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24 de Agosto de 2018
Índice
1. Introducción ..................................................................................................................... 3
2. Objetivos .......................................................................................................................... 3
2.1. Objetivo general ......................................................................................................... 3
2.2. Objetivos específicos: ................................................................................................ 4
4. Metodología.................................................................................................................... 26
4.1 Tipo de estudio .......................................................................................................... 26
4.2 Participantes .............................................................................................................. 26
4.3 Instrumentos .............................................................................................................. 26
4.4 Procedimiento............................................................................................................ 27
5. Desarrollo ....................................................................................................................... 27
5.1 Introducción .............................................................................................................. 27
5.2. Describir cómo se trabaja desde este organismo, con diferentes instituciones a fin de
recibir y realizar derivaciones asistidas y de realizar capacitaciones a las mismas ........ 28
5.3. Describir cómo se trabaja en el acompañamiento desde el organismo con estas
poblaciones en relación al derecho que se tiene al reconocimiento a la identidad de
género .............................................................................................................................. 34
5.4. Describir cómo se trabaja desde el organismo con estas poblaciones a efectos de
garantizar el derecho a la salud y atención integral. ....................................................... 37
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5.5. Describir cómo se trabaja desde el organismo con estas poblaciones en lo referente
a la promoción del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para los mismos. ........... 42
6. Conclusiones .................................................................................................................. 44
Referencias ......................................................................................................................... 48
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1. Introducción
2. Objetivos
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trans; así como a adultos trans que padezcan problemas de salud mental, y la promoción
del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para ambas poblaciones.
1.- Describir cómo se trabaja desde el organismo con diferentes instituciones a fin de
recibir y realizar derivaciones asistidas en forma correcta a niños, niñas, adolescentes trans
y a adultos trans que padezcan problemas de salud mental, optimizando así la utilización
de los recursos.
2.- Describir cómo se trabaja en el acompañamiento desde el organismo con niños,
niñas, adolescentes trans; y adultos trans que padezcan problemas de salud mental en
relación al derecho que se tiene al reconocimiento a la identidad de género.
3.- Describir cómo se trabaja desde el organismo con niños, niñas, adolescentes trans; y
adultos trans que padezcan problemas de salud mental, en lo que se refiere a garantizar el
derecho a la salud y atención integral.
4.- Describir cómo se trabaja desde el organismo con niños, niñas, adolescentes trans; y
adultos trans que padezcan problemas de salud mental, en lo que se refiere a la promoción
del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para los mismos.
3. Marco teórico
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identificamos y también por ende de aquellas de las que nos diferenciamos (Martínez
Guzmán & Montenegro Martínez, 2011).
Una de entre tantas de esas formas sería el sexo, el sexo asignado al nacer, el cual según
la Asociación de Psicólogos Americana (2011), se refiere a la biología de una persona, lo
que generalmente se clasifica como hombre, mujer o intersexual. Hace referencia a un
número de indicadores de sexo biológico, cromosomas sexuales, gónadas, órganos
reproductivos internos y genitales externo.
Las personas sienten, se perciben y se identifican con un determinado género, es lo que
se llama Identidad de Género y puede corresponderse o no con el sexo biológico de las
personas. Si la identidad de género se corresponde con su sexo biológico, se dice que esa
persona es cisgénero o cisgenérica. Pero si la identidad de género de una persona no se
corresponde con su sexo biológico se dice que ellas son personas transgénero,
transgenéricas o simplemente, trans. Aparte de las aquí señaladas, existen otras formas de
nombrar a las personas trans, pero generalmente se considera que estas tres incluyen a las
demás (Ministerio de Salud, 2016)
Para la Asociación de Psicólogos Americana (2006) transgénero es un vocablo
utilizado para describir a personas cuya identidad de género (su autopercepción como
hombre o mujer) o expresión de género difiere de aquella que normalmente se asocia a su
sexo de nacimiento. La mayoría viven parcial o totalmente como miembros del otro
género. De manera global, cualquier persona cuya identidad, aspecto, o conducta caiga
fuera de las normas de género convencionales se puede clasificar como transgénero. No
obstante, no cualquier persona cuya apariencia o conducta sea atípica a su género se
identificará a sí misma como transgénero.
La expresión de género, es la la forma de expresión u exteriorización de una persona, se
diferencia de la identidad de género, ya que esta, no siempre es expresada o exteriorizada o
en el sentido contrario, hay personas que en algunas circunstancias se expresan en un
género diferente a su sexo biológico, sin ser personas transgénero (Ministerio de Salud,
2016).
Respecto a la orientación sexual, la Asociación de Psicólogos Americana (2011)
establece que es una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera hacia
otros. Existe a lo largo de un continuo que va desde la heterosexualidad exclusiva hasta la
homosexualidad exclusiva e incluye diversas formas de bisexualidad. Las personas
bisexuales pueden experimentar una atracción sexual, emocional y afectiva hacia personas
de su mismo sexo y del sexo opuesto. A las personas con una orientación homosexual se
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las denomina a veces gay (tanto hombres como mujeres) o lesbianas (sólo a las mujeres).
Se distingue fácilmente de otros componentes de la sexualidad que incluyen sexo
biológico, identidad sexual (la autopercepción de ser hombre o mujer) y el rol social del
sexo (respeto de las normas culturales de conducta femenina y masculina). Las personas
pueden o no expresar su orientación sexual en sus conductas.
Retomando lo trans o transgénero, el termino nos remite a un colectivo con el que la
mayoría poblacional no se identifica, ya que según el estudio efectuado por Pruitt (2002) el
10% de la población se considera no heterosexual y no está de acuerdo con la identidad
sexual. Una porción de este diez porciento la compone el colectivo trans.
Butler (2009) se cuestiona qué tipo de perturbación implica en el campo del poder este
colectivo que cuestiona el carácter dicotómico del género.
Desde el activismo de distintos grupos sociales, se ha cuestionado la visión binaria,
bregado por un concepto más amplio del género, y luchando por una continua integración
de las personas que no se ajustan al estereotipo binario tradicionalmente aceptado por la
sociedad (Martínez Guzmán & Montenegro Martínez, 2010).
Kennedy y Hellen (2010) dicen que niños y niñas transgéneros son a menudo vistos
como problemáticos porque ponen en tela de juicio una construcción de género muy
arraigada en estas sociedades, la cual asimila una identidad de género con una genitalidad
indicada al nacer. Su existencia, amenaza la visión de la infancia entendida como una etapa
de la vida asexuada. Esto sugiere que existe una invisibilización y negación de la
diversidad de género en la primera infancia. Sin embargo, contrario a una amenaza, los
niños transgéneros son parte de la diversidad humana, y evidencian cómo la identidad de
género, más que una construcción estática y binaria, es un abanico de posibilidades
(Malpas, 2011).
La transgeneridad, a pesar de lo que se piensa, no es producto de una crisis familiar, o
causada por un abuso sexual, o por un estilo parental de tipo estricto o liberal, la
transgeneridad es una realidad que atraviesa culturas, razas, religiones y épocas, distando
mucho de ser una enfermedad, una fase o una elección voluntaria (Rosin, 2008). Para
aquellos niños que expresan una diversidad de género de modo constante, es una expresión
de la diversidad humana, y aunque no se saben las causas, es posible que la transgeneridad
pueda ser comprendida desde la biología, más que por componentes sociales o por la
historia de vida de una persona (Brill & Pepper, 2008). Aún así y a pesar de los progresos
en cuanto a equidad de género, la animosidad de la sociedad que culpa a los niños y sus
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padres por no adaptarse a las tradicionales normas de género esta aún vigente (Mallon &
DeCrescenzo, 2006).
Etimológicamente infancia deriva del latín de in-fari, que significa que no puede hablar,
lo que insinúa a una infancia hablada y legitimada por otros, explicada, traducida
descifrada por adultos, sin los cuales el niño no podría ser (Brasesco, 2011).
Al hablar de una infancia legitimada y descifrada por adultos, es dable reflexiónar
sobre dos procesos que tuvieron lugar en la modernidad, relevantes para comprender el
papel de la infancia en Occidente, ellos son la consolidación del individualismo y la
expansión del Estado. Como consecuencia de los cambios que provocáran los procesos de
industrialización y urbanización, se produce el debilitamiento de la religión, de la familia
rural extendida y con ello de la cultura tradicional, en cambio se fortaleció la identidad
individual y la autonomía. Así mismo, el Estado se establece como autoridad y tendrá
dentro de sus funciones, la de orientar el progreso nacional e individual, convirtiéndose en
la fuente de identidad colectiva por antonomasia para los individuos, fortaleciendo el ideal
de Nación (Vazquez de Prada, 2017). Se produce el descenso del número de hijos por
familia, lo cual genera la posibilidad de idealización del niño al permitir centrar la atención
en él, lo que se consolida en el siglo XIX, con el modelo de niño como centro de la familia,
necesitado de protección y cuidado. Nacen las políticas de escolarización obligatoria, las
que a su vez también cambian las políticas económicas de un país (Vázquez de Prada,
2017). En concordancia, Anderson (1970) en su estudio sobre la vida familiar del siglo
XIX, sugiere que el niño pasa de ser visto como un activo para el trabajo, un medio de
supervivencia, a alguien de quien los padres podrán eventualmente recibir afecto y apoyo
emocional. Al mismo tiempo se desarrolla la pedagogía, dando cabida a un estatus
ambiguo para el niño, quien no será tan dependiente de los adultos, pero continua siendo
menor, sin responsabilidades, derechos o un rol bien definido. Lo que si ya es un hecho, es
que durante la etapa escolar, el niño debe ser protegido, mantenido y aconsejado. Otro
ingrediente que contribuyó a esta mirada de la niñez en el siglo XIX, fue el desarrollo de la
contagiosas que eran las que tenían mayor incidencia en la mortalidad infantil (Satriano,
2008).
Respecto a la adolescencia no hay una definición universal de la misma (Lozano, 2014).
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dócil y maleable, permite un control minucioso del cuerpo del niño, un disciplinamiento.
Hace ver así mismo que el nacimiento del sentimiento de infancia coincide con la
multiplicación de los discursos normativos. Por lo tanto, no hay infancia si no es por la
intervención práctica de un numeroso conjunto de instituciones modernas de resguardo,
tutela y asistencia de la niñez. Hoy asistimos a un cambio profundo en el estatuto de la
niñez, y estas dos instituciones también están mutando y en este entramado entran además
de las variables de poder, el ingreso vertiginoso de la tecnología y el fenómeno de la
aptitud de los niños, niñas y adolescentes para apoderarse de esta herramienta y producir
un quiebre en esta concepción de adulto que todo lo sabe y que enseña todo al niño/a que
nada sabe (Satriano, 2008).
Teniendo al Estado como entidad para mantener el orden y la paz social, la concepción
de niñez necesitada de tutela, imperó durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX en
Argentina. Desde esa óptica en 1.919 se sanciona la ley del Patronato de la Infancia Nº
10.903 llamada también Ley de Agote ya que fue impulsada por el Diputado conservador
Luis Agote, el médico higienista (Firpo & Salazar, 2011). Esta ley no era inocente,
obedece a ciertos discursos de poder de carácter conservador. Se crean figuras e
instituciones de poder, las que ejercerán ese control, como ser el Juez de Menores,
reformatorios, institutos de menores, casas cunas, etc. Con facultades para ejercer coerción
física y psicológica, otorgadas por el cuerpo normativo. Nace aquí el paradigma de la
situación irregular en relación a la niñez marginada y pobre (De la Iglesia, Velázquez &
Piekarz, 2008).
En concordancia, García Méndez (2007) explica que estas prácticas sufren cambios con
la Segunda Guerra Mundial, ya que la preocupación por la niñez se transforma en global
para el mundo occidental y se retoma la Declaración de Ginebra de 1924 sobre los
Derechos del Niño, que postulaba en sus principios asegurar a todo niño las condiciones
esenciales para el pleno desarrollo de su persona. De la Iglesia, Velázquez y Piekarz (2008)
precisan el devenir histórico y dicen que, tras reimpulsarse la Declaración sobre los
Derechos del Niño, en 1948 se aprueba la Declaración de Derechos del Hombre, en donde
los derechos y libertades de los niños se hallarían incluidos de forma implícita, y en el Art.
25, Inc. 2, se estableció que la infancia tiene derecho a cuidados y asistencia especiales. En
el año 1959 se adopta en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Declaración de
los Derechos del Niño, compuesta por diez principios, pero aún se sostiene al niño como
falto de madurez física y mental, necesitado de protección y cuidados especiales. En el
transcurso de 1970 y 1980, va imponiéndose lentamente la noción del niño como sujeto de
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Aún en este estado de cosas, la niñez trans ocupa un lugar difícil en la sociedad.
Aunque las personas transgéneros han logrado salir a la luz pública, la existencia de niños
y niñas que sienten, piensan, hablan y se comportan como niños, y niños que lo hacen
cómo niñas, aún es un tema espinoso, incluso intolerable para algunos. Como si el ser
transgénero fuera una transformación decidida en la vida adulta, aunque la literatura señala
que las personas transgéneros se dan cuenta que su identidad de género difiere de su sexo
biológico, generalmente en la primera infancia (Brill & Pepper, 2008; Kennedy & Hellen,
2010; Mallon & DeCrescenzo, 2006).
Se estima que 1 en 500 niños presenta diversidad de género, los niños transgéneros se
encuentran dentro de este grupo (Brill & Pepper, 2008). La incongruencia con el género
asignado al nacer se puede presentar desde la edad preescolar, aunque no se cuenta con
estudios epidemiológicos confiables sobre la prevalencia de esta condición en la población
infantil. Los estudios poblacionales más recientes han reportado una prevalencia de
adolescentes que se identifican a sí mismos como transgénero entre el 1,2 y el 1,3 % y es
similar entre personas de sexo femenino o masculino al nacer (Castilla-Peón, 2018). Sin
embargo, no todos los niños que despliegan una diversidad de género llegan a ser adultos
transgéneros (Rosin, 2008) o desarrollan una sensibilidad, concientización y un sentir con
respecto a su género que es incongruente con su sexo biológico (Wester et al., 2010).
Pavan (2017) relata que, en el Área de Salud de la Comunidad Homosexual Argentina,
reciben consultas no sólo de adultos, sino también de niños/as y adolescentes acompañados
por sus familias. Pero lo habitual es que la persona comience con sus intentos de resolver
por su cuenta y decisión las cuestiones identitarias, en la adolescencia o posteriormente en
la juventud o ya de adultas. La realidad es que las incomodidades, extrañamientos y
cuestionamiento respecto del “quién soy” y del “qué ven los otros en mí” aparecen ya en la
más tierna infancia. Incluso antes del reconocimiento de la diferencia sexual anatómica,
estas preguntas están presentes de una manera u otra.
A partir del reconocimiento de la diferencia sexual anatómica, en algunos casos
comienzan las incomodidades genitales y relata ejemplos de niñas trans que ante la
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evidencia de su genitalidad, expresan que el pene o los testículos son feos o que van a
desaparecer, y que sería mejor no tener pene. Orinan sentados, esconden sus genitales,
sienten horror de los mismos, manifiestan la necesidad de que no estén. Aunque en general
prevalece la idea de un futuro reparador mediante la articulación con la fantasía, de que a
medida de que crezcan seguirán convirtiendo mágicamente en las nenas que sienten que
son. No se sienten cómodos con los atributos adjudicados a su rol, tienen rechazo por los
juegos que la cultura asigna a su sexo asignado al nacer. También manifiestan intenso
rechazo, por ejemplo, a la ropa femenina, vestidos, y todo lo que sea de color rosa. Es
habitual que renuncien a participar de eventos sociales que impliquen una vestimenta más
tradicional e incluso que se evite ir a la escuela para así no tener que utilizar el uniforme Se
sienten más confortables con ropa de varón y llevando el pelo corto. A veces pueden ser
confundidas por varones y piden ser llamadas con nombres masculinos o con algún apodo
que no identifique el género. Sus héroes de las fantasías son masculinos y fuertes, prefieren
compartir los juegos con varones, practicar con ellos deportes y participar de juegos rudos.
Rechazando en oportunidades, con repugnancia, toda actividad vinculada a lo femenino.
Algunas niñas orinan de pie negándose a hacerlo sentadas. En estos casos, también, se
manejan hipótesis de un futuro reparador con la fantasía de que más adelante la genitalidad
masculina va a crecer (Pavan, 2017).
Los niños transgénero experimentan una desconexión entre su sexo, el de su anatomía,
y su género, el cual incluye conductas, roles y actividades (Park, 2011).
El malestar en relación con el sexo biológico se presenta de diferentes formas a lo largo
de la vida, en los niños con una pronunciada molestia frente a su sexo, el trasvestirse
atraviesa e interfiere en todo momento su cotidianeidad. Hay fracaso en la relación
vincular con otros niños/as, lo que implica imposibilidad de hacer amigos, con más la
imposibilidad de adquirir las habilidades del propio sexo, hacen que se produzca una
vivencia de aislamiento. Es común qué desistan de asistir a la escuela para no tener que ir
vestidos con la ropa que se considera adecuada a su sexo, también por la falta de
sensibilidad que presentan algunos educadores y por las burlas de sus compañeros/as
(Pavan, 2017).
Si bien ser transgénero no es una enfermedad, las personas trans están expuestas a
riesgos específicos para la salud, dentro de los cuales se ha reportado que la tasa de
suicidios en mujeres transgénero es cinco veces mayor que la de la población general, y
que los adolescentes sufren violencia física y emocional, en mayor frecuencia que sus
pares. Además, presentan cuadros depresivos, ideación suicida, e intentos de suicidio con
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una frecuencia cuatro a cinco mayor, que los adolescentes cisgenero. Se exponen en mayor
medida a conductas de riesgo para la salud como el consumo de drogas y de alcohol,
inician más temprano, que los cisgenero, las relaciones sexuales, pueden parecer trastornos
de la alimentación en un intento por modificar la forma del cuerpo. Y es por ello que hay
mucho que hacer para mejorar el bienestar y los desenlaces en salud de esta población, y
que la atención debe empezar desde la edad pediátrica. Es fundamental la formación de
profesionales de la salud mental, que puedan desempeñar un papel importante en la
atención de las personas trans (Castilla-Peón, 2017).
En Argentina, quien desarrollo el campo del psicoanálisis implicado, Alfredo Grande,
tiene como campo de intervención a la identidad trans, y dice que cuando una Niña/o trans
exige desde su deseo ser reconocida/o se está frente a un analizador teórico, político y
también histórico de la forma que en que pensamos la identidad y la sexualidad infantiles.
Teórico, porque obliga a pensar los mecanismos de construcción de la subjetividad y la
sexualidad infantil. La subjetivación en el marco de una cultura represora, está
rigurosamente vigilada. Si no es posible diferenciar mandato y el deseo, ya sea porque
estos están fusionados o porque el mandato ha capturado al deseo, estamos frente a la
heterosexualidad. Pero cuando el ser, contraria al mandato, se está frente a una
interpelación al binarismo de género, a la cultura imperante. Pero el deseo está. Desde lo
profesional y desde lo personal, puede ayudarse a sostener una identidad contra la propia
cultura deseante pero funcional a la cultura represora hegemónica, ejemplo los tratamientos
correctivos, o se puede escuchar primero, acompañar después, y sostener los deseos del
niño o niña (Grande, 2017).
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La Salud Pública y la psiquiatría están y han estado siempre bajo el peso de las
determinaciones políticas y económicas de la ideología dominante en la teoría y la práctica
sanitaria, en su organización y expresión clínica. La Salud Pública nace como higiene de
las poblaciones en la Francia revolucionaria. Philippe Pinel (1745-1826), para los
psiquiatras es padre de la psiquiatría y para los salubristas el promotor de la higiene
pública francesa. (Marset Campos & Sáez Gómez, 1997). Origino que naciera un nuevo
proyecto político de la burguesía: una sociedad basada en la salud, el trabajo y la riqueza
para todos. La relación entre pobreza y enfermedad, en tanto que objetos de la car idad, se
ha roto como resultado de la revolución. A comienzos del siglo XIX la salud, es un asunto
público, un asunto de Estado, incide en la riqueza nacional. Se revisa la idea individual de
la higiene y de la salud, y se empieza a concebir que hay factores sociales y estilos de vida
que inciden, Pinel habla en su tratado de costumbres favorecedoras o perjudiciales para la
salud (Pinel, 1988). En este punto coincide con Kraepelin (1856-1926), alemán,
biologisista y positivista, quien inicia una nueva etapa en la evolución de la psiquiatría, al
efectuar la clasificación y la descripción de las enfermedades mentales, dividiendo a las
enfermedades mentales en endógenas, o sea las de origen biológico (hereditarias,
congénitas) y por lo tanto incurables; y las exógenas, es decir, las psicosis producidas
como reacciones a acontecimientos o a situaciones traumáticas, como la psicosis
carcelaria. En síntesis, tanto Pinel como Kraepelin introducen la idea de que se puede
enfermar no hereditariamente, sino por algo de la relación del sujeto con el mundo, es
decir, por algo adquirido (Desviat, 2001).
Testa (1990) expresa que en épocas de la posguerra, la Organización Mundial de la
Salud realizó un enunciado de carácter político y de principios, destinado a ligar la salud a
la responsabilidad de los Estados para que estos promovieran su desarrollo, definición que
en su preámbulo rezaba así “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (p 1), a pesar de lo que
pueda criticarse de este concepto debe reconocerse que planteó una definición positiva de
la salud diferenciándose de los conceptos existentes hasta entonces; que no la equiparaba a
la simple negatividad de la enfermedad, en la misma intervenían componentes “sociales” y
“psíquicos”. Esto dio pie a, que en 1978, la Declaración de Alma-Ata completara la
definición, al considerarla un derecho humano fundamental, que requiere de la
intervención de muchos otros sectores sociales y económicos, además del de salud (Tejada
de Rivero, 2003).
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La W.H.O. (2001) dedicó su informe anual a la salud mental empleando ese mismo año,
en el Día Mundial de la Salud el lema «Sí a la atención, no a la exclusión», una declaración
absolutamente política y que se relaciona indirectamente con la infancia trans y las
personas adultas trans que padecen algún problema de salud mental. En la presentación del
Informe mencionado, se resumen los tres principales campos de conocimiento que cubre el
documento: a) eficacia de la prevención y el tratamiento, b) planificación y provisión de
servicios y c) políticas para eliminar estigmas y discriminaciones, y subvenciones
adecuadas para la prevención y el tratamiento. La mayor diferencia entre estas dos
plataformas políticas (higiene y salud) es el acento puesto en la mejora de la atención
hospitalaria en la primera (única forma de tratamiento disponible en aquella época) y el
énfasis contemporáneo en alejar la salud mental de los hospitales psiquiátricos para
ubicarla en la comunidad (Bertolote, 2006).
En el 1950 además de tener en su constitución la definición antes mencionad, dice que
salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de
sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar
de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad
(W.H.O. 2001).
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que una tercera parte clasificó por algún criterio de trastorno mental, el 17% trastornos de
conducta, el 15% depresión mayor y el 9% trastorno de estrés postraumático. Anorexia y
bulimia fueron pocas, pero en cambio lo que apareció con frecuencia fueron los intentos de
suicidio a lo largo de la vida (31%), (Mustanski et al, 2010).
Tanto en niñas, niños o adolescentes en transición, efectivamente apoyados en su
identidad de género se apreciaron bajas tasas de internalización de psicopatologías,
sugiriendo que ser transgénero no es sinónimo, ni el resultado directo de psicopatología en
la infancia. Así mismo, los resultados proporcionaron evidencia clara de que los niños
transgénero tienen niveles de ansiedad y depresión similares a sus hermanos y compañeros
no transgénero (Olson, Durwood, DeMeules, & McLaughlin, 2016).
En el 2014, Arístegui y Zalazar, llevaron a cabo un relevamiento en el que se muestra
que tan expuestos al riesgo de suicidio están los integrantes de este colectivo. El grupo de
hombres trans, muestra una situación preocupante, situación que se advierte aún hoy
después de transcurridos 5 años de la sanción de la ley. La edad promedio en que se
presenta el primer intento de suicidio es inferior en los hombres (13 años) que en las
mujeres trans (16 años). Es probable en razón a la edad en que aparecen los primeros
intentos, que esto estaría siendo influenciado por el momento en que aparecen los
caracteres sexuales secundarios que se producen durante los cambios hormonales
producidos en la pubertad. También surge que 5 de cada 10 hombres trans han tenido ideas
suicidas y 4 de cada 10 de ellos han realizado algún intento de suicidio, a diferencia de las
mujeres trans que solo un tercio sufrió ideaciones o intento de suicidio (Arístegui &
Zalazar, 2014). Los cambios sociales no siempre acompañan los cambios legislativos, a
veces son más lentos, hay en ellos, procesos que subyacen al estigma y la discriminación.
