Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
EL CONOCIMIENTO DE DIOS
I. LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO DE DIOS
Indiscutiblemente el conocimiento de Dios es deseable; las ansias religiosas de la humanidad dan fe de ello. Pero, ¿es posible?
Las Escrituras afirman dos hechos: la incomprensibilidad de Dios y la posibilidad de conocer a Dios. Decir que Dios es
incomprensible es afirmar que la mente no puede captar el conocimiento de Él. Decir que Él es conocible es declarar que se le
puede conocer. Las dos cosas son verdad aunque ninguna de las dos en un sentido absoluto. Al decir que Dios es incomprensible
se afirma que el hombre no puede conocer todo tocante a Él. Decir que Él es conocible no es afirmar que el hombre pueda conoc er
todo acerca de Él. Ambas verdades se afirman en las Escrituras: Su incomprensibilidad, en versículos como Job 11:7 e Isaías 40:18,
y la posibilidad de conocerlo, en versículos como Juan 14:7; 17:3; y 1 Juan 5:20.
II. LAS CARACTERISTICAS DEL CONOCIMIENTO DE DIOS
Se puede caracterizar el conocimiento de Dios de acuerdo a su fuente, su contenido, su progreso, y sus propósitos.
A. Su fuente
Dios mismo es la Fuente de nuestro conocimiento de Él. Ciertamente, toda la verdad es de Dios. Pero ese cliché se debe afirmar y
usar más cuidadosamente de lo que generalmente se usa. Solamente la verdad genuina proviene de Dios, porque desde que el
pecado entró en la corriente de la historia, el hombre ha creado lo que él llama verdad pero que no lo es.
Además, ha pervertido, embotado, diluido, y corrompido eso que originalmente fue la verdad genuina, que sí provino de Dios.
Para nosotros hoy, la única regla infalible para determinar la verdad genuina es la Palabra escrita de Dios. La Naturaleza, aunque
revele algo acerca de Dios, es limitada y puede ser mal interpretada por la humanidad. La mente humana, aunque muchas veces
brillante en lo que puede lograr, padece de limitaciones y oscurecimiento. Las experiencias humanas, aun las religiosas, carecen de
confiabilidad como fuentes del genuino conocimiento de Dios a no ser que se conformen a la Palabra de Dios. Ciertamente, el
conocimiento de lo que es la religión verdadera tiene que venir de Dios. En una dispensación previa el judaísmo fue revelado como
la religión verdadera de Dios. Hoy, el judaísmo no es la religión verdadera; solamente el cristianismo lo es. Y el conocimiento
genuino del cristianismo ha sido revelado por medio de Cristo y los apóstoles. Uno de los propósitos de la encarnación del Señor fue
revelar a Dios (Juan 1:18; 14:7). La promesa de la venida del Espíritu después de la ascensión de Cristo incluyó revelación adicional
tocante a Él y al Padre (Juan 16:13–15; Hechos 1:8). El Espíritu Santo le abre las Escrituras al creyente para que pueda conocer en
forma más completa a Dios.
B. Su contenido
Un conocimiento completo de Dios es a la vez objetivo y personal. El conocer los hechos de una persona sin conocer a la persona
misma es conocimiento limitado. El conocer a una persona sin conocer su actuación es conocimiento superficial. Dios ha revelado
muchos datos acerca de Sí mismo, todos los cuales son importantes para hacer nuestra relación personal con El íntima, inteligente y
provechosa. Sí El sólo hubiera revelado hechos sin hacer posible el conocerlo a Él personalmente, tal conocimiento objetivo tendría
poca utilidad y, ciertamente, ningún beneficio eterno. Igual que en las relaciones humanas, una relación divina-humana no puede
comenzar sin algunos conocimientos mínimos acerca de la Persona; entonces la relación personal genera el deseo de conocer más
datos, los cuales a su vez profundizan la relación, y así sucesivamente.
Este ciclo debe ser la experiencia de cada estudiante de la teología; un conocimiento acerca de Dios debe profundizar nuestra
relación con El, lo cual a su vez aumenta nuestro deseo de conocer más acerca de Él.
C. Su progreso
El conocimiento de Dios y de Sus obras fue revelado progresivamente a través de la historia. La prueba más obvia la hallamos al
comparar la teología incompleta del judaísmo con la revelación más plena de la teología cristiana con respecto, por ejemplo, a tales
doctrinas como la Trinidad, la cristología, el Espíritu Santo, la resurrección, y la escatología. El trazar esa progresión es la tarea de la
teología bíblica.
D. Sus propósitos
1. Llevar a las personas a poseer la vida eterna (Juan 17:2; 1 Timoteo 2:4).
2. Promover el crecimiento cristiano (2 Pedro 3:18) con conocimiento doctrinal (Juan 7:17; Romanos 6:9, 16; Efesios
1:18), y con un estilo de vida perceptivo (Filipenses 1:9–10; 2 Pedro 1:5).
