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CHARLA DIA DE LA FAMILIA: UE MARIA MAGDALENA POSTEL IV -FE Y ALEGRIA

Domingo 12 de mayo del 2019

Disertante: Milthon Alavi Zenteno

Buenos días queridos padres y madres de familia de la U.E. María Magdalena Postel IV Fe y Alegria, Vamos
a hablar de la familia en la actualidad y empezaremos positivamente, haciendonos esta pregunta: ¿Cuáles son los
aspectos en los que se puede decir que la familia ha mejorado respecto a la situación anterior?.

Por ejemplo: la igualdad de la mujer, podriamos recordar que hace treinta o cuarenta años, la mujer no era
igual que el hombre ni mucho menos; eran dos facetas separadas en la vida familiar y la parte más ingrata solía
tocarle a la mujer. Hoy en día esto se ha superado; el padre y la madre tienen jurídicamente los mismos deberes
y eso supone un avance en los valores éticos, y más en concreto de la igualdad entre personas.

Otros de los aspectos positivo es ver que comparten los fines de semanas en familia, visitando a sus seres
queridos, no perdiendo la esperanza de encontrarse algún dia. El compartir un almuerzo dominical, el asistir a las
celebraciones eucaristicas o espacios de alabanza, ha generado en algunas familias que se sigan fortaleciendo en su Fe
y no pierden la esperanza de que seguiran siendo familias fortalecidas por el amor a Dios.

Dicho esto, pasamos a examinar los aspectos negativos de la familia. El aspecto que, tal vez, más llama la
atención es la inestabilidad de la familia. Antes lo normal era que los padres estuvieran unidos hasta que muriera
uno de ellos, y los hijos crecían en ese ambiente de ver a sus padres siempre juntos. Hoy día, por desgracia, hay
un porcentaje bastante alto de matrimonios que se rompen. Y cuando tienen hijos, éstos viven una situación
que siempre es dolorosa: los fines de semana van con papá, o un mes con papá y otro con mamá.... Todo ello es
muy negativo para la familia. Recuerdo un niño en esta situación al que pregunté: ¿Qué tal el día del padre?
¿Mejor que los del año pasado? Y me contestó: Sí, sí, mucho mejor. El año pasado tuve día de papá y
mamá. Y este año he tenido de papá, de mamá, del novio de mamá y de la novia de papá. El niño estaba
encantado. Pero ya se entiende que esto es destrozar la familia.
Otro aspecto negativo es la función del dinero en la realización de la familia. Antes la ambición más
profunda de los padres era tener hijos, educarlos y mantener la familia unida. Esa era la mayor recompensa que
podían obtener en la vida y lo que les hacía más felices. Una ilusión que era independiente del dinero, y que podía
conseguirse lo mismo siendo modesto que aristócrata.

Por desgracia, hoy en día no suele ser ésta la ambición más profunda que tiene la gente, sino que a lo
que se tiende ante todo es a ganar dinero, a estar en una posición social alta. Como alguna vez se dijo, parece que
se prefiere el segundo coche al segundo hijo. Es fácil comprender que se trata de un aspecto muy negativo,
y hace que la familia no sea esa fuente de satisfacción personal que era antes para mucha gente, aunque
económicamente no estuvieran o se encuentraran en una situación favorable, próspera o de felicidad.; pero había
cariño en la familia y ello compensaba la estrechura económica. En cambio ahora con mucho más dinero no hay
compensación para la falta de cariño.

Otro tema es la incomunicación entre padres e hijos. El trabajo de los padres, que a veces tienen que
desplazarse a otra ciudad o a otro país, hace que casi no vean a sus hijos, que no tengan comunicación intensa con
ellos. Los hijos se sienten relegados, olvidados, no asistidos por unos padres que no tienen tiempo para ellos.
La mujer también trabaja con un horario muy cargado y los hijos van creciendo con poco contacto con
sus madres, que en la infancia es el más necesario. Son más bien los abuelos los que suplen esta carencia de
los padres. Pero ya se entiende que, por muy buenos que sean los abuelos, nunca pueden llenar ese vacío que
dejan el padre y la madre cuando no están constantemente, o frecuentemente al menos, con sus hijos. Es otro
aspecto, sin duda, negativo.

En la familia verdaderamente numerosa, con seis, siete o más hijos, se desarrolla un sentido de
colaboración y de sacrificio por parte de todos sus miembros, sacrificio impuesto porque son muchos y todos tienen
que colaborar para que salga la familia adelante; los niños, adolescentes, aunque tengan pocos años, se sienten
responsables y colaboran con gusto en ese ambiente familiar que la situación plantea.

