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CRECIMIENTO ECONÓMICO DE CHILE: LECCIONES DE LA HISTORIA

Por Rolf Lüders Sch. Ph. D., M.B.A. y M.A. Universidad de Chicago, EE.UU.. Ingeniero
Comercial PUC. Profesor del Instituto de Economía, Pontificia Universidad Católica de
Chile

El actual estado de nuestra economía ha suscitado, al menos, tres visiones distintas sobre el
mismo. Como será evidente, cada visión se fundamenta en un conjunto de datos
generalmente inobjetables, pero parciales. Naturalmente, las propuestas de política
económica relacionadas a cada una de estas visiones tienden a ser diferentes. ¿Cuál es el
aporte de una visión histórica del desarrollo de la economía chilena a la evaluación de la
actual situación y a su probable evolución futura?

Para algunos, Chile tiene una economía emergente dinámica, alabada internacionalmente.
Para éstos, el país tiene instituciones económicas que se pueden comparar con aquellas de
los países desarrollados1 y niveles del PIB per cápita y de desarrollo humano sólo
superados por los de Argentina en América Latina2. Además, el país ha logrado reducir en
las últimas décadas en forma significativa la pobreza, siendo uno de los pocos países en
desarrollo que ha cumplido muy anticipadamente con la meta del milenio propuesta al
respecto por Naciones Unidas. Finalmente, la economía chilena es reconocida por su
excepcional manejo macro-económico, incluyendo el de los equilibrios fiscales, que se
compara favorablemente incluso con aquél de los países desarrollados.

Para aquellos que comparten esta visión favorable de la economía chilena, no cabe esperar
una tasa de crecimiento económico mayor que una del 5 por ciento anual, que corresponde
aproximadamente a la actual tasa de crecimiento de tendencia. Ella permite prever una
rápida convergencia de los niveles del PIB per cápita chileno a aquellos de los países más
desarrollados, cómo lo sugiere el gráfico Nº1, y junto con ello, una razonable velocidad de
reducción de la pobreza remanente.

1
Por ejemplo, en el Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation, estrechamente asociado al nivel
PIB per cápita de los diversos países, Chile ocupa el 8avo lugar, superado sólo por países como los Hong-
Kong, Singapur, EE.UU., Canadá, e Irlanda. En Fuentes, J.R. y Mies, V. (2005) y en Corbo, V. y Tokman A.
(2007), se recogen un gran número de indicadores similares que sugieren el alto grado de desarrollo
institucional del país.
2
De aproximadamente US$ 13.000 dólares per cápita, medido en términos de poder de compra de paridad.
(((ES MUY IMPORTANTE QUE EL GRÁFICO Nr.1 LO UBIQUEN AQUÍ)))
Gráfico Nº1
PIB per cápita de Chile en relación al de EE.UU.
(1810-2005)

50

45

40

35
Economía de Mercado abierta al
Economía de Mercado abierta al comercio internacional

30 comercio internacional

25 Economía Mixta sustitutiva de


importaciones

20

15

10

0
1820
1825
1830
1835
1840
1845
1850
1855
1860
1865
1870
1875
1880
1885
1890
1895
1900
1905
1910
1915
1920
1925
1930
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
Fuente: Díaz, Lüders y Wagner (2007)

No obstante, para la mayoría de la opinión pública informada, la situación dista de ser


satisfactoria. Ésta incluye tanto a los que sostienen que es urgente profundizar las reformas
iniciadas en 1974, como también a los que anhelan un cambio en el sistema económico3.
Para ambos sub-grupos el actual ingreso per cápita, que a penas alcanza al 25 por ciento de
aquél de EE.UU., es bajo, además de encontrarse creciendo -a pesar del entorno favorable-
a una tasa relativamente reducida. Para el primero de los sub-grupos, los indicadores de
pobreza oficiales, que se muestran en el gráfico Nº2, subestiman sustancialmente la pobreza

3
Representantes de unos y otros son, por ejemplo, el grupo de 20 destacados economistas que presentó un
informe el año pasado recomendando un conjunto de medidas para acelerar el crecimiento económico y el
grupo de parlamentarios liderados por el senador Adolfo Zaldívar, que proponen cambiar el “modelo”
económico.
Gráfico Nº2
Porcentaje de la población chilena debajo de la línea de pobreza