3. Advertir acerca del juicio venidero (Oseas 4:6; Hebreos 10:26–27).
4. Generar adoración verdadera a Dios (Romanos 11:33–36).
III. REQUISITOS PREVIOS AL CONOCIMIENTO DE DIOS
A. Dios inició la revelación de Sí mismo
El conocimiento de Dios difiere de todo otro conocimiento en que el hombre sólo puede tener este conocimiento hasta el punto en
que Dios lo revele. Si Dios no hubiera iniciado la revelación de Sí mismo, no habría forma de que el hombre lo conociera a El . Por lo
tanto, el ser humano tiene que ponerse bajo Dios, que es el objeto de su conocimiento. En otros empeños eruditos, el ser humano a
menudo se coloca a sí mismo sobre el objeto de su investigación, pero no es así en el estudio de Dios.
B. Dios proveyó el lenguaje para la comunicación
Ciertamente una parte esencial de la revelación de Dios es la provisión de un medio para comunicar esa revelación. También la
referencia de la revelación personal de Dios en Cristo necesita algún medio de grabar y comunicar esa revelación. Dios dio el
lenguaje para este propósito. Él lo inventó y se lo dio al primer hombre y la primera mujer para poder comunicarles Sus instrucciones
(Génesis 1:28–30) y que ellos pudiesen comunicarse con El (3:8–13). Parece también haber sido parte de su dominio sobre la
creación todavía no caída y de nombrar a los animales. Aun después de la división de la lengua original en Babel, las lenguas
sirvieron como el medio de comunicación en todos los niveles. Ciertamente creer que el Dios omnisciente hizo provisión para que los
idiomas fuesen eficaces para comunicar la revelación de Sí mismo al hombre.
C. El creó al hombre a Su imagen
Cuando Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, lo hizo un ser racional con inteligencia como El mismo. Por supuesto, la
inteligencia humana no es igual que la inteligencia divina, pero sí es una inteligencia real, no ficticia. Por lo tanto, los humanos tienen
la habilidad de entender el significado de las palabras y la lógica de las oraciones y los párrafos.
El pecado ha quitado la garantía de que el entendimiento humano sea siempre confiable, pero no erradicó la habilidad del ser
humano para comprender.
D. El dio el Espíritu Santo
Dios les ha dado Su Espíritu Santo a los creyentes para revelarles las cosas de Dios (Juan 16:13–15; 1 Corintios 2:10). Esto no hace
que el creyente sea infalible, pero le puede dar la habilidad de distinguir la verdad del error (1 Juan 2:27).
Estas obras de Dios hacen posible que conozcamos y obedezcamos los muchos mandamientos en las Escrituras de conocerlo a Él
(Romanos 6:16; 1 Corintios 3:16; 5:6; 6:19; Santiago 4:4).
………………………………………………………………………………………………………………………………………..
LA REVELACION DE DIOS
Históricamente, las dos vías por las cuales Dios ha iniciado la revelación de Sí mismo se han denominado revelación general y
revelación especial. La revelación general comprende todo lo que Dios ha revelado en el mundo que nos rodea, aun al hombre;
mientras que la revelación especial incluye los varios medios que El usó para comunicar Su mensaje en lo que fue codificado en la
Biblia. Algunas veces la revelación general es denominada teología natural y la revelación especial, teología revelada. Pero, por
supuesto, lo que es revelado en la naturaleza también es teología revelada. Algunos escritores usan la clasificación de prelapsaria
(antes de la caída) para la revelación general y postlapsaria o sóterica (de la salvación) para la revelación especial. Pero ambas, la
revelación general y la especial son (a) de Dios y (b) tocante a Dios.
La revelación general provee evidencias de la existencia de Dios. La especial, por otro lado, da por sentada Su existencia.
I. LAS CARACTERISTICAS DE LA REVELACION NATURAL
La revelación general es exactamente eso—general. Es general en su alcance; es decir, ella alcanza a todas las personas (Mateo
5:45; Hechos 14:17). Es general en su geografía; es decir abarca la tierra entera (Salmo 19:2). Es general en su metodología; es
decir, emplea medios universales como el calor del sol (vv. 4–6) y la conciencia humana (Romanos 2:14– 15). Simplemente porque
es una revelación que así afecta a todas las personas dondequiera que estén y dondequiera que hayan vivido, ella puede traer luz y
verdad a todos; o, si se rechaza, trae condenación.