Es allí donde hay que trabajar sensibilizando a la sociedad, volviendo visible aquellos
sufrimientos generados por la discriminación, la agresión y la indiferencia (Montes Berges,
2008).
Pavan (2017), dice en su libro que al hablar de despatologización de las identidades
trans, no solamente se refieren a la necesidad que desclasificar el trastorno de los manuales
de psiquiatría, sino que, en aquellos tratamientos que las personas trans puedan necesitar o
demandar, sean admitidas con capacidad para decidir sobre sí mismas. Hay que privilegiar
la autonomía y la responsabilidad sobre sus propios cuerpos. Hay que habilitar, de este
modo, el espacio para un relato propio, poder reconocerse como individuos activos. Para
para dejar atrás el MMH, y para poner en marcha un modelo de atención no estigmatizante,
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ejercen. Deberá así mismo intervenir en los términos del artículo 59 del Código Civil en
todo asunto judicial o extrajudicial que afectare los derechos de las personas menores de
edad o de los/las incapaces, y entablar en defensa de estos/estas las acciones y recursos
pertinentes, sea en forma autónoma o junto con sus representantes necesarios. Otra de sus
funciones consiste en asesorar a personas menores de edad e incapaces, inhabilitados/as y
penados/as bajo el régimen del artículo 12 del Código Penal, así como también a sus
representantes necesarios, sus parientes y otras personas que pudieren resultar responsables
por los actos de los/las incapaces, para la adopción de todas aquellas medidas vinculadas a
la protección de estos/as. Es de su competencia concurrir con la autoridad judicial en el
ejercicio de las funciones y deberes que les incumben de acuerdo con la Ley Nacional Nº
26.657 y la Ley Local 448 (Salud Mental) sobre internación y externación de personas.
Dentro de sus facultades está la de emitir dictamen en los asuntos en que sean consultados
por los/las tutores/as o curadores/as públicos/as. Podrá citar y hacer comparecer a personas
a sus despachos cuando, a su juicio, fuere necesario para pedir explicaciones o contestar
los cargos que se les formulare, cuando se encontraren afectados los derechos de personas
menores de edad o incapaces. También está dentro de sus funciones la de inspeccionar
periódicamente los establecimientos de internación, guarda, tratamiento y reeducación,
sean públicos o privados, debiendo mantener informadas a las autoridades judiciales y, por
la vía jerárquica correspondiente al Asesor o Asesora General Tutelar, sobre el desarrollo
de las tareas educativas y de tratamiento social y médico propuestas para cada internado/a,
así como respecto del cuidado y atención que se les otorgue. Y finalmente deberá
dictaminar en las causas sometidas a fallo plenario cuando la cuestión se refiera al derecho
de las personas menores de edad o de los/las incapaces (Ley Orgánica del Ministerio
Público Nº 1.903, 1983).
El Área de Género fue creada a fines de 2014 y las tareas concretas consisten en la
gestión de recursos, la articulación con diferentes organismos (hospitales, escuelas,
organismos gubernamentales, etc.) a fin de obtener turnos y recursos, el fortalecimiento de
la red familiar/afectiva, el asesoramiento a instituciones públicas y privadas, derivaciones
asistidas, etc. También tareas de capacitación a instituciones (Informe Final del Área de
Género, 2017).
En el Informe Final del Área de Género, (2017) se encuentra el organigrama del equipo
de género, el que está conformado por dos abogados un psiquiatra y un trabajador social, y
coordinado y liderado por uno de los abogados.
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3.8. Políticas Públicas en relación a infancia y adolescencia trans y adultos trans con
problemas de Salud Mental
Al referirse a las Políticas Públicas, según Lahera (2004), se trata de aquellos cursos de
acción y flujo de información relacionados con un objetivo político definido en forma
democrática; los que son desarrollados por el sector público y, frecuentemente, con la
participación de la comunidad y el sector privado.
Durante el transcurso del año 2006, se suscribió la Carta Acuerdo entre el Hospital
Durand y la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) para la creación de un equipo
interdisciplinario de profesionales a fin de atender los casos de la comunidad gay, lésbica,
travesti, transexual y bisexual. La carta incluye a los departamentos del Hospital Durand y
los/as profesionales del Área de Salud y del Área Jurídica de la CHA para facilitar el
acceso a la salud de las personas sin discriminación por orientación sexual e identidad de
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En el año 2015, se creo la Guía para el abordaje sexual y de identidad de género para las
instituciones educativas de la provincia de Buenos Aires (Pavan, 2017).
Las normativas que enmarcan las Políticas Públicas respecto a cuestiones de Diversidad
de Género en la C.A.B.A. son la Ley 5261 Contra la Discriminación, esta ley tiene por
objetivo garantizar y promover el principio de igualdad y prevenir la discriminación a
través de políticas públicas inclusivas. Además, se incorpora a la orientación sexual, la
identidad de género, los grupos de adultos mayores y las personas con discapacidad. Y la
Ley 26.743 De Identidad de Género, que permite que las personas trans (travestis,
transexuales y transgéneros) puedan ser inscritas en sus documentos personales con
el nombre y el género de elección, además de ordenar que todos los tratamientos médicos
de adecuación a la expresión de género sean incluidos en el Programa Médico Obligatorio,
lo que garantiza una cobertura de las prácticas en todo el sistema de salud, tanto público
como privado (Ministerio de Salud-Presidencia de la Nación, 2013).
La Dirección General de Convivencia en la Diversidad de la Subsecretaría de Derechos
Humanos y Pluralismo Cultural, tiene como responsabilidades primarias trabajar en
políticas públicas y espacios de promoción, prevención y protección para disminuir actos
de discriminación y violencia hacia las personas de los diversos colectivos que comparten
y cohabitan en la Ciudad de Buenos Aires (Convivencia en la Diversidad. Dirección
General de Convivencia en la Diversidad de la Subsecretaría de Derechos Humanos y
Pluralismo Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2018).
La C.A.B.A. posee diversos programas en curso como ser el de La Red Diversa (2017),
como un espacio dentro de gobierno que promueve la diversidad en el ámbito laboral.
