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EN ·Lil·"ISTORIOGRAFIA.
UNAPÉRSPECTIVA DESDE
ElMEDIEVAlISMO. (1)
Carlos Astar/fa
Universidad Nacional d. La Piafa
-.
..........................................................................
(1) La lecturas de Marta Madero, Laurada Gracoa y Luis Alberto Romero me han
proporcionado observaciones que superan la formalidad. Está más allá de la
formalidad decir que los posibles errores del artículo me pertenecen.
..
strueturaliste, . POUf se tournar vers desanalyses en termes de stratégies, qui
permettent de réintroduire la mémoire, I'a¡:)prentissage, l'íncertítede, la négotiation
au coeur du jeu social» (p.1319).
funcionamiento de totalidades estructuradas, algo que no debe
guardar necesariamente una relación con escuelas estructuralistas.
Derivado de ello, el concepto de crisis o cambio de paradigma
será cuestionado, así como también se manifestará un justificado
escepticismo sobre una cosmovlslón unitaria entre los
historiadores. En forma conclusíva, se argumentará que la
disciplina ha tenido un lento desarrollo evolutivo de gran autonomía,
derivado de prácticas reproductivas no plenamente asimilables a
otras ciencias sociales.
Este articulo no emana de las elucubraciones del
pensamiento teórico. Es más sencillamente, el testimonio
experimentalmente deducido de un examen comparativo entre
las lecturas que habitualmente realiza un historiador de oficio y
determinados sistemas teóricos. Si una práctica cotidiana es la
base de estas reflexiones, también es el motivo que las inspira. El
objeto polémico no se dirige tanto a los historiadores, que en su
desenvolvimiento como tales se encuentran lejos de una adhesión
incondicional a cualquier esquema paradigmático, como a la
lectura que de este diagnóstico realizan algunos jóvenes colegas
comprometidos en la búsqueda artificiosa de un nuevo modelo.
Estructurallsmo e Historia
(4) Por lo que conozco, la única obra en historia económico social que se declara
abiertamente por un enfoque estructurañsta, es J.A. GARCIA DE CORTAZAR,
La historia rural medieval: Un esquema de anáiisis estructural de sus contenidos
a través del ejemplo hispanocristiano, Santander 1982, aiJnque los estudios
concretos de este autor están más dedicados a cuestiones de organización social
del espacio (influencia de la geografía hl.lmana),y en otros aspectos se aleja
del paradigma estructurañsta.
historiadores.
En una primera instancia, el estructuraüsrno se inclina por
comprender los fenómenos como una totalidad, cuyas partes
guardan determinadas posiciones en relación. En este sentido
inespecífico, es admisible decir que la hlstoríoqraña de los años
sesenta y setenta ha recorrido un camino paralelo al dela escuela
estructuraüsta,
Más allá de estas consideraciones, el problema crítico
que plantea la relación de la historiografía con el estructuraüsrno
está dado por la dicotomía entre objeto y sujeto, entre análisis
objetlvísta y comportamiento social, entre la necesidad que implica
el imperio de la ley y el espectro de opciones decisionales, entre
funcionamiento estructural sin individuos y ubicación del sujeto.
Es sabido que la muerte del hombre es una consigna
estructuralista surgida de una tradición lingüística y filosófica. Este
procedimiento objetivlsta se encarnó en tres núcleos: el
funcionalismo parsoníano, para el cual eltndivlduo era-una
«marioneta» del proceso objetivo, el estructuralismc de Lévi-Straus
que comprende al individuo como sometido a reglas sobre las
que no ejerce influencia, y el estructuraíísmo althusserianoque
entiende al individuo como simple "portador» de la estructura. Es
por ello que el postulado sobre la preeminencia del estructuralismo
presupone considerar la modalidad que adoptó en la escritura de
la historia la dicotomía entre análisis estructura! y fenomenología
del sujeto.
-
Wallol1, Histoíre de la FrancaroraJe, ti, Seuíl, 1975; P.Tourbet, "El régimen domanial
las compras destinadas a incluir en el patrimonio señorialfuentes de
excedentes oomerclalizables, lasreconcentraciones quefadlitabantareas
de control, lasinnovaciones tecnológicas y las estrategias de gestión
económica, fueron aspectos de tratamiento ineludible que traducen
el accionar de los individuos en el interior de las determinaciones
sociales. Todo el ámbito formativo de la clase feudal ha sido
revelado por la dinámica estructurante de los señores: violencias,
matrimonios, donaciones y compra-venta de heredades,
constituyen un rosario de maniobras convergentes descubiertas
por los historiadores.
