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1.

QUÉ ES LA DECONSTRUCCIÓN
La Deconstrucción, en sentido estricto, es imposible de explicar: no se trata de un
método, por lo cual es imposible dar normas o pasos para explicar su forma de ser.
El profesor Manuel Asensi, especialista en Derrida, va más lejos y señala que la
deconstrucción, lejos de ser un simple juego textual, es un modo de resistencia
política (“¿Qué es la deconstrucción de Jacques Derrida?” , en Teoría, 11).
Aún así, es necesario tratar de forma metódica algo que, por sistema, se resiste al
método. Hay que distinguir entre la Deconstrucción como corriente filosófica y la
Deconstrucción como corriente de teoría literaria. Desde el punto de vista de
la Teoría de la Literartura, la DECONSTRUCCIÓN está representada por
JACQUES DERRIDA, que sin ser un filósofo ni un teórico crítico en sentido estricto,
está vinculado al movimiento filosófico que en el s.XX defendió la destrucción de los
conceptos de la metafísica en el sentido de Heidegger (como dice Gadamer, “una
destrucción de la conceptualidad deformada de la metafísica”. )
La Deconstrucción es una estrategia filosófica cuyas reflexiones tienen carácter de
argumentos rigurosos con los que invertir las categorías filosóficas tradicionales; si
en filosofía occidental toda oposición se presenta como un enfrentamiento entre dos
estructuras binarias jerárquicas (existencia- esencia, hombre-mujer, ser humano-
animal, alma-cuerpo…), la Deconstrucción tratará de invertir esas jerarquías y
desmontarlas evidenciando su falta de solidez, sus aporías y paradojas; la primera
tarea será, siempre, hallar cuál es la oposición binaria jerárquica que domina en un
texto.

Por otra parte, J.Derrida está también vinculado a la nouvelle critique, y será la
fuente básica de inspiración de la Escuela de Yale que surge en EEUU a finales
de los 60, integrada por Paul de Mann, Geoffrey Hartman, J.Hillis Miller y Harold
Bloom; la muerte del primero en 1983 supone el inicio de su final.
2. LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA DECONSTRUCCIÓN : La DIFFÉRANCE DE
DERRIDA (Argelia, 1930- París, 2004)
2.a. 1966 es un año importante en el arranque de la Deconstrucción. En el Institut
Français de Psychanalyse, Derrida lee la conferencia Freud y la escena de la
escritura, y en octubre participa en Baltimore en un simposio sobre “The Language
of Criticism and the Sciences of Man”, en la Universidad Johns Hopkins, con “La
estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas”. En esta
conferencia desmonta el pensamiento de la metafísica occidental, en el que las
estructuras fijadas limitan el “libre juego”. Pero atacar la metafísica con conceptos
que se desarrollan en ella se convierte en un trabajo ingente. Derrida comenta la
obra de Lévi-Strauss; afirma que el lenguaje lleva en sí la necesidad de su propia
crítica: los conceptos
“…se emplean para destruir la vieja maquinaria a que pertenecen y de la que ellos mismos
son piezas. Así es como el lenguaje de las ciencias humanas se critica a sí mismo”.
En este texto hace un comentario sobre el término de Deconstrucción que no usa
como sinónimo de destrucción ni aniquilación, sino como una cuestión de
mantenerse atento, de estar alerta a las implicaciones del lenguaje que utilizamos.
Esta intervención supone el comienzo del incremento del interés estadounidense
ante ciertos filósofos o teóricos franceses. Derrida conoce a Paul de Man y a
Jacques Lacan y vuelve a encontrarse con Barthes, Vernant y Goldman.

