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Ecografía obstétrica:
durante el embarazo:
amenorrea.
precisión de ± 5 a 7 días.
o Luego, a partir de las 7 semanas de gestación, es posible visualizar el embrión : la
medición de la distancia máxima entre los márgenes más externos del polo
gestación.
más.
por FUR cuando exista una diferencia mayor a 10 días entre ésta y la que se
nacido :
neuromuscular son :
Postura: se valora estando el recién nacido en reposo.
Rebote de los brazos: evalúa el tono flexor pasivo del músculo bíceps al medir el
ángulo que se forma a nivel del codo luego de aplicar una breve extensión del
brazo .
extremidad inferior .
escapular. El examinador sostiene la mano del recién nacido a través del tórax
Talón - oído: evalúa el tono pasivo flexor de los músculos de la cintura pelviana.
Piel
Lanugo
Mama
Oído / Ojo
Genitales
semanas por lo que debe ser usado con precaución a estas edades.
Método de Dubovitz:
enfermos.
Método de Usher:
Otros:
Examen oftalmológico:
Esta evaluación permite una alta correlación con la edad gestacional pero debe ser
o Electroencefalografía:
electroencefalográficos.
Atención prenatal: ocurre en determinadas situaciones que hay mujeres que, bien sea
por desconocimiento o por opinión personal, no usan los servicios de asistencia sanitaria
prenatal. Esta falta de atención prenatal puede ocasionar un mayor riesgo de que se
rompan antes de tiempo las membranas amnióticas, dando lugar a un bebé prematuro y
de bajo peso al nacer.
Bajo peso al nacer: del mismo modo que hay que comprobar los tiempos de gestación
para ver los posibles efectos en el desarrollo del bebé, también se debe tener en cuenta
su peso. De este modo, diferenciamos niños con bajo peso (cuando nace con un peso
comprendido entre los 1.500 y los 2.500 gramos), muy bajo peso (el bebé nace con un
peso entre los 1.000 y los 1.500 gramos) y extremadamente bajo (un peso menor a 1.000
gramos).
Entre los factores que se observar como posibles causantes de la prematuridad del bebé y
del bajo peso al nacer nos encontramos con embarazos múltiples, algún tipo de infección
materna durante el embarazo, factores genéticos, consumo de drogas y tabaco o
problemas de nutrición por parte de la madre.
Problemas metabólicos: son los niños que presentan bajo peso al nacer o prematuridad
aquellos que son más susceptibles a padecer problemas de este tipo. Las deficiencias
pueden darse en productos esenciales para el metabolismo cerebral (como la glucosa) o
la insuficiencia de minerales como el calcio, potasio, sodio, fósforo, hierro y magnesio. No
obstante, existen programas de screening para detectar estas posibles alteraciones
metabólicas, como la prueba del talón.
Podemos observar falta de crecimiento en niños que, por distintos motivos, no llegan a
alcanzar el peso o la talla esperada para su edad cronológica. Podemos diferenciar dos
tipos de interrupción: la orgánica (es decir, aquella que se puede identificar por una razón
de tipo médico, como pueden ser la poca coordinación de los órganos encargados de
llevar a cabo la deglución, es decir: labios, lengua..., o el reflujo gastroesofágico) o no
orgánica (donde nos podemos encontrar con la deprivación materna y/o el abandono
ambiental).
Las crisis convulsivas son otro tipo de factores de tipo biológico que pueden afectar al
correcto desarrollo del niño. Dichas crisis son contracciones musculares que se suceden
como consecuencia de descargas eléctricas anormales en las neuronas cerebrales. El
origen de las convulsiones es muy variada, siendo la epilepsia la más frecuente.
Dentro de las convulsiones que se pueden dar en el niño, podemos diferenciar:
Crisis de ausencia: también llamada petit mal, ya que no se acompaña de ningún tipo de
convulsión. Ocurre de forma repentina y origina una pérdida de conciencia en el niño de
entre unos 5 y 15 segundos. Puede acompañarse de movimientos de los párpados o
músculos de la cara, dilatación de pupilas y cambio del color de la cara.
Crisis neonatales: en los recién nacidos, estas crisis suelen ser espasmos que se limitan
a un único brazo o pierna, sacudida rápida en un grupo de músculos o una desviación
tónica del tronco o de los ojos, de modo que no resultan fáciles de diagnosticar.
Espasmos infantiles: a este tipo de convulsiones también se les conoce como Síndrome
de West. En él se dan una serie de movimientos rápidos de extensión y flexión en los que
el cuerpo repetidamente se desplaza hacia delante y pueden producirse en intervalos de
10 minutos.
Otras enfermedades graves como la meningitis, las lesiones por accidentes y daño (por
ejemplo, la afasia infantil ) o lesiones no accidentales (como el abuso o maltrato infantil)
son también factores de riesgo que se pueden dar después del embarazo.
