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Universidad de Palermo

Facultad de Ciencias Sociales


Licenciatura en Psicología
Práctica y Habilitación Profesional

TRABAJO FINAL INTEGRADOR


Un análisis de las actuaciones sobre la población de niños, niñas y adolescentes trans,
asesorada en un organismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, perteneciente al
Ministerio Público Tutelar, órgano del Poder Judicial.

Luz María Palma; Leg. 84079 (luzmapalma@gmail.com)


Tutora: Natalia Da Silva

24 de Agosto de 2018
Índice
1. Introducción ..................................................................................................................... 3

2. Objetivos .......................................................................................................................... 3
2.1. Objetivo general ......................................................................................................... 3
2.2. Objetivos específicos: ................................................................................................ 4

3. Marco teórico ................................................................................................................... 4


3.1. Conceptualización de la terminología relacionada al transgénero ............................. 4
3.2 Niño, Niña y Adolescente. Arqueología del poder y la norma. La Tutela. ................. 7
3.3. Infancia y adolescencia trans.................................................................................... 11
3.4. Salud Mental, qué es y su relación con lo transgénero. ........................................... 13
3.5. Los Modelos Médicos y la mirada patologizadora o despatologización de lo
transgénero. Su repercusión en la salud trans. ................................................................ 15
3.6 Cambios legislativos y sociales, causas y consecuencias ......................................... 18
3.7. El organismo de la Ciudad de Buenos Aires y su Equipo de Género ...................... 21
3.8. Políticas Públicas en relación a infancia y adolescencia trans y adultos trans con
problemas de Salud Mental ............................................................................................. 23

4. Metodología.................................................................................................................... 26
4.1 Tipo de estudio .......................................................................................................... 26
4.2 Participantes .............................................................................................................. 26
4.3 Instrumentos .............................................................................................................. 26
4.4 Procedimiento............................................................................................................ 27

5. Desarrollo ....................................................................................................................... 27
5.1 Introducción .............................................................................................................. 27
5.2. Describir cómo se trabaja desde este organismo, con diferentes instituciones a fin de
recibir y realizar derivaciones asistidas y de realizar capacitaciones a las mismas ........ 28
5.3. Describir cómo se trabaja en el acompañamiento desde el organismo con estas
poblaciones en relación al derecho que se tiene al reconocimiento a la identidad de
género .............................................................................................................................. 34
5.4. Describir cómo se trabaja desde el organismo con estas poblaciones a efectos de
garantizar el derecho a la salud y atención integral. ....................................................... 37
2

5.5. Describir cómo se trabaja desde el organismo con estas poblaciones en lo referente
a la promoción del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para los mismos. ........... 42

6. Conclusiones .................................................................................................................. 44

Referencias ......................................................................................................................... 48

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1. Introducción

El presente Trabajo Final Integrador forma parte de la materia “Práctica y Habilitación


Profesional” de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de Palermo, la misma fue
realizada en un organismo de la Ciudad de Buenos Aires, en la oficina central sita en el
microcentro.
Este organismo fue creado por la Constitución de la Ciudad y es parte del Ministerio
Público Fiscal conformando así parte del Poder Judicial. Es el órgano que vela por la
protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes y de adultos afectados en su
salud mental, así como por correcta y oportuna aplicación de la ley. Siendo una de sus
funciones medulares realizar investigaciones que aporten información en relación al
trabajo y competencia de ese organismo.
Este trabajo es concebido en el marco de la experiencia de Práctica Profesional que fue
llevado a cabo en un Organo del Poder Judicial de C.A.B.A., específicamente en el Área de
Género. Esta área fue creada a fines de 2014.
Las actividades desarrolladas en el mencionado equipo, consisten en recepcionar casos,
ya sea por demanda espontánea como también por derivaciones, que tengan cuestiones de
género como parte de su contenido, la labor consiste en iniciar actuaciones, establecer
contacto, ya sea con el niño/a o adolescente o adulto con problema de salud mental, en su
caso también con los padres o tutores o mayores a cargo, curadores, encargados de
instituciones, médicos, instituciones educativas, y cualquier persona u organismo en el cual
se desempeñe en su vida cotidiana, colaborar para que tenga toda la atención que les
corresponde conforme al derecho vigente, verificar que se cumplan las leyes que lo
protegen y velar por su desarrollo pleno.
En el marco de esas actuaciones es dable observar ciertos datos de interés.

2. Objetivos

2.1 Objetivo general

Describir cómo se efectúa desde el organismo, la gestión de recursos y la


articulación con diferentes organismos e instituciones (hospitales, escuelas, organismos
gubernamentales, etc.) a fin de garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes

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trans; así como a adultos trans que padezcan problemas de salud mental, y la promoción
del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para ambas poblaciones.

2.2. Objetivos específicos:

1.- Describir cómo se trabaja desde el organismo con diferentes instituciones a fin de
recibir y realizar derivaciones asistidas en forma correcta a niños, niñas, adolescentes trans
y a adultos trans que padezcan problemas de salud mental, optimizando así la utilización
de los recursos.
2.- Describir cómo se trabaja en el acompañamiento desde el organismo con niños,
niñas, adolescentes trans; y adultos trans que padezcan problemas de salud mental en
relación al derecho que se tiene al reconocimiento a la identidad de género.
3.- Describir cómo se trabaja desde el organismo con niños, niñas, adolescentes trans; y
adultos trans que padezcan problemas de salud mental, en lo que se refiere a garantizar el
derecho a la salud y atención integral.
4.- Describir cómo se trabaja desde el organismo con niños, niñas, adolescentes trans; y
adultos trans que padezcan problemas de salud mental, en lo que se refiere a la promoción
del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para los mismos.

3. Marco teórico

3.1. Conceptualización de la terminología relacionada al transgénero

Para definir la terminología relacionada a transgénero, es prudente diferenciar y


conceptualizar términos como sexo, transgénero, identidad de género, orientación sexual, y
conducta sexual entre otros.
Es pertinente referirse antes al término identidad del latín "identĭtas", es el vocablo
referido a la cualidad de lo idéntico o al conjunto de rasgos propios de un individuo o de
una colectividad que los caracterizan frente a los demás, o conciencia que tiene una
persona de ser ella misma y distinta a las demás (RAE, 2004). Simultáneamente al definir
identidad, se define la diferencia, eso que hace que divide el Yo del no Yo, el nosotras del
nosotros o el nosotros del ellos. La identidad, ha sido medular en las ciencias sociales para
dar respuesta sobre aquello que otorga estabilidad, unidad y coherencia a las personas y a
los grupos. La identidad refiere a formas sociales con las cuales nos reconocemos, nos

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identificamos y también por ende de aquellas de las que nos diferenciamos (Martínez
Guzmán & Montenegro Martínez, 2011).
Una de entre tantas de esas formas sería el sexo, el sexo asignado al nacer, el cual según
la Asociación de Psicólogos Americana (2011), se refiere a la biología de una persona, lo
que generalmente se clasifica como hombre, mujer o intersexual. Hace referencia a un
número de indicadores de sexo biológico, cromosomas sexuales, gónadas, órganos
reproductivos internos y genitales externo.
Las personas sienten, se perciben y se identifican con un determinado género, es lo que
se llama Identidad de Género y puede corresponderse o no con el sexo biológico de las
personas. Si la identidad de género se corresponde con su sexo biológico, se dice que esa
persona es cisgénero o cisgenérica. Pero si la identidad de género de una persona no se
corresponde con su sexo biológico se dice que ellas son personas transgénero,
transgenéricas o simplemente, trans. Aparte de las aquí señaladas, existen otras formas de
nombrar a las personas trans, pero generalmente se considera que estas tres incluyen a las
demás (Ministerio de Salud, 2016)
Para la Asociación de Psicólogos Americana (2006) transgénero es un vocablo
utilizado para describir a personas cuya identidad de género (su autopercepción como
hombre o mujer) o expresión de género difiere de aquella que normalmente se asocia a su
sexo de nacimiento. La mayoría viven parcial o totalmente como miembros del otro
género. De manera global, cualquier persona cuya identidad, aspecto, o conducta caiga
fuera de las normas de género convencionales se puede clasificar como transgénero. No
obstante, no cualquier persona cuya apariencia o conducta sea atípica a su género se
identificará a sí misma como transgénero.
La expresión de género, es la la forma de expresión u exteriorización de una persona, se
diferencia de la identidad de género, ya que esta, no siempre es expresada o exteriorizada o
en el sentido contrario, hay personas que en algunas circunstancias se expresan en un
género diferente a su sexo biológico, sin ser personas transgénero (Ministerio de Salud,
2016).
Respecto a la orientación sexual, la Asociación de Psicólogos Americana (2011)
establece que es una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera hacia
otros. Existe a lo largo de un continuo que va desde la heterosexualidad exclusiva hasta la
homosexualidad exclusiva e incluye diversas formas de bisexualidad. Las personas
bisexuales pueden experimentar una atracción sexual, emocional y afectiva hacia personas
de su mismo sexo y del sexo opuesto. A las personas con una orientación homosexual se

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las denomina a veces gay (tanto hombres como mujeres) o lesbianas (sólo a las mujeres).
Se distingue fácilmente de otros componentes de la sexualidad que incluyen sexo
biológico, identidad sexual (la autopercepción de ser hombre o mujer) y el rol social del
sexo (respeto de las normas culturales de conducta femenina y masculina). Las personas
pueden o no expresar su orientación sexual en sus conductas.
Retomando lo trans o transgénero, el termino nos remite a un colectivo con el que la
mayoría poblacional no se identifica, ya que según el estudio efectuado por Pruitt (2002) el
10% de la población se considera no heterosexual y no está de acuerdo con la identidad
sexual. Una porción de este diez porciento la compone el colectivo trans.
Butler (2009) se cuestiona qué tipo de perturbación implica en el campo del poder este
colectivo que cuestiona el carácter dicotómico del género.
Desde el activismo de distintos grupos sociales, se ha cuestionado la visión binaria,
bregado por un concepto más amplio del género, y luchando por una continua integración
de las personas que no se ajustan al estereotipo binario tradicionalmente aceptado por la
sociedad (Martínez Guzmán & Montenegro Martínez, 2010).
Kennedy y Hellen (2010) dicen que niños y niñas transgéneros son a menudo vistos
como problemáticos porque ponen en tela de juicio una construcción de género muy
arraigada en estas sociedades, la cual asimila una identidad de género con una genitalidad
indicada al nacer. Su existencia, amenaza la visión de la infancia entendida como una etapa
de la vida asexuada. Esto sugiere que existe una invisibilización y negación de la
diversidad de género en la primera infancia. Sin embargo, contrario a una amenaza, los
niños transgéneros son parte de la diversidad humana, y evidencian cómo la identidad de
género, más que una construcción estática y binaria, es un abanico de posibilidades
(Malpas, 2011).
La transgeneridad, a pesar de lo que se piensa, no es producto de una crisis familiar, o
causada por un abuso sexual, o por un estilo parental de tipo estricto o liberal, la
transgeneridad es una realidad que atraviesa culturas, razas, religiones y épocas, distando
mucho de ser una enfermedad, una fase o una elección voluntaria (Rosin, 2008). Para
aquellos niños que expresan una diversidad de género de modo constante, es una expresión
de la diversidad humana, y aunque no se saben las causas, es posible que la transgeneridad
pueda ser comprendida desde la biología, más que por componentes sociales o por la
historia de vida de una persona (Brill & Pepper, 2008). Aún así y a pesar de los progresos
en cuanto a equidad de género, la animosidad de la sociedad que culpa a los niños y sus

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padres por no adaptarse a las tradicionales normas de género esta aún vigente (Mallon &
DeCrescenzo, 2006).

3.2 Niño, Niña y Adolescente. Arqueología del poder y la norma. La Tutela.

Etimológicamente infancia deriva del latín de in-fari, que significa que no puede hablar,
lo que insinúa a una infancia hablada y legitimada por otros, explicada, traducida
descifrada por adultos, sin los cuales el niño no podría ser (Brasesco, 2011).
Al hablar de una infancia legitimada y descifrada por adultos, es dable reflexiónar
sobre dos procesos que tuvieron lugar en la modernidad, relevantes para comprender el
papel de la infancia en Occidente, ellos son la consolidación del individualismo y la
expansión del Estado. Como consecuencia de los cambios que provocáran los procesos de
industrialización y urbanización, se produce el debilitamiento de la religión, de la familia
rural extendida y con ello de la cultura tradicional, en cambio se fortaleció la identidad
individual y la autonomía. Así mismo, el Estado se establece como autoridad y tendrá
dentro de sus funciones, la de orientar el progreso nacional e individual, convirtiéndose en
la fuente de identidad colectiva por antonomasia para los individuos, fortaleciendo el ideal
de Nación (Vazquez de Prada, 2017). Se produce el descenso del número de hijos por
familia, lo cual genera la posibilidad de idealización del niño al permitir centrar la atención
en él, lo que se consolida en el siglo XIX, con el modelo de niño como centro de la familia,
necesitado de protección y cuidado. Nacen las políticas de escolarización obligatoria, las
que a su vez también cambian las políticas económicas de un país (Vázquez de Prada,
2017). En concordancia, Anderson (1970) en su estudio sobre la vida familiar del siglo
XIX, sugiere que el niño pasa de ser visto como un activo para el trabajo, un medio de
supervivencia, a alguien de quien los padres podrán eventualmente recibir afecto y apoyo
emocional. Al mismo tiempo se desarrolla la pedagogía, dando cabida a un estatus
ambiguo para el niño, quien no será tan dependiente de los adultos, pero continua siendo
menor, sin responsabilidades, derechos o un rol bien definido. Lo que si ya es un hecho, es
que durante la etapa escolar, el niño debe ser protegido, mantenido y aconsejado. Otro
ingrediente que contribuyó a esta mirada de la niñez en el siglo XIX, fue el desarrollo de la
contagiosas que eran las que tenían mayor incidencia en la mortalidad infantil (Satriano,
2008).
Respecto a la adolescencia no hay una definición universal de la misma (Lozano, 2014).

