Sei sulla pagina 1di 16

Curzio Malaparte

(Kurt Suckert; Prato, 1898 - Roma, 1957) Escritor italiano. Su padre era alemán,
pero desde su infancia fue separado de su familia y confiado a unos pobres
campesinos toscanos, en cuyo hogar se mantenía aún viva la tradición popular del
republicanismo garibaldino. Seguía con brillantez los estudios secundarios en Prato
cuando el 2 de agosto de 1914 se fugó, pasó la frontera y se alistó en el Ejército
francés. Combatió durante toda la Primera Guerra Mundial, primero en la Legión
extranjera y luego en el 408º regimiento de infantería. Condecorado por méritos de
guerra, en 1918 quedó inútil para el servicio militar por acción de los gases.

Curzio Malaparte
Entró luego en la carrera diplomática, asistió a la conferencia de la paz en
Versalles y después formó parte de la legación italiana en Polonia. En 1921 regresó a
Italia y abandonó la carrera administrativa. Atraído por la figura de Mussolini, entonces
todavía muy próximo a sus orígenes socialistas, se adhirió al partido fascista en 1922.
Un año antes había publicado su primer libro (La revuelta de los santos malditos) y se
hacía llamar Malaparte. Un día Mussolini le preguntó por qué había escogido este
nombre funesto, a lo que contestó el escritor: "Napoleón se llamaba Bonaparte y
terminó mal, yo me llamo Malaparte y terminaré bien".
Durante algún tiempo fue delegado de las "haces" en el extranjero, pero no tardó
en presentar la dimisión. La decisión obedeció tan sólo a un deseo de independencia,

1
ya que Curzio Malaparte continuó siendo uno de los intelectuales más brillantes del
movimiento acaudillado por el Duce. Director del semanario fascista La Conquista
dello Stato, publicaba ensayos de títulos virulentos como Las bodas de los
eunucos (1922), Italia contra Europa (1923) o La Italia bárbara (1925), en los que
exponía un nietzcheísmo político basado esencialmente en la antítesis entre la plebe
italiana "que no quiere sufrir", y el héroe-superhombre (evidentemente Mussolini) que
debía convertirse forzosamente en un tirano si quería llevar al país al desempeño de
un gran papel histórico.
Con todo, en ese tiempo, Curzio Malaparte ya se permitía pequeñas rebeldías
cada vez más frecuentes con respecto a la disciplina del partido y del mismo Duce.
Administrador de las célebres ediciones de la Voce, a menudo entraba en conflicto
con los dirigentes fascistas. Pero a raíz del pacto de Letrán, en 1929, atacó
directamente a Mussolini en un breve libelo aparecido en una revista genovesa bajo el
significativo título de Don Camaleón. Las autoridades prohibieron su publicación en
volumen y Mussolini decidió alejar a Malaparte de Roma y confiarle la dirección del
gran diario turinés La Stampa.
Después de un largo viaje por Europa, África y Asia, nuestro autor abandonó
ruidosamente el partido fascista en enero de 1931. Refugiado en París, publicó allí en
francés dos obras capitales: Técnica del golpe de estado (1931) y Le Bonhomme
Lénine(1932), que le valieron por fin la vasta notoriedad que no había podido alcanzar
con su novela Aventure d'un capitano di sventura ni con su libro de poemas, también
autobiográfico, L'Archiitaliano, cantate di Malaparte.
Establecido en Londres, Malaparte iniciaba allí su carrera de corresponsal político
cuando Mussolini, en 1933, le ordenó que regresara a Italia. Malaparte obedeció, por
bravata, pero fue detenido al apearse del tren "por manifestaciones antifascistas en el
extranjero" (sus dos libros Técnica del golpe de estado y Le Bonhomme
Lénine estaban prohibidos en Italia y Alemania). Tras un encarcelamiento de algunos
meses, el escritor fue condenado a cinco años de confinamiento en las islas Lipari. Allí
escribió Fughe in prigione (1936) y Sangue (1937).
Cumplida la condena, pudo establecerse en Roma, pero quedó bajo la vigilancia
de la policía y fue detenido durante la visita de Hitler a Roma en 1938. Con todo, en
1939 fundaba Malaparte la revista de oposición Prospettive, en la que publicó textos
de antifascistas notorios como Alberto Moravia y, durante la guerra, poemas de Paul
Éluard e inclusive artículos de escritores judíos. Parecía, no obstante, que Mussolini
trataba a su antiguo discípulo con cierta benevolencia, por cuanto en 1940, a raíz de
la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, Malaparte, que acababa de
publicar su novela Donna come me, recibió el nombramiento de corresponsal de
guerra y fue agregado a un regimiento de tropas alpinas.

