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Ediciones Vida Hoy

ALTO
Reflexiones de cambio en la vida

Antoine Zeuqiv
En la vida los giros vienen
los ajustes se han de hacer
la lucha no es
evitable

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Indice.

Motivación
1. Detenerse
2. Revisión
3. Balance
4. Dar pasos
5. Reingeniería
6. Metas o del ideal
7. Combatir
8. En concreto
A modo de cierre

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Motivación

Hace algún tiempo tuve ocasión de oír una historia que se refería
a un humilde siervo de la gleba y que me enseñó, en su momento,
que cuando las cosas se ponen difíciles por alguna razón en la
vida, lo que queda es detenerse, revisarse un poco, potenciar lo
bueno y superar las sombras, luego solo restaría enfretar las cosas
y seguir adelante.

La historia dice más o menos así:

“En una ocasión y un reino lejano, un siervo había logrado en su


vida más de lo que algún día había podido soñar.

Era Igurdur, como se llamaba, aplicado y trabajador, solidario con


su vecinos y amigos. Su Señor, un hombre recto y que valoraba a
quienes le servían, se fijó en su dedicación, buen corazón y
habilidad. Daba lo mejor de sí, vivía la fraternidad y trataba de ser
leal.

Eso le valió libertades y posibilidades de manejar su tierra


mayores que las de cualquiera de sus vecinos.

Había que decir que era feliz. El y los suyos lo eran. Igurdur vivía
con su joven esposa y tenia ya dos niños pequeños que eran la
razón última de sus luchas y esfuerzos.

Un día uno de sus vecinos más cercano, lleno de envidia, hizo ver
al Señor que Igurdur se aprovechaba de su influencia y se servía
de sus vecinos e incluso, llegó a decir que ello podría ser el inicio
de una revuelta y que parte de sus cultivos los compartía en el
mercado del sábado sin el permiso necesario de quien hacía
cabeza en el feudo.

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Aquella acusación podría marcar el corazón y la confianza y
aprecio que poseía el Señor con respecto a su siervo predilecto. La
mentira, fruto de la mala fe y la insidia, podría acabar por lastimar
la vida de Igurdur de manera irremediable.

Sabiendo de su nueva realidad y temiendo desdichas mayores,


Igurdur se detuvo y pensó un poco. Decidió aprovechar lo que
hasta ahora su Señor había valorado en él, lo multiplicaría, evitaría
en adelante lo que pudo facilitar a su enemigo traicionarlo y
buscaría la manera de salir bien librado de aquella prueba.

Fue así como se dio a la tarea de ganar aún más el aprecio de sus
vecinos de buena voluntad y comenzó a mostrarse más generoso a
la hora de colaborar con ellos y de apoyar lo que los demás
intentaban en la tierra que se les había encomendado dentro del
feudo de su Señor. Ni siquiera volvió al mercado sabatino en lo
sucesivo. Más sabía aquel siervo claramente con quien no debía
contar y así lo hizo.

Poco a poco, la habilidad de Igurdur fue produciendo su efecto.


Era imposible que los ecos que llegaban al Castillo sobre la forma
de servir de Igurdur, siendo tan unánimes, fueran falsos y así, con
paciencia y dándose su tiempo, logró que el Señor le llamara para
encarse con él y hacerle ver su temor. Igurdur sólo habló con
verdad. Narró cómo era su vida, cómo trataba de superar sus
defectos y hasta qué punto la dedicación al Señor sólo era
comparable con el amor y dedicación que daba a su familia.

El Señor sabía reconocer el corazón noble de las gentes, pero


también la mentira.

Igurdur retornó con la confianza de su Señor rejuvenecida y tuvo


la sospecha de que la insidia sería puesta en evidencia y pagaría el
responsable de mentir como merecen los que se dejan llevar por la
mala fe y la envidia”.

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Esta es la historia. Lo que sigue tiene que ver con ella y con la
propia marcha o ruta de vida. Ojalá puedan dar estas páginas, a
quienes las lean, tips de vida para hacer altos, cambios y lanzarse
a ideales desde una existencia con sentido.