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Al no presentar características uniformes el concepto de adolescencia, tomará diferentes


valores conforme lo qué se entienda por infancia y por estado joven adulto, lo que será
propio de cada cultura. Es por ello que se presenta una gran dificultad para circunscribir la
adolescencia a una etapa abstracta del desarrollo ontogenético. Para dar razón de la
diversidad genérica de este concepto hay que tener en cuenta la variabilidad cultural y es
necesario disponer de una estructura efectiva en la que la adolescencia está ya organizada
en esa cultura, ya sea a través de ritos o de pasos, recién allí se podrá acuñar un concepto
funcional, como el período que comienza con la salida de la infancia (salida para cuyo
análisis disponemos de una criterio objetivo: la pre pubertad y la pubertad) pero en el cual
todavía no se ha alcanzado el estado de adultez (Bueno,1998). Otra forma de definir la
adolescencia es utilizando una doble negación: ni niño, ni adulto (Marchesi et al., 1992).
En su trabajo de la adolescencia Hall (1904) la denomina como el período de “tormenta y
estrés”, dice que los cambios físicos ocurridos durante la adolescencia producen de igual
forma cambios psicológicos. En su intento de adaptarse a estos cambios, el joven, procura
vincularse a su grupo de pares, en donde siente seguridad y comprensión al compartir con
personas que atraviesan por circunstancias similares.
Para visibilizar el rol del poder y la norma en la actualidad, se recapitula brevemente. La
modernidad efectúa un primer recorte, el de la niñez que será restituida a la sociedad con
un estatus de segregación, incapacidad y vulnerabilidad. La burguesía en sus prácticas
produce significaciones respecto a la niñez, como la de docilidad, inocencia, latencia y
fragilidad. Su opuesto sería aquel invisibilizado niño de la calle, que al trabajar, realiza
tareas para un adulto, borrándose así la diferencia simbólica con el adulto. Hubo dos piezas
claves en la modernidad para sostener este recorte, la familia y la escuela. Durante 400
años se construyó esta infancia, las prácticas de conservación de los hijos, el higienismo, la
filantropía y el control de la población dieron lugar a la familia burguesa. La escuela y el
juzgado de menores también se ocuparon de los vástagos: la primera, educando la
conciencia del hombre futuro, pero también alejando al niño de sus padres e interviniendo
en su formación, el segundo promoviendo la figura del padre en el lugar de la ley, como
sostén simbólico de la familia. En concordancia con lo vertido por Anderson, antes citado,
la escuela trae de la mano a la pedagogía, la que genera conceptos generales relativos a la
niñez y construye categorías concernientes al alumno distanciando así al niño de los
adultos y concibe a la infancia como un nuevo cuerpo social (Satriano, 2008).
En concordancia con Satriano (2008), expresa Foucault (1992) que a través de la
disciplina escolar, se procede a efectuar una manipulación del cuerpo infantil, el cual al ser

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dócil y maleable, permite un control minucioso del cuerpo del niño, un disciplinamiento.
Hace ver así mismo que el nacimiento del sentimiento de infancia coincide con la
multiplicación de los discursos normativos. Por lo tanto, no hay infancia si no es por la
intervención práctica de un numeroso conjunto de instituciones modernas de resguardo,
tutela y asistencia de la niñez. Hoy asistimos a un cambio profundo en el estatuto de la
niñez, y estas dos instituciones también están mutando y en este entramado entran además
de las variables de poder, el ingreso vertiginoso de la tecnología y el fenómeno de la
aptitud de los niños, niñas y adolescentes para apoderarse de esta herramienta y producir
un quiebre en esta concepción de adulto que todo lo sabe y que enseña todo al niño/a que
nada sabe (Satriano, 2008).
Teniendo al Estado como entidad para mantener el orden y la paz social, la concepción
de niñez necesitada de tutela, imperó durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX en
Argentina. Desde esa óptica en 1.919 se sanciona la ley del Patronato de la Infancia Nº
10.903 llamada también Ley de Agote ya que fue impulsada por el Diputado conservador
Luis Agote, el médico higienista (Firpo & Salazar, 2011). Esta ley no era inocente,
obedece a ciertos discursos de poder de carácter conservador. Se crean figuras e
instituciones de poder, las que ejercerán ese control, como ser el Juez de Menores,
reformatorios, institutos de menores, casas cunas, etc. Con facultades para ejercer coerción
física y psicológica, otorgadas por el cuerpo normativo. Nace aquí el paradigma de la
situación irregular en relación a la niñez marginada y pobre (De la Iglesia, Velázquez &
Piekarz, 2008).
En concordancia, García Méndez (2007) explica que estas prácticas sufren cambios con
la Segunda Guerra Mundial, ya que la preocupación por la niñez se transforma en global
para el mundo occidental y se retoma la Declaración de Ginebra de 1924 sobre los
Derechos del Niño, que postulaba en sus principios asegurar a todo niño las condiciones
esenciales para el pleno desarrollo de su persona. De la Iglesia, Velázquez y Piekarz (2008)
precisan el devenir histórico y dicen que, tras reimpulsarse la Declaración sobre los
Derechos del Niño, en 1948 se aprueba la Declaración de Derechos del Hombre, en donde
los derechos y libertades de los niños se hallarían incluidos de forma implícita, y en el Art.
25, Inc. 2, se estableció que la infancia tiene derecho a cuidados y asistencia especiales. En
el año 1959 se adopta en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Declaración de
los Derechos del Niño, compuesta por diez principios, pero aún se sostiene al niño como
falto de madurez física y mental, necesitado de protección y cuidados especiales. En el
transcurso de 1970 y 1980, va imponiéndose lentamente la noción del niño como sujeto de

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derecho, que puede percibir y pensar autónomamente, y no un incapaz representado por


adultos, hasta que en 1989 se logra la sanción de la Convención sobre los Derechos del
Niño. En este marco, la ley de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y
Adolescentes propicia la participación social de los mismos y apunta a garantizar todas las
oportunidades para su pleno desarrollo físico, psíquico, moral, espiritual y social, en
condiciones de libertad, igualdad y dignidad. En el mismo orden Vitale y Travnik (2011)
manifiestan que hay una transformación de la perspectiva tutelar que tenía a los menores
como objeto de tutela, paradigma de la Ley del Patronato de Menores, al enfoque actual de
la Protección Integral en el que los niños, niñas y adolescentes son considerados como
sujetos de derecho amparados por la Convención Internacional de los Derechos del Niño
(CIDN), Ley Nº 114 del 1/12/1998, de Protección Integral de los Derechos de los Niños,
Niñas y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires y Ley Nacional Nº 26.061 de
Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes del 28/9/2005 .
Este es un punto clave para el estudio de la infancia trans y su tratamiento por el organismo
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
De la Iglesia, Velázquez y Piekarz (2008) refieren que este nuevo entramado de normas
implicaría el pasaje de la doctrina de la situación irregular a la doctrina de la protección
integral, y que tiene por objeto dejar de considerar a la infancia como objeto de tutela para
reconocerla como sujeto de pleno derecho. Principalmente la doctrina de la situación
irregular plantea una división de la infancia: por un lado los menores, pobres, abandonados
e incompatibles con las instituciones de la época, infractores o no; por otro los niños
socialmente adaptados, esto presenta una dicotomía en el discurso de la doctrina de la
protección integral ya que proclamaba la igualdad de todos los niños y niñas, cualquiera
sea su sexo, religión, nacionalidad, posición socio-económica, color u otra condición. En el
primer modelo, al Estado le cabía la tutela de los niños en situación de carencia o
infracción, institucionalizándolos en establecimientos destinados a tal fin mientras que, en
la actualidad, la institucionalización es el último recurso, se intenta no apartar a los niños
de sus familias y se prioriza la asistencia estatal por medio de órganos específicos de niñez.
Se debe oír la opinión de los niños y niñas como sujetos de derecho y se debe
considerar la opinión de familiares y allegados a los niños y niñas en función del interés
superior de los mismos, esto es impensado en la primera doctrina, ya que ésta juzga a la
infancia como incapaz para ejercer sus derechos, con una gradualidad de absolutos o
relativos según su edad; para la segunda, la infancia debe ejercer sus derechos, contando
con el derecho a la información, la orientación necesaria teniendo en cuenta la capacidad

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progresiva. Aunque la legislación marca este nuevo paradigma, la implementación está en


proceso (De la Iglesia, Velázquez & Piekarz, 2008).

3.3. Infancia y adolescencia trans.

Aún en este estado de cosas, la niñez trans ocupa un lugar difícil en la sociedad.
Aunque las personas transgéneros han logrado salir a la luz pública, la existencia de niños
y niñas que sienten, piensan, hablan y se comportan como niños, y niños que lo hacen
cómo niñas, aún es un tema espinoso, incluso intolerable para algunos. Como si el ser
transgénero fuera una transformación decidida en la vida adulta, aunque la literatura señala
que las personas transgéneros se dan cuenta que su identidad de género difiere de su sexo
biológico, generalmente en la primera infancia (Brill & Pepper, 2008; Kennedy & Hellen,
2010; Mallon & DeCrescenzo, 2006).
Se estima que 1 en 500 niños presenta diversidad de género, los niños transgéneros se
encuentran dentro de este grupo (Brill & Pepper, 2008). La incongruencia con el género
asignado al nacer se puede presentar desde la edad preescolar, aunque no se cuenta con
estudios epidemiológicos confiables sobre la prevalencia de esta condición en la población
infantil. Los estudios poblacionales más recientes han reportado una prevalencia de
adolescentes que se identifican a sí mismos como transgénero entre el 1,2 y el 1,3 % y es
similar entre personas de sexo femenino o masculino al nacer (Castilla-Peón, 2018). Sin
embargo, no todos los niños que despliegan una diversidad de género llegan a ser adultos
transgéneros (Rosin, 2008) o desarrollan una sensibilidad, concientización y un sentir con
respecto a su género que es incongruente con su sexo biológico (Wester et al., 2010).
Pavan (2017) relata que, en el Área de Salud de la Comunidad Homosexual Argentina,
reciben consultas no sólo de adultos, sino también de niños/as y adolescentes acompañados
por sus familias. Pero lo habitual es que la persona comience con sus intentos de resolver
por su cuenta y decisión las cuestiones identitarias, en la adolescencia o posteriormente en
la juventud o ya de adultas. La realidad es que las incomodidades, extrañamientos y
cuestionamiento respecto del “quién soy” y del “qué ven los otros en mí” aparecen ya en la
más tierna infancia. Incluso antes del reconocimiento de la diferencia sexual anatómica,
estas preguntas están presentes de una manera u otra.
A partir del reconocimiento de la diferencia sexual anatómica, en algunos casos
comienzan las incomodidades genitales y relata ejemplos de niñas trans que ante la

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evidencia de su genitalidad, expresan que el pene o los testículos son feos o que van a
desaparecer, y que sería mejor no tener pene. Orinan sentados, esconden sus genitales,
sienten horror de los mismos, manifiestan la necesidad de que no estén. Aunque en general
prevalece la idea de un futuro reparador mediante la articulación con la fantasía, de que a
medida de que crezcan seguirán convirtiendo mágicamente en las nenas que sienten que
son. No se sienten cómodos con los atributos adjudicados a su rol, tienen rechazo por los
juegos que la cultura asigna a su sexo asignado al nacer. También manifiestan intenso
rechazo, por ejemplo, a la ropa femenina, vestidos, y todo lo que sea de color rosa. Es
habitual que renuncien a participar de eventos sociales que impliquen una vestimenta más
tradicional e incluso que se evite ir a la escuela para así no tener que utilizar el uniforme Se
sienten más confortables con ropa de varón y llevando el pelo corto. A veces pueden ser
confundidas por varones y piden ser llamadas con nombres masculinos o con algún apodo
que no identifique el género. Sus héroes de las fantasías son masculinos y fuertes, prefieren
compartir los juegos con varones, practicar con ellos deportes y participar de juegos rudos.
Rechazando en oportunidades, con repugnancia, toda actividad vinculada a lo femenino.
Algunas niñas orinan de pie negándose a hacerlo sentadas. En estos casos, también, se
manejan hipótesis de un futuro reparador con la fantasía de que más adelante la genitalidad
masculina va a crecer (Pavan, 2017).
Los niños transgénero experimentan una desconexión entre su sexo, el de su anatomía,
y su género, el cual incluye conductas, roles y actividades (Park, 2011).
El malestar en relación con el sexo biológico se presenta de diferentes formas a lo largo
de la vida, en los niños con una pronunciada molestia frente a su sexo, el trasvestirse
atraviesa e interfiere en todo momento su cotidianeidad. Hay fracaso en la relación
vincular con otros niños/as, lo que implica imposibilidad de hacer amigos, con más la
imposibilidad de adquirir las habilidades del propio sexo, hacen que se produzca una
vivencia de aislamiento. Es común qué desistan de asistir a la escuela para no tener que ir
vestidos con la ropa que se considera adecuada a su sexo, también por la falta de
sensibilidad que presentan algunos educadores y por las burlas de sus compañeros/as
(Pavan, 2017).
Si bien ser transgénero no es una enfermedad, las personas trans están expuestas a
riesgos específicos para la salud, dentro de los cuales se ha reportado que la tasa de
suicidios en mujeres transgénero es cinco veces mayor que la de la población general, y
que los adolescentes sufren violencia física y emocional, en mayor frecuencia que sus
pares. Además, presentan cuadros depresivos, ideación suicida, e intentos de suicidio con

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una frecuencia cuatro a cinco mayor, que los adolescentes cisgenero. Se exponen en mayor
medida a conductas de riesgo para la salud como el consumo de drogas y de alcohol,
inician más temprano, que los cisgenero, las relaciones sexuales, pueden parecer trastornos
de la alimentación en un intento por modificar la forma del cuerpo. Y es por ello que hay
mucho que hacer para mejorar el bienestar y los desenlaces en salud de esta población, y
que la atención debe empezar desde la edad pediátrica. Es fundamental la formación de
profesionales de la salud mental, que puedan desempeñar un papel importante en la
atención de las personas trans (Castilla-Peón, 2017).
En Argentina, quien desarrollo el campo del psicoanálisis implicado, Alfredo Grande,
tiene como campo de intervención a la identidad trans, y dice que cuando una Niña/o trans
exige desde su deseo ser reconocida/o se está frente a un analizador teórico, político y
también histórico de la forma que en que pensamos la identidad y la sexualidad infantiles.
Teórico, porque obliga a pensar los mecanismos de construcción de la subjetividad y la
sexualidad infantil. La subjetivación en el marco de una cultura represora, está
rigurosamente vigilada. Si no es posible diferenciar mandato y el deseo, ya sea porque
estos están fusionados o porque el mandato ha capturado al deseo, estamos frente a la
heterosexualidad. Pero cuando el ser, contraria al mandato, se está frente a una
interpelación al binarismo de género, a la cultura imperante. Pero el deseo está. Desde lo
profesional y desde lo personal, puede ayudarse a sostener una identidad contra la propia
cultura deseante pero funcional a la cultura represora hegemónica, ejemplo los tratamientos
correctivos, o se puede escuchar primero, acompañar después, y sostener los deseos del
niño o niña (Grande, 2017).

