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Con bastante lucidez, los primeros dirigentes de Mayo comprendieron que el devenir de

la revolución se saldaría en los campos de batalla y que su supervivencia física dependía


ante todo de la capacidad de movilización militar que demostrasen en los meses y años por
venir. Sin un ejército profesional del cual disponer, sin recursos adecuados, sin experiencia en
la dirección de operaciones de largo alcance, el desafío era enorme y las perspectivas de éxito
muy moderadas. Los revolucionarios plantearon entonces, muy tempranamente, la necesidad
imperiosa de una militarización total de la sociedad local24. Esta orientación radical fue
enunciada con claridad meridiana en la famosa orden de la Junta del 6 de septiembre de
1811, que establecía: “Todos los ciudadanos nacerán soldados”. Esa es la definición más
precisa de lo que entendemos por “militarización total”, es decir, que no se apunta a la
movilización de una fracción determinada de los hombres disponibles, sino que todos los
hombres adultos dotados de derechos políticos deben portar las armas. Soldado y ciudadano
se funden en una misma figura que deposita la soberanía en un sujeto “pueblo” plenamente
militarizado. Este principio central sería luego ratificado por todas las leyes
fundamentales del período revolucionario. El Reglamento Provisional de 1817, por
ejemplo, establecía: Que todos los hombres adultos y libres fuesen “soldados del estado”
no implicaba, desde ya, que todos debiesen servir al mismo tiempo en los ejércitos de línea
permanentes. La ley establecía la obligación universal de defender al Estado y de
prepararse para ello, pero el número efectivo de hombres sobre las armas se iba
definiendo en función de la necesidad. Es a tal fin que concurría la organización militar dual
con unidades de línea permanentes y otras milicianas. Las primeras eran las
consideradas necesarias en todo momento para hacer frente a los enemigos de la patria
mientras que las unidades intermitentes se movilizarían como refuerzo de las de línea a
medida que creciese la amenaza. ¿En qué medida esta militarización total enunciada por
la Junta tuvo efectivamente lugar? Todos los trabajos disponibles muestran indicios de un
altísimo nivel de movilización militar a lo largo de la guerra revolucionaria y más allá,
pero carecemos de estimaciones fidedignas del número de tropas reclutadas. Es de
hecho notable, al recorrer la abundante bibliografía existente –tanto de la historia militar
como la proveniente de la historia política y social académica– que no aparezcan datos
fehacientes sobre el número de soldados de línea –por no hablar de los milicianos– con los
que contaba en un momento dado el gobierno revolucionario. ¿Cuántos hombres había
bajo las armas en 1811? ¿Cuántos en 1817 o 1820? No lo sabemos. Conocemos, sí, gracias a
sus estados de fuerza, el efectivo de alguno de los ejércitos de la revolución en un momento
dado (el Ejército de los Andes, el Ejército Auxiliar del Perú), pero estos datos no nos brindan
en sí mismos una imagen global del proceso de militarización, puesto que en ningún
momento los trabajos disponibles suman las fuerzas de todos los cuerpos de ejército
existentes y las unidades sueltas destacadas en distintos puntos del territorio. El hecho de
que nuestra historiografía no cuente con un dato tan elemental como el número de hombres
reclutado por la revolución responde a una serie de problemas relacionados con la
naturaleza de las fuentes disponibles. Analizar estos problemas exige un brevísimo repaso
del tipo de documentos producidos por la institución militar en la época considerada. En el
Río de la Plata revolucionario el reclutamiento de la tropa de línea era ordenado por el
gobierno central –quien a través de reglamentos, decretos y leyes militares establecía el
número de hombres con que debían contar los ejércitos del Estado– pero ejecutado por
las autoridades locales. De las leyes regulando el reclutamiento se conserva un buen
número que, como lo veremos más adelante, pueden ser muy útiles para conocer el techo
del reclutamiento militar en un período dado, puesto que expresan el número de tropas
deseadas por el gobierno de turno. Pero estos reglamentos nada nos dicen acerca de la
cantidad de hombres que están realizando un servicio real en los cuarteles y campamentos de
las Provincias Unidas: como en todos los demás ámbitos del frágil Estado revolucionario, la
distancia entre la letra de la ley y la realidad era muy considerable

Introducción
El presente trabajo tiene como finalidad dar una visión amplia del caudillismo Argentino
del siglo XIX y por consiguiente he decidido concentrar este trabajo, en analizar sus
orígenes, su modu operantis así como quienes fueron sus mayores exponentes, de un
fenómeno, que a pesar que se originó en el siglo XIX, sigue siendo una sombra en la
realidad política de hoy.

