hierro para que pase sobre ellas la gran
serpiente humeante que llaman ferrocarril.
ANCIANO.- El ferrocarril asusta a los ciervos y mata a los búfalos.
JEFE.- Por eso nuestros guerreros impiden al Hombre Blanco que avance su camino de hierro.
HECHICERA.- Aunque los guerreros suwamishas son valientes y aguerridos, los hombres
blancos son más poderosos.
ANCIANO.- Tienen armas de fuego y pueden destruir una aldea en pocos minutos.
JEFE.- Nosotros solo poseemos flechas...
ANCIANO.- ... que antes únicamente utilizábamos para cazar y ahora necesitamos para
defendernos.
HECHICERA.- Nuestra tribu no ama la guerra.
ANCIANO.- La guerra solo produce muerte y destrucción.
(Música. Los tres personajes se detienen a meditar en su conversación cuando se oyen los
tambores de la tribu enviando un mensaje.)
(El JEFE lee la carta sin que los gestos de su cara indiquen ningún sentimiento. Música.)
JEFE.- El Presidente del Hombre Blanco, que está en Washington, dice que quiere comprar
nuestra tierra.
HECHICERA y ANCIANO.- ¿Que quiere comprar nuestra tierra!
JEFE.- Nos envía igualmente palabras de buena voluntad.
HECHICERA.- Es muy gentil por su parte.
ANCIANO.- Nosotros sabemos perfectamente que él no tiene casi necesidad de nuestra
amistad.
HECHICERA.- Él es poderoso y sabe que nos puede destruir.
JEFE.- Ello no impide que nosotros examinemos su ofrecimiento. Porque sabemos que, si no
accedemos a venderle, el Hombre Blanco puede venir con sus fusiles y tomar nuestras tierras por la
fuerza.
(Al MENSAJERO.) Preparad una tienda para el mensajero del Hombre Blanco que esta vez
prefiere parlamentar a matar.
Manda tocar los tambores para que se reúna todo el pueblo.
Tocan tambores y van llegando todos los indios e indias de la tribu. Los hombres se
colocarán a un lado, al fondo del escenario; las mujeres (algunas llevarán sus hijos a la
espalda) al otro lado y también al fondo. En primer plano los músicos, a un lado, dejando el
otro para los SOLDADOS blancos. En el centro de la escena, con gran ceremonia,
los NOTABLES de la tribu. La escena aparenta un co ESro abierto por el centro.
JEFE.- El Gran Jefe de los Rostros Pálidos nos envía una carta para decirnos que quiere comprar
nuestra tierra.
-¿Cómo se pueden comprar el Cielo y el calor de la Tierra?
-¡El frescor del Aire y el destello del Agua no nos pertenecen!
-¿Cómo pueden ellos comprárnoslo?
ANCIANO.- Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo...
-Cada púa de pino brillante.
-Cada ribera arenosa.
-Cada niebla en las mañanas oscuras.
-Cada zumbido del insecto...
PUEBLO.- ... es sagrado en la memoria y la experiencia de nuestro pueblo.
La Tierra
ANCIANO.- Nuestros muertos no olvidan jamás esta tierra porque ella es Madre de los Pieles
Rojas.
-... Nosotros somos parte de la Tierra...
-... La Tierra es parte nuestra.
-Las flores perfumadas son nuestras hermanas.
-El ciervo,
-el caballo,
-la gran águila...
PUEBLO.- ... son nuestros hermanos.
-Las montañas rocosas,
-las fuentes de las praderas,
-el calor del cuerpo del caballo salvaje...
NOTABLES.- ... y el Hombre.
PUEBLO.- Todo esto pertenece a una misma familia.
El Agua
HECHICERA.- El agua limpia que corre en los torrentes y en los ríos, no solo es el Agua: es la
sangre de nuestros ancestros.
ANCIANO.- (A los SOLDADOS.) Si nosotros vendemos nuestra tierra, vosotros debéis
recordar que es sagrada y que cada reflejo fantástico en el agua límpida de los lagos habla de
acontecimientos y tradiciones que han marcado la vida de este pueblo.
-El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
-Los ríos son nuestros hermanos.
-Ellos apagan nuestra sed.
-Ellos llevan nuestras canoas...
-... y alimentan a nuestros hijos.
CAPITÁN.- El Rostro Pálido también ama el Agua, y siente su caricia cuando cae en los
campos yermos durante la Primavera.
SOLDADOS.- Construimos molinos para aprovechar su fuerza;
-y diques para evitar las inundaciones;
-y canales para regar nuestras cosechas;
-y puentes de piedra sólida para comunicarnos con las personas que viven al otro lado del río.
CAPITÁN.- Nosotros os enseñaríamos a domesticar el Agua.
JEFE.- Si nosotros vendemos nuestra tierra sería necesario recordaros y recordar a vuestros
hijos que los ríos son nuestros hermanos... y los vuestros.
ANCIANO.- Y, en adelante, debéis aprender a dar a los ríos la ternura que se da a todo hermano.