II. LAS VIAS DE LA REVELACION GENERAL
Los pasajes bíblicos pertinentes nos declaran autorizadamente lo que se puede aprender de la revelación general. Esto no es decir que todo el
mundo comprenderá todas o algunas de estas cosas, pero éstas son las que Dios ha comunicado por medio de las varias vías de la revelación
general:
1. Su gloria (Salmo 19:1)
2. Su poder de obrar en la creación del universo (v. 1)
3. Su supremacía (Romanos 1:20)
4. Su naturaleza divina (v. 20)
5. Su control providencial de la naturaleza (Hechos 14:17)
6. Su bondad (Mateo 5:45)
7. Su inteligencia (Hechos 17:29)
8. Su existencia viviente (v. 28)
IV. EL VALOR DE LA REVELACION GENERAL
En determinar el valor de la revelación general la gente corre el riesgo de sobrestimarlo o subestimarlo. Algunos dan la impresión, a lo menos, de
que lo revelado por medio de la revelación general demuestra la existencia del Dios verdadero de la Biblia. Esto parece sobrestimar su valor. Otros
no le atribuyen valor alguno, pero esto es incorrecto, ya que la Biblia sí refleja el uso de estos argumentos. ¿Cuál, pues, es su propio valor?
A. Exhibir la gracia de Dios
Que Dios no retirara Su gracia después de la primera rebelión o de cualquier otra subsecuente, es en sí mismo gracia. Que no cesara de
comunicarse con la humanidad después que ésta se apartó de El, es una gran maravilla. Que continuara proveyendo los medios a través de la
revelación general por los cuales las personas pueden conocer algo acerca del Dios verdadero, exhibe Su gracia continua. Algunos son afectados
positivamente y muestran evidencia de moralidad y a menudo buscan más verdad.
B. Dar apoyo al concepto del teísmo
Es una exageración decir que estos argumentos de la existencia de Dios demuestran que el Dios de la Biblia existe. Aunque algunas verdades
tocante Dios se revelan por medio de la revelación general, muchas cosas importantes nunca serán reveladas por ese medio. Pero los interrogantes
que provoca la revelación general y las respuestas que aporta, respaldan los alegatos del teísmo en contra de, digamos, el ateísmo, el agnosticismo,
o la teoría de la evolución.
C. Condenar justamente a los que la rechazan
Estas líneas de evidencia colocan a los hombres y las mujeres no regenerados bajo la responsabilidad de dar alguna respuesta.
La intención de Dios es que las personas puedan ver que una explicación mecánica, atea, irracional no es adecuada para dar razón por un mundo
sumamente armonioso y los varios aspectos del hombre. La humanidad debe responder, reconociendo que detrás de todo tiene que existir un Ser
viviente, poderoso, inteligente, sobrehumano.
Si los hombres no hacen ese reconocimiento mínimo pero crucial, sino que en vez de ello se desvían y ofrecen alguna otra explicación, entonces
Dios es justo si los rechaza y no les ofrece más verdad. El rechazo de lo que se revela en la revelación general sea suficiente para condenar
justamente. Pero esto no implica que la aceptación de la revelación general es suficiente para efectuar la salvación eterna. No lo es, simplemente
porque no incluye la revelación de la muerte redentora del Hijo de Dios.
Si lo que he dicho parece erigir un criterio doble, que así sea. No hay nada inherentemente malo en que existan dos criterios mientras que los dos
sean justos. Y en este caso los dos lo son. No sería justo que la revelación general salvara si
Dios proveyó un Cordero antes de la fundación del mundo para ser inmolado por el pecado. El dar la salvación aparte del
Cordero sería una provisión injusta. Pero el no condenar a los que rechazan, en cualquier punto de su peregrinaje de rechazo, también sería injusto
para un Dios santo. Así que el rechazo de las verdades de la revelación general trae condenación justa en cualquiera y en todas las ocasiones en que
se rechace.
Si un estudiante preocupado va a donde está su compañero de estudios que necesita mil dólares para el pago de su cuota de enseñanza, y con un
interés genuino caracterizado por el amor le ofrece diez dólares (lo cual es todo lo que él tiene); y si su billete de diez dólares es tirado
despreciativamente al piso con un burlón “¿De qué ayuda me será ese poquito?”, ¿qué obligación tiene el estudiante de proveer ayuda adicional a
su compañero de estudios? Si de pronto él pudiera contribuir con los mil dólares, ¿lo acusaría alguien de injusticia si él se lo diera a otro estudiante
necesitado? Aceptar un regalo de diez dólares no “salvará” a la persona que necesita mil; pero el rechazarlo la condenará. No debemos olvidar que
la mayoría de las personas que han vivido han rechazado la revelación de Dios dada por medio de la naturaleza, y la han rechazado con desdén y
con la substitución deliberada de sus propios dioses. Ellos se han condenado a sí mismos, y cuando
Dios los rechaza, lo hace justamente.