Con respecto a la educación, desde el 2011, comenzó a funcionar un bachillerato,
conocido como Mocha Celis, no es exclusivo ni excluyente, arrancando las clases y en
mayo del 2012, con titulación oficial: Perito Auxiliar en Desarrollo de Comunidades.
(Chaher, 2015).
En lo que respecta la salud médica, las personas trans tienen como único centro de
referencia, el servicio de urología del hospital Duran de la Ciudad de Buenos Aires, donde
se reciben consultas desde todo el país y países limítrofes, y en la provincia de Buenos
Aires el Hospital Rodríguez (Pavan 2017).
Desde la Dirección General de Convivencia en la Diversidad de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, (D.G.C.D) se diseñan e implementan políticas públicas para la protección y
promoción de los derechos de la población LGBTIQ, lo que incluye a la población trans en
todas sus etapas. Se trabaja en diversas áreas, por ejemplo se estableció la Casa
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4. Metodología
Estudio de caso.
4.2 Participantes
Los/as participantes, son los miembros del equipo de Género de del organismo,
conformado por profesionales, cuyas edades oscilan entre 28 y 45 años, un psiquiatra, un
trabajador social, una abogada, todos coordinados por un abogado y la población de
menores de 18 años, o adultos trans con problemas de salud mental, atendidos por el
Organismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires elegidos/as según los siguientes
criterios de inclusión: 1) personas que se auto-identifiquen como, hombres y mujeres trans,
2) que sean menores de edad 3) o adultos trans con problemas de Salud Mental.
4.3 Instrumentos
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4.4 Procedimiento
5. Desarrollo
5.1 Introducción
Los casos en este organismo ingresan por distintas vías: demanda espontánea por
teléfono, correo electrónico o de manera presencial, derivación interna del M.P.T.,
efectores públicos y/o privados, derivación de otros organismos locales y/o nacionales, etc.
Ante cada caso que se recibe, se abre una actuación, se completa una planilla de
datos personales diseñada específicamente para el área y se determinan las líneas de
acción a seguir, las que se registran en la primera hoja del expediente, aquí denominado
actuación.
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5.2. Describir cómo se trabaja desde este organismo, con diferentes instituciones a fin
de recibir y realizar derivaciones asistidas y de realizar capacitaciones a las mismas
En el marco de esta práctica profesional, se observó que ante cada caso ingresado
al equipo de género, ya sea que éste se produzca por demanda espontánea, teléfono, correo
electrónico, derivación interna o externa, con posterioridad a completarse el formulario
inicial, se determinan las líneas de acción. Esta determinación es clave, el coordinador se
reúne con el equipo, o con parte del mismo, se trata de tomar contacto con la o las partes
en cuestión, a través de reuniones o de visitas, y se evalúan los pasos a seguir, qué recursos
son necesarios gestionar para ese caso en particular, de todo lo cual se deja constancia en la
actuación, en su primera hoja, y desde ese momento se procede a la articulación con
diferentes organismos (hospitales, escuelas, organismos gubernamentales, etc.) a fin de
obtener turnos y recursos, el fortalecimiento de la red familiar/afectiva, el asesoramiento a
instituciones públicas y privadas, derivaciones asistidas, etc. Todo este accionar se podría
vincular con lo dicho por Vitale y Travnik (2011) referenciado en el Marco Teórico,
respecto de la importancia de la Protección Integral que se le debe prestar a los Niños,
Niñas y Adolescentes, como sujetos de Derecho y que se debe intentar su participación, así
como la escucha que se le presta a ellos, a sus padres, familiares o personas que los tienen
a su cargo, en función del interés superior de estos Niños, Niñas y Adolescentes.
En muchos de los casos, se pudo recabar información por medio de la lectura de las
actuaciones o por estar autorizada a estar presente en la reunión con el
niño/niña/adolescente o persona a cargo, en calidad de observadora, o ver cómo el equipo
resolvía una determinada situación planteada. En otros casos, cuando el Coordinador así lo
requería, a través de la observación participante, se tomaba contacto con diferentes
organismos por ejemplo a fin de obtener turnos para la rectificación de género en los
registros correspondientes, coordinar reuniones con instituciones educativas, solicitar
turnos en hospitales, ya sea que el demandante necesitare asistir a un médico, psicólogo,
también hablar a las Fiscalías, ya sea para coordinar estrategias, informar situaciones o
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conocimiento de la notita escrita por una niñita trans, en los primeros años de la primaria,
que enfrentaba a su padre explicándole que no la obligara a usar ropa que no le gustaba. Y
le pedía en la cartita, que la llamara por el nombre por ella elegido y que no actuara con
violencia si usaba ropa con brillos.
En el último caso se citó a comparecer al progenitor a la oficina, citación que
realizó la pasante, aunque no pudo asistir a la reunión por no suceder la misma dentro del
horario de concurrencia a la pasantía, aunque posteriormente el Coordinador le informó
que según estaba planteado el caso, éste se iba a judicializar.
El equipo de género ha manifestado en más de una oportunidad, que desde su
accionar procura que el Estado proteja a este niño, niña o adolescente o adulto trans. Hay
coincidencia con lo vertido por Castilla-Peón (2017) quien advierte que aunque ser
transgénero no es una enfermedad, estas identidades están expuestas a riesgos específicos
para la salud, y se ha reportado que la tasa de suicidios en mujeres transgénero es cinco
veces mayor que le de la población general, y que los adolescentes trans sufren violencia
física y emocional, en mayor medida que sus pares. Presentando además cuadros
depresivos, ideación suicida, e intentos de suicidio con una frecuencia cuatro a cinco veces
mayor, que sus pares cisgenero. Se exponen en de modo mas intenso y con mayor
frecuencia a conductas de riesgo para la salud como la utilización de drogas y de alcohol,
inician más temprano que los cisgenero las relaciones sexuales, pueden parecer trastornos
de la alimentación en un intento por modificar la forma del cuerpo.
Se observa que desde este equipo se trabaja en interacción, no solo con
organismos públicos, sino también con organizaciones no gubernamentales, profesionales
de la salud, con todo aquel que pueda aportar una mejor calidad de atención a esta
población, y es así que se pudo tomar conocimiento de consultas realizadas a la Licenciada
Pavan, autora mencionada en este trabajo, al CHA y otros organismos. Se podría vincular
el accionar de este organismo público con aquello propuesto por Castilla-Peón (2017),
quien dice que hay mucho que hacer para mejorar el bienestar y los desenlaces en salud, de
esta población, la atención debe empezar desde edad temprana siendo fundamental la
formación de profesionales de la salud, que puedan desempeñar un papel importante en la
atención de las personas trans.
