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EJEMPLOS DE DE IGUALDAD EN EL AMBITO FAMILIAR

1. Más tiempo para compartir con tu pareja. Disfrutarás de una vida en pareja de mayor calidad,
teniendo más tiempo para compartir juntos.
2. Aumentará tu bienestar personal y social ¿Estás preparado para compartir más tiempo en casa y
colaborar con quienes quieres? Siendo un hombre igualitario serás más feliz, y tu pareja dispondrá
del legítimo tiempo para dedicarlo a las actividades que desee.
3. Mejorará tu complicidad con tu pareja. Tendrás más libertad y autonomía para la compresión
mutua, y relaciones más satisfactorias y placenteras. Tendrás una mejor vida emocional.
4. Disfrutarás y conocerás mejor a tus hijos/as. No te pierdas una de las cosas más importantes en
la vida: participar en la crianza de tus hijos/as y verlos crecer. Aumenta tu bienestar y autoestima y
el de tus hijos/as compartiendo más tiempo juntos.
5. Aprende nuevas competencias y habilidades ¿Alguna vez te has preguntando por qué es
habitual que las mujeres se organicen y compaginen mejor su vida conciliando los tres ámbitos:
familiar, personal, y laboral? ¿Y tú? Todo cambio nos brinda una oportunidad de aprender cosas
útiles y mejorar nuestras condiciones de vida.
6. Comparte la carga de ser el sostenedor de la familia. Un hogar que cuente con dos fuentes de
ingresos será más confortable y menos estresante que aquel en el que sólo el hombre es el
soporte económico de la familia: comparte las responsabilidades económicas.
7. Sé independiente conociendo por ti mismo cómo compaginar el cuidado de los/as niños/as y las
tareas domésticas. Tu autonomía no sólo ha de ser económica y profesional, sino además
doméstica. Intenta estar seguro de que estás viviendo con tu pareja por decisión propia y no sólo
porque necesitas a alguien que te realice las tareas domésticas que tú deberías hacer.
8. Aprende cómo cuidarte mejor a ti mismo aprendiendo a cuidar a tu familia. Si aprendes a cuidar
de ti mismo y de tus seres queridos, vivirás mejor y más tiempo, aumentando tus hábitos
saludables.
9. Asume tus responsabilidades y sé coherente con tus valores de igualdad ¿Crees en la libertad y
la justicia? Pon en práctica estos valores en casa.
10. Conviértete en un buen ejemplo. Pon tu grano de arena en la construcción de una sociedad
más justa: conviértete en un modelo para tus hijos/as. Ayuda a que la siguiente generación se
libere de estereotipos pasados de moda. Con tu ejemplo, sentarás las bases de una ciudadanía
responsable.

LA DESIGUALDAD EN EL HOGAR
Para los niños y niñas, las personas más importantes en el mundo no son los dirigentes políticos ni los
directores de los organismos de desarrollo, sino los padres, madres y cuidadores que toman todos los
días estas decisiones domésticas fundamentales. La forma en que los miembros del hogar utilicen sus
recursos colectivos determina los niveles de nutrición, atención de la salud, educación y protección
que recibe cada uno de los miembros de la familia.

Desigualdades en la toma de decisiones domésticas


Cuando se excluye a las mujeres -que suelen ser las cuidadoras básicas de los niños y niñas- de los
procesos de toma de decisiones en el hogar, se pone en peligro su bienestar y el de sus hijos e hijas.
Análisis procedentes de 30 países –obtenidos de las Encuestas de Demografía y Salud, una de las
fuentes más directas de información sobre la dinámica en la toma de decisiones en el hogar– revelan
que en muchos hogares las mujeres tienen muy poca influencia sobre las decisiones domésticas más
importantes.

En general, los datos presentan un panorama de desigualdad extrema entre los géneros. En
solamente 10 de los 30 países encuestados, un 50% o más de las mujeres participan en todas las
decisiones del hogar, incluidas las que se refieren a su propia atención de la salud, las principales
compras domésticas, el gasto diario en el hogar y sus visitas a familiares o parientes fuera del hogar.

Falta de control sobre las necesidades de atención de la salud: Las decisiones sobre la atención
de la salud de la mujer son fundamentales para la salud y el bienestar de las mujeres y los niños. En
muchos hogares examinados, especialmente en los países de Asia meridional y África subsahariana, la
mujer tiene muy poca influencia en las decisiones relacionadas con la salud. En Burkina Faso, Malí y
Nigeria, por ejemplo, casi el 75% de las mujeres informaron que solamente los maridos tomaban
decisiones sobre la atención de la salud de sus esposas; en los dos países evaluados de Asia
meridional, Bangladesh y Nepal, la proporción era de alrededor de un 50%. Esta exclusión pone en
peligro la salud y el bienestar de todos los miembros de la familia, especialmente los niños y niñas.
Gestión limitada de los gastos domésticos cotidianos: Las decisiones domésticas sobre los
gastos cotidianos tienen consecuencias decisivas sobre el bienestar, la educación y, especialmente, la
salud de niños y niñas. En muchos hogares del mundo en desarrollo, los hombres dominan las
decisiones sobre los gastos domésticos. En 7 de los 15 países analizados de África subsahariana, más
del 40% de las mujeres indicaron que sus maridos tenían el control exclusivo de los gastos cotidianos
en el hogar. En los países examinados de Oriente Medio y África del Norte y Asia meridional, el 30%
aproximadamente de las mujeres se sentían excluidas de las decisiones sobre las adquisiciones
domésticas.
Exclusión de las decisiones sobre las adquisiciones domésticas más importantes: Los datos
de las Encuestas Demográficas y de Salud sugieren que los hombres deciden por lo general la
cantidad que el hogar destinará a los gastos más importantes. En Nigeria, por ejemplo, el 78% de las
mujeres indicaron que sus maridos tenían el control exclusivo de las adquisiciones de mayor cuantía.
El 60% aproximadamente de las mujeres de Egipto y más de una tercera parte de las mujeres de
Bangladesh y Nepal se sentían excluidas de este tipo de decisiones. Esto contrasta con las actitudes
de los dos países analizados en Asia oriental y el Pacífico, Filipinas e Indonesia, donde menos del 18%
de las mujeres de ambos países tenían la impresión de que carecían de poder en estas cuestiones.
Restricción en la movilidad y la libertad: Las decisiones domésticas relativas a la movilidad de la
mujer afectan directamente su capacidad de ocuparse de sus propias necesidades, así como de las
necesidades de su progenie. Los datos de las encuestas sugieren un alto grado de control masculino
sobre la movilidad de la mujer en todas las regiones analizadas. En Burkina Faso y Malí, el 6%
aproximadamente de las mujeres informaron que solamente sus maridos decidían cuándo las esposas
podían ir visitar a la familia o los amigos. Una tercera parte de los maridos de Bangladesh controlan la
movilidad de sus mujeres fuera del hogar. En América Latina y el Caribe, los datos de Nicaragua
indicaban que el 18% de las mujeres necesitan el permiso del marido antes de salir de la casa para
visitar a amigos y familiares; en ECE/CEI, el 16% de las mujeres armenias necesitaban obtener
primero el permiso de sus maridos.
Elementos decisivos que influyen en la toma de decisiones domésticas
La discriminación de género en la toma de decisiones domésticas está por lo general enraizada en
actitudes patriarcales que consideran de mayor valor la situación social del hombre con respecto a la
mujer. Pero la tradición no es el único factor que determina el poder de negociación en las familias.
Incluso las sociedades más homogéneas, cada familia es única, y no hay una serie de reglas simples
que puedan explicar la dinámica de la toma de decisiones en el hogar.

Sin embargo, estudios recientes sobre las decisiones en el hogar y el género arrojan algo de luz sobre
los principales elementos que determinan la influencia. Éstos incluyen el control de los ingresos y los
bienes, la edad, y el acceso a la educación y el nivel de la misma. El examen de estos factores en una
amplia gama de países ofrece información sobre la distribución del poder de negociación en los
hogares concretos.

Control de los ingresos y los bienes: El principal poder de decisión en el hogar suele pertenecer al
miembro de la familia que controla la mayor parte de los ingresos y bienes del hogar. Las mujeres se
encuentran en clara desventaja por lo que se refiere a la posesión económica, debido a que ganan
menos dinero que los hombres y suelen tener menos bienes. Los salarios más bajos y el escaso
control sobre los ingresos domésticos limitan la capacidad de la mujer de acumular capital. Los
prejuicios de género en las leyes de la propiedad y la sucesión y en otros métodos de adquisición –
incluidos los programas estatales de distribución de tierras– aumentan el riesgo de la mujer y la
infancia de caer en la pobreza. Las consecuencias de este tipo de exclusión pueden ser más directas,
especialmente cuando se rompe el matrimonio o muere el marido.
Niveles de educación: Además de un mayor nivel de conocimiento, autoconfianza y seguridad en
uno mismo, la educación confiere un estatus social y aumenta la posibilidad de obtener ingresos. Los
niveles de educación entre los esposos y esposas varían de un hogar a otro. Las conclusiones de un
estudio llevado a cabo en 40 países en desarrollo indican que, como promedio, los hombres suelen
emplear más tiempo en el sistema educativo que las mujeres.
La brecha educacional es mayor en Asia meridional, donde los hombres emplean como promedio 2,5
años más en su escolarización que las mujeres, y se reduce a 1,3 años en África subsahariana, y un
año en América Latina y el Caribe. La desigualdad en la educación entre los hombres y las mujeres
puede reforzar las desigualdades entre los géneros en el hogar, y mantener a las mujeres en una
situación de desventaja.

Diferencias de edad: En la distribución del poder negociador en los hogares influye también la edad
de la mujer cuando contrae matrimonio y la diferencia de edades entre la mujer y su marido. Pruebas
empíricas obtenidas en todo el mundo indican que la diferencia de edad entre maridos y mujeres
puede variar enormemente de un hogar a otro. El promedio de edad cuando se contrae matrimonio
por primera vez en Europa occidental suele ser de 27 años para la mujer y 30 años para los hombres.
En los países en desarrollo, las diferencias de edad son mucho mayores. En Asia meridional, por
ejemplo, los maridos son aproximadamente cinco años mayores que sus mujeres, una diferencia que
llega a los seis años en África subsahariana (excepto en el sur de África).
En los casos del matrimonio infantil, cuando la diferencia de edad entre el marido y la mujer suele ser
extrema, la carga de las tareas domésticas y la atención infantil limita gravemente las posibilidades
vitales de las niñas casadas y las niñas madres. Esto, a su vez, repercute en el poder que tiene la
mujer sobre las decisiones domésticas La educación es fundamental en la lucha contra la
discriminación y contra las prácticas que le niegan a la mujer el poder de decisión en el hogar. Fatna,
una niña del Sudán que vive en un campamento de refugiados en el Chad, ha tomado la
decisión de mantener su educación para garantizarse un futuro mejor.
EJEMPLOS DE IGUALDAD EN TU CENTRO EDUCATIVO

