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Teorías del Déjà vu

Si existe algo que puede agregarle un misterio casi palpable a la vida, de sentir que hay algo
más allá que esta realidad, y que a la vez nos hace sentir parte de esa otra, son los deja-vus.
Desde pequeño experimente lo que es sentir uno de ellos, sentirse ajeno al momento de pronto
y observar cómo se suceden los eventos con una sincronía casi absoluta con nuestro
pensamiento, como si la escena que estamos viendo fuera una creación de nosotros mismos y
cómo, por más que tratamos de no creer tal vez, de ver si es que esta experiencia se extiende
aún más con un poco de escepticismo, giramos la cabeza para seguir buscando esta magia y
muchas veces se extiende y alarga hasta que finalmente se pierde y continuamos siendo uno
más de nosotros; sin ninguna habilidad especial o poder para ver el futuro, manejar los
momentos o crear situaciones a nuestro antojo, y esto nos hace pensar: de donde vienen estos
tan famosos Déjà vus, con su nombre tan exótico y afrancesado que si mal no recuerdo
significa ‘ya lo vi’ o algo así.

Muchas teorías se me ocurrieron a lo largo de los años: vidas pasadas, almas viejas, un error
en la matriz como diría la película, pero nunca había algo que me conectara directamente con
esta experiencia como es en realidad. Y así pasaron los años, tuve muchos déjà vus, cada uno
tan mágico como el otro, tan inolvidable y a la vez tan pasajero. Hasta que un día dejé de
tenerlos, sin darme cuenta ya no me daban, los había superado, me habían abandonado, no lo
sé pero sentía como si hubiera perdido mi magia, la conexión se había cortado con lo que sea
que hay sido la conexión.
Pasaron los meses, tal vez un año o dos puede ser y un día volví a tener uno. La magia había
vuelto de nuevo, eran justo como los recordaba todo pasaba y yo ya lo había visto algún vez,
pero de alguna forma, yo ya no era el mismo, no estaba tan ausente dentro de este momento,
era un poco más consciente de lo que sucedía, y no digo que lo controlara sino que lo
entendía, de alguna manera ya no me sorprendía, no me quedaba frío observándolo sino que
lo pensaba y había algo que, como un sueño que te sabes pero no recuerdas , me decía, me
explicaba como era que sucedían.
Y así pues, volví a tener déjà vus, siempre con esta nueva postura de tranquilidad y
entendimiento dentro de ellos, pero todavía sin poder decir de donde venían. Hasta un día sin
fecha definida que caí en cuenta que no eran las imágenes que veía las que ya había visto sino
las que estas proyectaban en mi mente. Pude ver en este momento que, durante un déjà vu,
observaba lo que sucedía y esta imagen se trasformaba en pensamiento, y así mismo este
pensamiento se transformaba en otra imagen, diferente a la que veía pero con el mismo sabor,
el mismo significado proyectado de otra manera; y era esta imagen y no la que veía la que
había visto yo alguna vez y fue ahí que lo note y entendí de donde vienen para mí los déjà vus.

No es una verdad absoluta, no puedo probar mi verdad ni es una ciencia exacta pero, según lo
que he llegado a experimentar en estas dos etapas de déjà vus, es que estos no son ajenos a
nosotros, nos pertenecen y llegamos a ellos inconcientemente.
Los sueños son producto de nuestro inconsciente, se crean cada día, cada noche, reflejan el
día que vivimos, nuestro pasado inmediato y de toda nuestra vida, todos los datos que
inconscientemente recolectamos y los conscientes también y son proyectados hacia el futuro
en nuestros sueños; donde tratamos de resolver nuestros problemas actuales, traumas del
pasado y adivinar el porvenir con las herramientas que tenemos a nuestro alcance.
Por otro lado no es que no conozcamos nuestro futuro, nos acostamos sabiendo qué va a
pasar mañana a gran escala. Sabemos qué vamos a hacer, a quiénes veremos, a dónde
iremos y no solo al día siguiente, sino durante el mes, los siguientes, durante el año y la vida
misma. Conocemos fechas, cumpleaños, fiestas, eventos, horarios, rutas, situaciones que se
repiten sin ser adivinos como el tráfico, las vacaciones, los veranos.
Entonces, no es para mi coincidencia que, de todas las sugerencias que nuestros sueños
generen de futuros posibles, con la inmensa cantidad de información que almacenamos sin
saber, alguna de ellas realmente coincida con la realidad y se proyecte en este mágico
momento llamado déjà vu, que para la mayoría sea producto de alguna fuerza exterior y
desconocida, para mi es producto de mi imaginación. Y es cuestión de tino y fortuna para que
estos dos mundos, real y surrealista, colisionen en un momento en el que ambos están en lo
correcto elevándonos a un estado de total certeza de los acontecimientos que ocurren a
nuestro alrededor.
Un sueño es imagen que significa, la realidad tiene significado intrínseco y su imagen es
imagen pura, a la cual le damos significado, mientras el sueño es significado convertido en
imagen, viéndolo linealmente sería:

realidad = imagen + significado + imagen = sueño

En la realidad vemos imágenes a las que les damos un significado al cual le damos una imagen
en nuestros sueños. Y es cuando logramos invertir esta ecuación que obtenemos un déjà vu:

sueño = imagen + significado + imagen = realidad

Producimos imágenes en los sueños, imágenes sujetas a la primera ecuación; no pueden ser
independientes a la realidad los sueños por muy locos que puedan parecer; esas imágenes
tienen un significado tan acertado que eventualmente coinciden con la imagen que representan
en la realidad.

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