2
Pero, dando una nueva prueba de su incurable espíritu de libertad, Malaparte se
puso a escribir su novela Il Sole e' cieco, condenación moral de la agresión contra una
Francia que se hallaba ya al borde de la derrota. El libro fue confiscado y Malaparte,
enviado al servicio armado, hizo la campaña de Grecia a bordo de un avión de
bombardeo. En 1941 pudo reintegrarse a sus funciones de corresponsal de guerra y
partió al frente de Rusia con el cuerpo italiano del general Messe. Pero sus artículos
desfavorables a Alemania originaron su expulsión del frente ucraniano a fines de
1941.
Su estancia en la Europa del Este ocupada por los alemanes y sus sorprendentes
encuentros con jefes nazis como Franck, gobernador-títere de Polonia, e incluso
con Himmler, le suministraron la materia del más conocido de sus libros, Kaputt, que
fue publicado en 1944 en Nápoles (ocupado ya por los norteamericanos) y
rápidamente traducido a todas las lenguas.
Después de pasar el año 1942-43 en el frente de Finlandia, Malaparte se refugió
en Suecia y, a la caída de Mussolini, pasó a la parte de Italia controlada por los
aliados y luchó hasta la paz con los resistentes de la División Potente. Asqueado por
el espectáculo de la Italia de la inmediata postguerra (La Pelle, 1949), Malaparte
decidió en 1945 instalarse en París e incluso pensó en escribir solamente en francés.
En francés estrenó con poco éxito dos obras de teatro: Du coté de chez Proust(1948)
y Das Kapital (1949). Vuelto a Italia, vivió en su casa de Capri, donde realizó algunas
apreciables tentativas cinematográficas.
En 1956 hizo un gran viaje a China y afirmó sus simpatías por el régimen
comunista. Pero en 1957, poco después de la aparición de su último libro, Maledetti
Toscani, sufrió unos ataques pulmonares y cardíacos, secuela de sus heridas de
guerra. Llevado a Roma en avión, empezó entonces una patética lucha de cuatro
meses contra la muerte, que afrontó con gran valor y plena conciencia, hasta el punto
de registrar en una cinta magnetofónica sus impresiones de agonizante. Días antes de
su muerte, Malaparte, que era protestante y había visto su libro La Pelle incluido en el
índice en 1949, se convirtió al catolicismo.

Malaparte y el contexto cultural

Si hay que encasillar a Curzio Malaparte por este libro en un movimiento artístico o
vanguardia, se optará por ubicarlo en el Neorrealismo, el cual intenta describir la
enormidad de los hechos apenas sucedidos, sobre todo en la Segunda Guerra
Mundial.
Este –ismo hará cobrar mucha importancia al cine italiano. Se ceñirá,
particularmente, a la novelística que supone un testimonio relacionado con la

3
denuncia social. Debido a la situación sociopolítica en la que se desarrolla este
movimiento, los autores querrán explicar la realidad de la condición del pueblo que
sale de una guerra atroz.

Segunda Guerra Mundial: protagonistas

Debido a que este libro es escrito en tiempos de la Segunda Guerra Mundial (1949,
cuatro años luego de finalizada la contienda), se cree conveniente refrescar la
información relacionada con los bandos enfrentados:
 El Eje
Tres son las principales naciones que formaban el Eje. Alemania, el Reino de Italia
y el Imperio de Japón que formarían el Eje Berlín-Roma-Tokyo. A estas tres potencias
se les unirían otros países que desempeñaron un papel de apoyo o ayuda con tropas
o suministros pero no intervinieron de manera decisiva en la contienda.
Alemania, Italia y Japón junto con España formaban las principales dictaduras
existentes en el mundo, compartían un fuerte nacionalismo y una política exterior
expansionista.
 Los Aliados
Las principales potencias aliadas son Francia y Reino Unido que fueron los
primeros en declarar la guerra a Alemania tras la invasión de Polonia el 1 de
septiembre de 1939. Días más tarde los países de la Commonwealth como Canadá,
Australia y Nueva Zelanda se unieron a Reino Unido.
Las otras dos principales potencias del bando aliado son Estados Unidos y la Unión
Soviética que se unieron a este bando una vez había comenzado la guerra y habían
transcurrido los primeros meses. Además de estas 4 potencias principales,
numerosos fueron los países que mostraron su apoyo a los aliados tanto en Asia,
Europa, América del Sur, África u Oceanía.