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Detenerse

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1. Detenerse

- A veces es importante tiempo para uno.


Un alto en el camino nunca sobra, sobre todo, en este
tiempo de prisas y de inercia.
Detenerse vale y en este tiempo más aún.

*Prisas e inercia, ¿por qué debe ser así?


Hubo tiempos en que había más oportunidad de andar y
detenerse.
No sólo es andar y andar. Hay que reconocer lo que
caminamos y decidir hacia dónde se desea continuar.

- Hacer altos es una necesidad pero para muchos es,


incluso, un lujo.
Pero vale la pena.
Vale cuando todo va bien y vale cuando todo va mal.
Vale porque ordenar y discernir es esencial para andar
con sentido.

*Andar con sentido es vital.


No lo ha sido tanto como ahora.
Demasiados andan por andar o tras metas cortas.
La idea es que valga la pena el esfuerzo.

- Introspección. Una palabra a reasumir.


Decirse a uno mismo. Reflexionar. Revisión.
➤Ver nuestra ruta hasta hoy.
➤Valorar lo recorrido.
➤Proponerse mejorar.
Tres pasos necesarios

*Decirse a uno mismo. Esto lo hemos abandonado por ir tan


de prisa.
La reflexión está aún con su validez viva.

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Hacer el espacio a pensar es una exigencia frente a la
inercia de estos tiempos que arrastra y descompensa

- Ver la ruta andada es sano y sanante.


Verla para reconocer luces y sombra.
Verla para asumir responsabilidades.
Verla para redirigir la nave.
Verla, en fin, para conocerse.

*Verse implica responder cuestiones como quién soy, o bien,


de dónde vengo y hasta incluso, hacia qué lugar me dirijo.
Preguntas siempre pospuestas.

- Valorar lo andado es crecer en realismo.


Se trata de mirar que siempre se puede mejorar la ruta.
Ajustar prioridades.
Reafirmar valoraciones o corregirlas.
Ser realistas. Menos ingenuos.

*Ajustar con realismo y ello exige tener claro lo que


valoramos, lo que consideramos importante.
Se valora con respecto a aquello que merece esfuerzo,
sacrificio y luchar por lograrlo el tiempo que sea necesario.

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Revisión

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2.​ ​Revisión

- Con respecto a los ideales, cuánto hemos avanzado,


cómo hemos alcanzado metas, en qué no se ha logrado
lo deseado.
Cuestiones esenciales a la luz de un mínimo de valores
en los que es preferible no negociar.

*Los valores valen de por sí. Los reconozca o no la gente.


Han de valer para nosotros si queremos avanzar.
Pocos, claros y concretos.
Así resultará mejor.

- Preguntarse es fundamental. Y hacerlo sin temor para


descubrir lo que somos.
Y responder con claridad, sin paliar dolores o luchas, en
primera persona, ello es decisivo para que la revisión de
vida sea lo que debe ser.

*Somos como somos. A la hora de revisar la vida esto ha de


estar claro.
De frente al espejo en que nos vemos, tenemos que ser
sinceros.
No hay otra vía.

- Al tratar de responder de cara a cuestiones decisivas y


de responder preguntas esenciales, se ha de caer pronto
en la cuenta de que es mejor hacerlo de modo directo y
sin rodeos.
Ojalá podamos hacerlo de esta manera.

*Alumbrar donde se debe, buscar donde duele, limpiar


exactamente y en el punto álgido.
Sólo así se podrá sacar provecho al revisar.
Directos…

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Sin rodeos ni cosméticas.

- El choque entre el ideal, el deber ser y lo que ha


resultado al final es, a veces, fuerte y hasta puede que
resienta alguna fibra interior.
Pero resulta peor el autoengaño o el exceso de
autocomprensión.
Se opta por la verdad, aún si es dolorosa.

*El resultado de lo que, al final somos, es algo real. Es como


es y no hay forma de retocarlo.
Ese realismo ayuda a corregir, curar,sanar.
Todo lo demás no lleva más que a agravar el padecer.