Entre la cantidad de variables que los historiadores han
hecho jugar en intersección y mutuamente condicionada, se
encuentra el poder en su dimensión social. La facultad de mandar y
juzgar que los señores se atribuyeron compulsivamente, y la
disposición de prerrogativas privadas como fruto de la circulación
de beneficios, fueron elementos constructivamente orientados a
edificar las determinaciones de la sociedad feudal, en la medida en
que de esto surgieron efectos en cascada, como la sujeción del
campesinado, las relaciones entre miembros de la clase de poder, la
transformación del habitat,el abandono de lajusticiacomo composición
familiar, el surgimiento de criterios de exclusión social, etc.
Si nos sumergimos en los elementos comunes que emergen
del estudio de los ciclos seculares de crecimiento-declinación de
las economías medievales, también se comprueba que la
investigación histórica ha establecido el mismo papel estructurante
del agente social (6). El período de reproducción extensiva de Jos
(6) S.H.Slicher van Bath, Historia agrariade Europa Occidental. 500-1850, trad. esp.
Barcelona 1974 (1ra.ed. 1959);. G. Duby, Economía rural Y vida campesina en el
occidente medieval, trad.esp.Barcelona 1973(1la ed. 1962);G.A.J.Hodgett, Historia
..
socialyeconómicadela Europa medieval, trad.esp. Madrid1974(1ra, ed, 1972);G.
Fourquin, Letemps de la croissance, en G. Dubyy A. WalIon, op.dt; t.t: G. Duby,
Guerreros y campesinos. Desarrollo inicialde la economía SlJropea (500-1200). trad.
siglos XI al XIII no fue comprendido como un movimiento
automático de crecimiento involuntario (aunque hubo. alguna
preferencia hacia esa orientación) sino como el resuitado del
dinamismo de las clases básicas del sistema feudal: los señores:'
ansiosos por incrementar el nivel de sus rentas por una parte, y
los campesinos roturadores que en los márgenes del sistema
feudal se encomendaban a una creadora actividad de nuevas
áreas de civilización, por otra parte. En ello se manifiesta que la
tarea de las clases sociales, condicionada por el contexto y
proveedora de la dinámica procesual, no estuvo ausente de la
media de los estudios del periodo. En esta fase de crecimiento;
no sólo se vieron mecanismos variables localmente sino también
modalidades de transformación surgidas del mismo proceso. La
sustitución de las corveas por rentas en dinero y las innovaciones
técnicas, han sido atribuidas a estrategias señoriales para enfrentar
el deterioro de sus rentas en el marco de las condiciones impuestas
por la actividad comercial. Ello implica que en el proceso de
reproducción de las condiciones dominantes, la diligencia de los
colectivos sociales ha dejado su huella modificando los
condicionamientos en los que se despliega:
El mismo tipo de situación puede descubrirse para la baja
edad media en la reconversión de cultivos en pastizales, en las
reacciones señoriales y en las estrategias adoptadas con relación
a los censos agrarios para defender los ingresos del deterioro
inflacionario (7).
esp. México 1976 (ira. OO. 1973); N.J. Pounds, Historia económica de la Europa
medieval, trad. esp. Barcelona 1981 (ira. ed. 1914); C. Cipolla, HÍStoria económica
de la Europapreinduslrial, trad.esp.Madrid1916 (ira. OO. 1974);G.DUBY, Lasociéte
eux Xle. et XI/e siécles dans la région rntiCOfmaise, Ecoledes Hautes Etudes en
Scianeas SOciales 1988(1m. sd, 1953);M.Bonaudode Magnani, «Elmonasteriode
San Salvadorde Om. Econom[a agraria. Sociedadrural (1011-1399)>>, cuea. Hist.
Esp., U-Uj, 1970; J.L Martín, Orígenes de fa OrdenMilitar de Santiago(1170-1195),
Barcelona 1974;V.A. Alvarez Valenzuela, Monasterios cistercienses en CasUlla (siglos
XII-Xiii), Valladolid 1978; M. Postan Ensayos sobreagriculturay problemasgenerales
de la econom[a medieval, Madrid1981 (ira. 00.1973); N. Rubestein (ed.), florentina
Studies:PO/iries and Societyin Renaissance Florence, Londres 1968; G. Cherubini,
Slgnorí, contadini, borghesl. Ricerche suDa societa italiana delBassoMedioevo, Firenze
1977.