En este apartado se ha tratado de describir cómo se trabaja desde este organismo,
en interacción con otras instituciones, ya sea relevando los recursos existentes, o a fin de
recibir y realizar derivaciones asistidas. Tratando de capacitar a la mayor cantidad de
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Lo habitual es que la persona comience con sus intentos de resolver por su cuenta
y decisión las cuestiones identitarias, en la adolescencia o posteriormente en la juventud o
ya de adultas. La realidad es que las incomodidades, extrañamientos y cuestionamiento
respecto del “quién soy” y del “que ven los otros en mi” aparece ya en la más tierna
infancia. Incluso antes del reconocimiento de la diferencia sexual anatómica, estas
preguntas están. (Pavan, 2017).
Esto que expresa Pavan respecto a la identidad, y como su cuestionamiento y
búsqueda aparece ya en la infancia, está contemplado en el cuerpo normativo de la
República Argentina donde se establece qué tramites y cómo deben hacerse, para lograr un
reconocimiento registral, es decir, obtener una nueva Partida de Nacimiento y un
Documento Nacional de Identidad con el nombre elegido y la identidad de género auto
percibida.
La Ley 26.061, establece que las personas menores de dieciocho (18) años de
edad, que quieran solicitar cambio en sus datos identitarios, deberán solicitar el trámite a
través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor, teniendo en
cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo con
lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061, de
protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes. La persona menor de
edad deberá contar con la asistencia del abogado del niño. Cuando por cualquier causa se
niegue o sea imposible obtener el consentimiento de alguno/a de los/as representantes
legales del menor de edad, se podrá recurrir a la vía sumarísima para que los/as jueces/zas
correspondientes resuelvan, teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e
interés superior del niño/a de acuerdo con lo estipulado en la Convención sobre los
Derechos del Niño y en la Ley 26.061 de protección integral de los derechos de niñas,
niños y adolescentes. Cumplidos los requisitos establecidos el/ la oficial público procederá,
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5.4. Describir cómo se trabaja desde el organismo con estas poblaciones a efectos de
garantizar el derecho a la salud y atención integral.
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enfermedad mental, un número importante de especialistas plantea que los síntomas que
presentan los niños transgéneros, como su pobre imagen de sí mismo, baja autoestima,
abuso de drogas e intentos suicidas, automutilación son el resultado del rechazo de
terceros, las restricciones que viven, y las estigmatizaciones por parte de sus familias y la
sociedad (Conroy, 2010) y no serían características propias de la naturaleza de las
personas transgénero (Mallon y DeCrescenzo, 2006).
Se podría vincular esta temática y las diferentes posturas en relación a los modelos,
con un apartado del Informe del equipo de Género (2017), en el que se consigna la
recepción ya sea por parte del equipo de Género o del de Salud Mental, de varios informes
sobre niños, niñas o adolescentes elaborados por equipos profesionales basados en
estereotipos de género o que contienen términos discriminatorios, algunos de los cuales se
tuvo oportunidad de ver y también de ver como el equipo de Género, oficiaba rápidamente
haciendo notar la situación, como se ilustra a continuación:
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- En fecha ... 2017 un equipo tratante del Hospital ….” suscribió una
comunicación de alta de internación de la adolescente trans G.,G.
(Actuación … Nº …/2012) dirigida a esta …. Allí hacen referencia de la
joven como "El Paciente" en numerosas ocasiones.
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integral, describiendo tanto los organismos con los que interacciona como también las
complejidades que estos presentan.
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requerimiento de su nieto, relató que no sabia nada de los padres del niño y que la última
vez que los vio, ambos tenían VIH/SIDA, luego no aparecieron más, tal vez por ser adictos
y enfermos, ella presumía que estaban muertos. No podía renovar el documento del niño y
este además quería la rectificación de su D.N.I. Desde el equipo de género se realizaron los
oficios necesarios para la búsqueda de los padres, para otorgarle la guarda a la abuela y
finalmente para renovar el documento, con la intención de realizar más adelante cuando
toda la documental necesaria esté lista, la rectificación del mismo. En este caso la abuela
expresaba su apoyo al nieto, el niño concurría a la escuela, hacia deporte y sus necesidades
parecían ser escuchadas. Como decían Olson, Durwood, DeMeules, y McLaughlin (2016)
en las niñas, niños y adolescentes en transición, efectivamente apoyados en su identidad de
género se apreciaron bajas tasas de internalización de psicopatologías, sugiriendo que ser
transgénero no es sinónimo, ni el resultado directo de psicopatología en la infancia. Así
mismo, los resultados proporcionaron evidencia clara de que los niños transgénero tienen
niveles de ansiedad y depresión similares a sus hermanos y compañeros no transgénero.
Otro caso que se pudo observar y en alguna medida participar, fue el de una madre
con una nena trans, de escolaridad inicial, divorciada del padre de la niña, concurrió a
solicitar ayuda porque este no aceptaba la identidad de género de su hija. Se ponía violento
cuando esta expresaba que quería ser tratada como nena y que se la llamara con el nombre
por ella elegido. El equipo se reunió con la madre y la niña, quien expresaba con toda
claridad su elección y con la Licenciada Pavan como invitada por el equipo, quien ya
estaba al tanto del caso y sugirió que se tratara de hablar con el padre. Luego, se citó al
padre, la reunión la tuvo con el Coordinador del equipo y otros integrantes un día que no
tenía que concurrir a la pasantía. El Coordinador relató luego que no hubo posibilidad de
reflexión con el padre, por lo que el caso se judicializó. Como bien expresara Montes
Berges (2008) los cambios sociales no siempre acompañan los cambios legislativos, a
veces son más lentos, hay en ellos procesos que subyacen al estigma y la discriminación.