SIGNOS DE ALARMA DEL RN
Existen algunos signos de alarma en el recién nacido que ante su presencia, deben
llamar nuestra atención de inmediato. Aunque los recién nacidos no son tan frágiles
como parecen, sí son más vulnerables que a otras edades, porque las enfermedades
pueden progresar de forma más rápida. Como padres, pasáis la mayor parte del
tiempo con vuestro bebé por lo que es de vital importancia que aprendáis que signos,
síntomas o manifestaciones pueden sugerir que no se encuentra bien.
Cuando observamos que el bebé se encuentra con muy poco tono muscular, tiene un
llanto muy débil o se encuentra muy adormilado (que incluso no se despierta para sus
tomas, apenas se mueve o se mueve mucho menos de lo habitual), debemos
consultar con el especialista. Las causas pueden ser muy variadas pero de cualquier
forma, no es un comportamiento normal en un recién nacido y podría ser la expresión
de alguna enfermedad grave.
Cuando la temperatura corporal del bebé está por debajo de 36ºC (piel fría) o por
encima de 38ºC (fiebre), sobre todo si se acompaña de otros síntomas debemos
consultar con el especialista para valorar las posibles causas detrás de estas
alteraciones en la temperatura.
Los recién nacidos presentan un ritmo para respirar más rápido e irregular que el de
los adultos. Si observamos cómo es el patrón respiratorio de los bebés veremos cómo,
por momentos, parece que respiran a un ritmo muy rápido y a ratos éste se enlentece,
incluso haciendo pausas de varios segundos de duración sin respirar (lo que se
llaman apneas). Este patrón es normal durante los primeros meses de vida, sin
embargo, si observamos que el ritmo de la respiración es muy elevado (60
respiraciones por minuto o más) durante un periodo más o menos mantenido y/o que
se presentan otros signos como una coloración de la piel en el bebé es azulada en
zonas como la lengua o el tronco, o que presenta ruidos al respirar o un quejido
constante, se deberá consultar con el especialista con urgencia. Igualmente, si las
pausas sin respirar o apneas fueran largas (más de 20 segundos), no se considera
normal e igualmente debe consultarse con urgencia con el especialista.
Convulsiones
El color de la piel y de las mucosas es un claro indicador del bienestar del recién
nacido. Cuando observamos alteraciones en la coloración, debemos sospechar la
presencia de algún problema. Dependiendo de la coloración, el problema puede ser
más urgente o menor pero lo que sí que está claro es que va a estar fuera de lo
normal y por ello precisará que el bebé sea valorado por un especialista. Entre las
alteraciones podemos observar:
Piel azulada/morada (cianosis). En los recién nacidos es normal observar como hay
zonas del cuerpo como las manos o los pies, que presentan cierto grado de cianosis.
Este hecho no es patológico sin embargo es importante saber diferenciar cuando este
signo no es normal. Por lo general, la cianosis debe preocuparnos si se observa en
zonas como el interior de la boca y la lengua. Esto se produce por la falta de
oxigenación y las causas pueden ser muy variadas, pudiendo ir desde la hipotermia a
la presencia de defectos cardíacos o problemas respiratorios.
Piel amarillenta (ictericia). La ictericia se denomina a la coloración amarillenta de piel
y mucosas por acumulación de una sustancia denominada bilirrubina. Aunque
aproximadamente un 60% de los recién nacidos van a presentar lo que se denomina
una ictericia fisiológica en la primera semana de vida, esa ictericia suele ser de
carácter leve y remite de forma espontánea en unos días. Por el contrario, si la
aparición de la coloración es muy exacerbada y brusca, se produce en las primeras 24
horas de vida del bebé o se acompaña de orina muy oscura y deposiciones
blanquecinas, se debe consultar lo antes posible.
Piel muy pálida o grisácea, podría indicarnos que el bebé se encuentra muy frío
(debido a la vasoconstricción) o podría ser la manifestación de algún problema que
está comprometiendo su estado de salud, como por ejemplo una anemia severa.
El apetito del bebé puede variar de un día para otro, pero cuando tiene, suele comer
con energía. Si observamos que el bebé succiona más lentamente de lo normal o no
lacta apenas, no tolera bien el alimento o rechaza sistemáticamente el alimento puede
que esté enfermando por tanto, debéis observarlo y consultar con el especialista.
Estreñimiento severo
La frecuencia normal de hacer caca en un recién nacido varía según la edad y el tipo
de alimentación que está tomando. En líneas generales los bebés que toman leche
materna suelen presentar menos problemas de estreñimiento que los alimentados con
formula artificial. En bebé de 0 – 4 años se considera que si hace dos o menos
deposiciones a la semana y observamos que la defecación es dolorosa o difícil,
debemos consultarlo con el especialista.
