descubre una estructuración simétrica en estas secciones
mayores y también en otras menores, sería un indicio que habría que tener muy en cuenta a la hora de encontrar una solución para la estructura general del evangelio. Si el autor utilizó este procedimiento para las secciones menores, ¿por qué no pensar que impuso este mismo ordenamiento para el evangelio entero? Estamos convencidos de que el autor concibió su obra en forma de quiasmo y nuestra única tarea, hasta el final de nuestra investigación, será intentar demostrar esta hipótesis.
El esquema pues, que nosotros proponemos, con sus
correspondientes divisiones, sería el siguiente:
1-A 1,1- 4,25 NARRACION: Genealogía, nacimiento, infancia
y primera actividad de Jesus.
2-B 5,1-8,1 DISCURSO: Bienaventuranzas y
presentación del reino.
3-C 8,2-10,4 NARRACION: Autoridad de Jesús,
reconocido como “Hijo de Dios”. Invitación a seguirle.
4-D 10,5-11, 1 DISCURSO: El discurso de la
mis ion.
5-E 11,2-12,50 NARRACION: Diversos
episodios. Jesús es mal comprendido y su mesianidad puesta en duda por diversas gentes.
6-F 13,1-53 DISCURSO: Las
parábolas del reino. La estructura literaria de Mateo 105
7—E’ 13,54-17,27 NARRACION: Diversos
episodios. Jesús es reconocido como el Cristo por sus discípulos.
8—D’ 18,l—19,la DISCURSO: El discurso
ecles ial.
9-C’ 19,lb-22,46 NARRACION: Autoridad de Jesús,
reconocido como “Hijo de David”. Invitación a seguirle.
l0-B’ 23,1-26,la DISCURSO: Los ayes. Discurso
escatológico y realización del reino.
11 — A’ 26,lb—28,20 NARRACION: Pasión, muerte y
resurrección de Jesús.
B. LOS LIMITES DE LAS DISTINTAS SECCIONES
1) La primera sección narrativa de nuestro esquema (A)
nos lleva desde el comienzo del evangelio (Mt. 1,1) hasta el final del capítulo 4 (Mt. 4,25). Hay muchos autores que prefieren poner el final de la sección en Mt. 4,17 ya que consideran fundamental la fórmula que contiene este £ versículo (~zr~ t¿r~ ~p~ato o Is1ao~c...). Nosotros pensamos que, sin negar la importancia que esta declaración pueda tener en la vida de Jesús, hay otros dos detalles que son más significativos. Los versículos de Mt. 4,18-22, por ejemplo, nos describen la primera invitación para seguirle a sus cuatro primeros discípulos, versículos que son seguidos por otros tres (Mt. 4,23—28) a modo de sumario que sirve, al mismo tiempo, para concluir la sección e introducir la siguiente. Pues bien, la siguiente sección