HECHICERA.- A cambio nos enseñaréis a aprovechar la fuerza de las cascadas para mover
máquinas poderosas.
El Aire
-El Indio entiende el ruido sutil del viento que riza la superficie de un estanque...
-... y el olor del viento perfumado por el pino.
-El Aire es precioso para el Piel Roja porque él sabe que todas las cosas comparten el mismo
aliento.
-El Hombre Blanco no parece darse cuenta más que del aire que respira.
CAPITÁN.- El Rostro Pálido os enseñará a utilizar el viento para moler el trigo,
-... o para hinchar las velas de los barcos que atraviesan el mar...,
-... o para tocar bellas melodías.
HECHICERA.- Si nosotros vendemos nuestra tierra, deberéis saber que el Aire nos es precioso
y él contiene el alma de todas nuestras vidas.
-El viento que ha dado su primer aliento a nuestro abuelo, ha recogido también su último
suspiro...
-... y debe dar el espíritu de vida a nuestros hijos.
Los Animales
ANCIANO.- Si decidimos aceptar, yo pondría una condición: Que el Rostro Pálido trate, en
adelante, a los animales como a sus hermanos. Yo soy un salvaje y no comprendo otra ley.
-Yo he visto miles de búfalos corromperse sobre los campos, abandonados allí por el Rostro
Pálido, que los había abatido con el fusil por la ventana de un tren en marcha.
-Yo soy un salvaje... y no comprendo cómo el caballo de hierro humeante puede ser más
importante que un búfalo, que nosotros solo matamos para sobrevivir.
-Por donde ha pasado el Rostro Pálido aparecen los animales asesinados.
(Los lamentos que se expresan a continuación los emitirán diferentes actores, cada uno en un
tono inferior.)
El hombre blanco
(Se adelanta un grupo y rodea a los SOLDADOS danzando. Son los que hablarán a
continuación, siempre acusadores.)
La pipa de la paz
HECHICERA.- Es cierto: el Rostro Pálido ha conseguido cosas que nunca se nos han ocurrido
a los Pieles Rojas.
ANCIANO.- ¿Cuáles?
JEFE.- ¿Cuáles?
TODOS.- ¿Cuáles?
HECHICERA.- El Piel Roja tiene que levantar sus tiendas y buscar otro bosque cuando, en el
que vive, se ha terminado la comida.
ANCIANO.- Mientras que el Rostro Pálido cultiva los campos y él mismo produce sus
alimentos.
HECHICERA.- El Piel Roja siente miedo, acurrucado en su tienda, al escuchar el aullido del
coyote hambriento.
JEFE.- Mientras que el Rostro Pálido tiene sólidas viviendas en las que no pueden penetrar las
fieras.
CAPITÁN.- Estas viviendas y estos cultivos son los que os ofrece nuestro Jefe que está en
Washington a cambio del bosque que habitáis.
JEFE.- Pero nosotros no queremos perder nuestra identidad si aceptamos vuestra oferta.
CAPITÁN.- No tenéis que perderla: La convivencia entre pueblos distintos no debe servir para
que uno anule al otro sino para que ambos se enriquezcan. El Rostro Pálido aún tiene mucho que
aprender del Piel Roja.
ANCIANO.- La Sabiduría no es patrimonio exclusivo de una raza, sino de toda la Humanidad.
CAPITÁN.- El Rostro Pálido conserva en grandes Bibliotecas toda la sabiduría que la
Humanidad ha ido acumulando a lo largo de su existencia.
JEFE.- De poco le sirve si aún no ha aprendido a amar a la Tierra y a amar a sus semejantes.
CAPITÁN.- Por eso buscamos vuestra amistad: para volver a nuestros orígenes. Con vosotros
recuperaremos la inocencia perdida.
JEFE.- Sentaos aquí con nosotros y fumemos juntos la Pipa de la Paz.
(El grupo de SOLDADOS se acerca al corro y se sienta alternado con los indios.
El JEFE enciende ceremoniosamente la pipa y, antes de pasársela al CAPITÁN, se levanta.)
JEFE.- Entonces, si nosotros, los Pieles Rojas, vendemos nuestra tierra a los Rostros Pálidos:
Amadla...
TODOS.- ... como nosotros la amamos...
HECHICERA.- ... y cuidadla...
TODOS.- ... como nosotros la cuidamos.
-Todas las tribus se necesitan.
-Las Tribus Blancas.
-Las Tribus Rojas.
-Las Tribus de Todos los Colores...
TODOS.- ... tienen que hacer la Paz.
ANCIANO.- Ninguna Tribu es más antigua que otra.
HECHICERA.- Ni más sabia.
CAPITÁN.- Ni más poderosa.
TODOS.- Todas las Tribus de la Tierra forman la Humanidad.
-Todas las Tribus se necesitan.
-Y deben unirse para salvar la Tierra.
(Se levantan todos los actores, Rojos y Blancos, entrelazan sus manos y, a coro, dicen:)