Pero cuando se tienen dos hijos la gente suele decir ya tenemos la parejita, dando a entender que no piensan
tener más hijos. Se da un obvio egoísmo, ya de entrada, en que los padres no tienen generosidad para transmitir
la vida, y eso pesa en el ambiente de la familia y en la mentalidad que se transmite a los hijos.

Está también la falta de autoridad de los padres ante los hijos/as que brillan por sus respetos. Un
fenómeno que ocurre ahora, y se quejan de ello los educadores, es que si un profesor llama la atención a un
chico/a en clase, viene el padre y, de entrada, no le da la razón al profesor, sino que la da a su hijo.

Cuando tenía yo veinte años los padres y madres, los señores mayores, se reunían en los cafés. En una de
esas tertulias, mi madre coincidió con uno de mis profesores y éste le dijo: Su hijo, la verdad es que no estudia
mucho, no se esfuerza. Cuando volvió a casa mi madre, me llamó y sin decirme una palabra me dio un
recuerdo para toda mi vida. Y sólo después de de ese lindo recuerdo, me dio explicaciones.

He pensado siempre que una de las muestras más profundas de cariño de nuestros padres fue aquellas
correteadas y motivaciones adoloridas. P e r o l e s p u e d o c o m p a r t i r q u e T Todavía hoy se los
agradezco. Pero en estos tiempos lo que cunde es lo contrario, que el padre, de entrada, se pone a favor de su hijo
y en contra del profesor. Es un dato preocupante, que no sólo repercute en la mala educación de los estudaintes,
sino en su incapacidad futura para ser buenos padres.

También podemos hablar de las familias antinaturales; las familias que se forman desplazando una familia
anterior, lo que es tanto como construir una casa sobre ruinas. Lo mismo que de la falta de control de los padres
sobre los hijos, a los que no pueden obligar a que vuelvan a casa a una determinada hora, y lo hacen a las cuatro
de la madrugada, o al día siguiente, o cuando les da la gana.

Esto es una pincelada a vuela pluma sobre los aspectos negativos y positivos, donde tal vez los negativos
pesan más, porque hemos mejorado mucho en lo material, pero no tanto en lo espiritual. Incluso, cabe pensar que
en lo espiritual se va hacia atrás, de manera que el balance que resulta al final da números rojos.
Hecha esta introducción sobre la situación de la familia actual -introducción incompleta, por supuesto,
pero suficiente para situarnos en lo esencial- consideremos los tres grandes valores que dan respaldo axiológico
a la familia: el respeto, tanto a la naturaleza como a la persona, la castidad y el amor. Por supuesto, hay otros
muchos más valores a tener en cuenta, pero los tres mencionados destacan inmediatamente sobre todos los demás.

Posiblemente extrañe este valor de respeto a la naturaleza. ¿Qué tiene que ver el respeto a la naturaleza
con la familia? Tiene que ver muchísimo, porque la familia es el lugar donde se transmite la vida humana, donde
se generan los seres humanos y la generación de los seres humanos es un fenómeno de la naturaleza y pertenece a
ella lo mismo que la generación de cualquier otro animal.

Intenté convencerle de que no se puede dar patadas a las piedras simplemente porque nos guste, sino que
tiene que haber una razón. Le costó bastante entenderlo, pero la idea es que, si somos respetuosos con la
naturaleza, con toda la naturaleza, nos abstendremos de hacer algo sobre ella, a menos de que haya una razón que
lo justifique. Pero hacerlo por mero capricho, sólo porque me gusta, eso no es razón ni siquiera para dar una
patada a una piedra.

La actuación artificial y además sistemática contra la naturaleza es lo que la va destrozando, y ponemos en


peligro hasta nuestra propia supervivencia. No respetamos la naturaleza, no la dejamos ser como es, sino que
la queremos manipular ilimitadamente en beneficio nuestro y sin imponernos restricciones. Pero destrozar la
naturaleza es destrozar al hombre. Su misma supervivencia en el planeta está amenazada.

La Biblia está llena de familias, nacimientos, historias de amor y crisis familiares. Esto es cierto desde su
primera página, con la aparición de la familia de Adán y Eva con toda su carga de violencia pero también su fuerza
perdurable (cf. Gen 4) hasta su última página, donde contemplamos el banquete de bodas de la Novia y El Cordero
(Ap 21: 2, 9). La descripción de Jesús de las dos casas, una construida sobre roca y la otra sobre arena (cf. Mt 7, 24-
27), simboliza cualquier número de situaciones familiares moldeadas por el ejercicio de la libertad de sus miembros,
ya que, como dice el poeta, “Cada hogar es un candelero”. 5 Entremos ahora en una de esas casas, dirigida por el
salmista con una canción que aún hoy resuena en las liturgias de bodas tanto judías como cristianas:

“¡Bienaventurados los que temen al Señor, que andan en sus caminos!