2.b. En 1967 publica De la grammatologie, La voix et le phénomène (en el que analiza


su idea del signo), y L’ écriture et la différence, de gran influencia en EEUU. Es
destacable, sin duda, frente a esta acogida excepcional que se multiplica en el
extranjero, que la Universidad francesa le cierre las puertas.
2.c. Sólo el grupo Tel Quel muestra interés en la persona y en la obra de Derrida,
como muestra su inclusión en la publicación Théorie d’ensemble (1968); Derrida
colabora con el texto “La différance”, (en respuesta a las teorías estructuralistas del
lenguaje inventa un neologismo sobre el concepto de diferencia saussureano que,
fonéticamente, apenas se distingue en francés de différence,)conferencia
pronunciada en 1968, que luego (1972) será incluida en Márgenes de la filosofía. (Es
la época de LOS UMBRALES DE MAYO DEL 68, aunque Derrida no se implicó
directamente en el movimiento estudiantil). La diferencia se convierte en prototipo
de lo que escapa a la metafísica occidental. Differance es distinguir (diferenciar) y
diferir (posponer). Es lo contrario de la presencia en la que se basa la metafísica.
Estos primeros textos trabajan ya sobre el problema de la significación o la idea de
que la interpretación no es mímesis pasiva.

John Lechte (1994, Fifty Key Contemporary Thinkers: From Structuralism to


Postmodernity ) explica que el mayor intent de Derrida es subvertir la dependencia
que la tradición filosófica occidental muestra respecto a la lógica de la identidad y
sus tres leyes: la de la identidad, la de la contracción y la del tercero excluido. Esta
lógica excluye de la realidad la complejidad y la diferencia; institucionaliza un
sistema de oposiciones binarias que gobierna el pensamiento occidental (sensible-
inteligible, naturaleza-cultura, habla-escritura, hombre-mujer… ) pero que, una vez
deconstruido, se muestra repleto de paradojas y aporías.
En esas fechas dicta en la École Normale Supérieure (París) y en la Johns Hopkins
University (Baltimore), seminarios sobre “Literatura y verdad. El concepto de
mímesis” y “La escritura y el teatro. Mallarmé y Artaud”. Otros autores del s. XX
como W. Benjamin, retoman el concepto de mímesis considerando la actividad
mimética en relación a la práctica social: el lenguaje puede ser visto como el más
alto nivel de comportamiento mimético en el que una cadena de significantes
es sustituída por otra cadena de significantes.
En el fondo de todo término queda la traza de la razón, una especie de pureza que
se caracteriza por la gran diferencia, la capacidad significativa de las categorías
filosóficas, previa al momento logocéntrico y metafísico que se caracteriza
actualmente por la diferenciación binaria o dualista.
La différance es el «origen» no-pleno, no-simple, el origen estructurado y diferente (de
diferir) de las diferencias. […] La différance es lo que hace, que el movimiento de la
significación no sea posible más que si cada elemento llamado «presente», que aparece en
la escena de la presencia, se relaciona con otra cosa, guardando en sí la marca [marque]
del elemento pasado y dejándose ya hundir por la marca [marque] de su relación con el
elemento futuro, no relacionándose la marca [trace] menos con lo que se llama el futuro
que con lo que se llama el pasado, y constituyendo lo que se llama el presente por esta
misma relación con lo que no es él: no es absolutamente, es decir, ni siquiera un pasado o
un futuro como presentes modificados. (Derrida)
La historia de la metafísica sería la de la “reducción de la traza” a través de la
construida estructura de de los dualismos lógicos y de los distintos monismos; la
traza desaparece cuando se la supedita al principio de la inmediatez plena.
En 1972 publica dos colecciones de trabajos en forma de libro:

–La Dissémination, donde destacan el trabajo que da título al libro, “La


diseminación” (un término derridiano) y “La farmacia de Platón”; y
–Marges de la philosophie.
3. LENGUAJE Y LOGOCENTRISMO
Para Derrida, el lenguaje tal y como queda a nuestra disposición después de siglos
de impregnación del pensamiento metafísico, es un aparato negativo para la
expresión y comunicación rigurosa de significados, de manera que el logocentrismo
viene a significar el obstáculo fundamental del pensamiento directo y puro.
El metafísico por excelencia es Platón, con su mundo de las Ideas. En la teoría
estructuralista se da por sentado un centro de sentido de alguna clase para el
pensamiento que sostiene la estructura. Esos centros son metafísicos (yo,
Revolución francesa, ser, esencia, verdad…)y deseados porque garantizan ser en
cuanto presencia, creemos que nuestra vida física y mental está centrada en un yo.
Al tratar de destruir estos centros nos topamos con sus opuestos. Derrida
llama logocentrismo al deseo de un centro que de sentido.
Mientras el Estructuralismo se conformaba con reducir un texto a oposiciones
binarias, para Derrida el signo lingüístico no es tanto una unidad compuesta de
significante y significado como una fijación momentánea en el proceso temporal del
lenguaje. La propia posibilidad de repetición del signo divide su identidad, porque si
puede reproducirse en distintos contextos cambiará su significado.
El pensamiento metafísico, para Derrida, está contaminado porque no se
fundamenta en categorías puras y exclusivas, sino en el binarismo obligado de las
diferencias. Concebir la interpretación como una sustitución de cadenas de
significantes implica que el discurso crítico deja de ser transparente: literatura y
crítica no se pueden, entonces, separar. La teoría literaria es, ella misma, un
texto. Para la Deconstrucción no existe un “dentro del texto” y un “fuera del texto”:
no existe el metatexto ni el lenguaje transparente.