- Lo averiado se corrige y sustituye.


Lo que se resiente, se ha de ajustar.
Sólo con realismo y verdad se logra avanzar hacia
mejor.
Luego de la crisis, se hace, normalmente, la luz.

*Corregir, retomar el rumbo.


Nada mejor ni ideal más saludable.
Una meta alcanzable sólo si se aplica la medicina en el lugar
correcto y con pronóstico acertado.

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Balance

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3. Balance

- Luces y sombras. Así es todo. Así es la vida.


Todo ser humano tiene una buena lista de luces. Éxitos.
Metas logradas.Virtudes vividas.
“Nadie quita lo bailado”, dice el adagio.
Y también hay heridas. Hay fracasos. Defectos. Vicios
ante los que se lucha. Incoherencias.

*Es fácil presumir de luces y de éxitos.


La cuestión está en aprender a sobrellevar las heridas,
remediarlas, cargar con ellas.
El logro allí está.
La sombra se va sobrellevando poco a poco, día a día.

- Se es como se es. Eso es la humildad.


Lo oscuro está ahí como reto a ir superando.
La luz brilla para crecer y no estancarse.
El realismo anima a ser lo que somos sin pactar con la
mediocridad.

*Realismo en la vida es todo un reto para afrontar el devenir


diario.
Ser como se es no siempre resulta fácil.
Ser como se es implica vencerse y afrontar el entorno. Y
ello, muy a menudo, es ir contracorriente.

- Con todo y lo oscuro, cada quien ha de avanzar.


Aceptar que se puede crecer y a veces no, ayuda a no
dejarse caer cuando no se avanza lo esperado.
Si se crece, se siguen dando pasos.
Si se produce un bache, ocasión para rehacerse.

*Avanzar, crecer, rehacerse. Una triada urgente de ser


vivida y ello cada día, cada momento.

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Quizá rehacerse sea más exigente.
Al avanzar y al crecer, con frecuencia, se topan nuevos
muros. Detenerse, reconsiderar y volver a la carga de nuevo
es todo un desafío.

- Crecer implica multiplicar los talentos y dones.


Si hay uno. Se deben multiplicar.
Si hay dos. Se ha de trabajar más duro.
Por cada talento o don, más empeño. Más lucha.

*Un talento siempre está para ser multiplicado.


Y mientras más se recibe, más ha de ser la exigencia.
Sin excusas. Se trata de luchar cuerpo a cuerpo con lo que
estanca, provoca miedo o sugiere retirada.

- Las heridas, lo oscuro, obliga a encararse con ello para


sacar bien la tarea.
A veces, exigirse más. A veces, animarse. A veces,
rehacerse.
Nunca tirar la toalla. Nunca.
Se trata de mirar de frente la herida para hacerla sanar.

*Heridas son muchas. Y la marcha tiende a abrir otras.


Pero las mayores tienden a permanecer y a notarse. Y ello
aún sin estàn cicatrizadas.
Incluso la herida cicatrizada duele. Y las que se abren a su
alrededor se notan más. Queda así, a pesar de todo, una
sola cosa: mirar adelante.

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Dar pasos

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4. Dar pasos.

- Aceptarse para avanzar.


Sí, cuesta. Más aún cuando se lucha o se vive con
marcas que resultan realidades no demasiado
comprendidas o admiradas.
Sólo es cuestión de creerle al espejo que nos refleja y
nunca cerrar los ojos a la verdad que somos.

*Conocerse para aceptarse, suele decirse.


Admirar lo que somos para luego dar más pasos.
Se perfecciona lo bueno que se descubre en cada uno de
nosotros. Las fallas y defectos se corrigen poco a poco.

- Sacar lo mejor de sí, como arma, es un buen recurso


para vivir la vida.
Pueden ser virtudes, habilidades, competencias, lo que
sea.
Están allí para enfrentar la vida a la mejor altura:
¡nuestra altura!

*El listón de nuestro deber ser estará tan alto como


queramos.
Y se superará la meta sólo si usamos para hacerlo, los
dones que se poseen y que luego se irán mejorando.
Dentro nuestro están las herramientas que necesitamos.

