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¡Liberate, Hermana!

Nos parecen lindos los cuerpos delgados porque son los únicos que vemos: en publicidades,
en la televisión, en Instagram, Facebook, Twitter, en el porno, etc. Al parecer los cuerpos
que se escapan a esas medidas solo pueden subir selfies de sus caras o de paisajes. ¿No te
preguntaste por qué te sentís muchas veces incómoda de subir una foto con tu cuerpo
entero?

¡Liberate, Hermana!
Mostremos que así como existen inteligencias múltiples, también hay múltiples bellezas,
TANTAS como personas en el mundo. Llenemos las redes con nuestras curvas, nuestras
arrugas, nuestra grasa, nuestra piel del color que sea, con estrías, con celulitis; nuestros
pechos, nuestras manchas, nuestro cuerpo que habla de nosotras.

¡Liberemonos, Hermana!
Que la belleza es mucho más que un centímetro o una balanza. Nuestros cuerpos son
testimonio de nuestro camino, de nuestras luchas, de nuestras conquistas, proyectos,
sueños, ideales.
Mostrémosle al mundo que nuestra belleza es ésta y que nuestro cuerpo no es objeto para
juzgar ni consumir. Animémonos a romper con el paradigma de la belleza para consumo y
creemos el de cuerpos DE Y PARA VIVENCIAS.

Vivamos nuestros cuerpos con paciencia, escucha y AMOR. Hagamos cosas que nos hagan
reír, amar y querer la vida. Que esa es la verdadera belleza.

¡Liberemonos, Hermana!
Comamos sin culpa, salgamos a la calle con la ropa que nos pinte, ocupemos los espacios
en el bondi, en la calle, en las plazas, no nos tapemos más. Eso de “amor propio” no es un
ejercicio en soledad; se alimenta constantemente de la mirada de les demás (De sus burlas,
sus miradas, las risas, la ropa que no entra, el Talle Único minúsculo, la dieta a la que te
sometieron desde que tenías 10) ¿Cómo querer y amar nuestro cuerpo cuando nos han
enseñado tan efectivamente a rechazarlo?
En realidad el 90% de las mujeres no cabemos en los estándares de belleza impuestos: las
gordas, las flacas, las más o menos, las tuertas, las chuecas, las que tienen granos, lunares,
las bizcas, las altas, las chatas, las bajas. Somos finalmente millones de mujeres hermosas
que no encuadramos. ¡AL CARAJO! ¿Por qué y para qué encuadrar en un modelo que hace
tanto daño, lastima, excluye y mata a miles de mujeres por año?

¡Liberemonos, Hermana!
Llenemos las redes con nuestra belleza, ayudemos a que otras se sientan parte de las que
quedamos afuera, Bendita AFUERIDAD que excluyéndonos nos reúne y nos puede hacer
más fuertes y combativas.
¡Liberemonos, Hermana!
Comencemos el camino de amarnos. Al sistema le servimos tristes e inseguras porque así
pueden someternos, así logran vendernos mil cosas: Cremas antiage, liposucción,
tratamiento de arañitas, dieta de la luna, dieta proteica, dieta baja en grasas, dieta disociada,
pastillas para adelgazar, cirugías estéticas, balanzas, electrodos, ropa, maquillajes, yogures
verdes ¡Todo para que un día entremos en esas malditas medidas!
¿No sentís que estás muy triste persiguiendo algo que nunca vas a alcanzar?
Y si comenzamos a intentar mirarnos al espejo con amor, si vemos en cada cicatriz el
recorrido de una aventura que nadie vivió como nosotras?
Si agarramos por fin la vida (sus comidas, actividades, salidas, bailes, etc) con felicidad y
sin nada de culpa? ¿Qué pasaría de terrible?
Esta tarde me comí 5 medialunas, miré dos películas en la cama comiendo chocolate, cené
con mis amigas, y brindé con ellas sin pensar en nada más que ESO que estaba
VIVIENDO; cuando antes de acostarme me miré al espejo ¿Sabés qué vi?
UNA MUJER FELIZ.

Comencemos una revolución desde nuestra mirada a nuestro cuerpo, hagamos esa
revolución que nos permita simplemente VIVIR.

Aluminé Kwist

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