Italia en la Segunda Guerra

La rendición del Afrika Korps en Túnez, otorgó a los aliados el control de gran parte
del Mediterráneo, convirtiendo a Italia en un nuevo objetivo. Allí la situación
política era muy inestable. Tras las derrotas sufridas en África, Rusia y
el hundimiento de sus buques, buena parte de los italianos deseaba romper su
alianza con los alemanes y la conclusión de la guerra.
En julio de 1943 los estadounidenses desembarcaron en Sicilia. Ese mismo
mes Mussolini fue detenido y destituido por orden del rey Víctor Manuel III, quien

4
nombró como primer ministro al mariscal Badoglio. Éste inició conversaciones
secretas con los aliados para facilitarles la conquista de la península. Italia firmó
la rendición incondicional y se pasó al bando de sus antiguos enemigos. El 13 de
octubre declaraba la guerra a Alemania.
Hitler, alertado de la traición italiana, ordenó la invasión del país y el desarme del
ejército italiano. La península quedó dividida en dos partes: una, al sur, en manos de
los aliados; la otra, en poder de los alemanes, bajo la teórica soberanía de
la República Social Italiana, con sede en Saló". La presidía Benito Mussolini,
rescatado de su cautiverio por paracaidistas alemanes en septiembre de 1943. Se
trataba de un estado títere sometido a los intereses de los nazis, que fue perdiendo
territorios a medida que las tropas aliadas avanzaban hacia el norte.
Los esfuerzos germanos por controlar la ofensiva aliada (Nápoles, Anzio,
etc.) contaron con episodios de gran violencia, como la Batalla de Montecassino,
localidad situada a 100 km de Roma, dentro de la línea defensiva Gustav. Allí los
paracaidistas alemanes se hicieron fuertes en el monasterio del mismo nombre,
causando serias bajas entre los atacantes, hasta su caída en mayo de 1944.
El 4 de junio de 1944 los aliados llegaron a Roma, en tanto los alemanes
emprendían la retirada. Simultáneamente, la guerrilla italiana integrada por
los partisanos, hostigaba a los alemanes y a las tropas leales a Mussolini, llevando a
cabo todo tipo de sabotajes y obligando a la Wehrmacht al uso de numerosos
efectivos.
El 28 de abril de 1945 las fuerzas alemanas que permanecían en Italia
capitularon. Mussolini fue apresado por un grupo de partisanos en su intento de huída
hacia Suiza. Fusilado sin juicio previo, su cadáver fue trasladado a Milán junto con el
de su amante, Clara Petacci. Los cuerpos fueron ultrajados por la multitud.
La conquista de Italia asestó un duro golpe a Hitler. Los ejércitos
aliados amenazaban directamente el sur del territorio alemán. En adelante, el territorio
italiano serviría de base a las expediciones de bombardeo masivo con que los aliados
castigaron las ciudades, las industrias y las líneas de comunicación germanas.

Malaparte, C., La Pelle (1949). La síntesis

Capítulo 1. La peste

Este capítulo Malaparte se encuentra junto con el coronel Jack Hamilton. El autor
cuenta que forma parte del Cuerpo Italiano de Liberación al cual se lo viste con

5
uniformes que fueron utilizados por ingleses hasta el día de su muerte. Dicho pelotón
se encuentra al mando del Mariscal Badoglio.
Posteriormente describe la ciudad de Nápoles, ocupada ya por norteamericanos:
muchachas en los pasillos cortan el pelo a soldados estadounidenses, niños lustran
botas y madres ofrecen a sus hijos (dos dólares los niños y tres las niñas).
Con respecto a los precios, lo que se cotiza muy bien es la carne de soldado
norteamericano negro, la cual, debido a los sobre precios de los alimentos es
consumida por los napolitanos.
La misión de Malaparte en este capítulo será mostrarle a Hamilton las miserias se
pueden encontrarse en Nápoles, una ciudad de vencidos.
Con relación al título, la peste es declarada el primero de octubre de 1943, fecha
coincidente con la liberación de Italia. Dicha peste (que al parecer trajeron los
norteamericanos), es el furor del vencido, vuelto a la prostitución, vicios y excesos.
Dice Malaparte que la libertad cuesta más cara que la esclavitud y que se paga con
infamias.

Capítulo 2. La Virgen de Nápoles

En este capítulo, Malaparte repite varias veces "Prefería la guerra a la peste..."1,


como queriendo indicar, bastante indignado, la transición entre luchar por no morir y
luchar y sufrir por vivir.
El autor se encuentra con Jimmy, otro soldado norteamericano, quien le propone ir
a ver a "la virgen". Curzio accede y en el camino le muestra todas las miserias que
pueden encontrarse en Nápoles, que siente a su vez piedad de sí misma.
Llegados al antro donde se encuentra la virgen, se encuentran con una fila de
soldados y con un hombre que cobra entrada para ver el "espectáculo".
Una vez dentro ingresan en una habitación sin ventanas, donde hay una cama y
una muchacha sobre ella, vestida con seda roja y fumando absorta.
Hay aproximadamente diez soldados y Malaparte es el único italiano. Todos se
encuentran callados hasta que de repente la muchacha se acuesta sobre la cama y
abre las piernas para que los hombres vean y comprueben su virginidad con el tacto.
Tras este morboso acontecimiento, en la calle, el italiano le recalca a Jimmy que
seguramente él y los demás aliados están contentos de ver a Nápoles reducido a eso.
Jimmy se libera de la culpa diciendo que Nápoles fue siempre así, pero Malaparte
responderá que si las cosas no gustasen, no existirían. Sin embargo, como Italia es la
vencida sus pobladores deben prestarse a esas situaciones.
1
Malaparte,C., 1949, La pelle (La piel, traducción de Manuel Bosch Barret), Buenos Aires, Argentina, Los
libros de nuestro tiempo. Págs. 39; 40.