..
el problema», en RevIsta lnt. de Sociología. tnst. Belnes, 1980; T.H. Asten y
C.H.E. Philpln (eds.), EI debate Brenner.Estructura de clases agraria y
desarrollo económico en la Europa preindustrial, Barcelona 1966.
su efecto modificador sobre la estructura; áunqueén este último
aspecto las explicaciones diferían entreaquéítos que sólo
valoraban transformaciones deforma, y quienes atribuyeron a las
clases el protagonismo del cambio estructuraf.
Si en los estudios macro-tendenclales no
se verifica una
subordinación de la historia al paradigna estructuralista, ello es
mucho menos constatable en los análisis sobre la aetivié:H~dde los
mercaderes, un tema que ofreció la oportunidad de advertir un
calculado sistema de maniobras entre las casas centrales y sus
factores comprometidos en obtener beneficios comerciales (11),
Las estrategias de los mercaderes; que incluían la inversión
suplementaria en tierras, las alianzas matrimoniales y las
intervenciones en la política urbana, fueron morosamente
descriptas en estudios empíricos.
Este tratamiento se corresponde con una de las cuestiones
que desvelaron a los historiadores en los años sesenta y setenta
(por cierto alejada de los intereses del estructurallsmo) y se refiere
a la racionalidad de la conducta económica de los agentes, siendo
el punto crítico de referencia el concepto de hombre económico
universal. W. Kula comenzaba su teoría de la economía feudal
presentando la elección productiva de un señor entre un número
limitado de opciones (12). El impacto que tuvo ese estudio (uno de
los pocos trabajos de economía precapitahsta en estado teórico
surgido de la investigación propiamente histórica) revela que se
adecuaba a una búsqueda compartida durante el período (13). Si
se pretende delinear algún paralelismo con sistemas teóricos, éste
sería más claramente establecido en este caso con la micro-
economía desarrollada en el seno de la teoría neoclásica interesada
por detectar la racionalidad de las decisiones económicas.
(15) Como lo indicó H.J. Kaye, Los historiadores marxistas británicos. Un análisis
introductorio, trad. esp. Univ. de Zaragoza 1989.
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contextos de la vida social, concepto ligado al de rutínlzación,
que otorga la naturaleza recursiva a la vida social. La estructura
es tanto constrictiva como habilitadora de la acción.
Estas formulaciones de autores que eludieron, la
prioridad del objetivismo estructuralista, se encuentra en estado
de funcionamiento en los trabajos históricos sobre la macro-
dinámica estructural. El resultado es que el agente, como
colectivo, reactúa sobre las condiciones produciendo
modificaciones que son la base del movimiento estructural.
Las clases pueden incidir con mayor o menor eficacia sobre
los condicionamientros sistemáticos, de acuerdo a los
encuadramientos institucionales, las fuerzas sociales actuantes,
las estrategias elegidas. Es por ello que el rescate dél concepto
de agente que han realizado los teóricos citados, está en
correspondencia con lo que en estado no formalizado han
logrado descubrir los historiadiores.
El concepto de agente, en la medida en que presupone
la conciencia práctica (lo «práctico inerte" en lenguaje
sartreano) la actividad reproductlvista de las condiciones de
existencia y la prioridad estructural, niega al sujeto, aunque
implica su potencialidad. Recíprocamente, el sujeto, en tanto
toma de posiciones racionalmente concebidas de alteraclón
del entorno inercialmente aceptado, es la negación
correspondiente del agente como tal, y con ello de las
condiciones objetivas asimiladas. El agente social con su
actividad cotidiana, fija (modificando) las estructuras: péroal
mismo tiempo es también la posibilidad de trascendería. Esta
conversión del agente en sujeto puede darse de manera
incompleta o plenamente desarrollada. En el primer caso, como
establecimieritodeproyectos transformadores. En el segundo
caso, como protagonismo absoluto del sujeto, que actúa como
colectivo alterando las condiciones del entorno. Es por ello
que la cotidianeidad (o la experiencia de vida) es
contradictoriamente, un rnecanisrno de dominación y de
acumulación revol uclonaria (conclusión que se opone a la tesis
sesgada de E.P. Thompson) (18). Cuando el sujeto se constituye,
....... 110.
afirmación como individuo en disponibilidad de realizar
plenamente sus facultades.
Tomando en consideración estas manifestaciones de
lo real que el historiador reprodujo, constatamos que el mapa
de la historiografía presenta una gran variedad de enfoques
que no es posible subsumir en un solo discurso englobante.
(22) Dos estudios reflejan este recorrido, R. Le Jan, Familie el pouvoir dans le
monde ñeno (Vlle-Xe ,siecle), París 1995 '11. Beceiro Pita '1 R. Córdoba de la
Llave, Perentezco, poder y mentalidad. La nobleza castellana. Siglos XII-XV,
Madrid 1990.
y no discursivas, enfoque gue nuevamente resaltal.a
independencia de la disciplina alejada del reductivo ámbito
del estructuralismo ¡ingüfsti¿6 o del lnteraccionalismo
conversacional de la etnometodoloqla actual (23).
En términos generaleS, -las elaboraciones de los años
sesenta y setenta en el área dé historia cultural o de las ideas,
fueron variadas y divergentemente características, teniendo
como fuente de inspiración tradiciones propias. .
En la apreciación hoy consensuada, se sostiene que el
estructuralismo marxista fue especialmente influyente en la
historiografía. Sin embargo, el tono altamente abstracto-formal
de Althusser, Balibar o Poulantzas, ha sido de difícil
comprensión por los hlstoriadoresv", yen verdad, extraño a
sus pautas de trabajo. El aporte más consistente del
althusserianismo fue poner en circulación una serie de
conceptos (rescatados del marxismo y del leninismo) en
especial, el de formación económico social como combinatoria
de modos de producción en una totalidad social, el de
dominancia de la instancia político-ideológica bajo
determinación infraestructural en sistemas precapltalistas y el
de instancias con temporalidades diferenciadas. Estos aportes
(cuya importancia no debe pasarse por alto) fueron a veces
tomados como repertorio conceptual contribuyendo a una
lectura de la totalidad en forma de sistemas jerarquizados. En
menor medida, dieron pie a un ordenamiento epistemológico
más incisivo (25),
(25) Por ejemplo, el esquema de Chr. Wickham «The Other Transition: From tne
Ancient World to Feudalism», Past & Present ·103, 19.84, influenciado por el
althusserlanlemo de B. Hindess y P. Hirst,_Los modos de proaucoton
precapitalistas, trad. esp. Barcelona 1979. En menor medida, se encuentra la
influencia de la escuela althusaeriana en P. Kriedte, H. Medick y J. Schtumbohm,
Industrialización antes de la industrializaci6n, trad. esp. Barcelona 1986 (1 ra.
ed, 1977). De todos modos, el aporte de estas obras citadas radica más en el
profundo conocimiento de situación, que en la contribucién estructúrallsta.
· Sjn~mbargo, los historiadores no han participado del
coptenido géneral althusseriano, y ello por efecto de un punto
de partida diametralmente opuesto. Mientras esa escolástica
marxista partía de conceptos (generalidades 1,11), los
historiadores han partido de.l estudio de los documentos
rechazando de hecho una hiper-teoría desligada de la
manlpulación factual. Estos basamentos divergentes
condicionaron trayectorias discursivas mutuamente excluyentes
entre la historia y el estructuraíismo marxista, Es por esto que
a pesar del empleo limitado de algunos conceptos, en sentido
estricto, y en la medida en que un uso categorial no define la
pertenencia a una escuela, ni la determinación del maestro
del estructuralisrno marxista, ni su intentio auctoris, son
reconocibles en la escritura de la historia.
El conocimiento empfrico
..
d,é lateor.ífl crítica de Horkheimery Adorno, ni del marxismo
analfticoposterior, ni por último, de la versión radicalizada del
«giro lingüístico». Aunque estos nombres pudieron haber
aportado su cuota en el bagaje cultural de los historiadores
(26)
-
otros, como el obscurodoctorLacan, casi inaccesiblepara los historiadores.
los miembros de la cofradía estamos comprometidos en
desautorizar las formulaciones no comprobables. Es la forma
en que se custodia la peculiaridad de la disciplina y en qu~
reproducimos nuestras condiciones de existencia académica.
Esta situación determina que cada nuevo historiador tenga
como única alternativa para lograr el reconocimiento de sus
pares, repetir el trayecto que la disciplina ha comenzado a
recorrer desde comienzos del siglo XX: de la in¡;:lagacióll
empírica a la interpretación. Todo combate contra las
tendencias anti-teóricas es siempre conducido desde los
fundamentos documentalistas, el único camino para su
validación en el gremio.
