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Temática: Tensión entre la Título del documento: Filosofía del Derecho

facticidad y la legitimidad de la de Jürgen Habermas


norma Autor: Juan Antonio García Amado
Fecha de elaboración: 11-04-19 Fuente:http://dx.doi.org/10.14198/DOXA1993
Hora de elaboración: 7:00 pm .13.12
Fecha de publicación:1993
Cantidad de páginas: 24

Cita textual
“Habermas, en cambio, habla de validez y facticidad para acabar entendiendo que ambas
formas una síntesis cuya clave está en un tercer elemento que poco a poco va ocupando la
plaza de ambas: la legitimidad” (García Amado, 1993, p.237)

Análisis conceptual del Documento

Las propuestas de Habermas respecto de la validez de la norma jurídica se resuelven en una


tensión entre facticidad o validez social aspecto principal para el desarrollo normal de las
normas y las presiones que la respaldan y legitimidad o validez racional o comunicativa que
conlleva a que las normas sobrepasen la imposición y posibiliten su aceptación (García Amado,
1993). Estas presiones pueden ser internas o externas, la primera tensión consiste en la conexión
que existe entre el derecho y su efectividad, y la segunda se trata de la conexión entre los hechos
sociales y la autocomprensión del derecho moderno.

Analizando la tensión entre los presupuestos teóricos del principio discursivo y lo que es el
ejercicio del derecho de autodeterminación y autolegislación por los sujetos (García Amado,
1993). Lo anterior significa que cuando las personas intercambian información, presuponen que
satisfacen las condiciones normales de comunicación verbal. Dan por hecho que la acción
discursiva es verdadera, que las pretensiones 1 del hablante son veraces y que la acción discursiva
es correcta (Feteris, 2007). Lo anterior implica que hay concordancia con las normas
intersubjetivamente reconocidas para la articulación de las acciones discursivas.

Para Habermas, la tensión entre facticidad y legitimidad de las normas jurídicas en su aspecto
interno daba origen a una consecuencia en su aspecto interno, la necesidad de poder legítimo,
esto es, como Estado de Derecho. Aunque García Amado no hace referencia a la influencia que
Marx provocó en su época, buscando comprender el papel de las fuerzas productivas en el

1
Normalmente, esas pretensiones de validez no se refieren al tema de discusión, sino de que la
información se intercambia en el transfondo de un mundo de la vida compartido. (Feteris, 2007, pág. 110)
2

desarrollo del hombre, situación que contrastaba con la posición antitética a la de Hegel, el
Estado es lo “racional en sí y para sí”, y el “Dios terrenal” es el sujeto de la historia universal,
para Marx, al contrario, el Estado no es otra cosa más que el reflejo de estas contradicciones, no
es su superación sino su perpetuación (Bobbio, 1989), en este sentido Habermas sostiene que el
ideal de la racionalidad comunicativa es un instrumento heurístico y crítico para reconstruir la
calidad de la ley y de la toma de decisiones jurídicas (Feteris, 2007) presupone que dicha función
tiene un carácter totalmente fáctico, lo que desdibuja, desde la perspectiva del autor García
Amado, las tesis planteadas por Habermas como parte de una teoría de la validez jurídica
teniéndose más aportaciones de Habermas a la teoría de la justicia.

Lo anterior tiene que ver con el hecho que, si la validez jurídica tiene una doble dimensión
fáctica y de legitimidad, y si la primera no basta por sí sola, esto significa que al ordenamiento
jurídico que le falta legitimidad no puede llamársele derecho (García Amado, 1993); ahora bien,
la anterior tensión interna conlleva una tensión externa, es necesaria la existencia del Estado de
Derecho, esto es que el poder político que impone el derecho sea legítimo.

Analizada la validez de la norma jurídica, se encuentra en la tesis de Habermas la pretensión


de validez de los sistemas jurídicos, que está fundada en la preexistencia de un sistema de
derechos que pretende superar la validez errada e insuficiente del positivismo que deja por fuera
los conceptos de justicia propio de la validez. El sistema de derecho preexistente está apartado de
todo tipo de premisas morales y parte de los presupuestos de racionalidad consustanciales al
derecho moderno, concebido como aquel derecho abierto a la argumentación y a la acción
comunicativa2.

A partir de la teoría de la acción comunicativa y de la reconstrucción del derecho moderno, se


esbozan los principios fundamentales que son los derechos exigidos para hacer posible la
efectiva realización del principio discursivo, los que tienen una doble dimensión: son condición
de posibilidad de los espacios públicos democráticos y, de otra, legitimidad esto es como
construcciones o elaboraciones intersubjetivas de sujetos autónomos que se reconocen
2
Se entiende la acción comunicativa como aquellas manifestaciones simbólicas de los seres humanos bien
sean lingüísticas o no lingüísticas con las que se entablan relaciones con la intención de entenderse sobre algo.
“La vida del ser humano se encuentra ligada a una vida social coordinada que se verifica entre sus miembros.
El presupuesto de esta coordinación son las formas de acción comunicativa, las que se basan en la razón
comunicativa”(Bemerkungen, 2005)
3

mutuamente libres e iguales en tanto autores de las normas esto es, legisladores y miembros de
una comunidad jurídica (Durango, 2006). Habermas en su teoría de la racionalidad
comunicativa, enunció las condiciones que debe satisfacer la discusión racional.

