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ANTECEDENTES DE LA HIDRÁULICA

El agua y el aire son 2 fluidos vitales que, además de ser necesarios para la vida, han sido a
lo largo de la historia compañeros inseparables del ser humano en su intento de
aprovecharlos para desarrollar sus actividades. De hecho, la civilización humana se ha
desarrollado en estrecha convivencia con los fluidos actuando desde un principio para
intentar controlarlos.

Esta rama de la ciencia existe prácticamente desde la historia de la humanidad, ya que la


lucha del ser humano para sobrevivir lo llevo a controlar la fuerza del agua. Se tienen
noticias de que en la antigua Mesopotámica existían canales de riego, construido en la
planicie situada entre los Ríos Tigres y Éufrates. En Babilonia, existían colectores de aguas
negras desde 3751 ac.

La experiencia y la intuición guiaron a estas comunidades en la solución de los problemas


relacionados con las numerosas obras hidráulicas necesarias para la defensa ribereña, el
drenaje de zonas pantanosas, el uso de los recursos hídricos, la navegación.

LA EDAD ANTIGUA

La civilización sumeria (la primera y más antigua del mundo) nació aproximadamente hace
7500 años en la región de Sumer, también conocida como Mesopotamia, que hoy en día
corresponde con la republica de Irak. Sus habitantes fueron los primeros en inventar la
escritura, idear los primeros contratos comerciales, establecer los primeros códigos
jurídicos, instituir las primeras escuelas, crear las primeras joyas y los primeros trazos de la
escultura. También fueron los primeros en escribir poemas de amor, idear la bóveda y la
columna y fabricar cerveza. Igualmente fue en Sumer donde por primera vez apareció por
primera vez la guerra, la esclavitud, los primeros campos de concentración, el despotismo y
la condena a muerte.

Fue también en la época de los sumerios cuando, por primera vez, el ser humano intenta
interaccionar con los fluidos, agua y aire, para su propio provecho. De esta época son las
primeras obras hidráulicas y fundamentalmente en la zona sur de Mesopotamia, el
complejo sistema hidráulico de canales, diques y presas supuso, junto a la riqueza del suelo,
el desarrollo de una floreciente agricultura.

Probablemente, el aprovechamiento de la energía del viento (y por lo tanto los primeros


molinos) fueran conocidos en la zona desde el tercer mileno a.C. pero la primera referencia
data del año 1700 a.C. y corresponde con los proyectos de irrigación del emperador
Hammurabi, quien había concebido la idea de poner en regadío la rica meseta de
Mesopotamia con auxilio de la energía eólica. Sin duda, se trataba de maquinas de eje
vertical, análogas a aquellas cuyas ruinas subsisten en la meseta iraní.

En aquella época ya se conocía también rudimentarias ruedas hidráulicas. En esta zona del
planeta el conocimiento de la Ingeniería Hidráulica vino indisolublemente asociado con el
diseño proto-maquinas hidráulicas, fundamentalmente molinos y ruedas hidráulicas.

El conocimiento empírico de lo que bien podría llamarse ya la Ingeniería hidráulica, se