6
Capítulo 3. Las "pelucas"

El capítulo inicia con un comentario sobre el norteamericano y su exceso de


cristianismo. Malaparte dirá que no existiría Cristo si no fuese por el mal.
Con Jimmy ven el carro de los muertos. El chofer y los asistentes gritan
"¡Poggioreale!", que es el nombre del cementerio. Lo curioso aquí es que el entierro
de los difuntos es sólo para gente privilegiada, debido a que la sepultura cuesta entre
10000 a 15000 liras, por ende muchos muertos se descompondrán en sus casas, y
otros aguardan por el carro semanas enteras.
Luego el italiano y el norteamericano llegan a la "peluquería", donde hay dos
mujeres al costado de una mesa y un hombre detrás de la misma. Jimmy, curioso,
pregunta que son aquellas "pelucas"(según Jimmy, "stranger things") que se ven
sobre la mesa. El hombre responde que no son pelucas y que son para los soldados
negros norteamericanos: Las mujeres se atan estos mechones de pelo al vientre para
simular color rubio de vello púbico, ya que a los negros le gusta ese color y las
napolitanas son morenas. Luego, Jimmy se cuelga de la muñeca una de estas
pelucas y ríe hasta que Malaparte le dice que se detenga. Mientras ambos se retiran
una prostituta le grita a Jimmy: "¡Viva Italia!, ¡viva América!"2, con una expresión triste
y malvada.

Capítulo 4. Las rosas de carne

Con la primera noticia de la liberación de Nápoles, escuadrones de homosexuales


acuden al encuentro de los ejércitos liberadores. Según Malaparte, en este momento,
Nápoles se convierte en la ciudad capital del homosexualismo. Malaparte los llama
narcisos, se visten con pantalones sin cinturón, zapatos sin cordones y la chaqueta
desabrochada.
Los contactos entre ellos son visibles y no discretos como los de la clase alta.
Debido a esto, el autor utilizará una segunda nominación: Homosexuales proletarios,
ya que predican el marxismo, pero no se dan cuenta de que "(...) su ostensible
marxismo no era sino un inconsciente bovarismo proletario desviado de la
homosexualidad."3
Por otra parte, en la Vereda de la plaza de San Ferdinando, Malaparte encuentra a
Jean Louis, un viejo conocido suyo perteneciente a una de las más nobles y antiguas

2
Ibídem 1. Pág. 69
3
Ibídem 1. Pág. 83.

7
familias milanesas, tratando de corromper a unos jóvenes soldados italianos
desamparados. Jean Louis recién ha llegado de Roma donde se escapó por miedo de
los alemanes. Invitará Malaparte a una casa para que conozca a los jóvenes de hoy.
Una vez allí, Curzio ve muchachos con ropas sucias, cabellos largos y otros signos de
la dejadez propia de la moda comunista de origen burgués. Mientras escucha debatir
sobre Eluard, Aragón y otros poetas, se pregunta cómo es una generación tan fuerte
como la suya haya nacido en la generación débil y afeminada como la de Jean Louis.
Más tarde ingresa a la casa un joven llamado Fred, un conde inglés. El autor
hablará con él, quien hace un comentario acerca de una figliata (ceremonia secreta y
sacra). Malaparte asistirá ya que no quiere perdérsela por nada del mundo.
Por otra parte, el autor habla de la noche del 25 de julio de 1943, en la que Michele
Lanza, embajador de Italia, se encuentra la casa del agregado de prensa Cristiano
Ridomi cerca de los desastres de Hamburgo con la letales bombas de fósforo cuyo
material ardiente se impregna en cualquier superficie que toque, ya sean objetos o el
mismo cuerpo humano. A la vez se encuentran escuchando una radio de Roma, la
cual corta la programación para dar anuncio de la caída de Mussolini. Ambos italianos
se dirigen a la casa de su amiga alemana Gerda para refugiarse, pero luego deberán
salir corriendo de allí ya que la noticia llega a los oídos de esta mujer y de las amigas
que se encuentran en su casa.
Más tarde, vuelve a comentar sobre la reunión de los jóvenes comunistas en la
mansión y los cataloga como una generación de prostitutas la cual no le importa ni su
madre, ni su padre, ni la patria, el honor o la gloria.
Ya afuera de la mansión, en la plazuela de Capella Vecchia, tanto Malaparte como
Jean Louis ven un espectáculo nefasto: observan como los soldados marroquíes, al
mando del General Guillaume, compran niños napolitanos que se encuentran
sentados contra el muro de la capilla. El General, avergonzado, invita a los dos a
compartir su mesa un rato mientras contempla la belleza de Jean Louis.