Si bien ante una infancia o adolescencia trans, el entorno debe ajustarse y aprender
una nueva realidad, algunos padres hablan de asistir al entierro de un hijo/a y al nacimiento
de otro/a, desde el Área de Género propiamente dicha poco es lo que se puede hacer, más
allá de la pequeña psicoeducación que es prestada, en cada caso por el equipo. En algunas
ocasiones el equipo de género busca ayuda terapéutica para los familiares que tienen
dificultades para aceptar la identidad de género trans de algún familiar, ya sea con
psicólogos de hospitales o con el grupo terapéutico para familiares de personas trans que
funciona en el Centro de Salud Mental “Ameghino” dependiente del G.C.A.B.A.
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6. Conclusiones
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b) A nivel de caso particular, el Área de Género trabaja con los Registros Civiles
para que se lleve a cabo la rectificación de el Acta de Nacimiento de la persona,
consignando su nombre elegido y su identidad de género auto percibida, conforme lo
establecen la ley en el caso de adultos y de personas menores de 18 años. Se acompaña a
personas en el trámite, paso a paso, en caso de ser necesario ante la falta de respuesta de
los Registros o su negativa, envía oficios urgiendo la misma o solicitando las
correspondientes explicaciones para poder subsanar posteriormente. Ha habido casos en
que los asistentes o representantes legales, parientes o personas que los tuvieren a cargo,
acompañan pero solicitan el asesoramiento de este organismo y otros en los cuales debe
suplirse la compañía del asistente o representante legal, pariente o persona que lo tuviere a
cargo, siempre dentro del marco de la Ley de Identidad de Género.
Otra de las funciones que realiza el Área de Género a través de su equipo y que se
relaciona con todas las funciones, es la de garantizar el derecho a la salud y atención
integral de las poblaciones referenciadas en este trabajo. Relaté las observaciones que tuve
oportunidad de hacer en campo y también en la lectura de actas, respecto del envío de
oficios a los distintos hospitales pediátricos de la C.A.B.A para pedir información sobre
cómo se realizaba la atención de salud para niñas, niños y adolescentes trans que consulten
por cuestiones específicas relativas a su identidad de género. Tuve acceso a conocer sus
respuestas y en algunos casos la falta de ella.
También se incluyen aquí las tareas de psicoeducación que pude observar realizan
los miembros del equipo de género, al recepcionar a población trans menor de 18 años, sus
familiares, o quienes tienen su guarda o los asisten. No observe la presencia de ningún
psicólogo, que pudiera recepcionar en ese momento clave al niño, niña o adolescente trans,
su familia, tutores o miembros de instituciones que los tienen a su cargo. Se describe el
proceso de derivaciones, y de turnos con el objeto de otorgar los tratamientos médicos de
adecuación a la expresión que tienen, asistencia psicológica a la persona y sus allegados,
etc. Se intenta proveer de las herramientas necesarias para que esa persona se encuentre
efectivamente apoyada en su identidad de género. Estas pueden consistir en conseguir el
turno para tratamientos de salud, lugar en un club para jugar un deporte que le guste y así
sacar al niño de su aislamiento, asistir a la escuela o instituto donde este se encuentre y dar
capacitación a personal y directivos y/o talleres a los alumnos o compañeros. Esto lo
relaciono con aquello que decía Pavan (2017) sobre que el punto no sería la transexualidad,
sino las transfobia.
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Describí, lo que pude observar en relación a cómo trabaja el Área de Género con
niños, niñas, adolescentes trans; y adultos trans que padezcan problemas de salud mental,
en lo que se refiere a la promoción del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para los
mismos. Narré algunos casos en los que pude participar y algunos que tomé conocimiento
por medio de la lectura de actuaciones. Relaté cómo se procura darle apoyo a la red
familiar y afectiva, de distintos modos, consiguiéndole turnos con equipos de psicólogos de
otras instituciones, desde la contención que representa en algunos casos el trabajo que hace
el equipo para que ese niño, niña o adolescente reciba la atención necesaria si tiene algún
problema de salud o para que reciba tratamientos médicos de adecuación a la expresión de
genero que tiene o para realizar toda la documentación de rectificación de actas de
nacimiento y D.N.I.
Para tener una perspectiva crítica quisiera resaltar que en este organismo, en
general la impronta observada es más jurídica y de salud pública habiendo poca o ninguna
articulación con lo psicológico, y podría pensarse que se pierde un momento puntual de
contención a quien demanda, generalmente con gran angustia y en lo que respecta al
equipo, se lo carga con una tarea no a fin a sus competencias, lo que podría generarles un
desgaste. Por ello podría pensarse en la inclusión de un psicólogo con las adecuadas
competencias profesionales, en línea con lo que dice Castro Solano (2004), para realizar
entrevistas de diagnóstico, orientación psicológica a padres o entorno, para lograr una
adecuada interiorización a la temática, y poder realizar, en caso de ser necesario, informes
psicológicos, estas competencias deben incluir la adecuada formación para trabajar con
poblaciones de bajos recursos económicos o minorías, prestar asesoramiento a
profesionales no psicólogos, poder realizar diseño de baterías de evaluación psicológica a
medida y tener un conocimiento de las áreas nuevas de la psicología.
El equipo de género no es de dedicación exclusiva ya que también pertenecen al
equipo de Salud Mental, y por ello, por ejemplo, el psiquiatra no siempre cuenta con
tiempo o se le superponen actividades de los equipos. También y habiendo visto el trabajo
que se realiza, y lo intenso del mismo podría pensarse que sería conveniente que el
trabajador social, y la abogada trabajaran con dedicación exclusiva al área de género
En cuanto a la significación personal del presente trabajo, como cierre de la
formación académica en esta carrera de grado, resultó una oportunidad para pensar el lugar
del terapeuta articulado con las instituciones, valorar la articulación y el trabajo de las
mismas, tomando a la empatía en cuanto a dimensión de la comunicación y a la
psicoeducación, como herramientas fundamentales, para los abordajes terapéuticos y un
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futuro profesional en esa línea. Posibilitándome desarrollar una futura línea relacionada
con el trabajo en instituciones, ya sea en tareas de capacitación, de psicoeducación a
instituciones públicas o privadas, ONG, Instituciones educativas, Hogares, y otros, para
aportar mi conocimiento en lo referente a diversidad sexual, identidad de género,
orientación sexual, y sexo asignado al nacer, trabajar sobre prejuicios y estereotipos.
Conceptos necesarios para poder trabajar en la prevención de discriminación y situaciones
que Pavan (2017) llama de transfobia.
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