extendió por el llamado Creciente fértil y en Egipto, ya en la II Dinastía del Periodo
Arcaico o Tinita (2686-3100 a.C.), existe constancia de las primeras obras hidráulicas para
controlar el volumen de agua desbordada por las crecidas del Nilo. El primer canal del que
se tienen datos fidedignos fue construido con una longitud de 800m para salvar la catarata
inferior del Nilo durante el Imperio Antiguo 2500 a.C. Pero fue durante el imperio medio
(1786-2133 a.C.) con la XII Dinastía y el faraón Amenemes III cuando la Ingeniería
hidráulica llega a su apogeo entre los egipcios con la obra del lago Meris en el oasis del
Fayum. En este lago salado desembocaba un afluente del Nilo, el Bahr Yusef, cuyo caudal
fue regulado mediante una esclusa levantada en el desfiladero de Illahun, una gran presa
impedía que la crecida inundara los campos, pudiendo rescatar así 11,000 hectáreas de
terreno cultivable que luego eran regadas mediante una extensa red de canales artificiales,
alimentados por el agua embalsada, a la que se daba salida mas lentamente de acuerdo con
las necesidades de cada momento. Esta obra magnifica fue comenzada con Sesostris II y
terminada por Amenemes III. Despertó la admiración de los viajeros de la Antigüedad y así,
Estrabón en sus crónicas se refiere a este dique gigantesco de 46km de largo. Pero fue
Herótodo quien, sorprendió por la magnitud de la obra, nos proporciona una descripción
exagerada de la misma:
“…la longitud de su perímetro es de tres mil seiscientos estadios, que suponen sesenta
esquenos, una extensión igual a la de la costa del propio Egipto; longitudinalmente el
lago se extiende de norte a sur y tiene una profundidad máxima de cincuenta brazas.
Que se trata de una obra de excavación realizada artificialmente, su solo vista lo
evidencia, ya que aproximadamente en el centro del lago, se alzan dos pirámides que
emergen del agua cincuenta brazas cada una y otro tanto volumen hay construido
debajo del agua; además sobre cada una se levanta un coloso de piedra sentado en un
trono. (..). Por cierto, que el agua del lago no tiene allí su nacimiento (pues en realidad
el país por esta zona es terriblemente árido), sino que llega hasta él desde el Nilo por un
canal; así durante seis meses, su caudal penetra en el lago; en cambio, durante otros seis
sale de allí para volver al Nilo. Y cuando sale del lago, este, en ese periodo durante esos
seis meses produce diariamente al tesoro real de un talento de plata como producto de la
pesca, mientras que cuando el agua penetra en él produce veinte minas…”

Los faraones de esta misma dinastía del Imperio Medio y mas tarde Seti I, de la XIX,
trataron de poner en practica el proyecto de unir el Nilo con el mar Rojo. En la época Baja
(332-664 a.C.) el faraón Necao II de la XXVI dinastía, retomo la idea e inicio la
construcción de una canal desde un brazo del Nilo hasta el mar Rojo, cuya obra quedaría
interrumpida sin finalizar. Tenia mas de 160km de longitud y una anchura de 30m lo cual
significaba que la anchura era suficiente para que dos trirremes pudieran navegar a la par y
con un tiempo estimado de cuatros días de navegación. Según Herotodo, la excavación no
fue terminada porque “un oráculo se opuso a ello, alegando que estaban trabajando en
provecho del bárbaro”, refiriéndose a Darío quien, efectivamente termino la obra cuando, al
finalizar la dinastía saíta, Egipto fue convertido en satrapía persa. El viento se encargo de
obstruir su cauce con arena y aunque fue dragado y reconstruido en diversas ocasiones
nunca quedo permanentemente abierto. Napoleón contemplo las reliquias de este canal
durante su campaña de Egipto y quedo de tal forma impresionado por su importancia como
posible atajo al Oriente, que encargo a su Cuerpo de Ingenieros la realización de un
detenido estudio e informe sobre él. Este informe y el interés que despertó fueron el origen
de la construcción de la construcción del Canal de Suez abierto al tráfico en 1869.
El desarrollo de la Ingeniería hidráulica vino acompañado en Egipto de distintos artilugios
y algunos de ellos pueden ser considerados como los precursores de las modernas bombas.
Se sabe que, en el Cairo, 17 siglos antes de Cristo funcionaban algunos de estos, que
impulsados por tracción animal o humana extraían agua desde pozos con profundidades que
llegaban a 91.5m por medio de una cadena y un sistema de poleas con recipientes
enganchados a la cadena. Este sistema sigue siendo empleado en distintos países recibiendo
distintos nombres.

De esta época data también un digno antecesor de las actuales bombas reciprocantes que se
construyo en Alejandría de fundición de bronce. Los egipcios no parece que construyeran
maquinas capaces de aprovechar la energía del viento, más allá que para los usos propios de
la navegación. De Egipto data precisamente la primera constancia histórica en todo el
planeta del aprovechamiento de la fuerza del viento, con un grabado que se remonta a más
de 4500 años a.C. representando una embarcación a vela.

En la América precolombina solo se desarrollaron altas culturas en dos zonas geográficas:


Mesoamérica y la Andina Central. Ambas tienen en común la ausencia de precipitaciones
adecuadas al desarrollo agrícola en vastas zonas de su territorio. Se hizo frente a ello,
impulsando grandes sistemas de captación de aguas y regadíos. En los Andes, esto supuso
un desarrollo de la civilización en el llamado Periodo Intermedio Antiguo (200 a.C. –
600d.C.) A partir de esa época, la Ingeniería hidráulica alcanza un gran desarrollo,
presentando todas las grandes urbes de ambas zonas sistemas de canalización y distribución
de agua sofisticados que aún siguen en funcionamiento en muchos casos. El hecho de que
no conocieran el uso de la rueda, ni dispusieran de animales de tiro de cierta monta, supuso
que las obras se realizaran con mano de obra a destajo. Al contrario que en el Viejo Mundo,
el desconocimiento de la rueda inhibió la aparición de proto-maquinas hidráulicas y de
fluidos, que hasta la Conquista no fueron conocidas en América, a pesar de ser culturas que
desarrollaron conocimientos empíricos de Ingeniería hidráulica nada desdeñables.

En Europa, el tornillo de Arquímedes, (llamado tornillo egipcio) hizo su aparición alrededor


del año 200 a.C. cuando el rey Heiron II de Siracusa (Sicilia) le encargo a Arquímedes la
invención de un método para drenar las bodegas de sus barcos. De esta época han llegado
testimonios confusos sobe una curiosa maquina musical diseñada por Heron de Alejandría
accionada por aire. Por su parte, en la época de los romanos era frecuente el uso de bombas
reciprocantes como atestigua el arquitecto Vitruvius en la época de Augusto Cesar. También
conocían los romanos la rueda hidráulica de Vitruvius atribuida al famoso científico, y
hacia el siglo I a.C., se extendió su uso por todo el imperio. Cabe distinguir, desde al menos
esta época, dos tipos básicos de ruedas hidráulicas para aprovechar la energía del agua: las
ruedas de eje desarrolladas en el norte de Europa y las del eje horizontal, desarrolladas en la
cuenca del Mediterráneo. Un ejemplo de su empleo se encuentra en Barbegal (Francia)
donde un total de 16 ruedas hidráulicas dispuestas en dos hieleras de 8 colocadas a su vez
en serie, constituía un complejo y eficaz sistema de molienda construido en el siglo IV por
los romanos.

LA EDAD MEDIA

Aunque existen evidencias indirectas de la existencia de molinos de viento desde tiempos


muy antiguos, la primera referencia histórica la proporciona el historiador árabe Tabari (850
d.C.) acerca del esclavo artesano Abu Lulua de Sistan (Frontera Iran-Afganistan) quien en
el 644 reto a califa a que podía construir un molino aprovechando la fuerza del viento. Esta
apuesta acabo trágicamente para el califa pues al dia siguiente moria a manos de Abu
Lulua. El historiador Al-Masudi en el año 943 describe la zona de Sistan como “famosa por
la industria con la cual el viento es usado para girar muelas y extraer agua de pozos de
riego”

El viajero y geografo siciliano musulmán del siglo XII Al-Idrisi escribe que “los habitantes
de Malaya disponen de molinos que giran con el viento donde muelen arroz, trigo y otros
cereales”. Doscientos años mas tarde el sirio Ibn-al-Wardi escribe sobre la isla indonesia de
Halathi donde “hay molinos sobre embarcaciones y flotando sobre el agua”. La referencia
medieval mas importante a los molinos persas la proporciona con abundancia de detalles el
historiador Al-Dimasghi en el 1300 sobre los molinos.