Diarrea
Cuando el bebé toma el pecho las deposiciones suelen ser más blandas y líquidas de
lo normal sin embargo, si observamos que empiezan a ser más acuosas, más
frecuentes y/o acompañadas de moco o sangre, se considera diarrea.
El 90% de los bebés normales van a orinar en las primeras 24 horas de vida y, un 99%
en los primeros 2 días. Es cierto que en los recién nacidos a veces es difícil identificar
si han orinado o no por la escasa cantidad y las características de la orina así como
porque es difícil detectarla una vez se ha absorbido en los pañales. Ante la duda
debemos prestar atención si el bebé está orinando o no.
Vómitos
Aunque hasta los seis primeros meses de vida es habitual que los recién nacidos
regurgiten con frecuencia parte del contenido gástrico tras las tomas, no es lo mismo
regurgitar que vomitar. El vómito suele ser más violento, se acompaña de arcadas o
esfuerzos y por lo general se expulsa mayor cantidad de comida al exterior. Si
observas que el bebé vomita de forma continuada, debes observar las características
del vómito (si es comida sin digerir, si el contenido es verdoso o bilioso, etc.). Si los
vómitos son constantes y/o están asociados a otros síntomas como, por ejemplo, el
vientre hundido o en distensión, la pérdida de peso, signos de deshidratación, etc.
deberás consultar con el pediatra lo antes posible. Ten en cuenta que un recién nacido
con vómitos constantes corre el riesgo de deshidratarse rápidamente.
Estos no son los únicos signos de alarma que pueden presentarse en nuestro bebé
pero sí son los más frecuentes. Aunque como padres sabemos cuando sospechamos
que nuestro bebé no está del todo bien, ante la duda, no dudéis en acudir a vuestro
especialista para aclarar vuestras dudas.
TEST DE APGAR
El test de Apgar es una valoración clínica simple del estado general del neonato después del parto, fue
desarrollado por la pediatra y anestesista Virginia Apgar, médico-anestesista especializada en obstetricia.
Fue publicado por primera vez en 1953. Se trata de un test rápido, sencillo y preciso para evaluar la
vitalidad del recién nacido. Tiene también cierta capacidad de predicción del pronóstico y la supervivencia,
y su uso es práctica habitual hoy en día en todos los centros de sanitarios
Por lo general, la prueba se le administra al recién nacido en dos ocasiones:
La primera vez, un minuto después del nacimiento, la puntuación al primer minuto evalúa el nivel de
tolerancia del recién nacido al proceso del nacimiento y su posible sufrimiento
La segunda vez, cinco minutos después del nacimiento, la puntuación obtenida a los cinco minutos
evalúa el nivel de adaptabilidad del recién nacido al medio ambiente y su capacidad de recuperación.
A veces, si el estado físico del bebé resulta preocupante o y si el resultado de la segunda prueba es bajo,
se puede evaluar al bebé por tercera vez 10 minutos después del nacimiento.
Un recién nacido con una puntuación más baja al primer minuto que al quinto, obtiene unos resultados
normales y no implica anormalidad en su evolución. De lo contrario, a un recién nacido que marca 0
puntos de Apgar se debe de evaluar clínicamente su condición anatómica para dictaminarle estado de
muerte.
Se utilizan cinco factores para evaluar el estado físico del bebé y cada factor se evalúa siguiendo una
escala del 0 al 2, siendo 2 la máxima puntuación posible. Sumando las cinco puntuaciones se obtiene el
resultado del test (máximo de 10).
El recién nacido es evaluado de acuerdo a cinco parámetros fisioanatómicos simples, que son:
Tono muscular.
Esfuerzo respiratorio.
Frecuencia cardíaca.
Reflejos.
Color de la piel.
.
Contrario a la puntuación de Apgar, en la escala de Silverman y Anderson, la puntuación más baja tiene
mejor pronóstico que la puntuación más elevada.
Es recomendable que la primera valoración se realice dentro de los primeros 10 a 20 minutos de vida
extrauterina sobre todo en aquel recién nacido (RN) con riesgo de Dificultad respiratoria (prematuros,
meconio en líquido amniótico, entre otros), la frecuencia de las valoraciones posteriores estará dictada por
la condición del paciente.
El test de Silverman y Anderson se usa en conjunto con otras pruebas que añaden otros parámetros,
como la escala de Wood-Downes
TEST DE CAPURRO
El test de Capurro (o método de Capurro) es un criterio utilizado para estimar la edad gestacional de
un neonato. El test considera el desarrollo de cinco parámetros fisiológicos y diversas puntuaciones que
combinadas dan la estimación buscada.
La valoración puede determinar cinco intervalos básicos para la edad gestacional A cada parámetro
fisiológico se le asocia una puntuación de acuerdo con la siguiente tabla: