Sei sulla pagina 1di 34

cuadernillo de LITERATURA

sección DE LA LETRA AL DIBUJO

EL MATADERO

por
ESTEBAN ECHEVERRÍA

dibujos/historieta:
ENRIQUE BRECCIA

prólogo:
RICARDO PIGLIA

Fuente:
www.ELORTIBA.org/biblio.html
www.mediafire.com/?1tvuff0py21d86y

Digitalización, Diseño de Texto y Tapa:


www.GONSATUR.blogspot.com

Impresión:
www.issuu.com/LABIBLIOPOP
www.EDITORESMATREROS.blogspot.com
labibliopop@gmail.com Buenos Aires, may-2013.
ÍNDICE

pág.
ECHEVERRÍA Y EL LUGAR DE LA FICCÓN 03
por RICARDO PIGLIA

LA ARGENTINA EN PEDAZOS: “EL MATADERO” (historieta) 07


por ENRIQUE BRECCIA

EL MATADERO 15
por ESTEBAN ECHEVERRÍA

PROPUESTA DE TRABAJO: ACTIVIDADES SOBRE “EL MATADERO” 27


por LENGUAS VENENOSAS & LITERATURAS DEL MAL / ELC + EDITORES MATREROS
3

U
NA HISTORIA DE LA
VIOLENCIA ARGENTINA
A TRAVÉS DE LA FICCIÓN.

¿Qué historia es ésa? La reconstruc-


ción de una trama donde se pueden
descifrar o imaginar los rastros que de-
jan en la literatura las relaciones de po-
der, las formas de la violencia. Marcas
en el cuerpo y en el lenguaje, antes que
nada, que permiten reconstruir la figura
del país que alucinan los escritores.
Esa historia debe leerse a contraluz de
la historia “verdadera” y como su pesa-
dilla.

E L ORIGEN.

1984. LA ARGENTINA EN PEDAZOS


Se podría decir que la historia de la na-
ECHEVERRÍA rrativa argentina empieza dos veces: en
Y EL LUGAR EL MATADERO y en la primera página del
DE LA FICCIÓN* FACUNDO. Doble origen, digamos, doble
comienzo para una misma historia. De
por RICARDO PIGLIA hecho los dos textos narran lo mismo y
nuestra literatura se abre con una es-
cena básica, una escena de violencia
contada dos veces. La anécdota con la
que Sarmiento empieza el FACUNDO y el
relato de Echeverría son dos versiones
(una triunfal, otra paranoica) de una
confrontación que ha sido narrada de
distinto modo a lo largo de nuestra lite-
ratura por lo menos hasta Borges. Por-
que en ese enfrentamiento se anudan
significaciones diferentes que se cen-
tran, por supuesto, en la fórmula central
acuñada por Sarmiento de la lucha en-
tre la civilización y la barbarie.

[*] Publicado en “LA ARGENTINA EN PE-


DAZOS”, Ediciones de la Urraca, Co-
lección Fierro, Buenos Aires, 1993.
4 RICARDO PIGLIA

L A PRIMERA PÁGINA
DEL FACUNDO. E L LENGUAJE
Y EL CUERPO.

Sarmiento inicia el libro con una escena La historia que cuenta EL MATADERO es
que condensa y sintetiza lo que gran como la contracara atroz del mismo te-
parte de la literatura argentina no ha ma o si ustedes quieren: EL MATADERO
hecho más que desplegar, releer, vol- narra la misma confrontación pero de
ver a contar. ¿En qué consiste esa si- un modo paranoico y alucinante. En lu-
tuación inicial? “A fines de 1840 salía gar de huir y de exiliarse, el unitario se
yo de mi patria, desterrado por lástima, acerca a los suburbios, se interna en te-
estropeado, lleno de cardenales, punta- rritorio enemigo. La violencia de la que
zos y golpes recibidos el día anterior en Sarmiento se zafa está ahora puesta en
una de esas bacanales de soldadescas primer plano. Si en el relato que inicia el
y mazorqueros. Al pasar por los baños FACUNDO todo el poder está puesto en
de zonda, bajo las Armas de la Patria, el uso simbólico del lenguaje extranjero
escribí con carbón estas palabras: ON y la violencia sobre los cuerpos es lo
NE TUE POINT LES IDÉES. El gobierno a que ha quedado atrás, en el cuento de
quien se comunicó el hecho, mandó Echeverría todo está centrado en el
una comisión encargada de descifrar el cuerpo y el lenguaje (marcado por la
jeroglífico, que se decía contener violencia) acompaña y representa los
desahogos innobles, insultos y amena- acontecimientos. Por un lado un len-
zas. Oída la traducción. Y bien, dijeron guaje “alto”, engolado, casi ilegible: en
¿qué significa esto?”. Anécdota a la vez la zona del unitario el castellano parece
cómica y patética, un hombre que se una lengua extranjero y estamos siem-
exilia y huye, escribe EN FRANCÉS una pre tentados de traducirla. Y por otro
consigna política. Se podría decir que lado una lengua “baja”, popular, llena
abandona su lengua materna del mis- de matices y de flexiones orales. La es-
mo modo que abandona su patria. Ese cisión de los mundos enfrentados toca
hombre con el cuerpo marcado por la también al lenguaje. El registro de la
violencia deja también su marca: escri- lengua popular, que está manejado por
be para no ser entendido. La oposición el narrador como una prueba más de la
entre civilización y barbarie se cristaliza bajeza y la animalidad de los “bárba-
entre quienes pueden y quienes no ros”, es un acontecimiento histórico y
pueden leer esa frase escrita en otro es lo que se ha mantenido vivo en EL
idioma: el contenido político de la frase MATADERO.
está en el uso del francés. El relato de