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
1849
1853
1857
1861
1865
1869
1873
1877
1881
1885
1889
1893
1897
1901
1905
1909
1913
1917
1921
1925
1929
1933
1937
1941
1945
1949
1953
1957
1961
1965
1969
1973
1977
1981
1985
1989
Fuente: Prados. L. (2005)

existente4. Para el segundo sub-grupo, la diferencia absoluta entre el PIB per cápita
chileno y el de EE.UU., medida en moneda de valor constante, ha aumentado
sostenidamente desde 1810, como se muestra en el cuadro Nº1, a pesar de la convergencia
Cuadro Nº1
Diferencia del ingreso per cápita entre Chile y USA 1810-2007
(En USD 2006 PPP World Bank)
CHL USA dif
1810 587 1.512 924
1850 928 2.194 1.266
1900 2.153 5.741 3.588
1950 3.832 13.651 9.819
2000 10.559 40.410 29.852
2007 13.250 44.643 31.393

USD 2006 PPP World Bank

Fuente: Díaz, Lüders y Wagner (2007)

4
Larraín (2007), sin desconocer el progreso en la materia, estima que para 2006 la pobreza en Chile era de
24,7 por ciento, versus el 13,7 oficial.
de ingresos observada a partir de 1985. Para los mismos, además la distribución del
ingreso de Chile es una de las más desiguales del mundo5, lo que consideran inaceptable, y
tiende, como se muestra en el gráfico Nº3, a hacerse más desigual.
Gráfico Nº3
Distribución del ingreso
(Coeficiente de Gini)
100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
1849
1853

1857

1861
1865

1869
1873

1877
1881

1885

1889
1893

1897

1901
1905

1909
1913

1917

1921
1925

1929
1933

1937
1941

1945

1949
1953

1957

1961
1965

1969
1973

1977
1981

1985

1989

Fuente: Prados. L. (2005)

Antes de extraer las lecciones de la experiencia histórica, corresponde -aunque sólo sea en
forma muy esquemática- referirse a los factores que determinan el crecimiento económico
en general, para a la luz de ello interpretar la evidencia.

¿Qué sabemos conceptualmente sobre el crecimiento económico?


Contablemente, el crecimiento económico se explica por la acumulación de factores de
producción –capital y trabajo- y por las ganancias de productividad en el uso de los
mismos. Las ganancias de productividad, a su vez, son función de la innovación
5
La distribución del gasto –que incluye el efecto de la tributación y del gasto en especie, es decir una parte
muy significativa del gasto social- es significativamente menos desigual. Ver Cowan, K. and J. De Gregorio
(2000).
tecnológica y de las mejoras en la calidad con que se asignan los insumos a sus diferentes
usos. En la práctica, para un país dado en un momento histórico también dado, los
incentivos para la acumulación de capital, para el mayor esfuerzo de trabajo, para la
innovación tecnológica y para las mejoras en la calidad de asignación de los recursos,
estarán determinados por las instituciones existentes y su evolución esperada. El
crecimiento es por ello esencialmente un asunto de desarrollo institucional y de
expectativas de modificación de las mismas.

Las instituciones comprenden un concepto amplio, incluyendo –entre otras cosas- la


Constitución política de un país, las leyes, los reglamentos, las políticas y las costumbres6.
Ellas –y su evolución esperada- son el fruto de la historia. Idealmente, en un mundo
rápidamente cambiante como el actual, las instituciones deben adaptarse con flexibilidad a
las nuevas condiciones. Pero las instituciones también pueden cambiar porque existe
insatisfacción con respecto al rol que cumplen. En este caso, el cambio institucional –si
llega a afectar las bases mismas del sistema existente- puede generar incertidumbre entre
los agentes económicos, lo que disminuirá el esfuerzo de trabajo, inversión e innovación.
En ese sentido, un país en que existe consenso sobre las bases de la institucionalidad –por
ejemplo, sobre el sistema económico- podrá estar constantemente adaptando su modelo a
las nuevas circunstancias derivadas del cambio tecnológico y del entorno, sin generar
mayor incertidumbre entre los agentes económicos. Esto sucede porque éstos pueden
predecir el sentido del cambio y lo considerarán positivo. Buenos ejemplos de ello son las
economías desarrolladas de occidente, especialmente la de EE.UU.

Existirá consenso sobre un determinado sistema económico –y por lo tanto la posibilidad de


cambio sin incertidumbre- si la población percibe que el mismo resuelve mejor que
cualquier otro sus problemas económicos. En la práctica ello implica, en un país en
desarrollo, que el sistema debe generar relativamente altas tasas de crecimiento y al mismo
tiempo una distribución de los frutos del crecimiento considerada equitativa por la
población.

6
North (1989)
Lecciones de la historia económica de Chile

Convergencias y divergencia

Chile tiene una economía relativamente “chica” –tanto por su escasa población como por su
PIB per cápita- cuyo nivel de actividad se encuentra directamente influenciado por la
demanda internacional de sus productos de exportación. Es por eso, que una manera útil de
evaluar el éxito o fracaso del esfuerzo interno de crecimiento, es comparando el nivel del
PIB per cápita de Chile, ya sea con aquél del resto del mundo, con aquél de cualquier
agregado importante de países, o con aquél de algún país con una economía “grande”. En
el gráfico Nº1 se compara, para el período 1810-2005, el PIB per cápita de Chile con aquél
de los EE.UU. Sin embargo, una evolución similar del indicador señalado se podrá
encontrar si la comparación se hace con cualquier región –incluyendo América Latina- o
con el resto del mundo como un todo7.

Pues bien, lo que se observa en el gráfico Nº1 es convergencia -del PIB per cápita de Chile
al PIB per cápita de los EE.UU.- tanto durante el siglo XIX, como a partir de 1985, y
divergencia durante gran parte del siglo XX, excepto los últimos quince años. Es más,
ambos períodos de convergencia –que podríamos denominar de economía liberal y de
economía social de mercado, respectivamente- coincidieron con la existencia de sistemas
que presentaron apertura económica y moderada intervención discrecional del Estado8. En
cambio el intervalo de divergencia –aquél de sustitución forzada de importaciones- se
destacó por su creciente cierre al comercio y a los flujos de capitales, como también por la
creciente intervención discrecional del Estado. Este período culmina en 1973 con un
sistema económico que se asemejó mucho a aquél de las economías centralizadas de
Europa oriental en la misma época.

La lectura de la información histórica disponible es muy clara. Si los sistemas económicos


se caracterizan por sus políticas comerciales y sus roles del Estado, entonces Chile ha

7
Lüders (1998)
8
En el siglo XIX el rol del Estado en la economía se puede calificar –en general- como “mínimo” y a partir
de 1974 ha, en general, propendido a ser “subsidiario”, es decir, el gobierno sólo interviene si los individuos o
los grupos intermedios no pueden o no desean realizar las actividades económicas necesarias para alcanzar el
máximo de bienestar social.
prosperado relativamente cuando la economía ha sido de mercado, abierta
internacionalmente, y con un rol del Estado ya sea mínimo o subsidiario, en cambio no lo
ha hecho cuando la economía se cerró relativamente al comercio internacional y el Estado
fue crecientemente intervencionista. De acuerdo al esquema conceptual esbozado en la
sección anterior, el primer sistema generó los incentivos necesarios para un rápido
crecimiento, en cambio el segundo sistema no lo logró.

El papel de la “enfermedad holandesa” y de la “cuestión social” en el tránsito de un


sistema virtuoso a uno que no lo fue

¿Cuáles fueron las principales fuerzas económicas internas que contribuyeron al cambio de
sistema económico en Chile a partir de fines del siglo XIX? Cabe acá destacar a la
“enfermedad holandesa” y a la “cuestión social”, ambas relacionadas con el salitre.
También influyeron (1) la ideología dominante en los países desarrollados con respecto al
desarrollo económico de los países del Tercer Mundo y/o emergentes, que le atribuía un rol
clave al proteccionismo y a las “políticas industriales” impulsadas desde el Estado, (2) los
conflictos bélicos y las crisis económico financieras, que interrumpieron los flujos
comerciales internacionales, y (3) los sistemas económicos que se venían adoptando en el
extranjero, que se caracterizaban por su marcado carácter mercantilista.

Por un lado, con respecto a la “enfermedad holandesa”, la anexión de los territorios ricos en
caliche-a raíz de la Guerra del Pacífico- tuvo como consecuencia dicha enfermedad, lo que
se puede apreciar por el significativo cambio en la estructura de producción, representada
en el gráfico Nº4. Aumentó muy significativamente la actividad minera y disminuyeron
Gráfico Nº4
PIB 1860-2004: Composición
(En %)

100%

80%

60%

Otros
Manufacturas
Minería
Agricultura

40%

20%

0%
1860
1864
1868
1872
1876
1880
1884
1888
1892
1896
1900
1904
1908
1912
1916
1920
1924
1928
1932
1936
1940
1944
1948
1952
1956
1960
1964
1968
1972
1976
1980
1984
1988
1992
1996
2000
2004

Fuente: Díaz, Lüders y Wagner (2007)

relativa y también notoriamente, las producciones agrícola e industrial. El clamor por


protección por parte de los últimos sectores no se hizo esperar y eventualmente rindió
frutos, como se puede apreciar en el gráfico Nº5, en que se muestra la relación existente
entre la apertura comercial de Chile en comparación con aquella de EE.UU., ambas
medidas por la razón volumen de comercio a PIB.
Gráfico Nº5
Apertura comercial relativa: Chile y el mundo9

14

12

10

0
1820
1825
1830
1835
1840
1845
1850
1855
1860
1865
1870
1875
1880
1885
1890
1895
1900
1905
1910
1915
1920
1925
1930
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
-2

Fuente: Díaz, Lüders y Wagner (2007)

Por el otro lado, después de la Guerra del Pacífico, la migración de la población agrícola
hacia el centro y el norte del país, atraída por mayores remuneraciones en la minería y la
industria de apoyo a ella, hizo estallar la “cuestión social” en Chile.

Tal cuestión se originó también en Europa durante la primera parte del siglo XIX, como
consecuencia de la industrialización de esa región. Los trabajadores urbanos protestaron –
allá y acá, y a menudo con violencia- contra el trabajo infantil, el hacinamiento en que
vivían, y por las condiciones de trabajo en que laboraban (largas horas, malas condiciones
higiénicas y de seguridad, etc.), a pesar de recibir mejores remuneraciones que en el campo.
La Iglesia en Europa pretendió inicialmente que el problema se resolviera sin la ingerencia
estatal y por la vía de la toma de conciencia del problema por parte de los empresarios
cristianos. Sin embargo, hacia fines de ese siglo y en vista del avance socialista, la Iglesia
en esa región cambió de estrategia y requirió también la intervención del Estado para, por

9
Exportaciones a PIB Chile – Exportaciones a PIB Mundo, ambos expresados como porcentajes.
intermedio de lo que hoy se conoce como la regulación laboral y el gasto social, mejorar las
condiciones de vida de los asalariados10.

Dada la influencia de los ejemplos foráneos en nuestras políticas, no es de extrañar que


cuando estalló la “cuestión social” en Chile, los sindicatos, los partidos políticos socialistas
y también la Iglesia, comenzaron a presionar a los diferentes gobiernos por medidas
similares a las que años antes se habían empezado a tomar en Europa. El grado del logro
del objetivo de estos grupos, especialmente a partir del primer gobierno de Arturo
Alessandri Palma, queda en evidencia en el gráfico Nº6, que representa el gasto social

Gráfico Nº6
Gasto social como % del PIB
(1842-2000)

20

18

16

14

12

10

0
1842
1846
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1854
1858
1862
1866
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1874
1878
1882
1886
1890
1894
1898
1902
1906
1910
1914
1918
1922
1926
1930
1934
1938
1942
1946
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998

Fuente: Díaz, Lüders y Wagner (2007)

10
Valdivieso (2006)
fiscal como porcentaje del PIB. Ningún otro agregado de gasto fiscal aumentó ni siquiera
cercanamente a la tasa que lo hizo este tipo de gasto.

El círculo vicioso

El aumento del proteccionismo y del gasto social distorsionaron la asignación de recursos y


afectaron negativamente la productividad de estos11. Además, el mayor gasto social redujo
los recursos disponibles para la inversión. Como consecuencia, cayó la tasa de crecimiento
del Producto relativa al resto del mundo y con respecto a lo que habría sido el caso si
hubiera habido menos proteccionismo y menos gasto social. La evidencia sugiere, sin
embargo, que hasta 1950 aproximadamente, la tasa de crecimiento del Producto –a pesar de
ser menor de lo podría haber sido si las políticas antes mencionadas no se hubieran
aplicado- se mantuvo lo suficientemente elevada para –en conjunto con las políticas
sociales implementadas- permitir la reducción de la pobreza y de las desigualdades. Hubo
paz social y un grado razonable de prosperidad.

A partir de mediados del siglo pasado, sin embargo, eso no sucedió. La reducción de la
pobreza se hizo más lenta y las desigualdades volvieron a aumentar. El país entró de lleno
a un círculo vicioso. Las políticas sociales aplicadas se intensificaron y el proteccionismo
se profundizó. Junto con ello la tasa de crecimiento económica relativa siguió cayendo y
los problemas sociales se agudizaron. Más de la misma medicina sólo redujo aún más la
tasa relativa de crecimiento y aumentó las presiones por más proteccionismo y más
beneficios sociales. Y así sucesivamente, hasta que en 1973 estalló abiertamente el
conflicto socio-político en Chile.

11
Un país protege, por definición, aquellas producciones en que tiene una desventaja comparativa. Es decir,
la protección implica re-asignar recursos de sectores más a sectores menos productivos. Una parte importante
del gasto social es una mera re-distribución de recursos entre personas, que no tiene directamente
consecuencias sobre los niveles de productividad, pero el aumento del gasto social implica aumentar la
tributación y eso si tiene costo social, cosa que quizás es más evidente para todos cuando el impuesto es la
inflación. Debo destacar, sin embargo, que una parte importante del gasto en educación –un componente del
gasto social- aumenta la productividad laboral a largo plazo.
Crecimiento económico y reducción de la pobreza, pero con desigualdad

A comienzos de los años 1970 ya habían fracasado en el país los esquemas de sustitución
de importaciones adoptado por los gobiernos radicales, de crecimiento con equidad liderado
por el partido demócrata cristiano, y el centralizador encabezado por los partidos comunista
y socialista. El régimen militar optó entonces, a partir de 1974, por una profunda
revolución económica liberalizadora. Se esperaba que aquella iba a acelerar el crecimiento,
a disminuir la pobreza, y tender a igualar la distribución del ingreso. Mientras el esquema
rindiera sus frutos, la estricta focalización del gasto social en los pobres mitigaría al menos
el problema social.

Las reformas contaron inicialmente, dada la negativa experiencia pasada con otros
esquemas, con apoyo ciudadano. A partir de 1985 –haciendo una síntesis muy apretada- el
apoyo se produjo además porque dichas reformas tuvieron éxito en acelerar el crecimiento
económico a las mayores tasas históricas, al mismo tiempo que lograron continuar
reduciendo la pobreza. Sin embargo, los indicadores de desigualdad no cambiaron de
tendencia. Tanto así, que las diferencias de ingreso absolutas entre ricos y pobres, pero
también entre todos los demás estratos económicos, aumentaron significativa y
persistentemente (ver cuadro Nº1). Ello ha generado últimamente presiones re-
distributivas, que en menor o mayor grado han influido en las políticas económicas de los
gobiernos de la Concertación12.

¿Habremos aprendido la lección y podremos evitar que se repita la historia?

La actual coyuntura económica –paradójicamente- es compleja para Chile. Tal como a


fines del siglo XIX, el PIB per cápita se encuentra convergiendo hacia aquél de los países
más ricos. Sin embargo, como vimos al comienzo del artículo, hay descontento con
respecto a la velocidad de esa convergencia y hay, consecuentemente, presiones por
cambios institucionales de diverso orden. Además, no cabe duda que la baja del tipo de
cambio real en los últimos años–que para algunos sería el reflejo de una nueva “enfermedad
holandesa” producida por un alto precio del cobre que, como consecuencia de la demanda

12
Los programas de la oposición, especialmente en la última elección presidencial, igualmente ofrecían
medidas orientadas a paliar las diferencias de ingreso.
de la China y la India, puede perdurar en el tiempo- y las fuertes presiones re-distributivas,
están generando incertidumbre con respecto a la respuesta del gobierno frente a esos
desafíos. Tal incertidumbre está afectando la tasa de inversión y por ende, la de crecimiento
económico. Esto puede derivar en un círculo vicioso muy parecido a aquél que describimos
anteriormente y que el país sufrió durante gran parte del siglo XX.

Para lograr el desarrollo y derrotar definitivamente la pobreza, el país debe necesariamente


seguir creciendo. Nuestra historia económica sugiere, como hemos visto, que si se respetan
las bases institucionales del actual sistema económico, el PIB per cápita de Chile
convergerá hacia aquél de los países más ricos. Lo hará más rápido, en la medida que se
vayan perfeccionando esas instituciones13, sin afectar –por supuesto- sus bases. Sin
embargo, de acuerdo a la misma historia, esto último sólo sucederá si las ganancias
esperadas a corto y mediano plazo del crecimiento económico se distribuyen de tal modo
que se suscite un considerable apoyo al sistema económico vigente. Es decir, que la
mayoría de la población considere que el sistema es socialmente justo. De lo contrario, las
presiones políticas por modificar el sistema económico o de introducir serias distorsiones
en la asignación de recursos, se harán –tal como en el pasado se hicieron- incontenibles.
Lograr ambas cosas –rápido crecimiento económico y paz social, que como vimos es a su
vez una condición para crecer- es un desafío político mayor.

BIBLIOGRAFÍA

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futuros”, en Estudios Públicos Nº 107, invierno.

Cowan, K. and J. De Gregorio (2000), "Distribution and Poverty in Chile Today: Have we
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Justice and Economic Development, Michigan Press.

Díaz, J., Rolf Lüders y Gert Wagner (2007), “Chile 1810-2000.La República en Cifras” (en
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Fuentes, J.R. y Verónica Mies (2005), “Una Mirada al Desarrollo Económico de Chile
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Larraín Bascuñán, Felipe (2007) “Cuatro millones de pobres en Chile: actualizando la línea
de pobreza”, mimeo PUC, diciembre.

13
Ver Rodríguez (2007).
Lüders, Rolf (1998) “The comparative economic performance of Chile: 1810-1995”, en
Estudios de Economía, Volumen 25, Nª2, diciembre.

Maddison, A. (1995) Monitoring the World Economy. Washington, OECD.

North, Douglass C., 1989. "Institutions and economic growth: An historical introduction"
en World Development, Elsevier, vol. 17(9), pages 1319-1332, septiembre.

Prados. L. (2005) "Growth, inequality and poverty in Latin America: historical evidence,
controlled conjectures", Universidad Carlos III Working Paper No.05-41(04).

Rodríguez, Francisco (2007), “Cleaning up the kitchen sink: growth empirics when the
world is not simple”, Wesleyan Economic Working Papers Nr 2006-004, Wesleyan
University, mayo.

Valdivieso, Patricio (2006), Dignidad humana y Justicia: la historia de Chile, la política


social y el cristianismo 1880-1920, Santiago de Chile.

World Trade Organization, webpage (http://www.wto.org).