Como lo define Francois Chevalier: "El caudillismo es un fenómeno histórico que surge en
la coyuntura política latinoamericana originada con la independencia de los países" .Mas
adelante agrega."El Caudillismo es propio de una sociedad con sistema democrático
inmaduro, grandes diferencias sociales, y existencia de oligarquías locales o regionales. Es
propio de una sociedad, donde personas poderosas prepotentes no aceptan el juego político
democrático".
Así que después de desarrollar lo que muchos historiadores definen como caudillismo, y
como se desarrolló este fenómeno, vamos a finalizar este trabajo, con la idea de si este
fenómeno fue positivo para el desarrollo de las naciones, o no. Lo que si he encontrado es
que, a pesar de que, se originó mucho antes del siglo XIX todavía hoy podemos encontrar
en la Argentina hoy, herederos de los primeros caudillos , gobernando la misma provincias,
empobrecidas, que en el pasado sus parientes gobernaron.
Orígenes
Como consecuencia de las guerras de independencia, los países que emergieron del mundo
colonial quedaron arruinados económicamente, fragmentados socialmente y una alta
inestabilidad política. Señala Halperin: Un proceso de ruralización y militarización que
favorece el surgimiento del caudillismo.
El propio Bolívar hizo una comparación acertada entre las nuevas republicas
latinoamericanas y la Europa occidental después de la caída del imperio romano:" Un caos
administrativo, una crisis económica, decenas de conflictos armados regionales y una
alarmante decadencia de la cultura y de la enseñanza. Esta sociedad ruralizada y
militarizada formaba un escenario idóneo para los caudillos regionales y/o nacionales, que
con su caciquismo iban a marcar profundamente la historia latinoamericana del siglo XIX.
En realidad, la figura del caudillo ya existía en la sociedad colonial y descansaba
fundamentalmente en la existencia de relaciones patrón-cliente y en el establecimiento de
lazos de fidelidad y lealtades personales a cambio de seguridad y determinadas prebendas.
Esta relación entre caudillismo y clientelismo John Lynch. En su obra Caudillos en
Hispanoamérica, considera que el surgimiento del caudillismo se apoya en un trípode
conformado por la inexistencia de reglas formales; la competencia política dirimida a través
de conflictos armados; y una sociedad bipolar de terratenientes y peones, entrelazados por
relaciones clientelares. En ese estado, el personalismo reemplaza a la ley, la violencia se
torna la forma aceptable de dirimir conflictos políticos, pero la estructura social se
mantiene inalterable, protegida por el caudillo.
La principal diferencia con el pasado está en que los caudillos coloniales no tenían una
sociedad militarizada, lo contrario de lo ocurrido tras las guerras de independencia y civiles.
La militarización era un hecho tratando de democratizar el pais, pero la militarización puso
en peligro ese proceso. La ruralización y militarización constituyeron al caudillo en una de
las figuras típicas de América latina en el siglo XIX. Al mismo tiempo la inestabilidad
política y el debilitamiento del poder central revalorizaron la figura de los caudillos,
convertidos por las circunstancias en los principales garantes del orden y de la cohesión
social a escala local o regional. La figura del caudillo se manifiesta al margen de las
opciones políticas o ideológicas de la época, los había federalistas o unitarios, liberales y
conservadores.
Hay que mencionar tambien que la estructura social en el campo,- todos los países recién
creado en Latino América poseían economías rurales, con pequeño, escaso a ningún sector
industrial- era propicia para la aparición de caudillos. Los estancieros propietarios de
enormes extensiones de tierras cultivables y sobre todo, de pastos, pronto ganaron
un control casi absoluto sobre la administración local, y como jefes indiscutibles de
las fuentes milicias( que muchas veces fueron superior y eficaces a la del gobierno) podían
ejercer una influencia decisiva sobre el parlamento y el gobierno central de la República. La
polarización de la sociedad rural era absoluta. Entre los pocos numerosos, pero
increíblemente ricos terratenientes y las masas de peones y jornaleros ( dejando a un lado
los totalmente desarraigados gauchos que vagaban por el campo y a veces sobrevivían con
la caza del ganado cimarrón) se abría un enorme abismo. La relación dominante entre los
estancieros y sus peones era casi identica a la que existía en la Roma antigua entre el patron
y sus clientes.
El terrateniente pedía a sus súbitos trabajo, obediencia y una lealtad absoluta, tanto en
tiempo de paz como en tiempo de guerra, y además en este último los peones se convierten
en los harapientos soldados del ejercito personal del estanciero-caudillo. No había muchas
posibilidades de eleccion por parte de los peones: La vida en el campo, amenazada por los
contínuos ataques de los indios salvajes y los bandidos y fugitivos de la justicia, era
extremadamente peligrosa y la proteccion que brindaban los muros de la estancia a
menudo significaba la diferencia entre la vida y la muerte. Precisamente este fenómeno de
una dependencia total de los campesinos de su amo-sermidios patrón, protector y juez. ( en
el mundo aislado y hermeticamente cerrado de la estancia la justicia la administraba
exclusivamente el estanciero) llego a ser la base del caudillismo, cuando dicha relacion
empezó a extenderse del campo a la escena política y a todo el pais. Con alianzas
individuales y /o familiares, se levantó una pirámide social, estrictamente definida, en la
cual algunos patrones se convertían en clientes de otros patrones, aun mas poderosos,
apareciendo la figura de un superpatrón que con su mano protectora, pero al mismo tiempo
implacable, repartidora tanto de generosos beneficios como de severos castigos, se erguia
por encima de toda la nación.
Sin embargo, tambien encontramos otras causas del surgimiento del caudillismo
latinoamericano, y en concreto el Argentino, probablemente el más típico de todo el
continente. Aparte de una gran red de dependencia , anteriormente mencionada, el caudillo
apoyaba su autoridad y prestigio en su poder de intimidación . El caudillo no era solamente
el dueño de las tierras y el protector de sus peones , sino en realidad era un jefe militar, un
guerrero, acostumbrado a mandar, a hacer prevalecer su autoridad en la región con el arma
en las manos cuando era necesario. Para ser caudillo se necesitaba fuerza, valentía decision
y energía, allí no habia espacio para los débiles, cobardes o desconfiados.
Otro hecho a considerar el origen del caudillismo en latinoamerica es que en éste no es un
fenómeno propio, sino que se entiende como una valoracion propia de los hidalgos
Españones, que llegaron despues de la conquista y se hicieron dueños de humanos y
haciendas.
Si hubo una herencia palpable que nos dejó el dominio Español tan nefasto en muchos
aspectos, eso fue el caudillismo. Aunque a decir verdad, la corona temía que un caudillo
militar victorioso construyera en un territorio lejano un poderío personal extraordinario.
No es menos cierto que cuando los conquistadores Españoles Cortés, Pizarro y otros
recibieron sus altos cargos administrativos en los territorios conquistados por ellos mismos,
precisamente a raiz de sus hazañas militares.
Podemos también encontrar los orígenes del caudillismo en nuestras tradiciones culturales
desde el origen mismo de nuestra nacionalidad. Me refiero concretamente, al
indotrinamiento de ciertos valores anclados en nuestra cultura católica (ética catolica) la
cual plasmó el desarrolo de un tipo de personalidad y de conducta politica que llamaremos
caudillismo.
Definiendo el caudillismo en los parametro de Max Weber, " diriamos que es un tipo de
ordenamiento racional del comportamiento que imprime en quienes lo poseen una
motivacion o fuerza interior orientada hacia la busqueda incesante y obsesiva del poder"
(Leopaldo Allub, conicet).
"El caudillo no es un fenómeno perteneciente de modo exclusivo al mundo rural o
suburbano con una fuente de poder apoyada economicamente en el monopolio de la
produccion o comercialización de ciertos productos agrícolas. Sus bases tambien pueden
tener puntos de apoyo diversos, tales como otros productos, la oferta de empleo y
de servicios tipicamente urbanos, aunque siempre de importancia vital para la clase menos
pudiente". (Leopoldo Allub, conicet)
El poder se organiza piramidalmente de modo tal que cada caudillo "de base o puntero" se
conecta con otro u otros rangos superior, con las cuales forma una estructura de
dominacion articulada mediante el intercambio de "favores" recíprocos. En su cima se
encuentra siempre un referente "influyente" de nivel nacional que necesita de este caudillo
menor para controlar las autonomias de ciertos grupos sociales a fin de facilitar su
encuadre politico.
Este patrón cultural de dominación, que Octavio Paz y Richard Morse vinculan con la
tradicion patrimonalista heredera de España, es solo en apariencia "irracional"’. En efecto,
en la version clásica weberiana la racionalidad emergió en occidente debido a la influencia
del calvinismo y del puritanismo. Para Weber el protestante acumula la riquesas en el
ejercicio de una profesión porque la posecion de ellas era indicio de que el señor, el
protestante no tiene otra disyuntiva que hacerse rico, pues Dios suele derramar sobre los
elejidos sus dones.
Sin embargo, resulta obvio que Weber se refiera a un solo tipo de racionalidad: La
economia desde una perspectiva diferente podríamos explicar que asi como el protestante
acumula riquezas , en la cultura Ibero-católica el caudillo acumula amigos porque es el
instrumento "racional" para la conquista o conservacion del poder político. Los amigos se
logran haciendo "favores" y uno es tanto más poderoso cuanto mas amigos posee. Asi como
en lo economico el capitalismo expresa la necesidad de dar libre impulso a las fuerzas
del mercado, en la cultura caudilleril lo "racional" es el amiguismo porque no existe base
más segura para la conquista y consolidacion del poder en los lazos de la amistad,
de sangre, y de familia y por ello, alli donde el capitalista acumula capital, el caudillo
acumula amigos para hacerse de poder o el cual, curiosamente, no puede ser delegado ni
heredado.

Modus Operantis:
Para poder conocer a fondo este proceso voy a concentrarme en la provincia de La Rioja,
Argentina, tierra de caudillos, de donde salieron los más renombrados caudillos argentinos
del siglo XIX y partiendo de que es casi seguro que su forma de operar en la Rioja es
identicas a otras provincias.
La provincia de La Rioja fue para ese entonces la provincia más pobre de la Argentina,
su presupuesto no alcanzaba cubrir los gastos de sus empleados así que para su
autosubsistencia necesitaba recursos de Buenos Aires que para ese entonces tenía el
monopolio del impuesto del puerto.
En esta confrontación tenemos los unitarios que querían que Buenos Aires impusiera su
autoridad sobre la provincia y los federales que querían su autonomía. La soberanía de la
Provincia fué el foco de resistencia de los Riojanos. De esta resistencia surge la figura del
caudillo, en este caso en particular la figura de Facundo Quiroga(1788-1835), que en sus
inicios políticos actuó como mediador de conflictos y no como guerrero; Su capacidad de
convocación se inicia como estanciero y es allí como surge su caudillismo, que luego pasa a
ser universal con la obra de Sarmiento- Facundo.
Estos personajes tenían don de mando, dominaron a los masas, que en su mayoría eran
peones y que su vida dependía de ese caudillo estanciero.
Es de esta manera que este terrateniente se involucra en la arena política Argentina, frente
a la crisis del estado y a la ausencia durante muchos años de un gobierno central fuerte; Los
caudillos se transformaron en muchos casos, en el único poder real en sus zonas de
influencias. Muchos de ellos se transformaron en gobernadores, otros mantuvieron
ejércitos poderosos que desafiaron el poder central y legitimaron sus políticas con el apoyo
de los sectores populares de sus provincias, defendiendo los intereses regionales y su
autonomía amenazadas por la política porteña del libre comercio.
Los caudillos no negaron la necesidad de unión entre todas las provincias, pero
consideraban que esta unión debía respetar la autonomía política y económica de cada una
de sus respectivas regiones, garantizándole a éste su control absoluto.
La mayoría de ellos eran terratenientes que se habían destacado en la defensa de las
fronteras, en la lucha contra el indio o participando en las luchas independistas. La lucha
contra el indio le reporto distintos logros para los valores de los propietarios de entonces.
La protección de la sociedad blanca y de la propiedad, la conquista de nuevas tierras y la
consolidación de un poder militar capaz de demostrar su importancia en la región.
Los caudillos surgen como una autoridad más cercana a los problemas de la gente. Los
ejércitos gauchos estaban estrechamente vinculados a la institución que les había dado su
origen y que se fortalecía cada vez más: La estancia.
Recordemos que estos peones jornaleros, pequeños agricultores, etc.
Dada la precaria situación económica que padecían, debían su vida a ese estanciero, su vida
dependía de él y a su vez éste le daba ayuda a cambio de lealtad, obediencia y trabajo lo que
se transformó en una relación dependiente.
En muchos casos este caudillo se confundía con sus gauchos en su relaciones sociales ,
compartían fiestas, comidas, bodas, cumpleaños, etc. Con sus empleados.
También quiero reconocer que para el gaucho simple, su patrón ( el caudillo) era un semi-
Dios, era un inmortal. Su carisma era tan grande que muchos gauchos se dejaban matar en
nombre de su caudillo. Para los gauchos estos personajes fueron místicos. Ariel de la Fuente
cap.6 Facundo and Chacho in songs and stories (children of Facundo)" recoge este
fenómeno de atracción de sus seguidores, en un hecho que muchos dicen que ese carisma
no es más que la manipulación y que ésta es asociada con la irracionalidad e incapacidad
política de sus seguidores."
Es también importante decir que para la milicia reclutadas por los gauchos no tenían
problemas de abastecimiento "vivían del país", como se decía entonces. Estas tropas podían
sobrevivir a la disolución del estado y de hecho sobre vivieron.
Caudillos más destacados:
Los caudillos más destacados fueron: Ramírez, Güemes, Bustos, Quiroga, Aldao, López,
Ibarra, Rosas, Peñaloza, Varela, Artígas, Urquiza.
Estos caudillos fueron apareciendo en el siglo XIX a medida que los intentos centralistas de
los gobernadores de Buenos Aires fracasaron rotundamente en 1820. Esto motivó la
rebelión de las provincias dado por el carácter de aquella constitución; se produjo una crisis
que enfrentó a los caudillos federales con el director supremo Rondeau. Éste fue derrotado
por Francisco Ramírez y Estanislao López. Francisco Ramírez era un caudillo federal de la
provincia de Entre Ríos. Éste siempre se hizo acompañar por su mujer la que llamaban la
Delfina.
Estanislao Lopez nació en Santa Fé, sus ideas fueron federales y ocupó la gobernación de
Santa Fe (1818-1838) desde la que luchó contra los unitarios. Apoyó a Rosas hasta
su muerte. Ramírez y él firmaron el pacto de Pilar a favor del sistema federal.
La división de los caudillos provoca la guerra entre Artigas y Ramírez. Ramírez con 600
hombres vence al caudillo oriental, este muere en Paraguayen 1850.
Ramírez muere cerca de Río Seco en manos de sus antiguos aliados, López manda a que le
corten su cabeza y se la lleven a Santa Fe, donde la exhibe como trofeo de guerra.
En 1826 se creó una nueva Constitución de carácter unitario, fue resistida por los caudillos
Juan Bautista Bustos, en Córdoba y Facundo Quiroga en la Rioja se sublevaron no
aceptando a Rivadavia ni la Ley Capital; las demás provincias se sometieron al régimen
unitario. Pero luego Rivadavia antes las continuas dificultades renuncia y fué reemplazado
por Vicente López y este la su vez sede el gobierno al coronel Dorrego, nombrado
gobernador de Buenos Aires. Una de sus primeras medidas fue restablecer relaciones con
las provincias y preparó el ambiente para formar una constitución federalista.