La expansión de los musulmanes durante el reinado de los Omeyas supuso un solo imperio
que iba desde la Península Ibérica hasta China (siglo VIII). Ellos introdujeron el molino de
viento en Europa a través de la Península Ibérica así como la noria y la rueda hidráulica
dentada. En la Península Ibérica, estas maquinas no eran conocidas en el Norte cristiano
que solo empleaba sistemas de riego por gravedad, lo cual suponía graves limitaciones para
la producción de alimentos y en definitiva, para sostener una población importante y el
esfuerzo militar. Esto proporciono una ventaja importante al sur islámico hasta el siglo XI
cuando el flujo de mozárabes introduce estos y otros avances desde el pujante sur
musulmán al entonces débil norte cristiano. En la época del Califato de Córdoba (siglo X)
se sabe del empleo generalizado de los tres tipos de maquinas para bombeo y regadío.

DEL RENACIMIENTO A LA EDAD MODERNA

Por lo que se refiere al bombeo eólico, las bombas llamadas Wipmolen fueron las primeras
usadas en Holanda (1408 en Alkmar) usando una rueda de cangilones para el bombeo.
Hacia 1600, este tipo de bombas era visible en las tierras bajas de Europa Occidental e
Inglaterra. A finales del siglo XVI, los molinos de viento se utilizan para las aplicaciones
mas diversas. En Francia e Inglaterra se emplean en la obtención de sal por medio del
bombeo y posterior evaporación del agua de mar. En 1582 se construye en Holanda el
primer molino de aceite y cuatro años más tarde el primero dedicado a moler pasta de
papel. En 1592, Cornelius Cornelisz construyo la primera serrería holandesa impulsada por
energía eólica. A partir del siglo XVII, el molino de viento se emplea a gran escala para el
bombeo de agua. Entre 1608 y 1620, los holandeses desecaron el polder Beemster mediante
26 molinos de 20kW cada uno. Años mas tarde, Leeghwater deseco el de Schermer con 44
molinos de dos etapas. En Inglaterra, el primer molino de drenaje se construyo en 1588
siendo muy comunes a partir de entonces. Los molinos utilizados en Holanda en el siglo
XVII respondía a un esquema preciso. La base se construía de ladrillo o piedra y sobre ella
se asentaba la torre de estructura de madera. En la cúpula se alojaban el eje principal y el
engranaje que transmitía el movimiento a la base. Los sistemas de bombeo mas corrientes
eran los basados en la rueda hidráulica y el tornillo de Arquímedes. En concreto, este
ultimo fue introducido en Holanda en 1634.

En el siglo XVIII es de las mejoras tecnológicas. En esta época, se empezaron a publicar


los primeros tratados teóricos sobre molinos de viento. Ya no eran simples descripciones
sobre diferentes tipos de maquinas sino estudios en profundidad sobre el comportamiento
aerodinámico de los rotores, sobre sistemas de regulación automática y orientación. Entre
ellas destacan Theatrum Machinarum Hydraulicorum de Leopold Jacobs publicada en
1724, Architectura Mechanica of Moole-Boek de P. Linperch editada en 1729 y
especialmente, la Architecture Hydraulique de Belidor, en 1759. En 1752 John Smeaton
llevo a cabo experimentos científicos con velas para molinos e introdujo elementos de
fundicion de hierro.

Como resultado de sus trabajos, escribió dos obras que constituyeron las obras teoricas mas
importantes durante los siglos XVIII Y XIX: On the construction and effects of the
windmills sails y An experimental enquiry concerning the natural Powers of wind and
wáter. En el primero de los tratados, se lleva a cabo un estudio exhaustivo sobre el
comportamiento y actuación de las palas, demostrando por primera vez, que los rotores con
un elevado numero de palas no proporcionan mayor potencia que los que solo disponen de
tres o cuatro con iguales características.

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