Pero al mismo tiempo, el hecho de no tomar como punto
de partida plataformas rnetateórlcas sino la realidad, ha dado
a los historiadores una especial pericia para aplicar enfoques
alternativos o combinados ante situaciones objetivas
cambiantes. Es así explicable la variedad de modalidades que
se han generado, que no son en realidad incompatibles, sino
complementarias, como lo revela el tratamiento especial que
se ha otorgado en la disciplina a la dicotomía entre objeto y
sujeto. De la misma manera, otros maniqueísmos tienen la
posibilidad de superarse, como el que se expresa en micro y
macro-historia: el estudio de la familia carolingia, por ejemplo,
es una pieza clave para comprender la dinámica estructural
del período (27),
Fueron esas necesidades de interpretación de las
evidencias tactuales en un paulatino pronunciamiento de
ruptura con el empirismo, lo que llevó también a que los
historiadores buscaran vinculaciones con otras disciplinas
mucho antes de que eso se hiciera habitual en las ciencias
Modelos ejemplares
¿Crisis de la historia?
..
naturaleza de Engels; L. Séve intentó siecle .., Annaes ESC., 2, 1986.
(34) Cfr., G. Nairel "Pour une approche subjectMste du social»; AnnaJes ESe, 6,
1989, p. 1451. .
(35) M. Blach, Les rois thaumaturges, Gallimard 1983; E. KantroWicz, Los dos
cuerpos del rey. Un estudio de teología política medieval, trad. esp. Madrid 1985;
N. Elias, El proceso de la civilización, Investigaciones socíogenétícas y
psicogenéticas, trad. esp. México 19i'9; A.J. Gurevic, Le categorie della cultura
medievale, Torino 1983 (Moscú 1972); J. Le Goff, La civilización del occidente
..
medieval, trad. esp. Barcelona 1969;·J.L. Romero, La revolución burguesa en el
mundo feudal, Buenos Aires 1967; B. Geremek, Les marginaux parisiens eux
X/Ve et XVe siécles, trad.franc, 1976.
lo que algunos colegas quisieran y el desarrollo de la disciplina
sumamente perezoso, entre otras cosas, porque la indolencia
teórica y el descrípttvlsrno sin horizontes (en gran medida
debido a las normas de reproducción académica) abarcan a
una franja proporcionalmente estable del gremio.
De la misma manera en que no existió una ortodoxia
conceptual dominante, tampoco hay ahora un estatlido de
individualidades eclécticas y brillantes que con luz propia se
orientan en las tinieblas, sino linajes derivados de obras
ejemplares. Como hemos observado, sobre la base de un eje
documentalista los historiadores se han ejercitado desde hace
mucho tiempo en tomar muy cómodamente distintos aportes
del conocimiento teórico-sistemático subordinándolos a la
prioridad factual. Tampoco existe una proliferación de
tratamientos desmesuradamente superior al de otros
momentos,por la limitación que impone la base documental,
por la autoridad de las obras ejemplares, por un espectro
temático que pareciera no ser infinito(36). La observación serial
de multiplicidad de trabajos permite clasiñcarlosen un número
limitado de casilleros, algo que puede afirmarse sobre temas
como la revolución feudal, los concejos castettanos, la
mezzedtie italiana, la crisis de las rentas señoriales en la baja
edad media, etc.
Gran parte de los problemas aquí discutidos, surgen
de concebir a la historia como una parte indiferenciada de las
ciencias sociales. El postulado del dominio de una ortodoxia
estructuralista y la crisis subsiguiente responde aesta visión.
Sin embargo, un análisis clrcunscrípto impone constatar que
la disciplina no se ha fusionado con una ciencia social
generalizante, hecho que no niega el avance por colaboración
interdísclpünaria. Aún cuando Se tomen en préstamo visiones
metodológicas, conceptos, o ternas, cada disciplina está
constituida por tradiciones específicas que condicionan sus
mecanismos de reproducción. Es evidente que hay intentos
(36)Así por ejemplo, los estudios sobre la muerte, que se suponen como parte
de la nueva micro-historia y de una sensibilidad hacia situaciones antes
inexplorados, es un tema en. el que se había incursionado a comienzos de los
años cincuenta, vid, A. Tenenti, ka vie et la. mon a treves» I'aft du xv siee/e,
Parls 1952.