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La Mentira White

Por Walter T. Rea


1982

Introducción
Capítulo 1 - Cómo Cambiar la Historia
Capítulo 2 - Cierren La Puerta
Capítulo 3 - De Cómo Ellen White Vino a Ser Conocida Como Profeta
Capítulo 4 - Desaparecida, Pero No Olvidada
Capítulo 5 - Aquel Estante Alto - Patriarcas y Profetas
Capítulo 6 - Fuentes Que Utilizó - El Deseado de Todas las Gentes
Capítulo 7 - Nueva Luz de lo Blanco - Hechos de los Apóstoles
Capítulo 8 - La Huída de lo Blanco - El Gran Conflicto
Capítulo 9 - Restos y Retazos - Profetas y Reyes - Y Cosas Varias
Capítulo 10 - El Fin de Todas las Cosas
Capítulo 11 - Una Cuestión de Ética
Capítulo 12 - La Vida Tiene Sus Incidentes
Capítulo 13 - ¿Es Posible Salvar Este Matrimonio?
Capítulo 14 - Dios, El Oro, o La Gloria
Epílogo

Introducción

Casi desde la primera vez que oí hablar de ella, al principio de mi adolescencia, me convertí en
devoto de Ellen G. White y de sus escritos. Aprendí a escribir a máquina copiando porciones de
su libro Messages to Young People [Mensajes para los Jóvenes]. En la escuela superior y en la
universidad, a menudo iba de habitación en habitación en el dormitorio, reuniendo citas de
Ellen White de los otros estudiantes para usarlas en mi preparación para convertirme en
ministro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Fue por aquellos días que concebí la idea de
preparar un comentario Adventista compilando, de los escritos de Ellen White, todas las
declaraciones pertenecientes a cada libro de la Biblia, cada doctrina, y cada personaje bíblico.

Al comienzo de mi vida ministerial (que se inició en la parte central de California a finales de


la década de 1940), compilé dos tomos de biografías bíblicas del Antiguo Testamento y del
Nuevo Testamento, incorporando en cada artículo las citas pertinentes encontradas en la obras
de Ellen White. Algunas personas prominentes de la iglesia me estimularon en este proyecto, y
pensaron que el Ellen G. White Estate podría publicar estas colecciones para que fueran
usadas en el club de libros que la iglesia dirigía en esos días. Después de mucho tiempo y
mucho intercambio de correspondencia, finalmente me di cuenta de que había sido ingenuo y
que el White Estate no tenía la menor intención de colaborar de esta manera con nadie que
pareciera estar invadiendo su terreno. De manera bien clara, me hicieron saber que ellos
poseían esa "franquicia celestial" y que mirarían con malos ojos a cualquiera que pisara su
territorio. 1

Sin embargo, y de manera independiente, publiqué dos tomos de biografías bíblicas, y un


tercer tomo sobre Daniel y el Apocalipsis, todos basados en las obras de Ellen White. Pronto
estos libros se vendieron en la mayoría de las librerías Adventistas, y fueron usados en
muchas escuelas y universidades de Norte América.

Los del White Estate no se sintieron muy felices con todo esto, y llamaron la atención de mi
unión regional y de los presidentes de conferencias locales sobre el tema. Después de algún
tira y afloja, todos estuvieron de acuerdo en que los libros podían venderse si yo mantenía un
perfil bajo, por cuanto de todos modos ellos no creían que mis libros serían aceptados a gran
escala. Sin embargo, en años subsiguientes, se vendieron decenas de miles.

Mientras trabajaba en mi proyectado tomo cuatro (las citas de Ellen White sobre doctrinas
bíblicas), por casualidad tropecé con algo interesante en Orlando, Florida, donde yo era pastor
de la Kress Memorial Church, llamada así en honor de los doctores Daniel H. y Lauretta E.
Kress, renombrados pioneros de la obra médica Adventista. La familia Kress me regaló un
antiguo libro de Ellen White, Sketches from the Life of Paul, publicado en 1883, pero que nunca
fue reimpreso. Cuando un día le mostré este libro a un miembro de iglesia , me dijo que el
problema del libro era que se parecía dermasiado a otro que no había sido escrito por Ellen
White, y que nunca había sido reimpreso a causa de la estrecha similitud entre los dos. Siendo
de mente inquisitiva, hice un estudio comparativo y descubrí que algunas de las críticas
parecían ser ciertas. 2