L
Sarmiento es la historia de una confron-
tación y de un triunfo: los bárbaros son A VERDAD
incapaces de descifrar esas palabras y DE LA FICCIÓN.
se ven obligados a llamar a un traduc-
tor. Por otro lado esa frase (que es una
cita de Diderot, dicho sea de paso) se Hay una diferencia clave, diría, entre EL
ha convertido en la más famosa de MATADERO y el comienzo del FACUNDO.
Sarmiento, traducido libremente por él y En Sarmiento se trata de un relato ver-
nacionalizada como: “Bárbaros, las dadero, de un texto que toma la forma
ideas no se matan”. de una autobiografía; en el caso de EL
ECHEVERRÍA Y EL LUGAR DE LA FICCIÓN 5

MATADERO se trata de una pura ficción. superior a lo de todos sus contemporá-


Y justamente porque era una ficción neos, salvo Sarmiento). Habría que de-
pudo hacer entrar el mundo de los cir que Echeverría no lo publicó justa-
"bárbaros" y darles un lugar y hacerlos mente porque era una ficción y la fic-
hablar. La ficción como tal en la Argen- ción no tenía lugar en la literatura ar-
tina nace, habría que decir, en el inten- gentina tal como la concebían Echeve-
to de representar el mundo del enemi- rría y Sarmiento. "Las mentiras de la
go, del distinto, del otro (se llame bár- imaginación" de las que habla Sarmien-
baro, gaucho, indio o inmigrante). Esa to deben ser dejadas a un lado para
representación supone y exige la fic- que la prosa logre toda su eficacia y la
ción. Para narrar a su grupo y a su cla- ficción aparecía como antagónica con
se desde adentro, para narrar el mundo un uso político de la literatura.
de la civilización, el gran género narra-

U
tivo del siglo XIX en la literatura argen-
tina (el género narrativo por excelencia,
habría que decir: que nace, por lo de- NA OPCIÓN.
más, con Sarmiento) es la autobiogra-
fía. LA CLASE SE CUENTA A SÍ MISMA BAJO
LA FORMA DE LA AUTOBIOGRAFÍA Y CUENTA El FACUNDO empieza donde termina EL
AL OTRO CON LA FICCIÓN. Todo lo que MATADERO. Entre la cita en francés de
hay de imaginación literaria en el FA- Diderot de Sarmiento y la representa-
CUNDO viene de ese intento de hacer ción del lenguaje popular en EL MATA-
entrar el mundo de Facundo Quiroga y DERO, en la mezcla de lo que allí apare-
de los bárbaros. Sarmiento hace ficción ce escindido, en la relación y el antago-
pero la encubre y la disfraza en el dis- nismo se define una larga tradición de
curso verdadero de la autobiografía o la literatura argentina. Pero a la vez la
del relato histórico. Por eso su libro importancia de esos dos relatos reside
puede ser leído como una novela don- en que entre los dos plantean una op-
de lo novelesco está disimulado, es- ción fundamental frente a la violencia
condido, presente pero enmascarado. política y el poder: el exilio (con que se
abre el FACUNDO) o la muerte (con la