Capítulo 5. El hijo de Adán

Malaparte, Hamilton, Jean Louis y Georges de la V..., conde francés y paracaidista


en 1940, se encuentran en camino a la Torre del Greco, dónde se realizará la figliata.
Georges le cuenta a Hamilton sobre los zazous: Jóvenes excéntricos vestidos con
zapatos de golf, pantalones arremangados, cabello largo hasta el cuello, que se
proclaman degaullistas (a diferencia de los homosexuales comunistas) y trafican
cigarros ingleses y americanos.
Todos llegan a destino por la tarde y corta espera comienza la celebración: sobre
una cama un soldado vestido de mujer y de vientre hinchado finge dolores propios del

8
parto, hasta que ayudado por una vieja, concibe un pequeño muñeco negro de
madera con un gran miembro viril que comienza a ser alabado por todos los
presentes. Luego de esta pequeña alabanza y de un plato de comida, el parturiento
comienza a correr seguido de todos los demás hombres hasta que en la habitación
todos se disponen comenzar una orgía. Hamilton no puede tolerar esto y le pide a
Curzio que los frene, pero es inútil. El mismo norteamericano se dispone a parar esta
orgía de hombres dando puntapiés a quién se le cruce. Más tarde, él (con el muñeco
de la figliata) y el italiano (quien lo felicita), huyen.

Capítulo 6. El viento negro

El autor cuenta sobre la primera vez que hoy el viento negro en Ucrania en 1941:
Es como una sombra que tiene todo de negro a su paso.
En aquel país, cabalga a Dorogó a un kolhjose (dónde se crían los mejores
caballos de Ucrania). Camino hacia ciudad, comienza a sentir el olor del viento y se
asusta, pronto todo se cubre de negro. Parece divisar a cada uno de sus flancos una
doble hilera de árboles, y escucha voces. Pregunta en idioma alemán quién se
encuentra cerca, pero no le contestan. Al hacerse de noche, la luz de la luna
comienza ayudarlo, y en ese preciso momento divisa en los árboles diversas formas
negras que se mueven entre las ramas, son judíos crucificados. Intenta ayudar a uno,
pero este no quiere que lo toque, le pide que le dispare. El italiano se niega una y mil
veces a matarlo, hasta que agobiado por el pedido se dispone a cumplir y apunta al
judío con su revólver. Este comienza a reír y le pregunta: "¿Esta es vuestra piedad,
villanos?"4 , y lo escupe. Malaparte se retira de allí mientras los judíos lo insultan.
Nunca llegará al kolhjose, permanece en Dorogó tres días con fiebre y volverá a
Constantinowka. Al retomar el mismo camino no escucha ninguna voz proveniente de
los árboles.
En este mismo capítulo, Malaparte habla de su perro, Febo, quien en 1940 es
recogido por el italiano en la isla de Lípari. Para ese animal escribe Un cane come me.
Luego de varias peripecias y de perderlo, ya establecido en Pisa, Curzio lo
encuentra en la clínica veterinaria de la universidad con el vientre abierto y utilizado
como perro de pruebas en diversos experimentos. Le pide al veterinario que lo
sacrifique.
De nuevo en el presente de la enunciación, el Teniente Campbell viene a buscar al
italiano para llevarlo con Hamilton al frente de batalla de Cassino. Camino a ese lugar,
tras esquivar varias minas, divisan un jeep detenido con varios soldados apostados en

4
Ibídem 1. Pág. 143

9
el piso: uno de ellos se encuentra gravemente herido en el vientre. El sargento del
jeep detenido pide una ambulancia para poder trasladar al joven herido, pero
Malaparte le dice que no lo mueva ya que no sobrevivirá, lo único que obtendrá es
una agonía constante mientras esté siendo transportado. En momentos como ese
conviene entretener el soldado hasta que muera tranquilamente. El sargento
comprende y lo entretendrán hasta que muera.

Capítulo 7. La cena del General Cork

La epidemia de tifus comienza a acechar Nápoles y a los soldados


norteamericanos. Malaparte le echará la culpa a los piojos rusos.
El General Cork da una cena, en el Palacio del Duque de Toledo, para la señora
Flat, General en jefe de las WACS de la Quinta Armada Americana, esposa del
senador Flat y presidenta del club femenino más aristocrático de Boston.
Una charla interesante que mantienen Flat y Curzio es iniciada por el General
Cork, qué le dice a la norteamericana que el italiano conoce a todas las princesas de
Europa. La General se encuentra muy interesada en el tema y le dice al italiano que
ella conoce a la princesa Expósito. Malaparte le responde a que no existe ninguna
princesa Expósito, ya que ese es el nombre que el Instituto de los Inocentes da a los
chiquillos abandonados, a los hijos de padres desconocidos.
Debido a que el General norteamericano le encanta sorprender a sus comensales
con platos exóticos, tras una consulta con Malaparte, decide brindar a la señora Flat,
un pez muy raro llamado „la sirena‟ como plato principal, ya que en el acuario de
Nápoles no quedan más peces y está prohibida la pesca.
Una vez acabada la entrada y presentado el plato principal, todos se retuercen del
asco, porque el pez se asemeja en gran medida a una niña hervida. Obviamente ni
siquiera se toca esa comida y hasta algunos Generales proponen enterrarla.
Malaparte intentará convencerlos de que es un pescado muy rico, pero no tendrá
éxito.

