Sei sulla pagina 1di 3

 ¿Qué expresiones matemáticas existen para estimar la presión atmosférica en

función de la cota sobre el nivel del mar?


Aunque no podemos ver el aire, es verdadero y tiene presión. La presión de la atmósfera
cambia. Es más alta en el nivel del mar, y disminuye a medida que se asciende en la
atmósfera. Algunos sistemas de estados del tiempo tienen presión levemente más alta
que otras, es posible que hayas oído hablar sistemas de alta presión y baja presión.

La presión atmosférica en un lugar determinado experimenta variaciones asociadas con


los cambios meteorológicos. Por otra parte, en un lugar determinado, la presión
atmosférica disminuye con la altitud

la presión atmosférica es el peso de la columna de aire que hay sobre cualquier


punto o lugar de la tierra y es por tanto el peso por unidad de superficie.

Cuanto mayor es la altura, menor es la presión atmosférica y cuanto menor es la


altura y más se acerque a nivel del mar, mayor será la presión.

 ¿Por qué cree que se diferencian estas expresiones con aquella usada para
determinar presión en función de la profundidad en fluidos incompresibles?

 ¿En qué consiste el experimento "Pitch Drop"? ¿Es este material un sólido
o un líquido? ¿Por qué?

El profesor Thomas Parnell, de la Universidad de Queensland, quería enseñar a


sus alumnos que existen sustancias con apariencia de sólidos que en realidad
son líquidos extremadamente viscosos. Uno de los materiales que muestran ese
comportamiento es la brea.

La idea que tuvo para el experimento no podía ser más sencilla: un vaso de
precipitados, un embudo, una pequeña cantidad de brea en él y tiempo… ¡mucho
tiempo! El suficiente para que la brea fluyera y goteara por el embudo. ¿Cuánto
crees que hubo que esperar para observar este fenómeno? ¿Días? ¿Semanas?
¿Meses?

En realidad, desde que comienza a formarse una gota de brea hasta que cae
pasan ¡años! La brea es tan viscosa y el proceso tan lento que solo para poner
en marcha el experimento necesitó tres años. En 1927 calentó la brea, la puso
en un embudo con el cuello sellado y lo dejó reposar hasta 1930. Para que
estuviera bien asentadita… Fue entonces cuando abrió el cuello del embudo y
la brea comenzó a fluir muy, muy, muy lentamente. Tanto, que la primera gota
no cayó hasta diciembre de 1938. ¡Tardó más de ocho años! Y desde entonces
han caído tan solo ocho gotas más:
Las caídas de las siete primeras gotas de brea se distanciaron una media de
ocho años, pero tras la séptima se decidió controlar las condiciones ambientales
del laboratorio, y desde entonces el experimento se mantiene en una habitación
sellada con aire acondicionado, evitando las fluctuaciones de temperatura que
se producen a lo largo del año (y las variaciones en la viscosidad que esto
provoca). Por ese motivo, las siguientes gotas tardaron más tiempo en caer,
entre trece y catorce años aproximadamente. A día de hoy, el experimento sigue
en marcha y, al ritmo al que cae la brea, se calcula que tiene cantidad suficiente
como para aguantar unos 100 años más. Es por ello que el libro Guinness de los
récords lo reconoce como el experimento de laboratorio más largo del mundo.

Pero lo más sorprendente de todo es que ¡nadie ha conseguido ver el momento


justo de la caída! El profesor Thomas Parnell no lo logró y lo mismo le pasó al
profesor John Mainstone, su vigilante desde el año 1961. En el año 2000, ante
la inminente caída de la octava gota, se instaló un equipo de grabación para
poder capturar el esperado momento, con tan mala suerte que en los minutos
previos se produjo un inoportuno corte de luz en la Universidad y la caída no
pudo ser observada. El profesor Mainstone siguió custodiando el experimento,
incluso una vez jubilado, hasta su fallecimiento en agosto de 2013 –después de
52 años de dedicación–, unos meses antes de que la novena y, por el momento,
última gota cayera.

El profesor Andrew White recogió el testigo de Mainstone y es el actual custodio


del experimento. En 2014, la novena gota entró en contacto con la anterior (al
fluir tan lentamente, las gotas conservan su forma tras la caída durante años),
por lo que se optó por cambiar el vaso de recogida antes de que ambas gotas
se fusionaran, pero al destapar la campana la mesa se tambaleó y se provocó el
desprendimiento accidental de la gota. Así que habrá que esperar a la décima
gota, a ver si por fin se consigue inmortalizar tan escurridizo momento que,
según lo previsto, podría ocurrir en 2027 o 2028.

Sin embargo, aunque el experimento de la Universidad de Queensland tiene el


honor de ser el primero en comenzar, no es el único de este tipo que se ha
desarrollado. En 1944, los científicos del Trinity College de Dublín (Irlanda)
iniciaron su propio ensayo, también con el propósito de estudiar el
comportamiento viscoso de la brea. Aunque estuvo descuidado durante mucho
tiempo, se retomó décadas después y, en el año 2013, con una gota a punto de
caer, se instaló una cámara web que permitía hacer un seguimiento constante y
que, esta vez sí, logró registrar por primera vez la caída de una gota de brea (el
11 de julio de 2013)

Potrebbero piacerti anche