3.4. Salud Mental, qué es y su relación con lo transgénero.

El objetivo de las intervenciones en salud mental hoy, no es cambiar la identidad de


género, si no ayudar a la persona transgénero o con incongruencia de género y a su familia
a explorar su identidad, encontrar el rol y la expresión de género que le sea más cómoda,
minimizando el malestar emocional asociado con este proceso (Castilla-Peón, 2017).
No siempre fue así y las distintas concepciones también tuvieron distintos impactos en
la percepción de lo transgénero y de su patologización y despatologización (Pavan, 2017).
Lo que se conoce actualmente como Salud Mental tiene sus orígenes en el desarrollo de la
Salud Pública, en la psiquiatría clínica y en otras ramas del saber (Bertolote, 2006).

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La Salud Pública y la psiquiatría están y han estado siempre bajo el peso de las
determinaciones políticas y económicas de la ideología dominante en la teoría y la práctica
sanitaria, en su organización y expresión clínica. La Salud Pública nace como higiene de
las poblaciones en la Francia revolucionaria. Philippe Pinel (1745-1826), para los
psiquiatras es padre de la psiquiatría y para los salubristas el promotor de la higiene
pública francesa. (Marset Campos & Sáez Gómez, 1997). Origino que naciera un nuevo
proyecto político de la burguesía: una sociedad basada en la salud, el trabajo y la riqueza
para todos. La relación entre pobreza y enfermedad, en tanto que objetos de la car idad, se
ha roto como resultado de la revolución. A comienzos del siglo XIX la salud, es un asunto
público, un asunto de Estado, incide en la riqueza nacional. Se revisa la idea individual de
la higiene y de la salud, y se empieza a concebir que hay factores sociales y estilos de vida
que inciden, Pinel habla en su tratado de costumbres favorecedoras o perjudiciales para la
salud (Pinel, 1988). En este punto coincide con Kraepelin (1856-1926), alemán,
biologisista y positivista, quien inicia una nueva etapa en la evolución de la psiquiatría, al
efectuar la clasificación y la descripción de las enfermedades mentales, dividiendo a las
enfermedades mentales en endógenas, o sea las de origen biológico (hereditarias,
congénitas) y por lo tanto incurables; y las exógenas, es decir, las psicosis producidas
como reacciones a acontecimientos o a situaciones traumáticas, como la psicosis
carcelaria. En síntesis, tanto Pinel como Kraepelin introducen la idea de que se puede
enfermar no hereditariamente, sino por algo de la relación del sujeto con el mundo, es
decir, por algo adquirido (Desviat, 2001).
Testa (1990) expresa que en épocas de la posguerra, la Organización Mundial de la
Salud realizó un enunciado de carácter político y de principios, destinado a ligar la salud a
la responsabilidad de los Estados para que estos promovieran su desarrollo, definición que
en su preámbulo rezaba así “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (p 1), a pesar de lo que
pueda criticarse de este concepto debe reconocerse que planteó una definición positiva de
la salud diferenciándose de los conceptos existentes hasta entonces; que no la equiparaba a
la simple negatividad de la enfermedad, en la misma intervenían componentes “sociales” y
“psíquicos”. Esto dio pie a, que en 1978, la Declaración de Alma-Ata completara la
definición, al considerarla un derecho humano fundamental, que requiere de la
intervención de muchos otros sectores sociales y económicos, además del de salud (Tejada
de Rivero, 2003).

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La W.H.O. (2001) dedicó su informe anual a la salud mental empleando ese mismo año,
en el Día Mundial de la Salud el lema «Sí a la atención, no a la exclusión», una declaración
absolutamente política y que se relaciona indirectamente con la infancia trans y las
personas adultas trans que padecen algún problema de salud mental. En la presentación del
Informe mencionado, se resumen los tres principales campos de conocimiento que cubre el
documento: a) eficacia de la prevención y el tratamiento, b) planificación y provisión de
servicios y c) políticas para eliminar estigmas y discriminaciones, y subvenciones
adecuadas para la prevención y el tratamiento. La mayor diferencia entre estas dos
plataformas políticas (higiene y salud) es el acento puesto en la mejora de la atención
hospitalaria en la primera (única forma de tratamiento disponible en aquella época) y el
énfasis contemporáneo en alejar la salud mental de los hospitales psiquiátricos para
ubicarla en la comunidad (Bertolote, 2006).
En el 1950 además de tener en su constitución la definición antes mencionad, dice que
salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de
sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar
de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad
(W.H.O. 2001).

3.5. Los Modelos Médicos y la mirada patologizadora o despatologización de lo


transgénero. Su repercusión en la salud trans.

No obstante estas nociones, en la práctica la atención a la enfermedad se establecía


como lo que Menendez (1988) conceptualiza como el Modelo Médico Hegemónico
(MMH), refiriéndose al conjunto de prácticas, saberes y teorías generados por el desarrollo
de lo que se concibe como medicina científica, que han conseguido identificarse como la
única forma de atender la enfermedad, legitimada tanto por criterios científicos, como por
el Estado. Tanto en la atención de la enfermedad, como en la práctica epidemiológica y
preventivista. Este Modelo Médico Hegemónico detenta parámetros o rasgos estructurales
como ser el biologicismo, una concepción teórica evolucionista-positivista, ahistoricidad,
asocialidad, individualismo, la eficacia pragmática, percibir la salud como mercancía, una
relación asimétrica en el vínculo médico-paciente, la participación subordinada y pasiva de
los consumidores de la salud, profesionalización formalizada, la racionalidad científica
como criterio de exclusión de otros modelos, la tendencia al control social e ideológico y la

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tendencia inductora al consumo médico, lo que deviene en la medicalización de los


problemas, la identificación ideológica con la racionalidad científica como criterio
manifiesto de exclusión de otros modelos (Menéndez, 1988).
Dice Barragán Solís (2005) que Menéndez reconoce además del mencionado Modelo,
otros dentro de ellos el modelo médico basado en la autoatención, el cual es estructural en
todas las sociedades y supone el primer nivel real de atención, reside en el diagnóstico y
atención que llevan a cabo la propia persona enferma o las personas cercanas a ella,
pertenecientes a su grupo familiar y/o comunal, no hay un curador profesional. En este
modelo se agrupan las acciones conscientes encaminadas a la cura. Se caracteriza por
conceptuar la salud como bien de uso, en contraposición a la tendencia a percibir la
enfermedad como mercancía, la participación simétrica y homogeneizante, la legitimidad
grupal y comunal, una concepción basada en la empíria, propensión a la apropiación
tradicional de las prácticas médicas, inclinación sintetizadora, tendencia a asumir la
subordinación inducida respecto de los otros modelos (Barragán Solis, 2005).
El MMH, se encuentra alineado a ciertos manuales médicos, los que tienen una
perspectiva respecto de las personas que no se identifican con el sexo que les asignaron al
nacer considerándolas enfermas mentales. Domínguez (2016) dice que el texto de
referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ICD 10, incluye a las
personas transgénero en la misma gran categoría que la pedofilia y la cleptomanía. Como
también lo hacia el DSM-IV, dice De Toro (2015), ya que hasta el año 2013, ser
transgénero se vinculaba a la categoría de los trastornos sexuales y de la identidad sexual
de acuerdo al Manual Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana
de Psiquiatría (DSM-IV). Al momento de presentar este trabajo las personas con
incongruencia de género, que fueron excluidas del apartado de las afecciones mentales en
el CIE 10 y ubicadas en una nueva clasificación de salud sexual, junto con otras
condiciones como disfunciones y desórdenes (Súarez 2018).
Sinembargo aún hoy algunos especialistas distinguen las variaciones en el género como
una enfermedad mental, aunque un número cada vez más importante de especialistas
plantea que los síntomas que presentan los niños transgéneros, como ser pobre imagen de
sí mismo, baja autoestima, abuso de drogas e intentos suicidas, automutilación (Chen
Hayes, 2001 y Grossman, AH & D'Augelli, AR 2007) son el resultado del rechazo de
terceros, las restricciones que viven, y las estigmatizaciones por parte de sus familias y la
sociedad (Conroy, 2010) y no serían características propias de la naturaleza de las personas
transgénero (Mallon & DeCrescenzo, 2006). En concordancia con lo referido en el punto

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anterior a lo planteado por Pinel y Kraepelin respecto a que se puede enfermar no


hereditariamente, sino por algo de la relación del sujeto con el mundo (Desviat, 2001).
Lo negativo de esta clasificación se encuentra además en la negación de la existencia de
personas transgéneros sanas y funcionales (Lev, 2005), genera además una forma negativa
y perversa de comprender la diversidad de género impactando en las políticas y programas
que apuntan a una mayor equidad de género. Estas discusiones son ahondadas por las
autoras Martínez Guzmán y Montenegro (2010) para quienes el debate entre el modelo
psiquiátrico y las teorías queers que son las que han visibilizado el carácter de
construcción social de las identidades de género concebidas como naturales, ha generado
tensiones, conflictos y acuerdos entre las distintas posiciones, todo ello en relación a un
conjunto de “intereses políticos, estrategias de supervivencia y adaptación social,
negociaciones y reconfiguraciones”. De esta manera, para las autoras antes mencionadas,
el transtórno de la identidad sexual, visto desde una aproximación alternativa a la cuestión
transgénero, que se escinde del modelo patológico y que enfatiza las múltiples y complejas
posiciones sobre las identidades trans, es, despojado de su aura esencialista-estigmatizante,
para quedar abierto a múltiples cuestionamientos y transfiguraciones pero respetando y
teniendo en cuenta las perspectivas, los intereses y las vidas de quienes se relacionan con él
en carne propia (Martínez-Guzmán & Montenegro, 2010).
En la última versión del Manual (DSM-V) se desestima la aparición del llamado
trastorno de identidad sexual que tenía al ser transgénero por un desorden mental, y pasa a
ser una categoría en sí misma, bajo el nombre de disforia de género, para referirse a un
descontento cognitivo y afectivo con el género asignado al nacer y que aunque no todos los
individuos tienen ese nivel de estrés como resultado de dicha incongruencia, de acuerdo al
DSM-V muchos llegan a sentirlo si la posibilidad de una intervención física ya sea por
hormonas o por cirugía no está disponible (American Psychiatric Association, 2013).
En 1990, en la Declaración de Caracas se plantea que es necesaria la revisión crítica del
papel hegemónico y centralizador del hospital psiquiátrico y propende a la permanencia del
enfermo en su medio comunitario y que los cuidados y tratamientos provistos estén
basados en criterios racionales y técnicamente adecuados, criterio que a partir de la
segunda mitad del siglo XX, siguen la gran mayoria de los países desarrollados (Chiarvetti,
2008).
En Argentína, se agudizó la crítica al modelo de atención custodial, ya que nuestro país
ha incorporado con rango constitucional Pactos y Tratados Internacionales sobre Derechos,
a partir de la reforma de la Constitución Nacional en 1994 (Chiarvetti, 2008). Como

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consecuencia el 2010, se sancionó la Ley de Derecho a la Protección de la Salud Mental


(LSM), convirtiéndose en la primera que da un marco nacional a las políticas en el área
mencionada. Inaugura un período de revisión de prácticas y concepciones que, hasta el
momento, han sustentado la atención de aquellas personas con padecimiento mental. Esta
Ley propone que las internaciones se conviertan en el último recurso terapéutico, que séan
de carácter restrictivo, propone también el modelo de atención comunitaria, pone énfasis
en la interdisciplina que debe caracterizar a las prácticas, crea un órgano de Revisión con el
objeto de proteger los derechos humanos de los usuarios de los servicios (Hermosilla &
Cataldo, 2012).

3.6 Cambios legislativos y sociales, causas y consecuencias

Movimientos internacionales han abogado para modificar esta construcción


heterónoma, normativa y binaria, ejemplo de ello son “Los Principios de Yogyakarta” del
año 2007 (Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura, 2015).
Históricamente, el sistema de salud no fue para nada inclusivo para las personas trans.
El paradigma médico imperante emitía un discurso sobre la patologización de sus
identidades y expresiones, con ello se logró la persecución institucional, policial, judicial y
social, instalándose y naturalizándose la visión binaria de género (masculino o femenino),
ligado al reconocimiento de dos tipos de “sexo”, en conformidad con la clasificación
binaria de los sistemas genitales, borrando de este modo todas las singularidades de cada
genitalidad bajo una agrupación taxativa que condiciona, en especial, la intervención
médica compulsiva sobre personas intersex y/o trans (Ministerio de Salud de la Nación,
2015).
Por ello las personas trans aún hoy encuentran difícil concurrir a las instituciones de
salud temiendo la discriminación, la estigmatización, los malos tratos, las vejaciones y el
menoscabo de sus derechos. Ser llamadas públicamente por el nombre asignado al nacer y
no por el nombre elegido, o ser internadas en pabellones distintos a los del género expresa-
do, que se condicione o niegue la atención debido a su identidad de género, todo ello
genera una vulneración a sus derechos (Ministerio de Salud de la Nación, 2015).
Tras una historia de políticas alineadas al paradigma médico hegemónico, a normativas
religiosas heterónomas y dictaduras militares, Argentina sancionó una legislación de
avanzada en materia de género, la Ley Nacional 26.743 en el año 2012.

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En el mismo año, se creó el Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de


Buenos Aires, que tiene por finalidad investigar respecto a la equidad de género tanto
desde el ámbito del poder judicial, como desde el punto de vista de las personas
justiciables, todo ello a fin de poder otorgar las garantías de igualdad de oportunidades al
acceso a la justicia (Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura
CABA, 2015).
La invisibilidad legal que las personas trans han vivido durante años, generó que
tuvieran necesidades básicas no cubiertas y graves situaciones de discriminación, no solo
de parte de la sociedad, también institucionales como por ejemplo del sistema de salud, de
instituciones educativas, policiales y otras (Arístegui & Zalazar, 2014).
Este cambio llevó un largo camino, uno de los aportes a nivel nacional correspondió a
un relevamiento efectuado en varias zonas del país, cinco años antes de la sanción de la
Ley, el cual mostró la situación en que estaban las personas trans en Argentina. Respecto a
la etapa en que se asumió la identidad de género, un 35%, la asumió antes de los 13 años, y
otro 51%, entre los 14 y los 18 años. Antes de los 18 años, el 86% ya había manifestado su
identidad de género, demostrando la temprana edad en que se construyen la identidad.
Respecto a la escolaridad, un 17,5% finalizo sus estudios primarios, mientras que un
16,7% los secundarios, presentando una alta deserción escolar. Este relevamiento señaló
que, sólo el 12,5% de los encuestados se hallaba estudiando sin embargo un 84,7%
anhelaba poder formarse. Impactantes fueron las cifras arrojadas en relación al promedio
de vida que fue de 37 años, el VIH/ SIDA representó el 54,7% de las causas de muerte,
seguido por un 16,6% de asesinatos por odio a las personas trans. En lo discursivo, muchos
relatos expresan que utilizaban poco el sistema médico debido a la discriminación sufrida
al intentar utilizar el sistema de salud, situación que se encuentra en franca mejoría luego
de la sanción de la ley de género (Stryker & White, 2006).
Estos números expresan que la discriminación y el bullying son la principal causa
de abandono escolar, ideación de muerte y suicidios. Cuando la mayoría de los niños, niñas
o adolescentes definen sus identidades trans, son marginados, discriminados y muchas
veces hasta expulsados de sus propias casas, escuelas y lugares de pertenencia. Lo que les
queda es la calle, la prostitución, la marginalidad y es allí donde arman sus grupos de
pertenencia (Stryker & White, 2006).
En lo que se refiere a trastornos de la salud mental, en una investigación en la que se
utilizó una metodología de entrevista estructurada, cuya población estaba compuesta por
246 jóvenes LGB residentes en Chicago, que oscilaban entre los 16 y los 20 años, encontró

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que una tercera parte clasificó por algún criterio de trastorno mental, el 17% trastornos de
conducta, el 15% depresión mayor y el 9% trastorno de estrés postraumático. Anorexia y
bulimia fueron pocas, pero en cambio lo que apareció con frecuencia fueron los intentos de
suicidio a lo largo de la vida (31%), (Mustanski et al, 2010).
Tanto en niñas, niños o adolescentes en transición, efectivamente apoyados en su
identidad de género se apreciaron bajas tasas de internalización de psicopatologías,
sugiriendo que ser transgénero no es sinónimo, ni el resultado directo de psicopatología en
la infancia. Así mismo, los resultados proporcionaron evidencia clara de que los niños
transgénero tienen niveles de ansiedad y depresión similares a sus hermanos y compañeros
no transgénero (Olson, Durwood, DeMeules, & McLaughlin, 2016).
En el 2014, Arístegui y Zalazar, llevaron a cabo un relevamiento en el que se muestra
que tan expuestos al riesgo de suicidio están los integrantes de este colectivo. El grupo de
hombres trans, muestra una situación preocupante, situación que se advierte aún hoy
después de transcurridos 5 años de la sanción de la ley. La edad promedio en que se
presenta el primer intento de suicidio es inferior en los hombres (13 años) que en las
mujeres trans (16 años). Es probable en razón a la edad en que aparecen los primeros
intentos, que esto estaría siendo influenciado por el momento en que aparecen los
caracteres sexuales secundarios que se producen durante los cambios hormonales
producidos en la pubertad. También surge que 5 de cada 10 hombres trans han tenido ideas
suicidas y 4 de cada 10 de ellos han realizado algún intento de suicidio, a diferencia de las
mujeres trans que solo un tercio sufrió ideaciones o intento de suicidio (Arístegui &
Zalazar, 2014). Los cambios sociales no siempre acompañan los cambios legislativos, a
veces son más lentos, hay en ellos, procesos que subyacen al estigma y la discriminación.
Es allí donde hay que trabajar sensibilizando a la sociedad, volviendo visible aquellos
sufrimientos generados por la discriminación, la agresión y la indiferencia (Montes Berges,
2008).
Pavan (2017), dice en su libro que al hablar de despatologización de las identidades
trans, no solamente se refieren a la necesidad que desclasificar el trastorno de los manuales
de psiquiatría, sino que, en aquellos tratamientos que las personas trans puedan necesitar o
demandar, sean admitidas con capacidad para decidir sobre sí mismas. Hay que privilegiar
la autonomía y la responsabilidad sobre sus propios cuerpos. Hay que habilitar, de este
modo, el espacio para un relato propio, poder reconocerse como individuos activos. Para
para dejar atrás el MMH, y para poner en marcha un modelo de atención no estigmatizante,

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es necesaria la reconceptualización del paradigma médico. El punto no sería la


transexualidad, si no la transfobia, reflexión esta, que no efectúa, el sistema sanitario.

3.7. El organismo de la Ciudad de Buenos Aires y su Equipo de Género

El Ministerio Público Tutelar es una institución que integra el Poder Judicial de la


Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su misión principal es promover la justa aplicación de
la ley, la legalidad de los procedimientos y el respeto, la protección y la satisfacción de los
derechos y garantías de niñas, niños y adolescentes y personas con padecimiento en su
salud mental. El marco legislativo esta dado por la Constitución de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, la LEY N° 1.903, sancionada el 06/12/2005, ha sido subrogado por la ley
4891 la que en su Capítulo II, donde trata de la Composición e Integración menciona en el
Artículo 6º que el Ministerio Público está integrado por tres (3) ámbitos independientes
entre sí, los que serán, la Fiscalía General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la
Defensoría General de la C.A.B.A. y finalmente la institución que nos ocupa, el organismo
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a cargo de un Asesor o una Asesora General
Tutelar, y los/las demás magistrados o funcionarios/as que se establecen en la mencionada
Ley (Ley Orgánica del Ministerio Público Nº 1.903, 1983)
Dicho organismo tiene entre sus funciones asegurar la necesaria intervención del
Ministerio Público Tutelar en las cuestiones judiciales suscitadas ante los tribunales de las
diferentes instancias, en toda oportunidad en que se encuentren comprometidos los
derechos de las personas menores de edad o de los/las incapaces, emitiendo su dictamen.
Asimismo deberá promover o intervenir en cualquier causa o asunto y requerir todas las
medidas conducentes a la protección de los derechos de las personas menores de edad, de
los/las incapaces o inhabilitados/as, de conformidad con las leyes respectivas cuando
carecieren de asistencia o representación legal; fuere necesario suplir la inacción de sus
asistentes o representantes legales, parientes o personas que los o las tuvieren a su cargo, o
hubiere que controlar la gestión de estos/estas últimos/as. Y deberá requerir a las
autoridades judiciales la adopción de medidas tendientes a resolver la situación de las
personas menores de edad, incapaces e inhabilitados/as cuando tomen conocimiento de
malos tratos, deficiencias u omisiones en la atención que deben dispensarles, tutores/as,
curadores/as o las personas o instituciones a cuyo cuidado se encontraren. En su caso
pueden, por sí solos, tomar medidas urgentes propias de la representación promiscua que

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ejercen. Deberá así mismo intervenir en los términos del artículo 59 del Código Civil en
todo asunto judicial o extrajudicial que afectare los derechos de las personas menores de
edad o de los/las incapaces, y entablar en defensa de estos/estas las acciones y recursos
pertinentes, sea en forma autónoma o junto con sus representantes necesarios. Otra de sus
funciones consiste en asesorar a personas menores de edad e incapaces, inhabilitados/as y
penados/as bajo el régimen del artículo 12 del Código Penal, así como también a sus
representantes necesarios, sus parientes y otras personas que pudieren resultar responsables
por los actos de los/las incapaces, para la adopción de todas aquellas medidas vinculadas a
la protección de estos/as. Es de su competencia concurrir con la autoridad judicial en el
ejercicio de las funciones y deberes que les incumben de acuerdo con la Ley Nacional Nº
26.657 y la Ley Local 448 (Salud Mental) sobre internación y externación de personas.
Dentro de sus facultades está la de emitir dictamen en los asuntos en que sean consultados
por los/las tutores/as o curadores/as públicos/as. Podrá citar y hacer comparecer a personas
a sus despachos cuando, a su juicio, fuere necesario para pedir explicaciones o contestar
los cargos que se les formulare, cuando se encontraren afectados los derechos de personas
menores de edad o incapaces. También está dentro de sus funciones la de inspeccionar
periódicamente los establecimientos de internación, guarda, tratamiento y reeducación,
sean públicos o privados, debiendo mantener informadas a las autoridades judiciales y, por
la vía jerárquica correspondiente al Asesor o Asesora General Tutelar, sobre el desarrollo
de las tareas educativas y de tratamiento social y médico propuestas para cada internado/a,
así como respecto del cuidado y atención que se les otorgue. Y finalmente deberá
dictaminar en las causas sometidas a fallo plenario cuando la cuestión se refiera al derecho
de las personas menores de edad o de los/las incapaces (Ley Orgánica del Ministerio
Público Nº 1.903, 1983).
El Área de Género fue creada a fines de 2014 y las tareas concretas consisten en la
gestión de recursos, la articulación con diferentes organismos (hospitales, escuelas,
organismos gubernamentales, etc.) a fin de obtener turnos y recursos, el fortalecimiento de
la red familiar/afectiva, el asesoramiento a instituciones públicas y privadas, derivaciones
asistidas, etc. También tareas de capacitación a instituciones (Informe Final del Área de
Género, 2017).
En el Informe Final del Área de Género, (2017) se encuentra el organigrama del equipo
de género, el que está conformado por dos abogados un psiquiatra y un trabajador social, y
coordinado y liderado por uno de los abogados.

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Al hablar del equipo de género, es necesario también referir a la dinámica interna,


hablar de la relación al liderazgo, considerándolo como transformacional, este puede
generar recursos que prevengan, de forma proactiva, el estrés de los empleados. El
liderazgo puede influir en las percepciones de los miembros del equipo y contribuir a la
formación de un clima más o menos estresante en la organización. También pueden influir
en las percepciones compartidas de estrés y en su conceptualización como clima
amenazante o retador. El liderazgo contribuye a este proceso a través de varios
mecanismos tales como la creación de sentido, el poder formal e informal, la socialización
de los miembros, el uso de recompensas, y otras prácticas de liderazgo. Los líderes
desempeñan un papel como “ingenieros del clima afectivo”, contribuyendo a la
configuración de emociones y respuestas afectivas compartidas, e influenciando las
respuestas emocionales del grupo mediante la interacción y los procesos de contagio. A
través de diferentes conductas de liderazgo pueden contribuir, además, al desarrollo de las
estrategias de afrontamiento co-activo y colectivo de su unidad de trabajo, departamento o
la organización en su conjunto, Asimismo, pueden influir en las estrategias colectivas para
afrontar el estrés. Recientes desarrollos han cuestionado la consideración del liderazgo
como un fenómeno individual y han prestado atención al “liderazgo compartido” (Peiró &
Rodríguez, 2008).

3.8. Políticas Públicas en relación a infancia y adolescencia trans y adultos trans con
problemas de Salud Mental

Al referirse a las Políticas Públicas, según Lahera (2004), se trata de aquellos cursos de
acción y flujo de información relacionados con un objetivo político definido en forma
democrática; los que son desarrollados por el sector público y, frecuentemente, con la
participación de la comunidad y el sector privado.
Durante el transcurso del año 2006, se suscribió la Carta Acuerdo entre el Hospital
Durand y la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) para la creación de un equipo
interdisciplinario de profesionales a fin de atender los casos de la comunidad gay, lésbica,
travesti, transexual y bisexual. La carta incluye a los departamentos del Hospital Durand y
los/as profesionales del Área de Salud y del Área Jurídica de la CHA para facilitar el
acceso a la salud de las personas sin discriminación por orientación sexual e identidad de

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género. Es el primer antecedente en Argentina y en Latinoamérica de un trabajo de Salud


Pública focalizado a las personas travestis y transexuales (Mansilla 2014).
En 2010 se llevó a cabo en la C.A.B.A. la Primera Jornada Nacional de Diagnóstico
Participativo. Diversidad Sexual y Derechos Sexuales y Reproductivos, organizada por el
Ministerio de Salud de la Nación, en la que participaron diversas organizaciones LGBT.
En la misma se identificaron y señalaron, entre otras, las siguientes barreras de acceso a los
servicios de salud: la falta de reconocimiento de la identidad de género de las personas
trans; los procedimientos burocráticos y administrativos que dificultan el ingreso al sistema
de salud; la presunción de heterosexualidad en la atención médica; los prejuicios,
concepciones y creencias de los equipos de salud hacia la comunidad LGBT que pueden
constituirse en prácticas discriminatorias y/o violencia directa; la falta de servicios
capacitados en los cuidados y los derechos de la salud sexual y la salud reproductiva de las
personas LGBT; la presunción del no deseo de maternidad y/o paternidad de las personas
trans; la escasez de equipos capacitados a nivel nacional para realizar las intervenciones de
modificación genital; la falta de conocimientos adecuados en relación con tratamientos
hormonales, y las dificultades para la atención en los servicios de ginecología, urología y
proctología (Ministerio de Salud de la Nación, 2011).
El 24 de Mayo de 2012 finalmente la Ley de Identidad de Género (Nº 26.743) es
promulgada y publicada en el Boletín Oficial (Mansilla, 2014).
Y conforme la misma, toda persona que solicite la rectificación registral del sexo, el
cambio de nombre de pila e imagen, en virtud de la mencionada ley, podrá obtenerlo
siempre y cuando cumpla con los requisitos allí establecidos. En su artículo 5 habla de lo
concerniente a las personas menores de dieciocho (18) años de edad y dice que la solicitud
del trámite deberá ser realizada a través de sus representantes legales y con expresa
conformidad del menor, teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés
superior del niño/a. La persona menor de edad deberá contar con la asistencia del abogado
del niño. Y explica cual es el procedimiento cuando por cualquier causa se niegue o sea
imposible obtener el consentimiento de alguno/a de los/as representantes legales del menor
de edad, en cuyo caso los jueces podrán resolver (Ley 26743 Identidad de género de las
personas, 2012).
En relación con las iniciativas de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), con
efecto de políticas públicas, cabe destacar la reglamentación existente que establece el
cupo laboral para personas trans (Pavan, 2017).

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En el año 2015, se creo la Guía para el abordaje sexual y de identidad de género para las
instituciones educativas de la provincia de Buenos Aires (Pavan, 2017).
Las normativas que enmarcan las Políticas Públicas respecto a cuestiones de Diversidad
de Género en la C.A.B.A. son la Ley 5261 Contra la Discriminación, esta ley tiene por
objetivo garantizar y promover el principio de igualdad y prevenir la discriminación a
través de políticas públicas inclusivas. Además, se incorpora a la orientación sexual, la
identidad de género, los grupos de adultos mayores y las personas con discapacidad. Y la
Ley 26.743 De Identidad de Género, que permite que las personas trans (travestis,
transexuales y transgéneros) puedan ser inscritas en sus documentos personales con
el nombre y el género de elección, además de ordenar que todos los tratamientos médicos
de adecuación a la expresión de género sean incluidos en el Programa Médico Obligatorio,
lo que garantiza una cobertura de las prácticas en todo el sistema de salud, tanto público
como privado (Ministerio de Salud-Presidencia de la Nación, 2013).
La Dirección General de Convivencia en la Diversidad de la Subsecretaría de Derechos
Humanos y Pluralismo Cultural, tiene como responsabilidades primarias trabajar en
políticas públicas y espacios de promoción, prevención y protección para disminuir actos
de discriminación y violencia hacia las personas de los diversos colectivos que comparten
y cohabitan en la Ciudad de Buenos Aires (Convivencia en la Diversidad. Dirección
General de Convivencia en la Diversidad de la Subsecretaría de Derechos Humanos y
Pluralismo Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2018).
La C.A.B.A. posee diversos programas en curso como ser el de La Red Diversa (2017),
como un espacio dentro de gobierno que promueve la diversidad en el ámbito laboral.
Con respecto a la educación, desde el 2011, comenzó a funcionar un bachillerato,
conocido como Mocha Celis, no es exclusivo ni excluyente, arrancando las clases y en
mayo del 2012, con titulación oficial: Perito Auxiliar en Desarrollo de Comunidades.
(Chaher, 2015).
En lo que respecta la salud médica, las personas trans tienen como único centro de
referencia, el servicio de urología del hospital Duran de la Ciudad de Buenos Aires, donde
se reciben consultas desde todo el país y países limítrofes, y en la provincia de Buenos
Aires el Hospital Rodríguez (Pavan 2017).
Desde la Dirección General de Convivencia en la Diversidad de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, (D.G.C.D) se diseñan e implementan políticas públicas para la protección y
promoción de los derechos de la población LGBTIQ, lo que incluye a la población trans en
todas sus etapas. Se trabaja en diversas áreas, por ejemplo se estableció la Casa

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Trans, primera en la Argentina, se perfila como un espacio de contención, sociabilidad y


protección de los derechos orientado a la población trans, brindando servicios a toda la
comunidad, ofreciendo capacitación en oficios, atención sanitaria, orientación jurídica y
espacios recreativos. Respecto a la Salud la D.G.C.D, trabaja junto al Ministerio de Salud
en pos de un efectivo acceso a la salud para toda la población LGBTIQ, donde se respete la
identidad de las personas y garantizando el trato digno. En temas relacionados a la
Educación la D.G.C.D junto al Ministerio de Educación y establecimientos educativos,
ofrecen asesoramiento integral y espacios de sensibilización sobre la temática LGBTIQ y
brindando material de consulta para las bibliotecas escolares.
La D.G.C.D tiene un plan integral de acceso al trabajo para personas trans, coordinando
acciones con sector público, sector privado, Organizaciones No Gubernamentales y
legisladores con el fin de generar programas y acciones tendientes a generar inclusión real
de personas trans en espacios laborales y brindar posibilidad de desarrollar sus propios
emprendimientos (Convivencia en la Diversidad, Dirección General de Convivencia en la
Diversidad de la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, 2018).

4. Metodología

4.1 Tipo de estudio

Estudio de caso.

4.2 Participantes

Los/as participantes, son los miembros del equipo de Género de del organismo,
conformado por profesionales, cuyas edades oscilan entre 28 y 45 años, un psiquiatra, un
trabajador social, una abogada, todos coordinados por un abogado y la población de
menores de 18 años, o adultos trans con problemas de salud mental, atendidos por el
Organismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires elegidos/as según los siguientes
criterios de inclusión: 1) personas que se auto-identifiquen como, hombres y mujeres trans,
2) que sean menores de edad 3) o adultos trans con problemas de Salud Mental.

4.3 Instrumentos

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Se realizaron observaciones no participantes y algunos casos se realizaron


observaciones participantes. También se recabó información de las actuaciones obrantes en
el archivo Género de este organismo, desde Enero de 2013 hasta Diciembre de 2017
inclusive, haciendo constar que no se permitió la utilización de los mismos por parte de la
institución, salvo aquello que pueda ser utilizado cómo información estadística.

4.4 Procedimiento

Se realizaron observaciones no participantes, durante los días de concurrencia a la


práctica, un promedio de tres días a la semana, de cuatro horas corridas en la oficina
central de este organismo. Estas se daban en el marco de las reuniones de dos o más
miembros del equipo, con personas que concurrían espontáneamente en algunos casos, o
convocados en otros, en ocasiones eran los interesados en la demanda o sus familiares,
tutores u instituciones. Las observaciones también se realizaron durante las reuniones de
equipo, en su mayoría cada quince días y en ellas se procedía a actualizar todas las
actuaciones activas.
Se realizó un estudio de las actuaciones obrantes en el organismo, a fin de tomar
razón de las distintas acciones que efectuó el equipo de género en los diferentes casos.
Las observaciones participantes en su mayoría tuvieron lugar cuando se trabajó en
el seguimiento de casos vía telefónica, interacción con instituciones a fin de conseguir un
turno o una información relevante o simplemente para acompañar en el proceso a los
requirentes

5. Desarrollo

5.1 Introducción

Los casos en este organismo ingresan por distintas vías: demanda espontánea por
teléfono, correo electrónico o de manera presencial, derivación interna del M.P.T.,
efectores públicos y/o privados, derivación de otros organismos locales y/o nacionales, etc.
Ante cada caso que se recibe, se abre una actuación, se completa una planilla de
datos personales diseñada específicamente para el área y se determinan las líneas de
acción a seguir, las que se registran en la primera hoja del expediente, aquí denominado
actuación.

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Cada caso posee una estrategia individual, pensada de manera colectiva e


interdisciplinaria en reuniones de equipo que se celebran en forma quincenal con ese fin.
No obstante las reuniones grupales, diariamente se mantienen reuniones de
seguimiento de casos, de monitoreo de líneas de acciones determinadas, de cumplimiento
de objetivos, etc.

5.2. Describir cómo se trabaja desde este organismo, con diferentes instituciones a fin
de recibir y realizar derivaciones asistidas y de realizar capacitaciones a las mismas

En el marco de esta práctica profesional, se observó que ante cada caso ingresado
al equipo de género, ya sea que éste se produzca por demanda espontánea, teléfono, correo
electrónico, derivación interna o externa, con posterioridad a completarse el formulario
inicial, se determinan las líneas de acción. Esta determinación es clave, el coordinador se
reúne con el equipo, o con parte del mismo, se trata de tomar contacto con la o las partes
en cuestión, a través de reuniones o de visitas, y se evalúan los pasos a seguir, qué recursos
son necesarios gestionar para ese caso en particular, de todo lo cual se deja constancia en la
actuación, en su primera hoja, y desde ese momento se procede a la articulación con
diferentes organismos (hospitales, escuelas, organismos gubernamentales, etc.) a fin de
obtener turnos y recursos, el fortalecimiento de la red familiar/afectiva, el asesoramiento a
instituciones públicas y privadas, derivaciones asistidas, etc. Todo este accionar se podría
vincular con lo dicho por Vitale y Travnik (2011) referenciado en el Marco Teórico,
respecto de la importancia de la Protección Integral que se le debe prestar a los Niños,
Niñas y Adolescentes, como sujetos de Derecho y que se debe intentar su participación, así
como la escucha que se le presta a ellos, a sus padres, familiares o personas que los tienen
a su cargo, en función del interés superior de estos Niños, Niñas y Adolescentes.
En muchos de los casos, se pudo recabar información por medio de la lectura de las
actuaciones o por estar autorizada a estar presente en la reunión con el
niño/niña/adolescente o persona a cargo, en calidad de observadora, o ver cómo el equipo
resolvía una determinada situación planteada. En otros casos, cuando el Coordinador así lo
requería, a través de la observación participante, se tomaba contacto con diferentes
organismos por ejemplo a fin de obtener turnos para la rectificación de género en los
registros correspondientes, coordinar reuniones con instituciones educativas, solicitar
turnos en hospitales, ya sea que el demandante necesitare asistir a un médico, psicólogo,
también hablar a las Fiscalías, ya sea para coordinar estrategias, informar situaciones o

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requerir información, etc. Tras lo cual, confeccionaba un acta registrando la actividad


realizada y sus resultados agregándola luego a la actuación correspondiente.
Los letrados confeccionan oficios que llevan la firma del Secretario General de
Gestión requiriendo todo aquello que, por vía ordinaria (llamado telefónico, concurrencia a
la institución, etc.) no se lograra obtener en tiempo y forma.
También se pudo establecer contacto con familiares o personas a cargo del niño,
niña o adolescente o de la persona adulta con problemas de salud mental y que por su
identidad de género u orientación fueran derivadas al equipo de género. Este equipo por
medio de su accionar, en línea con Malpas (2011), trata de dar visibilidad y protección
desde lo público, al abanico de posibilidades que representa la identidad de género y no
asumirlo como una construcción estática y binaria.
En los casos en que los niños, niñas, adolescentes o adultos presentaron un
problema de salud mental, el trabajo y seguimiento se realiza en coordinación con el
equipo de Salud Mental de este organismo. Éste se hace dando cumplimiento a la Ley de
Salud Mental. Cabría articular aquí que las internaciones son el último recurso terapéutico,
las que deben ser de carácter restrictivo (Hermosilla & Cataldo, 2012).
El organismo por medio de su equipo de Género, según funciones, referenciadas
en el Marco Teórico al que remite, debe velar por cumplimiento de la Ley de Género, de la
Ley de la Protección Integral en el que los niños, niñas y adolescentes, Ley Nº 114 del
1/12/1998, de Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes de la
Ciudad de Buenos Aires y Ley Nacional Nro. 26.061 de Protección Integral de los
Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes del 28/9/2005.
El organismo se encuentra en interacción constante a través de su equipo de
Género con un sinnúmero de otros organismos y organizaciones ya sea para relevar los
recursos existentes en la temática y, por otro lado, establecer contactos institucionales para
recibir y realizar derivaciones asistidas en forma correcta.
Se pudo tomar conocimiento a través de charlas con los miembros del equipo y
lectura de Actas, de varias de ellas. Una de las reuniones se celebró con el Centro de Salud
Mental “Ameghino” dependiente del G.C.A.B.A. El objetivo de la reunión fue establecer
contacto con el grupo terapéutico para familiares de personas trans que funciona en dicha
institución. Objetivo que podría vincularse con lo que pregona Montes Berges (2008)
cuando dice que hay que trabajar sensibilizando a la sociedad, volviendo visibles aquellos
sentimientos generados por la discriminación, la agresión y la indiferencia.