Capítulo 8. Triunfo de Clorinda

En este capítulo, en una cena en el Palacio del príncipe de Candia, se narran


distintas cosas. Una de ellas es cómo los prisioneros alemanes son amordazados por
los italianos y no asesinados, porque Malaparte describe al pueblo napolitano como
un pueblo cristiano. Por ende negociarán los precios de los prisioneros con los
principales gobernantes norteamericanos. Como nunca llegan a un acuerdo, los
napolitanos, qué piden 2000 liras por cuerpo, deciden quedarse con los prisioneros y

10
hacerlos jabón. Por este motivo es que la negociación termina cediendo y los
prisioneros son entregados, ya que en Estados Unidos no pueden enterarse de que
los napolitanos hacen jabón con los alemanes.
Es interesante, además, lo que Malaparte cuenta de la nobleza italiana, su
convivencia y buena relación con la gente pobre, debido a que todos son parientes.
De repente empieza a escucharse el ruido de un avión alemán, al rato se oye una
voz lejana y la tierra tiembla, producto de la actividad del Vesubio. Malaparte siente la
presencia del peligro, y una detonación desgarra la noche.
Al rato se acerca una multitud de gente con una niña muerta en brazos, ingresan al
palacio y allí la preparan para el velatorio. La princesa Consuelo Caracciolo
prácticamente se desnuda para vestir a la muerta. Luego, los parientes que visitan por
última vez a Concetta, no advierten que a su costado se encuentra la princesa
Consuelo casi desnuda y temblorosa con una extraña mirada.

Capítulo 9. La Lluvia de fuego

Malaparte relata en este capítulo la erupción del volcán Vesubio en 1944. La gente
desesperada corre y se amucha en lugares históricos de Nápoles; los soldados
norteamericanos, despavoridos, ahora también son héroes humillados al igual que los
napolitanos.
Comienza a formarse una gigantesca nube negra alrededor del volcán, la cual es
ametrallada por los cazas norteamericanos, los cuales provocan una lluvia de rocas
pequeñas e incandescentes en el mar. La misión de los aviones es repeler dicha nube
para que no llene de piedras la ciudad.
En medio del caos, comienzan a derrumbarse algunas casas de Salerno, y el
Vesubio vuelve a rugir para hacer interminable la desesperación.

Capítulo 10. La bandera

El ejército norteamericano rompe el frente de Cassino y extendiéndose por el Lacio,


se acerca a Roma. Luego de un momento los ejércitos de liberación se apostan en
unos campos verdes a la sombra de los olivos y contemplan a lo lejos la ciudad de
Roma, mientras el General Guillaume manda a un oficial a rogar a unos frailes que no
molestasen a los goumiers, pero los frailes le responden que tienen orden de bautizar
a todos los marroquíes porque el Papa no que no quiere turcos en Roma.
En este capítulo ocurre un hecho particular: en un banquete servido por los
goumiers, el Teniente Pierre Lyautey pone en duda lo contado por Malaparte en su
libro Kaputt. Hamilton defiende a su amigo italiano, que se encuentra callado, todo lo

11
que dura esa gran discusión. En un momento, Curzio toma la palabra y comenta a
los comensales sobre el un kuskús que están comiendo, hecho con cordero de las
montañas de Itri en Ciociaria. Es aquí donde el italiano recomienda comer con los ojos
abiertos, porque de repente le siente un gusto especial a esta carne, la cual, luego de
observarla con detenimiento, descubre que es una mano de hombre. Todos los
comensales dudan de la veracidad de esto, pero Malaparte ofrece como prueba su
plato, allí pueden observar varios huesos que parecen ser los de una mano. Tanto el
General Guillaume, Hamilton y el Teniente Lyautey se horrorizan al comprobarlo. Por
ende, el italiano, les demuestra que no deben dudar de la veracidad de sus libros.
Una vez solo con Hamilton, tratando de acercarse al V Ejército norteamericano,
Curzio le dice que lo de la mano fue una broma.
Inmiscuidos en el cuerpo del V Ejército, el autor sugiere al General Cork tomar una
ruta alternativa a Roma, dicha ruta es la Vía Apia, dónde se encuentran las tumbas de
varios personajes célebres de Roma, por lo que Malaparte, a lo largo del trayecto,
oficia de guía turístico. Se detendrán iglesia, la cual en antaño fue un punto donde
San Pedro se encontró con Jesús. Es en ese momento cuando comienza a salir gente
de los alrededores del camino a insultar a los soldados creyendo que son alemanes,
pero al explicarles el autor que son norteamericanos comienzan a gritar y a saltar de
júbilo. La columna ingresará a Roma por el arco del triunfo de la Puerta de San
Sebastián, sin embargo a la altura de Tor di Nona un hombre que corre a recibir al
ejército norteamericano es aplastado por uno de los tanques Sherman.
A raíz de este hecho, el italiano cuenta sobre la primera vez que ve una "alfombra
humana" en Ucrania, en 1941. Luego de acercarse al ucraniano aplastado, ve como lo
levantan cual pedazo de tela y le comenta a un compatriota: "He aquí la bandera de
Europa, nuestra bandera (...) Nuestra verdadera patria es nuestra piel."5 p261
De vuelta en el presente, va hacia dónde está la "alfombra" para observarla,
mientras los romanos insultan a los norteamericanos al grito de "¡Asesinos!"