1. Eliminar los prejuicios y las ideas preconcebidas. Desmontar mediante la


vocación crítica los prejuicios y los hábitos sexistas. A través del razonamiento
crítico conseguimos que los niños puedan hacer frente a las generalizaciones.
2. Todos pueden hacer todo. Eliminar las concepciones erróneas, empezando en el
ámbito doméstico y continuando en la escuela. Enseñar a los niños a compartir las
tareas, no solo entre ellos, sino con los padres, dentro de sus posibilidades, y evitar
que sea una sola persona la que cargue con todo el peso de la casa.
3. Afrontar las diferencias de género. Es innegable que niños y niñas no son iguales,
a nivel fisiológico y mental son diferentes. Por ello, se tiene que e nseñar a los niños
a afrontar estas diferencias y a asumirlas. Además, se tiene que dar respuesta a las
dudas de los niños sobre cuestiones incómodas como el sexo, y las relaciones entre
personas para romper el sistema de imposición de roles.
4. Evitar el acceso a los estímulos sexistas. A diario los niños están sometidos a un
bombardeo continuo de estímulos, no todos ellos deseables. Para evitar que en ellos
nazca una percepción sexista, es importante impedir una sobreexposición a estos
contenidos y desarrollar un sentimiento crítico para que puedan enfrentarse a los
mismos.
5. Utilizar el juego como base de la enseñanza en equidad. Cabe fomentar los
juegos inclusivos, en los que el rol masculino o femenino no intervenga, así como la
promoción de equipos mixtos. El juego es una de las formas más efectivas de
enseñanza, especialmente en valores, por lo tanto el patio y el recreo deben ser una
extensión de este aprendizaje.
6. Ofrecer patrones de conducta ejemplares. Los niños comienzan a desarrollar su
personalidad a través de la repetición y tomando como ejemplo a las personas de su
alrededor. Por ello es importante que en casa ya exista un clima de equidad de
género que será reforzado en la escuela.
7. Hacer un seguimiento durante el desarrollo cognitivo. Es preciso hacer un
seguimiento del niño y evitar que las concepciones erróneas se afiancen dentro de
su entendimiento. Estar atento ante cualquier desviación y rebatir esa idea a través
del razonamiento, y nunca del castigo, es una parte fundamental del aprendizaje.
ejemplos de igualdad en tu centro educativo

1. Educar la igualdad desde todas las asignaturas


Todas las materias que se imparten en la escuela pueden servir
para fomentar la igualdad. Indicar la creación de grupos entre
hombres y mujeres de forma equitativa para los trabajos
académicos o promover la participación por igual son buenas
prácticas. Así mismo, la idea errada sobre el niño fuerte y la niña
delicada no debe ser fomentada ni respaldada por los docentes.

2. Promover la distribución equitativa de las actividades y


deportes
Es común designar actividades o deportes que han sido adoptados
por la sociedad como “exclusivos” para cada género. Es así que las
niñas sólo deben limpiar, ordenar o jugar vóley, mientras que los
niños cargan objetos pesados y juegan futbol. Por esta razón se
debe promover la distribución equitativa de actividades y organizar
la creación de equipos de ambos sexos en los deportes.

3. Fomentar la participación de las niñas en las elecciones


escolares
Según ONU Mujeres el promedio de parlamentarias mujeres en
Latinoamérica es de un 28,1%. Por ello, es importante impulsar la
participación de las niñas y adolescentes en política y una buena
oportunidad serían las elecciones escolares.

4. Promover el debate sobre los estereotipos


Vivimos en una sociedad llena de estereotipos sobre cómo deben
ser, tanto de forma física como sicológica, los hombres y las
mujeres. En este contexto se debe abrir un debate constante desde
las aulas para pensar a dónde nos llevan estos prejuicios y pensar
en cómo contribuir al cambio.

5. Concienciar sobre las consecuencias de la violencia a la


mujer en la sociedad
Además de los daños físicos y sicológicos que causa la violencia en
los que la sufren o presencian, existen consecuencias para la
sociedad como la obstaculización de la reducción de la pobreza ya
que no se integra a la mujer en el proceso de desarrollo. Así mismo,
es probable que las personas que hayan vivido en este ambiente
lleguen a ser víctimas o maltratadores al crecer, creando un círculo
que se repite.

6. La participación activa de los padres


La familia es un importante pilar en la formación de los estudiantes.
Si no se da un buen ejemplo en casa o no se pone en práctica lo
enseñado no se tendrán resultados. Por ello, hay que mostrar que
ambos pueden realizar las mismas actividades y que es bueno
turnarse en los quehaceres del hogar.

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