El predominio del logos en la constitución del discurso significativo determina una


clave logocéntrica. Por ejemplo, es logocentrista la idea de que el habla es superior
a la escritura (Platón, Saussure…) porque está más cerca del significado:
logocentrismo es, también, fonocentrismo, y no puede remediarse en términos de
filosofía de análisis del lenguaje, y Derrida se opone a esta limitación metafísica que
la razón impone al lenguaje, que el saber impone al significado.
4. LA GRAMATOLOGÍA
Derrida sustituye la Gramática como ciencia del lenguaje por la Gramatología
como ciencia de la escritura.
En De la grammatologie desarrolla una teoría de la escritura como crítica al
logocentrismo. La primera parte del libro se centra en el análisis de las teorías
lingüísticas del signo y la escritura, en la segunda comenta el Ensayo sobre el origen
de las lenguas de Rousseau. El objeto de la Gramatología es explicar por qué lo
esencial del lenguaje ha de entenderse conforme al modelo de escritura y no
conforme al modelo del habla. El significante lingüístico no es fónico porque es
arbitrario. Si en un sistema diferencial los signos, gráficos o fónicos, significan por
cuanto difieren de los demás, la identidad de un signo se compone de su capacidad
de remitir a los otros o de la huella presente-ausente que los otros han dejado en
él. La identidad ya no es una presencia plena, por tanto todo significado es ya un
significante. En esta tesitura, la escritura ya no tiene que reducirse a ser fonético-
alfabética y lineal, alegando que representa un sentido natural de la voz; pues ésta
es sólo una de sus posibles formas: el signo tiene propiedades estructurales que
pueden realizarse tanto en la sustancia de la tinta como en la sustancia del aire.
5. LA ESCRITURA
La escritura o la archi-escritura (también llamada texto), es el término que
emplea Derrida para determinar el ámbito general de los signos que anteceden a
toda inscripción identificable.
“Archi-escritura, primera posibilidad del habla, luego de la “grafía” en un sentido estricto,
lugar natal de la “usurpación” denunciada desde Platón hasta Saussure, esta huella es
la apertura de la primera exterioridad en general, el vínculo enigmático del viviente con
su otro y de un adentro con un afuera: el espaciamiento.” (De la Gramatología).
La escritura se manifiesta como condición de la comunicación por su exterioridad
o distancia intrínseca a todo lenguaje. El lenguaje es escritura porque comparte
los rasgos que se le suelen atribuir Derrida otorga a la escritura tres
características:

 un signo escrito es una marca que permanece y que puede repetirse en ausencia,
no sólo del sujeto que lo emitió en un contexto, sino también de un receptor
concreto;
 un signo escrito puede implicar la ruptura con su contexto real (el del momento
de su inscripción) y leerse en uno diferente, independientemente de la intención
del escritor;
 un signo escrito incluye en su constitución un espaciamiento(spacement) en dos
sentidos:
 Se encuentra separado de los otros signos en una cadena particular
 Se encuentra separado de un referente presente.
Estas características van más allá del lenguaje, porque Derrida extiende el concepto
de “escritura” a la totalidad de la experiencia. La escritura es el medio primario de
expresión del lenguaje y la archi-escritura está en la base de la palabra hablada y
de la palabra escrita

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