Comerás el fruto del trabajo de tus manos; Serás feliz, y te irá bien.
Tu mujer será como una vid fructífera dentro de tu casa;
Tus hijos serán como brotes de olivo alrededor de tu mesa.
Así será bendecido el hombre que teme al Señor.
¡El Señor te bendiga desde Sión!
¡Que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida!
¡Que veas a los hijos de tus hijos!
¡La paz sea con Israel! ”(Sal 128: 1-6).

Tu y tu esposa

Crucemos el umbral de este hogar tranquilo, con su familia sentada alrededor de la mesa festiva. En el centro
vemos al padre y la madre, una pareja con su historia personal de amor. Ellos encarnan el plan divino primordial del
que Cristo mismo habló claramente:

"¿No has leído que el que los hizo desde el principio los hizo hombres y mujeres?" (Mt 19: 4). Escuchamos
un eco del mandato que se encuentra en el Libro de Génesis: "Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre y
se unirá a su esposa, y se convertirán en una sola carne (Gen 2:24)".

Los majestuosos primeros capítulos de Génesis presentan a la pareja humana en su realidad más
profunda. Esas primeras páginas de la Biblia hacen una serie de declaraciones muy claras. El primero, que Jesús
parafrasea, dice que “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó
”(1:27). Llama la atención que la "imagen de Dios" aquí se refiere a la pareja, "hombre y mujer". ¿Esto significa
que el sexo es una propiedad de Dios mismo, o que Dios tiene una compañera divina, como sostienen algunas
religiones antiguas? Naturalmente, la respuesta es no. Sabemos cuán claramente la Biblia rechaza como idólatras
tales creencias, encontradas entre los cananeos de Tierra Santa. La trascendencia de Dios se conserva, pero en la
medida en que él también es el Creador, la fecundidad de la pareja humana es una "imagen" viva y efectiva, un signo
visible de su acto creativo.

Retomemos una vez más el canto del salmista. En el hogar donde el esposo y la esposa están sentados a la
mesa, los niños aparecen a su lado "como brotes de olivo" (Sal 128: 3), es decir, llenos de energía y vitalidad. Si los
padres son, en cierto sentido, los cimientos del hogar, los niños son como las “piedras vivas” de la familia (cf. 1 Ped.
2: 5). Significativamente, la palabra que aparece con más frecuencia en el Antiguo Testamento después del nombre
de Dios (YHWH, "el Señor"), es "niño" (ben, "hijo"), que está relacionada con el verbo "construir" ( banah). Por lo
tanto, el Salmo 128, al hablar del regalo de los niños, usa imágenes extraídas de la construcción de una casa y la
vida social de las ciudades: "A menos que el Señor construya la casa, aquellos que la construyen trabajan en vano
... He aquí, los hijos son un Herencia del Señor, el fruto de la matriz, una recompensa.

Al comienzo del Salmo 128, el padre aparece como un trabajador que por el trabajo de sus manos sostiene
el bienestar físico y la tranquilidad de su familia: “Comerás el fruto del trabajo de tus manos; serás feliz, y te irá
bien ”(Sal 128, 2). Es claro desde las primeras páginas de la Biblia que el trabajo es una parte esencial de la dignidad
humana; allí leemos que "el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén para que lo labrase y lo
guardara" (Gen 2:15). El hombre se presenta como un obrero que trabaja la tierra, aprovecha las fuerzas de la
naturaleza y produce "el pan del trabajo ansioso" (Sal 127, 2), además de cultivar sus propios dones y talentos.

Podriamos hablar muchas horas sobre la familia, para poder dialogar, escuchar cada una de las historias y como
hemos logrado llevar adelante, nuestras familias.

A partir de hoy les propongo un reto como familia Posteliana; uno: dialogo permanente entre pareja, dos:
escucharnos unos a otros Padres e hijos, tercero: poner dos reglas importantes en nuestras vidas: Amor y
Disciplina. Lograremos cumplir estos 3 retos que hoy en este dia de la familia nos proponemos a vivir como
verdaderas familias ante las adversidades que se nos presenta.

Muchas gracias por su atención.

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