- Asumir la verdad de que no se es perfecto es un


imperativo que a todos urge.
Y sólo así se podrá pasar del autojuicio y de juzgar.
Ni una cosa ni la otra.

*Dado lo que somos, resulta absurdo asumir el la vida el rol


de juez.

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Ser humildes vacuna contra la idea de juzgar pero también
inmuniza frente a la idea de autojuzgarnos con rigor.

- Ante las sombras, defectos y heridas, la actitud ideal es


sanar sin detener la ruta.
E incluso, convertir la oscuridad en luz a partir de no
dejarse vencer.
Un defecto puede ser, con increíble frecuencia, la mayor
oportunidad de crecer y mejorar en la vida.

*Sombras, defectos,heridas.
Son duras cargas a llevar sobre los hombros. Es un hecho.
Pero con el tiempo, siempre maestro aclarador de
tormentas, se entiende que más que vergüenzas, son
grandes retos y ocasiones de levantarse una y otra vez.

- Nunca un ideal o un proyecto pospuesto o archivado.


Se trata de desplegar las velas y andar con decisión tras
la meta.
El ideal, cuando es verdadero, anima y lanza a vencer
obstáculos y a luchar mejor.

*El verdadero ideal, el que es valioso, siempre hace de


imán.
Impulsa.
Anima.
Entusiasma.
Se trata de asumir metas grandes que lleven a dar de cada
quien lo mejor.

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Reingeniería

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5. Reingeniería

- ¡La dura tarea de reinventarse!


A veces se trata de algún aspecto de la vida. Pero a
veces es… ¡la vida!
Y queda entonces rehacer maletas para luego seguir el
viaje.

*Rehacer maletas es dar giros de vida.


Situaciones inevitables surgen. Problemas aparecen.
Pérdidas se dan. Cambios acaecen.
Y a veces lo que se viene no se puede controlar.
Queda enfrentar y dar virajes.

- Con frecuencia se reinventan aspectos concretos.


Esto es, opciones, ocupaciones, sentimientos.
Entonces hay que detenerse y pensar un poco.
Siempre habrá rutas nuevas y diferentes qué conquistar.

*Mirar hacia nuevas rutas exige algo de valentía. Pero sobre


todo, decisión e imaginación.
Se trata de detenerse, valorar y optar después.

- Puede ocurrir que se trate de retomar la vida. Cada


arista, cada realidad, cada sentimiento.
Puede ser que se trate de rehacer el nombre, la
vocación, las opciones más fundamentales.
En este caso, a la habilidad, se debe unir el coraje.

*Audacia es el nombre del juego, se decía.


Para reconstruir hay que “pasar el Rubicón”. Se trata, con
frecuencia, de dar un paso y quemar las barcas.
Y luego, mirar hacia adelante sin más.

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- Rehacer significa dejar ir cosas y asumir otras.
Se deja ir lo que ya no se quiere o lo que ya no se puede.
¿Fácil? Nunca. Pero a veces la vida no deja opciones.

*Mirar hacia adelante obliga a dejar de lado la tentación de


dar vuelta, regresar o tornar la mirada al menos.
Y cuando ya es imposible tornar, queda levantar la vista y
caminar con ánimos de futuro.

- Dejado el lastre que se detesta o que se debe dejar,


queda alzar el vuelo.
La valentía ayuda a dar saltos. La prudencia ayuda a
comenzar de nuevo y a elegir ruta. La sabiduría anima a
redescubrir la felicidad.

*Ser valiente, prudente y sabio debe ir a la par de otra virtud:


capacidad para controlar y no dramatizar más de los justo.
Sólo controlando la propia frustración se pondrán las bases
sólidas para avanzar y reconstruir.

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Metas o
el ideal

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6. Metas o el ideal.

- Al dar pasos hacia adelante se sabe que lo esencial es


poner los fundamentos para lo decisivo.
Y lo esencial es proponerse ser felices.
Y ello implica tomar decisiones y renovar el deseo de
quererse y construirse.

