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GUERRA CIVIL
La España Republicana
Desde el principio las tensiones internas fueron continuas en el bando republicano. Las
dos formas de entender la guerra y la organización del país chocaban continuamente. Por un
lado, el sector más revolucionario que encabezaban los anarquistas de la FAI y la CNT,
entendían que era imprescindible hacer la revolución al mismo tiempo que la guerra, ya que sin
una nueva sociedad sin clases y sin propiedad privada, la victoria no serviría para nada. Por otro
lado, el PCE y los sectores moderados del PSOE creían que la revolución podía esperar: lo
primero era ganar la guerra.
El ejecutivo de largo Caballero también tuvo que hacer frente a uno de los episodios
más dramáticos de la contienda: los enfrentamientos armados en Cataluña entre los propios
republicanos. En 1937 anarquistas y comunistas acabaron a tiros en Barcelona, el desgaste del
gobierno, incapaz de sofocar los enfrentamientos, forzó a Largo Caballero a dimitir. Otro
socialista, Juan Negrín, se hizo cargo de los últimos gobiernos republicanos hasta la derrota
final. El objetivo del nuevo ejecutivo sería darle prioridad total a la guerra buscando el apoyo de
los comunistas. Con esa idea se planeó la fracasada ofensiva sobre el Ebro, pero la derrota en
esta batalla a finales de 1938 supuso la quiebra total del bando republicano. En marzo de 1939
el Coronel Casado se subleva en Madrid contra el gobierno de Negrín con la intención de
negociar una paz honrosa con Franco…algo a todas luces imposible tras la publicación de la
Ley de Responsabilidades Políticas en febrero de ese mismo año.
El bando sublevado
Desde los primeros días se llevó a cabo en el territorio nacional, una brutal represión
sobre la población civil, con el objetivo de controlar la situación y mantener el poder. Se
prohibieron los partidos políticos, lo sindicatos y las organizaciones obreras. También quedaron
suprimidas todas las instituciones republicanas y se estableció una rígida censura. En 1937 se
aprobó el Decreto de Unificación que establecía un partido único: FET y de las JONS
(Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas). El régimen
que se impuso en territorio franquista tenía un carácter abiertamente personalista muy próximo
al fascismo, aunque con características propias, como la marcada influencia del catolicismo, que
incluso inspiraba la legislación de la zona nacional.