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Otra reunión se celebró con el Grupo de Atención a Personas Transexuales


(GAPET) del Hospital Durand (G.C.A.B.A.), ya que en este Hospital funciona un grupo
interdisciplinario comprende endocrinólogos, cirujano plástico, urólogo, ginecólogo,
pediatra y psiquiatra. Se creó el equipo GAPET Infancia Adolescencia que atiende a
menores. Aquí, dice Pavan, (2017) se reciben consultas de todo el país y países limítrofes.
Con la Secretaría de Derechos Humanos del G.C.A.B.A. (Área de Diversidad
Sexual) se participó por invitación de distintas instancias con las autoridades locales.
También con la Secretaría de Derechos Humanos de la P.B.A. (Área de Diversidad Sexual)
y con el Ministerio de Salud de la P.B.A. (Área de Diversidad Sexual), así como con el
Programa de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de Nación.
Hay un permanente intercambio con el Observatorio de Género del Poder Judicial
de la C.A.B.A.
Se verá más adelante que también hay interacción con Registro Civil de la
C.A.B.A. Y en el marco de esta relación se participó de todas las instancias del programa
“Dialogando BA”.
También se tiene una relación permanente con RENAPER, también con el
Programa de Género del Ministerio Público de la Defensa de C.A.B.A. y con la
Procuración Penitenciaria de la Nación (Área de Género) y con la Oficina de Género del
Tribunal Superior de Justicia (T.S.J.) de la C.A.B.A.
El equipo de género realiza otra tarea, la de capacitación, vital para el
cumplimiento de sus objetivos, como lo expresara en una oportunidad un miembro del
equipo, esta actividad es de formación y educación, ya que debe enseñar y hacer cumplir
esta normativa, muchas veces desconocida por el personal de algunos organismos.
El equipo de género desde su creación, se ha caracterizado por la realización de
eventos nacionales e internacionales. Un ejemplo de ello, extraído del Informe final del
equipo de género (2017), fue el seminario realizado en 2016, llevado a cabo, en la Facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires que contó con la presencia del experto
australiano Morgan Carpenter. En el año 2017, durante el segundo semestre, se comenzó a
documentar toda capacitación o jornada organizada por el área o que haya contado con la
participación del equipo como disertantes. Se llevaron a cabo 13 eventos, tres de los cuales
se realizaron en conjunto con otras áreas del organismo. En una oportunidad (11/9) se trató
de un seminario internacional con aproximadamente 250 participantes, seminario al que se
concurrió con invitación realizada por el equipo. En el Informe Final de 2017, entregado
por el equipo de género, al Secretario General de Gestión, se dejó constancia de 12

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capacitaciones a distintas instituciones, ya sean del Gobierno de la Ciudad, como también


en ONG.
Las capacitaciones que competen al presente trabajo son aquellas capacitaciones
que tratan temas relacionados con lo transgénero, un ejemplo de ello fue la de Infancia
Trans y Derechos de estos, solicitada por Dr. Adrian Helien, Médico Coordinador del
Grupo de Atención a Personas Transexuales (GAPET), División Urología del Hospital
Durand, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para la formación del equipo de Urología
de dicho Hospital.
Otra persona que solicitó capacitaciones al equipo, fue la Dra. Mirta Arévalo, …
para Hogares/Institutos Penales, la Lic. Soledad Smith Estrada, Subgerente Operativa de
Salud y Prevención Dirección General de Políticas de Juventud Vicejefatura de Gobierno
para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad.
En lo ateniente a la identidad de género, el equipo parecería tratar de sostener en
lo empírico, aquello a lo que hace referencia Martínez Guzmán y Montenegro (2010), se
lucha por una continua integración de las personas que no se ajustan al estereotipo
aceptado por la sociedad.
Se observó que el equipo de género, tiene particular cuidado y procura asistencia
interdisciplinaria cuando se presentan casos de infancia y adolescencia trans. Hay una
escucha, del niño/niña/ adolescente o/y de sus familiares o/y de personas que lo tiene a su
cargo o cuidado, esta escucha, no es en el contexto de una asistencia psicológica, sino a fin
de derivarlos a ella, si se considera pertinente, o a una atención médica o se interviene
haciendo que se respeten derechos en caso de que estén siendo vulnerados ya sea por las
instituciones de salud, educativas o dentro de su propio núcleo familiar o afectivo.
Envía, cuando lo considera pertinente, a parte de su equipo a estas instituciones a
dar formación en relación a diversidad de género, dando talleres tanto a la parte directiva
como a los menores integrantes de la misma. Se pudo asistir a una de ellas.
Se ha podido presenciar casos en los que familiares de menores trans con
problemas de salud mental, traían inquietudes respecto al trato otorgado al paciente por el
personal de hospitales. En un caso particular, se tomó conocimiento de como una
adolescente trans con un problema de salud mental era internada en el área de varones y los
familiares relataban los epítetos que le decía el enfermero de la sala. El organismo
intervino a través de equipo de género, encontrando que el médico a cargo, exhibía la
misma postura.

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Estas denuncias se vinculan con actitudes del personal hospitalario, formado en el


modelo médico hegemónico (M.M.H.) al que refería Domínguez (2016), alienado a ciertos
manuales médicos que consideran enfermas mentales a las personas que no se identifican
con el género asignado al nacer. Lo negativo de esta clasificación se encuentra en la
negación de la existencia de personas transgéneros sanas y funcionales (Lev, 2005).
El accionar del equipo de género en concordancia con lo vertido por Martínez
Guzmán y Montenegro (2010) trata, según la norma, y desde una aproximación alternativa
a la cuestión transgénero, se escinde así del modelo patológico y que enfatiza las múltiples
y complejas posiciones sobre las identidades trans, lo despoja de su aura esencialista-
estigmatizante, tratando en todo momento de respetar y hacer respetar, las perspectivas, los
intereses y las vidas de quienes se relacionan con la identidad trans en carne propia.
A las instituciones que no actúan desde este paradigma y por ende tampoco
dentro del marco normativo, se las intima desde el organismo, a través de un oficio, para
que rectifiquen su accionar, y cuando se considera que hay incumplimiento, en caso de
persistir, se actúa a través de la vía judicial, ya fuera del ámbito del equipo de género.
Estas escuchas a la infancia trans, exteriorizan en su mayoría, puntos en común
con lo vertido por la Licenciada Pavan (2017) en esta infancia, se presentan las
incomodidades ante la evidencia de su genitalidad, expresan desagrado ante la misma, en
los casos de genitalidad masculina e identidad de género trans, el pene o los testículos les
resultan feos o fantasean que van a desaparecer y sienten que sería mejor no tener pene.
Modifican conductas y comienzan a orinan sentados, a esconder sus genitales intentando
que estos no estén. No se sienten cómodos con los atributos adjudicados a su rol, tienen
rechazo por los juegos que la cultura asigna a su sexo asignado al nacer. En el caso de
genitalidad femenina e identidad transgénero manifiestan rechazo a la vestimenta femenina
típica, color rosa, volados, moños, etc. Esto trae aparejado dificultad para participar en
eventos sociales que impliquen una vestimenta más tradicional e incluso que se evite ir a la
escuela para así no tener que utilizar el uniforme. Se sienten más confortables con ropa de
varón y llevando el pelo corto. En ambos casos puede aparecer la solicitud de nombres
acorde a sus identidades de género y el rechazo al nombre dado al nacer.
Se ha podido presenciar una reunión donde un adolescente por demanda
espontánea, solicitaba tratamiento fonoaudiológico para adecuar la voz a su identidad de
género, expresando que aunque estaba conforme con el tratamiento de hormonización que
llevaba a cabo a través de su prepaga, ésta se negaba a costear el tratamiento
fonoaudiológico. Se libró oficio a la prepaga desde el organismo. También tomó

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conocimiento de la notita escrita por una niñita trans, en los primeros años de la primaria,
que enfrentaba a su padre explicándole que no la obligara a usar ropa que no le gustaba. Y
le pedía en la cartita, que la llamara por el nombre por ella elegido y que no actuara con
violencia si usaba ropa con brillos.
En el último caso se citó a comparecer al progenitor a la oficina, citación que
realizó la pasante, aunque no pudo asistir a la reunión por no suceder la misma dentro del
horario de concurrencia a la pasantía, aunque posteriormente el Coordinador le informó
que según estaba planteado el caso, éste se iba a judicializar.
El equipo de género ha manifestado en más de una oportunidad, que desde su
accionar procura que el Estado proteja a este niño, niña o adolescente o adulto trans. Hay
coincidencia con lo vertido por Castilla-Peón (2017) quien advierte que aunque ser
transgénero no es una enfermedad, estas identidades están expuestas a riesgos específicos
para la salud, y se ha reportado que la tasa de suicidios en mujeres transgénero es cinco
veces mayor que le de la población general, y que los adolescentes trans sufren violencia
física y emocional, en mayor medida que sus pares. Presentando además cuadros
depresivos, ideación suicida, e intentos de suicidio con una frecuencia cuatro a cinco veces
mayor, que sus pares cisgenero. Se exponen en de modo mas intenso y con mayor
frecuencia a conductas de riesgo para la salud como la utilización de drogas y de alcohol,
inician más temprano que los cisgenero las relaciones sexuales, pueden parecer trastornos
de la alimentación en un intento por modificar la forma del cuerpo.
Se observa que desde este equipo se trabaja en interacción, no solo con
organismos públicos, sino también con organizaciones no gubernamentales, profesionales
de la salud, con todo aquel que pueda aportar una mejor calidad de atención a esta
población, y es así que se pudo tomar conocimiento de consultas realizadas a la Licenciada
Pavan, autora mencionada en este trabajo, al CHA y otros organismos. Se podría vincular
el accionar de este organismo público con aquello propuesto por Castilla-Peón (2017),
quien dice que hay mucho que hacer para mejorar el bienestar y los desenlaces en salud, de
esta población, la atención debe empezar desde edad temprana siendo fundamental la
formación de profesionales de la salud, que puedan desempeñar un papel importante en la
atención de las personas trans.
En este apartado se ha tratado de describir cómo se trabaja desde este organismo,
en interacción con otras instituciones, ya sea relevando los recursos existentes, o a fin de
recibir y realizar derivaciones asistidas. Tratando de capacitar a la mayor cantidad de

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instituciones posibles para que se refleje posteriormente en la atención otorgada a la


población de referencia.

5.3. Describir cómo se trabaja en el acompañamiento desde el organismo con estas


poblaciones en relación al derecho que se tiene al reconocimiento a la identidad de
género

Lo habitual es que la persona comience con sus intentos de resolver por su cuenta
y decisión las cuestiones identitarias, en la adolescencia o posteriormente en la juventud o
ya de adultas. La realidad es que las incomodidades, extrañamientos y cuestionamiento
respecto del “quién soy” y del “que ven los otros en mi” aparece ya en la más tierna
infancia. Incluso antes del reconocimiento de la diferencia sexual anatómica, estas
preguntas están. (Pavan, 2017).
Esto que expresa Pavan respecto a la identidad, y como su cuestionamiento y
búsqueda aparece ya en la infancia, está contemplado en el cuerpo normativo de la
República Argentina donde se establece qué tramites y cómo deben hacerse, para lograr un
reconocimiento registral, es decir, obtener una nueva Partida de Nacimiento y un
Documento Nacional de Identidad con el nombre elegido y la identidad de género auto
percibida.
La Ley 26.061, establece que las personas menores de dieciocho (18) años de
edad, que quieran solicitar cambio en sus datos identitarios, deberán solicitar el trámite a
través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor, teniendo en
cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo con
lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061, de
protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes. La persona menor de
edad deberá contar con la asistencia del abogado del niño. Cuando por cualquier causa se
niegue o sea imposible obtener el consentimiento de alguno/a de los/as representantes
legales del menor de edad, se podrá recurrir a la vía sumarísima para que los/as jueces/zas
correspondientes resuelvan, teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e
interés superior del niño/a de acuerdo con lo estipulado en la Convención sobre los
Derechos del Niño y en la Ley 26.061 de protección integral de los derechos de niñas,
niños y adolescentes. Cumplidos los requisitos establecidos el/ la oficial público procederá,

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sin necesidad de ningún trámite judicial o administrativo, a notificar de oficio la


rectificación de sexo y cambio de nombre de pila al Registro Civil de la jurisdicción donde
fue asentada el acta de nacimiento para que proceda a emitir una nueva partida de
nacimiento ajustándola a dichos cambios, y a expedirle un nuevo documento nacional de
identidad que refleje la rectificación registral del sexo y el nuevo nombre de pila y los
efectos de la rectificación del sexo y el/los nombre/s de pila, realizados en virtud de la
presente ley serán oponibles a terceros desde el momento de su inscripción en el/los
registro/s (Ley 26743 Identidad de género de las personas. 2012).
Teniendo en cuenta este cuerpo normativo se puede vincular y dar un sentido más
acabado a lo expresado años atras ante la sanción de la Convención sobre los Derechos del
Niño por De la Iglesia., Velázquez, y Piekarz (2008), al hablar sobre entramado de normas
y que éste implicaría el pasaje de la doctrina de la situación irregular a la doctrina de la
protección integral, es decir dejar de considerar a la infancia como objeto de tutela para
reconocerla como sujeto de pleno derecho.
Se tuvo la oportunidad de observar este proceso, enunciado en la ley, en una de
las actuaciones, en ella se refiriere un caso llevado adelante por el equipo de género del
organismo, donde en Julio de 2017 se realizó un acompañamiento al niño G. en
coordinación con el Área de Género de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia
de Buenos Aires, en el trámite de rectificación registral realizado ante el Registro Civil de
la localidad de Berazategui, provincia de Buenos Aires. Trámite en el que la familia fue
asesorada y acompañada en todo momento por el organismo y que se resolvió con éxito.
Estas actuaciones se podrían vincular también con la interacción que tiene el equipo de
género con otros organismos tanto a nivel de capacitaciones, como de llevar a cabo trabajo
de campo en conjunto.
Los Registros no solamente comprenden los Civiles, también los que registran las
propiedades ya sea inmuebles, del automotor y todo aquel que tenga asientos nominales.
En otra oportunidad, durante la pasantía, concurrió una adulta trans, de
nacionalidad argentina, la cual reside en Italia desde hace 20 años. Ingresó cómo demanda
espontanea, requirió la ayuda del equipo de género para saber como cambiar la titularidad
de unos inmuebles que sus padres le habían donado antes de que ella pudiera hacer la
rectificación registral de su nombre e identidad auto percibida. La actitud que pudo
observarse en el equipo fue la de intentar solucionar el problema, aunque no era su
competencia, ya que la requirente era una persona adulta sin ningún problema de salud
mental. El Coordinador, aclarando que nadie tenia obligación, organizó entre todos, ya que