Los derechos fundamentales que todo ordenamiento jurídico debe contener y proteger son
divididos por Habermas en cinco grupos que son base del principio discursivo: I. El derecho a la
libertada, en la medida posible de iguales libertades subjetivas de acción, II Los derechos que
tiene que ver con el estatus de miembro; III Los que tiene que ver con la exigibilidad de los
derechos y el acceso a la justicia; IV los que tienen que ver con la participación en formación de
opiniones y voluntades en el ejercicio de la autonomía política de los ciudadanos en condiciones
de igualdad.

La tensión en la búsqueda por Habermas de un punto medio entre cognitivismo e


historicidad, que acaba desembocando en una síntesis un tanto equivocada, pues siempre
podemos preguntarnos qué queda de esos derechos si de los mismos sólo caben lecturas
históricas y condicionadas por el contexto (García Amado, 1993). En principio, de acuerdo con
Habermas, la racionalidad de las discusiones jurídicas no es menor que la racionalidad de la
discusión práctica cotidiana, aunque, a primera vista, se podría tener la impresión de que la
discusión jurídica se realiza bajo condiciones limitantes, como los límites de tiempo, la
obligación de cumplir las normas del procedimiento legal, etc (Feteris, 2007) queda claro que
somos seres históricos y que el contexto nos frena, porque el objeto de estudio es cambiante.

Para Habermas la tensión entre los requerimientos de universalidad, propios de todo


enunciado normativo que se pretenda discursivamente racional, y la dependencia del discurso
respecto de un determinado contexto social e histórico. De acuerdo con Habermas, el requisito
de universalidad también se aplica a las leyes, porque éstas contienen reglas y principios que son
generalmente aplicables. Habermas afirmaba que la única manera de garantizar que las leyes
sean aceptables, es exigir que estén sujetas a la libre discusión de todas las personas involucrdas
y que haya un consenso entre todas las personas involucradas3

3
Sobre el “principio de democracia”, que implica que los ciudadanos deben tener la libertad para usar su
autonomía política, cf. J. Habermas.
4

Comentario Personal:

La participación del ciudadano le da legitimidad al proceso de validez de la norma supeditada,


el entorno del discurso racional que desarrollo la teoría de Habermas, como la descripción de las
condiciones ideales, aunque no pretende ser un modelo práctico para el análisis y la evaluación,
de cuya efectividad parte del entendimiento, de la calidad de la discusión en la que se defiende
un punto de vista y la idea de la construcción de los contenidos normativos de la vida humana a
partir de una teoría comunicativa requiere una sociedad en donde sea posible una relación
satisfactoria entre autonomía y dependencia, con ello es posible llegar a la toma de decisiones en
consenso (si todos los involucrados pueden llegar a un consenso sobre una norma bajo las
condiciones de la situación del discurso ideal, se puede considerar que esta norma es
racionalmente fundamentada), que se aparten de la influencia que pueden tener el poder
económico y político, de esta manera intentar alcanzar un orden social libre y justo, aporte
fundamental de la teoría de Habermas a la democracia que frente a los interrogantes del maestro
García Amado, siguiendo la universalidad, generan una mayor utilidad en tanto fortalecen los
presupuestos participativos dentro de un Estado Social de Derecho, sirviendo como base para el
análisis teórico de la racionalidad de los procedimientos legales.

Bibliografía consultada:

Feteris, E. T. (2007). Fundamentos De La Argumentación Jurídica. Bogotá: Universidad


Externado de Colombia.

Durango, G. (2006). El principio discursivo y los derechos fundamentales en la teoría


habermasiana. Opinión Jurídica, 5(9). Recuperado de
https://revistas.udem.edu.co/index.php/opinion/article/view/839/787

García Amado, J. A. (1993). La filosofía del Derecho de Jürgen Habermas. Revistas - DOXA , 13.
https://doi.org/10.14198/DOXA1993.13.12

Durango, G. (2006). El principio discursivo y los derechos fundamentales en la teoría


habermasiana. Opinión Jurídica, 5(9). Recuperado de
https://revistas.udem.edu.co/index.php/opinion/article/view/839/787

Bemerkungen, V. (2005). La teoría del discurso de Habermas (pp. 13-145). Recuperado de


https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3088/4.pdf

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