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La sexualidad y la intimidad en la vejez. Nussbaum, Jon.

Las actitudes negativas hacia la actividad sexual durante la vejez presente en diversos contextos, han provocado
confusión en la población de todas las edades, incluso entre las propias personas que tratan de mantener una
relación íntima sana que incluya una actividad sexual plena.

La actividad sexual se puede mantener, y sigue jugando un papel importante en nuestras relaciones íntimas
mientras nos adaptamos y hacemos frente a los cambios en nuestra forma física y psicológica.

Según estudios, el declive más sorprendente en la actividad sexual, tiene lugar después de los 75 años y se han
encontrado factores que pueden estar o no, relacionados dicho fenómeno: tener pareja, estado de salud y el
género (estadísticamente, las mujeres ancianas tienen menor actividad sexual que en el caso de los hombres).

Se puede comprender la manera en que las personas mayores tienen relaciones íntimas por el modo de
comunicación competente. Muchas personas mayores no tienen las habilidades comunicativas necesarias para
afrontar el vínculo o no saben cómo afrontarlo luego de la muerte de un cónyuge.

Las personas mayores tienen citas por razones más de compañerismo e intimidad que por escoger una pareja
genitalmente activa. A dicha edad, la posibilidad de tener citas es mucho menor en las mujeres que en los
hombres (las disfunciones sexuales también pueden implicar una barrera de importancia). Las personas mayores
sólo necesitan adaptarse a los cambios que experimenta su cuerpo y conocer sus limitaciones.

Es especialmente importante tener en cuenta las barreras que la cultura, diversas religiones, los miembros de la
familia y diversas instituciones de salud de larga estancia han levantado contra la actividad sexual en la vejez,
considerándolo algo inapropiado. Por eso la educación y proveer de información es fundamental.

No sólo informar sobre los cambios físicos, sino las prevenciones contra Enfermedades de Transmisión Sexual, ya
que los abuelos deben sostener los mismos cuidados que sus nietos, aún después de la menopausia o la
andropausia.

Durante las charlas educativas a ancianos, se acostumbra a obviar el tema de los encuentros sexuales entre
personas del mismo sexo, aunque tales existen y las encuestas recientes indican que el porcentaje es parecido al
de poblaciones que sostienen relaciones íntimas con personas del sexo contrario.

En resumidas cuentas, la actividad sexual se puede mantener y puede continuar teniendo un papel importante en
nuestra vida íntima, aún en las últimas décadas de la vida.

“La gente le teme a la palabra vejez”(Salvarezza)

Algo pasa que la palabra ´viejo´ produce malestar. Y eso no le pasa sólo al adulto mayor, sino fundamentalmente a
quien lo dice porque tiene que ver con una connotación negativa que se le da al término. Como a cada uno le
incomoda su propia vejez no sabe bien cómo referir al viejo. La gente le teme a esa palabra, pero todo depende
del grado de cariño que se ponga al decirla.

¿Cuáles son las denominaciones que habría que evitar? "Abuelo", es una usurpación de título porque no todos
los viejos son abuelos y porque además, uno no es el nieto de cada viejo. Tampoco se trata de decirle "viejo"
cuando la persona tiene su nombre.

El envejecimiento es un fenómeno que ocurre en todos los organismos vivos que es el resultado del crecimiento y
la acumulación de años y no hay cómo combatirlo. Ser "viejo" es algo que debe ser pensado desde el punto de
vista subjetivo personal. Cada cual va a determinar en un momento de su vida que es viejo para determinada
cosa, es decir, son decisiones subjetivas individuales. De esta forma se evita la generalización.
¿Cuándo comenzó a hacerse evidente que la población estaba envejeciendo? El aumento de la expectativa de vida
se empezó a detectar a partir de la segunda mitad del siglo XX. En ese momento la gente comenzó a darse cuenta
de que había más viejos en todos los espacios y esto empezó a incomodar. La humanidad se toma a la muerte
como un problema y no como algo positivo.

¿Qué consecuencias trae esta situación? Para quienes conforman la sociedad, ver al viejo los enfrenta con una
regla de hierro: el ser humano muere joven o envejece. Los viejos fueron entonces colocados al margen de la
sociedad, se los puso en una situación vulnerable que se tradujo finalmente en el hecho de ser segregados. Los
viejos pasaron a ser "los otros".

¿Hay diferencias entre aquellas épocas y ahora? Hubo cambios. No había referentes universitarios ni cátedras de
gerontología. A partir de un esfuerzo se empezó a corporizar la figura del viejo. Se empezó a ver que a pesar de
que quisiéramos marginarlo estaba ahí, y generaba un problema que había que solucionar. En el ámbito
académico ahora está lleno de personas que se interesan en el tema y que buscan descubrir cuáles son los
aspectos que hay que remarcar del envejecimiento y la vejez.

¿Cuáles son los aspectos que continúan? En la conversación diaria, en el tratamiento coloquial sigue apareciendo
una mirada negativa hacia la vejez. Están instaladas determinadas expresiones como "el viejazo", o tal cosa es
vieja y nadie termina de aceptar la vejez con el humor que debería.

¿Cómo comunican los medios de comunicación la vejez? En la televisión no hay espacio para los viejos, pese a que
son los mayores consumidores mundiales de TV. No hay ninguna serie protagonizada por viejos y siempre que
aparecen están en lugares secundarios muy estereotipados: son los que se enferman o los que tienen problemas
relacionados con el paso del tiempo.

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