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todos estaban dispuestos, distintas tareas, a la pasante se la encargó de las averiguaciones


en el Colegio de Escribanos, luego con está información, la abogada efectuó los oficios al
Registro de la Propiedad Inmueble, etc. En este accionar se puede vincular al liderazgo
transformacional, el que contribuye a este proceso a través de varios mecanismos tales
como la creación de sentido, el poder formal e informal y la socialización de los miembros
(Peiró, y Rodríguez, 2008).
Otro incursión en el área de los Registros Civiles a fin de ayudar a que se concrete
el proceso de lograr que sea reconocida la identidad auto percibida de una persona, fue la
llevada a cabo por el equipo de género en agosto de 2017, cuando realizó la revisión y
comentario del documento “Personas travestis y trans y acceso a la justicia. Guía para
operadores/as judiciales” realizado por el Observatorio de Género del Poder Judicial de la
C.A.B.A., así como un folleto para los Registros Civiles confeccionado por la secretaría de
DD.HH. de la provincia de Buenos Aires. También aquí se pudo observar una labor de
capacitación de este equipo para con otros organismos.
También durante el transcurso de la pasantía, se colaboró con la redacción de una
respuesta a un dictamen de la Asesoría General de Gobierno de la provincia de Buenos
Aires vinculado a la des judicialización de un trámite de rectificación registral de un niño,
a solicitud de la Secretaría de DD.HH. de dicha jurisdicción.
Este tipo de intervenciones, como la mayoría, tienen múltiples miradas, está
dentro de las interacciones que tiene el equipo de género con otros organismos, como
también si se observa la finalidad de la misma, está vinculada con las acciones que se
emprenden para lograr que sea reconocida la identidad auto percibida de un niño. Este
reconocimiento tiene grandes implicancias en cuanto al ejercicio de sus derechos, como
relatan Péchin, Aczel y Mallo, (2015). Estas personas dejarán de ser llamadas
públicamente por el nombre asignado al nacer y no por el nombre elegido, o ser internadas
en pabellones distintos a los del género expresado, que se condicione o niegue la atención
debido a su identidad de género .
Se observaron diez actuaciones de rectificaciones registrales en coordinación con
el equipo Público de Abogados/as del/a Niño/a del M.P.T. en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aíres.
Se pudo observar sin embargo, que las últimas solicitudes de rectificación
registrales estaban siendo demoradas o negadas por algunos Registros Civiles. Esto estaba
causando preocupación, y presuponiendo cambios de criterios, según manifestaron los
integrantes del equipo en una de las reuniones quincenales. Al finalizar la pasantía el

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Coordinador y la abogada, se encontraban organizando reuniones con diferentes áreas tanto


del organismo como con otros organismos y solicitando reuniones con autoridades
Registrales a fin de tratar el tema. Esto puede vincularse con lo que Peiró, y Rodríguez,
(2008) denomina como un liderazgo compartido, que contribuye al desarrollo de las
estrategias de afrontamiento co-activo y colectivo de su unidad de trabajo.
Respecto a los cambios de criterio antes comentados, se puede vincular con lo
referenciado en el Marco Teórico respecto a que la niñez trans ocupa un lugar difícil en la
sociedad, la existencia de niños y niñas trans, es un tema a veces intolerable para algunos.
Como si el ser transgénero fuera una transformación decidida en la vida adulta (Brill y
Pepper, 2008; Kennedy y Hellen, 2010; Mallon y DeCrescenzo, 2006).
No se ha podido observar en el trabajo un abordaje desde los alcances de la
psicología, más allá de la psicoeducación o del recorte desde el cual el equipo trabaja, el
cual presenta una postura clara, en referencia a lo expresado por Grande (2017) en cuanto a
que este equipo presenta batalla frente a quienes presionan para que el Niño/a tenga una
identidad contra la propia cultura deseante, pero funcional a la cultura represora
hegemónica, como ser la aplicación de los tratamientos correctivos. Luchan para que cada
niño o niña o adolescente o persona con problema de salud mental sea escuchado primero,
acompañado después, y sostenido en sus deseos (Grande, 2017)
El objetivo de este apartado ha sido describir lo observado durante la pasantía, en
relación al trabajo del equipo de Género, tanto a la dinámica del equipo en si, como el
trabajo de acompañamiento al reconocimiento a la identidad de género que tiene las
poblaciones nombradas en este trabajo, todo lo que el equipo ha tenido que aportar para
que se concrete el proceso de lograr que sea reconocida la identidad auto percibida de una
persona, los cambios que se están gestando, y las respuestas activas del equipo de género.

5.4. Describir cómo se trabaja desde el organismo con estas poblaciones a efectos de
garantizar el derecho a la salud y atención integral.

La W.H.O (1951), define en su constitución a la salud como un completo estado de


bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedades o afecciones.
Mas adelante, en el 2001 establece que la salud mental se define como un estado de
bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar

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las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es


capaz de hacer una contribución a su comunidad.
Si bien ya se había dicho en el marco de este trabajo que para la legislación
Argentina, ser transgénero no es una enfermedad, no puede desconocerse que las personas
trans como refiere Castilla-Peón, (2017), presentan riesgos específicos para la salud,
inclusive la tasa de suicidios en mujeres transgénero es cinco veces mayor que la de la
población general. En el caso de los adolescentes, los trans sufren más violencia física y
emocional que los adolescentes cisgenero, presentan cuadros depresivos, ideación suicida,
e intentos de suicidio, cuatro a cinco veces mas que los adolescentes cisgenero. Se exponen
más a conductas de riesgo para la salud como la ingesta o consumo de drogas y de alcohol,
y las relaciones sexuales las inician más temprano que sus pares cisgenero, no siendo
infrecuente que padezcan trastornos de la alimentación en un intento por modificar la
forma del cuerpo.
Los niños, niñas y adolescentes trans y adultos con problemas de salud y/o salud
mental concurren por los distintos medios, ya mencionados en este trabajo, como ser
demanda espontanea, derivaciones, etc. al organismo, a veces a son recepcionados por
otros equipos quienes los derivan al de Género inmediatamente, también se da la situación
que un caso puede tener varios componentes y corresponder a varios equipos a la vez, por
ejemplo puede ser un adulto trans con esquizofrenia, en situación de calle, en este caso
sería atendido por el equipo de Salud Mental, el equipo de Calle, y el de Género, se
formaría una actuación en equipo de Calle que, luego de ingresado a algún lugar, pasaría al
de Salud Mental, y éste notificaría al de Género quien abrirá una Actuación paralela pero
dejando constancias de sus actos en la Actuación principal, que estará en el archivo de
Salud Mental. Es la forma de trabajo coordinado de los diferentes equipos. Cabria
relacionar esto con lo que dice Castilla-Peón, (2017), hay mucho que hacer para mejorar el
bienestar y los desenlaces en salud de esta población, y que la atención debe empezar
desde la edad pediátrica. Es fundamental la formación de profesionales de la salud mental,
que puedan desempeñar un papel importante en la atención de las personas trans.
El equipo de género en más de una oportunidad realiza sin la ayuda de un/una
psicólogo/a tareas de psicoeducación, no solo a través de capacitaciones, sino también en
relación directa con la persona, su familia, o educadores. Se podría vincular esto con lo
mencionado por Castilla-Peón, (2017), cuando expresa que la intervención en salud no
sería para cambiar la identidad de género, sí para ayudar a la persona transgénero o con
incongruencia de género, como también a su familia a entender las posibilidades del

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abanico de género, y también minimizar al malestar emocional asociado la cuestión


social, digamos que este proceso se da en una trama social que todavía, pese a ley,
discrimina, estigmatiza, maltrata, obstaculiza el acceso a derechos básicos, etc.
Vinculado a los conceptos de Salud y Salud Mental, en lo que se refiere a la
ausencia de estas, se ha tenido oportunidad de observar cómo eran llevadas adelante las
actuaciones en el caso de una adolescente trans que padecía de esquizofrenia, estaba a
cargo una tutora legal, quien permanentemente estaba en contacto con el equipo de
Género. En reiteradas oportunidades, en diferentes Hospitales no se le dio un trato digno;
razón por la cual y actuando en conjunto los equipos de Género y de Salud Mental, se
consiguió un buen lugar, cercano a la casa de su tutora, quien la veía de ese modo con
mucha más frecuencia. Se gestionaban los turnos necesarios, se ayudaba a solicitar
subsidios, y se controlaba qué tipo de tratamientos le estaban practicando. También se la
acompañó en la tramitación de su rectificación registral, la cual estaba en tramite. Se pudo
observar en esta oportunidad, el respeto a la identidad de género, sin que los padecimientos
de Salud Mental que sufre la joven impliquen desconocer y no respetar o no acompañar su
deseo.
Se observó la interacción del equipo de Género con los distintos Hospitales. El
equipo realizó el envío de distintos oficios a diferentes hospitales pediátricos de la
C.A.B.A solicitando información sobre la forma de obtener un turno de atención de salud
para niñas, niños y adolescentes travestis, transexuales y transgénero que consulten por
cuestiones específicas relativas a su identidad de género, lo cual incluye la atención
endocrinológica pediátrica. De ello respondió el Hospital Pedro de Elizalde. Se enviaron
oficios reiteratorios dirigidos al Hospital de Pediatría Garraham y al Hospital de Niños R.
Gutiérrez los que no fueron respondidos. Por el contrario, con los hospitales Elizalde y
Durand se ha establecido un canal de comunicación y derivación continua. En virtud de
ello, el equipo de Género se encuentra actualmente asesorando al área de endocrinología
del Hospital Pedro de Elizalde en la confección de un modelo de consentimiento
informado. La actitud de los diferentes Hospitales se puede vincular con los distintos
Modelos a los que se hace referencia en el marco teórico de este trabajo, aquellos que
detentan la perspectiva del M.M.H. respecto de las personas que no se identifican con el
sexo que les asignaron al nacer considerándolas enfermas mentales. Domínguez (2016),
serian quienes no dieron respuesta y otros que en línea con Chen Hayes, (2001); Grossman
y D’Augelli, (2007), consideran que esta categorización es del todo controversial, pues si
bien aún hoy algunos especialistas distinguen las variaciones en el género como una

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enfermedad mental, un número importante de especialistas plantea que los síntomas que
presentan los niños transgéneros, como su pobre imagen de sí mismo, baja autoestima,
abuso de drogas e intentos suicidas, automutilación son el resultado del rechazo de
terceros, las restricciones que viven, y las estigmatizaciones por parte de sus familias y la
sociedad (Conroy, 2010) y no serían características propias de la naturaleza de las
personas transgénero (Mallon y DeCrescenzo, 2006).
Se podría vincular esta temática y las diferentes posturas en relación a los modelos,
con un apartado del Informe del equipo de Género (2017), en el que se consigna la
recepción ya sea por parte del equipo de Género o del de Salud Mental, de varios informes
sobre niños, niñas o adolescentes elaborados por equipos profesionales basados en
estereotipos de género o que contienen términos discriminatorios, algunos de los cuales se
tuvo oportunidad de ver y también de ver como el equipo de Género, oficiaba rápidamente
haciendo notar la situación, como se ilustra a continuación:

Informe de un equipo interdisciplinario del Hospital …. sobre una adolescente


dirigido a la Dirección General de Salud Mental. Se consigna que la
paciente presentaba en la evaluación psiquiátrica “(…) aspecto varonil
(…)”.

- Informe remitido el …/17 elaborado por el equipo del Hospital de ….. de un


adolescente de 15 años donde se consigna que el mismo presenta
“Vestimenta acorde a sexo,…”

- Informe elaborado por equipo de Casa …. sobre la situación de salud de una


adolescente. Se consigna que la misma “(…) adopta una posición
masculina y un aspecto varonil, despliega su elección sexual hacia sus
compañeras mujeres, al mismo tiempo que lo utiliza como forma de
transgredir las normas elementales de convivencia al respecto.”

- Informe elaborado por equipo de internación del Hospital ….. sobre un


adolescente en el que se lee que el mismo “(…) se encuentra vestido
acorde a sexo-edad”.

- Informe remitido el …./17 por la institución …SS… sobre la niña XX. de


17 años de edad (Actuación …/08) donde se consigna: “Tiene una

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identificación con el sexo masculino en su actitud y vestimenta y se presume


se encuentra en relación a la sospecha de abuso sexual por parte de su
madre y vecina guardadora”. “Si bien se identifican conductas masculinas,
no son rechazadas por sus compañeras; lo que posibilita una buena
adaptación de la joven en la dinámica del hogar sin conflictos”.

- En fecha ... 2017 un equipo tratante del Hospital ….” suscribió una
comunicación de alta de internación de la adolescente trans G.,G.
(Actuación … Nº …/2012) dirigida a esta …. Allí hacen referencia de la
joven como "El Paciente" en numerosas ocasiones.

- En fecha ….17 en el marco de la actuación … Nº …./2017, referida a la


joven NN se informa desde la Subsecretaria de Fortalecimiento Familiar y
Comunitario del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat lo siguiente:
“En el momento del encuentro la joven se presenta como A. C. Se observa a
la joven vestida con una remera negra con estampa, (algo holgada) un
jeans y zapatillas. A partir de su forma de vestir la joven no resalta
cualidades femeninas. Sin embargo, ella adopta una identidad de género
femenina. Teniendo en cuenta la representación que la joven posee de sí
misma que la lleva a adoptar dicha identidad, y el historial de abuso y
prostitución se considera la posibilidad que la joven sea alojada en el
parador “nnnn”. Teniendo en cuenta que en un parador de hombres se
podría generar violencia psicológica y esto podría desencadenar cierta
descompensación psíquica.”
Se podría relacionar estos informes y lo que se infiere de ellos, con lo dicho por las
autoras Martínez Guzmán y Montenegro (2010) para quienes el debate entre el modelo
psiquiátrico y las teorías queers que son las que han visibilizado el carácter de construcción
social de las identidades de género concebidas como naturales, ha generado tensiones,
conflictos y acuerdos entre las distintas posiciones, todo ello en relación a un conjunto de
“intereses políticos, estrategias de supervivencia y adaptación social, negociaciones y
reconfiguraciones”.
Se ha tratado de reflejar en este apartado la observación realizada de como trabaja
el organismo con estas poblaciones a efectos de garantizar el derecho a la salud y atención

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integral, describiendo tanto los organismos con los que interacciona como también las
complejidades que estos presentan.

