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Julián Andrés Agudelo Sierra – IV configuración

Exégesis Mc 1, 29-31
Curación de la suegra de Pedro

Según una antigua tradición, el autor del segundo evangelio canónico sería Juan Marcos,
quien aparece en el libro de los Hechos de los Apóstoles: primero en relación con Pedro
(Hech 12,12) y más tarde en relación con Pablo (Hech 13,5)1. Este es un dato significativo
para la exégesis de este texto bíblico, puesto que nos lleva a hacer un análisis histórico,
respecto a los destinatarios y al contexto en el que sucede el milagro. El autor del segundo
evangelio se dirige a un público para el cual Palestina era una realidad viva y próxima,
probablemente de origen judío que poseía sólidas convicciones a propósito de la vida de la
Iglesia; de allí se entiende igualmente que sea propenso a tantas discusiones rabínicas tan
complejas y que nos describa en efecto la actitud de Jesús frente a la suegra de Simón, ya que
presenta caracteres absolutamente nuevos. En primer lugar, un rabino nunca se habría
dignado acercarse a una mujer y cogerla de la mano para devolverle la salud. Pero, sobre
todo, un rabino no se habría dejado nunca servir por una mujer: Jesús no solamente pone en
cuestión estas reglas rabínicas, sino que interviene en todos los presupuestos de las relaciones
sociales, dando al servicio un nuevo estilo y un nuevo contenido2.

Para un análisis literario debemos situar el relato en su ministerio en Galilea (1,16- 3,6),
donde Jesús se revela en Cafarnaúm como sanador y maestro (1,21-45), todos los elementos
de la narración contribuyen a presentar a Jesús como sanador y maestro que posee autoridad,
ya antes de la curación de la suegra de Pedro ha sanado a un demonio y ha escogido a sus
discípulos llamándolos a un seguimiento (1, 16 ss). Este relato y su contenido van de la mano
del propósito del evangelio, narrado en los primeros versículos, que presenta a Jesús como
Hijo de Dios.

Personalmente me llama la atención del texto tres situaciones: en primer lugar que Jesús toma
la iniciativa de acercarse a la suegra de Simón, segundo que Jesús no pronuncia ninguna

1
González Ruiz, José María. Evangelio de Marcos. En: Comentario a la Biblia Litúrgica.
Barcelona, 2000. P. 1063
2
Ibid, p. 1076
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palabra para realizar la sanación y en tercer lugar, que según un acercamiento al vocabulario
del texto pone este relato en relación con la resurrección.

Pese a que este relato es un ejemplo típico de los milagros de curación, tiene particularidades.
En efecto, un esquema de curación se puede definir así: el encuentro entre la persona enferma
y el sanador; la mención o descripción del padecimiento, frecuentemente subrayando su
gravedad y con ello el mérito del que cura, además alguna indicación de que la curación
realmente ha tenido efecto y una reacción de asombro por parte de quienes presencian la
curación3. En el relato están presente la mayoría de este esquema salvo, el asombro de
quienes presencian la curación.

Resalto a continuación dos acciones: los verbos egeiro y diekonei. Al emplear el verbo
egeiro, que se aplica frecuentemente a la resurrección de Jesús, (cfr. Mc 14, 28; 16, 6),
Marcos podría ver en este milagro una prefiguración de la resurrección escatológica de la
humanidad a través de la muerte y resurrección de Cristo4.

Después de la curación, se nos narra que la suegra de Simón se puso a servirle, nótese en este
caso el tiempo del verbo original del griego (les servía, imperfecto o copretérito), que expresa
el sentido de una actitud continuada, en contraste con los tiempos definitivamente pasados
de los otros verbos del contexto. El hecho de que ella se ponga a servir es señal de que quedó
curada y de inmediato, y además adquiere este verbo un significado neotestamentario a partir
de la persona de Jesús y su evangelio, puesto que se convierte en un término característico
con el que se designa la actividad del amor al hermano y al prójimo5.

3
Levoratti, A., McEvenue, S., Dungan D. Comentario Bíblico Internacional. En: Evangelio de
Marcos. Navarra, 1999. P. 1219.
4
Brown, R. Fitzmyer, J. Murphy, R. Comentario Bíblico San Jerónimo. Tomo III. Madrid,
1986. P. 72.
5
Fausti, Silvano. Una comunidad lee el Evangelio de Marcos. Bogotá, 2014. P. 61.
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El mundo de los sinópticos

Hay 2 libros de los macabeos que no se encuentran en la biblia hebrea. Literatura de Qumran,
rabínica intertestamentaria, miomica (interpretaciones de la ley), o apócrifa. Una fuente de
los sinópticos es los LXX. (La mayoría de los paralelos nos vienen de esta traducción), con
alunas diferencias (Libro de Daniel, Macabeos, que no se encuentra en la biblia Hebrea.

Leyenda: origen de la biblia de los LXX. Pero en realidad es una obra de más autores, que
en tiempos diversos dieron vida a una traducción griega en los siglos II-III a.C. Surge de la
necesidad de hacer que se comprenda la Palabra de Dios a través de la lengua griega.

Qumran: no es cierta su identificación con los esenios, según este autor. Ningún texto de
Qumran hace mención de Jesús de Nazareth o de ningún texto del Nuevo Testamento,
mientras si conocen otros grupos Hebreos: Fariseos, Saduceos o Celotas. Por lo que se puede
pensar que es una comunidad judía.

Otras fuentes:

Literatura rabínica: dos tipos el halakico: (que es de caminar), se refiere a prescripciones de


tipo legal, que es más un comentario a la Torá, este se refiere más a las normas.

Haggalico, sería más sobre narrar, sería un comentario a la Torá con material de tipo
parabólico, anécdotas y más narrativo. Muchísimos comentarios e interpretaciones de
rabinos.

El problema sinóptico: mirar lo de cada evangelio. Dentro de ocho días, aprovechar para
avanzar en la lectura. Dentro de 15, última parte del problema sinóptica. También se
encuentrar

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