Frases destacadas

• El actual estado de nuestra economía ha suscitado, al menos, tres visiones distintas


sobre el mismo (…) Naturalmente, las propuestas de política económica
relacionadas a cada una de estas visiones tienden a ser diferentes. Para algunos,
Chile tiene una economía emergente dinámica, alabada internacionalmente (…)
Para aquellos que comparten esta visión favorable de la economía chilena, no cabe
esperar una tasa de crecimiento económico mayor que una del 5 por ciento anual,
que corresponde aproximadamente a la actual tasa de crecimiento de tendencia. No
obstante, para la mayoría de la opinión pública informada, la situación dista de ser
satisfactoria. Ésta incluye tanto a los que sostienen que es urgente profundizar las
reformas iniciadas en 1974, como también a los que anhelan un cambio en el
sistema económico.
• En la práctica, para un país dado en un momento histórico también dado, los
incentivos para la acumulación de capital, para el mayor esfuerzo de trabajo, para la
innovación tecnológica y para las mejoras en la calidad de asignación de los
recursos, estarán determinados por las instituciones existentes y su evolución
esperada. El crecimiento es por ello esencialmente un asunto de desarrollo
institucional y de expectativas de modificación de las mismas.
• La lectura de la información histórica disponible es muy clara. Si los sistemas
económicos se caracterizan por sus políticas comerciales y sus roles del Estado,
entonces Chile ha prosperado relativamente cuando la economía ha sido de
mercado, abierta internacionalmente, y con un rol del Estado ya sea mínimo o
subsidiario, en cambio no lo ha hecho cuando la economía se cerró relativamente al
comercio internacional y el Estado fue crecientemente intervencionista. De acuerdo
al esquema conceptual esbozado, el primer sistema generó los incentivos necesarios
para un rápido crecimiento, en cambio el segundo sistema no lo logró.
• El aumento del proteccionismo y del gasto social distorsionaron la asignación de
recursos y afectaron negativamente la productividad de estos. Además, el mayor
gasto social redujo los recursos disponibles para la inversión. Como consecuencia,
cayó la tasa de crecimiento del Producto relativa al resto del mundo y con respecto a
lo que habría sido el caso si hubiera habido menos proteccionismo y menos gasto
social. La evidencia sugiere, sin embargo, que hasta 1950 aproximadamente, la tasa
de crecimiento del Producto se mantuvo lo suficientemente elevada para –en
conjunto con las políticas sociales implementadas- permitir la reducción de la
pobreza y de las desigualdades. Hubo paz social y un grado razonable de
prosperidad.
• A partir de mediados del siglo pasado, sin embargo, eso no sucedió (paz social y un
grado razonable de prosperidad). La reducción de la pobreza se hizo más lenta y las
desigualdades volvieron a aumentar. El país entró de lleno a un círculo vicioso.
Las políticas sociales aplicadas se intensificaron y el proteccionismo se profundizó.
Junto con ello la tasa de crecimiento económica relativa siguió cayendo y los
problemas sociales se agudizaron. Más de la misma medicina sólo redujo aún más
la tasa relativa de crecimiento y aumentó las presiones por más proteccionismo y
más beneficios sociales. Y así sucesivamente, hasta que en 1973 estalló
abiertamente el conflicto socio-político en Chile.
• A comienzos de los años 1970 ya habían fracasado en Chile los esquemas de
sustitución de importaciones adoptado por los gobiernos radicales, de crecimiento
con equidad liderado por el partido demócrata cristiano, y el centralizador
encabezado por los partidos comunista y socialista. El régimen militar optó
entonces, a partir de 1974, por una profunda revolución económica liberalizadora.
Las reformas contaron inicialmente con apoyo ciudadano. A partir de 1985 el
apoyo se produjo además porque dichas reformas tuvieron éxito en acelerar el
crecimiento económico a las mayores tasas históricas, al mismo tiempo que
lograron continuar reduciendo la pobreza. Sin embargo, los indicadores de
desigualdad no cambiaron de tendencia.
• La actual coyuntura económica –paradójicamente- es compleja para Chile. (...) el
PIB per cápita se encuentra convergiendo hacia aquél de los países más ricos. Sin
embargo, hay descontento con respecto a la velocidad de esa convergencia y hay,
consecuentemente, presiones por cambios institucionales de diverso orden.
Además, no cabe duda que la baja del tipo de cambio real en los últimos años y las
fuertes presiones re-distributivas, están generando incertidumbre con respecto a la
respuesta del gobierno frente a esos desafíos. Tal incertidumbre está afectando la
tasa de inversión y por ende, la de crecimiento económico. Esto puede derivar en un
círculo vicioso muy parecido a aquél que describimos y que el país sufrió durante
gran parte del siglo XX.

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