Más tarde, después de que fui trasladado a California, los miembros de la familia de Wellesley
P. Magan, también de pioneros Adventistas establecidos, fueron miembros de mi congregación.
A la muerte de la viuda del padre de Wellesley, Lillian E. Magan, me regalaron un libro de la
biblioteca de la familia Magan - Elisha the Prophet [Eliseo el Profeta], escrito por Alfred
Edersheim. 3. En la hoja de guarda aparecía la firma de Ellen White. Para entonces, debido a
mi constante uso de los libros de Ellen White, me había familiarizado tanto con ellos, que en
seguida reconocí la similitud de palabra y de pensamiento al examinar el libro de Edersheim.

Aún más tarde, mientras estudiaba en la Universidad del Sur de California para obtener el
grado de Doctor en Filosofía, me sobresalté al tropezarme con una obra de siete tomos sobre la
historia del Antiguo Testamento, escrita por el mismo Edersheim.  4. Esta vez encontré, en los
tomos uno al cuatro, que los títulos y subtítulos de capítulo, y los encabezados de página de
Edersheim, eran paralelos, y muchas veces casi idénticos, a los títulos de capítulo del libro
Patriarchs and Prophets (1890) [Patriarcas y Profetas] de Ellen White. Tiempo y estudio
mostraron que obviamente la Sra. White había obtenido ayuda liberal de estas obras
adicionales de Edersheim. Una investigación ulterior revelaría que Edersheim había escrito
también una historia del Nuevo Testamento sobre la vida de Cristo, y que en ésta también
había similitudes adicionales con el libro Desire of Ages [El Deseado de Todas las Gentes] de la
Sra. White. 5.

Aunque perturbadores, estos hallazgos no eran demasiado inquietantes para mí  en ese
tiempo, porque el White Estate en Washington siempre parecía tener excusas para los
"préstamos" de Ellen White. No fue sino hasta que Bruce Weaver, un joven seminarista en la
Universidad Adventista de Andrews en Michigan, descubrió un archivo sin marcar
conteniendo mi trabajo y mis comparaciones (material duplicado guardado en la biblioteca del
White Estate) que las cosas comenzaron a adquirir el aspecto de un cuento de misterio. El
White Estate acusó a Bruce de robar el material de la biblioteca, aunque él sólo lo había
copiado y devuelto. Al final, Bruce fue despedido del seminario y del ministerio, pero no antes
de que hubiese tomado parte significativa en el drama.

Lo que Bruce encontró en el archivo no fue sólo mi material y las críticas de él, sino también
copias de algunas cartas internas del White Estate, escritas por Robert W. Olson y Arthur L.
White, que revelaban la preocupación de estos hombres de la oficina de Washington acerca
del descubrimiento, por parte de Bruce, del material que yo les había estado enviando como
evidencia de que Ellen White había copiado material ajeno. Ambos hombres habían puesto
por escrito sus sugerencias para manejar el problema Rea. Años subsiguientes revelaron que
ellos habían adoptado el método de Arthur White, que era, en esencia, aplicar tácticas
dilatorias y tanta presión y lenguaje de doble sentido como fuera posible.

Olson se dedicó a hacer una campaña verbal en un máximo esfuerzo por suavizar el impacto
que mis hallazgos estaban comenzando a tener, porque ya personas de varias regiones de
Norte América estaban solicitando la evidencia encontrada durante mis investigaciones. En
una presentación que hizo Olson una tarde de enero de 1979 en la Universidad de Loma Linda
en California, alguien en el auditorio preguntó acerca de los préstamos, por parte de Ellen
White, de fuentes publicadas. La respuesta de Olson fue en el sentido de que nada de eso era
verdad, que todos sus escritos eran de ella. Luego, añadió que había algún ministro en
California del Sur haciendo olas con alegatos acerca de que ella había tomado material
prestado para su libro clave The Desire of Ages, pero que ninguno de esos rumores era cierto.

Decir que me quedé estupefacto después de la reunión es poco. En ese mismo momento, en mi
archivo ya tenía varias cartas de ese mismo Olson animándome a continuar enviándole mis
comparaciones entre Ellen White y sus contemporáneos. Además, había hablado conmigo
personalmente cuando estuvo en California hacía sólo poco tiempo, y me había arrancado la
promesa de que no publicaría ningún informe sobre mi trabajo sino hasta que él y el personal
directivo del White Estate hubieran tenido tiempo adicional para examinar el material. Yo
había accedido a su solicitud, y el hecho del acuerdo había sido registrado en el memorándum
interno que él escribió después y que yo tenía en mis archivos.