Capítulo 11. El proceso

Este capítulo se sitúa en el fondo de la Vía della Scala. Una división comunista
está fusilando un grupo de jóvenes fascistas al pie del atrio de Santa María Novella,
mientras se insultan contínuamente. Al ver esto tanto Hamilton como Malaparte saltan
de su jeep para terminar con la matanza.

5
Ibídem 1. Pág. 261.

12
El oficial comunista a cargo de las ejecuciones comienza a discutir con Curzio, ya
que el Mando Aliado ha prohibido las ejecuciones sumarias y que además no tiene
derecho a juzgar. El oficial contesta que no los juzga, los mata.
Entre tanto un monje sale de la iglesia con una escoba en la mano y comienza a
barrer el atrio, observa la situación y le dice a los comunistas que se retiren
urgentemente luego de blandir su escoba y comenzar a golpearlos en la cabeza, ya
que ese lugar no es un paredón de ejecución y la muchedumbre se dispersó en
silencio.
Por otra parte, Malaparte comienza hacer un tratamiento especial los muertos, los
considera los verdaderos extranjeros de una patria común, la vida.
Cuenta del día que el Ejército ingresa a Milán y observa a Mussolini suspendido
por los pies en un gancho, hinchado y blanco. Malaparte no hace otra cosa que
vomitar.
Luego de salir del hospital militar, regresa a Roma, a la casa del doctor Pietro
Marziale, amigo suyo. La particularidad de esta casa es que sobre las estanterías hay
bocales llenos de un líquido amarillento y dentro de cada uno hay un feto. Sobre la
mesa de noche dónde duerme el italiano se encuentra el frasco donde flota "el rey" de
esos fetos, un horrendo tricéfalo de sexo femenino.
Una noche, presa de fiebre alta, el autor imagina una especie de proceso donde él
es el acusado y los fetos una suerte de asamblea de jueces, con el tricéfalo sentado
en el centro. Este le pregunta al autor si está orgulloso de ser hombre. Malaparte le
responde que un hombre es orgullo, crueldad, traición, cobardía y violencia, y que
todo lo que hace es cosa sucia, incluso perdonar. Luego de este discurso en la
asamblea de fetos, se retira el tricéfalo, quien luego voltea para sonreírle.

Capítulo 12. El Dios muerto

Malaparte acompaña a Jimmy a Nápoles para estar con él hasta el último


momento y poder decirle adiós. Se da cuenta de que comienza a quedarse solo.
Cuenta además de las procesiones al Vesubio y de todos los días que dura el
calvario en abril de 1944, hasta que de un momento para otro, el volcán cesa su
actividad y se convierte en un Dios muerto.

Kaputt, un pariente cercano de La pelle

Kaputt: palabra germánica que evoca lo roto, lo hecho añicos, y que


deviene un fiel calificativo de lo que quedó de un continente devastado por un
lustro de destrucción. Aquel es el título de una obra de Curzio Malaparte como

13
corresponsal de guerra en pleno avance nazi sobre Rusia. La obra será un
testimonio de cómo Europa padece los destrozos ocasionados por las tropas
alemanas. Algunos nobles, como por ejemplo Eugenio de Suecia, deben
soportar la arrogancia de los líderes nazis delegados en Varsovia, y a p olacos
de alta estirpe bailando vals mientras afuera la realidad es muy cruda.
Con respecto a La pelle, tendremos un Malaparte en Italia, luego de repeler
a las fuerzas alemanas de Nápoles y camino a Roma a terminar de desalojarlos.
Curzio ve la ciudad del sur como un pueblo vencido y mostrará a sus ahora
aliados norteamericanos, con algunos dejos de cinismo, al napolitano, sus
miserias y lo que es capaz de hacer por subsistir luego de ser “rescatado” por
los estadounidenses, ingleses y franceses, entre otros.
Esta bilogía Kaputt – La piel es un reflejo de lo ocurrido en un pasado, que
no debe volver a repetirse, desde dos puntos de vista: para la primera novela, la
de un corresponsal de guerra que ve el imparable avance germano por toda
Europa; para la segunda, un italiano que se detiene en su país para observar
sus miserias y mostrarlas a sus “salvadores” lo que los alemanes y ellos
también provocan.