*La felicidad consiste en la paz con uno mismo, con los


demás y con Dios.
Y la paz es un don mayor que todo otro don.
Una conquista diaria.

- La felicidad pues, es una construcción de cada día, cada


momento exige esta labor positiva.
Se trata de reparar sentimientos.
Retomar ideales y proyectos.
Forjar un para qué valioso, que de sentido a la marcha
diaria.

*Sin un para qué la marcha pierde su norte.


Es la razón que sirve de andamio. Sostiene y lanza hacia
adelante.
Da gusto al esfuerzo.

- El sentido es decisivo pues justifica y anima toda lucha.


Tener claro el para qué y el porqué es clave en esta ruta
a lo esencial, esto es, ser felices a partir de la claridad
acerca de un ideal a construir.

*Ideal y felicidad se condicionan.


La meta se ha de alcanzar poco a poco y la señal más clara
de que el camino elegido es el acertado es, sin duda, que se
avanza en paz.

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- No hay ni debe haber ideales verdaderos que sean
pequeños.
Todo ideal real es grande, noble y posible.
Elegirlo bien es fundamental. Lograrlo dependerá de la
calidad del para qué que se haya forjado.

*Discernir pausadamente en la ruta es muy importante.


Es la actitud correcta para lograr construir felicidad en paz y
con cierta armonía.
Implica ello valorar siempre, Sopesar. Poner en la balanza y
decidir.

- Ante un gran ideal queda el deseo de vivir lejos de


cualquier medianía.
La lucha lo hace necesario.
Y no hay ruta en la vida que implique poco esfuerzo.
Más aún, a la hora de retomar, a la hora de reconstruir.

*Vivir, construir, procurar ideales valiosos, siempre supone


desgarros y esfuerzo.
Nada realmente valioso en la vida es fácil.
Nada.

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Combatir

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7. Combatir

- El combate, de cara al ideal, sea para construir o para


reedificar en la vida, implica poner de nuestra parte.
Todo lo grande implica sacrificio, exigencia.

*Nada es grande y a la vez sencillo o vulgar.


Lo realmente valioso implica ponerse en camino y un
carácter que se afirma a cada paso.
Se avanza lejos de cualquier orilla que recuerde la
mediocridad.

- Nunca un sacrificio puede no suponer renunciar a algo.


Encararse.
A veces desprenderse lo que fue.
De alguna relación.
O de alguna meta antigua y ya sin lugar en la propia
vida.

*Dejar ir, encarar o dejar en el pasado, casi siempre resulta


muy difícil.
Son pasos que implican perder algo o asistir a su
transformación en algo mejor.

- Quiebras y cortes son siempre duros.


Por ello es fundamental combatir contra obstáculos,
sentimientos, añoranzas, relaciones o hasta enfrentar
personas.
Si reconstruir es exigente, construir lo es más.

*El corazón, el sentimiento y la imaginación, confabulan entre sí.


Queda mirar al frente y avanzar.
A veces entre pesar y lágrimas,
otras veces entre dolores y penas.

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Se trata de dar pasos. Uno a uno, esquivando lágrimas y pensamientos
inútiles.

- La refriega implicada en lanzarse tras un ideal o levantar


una vida nueva o más aún, renovada, es intensa.
Requiere de audacia para no decaer, para no claudicar.
Y de Dios para no andar la ruta a solas.

*Construir y renovar es una empresa llena de dificultades.


El audaz lo sabe y por ello no es ingenuo.
Su entorno y su corazón, la realidad y las ideas
que retumban a menudo en su
cabeza son, a veces, un reto diario harto desafiante.

- Se van fijando posiciones.


Nada se entrega.
Cada logro es el combate es como el eslabón de un
escalón.
Luego de una conquista sólo queda otra y otra y otra…

*Posición conquistada es posición a defender.


Como en la guerra, así también en la vida.
Dar un paso atrás debe comprenderse más costoso que
sostener una posición de avance.
Se trata de mantenerse en cada conquista, en cada nuevo
paso dado.

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En concreto...