Así que ahora yo sabía que Robert Olson, o tenía muy mala memoria, o estaba diciendo una
mentira blanca. En cualquier caso, era obvio que los del White Estate sabían mucho más de lo
que decían.
Los archivos del White Estate se habían referido a un libro escrito por William Hanna, llamado
The Life of Christ.  6. Antes de veinticuatro horas después de la reunión de Loma Linda, ya yo
había obtenido una copia del libro de Hanna. Desde ese momento en adelante, he aprendido
más de lo que jamás quise saber.

Spectrum, un diario publicado independientemente por la Association of Adventist Forums,


hizo un relato de los antecedentes de una reunión de comité de Enero de 1980 en Glendale,
California. Esta reunión había sido convocada por Neal C. Wilson, presidente de la Conferencia
General, a mis instancias de que se considerara el alcance de los hallazgos en relación con la
deuda literaria de Ellen White. Dieciocho de los representantes de la iglesia nombrados
declararon que lo que mostraba mi investigación era de proporciones alarmantes, pero que el
estudio debería continuar con ayuda adicional.  7.

De manera similar, Spectrum informó más tarde de mi expulsión de la iglesia  8 (después de


treinta y seis años de servicios) principalmente a causa del revelador artículo iniciado y escrito
por el editor religioso John Dart y publicado en Los Angeles Times. 9. Ni uno sólo de los
oficiales que me expulsaron había hablado nunca con Dart. Ni uno sólo había visto la
investigación en la que se basaba el artículo. El centro mismo de la disputa no era importante
para los oficiales de la iglesia. Sólo era necesario que alguien fuera castigado para que otros
permanecieran alineados y para que tanto Ellen White como la Iglesia Adventista del Séptimo
Día pudieran aparecer inocentes de cualquier delito.

En vista de lo que he observado, experimentado, y aprendido, me ha parecido correcto y


necesario registrar para las generaciones futuras los hallazgos de mi estudio actual. Estas
generaciones venideras querrán saber la verdad acerca de lo que se ha desenterrado del
pasado. Será parte de lo que tendrán en cuenta en su experiencia religiosa y en sus juicios.

A pesar de muchos y buenos consejos en contrario, he elegido el título THE WHITE LIE  para
mi libro. No aplico el término por separado y solamente a Ellen G. White. Cuando nosotros
(cualquiera de nosotros) damos nuestro consentimiento o apoyo para perpetuar un mito (en
todo o en parte) acerca de cualquier persona o cosa, nosotros mismos somos, por lo tanto,
parte de una mentira blanca. El mensaje de este libro es el de ayudar a revelarnos a todos
nosotros que a menudo sostenemos una leyenda.

Las peores mentiras que se dicen son a menudo las que se dicen en religión, porque se dicen
de tal manera que se supone que Dios las respalda y que, por lo tanto, son para nuestro bien.
Que ese bien puede convertirse - y se convierte - en perjudicial, erróneo, y hasta malvado no se
les ocurre generalmente a las personas celosas que promueven leyendas en el nombre de Dios.

En este estudio me he propuesto tratar, no sólo los hechos como los he encontrado, sino
también cómo han operado en la iglesia y en nosotros personalmente, cómo he observado esa
operación. También, espero dejar una lección o dos para aquéllos que puedan estar buscando
esas lecciones.

Quedan por llevar a cabo muchos estudios sobre la cuestión de por qué algunos de nosotros
aceptamos tantas cosas de quienquiera que sea que las aceptamos. ¿Qué cosa en lo profundo
de nosotros es explotada para hacernos reaccionar, sin hacer preguntas, a información que no
es digna de confianza, de manera que la aceptamos como "verdad" y le permitimos que
gobierne nuestros pensamientos y nuestras vidas?

En esta etapa de mis pensamientos, si queda alguna culpa por evaluar o asignar, debo aceptar
mucho de ella por haber sido tan ingenuo, sin un adecuado estudio o investigación de mi
parte, como para asentir a mucho de lo que originalmente se me presentó como "la verdad"
pero que, en realidad, contiene mucha falsedad que nos aleja de lo que debería preocuparnos
prioritariamente. Lo que más lamento es que el tiempo no me permita corregir parte de la
información errada que yo mismo, sin darme cuenta, acepté  y transmití a otros como una
mentira blanca.

