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Renacimiento en Inglaterra

El desarrollo del renacimiento como periodo histórico fue complejo de llevarse a


cabo en Inglaterra ya que en el furor de este momento histórico en Europa en las
tierras británicas sucedía la famosa Guerra de las Rosas.

La guerra terminó para finales del siglo XV y ganó la casa de los Tudor por lo que
le rey era Enrique VII, este fascinado por el ambiente cultural y político que había
en la Europa continental, sobretodo en Italia decide invitar a algunos humanistas lo
que incitó al desarrollo del arte en todo el Reino Unido.

En Inglaterra a diferencia de Italia este momento histórico repercutió en la creación


de música y en el desarrollo de la literatura saliendo a la fama en esa época dos
de los grandes autores de la historia de la humanidad: William Shakespeare y
Cristopher Marlowe, los cuales escribieron obras de trascendencia histórica
como: El Judío de Malta, Hamlet, La Comedia de las Equivocaciones, Romeo y
Julieta entre otras obras que hoy son patrimonio de los clásicos de la literatura
universal.

Renacimiento inglés o en Inglaterra son denominaciones historiográficas para


las personas de toda la comunidad y las producciones artísticas y culturales
del Renacimiento en Inglaterra, en el periodo que va de finales del siglo XV a
comienzos del siglo XVII. Como en el resto del Renacimiento nórdico, se produce
como influencia del Renacimiento italiano y se desarrolla con un relativo retraso
frente a éste.
Convencionalmente se sitúa su comienzo en 1485, con el fin de la Guerra de las
Dos Rosas (batalla de Bosworth) y el comienzo de la dinastía Tudor. Su
culminación se sitúa en la era isabelina (segunda mitad del siglo XVI), continuando
en las primeras décadas del siglo XVII.
Un rasgo diferencial del Renacimiento inglés frente al italiano es el predominio de
la literatura y la música frente a las artes visuales; además de su posterior
cronología (se desarrolla cuando en Italia ya se produce el Manierismo y la
transición al Barroco).intervino en Inglaterra renacimiento.
Literatura:
El aumento del uso de la lengua vernácula (el inglés) como lengua literaria (antes
lo eran el latín y el francés) fue incrementándose gradualmente a medida que se
desarrolló la imprenta en Inglaterra, hasta generalizarse a mediados del siglo XVI.
Para la época de la literatura isabelina se había desarrollado una vigorosa cultura
literaria inglesa, tanto en poesía como en teatro, con autores como Edmund
Spenser, cuya épica The Faerie Queene tuvo una fuerte influencia en la literatura
inglesa posterior, aunque ensombrecida por la lírica de William
Shakespeare, Thomas Wyatt y otros. Normalmente, sus obras circulaban
manuscritas hasta que se llevaban a la imprenta. El principal legado del periodo
fue el teatro inglés del Renacimiento.
Las obras de este periodo se vieron afectados por la Reforma anglicana y la era
de los descubrimientos, que se reflejaron en temas no religiosos las aventuras
marítimas, como los naufragios reflejados en obras de Shakespeare.
La escena teatral, tanto en las escenas públicas como en la corte y en
representaciones privadas, estuvo entre las más dinámicas de Europa, con
autores de la talla de Christopher Marlowe, William Shakespeare y Ben Jonson. La
propia reina Isabel era un producto del Humanismo renacentista, educada
por Roger Ascham, y en ciertos momentos de su vida escribió poesía
ocasional como On Monsieur's Departure. Toda la realeza Tudor recibió una
esmerada educación, y también la mayor parte de la nobleza. La literatura
italiana se seguía con avidez, estando entre las fuentes de la obra de
Shakespeare.
A finales del siglo XV hubo un florecimiento de los estudios humanísticos, un
nuevo tipo de escuela de gramática y nuevos libros de texto, que permitieron una
rápida transición de la tradición medieval al Renacimiento (John Colet, William
Lily, Thomas Linacre -De emendata structura Latini sermonis libri sex, 1524-).
Entre los intelectuales y filósofos del siglo posterior destacaron Tomás
Moro (primer tercio del siglo XVI) y Francis Bacon (a finales del siglo XVI y
comienzos del XVII). Se avanzó hacia la ciencia moderna con el método
baconiano, precursor del método científico.

Pintura y Escultura:
Los maestros locales de la pintura y escultura inglesa tardaron mucho en
incorporar las innovaciones del Renacimiento, siendo los artistas de la corte
Tudor en su mayoría extranjeros, como las destacadas figuras de Hans Holbein el
Joven (su principal seguidor local fue John Bettes el Viejo), Antonio Moro, Hans
Eworth William Scrots o Federico Zuccaro. También hubo destacados pintores
extranjeros cuyo nombre no se ha conservado, como el llamado Claudia "Maestro
de los retratos Brandon", el autor del retrato de Enrique VII (en algunas fuentes se
identifica con Michael Sittow) o el autor del retrato de Henry Howard.
Las fases más violentas de la Reforma anglicana produjeron una
intensa iconoclastia que destruyó casi todo el arte religioso medieval y cercenó la
continuidad de los talleres ingleses de pintura y escultura. La producción pictórica
se centró en el retrato, género al que se añadió más adelante el paisaje.
Un rasgo local, que puede considerarse invención inglesa (no se extendió por
Europa hasta el siglo XVIII), fue el retrato en miniatura, que esencialmente tomó la
técnica de un arte moribundo: la iluminación de manuscritos, y la transfirió a
pequelos retratos que se disponían en medallones. El género se desarrolló en
Inglaterra por maestros extranjeros, en su mayor parte flamencos, como el
fundador de la tradición, Lucas Horenbout, sustituidos a finales del siglo XVI por
artistas locales, como Nicholas Hilliard (discípulo de éste fue John Bettes el Joven,
hijo de Bettes el Viejo) e Isaac Oliver.

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