El 1º de Diciembre de 1828 se produce una revolución formada por seguidores de
Rivadavia, con el general Lavalle al frente, éste derrotó a Dorrego y lo mandó a fusilar. Este
hecho conmovió al país, salvo Salta y Tucumán, expresaron sus protestas declarándose Ley
Anárquica. Al producirse el fusilamiento, los caudillos se levantaron contra Buenos Aires:
Quiroga, Ibarra, Bustos y López.
Paz, aliado de Lavalle, encaró contra Bustos, Quiroga y Aldao. Paz se apoderó de Córdoba.
Lavalle ofreció al general San Martín el gobierno, este rechazó ese ofrecimiento, mediante
una carta que hizo reflexionar a Lavalle quien en seguida entró en negociaciones con Rosas.
¿Quien fue Rosas? (1793-1877) . Durante la independencia estuvo en las estancias de su
padre en El Salado. En 1811 se aleja de sus padres para comprar y vender campos.
Exportaba sus productos agrícolas y ganaderos. En 1818 Pueyrredón lo habilita para formar
un ejercito propio "Los colorados del mante" a partir de aquí inicia su carrera política.
En 1829 Rosas asume el gobierno con "facultades extraordinarias". Se dedicó a perseguir
duramente a los que no adictos a su régimen, llamándoles unitarios salvajes. Creó el
escuadrón de la muerte, llamado la mazorca.
Unos de los objetivos de Rosas era subyugar todas las provincias, hizo pactos con las
provincias de Corrientes, Entre Rios y Santa Fe . Su meta era eliminar a Paz en Córdoba ,
que era su mayor obstáculo.
Paz derrotó a Bustos en Córdoba. Quiroga secundado por López marchó hacia Córdoba, al
no recibir los refuerzos necesarios Paz los derrota.
Paz luego se debilita y cae prisionero de E. López. Fortaleciéndose el poderío de Rosas en
Buenos Aires. No obstante Quiroga fue asesinado en Barranco Yaco por orden de los
gobernadores de Córdoba ( Reinafé) y Santa Fé ( López), esta muerte le dejaba el camino
abierto a Rosas pues a López se le acusó de ordenar el asesinato de Quiroga y perdió
prestigio.
Rosas vuelve asumir la gobernación de Buenos Aires y esta vez por 17 años consecutivo,
hasta que el general Urquiza con la ayuda de Brasil derrotan a las tropas de Rosas y este se
marcha del país rumbo a Inglaterra donde muere en 1877.
Urquiza se queda en control de Buenos Aires hasta que en la batalla de Pavón, Urquiza,
perdió casi la totalidad de su infantería y se embarcó hacia la provincia de Entre Ríos donde
asumió como gobernador.
Luego de este episodio los federales pierden el control de la nación , siendo los unitarios lo
que reemplazan en manos de Bartolomé Mitre y precisamente una decidida y sangrienta
lucha contra el individualismo autocrático de los caudillos federales será el principal signo
de los nuevos tiempos, en los cuales un nuevo estado, centralizado, provisto de un ejercito
moderno y bien armado, del tren, del telégrafo y de las otras herramientas del mundo
moderno, acabará con los jinetes del pasado e impondrá su autoridad a todos los habitantes
del país. Mitre contó con la ayuda de Domingo F. Sarmiento para esa gran labor que ellos
llamarían la tarea histórica de "limpiar" el país de caudillos, se tratará de una "limpieza"
despiadada, brutal y a veces bastante sangrienta, sea el caso de Vicente Peñaloza, El
Chacho, de la Rioja, sea el de Felipe Varela, el heredero de El Chacho, o el caso del gran
caudillo federalista Ricardo López Jordán de la provincia de Entre Ríos, el cual cae en 1874.