Toda institución, toda entidad corporativa, todo sistema establecido - ya sea político,
económico, social, o religioso - debe tener su santo patrono. Ese santo puede ser un fundador,
un benefactor, un dirigente carismático, o una figura mística que ha estado muerta por largo
tiempo. Sin importar su categoría o el tiempo que haya durado su existencia, el patrono es
venerado, aunque haya sido un vampiro; es canonizado, aunque haya sido un artista de la
estafa; se le otorga la santidad, aunque haya sido un conocido pecador.

Hay algo en la mente humana que busca crear lo irreal - imaginar o suponer que algo es así,
aunque toda la lógica le diga que no es así. De lo que es imposible ver, decimos que es una
visión; lo que es falible, lo consideramos perfecto; a lo que es ilusorio, le concedemos
autoridad. Muchos estudios se han efectuado para tratar de averiguar por qué queremos creer,
y de hecho creemos, "una mentira permisible." Para mi propósito aquí, es suficiente decir que
lo hacemos - y parece que tenemos que hacerlo. Porque, si rechazamos la fantasía que ahora
sostenemos, probablemente encontraremos o inventaremos otra en nuestro esfuerzo para
evitar enfrentarnos a la realidad.

Los vendedores de panaceas para fantaseadores (los que tienden a asombrarse de


manifestaciones psíquicas) son los supervendedores de lo psíquico. Son los que manipulan,
maniobran, y dan masajes a la conciencia de aquéllos a los que desean convencer. En todos los
tiempos y en todos los lugares, han sido los magos los que han conducido al populacho a creer
que el emperador realmente estaba vestido con lo invisible, y que los que los escuchan y
vienen a ellos a pedir consejo y guía (por los cuales deben pagar debidamente, por supuesto)
estarán entre los pocos que realmente ven lo que no está allí.

El elemento que es esencial, sin excepción, para cualquier juego de estafa es la mentira. Por
supuesto, es una mentira blanca, una cosita que se desvía un poquito de la verdad, una y otra
vez, hasta que, con el correr del tiempo y en las circunstancias adecuadas, se expande hasta
convertirse en un gigantesco fraude.

Las técnicas de los supervendedores son pocas, pero absolutamente esenciales. Consisten en
restar importancia a la humanidad de aquél que ha de ser venerado; exaltar las virtudes del
venerado hasta el nivel de lo milagroso; negar acceso a las fuentes confiables de registros y
hechos del pasado significativo; apelar a la inclinación a lo supersticioso (o por lo menos
crédulo); y ganar tiempo.
Una edición del diccionario de Webster dice que una mentira blanca es una mentira de poca
monta pronunciada por razones de cortesía, amabilidad, o perdonabilidad; una mentirijilla
cortés o inofensiva.

El hecho de que Ellen White tomó material prestado o lo plagió ha sido documentado y
admitido por reconocidos representantes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a través de
los años. Pero la información que revela el alcance de su dependencia literaria fue
deliberadamente ocultada a los miembros laicos hasta que investigadores independientes
comenzaron a hacer públicos los hechos. Así, a causa de estos descubrimientos, surgen nuevos
problemas que no han sido enfrentados todavía por el pueblo Adventista o sus actuales
dirigentes. Por ejemplo:

1. ¿Por qué cambió Ellen a absolutas la mayoría de las especulaciones y suposiciones, si no


todas, de los autores copiados de manera que lo copiado hace ver que ella estaba siempre en la
escena de la acción en alguna forma "visionaria", cuando obviamente no lo estaba?

2. ¿Cómo satisfacen los criterios establecidos para la inspiración los pies de página y los textos
bíblicos que ella copió de otros como relleno?

3. ¿Cómo encajan en la ética de su tiempo o del nuestro el abuso y el mal uso de material ajeno
a gran escala?

4. Por cuanto lo extenso del material copiado asegura que era humanamente imposible que
Ellen lo hiciera ella misma, ¿quién entre sus ayudantes se lleva el crédito por su "inspiración"?

5. ¿Con la autoridad de quién estamos tratando ahora?