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8. En concreto…

- Todo esto consiste en entregarse a una causa que se


ama.
Lo que se valora o se considera urgente, siempre es
prioridad.
Sólo vale la pena batallar por lo que resulta
auténticamente importante.

*Nadie avanza en la vida de manera real y valiosa sin una


escala de valores clara y enmarcada por la convicción.
Con valores claros se tiene un arsenal fuerte y útil.
Sin ello se estaría andando a la deriva y en riesgo constante.

- Se aman personas.
La familia que es el soporte que no falla y siempre está
ahí.
Y los amigos. Esos pocos que se quedan aún sabiendo
quiénes somos y qué rutas hemos andado.

*Andar solos por la vida es una de las tragedias más


dolorosas por las que puede pasar una persona.
Nadie logra salir adelante en soledad. Ella duele, desanima.
petrifica y desarma.

- Lo urgente es lo que nos sostiene en la ruta.


Proyectos. Objetivos por lograr.Solidaridades qué
realizar.
Realidades que motivan y justifican sacrificios.

* Siempre hemos de avanzar por los días y los años en


busca de sentido.
Así se avanza con más agilidad y con mucha más ilusión.
Con un para qué claro no hay barrera decisiva.

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- Lo realmente importante es lo necesario en la vida.
Aparte de personas y proyectos pendientes, las pocas
cosas para una vida digna.
Lo esencial que se puede llamar propio y que facilita la
ruta vital.

*Sin que sea mucho, llamar mío a algo, tener lo justo para el
camino y un poco más para ser solidarios es necesario.
Además da un poco de dignidad y en la vida de un ser
humano ello nunca està de más.

- Y además està el Otro.


Aquella presencia que no nos deja andar solos.
El sostén final de lo que somos y que a menudo solo
podemos pensarlo de una manera.
Esto es, llamàndolo… Abbá!

*El ser humano -ser inquieto y a veces ubicado ante el


dilema del cambio o de dar giros vitales- està marcado por
un anhelo.
Se trata de siempre ir más allá de él mismo.
Y la respuesta que le colma en su búsqueda està en Dios,
en ese Otro que al acercarse, escucha y anima; porque
entiende de qué estamos hechos.

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A modo de cierre…

Hay una vieja canción latinoamericana que dice “la vida te da


sorpresas, sorpresas te da la vida”.

Una enorme verdad. A unos más y a unos menos, pero suele pasar.
Se va por los días y los años y de repente pasan cosas que ni se
midieron ni se esperaron. A veces para bien y a veces para mal.

Si es para bien, se suelen hacer algunos ajustes y se continúa la


marcha. No hay mucho drama. Se trata de buenas nuevas,
acontecimientos que se agradecen, metas logradas o uno de esos
empujones vitales que acaban poniendo a la gente justo donde siempre
quiso estar o donde soñó, al menos, que desearía llegar.

El asunto es si es una de esas sorpresas que se dan y parece que que


todo lo derrumbar o lo transforman.

Es allí donde hay que detenerse, hacer una breve introspección y


proponerse una ruta nueva que puede ser, como ocurrió con nuestro
amigo del principio, el siervo Iguldur, un ajuste, una reconstrucción o
bien, como pasa a veces, hacer una maletas nuevas y empezar a
construir desde los cimientos, una vez más y incluso, como suele pasar
en ocasiones, otra vez.

En esos momentos de vida las cosas parecen muy oscuras. A veces,


una empresa imposible o sin sentido. Pero rehacer maletas, retomar la
vida, construir un para qué exige pensar en uno mismo y ponerse ante
los ojos la meta clara: merezco ser feliz o puede ser feliz de nuevo.

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Ojalá que las notas anteriores ayuden a construir o reconstruir si la
vida le ha dado a usted, amigo lector, una sorpresa. Cuando se sabe un
poco de ello, sólo resta desear, a quien anda por esas sendas…
*​haz un ALTO, tómate fuerte de un para qué,
no olvide que no caminas en soledad y que tengas muchas suerte.

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Ediciones Vida Nueva

I edición 2019.

☺AZ Inc.
Centro Horizontes.

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