5.5. Describir cómo se trabaja desde el organismo con estas poblaciones en lo


referente a la promoción del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para los
mismos.

Se ha podido observar cómo desde el equipo de género se escuchó y se trató de dar


apoyo y fortalecimiento a una madre con dos niños diagnosticados como asperger, uno de
los cuales es trans. Se le buscó escuelas cerca de su casa, se trató, por diversos medios, de
hacer que los niños asistieran. Aunque en este caso particular no dio resultado, y el caso
hubo de ser derivado ante el incumplimiento de la madre en comprometerse con la
asistencia a la escuela de los menores durante un año y medio.
En otra ocasión, un niño trans, ingresado por el equipo de calle, encontrado en
compañía de adultos, con sospecha de haberse dedicado a la prostitución, se había fugado
de la casa de su abuela, y que al ser preguntado por este equipo por las razones, relató
haber sido discriminado y maltratado por el tío, quien vivía con su pareja también en la
misma casa. No tenia padres presentes. Fue citada la abuela, quien pidió que fuera el
equipo a su casa ya que le resultaba difícil trasladarse. Una vez allí, según registro de las
actuaciones, la abuela escuchó sobre las identidades trans y sus derechos (psicoeducación)
y el equipo a su vez escuchó su problemática. Relató que el tío se había ido pero y que
tenia otros hijos que también iban y venían y que no aceptaban la identidad de género del
nieto. El niño fue ingresado a un hogar, con acuerdo de ambos, pero se trabajó para que
mantuviera el contacto con su abuela. Este caso podría vincularse con aquello que decían
Stryker y White (2006) sobre que la discriminación y el bullying son la principal causa de
abandono escolar, ideación de muerte y suicidios. Cuando la mayoría de los niños, niñas o
adolescentes definen sus identidades trans, son marginados, discriminados y muchas veces
hasta expulsados de sus propias casas, escuelas y lugares de pertenencia. Lo que les queda
es la calle, la prostitución, la marginalidad y es allí donde arman sus grupos de pertenencia.
Otra observación se produjo al acceder a la lectura de unas actuaciones en curso, y
donde también la pasante buscó turnos. Se trataba de un niño trans, que vive con su abuela
y que no sabía si los padres vivían, ya que lo habían dejado con ella de bebé. Él solicitó
ayuda para rectificar su DNI. Al entrevistarse el equipo con la abuela, con motivo del

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requerimiento de su nieto, relató que no sabia nada de los padres del niño y que la última
vez que los vio, ambos tenían VIH/SIDA, luego no aparecieron más, tal vez por ser adictos
y enfermos, ella presumía que estaban muertos. No podía renovar el documento del niño y
este además quería la rectificación de su D.N.I. Desde el equipo de género se realizaron los
oficios necesarios para la búsqueda de los padres, para otorgarle la guarda a la abuela y
finalmente para renovar el documento, con la intención de realizar más adelante cuando
toda la documental necesaria esté lista, la rectificación del mismo. En este caso la abuela
expresaba su apoyo al nieto, el niño concurría a la escuela, hacia deporte y sus necesidades
parecían ser escuchadas. Como decían Olson, Durwood, DeMeules, y McLaughlin (2016)
en las niñas, niños y adolescentes en transición, efectivamente apoyados en su identidad de
género se apreciaron bajas tasas de internalización de psicopatologías, sugiriendo que ser
transgénero no es sinónimo, ni el resultado directo de psicopatología en la infancia. Así
mismo, los resultados proporcionaron evidencia clara de que los niños transgénero tienen
niveles de ansiedad y depresión similares a sus hermanos y compañeros no transgénero.
Otro caso que se pudo observar y en alguna medida participar, fue el de una madre
con una nena trans, de escolaridad inicial, divorciada del padre de la niña, concurrió a
solicitar ayuda porque este no aceptaba la identidad de género de su hija. Se ponía violento
cuando esta expresaba que quería ser tratada como nena y que se la llamara con el nombre
por ella elegido. El equipo se reunió con la madre y la niña, quien expresaba con toda
claridad su elección y con la Licenciada Pavan como invitada por el equipo, quien ya
estaba al tanto del caso y sugirió que se tratara de hablar con el padre. Luego, se citó al
padre, la reunión la tuvo con el Coordinador del equipo y otros integrantes un día que no
tenía que concurrir a la pasantía. El Coordinador relató luego que no hubo posibilidad de
reflexión con el padre, por lo que el caso se judicializó. Como bien expresara Montes
Berges (2008) los cambios sociales no siempre acompañan los cambios legislativos, a
veces son más lentos, hay en ellos procesos que subyacen al estigma y la discriminación.
Si bien ante una infancia o adolescencia trans, el entorno debe ajustarse y aprender
una nueva realidad, algunos padres hablan de asistir al entierro de un hijo/a y al nacimiento
de otro/a, desde el Área de Género propiamente dicha poco es lo que se puede hacer, más
allá de la pequeña psicoeducación que es prestada, en cada caso por el equipo. En algunas
ocasiones el equipo de género busca ayuda terapéutica para los familiares que tienen
dificultades para aceptar la identidad de género trans de algún familiar, ya sea con
psicólogos de hospitales o con el grupo terapéutico para familiares de personas trans que
funciona en el Centro de Salud Mental “Ameghino” dependiente del G.C.A.B.A.

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6. Conclusiones

En el presente trabajo, realizado en un organismo público, donde según pude


observar, se articulan el derecho, la salud pública y la psicología y en algunos casos su
ausencia, me he propuesto describir cómo se efectúa la gestión de recursos y la articulación
con diferentes organismos (hospitales, escuelas, organismos gubernamentales, etc.) a fin de
garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes trans; así como a adultos trans
que padezcan problemas de salud mental, y la promoción del fortalecimiento de la red
familiar/afectiva para ambas poblaciones.
Describí cómo está compuesto el equipo y qué profesiones tienen sus integrantes,
aclarando que no ejercen sus funciones en forma exclusiva, integran además la Oficina de
Salud Mental y Derechos Humanos.
Se muestran los distintos niveles de trabajo y sus objetivos: a)A nivel instituciones,
la interrelación con diferentes organismos, tendría por objeto relevar los recursos existentes
para la temática, por otro lado, establecer contactos institucionales para recibir y realizar
derivaciones asistidas en forma correcta y finalmente recibir formación y dar
capacitaciones en donde por ejemplo, un tema que se trabaja es la despatologización de la
identidad de género trans, en ocasiones con organismos a los que se derivan personas para
que reciban distintos tratamientos, educación o alojamiento.
b)Frente a la demanda,
en cada caso se plantea una estrategia individual, pensada de manera colectiva e
interdisciplinaria, en reuniones de equipo que se celebran en forma quincenal con ese fin.
Vinculé esta dinámica de trabajo interna del equipo con la reflexión que realiza Peiró y
Rodríguez, (2008) sobre liderazgo transformacional, y liderazgo compartido.
Pude observar en el campo, como el equipo de género trabaja en el
acompañamiento de estas poblaciones, en relación al ejercicio del derecho que se tiene al
reconocimiento a la identidad de género. Lo hace en dos niveles: a) A nivel institucional,
esto se lleva a cabo a través de la Protección Integral tema que se desarrolla en el próximo
párrafo. No obstante también el Área de Género, realiza la revisión documentos para otros
organismos en relación al tema y folleto para los Registros Civiles confeccionado por la
secretaría de DD.HH. de la provincia de Buenos Aires.

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b) A nivel de caso particular, el Área de Género trabaja con los Registros Civiles
para que se lleve a cabo la rectificación de el Acta de Nacimiento de la persona,
consignando su nombre elegido y su identidad de género auto percibida, conforme lo
establecen la ley en el caso de adultos y de personas menores de 18 años. Se acompaña a
personas en el trámite, paso a paso, en caso de ser necesario ante la falta de respuesta de
los Registros o su negativa, envía oficios urgiendo la misma o solicitando las
correspondientes explicaciones para poder subsanar posteriormente. Ha habido casos en
que los asistentes o representantes legales, parientes o personas que los tuvieren a cargo,
acompañan pero solicitan el asesoramiento de este organismo y otros en los cuales debe
suplirse la compañía del asistente o representante legal, pariente o persona que lo tuviere a
cargo, siempre dentro del marco de la Ley de Identidad de Género.
Otra de las funciones que realiza el Área de Género a través de su equipo y que se
relaciona con todas las funciones, es la de garantizar el derecho a la salud y atención
integral de las poblaciones referenciadas en este trabajo. Relaté las observaciones que tuve
oportunidad de hacer en campo y también en la lectura de actas, respecto del envío de
oficios a los distintos hospitales pediátricos de la C.A.B.A para pedir información sobre
cómo se realizaba la atención de salud para niñas, niños y adolescentes trans que consulten
por cuestiones específicas relativas a su identidad de género. Tuve acceso a conocer sus
respuestas y en algunos casos la falta de ella.
También se incluyen aquí las tareas de psicoeducación que pude observar realizan
los miembros del equipo de género, al recepcionar a población trans menor de 18 años, sus
familiares, o quienes tienen su guarda o los asisten. No observe la presencia de ningún
psicólogo, que pudiera recepcionar en ese momento clave al niño, niña o adolescente trans,
su familia, tutores o miembros de instituciones que los tienen a su cargo. Se describe el
proceso de derivaciones, y de turnos con el objeto de otorgar los tratamientos médicos de
adecuación a la expresión que tienen, asistencia psicológica a la persona y sus allegados,
etc. Se intenta proveer de las herramientas necesarias para que esa persona se encuentre
efectivamente apoyada en su identidad de género. Estas pueden consistir en conseguir el
turno para tratamientos de salud, lugar en un club para jugar un deporte que le guste y así
sacar al niño de su aislamiento, asistir a la escuela o instituto donde este se encuentre y dar
capacitación a personal y directivos y/o talleres a los alumnos o compañeros. Esto lo
relaciono con aquello que decía Pavan (2017) sobre que el punto no sería la transexualidad,
sino las transfobia.

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Describí, lo que pude observar en relación a cómo trabaja el Área de Género con
niños, niñas, adolescentes trans; y adultos trans que padezcan problemas de salud mental,
en lo que se refiere a la promoción del fortalecimiento de la red familiar/afectiva para los
mismos. Narré algunos casos en los que pude participar y algunos que tomé conocimiento
por medio de la lectura de actuaciones. Relaté cómo se procura darle apoyo a la red
familiar y afectiva, de distintos modos, consiguiéndole turnos con equipos de psicólogos de
otras instituciones, desde la contención que representa en algunos casos el trabajo que hace
el equipo para que ese niño, niña o adolescente reciba la atención necesaria si tiene algún
problema de salud o para que reciba tratamientos médicos de adecuación a la expresión de
genero que tiene o para realizar toda la documentación de rectificación de actas de
nacimiento y D.N.I.
Para tener una perspectiva crítica quisiera resaltar que en este organismo, en
general la impronta observada es más jurídica y de salud pública habiendo poca o ninguna
articulación con lo psicológico, y podría pensarse que se pierde un momento puntual de
contención a quien demanda, generalmente con gran angustia y en lo que respecta al
equipo, se lo carga con una tarea no a fin a sus competencias, lo que podría generarles un
desgaste. Por ello podría pensarse en la inclusión de un psicólogo con las adecuadas
competencias profesionales, en línea con lo que dice Castro Solano (2004), para realizar
entrevistas de diagnóstico, orientación psicológica a padres o entorno, para lograr una
adecuada interiorización a la temática, y poder realizar, en caso de ser necesario, informes
psicológicos, estas competencias deben incluir la adecuada formación para trabajar con
poblaciones de bajos recursos económicos o minorías, prestar asesoramiento a
profesionales no psicólogos, poder realizar diseño de baterías de evaluación psicológica a
medida y tener un conocimiento de las áreas nuevas de la psicología.
El equipo de género no es de dedicación exclusiva ya que también pertenecen al
equipo de Salud Mental, y por ello, por ejemplo, el psiquiatra no siempre cuenta con
tiempo o se le superponen actividades de los equipos. También y habiendo visto el trabajo
que se realiza, y lo intenso del mismo podría pensarse que sería conveniente que el
trabajador social, y la abogada trabajaran con dedicación exclusiva al área de género
En cuanto a la significación personal del presente trabajo, como cierre de la
formación académica en esta carrera de grado, resultó una oportunidad para pensar el lugar
del terapeuta articulado con las instituciones, valorar la articulación y el trabajo de las
mismas, tomando a la empatía en cuanto a dimensión de la comunicación y a la
psicoeducación, como herramientas fundamentales, para los abordajes terapéuticos y un

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futuro profesional en esa línea. Posibilitándome desarrollar una futura línea relacionada
con el trabajo en instituciones, ya sea en tareas de capacitación, de psicoeducación a
instituciones públicas o privadas, ONG, Instituciones educativas, Hogares, y otros, para
aportar mi conocimiento en lo referente a diversidad sexual, identidad de género,
orientación sexual, y sexo asignado al nacer, trabajar sobre prejuicios y estereotipos.
Conceptos necesarios para poder trabajar en la prevención de discriminación y situaciones
que Pavan (2017) llama de transfobia.

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