Reconocemos que, desde el comienzo del movimiento de 1844, mucha gente ha considerado a
Ellen White como la principal autoridad del Adventismo. Esta gente debe ahora encontrar
lugar para hacer ajustes en su modo de pensar (y muchos en su modo de vivir) a un nivel
diferente del del pasado. Esto podría ser muy angustioso. Ya sea que la situación en que la
iglesia se encuentra ahora encaje o no en nuestra definición de una mentira blanca, y ya sea
que la mentirilla sea o no inofensiva para los valores personales de uno mismo, su manera de
pensar, y su experiencia de la vida, cada persona tendrá que juzgar por sí misma.

Es posible entender un poquito cómo la gente llega a donde está sólo si uno mira dónde ha
estado, qué clase de vendedores le vendieron el viaje, y qué la motivó a ir. No es posible
considerar todos estos aspectos en un solo bloque. Pero tocaremos las circunstancias que
hacen a un "verdadero creyente," qué clase de supervendedores han vendido la mercancía, y
lo que les sucede a los que compran.

Libros como The Status Seekers, The Permissible Lie, y The True Believer, insinúan que hay una
conexión entre todas las disciplinas - la económica, la social, y la religiosa. En todas estas
disciplinas, los vendedores venden su producto usando una mentira blanca. Aunque los
vendedores de ideas sociales y económicas aseguran estar interesados en el presente de usted,
en realidad están más interesados en el futuro de ellos. Los vendedores de lo psíquico afirman
estar interesados en el futuro de usted, pero en realidad están interesados en el presente de
ellos. Todos los mercachifles venden la mentira blanca en cualquier tamaño o forma que creen
que el público compraría. Los Adventistas conocen y aceptan estos hechos de la vida acerca de
los sistemas ajenos; pero creen que su propio sistema es "diferente" y, por lo tanto, mejor. Muy
pocos estudios se han ofrecido para probar o refutar las creencias de ellos.

La mayoría de la gente acepta el hecho de que quedan pocos, si es que quedan, hombres santos
que vendan mercancía sobre reformas económicas o políticas. Lo que es más difícil que la
gente reconozca o acepte es que, de manera similar, hay pocos santos en religión, si es que los
hay. No hay santos ni santas, excepto los que nosotros hacemos por medio de nuestras propias
ilusiones. Porque tenemos siempre con nosotros este factor de pretensión, es fácil para los
supervendedores de religión obtener el control a través de nuestras propias peculiaridades y
conciencias, para ejercer autoridad sobre nuestras mentes y acciones. Ha habido muchos en
este planeta que se han vendido a sí mismos al mundo, ofreciendo salvación para el futuro -
cuando en realidad no eran sino supervendedores que nos habían robado nuestra libertad de
pensamiento infundiéndonos un sentimiento de culpa y temor e inclinando a sus seguidores a
su propia voluntad.

Mientras usted lee, tenga presente que alguien le vendió la idea de que lo que usted cree en lo
profundo de usted mismo es "único" y tiene la autoridad de Dios, la más alta corte de
apelación; que usted es "diferente"a causa de esta autoridad; y que usted se "salvará" si sigue
las reglas. El problema con este tren de pensamiento es que su verdad puede ser sólo la
interpretación de la verdad de su santo, y los pronunciamientos que usted ha aceptado como
autoridad pueden ser ideas que su santo tomó prestadas de otros.

Esto, creo, es lo que este estudio mostrará en relación con Ellen G. White. Y si la misma
cantidad de información estuviera disponible sobre los santos de otros grupos, sería también
cierta acerca de ellos. Por qué todavía queremos creer lo que hemos llegado a creer es de lo
que trata la mentira blanca.

En esta odisea que emprenderemos juntos, los supervendedores serán los clérigos, los
predicadores, los reverendos, los teólogos - a quienes, más que a cualesquiera profesionales, se
les ha concedido licencia (tanto por la gente misma como por el estado) para vender su
mercancía a los incautos, proyectar sus temores sobre los temerosos, y vender su sentimiento
de culpa a los que sienten remordimientos.

El santo patrono será Ellen Gould White, la canonizada dirigente de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día - que simboliza a todos los santos de cualesquiera fes, y a través de la cual los
adherentes se aproximan a su concepto de Dios y tratan de conseguir la inobtenible salvación
ya sea aplacando a su santa o aplacando a Dios por medio de esa santa.