Malaparte: entre el discurso directo y la narración

Debe tenerse en cuenta que el idioma original en que se escribe el libro es el


italiano, por ende, no puede saberse con exactitud cuán fiel es la traducción al
castellano de La pelle. Se tomarán dos fragmentos:

 Discurso directo. Así conversa el Malaparte personaje:

“- Cuando estuve deportado en la isla de Lípari – dije- los periódicos franceses e


ingleses anunciaron que estaba muy enfermo y acusaron a Mussolini de crueldad con
los condenados políticos. Estaba, en realidad, muy enfermo, y se temía que estuviese
tuberculoso. Mussolini dio orden a la policía de Lípari de hacerme fotografiar en traje
de deporte y mandar la fotografía a Roma, al Ministerio del Interior, que haría publicar
la fotografía en los periódicos para demostrar que gozaba de buena salud. Y así, una
mañana, vino a mí un funcionario de la policía con un fotógrafo y me ordenó que me
pusiera un traje de deporte.”6

6
Ibídem 1.Pág. 188

14
Diálogo sencillo, con pocas subordinaciones: algunas temporales, otras sustantivas
(con función de OD), adjetivas (con los relativos con función de sujeto). El período de
oraciones es largo, puede que aparezcan oraciones compuestas, pero, volviendo a las
complejas, el italiano no conversa elaborando más de tres juicios por oración: una
cantidad necesaria para poder hacerse entender sin parecer un robot, y justa,
teniendo en cuenta el contexto, una cena, donde se le debe prestar atención al
interlocutor y a dirigir el tenedor hacia la boca, mientras se observa el bocado.
Puede notarse también la repetición de verbos que indican estado, verbos del
decir, y verbos de acción, en ese orden. Esto da una idea de estatismo locacional,
discursos indirectos y algún movimiento.
Al volver sobre el contexto, este parlamento no fatiga la imaginación del oyente con
verbos de acción, por lo que puede permitirle ocupar su cerebro en ambas actividades
con éxito: interpretar el diálogo sin marear al cerebro con idas y vueltas, y disfrutar de
la cena.

 Narración. Así cuenta el narrador en primera persona de La pelle:

“En torno a nosotros, la campiña, sepultada bajo las cenizas, estaba en algunos sitios
quemada por la loca violencia de la naturaleza, de aquel nuevo caos. Grupos de
soldados americanos con el rostro oculto tras las máscaras de goma y de acero
parecidas a las celdas de los antiguos guerreros, iban vagando por los campos y
llevaban parihuelas, recogían heridos, dirigían grupos de mujeres y chiquillos hacia
una columna de automóviles parados en la calzada. Algunos muertos eran alineados
en los bordes de la carretera al lado de una casa derrumbada; tenían el rostro oculto
bajo una máscara de cinizas blancas y duras que les daba el aspecto de tener un
huevo en el sitio de la cabeza. Eran muertos todavía informes, no enteramente
creados, los primeros muertos de la creación.” 7

En cuanto a la narración puede observarse que la forma de componer las


oraciones no cambia demasiado, salvo en algunas voces pasivas, o en
subordinaciones adjetivas (con participio) sin el pronombre relativo „que‟. Aparecen
sujetos más largos, con grandes modificadores indirectos y combinaciones de
oraciones compuestas con subordinaciones dentro.

7
Ibídem 1. Pág. 237.

15
El período oracional se mantiene normal, tendiendo a corto debido al contexto.
Puede apreciarse la utilización del recurso de la comparación, al igual que en todo el
libro, relacionado con la cuestión pagana.
En síntesis, se leerá a un autor que en estos tiempos, puede ser catalogado de
“fascista” por su homofobia y su odio al comunismo, del que formará parte antes de
morir, quizás para redimir alguna culpa judicial. Un Malaparte de prosa sencilla, pero
delicada, de adjetivación precisa y de gran creatividad. Un gran conocedor de la
lengua italiana, francesa, inglesa y alemana, y que hará notarlo en La pelle, una
novela neorrealista que muestra las miserias y los más bajos instintos de un pueblo
vencido en materia bélica y prostituido tanto física como moralmente, capaz de vender
a sus hijos ante la necesidad o morir aplastado por un tanque el pleno festejo; un
pueblo dividido, que en ciertas ocasiones denuesta a aquel que lo quiere ayudar.

Bibliografía y sitios utilizados

 Malaparte,C., 1949, La pelle (La piel, traducción de Manuel Bosch Barret),


Buenos Aires, Argentina, Los libros de nuestro tiempo.
 https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/malaparte.htm
 https://www.guerratotal.com/bandos-la-segunda-guerra-mundial/

16

Potrebbero piacerti anche