Fue una verdadera guerra a muerte contra los caudillos, durante la cual Sarmiento en
nombre de la "Civilización", no iba a tomar prisioneros; la cabeza cortada de uno de los
caudillos vencidos, la de El Chacho, en 1863 sería colgada públicamente en la picota, en la
peor tradición colonial.
Desde mediados de los setenta el gobierno central ya dominará todo el país con su mano
firme y el federalismo caudillezco con sus guerras civiles pronto será relegado a las paginas
de la "historia"
Quiero destacar que estos caudillos, en la mayoría de los casos procedían de las familias
acomodadas, que habían amasado sus enormes fortunas ya en la época colonial. Casi todos,
sin excepción, poseían vastas extensiones de tierra, de los 18 caudillos que gobernaron
algunas de la provincias Argentinas entre 1810 y 1870; 14 eran terratenientes, 15
pertenecían al grupo de las personas más ricas del país, y algunos conquistaron además un
puesto muy alto en las filas del ejercito nacional. Su vida era arriesgada y su final a veces
trágico.
A 9 de los 18 caudillos mencionados, los esperó una muerte violenta, 3 murieron en el
exilio.
Conclusión:
Es verdad que durante la segunda parte del siglo XIX caracterizada por una expansion
económica impresionante, los caudillos puros, desaparecieron años tras años. El último
caudillo a nivel nacional., Urquiza,cayó en 1861 y "los últimos caudillos" a nivel provincial
desaparecieron unos diez años más tarde.
Eso se debió, entre otras causas, al caracter autocrático que le imprimieron al ejercito, el
poder que no toleraba ser compartido, y a las nuevas ideas del siglo que nunca se
comparecieron con la tradicion ni con el ejercicio del poder omnipotente e irresponsable.
Por otra parte cabe destacar que en la Argentina de hoy, tenemos provincias en la que
parece que nada a cambiado. "El caudillismos se mantienen muy firmes y poco sencibles a
los cambios de la historia, aunque en realidad no tendrían que preocuparse por ello, ya que
la misma historia son ellos. Mientras muchos se sorprenden por lo que pasa en Santiago del
Estero, San Luis u otras provincias
Argentina con raices coloniales genuinas. Lo que no implica otra cosa. Estas historias se
repiten sin sensacion de final, la dádiva que antes el caudillo tomaba de los vencidos, hoy lo
provee el estado.(Editorial de la opinion Argentina 13/3/04).
Tambien creo que es necesario decir que el caudillismo no siempre fué negativo para el caso
particular Argentina y en el caso concreto de Juan Manuel de Rosas, en un trabajo hecho
por Jeffrey M Shumway, éste detalla como el científico ingles Charles Darwin describe a
Rosas como un " great man" y lo extraño es tambien que en ese mismo trabajo se recoge la
opinion de Jorge Luis Borges, compartiendo la misma opinion que Darwin. Partiendo de
esa premisa, si analizamos el período de Rosas, podemos comprobar que ese período de
transicion de la Argentina " colonia-nacion" Rosas unificó la nación y le dió tranquilidad
social y estabilidad económica en un momento que el pais vivía una instabilidad política. En
ese sentido la naciente republica de Argentina le tiene que deber mucho al autoritarismo
caudillesco de Rosas.
Otra cosa que pude comprobar a raiz de este trabajo es: La guerra que hubo entre unitarios
y federalista,la cual fué bastante sangrienta, se partia de la premisa de que los federalista,
en su mayoria, eran personas incultas, ordinarios,populistas etc. Y que los unitarios eran
todo lo contrario ,poseian grandes conocimientos y eran capaz de introducir la civilizacion
en una nacion que en su mayorias eran, rurales, gauchos y sin ningun conocimientos. Sin
embargo estando Sarmiento al frente del ejercito, en el interior del pais, se lleva a cabo una
de las mayores represiones politica de esa epoca. Se le ordenó a Sarmiento llamar
simplemente ladrones, a sus contrarios, y de esta manera ejecutar todos prisioneros y no
dejarlo luchar por lo que fué ,su ideal politico, es una contrariedad que personas con ese
nivel cultural actuaran, de una manera "Barbara e incivilizada" contrario a lo que
pregonaron.

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