Los verdaderos creyentes serán los incautos, los temerosos, los que tienen complejo de culpa,
los excesivamente celosos, los bien intencionados, los que no preguntan. Careciendo de
confianza personal en Dios, la buscan por medio de su santo elegido, que ellos creen tiene
comunicación directa con los lugares celestiales.
Por cuanto el cuerpo del material presentado tiene que ver con la "apropiación literaria de
obras ajenas," yo también he copiado de todo el mundo. Sin ningún sentido de vergüenza, he
usado material que ha sido birlado, tomado prestado, o de alguna manera tomado
abiertamente de cualesquiera fuentes disponibles o que se haya considerado necesario usar
como evidencia y para mayor claridad.

Con gusto daría crédito a todos los que, por cualesquiera métodos y de cualesquiera fuentes,
me trajeron material para que yo lo usara, de manera que los lectores pudieran ver la
evidencia por sí mismos y conocieran la naturaleza y la extensión de la mentira blanca
Adventista. Pero, por la naturaleza del tema y las presiones administrativas y de nuestros
iguales tanto sobre la posición como sobre la persona, aquéllos con quienes estoy en deuda no
pueden ser nombrados.

Este libro intenta remontarse al nacimiento, crecimiento, y pleno florecimiento de la mentira


blanca en el Adventismo. No puedo explicar todos los hilos que nos atan, como a Gulliver, en
nuestro viaje, porque hasta ahora se ha negado acceso a muchas fuentes de los hechos. El libro
sólo puede apuntar al lector a ciertas fuentes, de manera que pueda ver por sí mismo lo que
hay que ver.

No estoy tratando de señalar a los que, teniendo ojos, no ven, ni gritarles a los que, teniendo
oídos, no desean oír. Pero, porque alguien tiene una obligación con las generaciones que
vendrán después, este material se publica para encender una velita en un mundo de
superstición, temor, y culpa. Puede ser que la llama, aunque pequeña, ayude a iluminar el
camino hacia el verdadero Santo de todos los santos - Cristo Jesús.

El autor, Walter Rea

Referencias y Notas

1.  El Ellen G. White Estate es la agencia que custodia los escritos, la correspondencia, los
registros, los sermones, los recortes, la colección personal de libros, los recuerdos, y los
materiales misceláneos dejados en fideicomiso por la Sra. White a su muerte en 1915. El Estate
es administrado por la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día en la oficina
central mundial de Washington, D. C.

2.  El libro similar al libro de Ellen White Sketches from the Life of  Paul [Bosquejos de la Vida
de Pablo] es The Life and Epistles of the Apostle Paul [Vida y Espístolas del Apóstol Pablo].Fue
escrito por William J. Conybeare y John S. Howson, y se publicó primero en Londres (1851-
1852) y más tarde en New York. El Sketches de la Sra. White nunca se reimprimió después de
haber aparecido en 1883, hasta que la Review and Herald Publishing Association hizo una
reproducción en facsímil en 1974.

3.  Alfred Edersheim, Elisha the Prophet (London: The Religious Tract Society, 1882). Era la
"nueva edición revisada" de Edersheim la que estaba en la biblioteca de Ellen White.
4.  The Bible History: Old Testament, de Edersheim, se publicó primero como un juego de siete
tomos (1876-1887). Wm. B. Eerdmanś Publishing Company reimprimió la edición de 1890 en
dos tomos ("completos e íntegros") en 1949.

5.  Alfred Edersheim, The Life and Times of Jesus the Messiah, 5 libros. (London: Longmans,
Green, and Co., 1883; New York: E. R. Herrick, 1883).

6.  William Hanna, The Life of Christ (New York: The American Tract Society, n.d. (pref. 1863).
Este libro se publicó primero en seis tomos separados como The Life of Our Lord, que es el
título listado por el EGW Estate, Archivo de Documento 884, en la biblioteca de Ellen White.

7.  Douglas Hackleman, "GC Committee Studies Ellen Whiteś Sources," Spectrum 10, no. 4
(Marzo 1980): 9-15.

8.  Eric Anderson, et al., "Must the Crisis Continue?" Spectrum 11, no. 3 (Febrero 1981); 44-52.

9.  John Dart, "Plagiarism Found in Prophet Books," Los Angeles Times (23 Octubre 1980), p. 1.

10.  Vance Packard, The Status Seekers (New York: Simon and Schuster, Pocket Books, 1961).
Samm Sinclair Baker, The Permissible Lie (Boston: Beacon Press, 1968). Eric Hoffer, The True
Believer (New York: Harper & Row, Publishers, Perennial Library, 1951).

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