U N TEXTO INÉDITO.
que se cierra EL MATADERO). Esa opción
fundante volvió a repetirse muchas ve-
ces en nuestra historia y se repitió, en
nuestros días. Y en ese sentido podría
decirse que la literatura tiene siempre
En EL MATADERO está el origen de la una marca utópica, cifra el porvenir y
prosa de ficción en la Argentina. Pero actualiza constantemente los puntos
ese origen, podría decirse, es oscuro, clave de la política y de la cultura ar-
desviado, casi clandestino. Escrito en gentina.
1838 el relato permaneció inédito hasta
1874 cuando Juan María Gutiérrez lo
rescató entre los papeles póstumos de
Echeverría (que había muerto en Mon-
tevideo, exiliado y en la miseria, en
1851). ¿Por qué no lo publicó Echeve-
rría? Basta releerlo hoy para darse
cuenta de que es muy superior a todo
lo que Echeverría publicó en su vida (y
6

1984. LA ARGENTINA EN PEDAZOS

EL MATADERO
de
ESTEBAN ECHEVERRÍA*

dibujos: ENRIQUE BRECCIA

[*] Publicado en “LA ARGENTINA EN PE-


DAZOS”, Ediciones de la Urraca, Co-
lección Fierro, Buenos Aires, 1993.
LA ARGENTINA EN PEDAZOS: “EL MATADERO” (historieta) 7
8 dibujos: ENRIQUE BRECCIA
LA ARGENTINA EN PEDAZOS: “EL MATADERO” (historieta) 9
10 dibujos: ENRIQUE BRECCIA
LA ARGENTINA EN PEDAZOS: “EL MATADERO” (historieta) 11
12 dibujos: ENRIQUE BRECCIA
LA ARGENTINA EN PEDAZOS: “EL MATADERO” (historieta) 13
14 dibujos: ENRIQUE BRECCIA
15

A
pesar de que la mía es historia,

ESCASEZ DE CARNE EN BUENOS AIRES [*]


no la empezaré por el arca de
Noé y la genealogía de sus as-
cendientes como acostumbraban ha-
cerlo los antiguos historiadores españo-
les de América que deben ser nuestros
prototipos. Temo muchas razones para
no seguir ese ejemplo, las que callo por
no ser difuso. Diré solamente que los
sucesos de mi narración, pasaban por
los años de Cristo de 183... Estábamos,
a más, en cuaresma, época en que es-
casea la carne en Buenos Aires, porque
la iglesia adoptando el precepto de Epi-
tecto, sustine abstine (sufre, abstente)
ordena vigilia y abstinencia a los estó-
magos de los fieles, a causa de que la
carne es pecaminosa, y, como dice el
proverbio, busca a la carne. Y como la
iglesia tiene ab initio y por delegación
directa de Dios el imperio inmaterial so-
1838-1840 (aprox.) bre las conciencias y estómagos, que
en manera alguna pertenecen al indivi-
duo, nada más justo y racional que ve-

EL MATADERO de lo malo.
Los abastecedores, por otra parte,
buenos federales, y por lo mismo bue-
por ESTEBAN ECHEVERRÍA nos católicos, sabiendo que el pueblo
de Buenos Aires atesora una docilidad
singular para someterse a toda especie
de mandamiento, solo traen en días
cuaresmales al matadero, los novillos
necesarios para el sustento de los ni-
ños y de los enfermos dispensados de
la abstinencia por la Bula..., y no con el
ánimo de que se harten algunos herejo-
tes, que no faltan, dispuestos siempre a
violar los mandamientos carnificinos de
la iglesia, y a contaminar la sociedad
con el mal ejemplo.
Sucedió, pues, en aquel tiempo,
una lluvia muy copiosa. Los caminos se
anegaron; los pantanos se pusieron a
nado y las calles de entrada y salida a
la ciudad rebosaban en acuoso barro.

[*] Las notas laterales son agregados


del pedagógico editor.
16 ESTEBAN ECHEVERRÍA

Una tremenda avenida se precipitó de rogativas por orden del muy católico
LLUVIAS QUE IMPIDEN EL ACCESO DE LOS ANIMALES

repente por el Riachuelo de Barracas, y Restaurador, quien parece no las tenía


extendió majestuosamente sus turbias todas consigo. Los libertinos, los incré-
aguas hasta el pie de las barrancas del dulos, es decir, los unitarios, empeza-
alto. El Plata creciendo embravecido ron a amedrentarse al ver tanta cara
empujó esas aguas que venían bus- compungida, oír tanta batahola de im-
cando su cauce y las hizo correr hin- precaciones. Se hablaba ya como de
chadas por sobre campos, terraplenes, cosa resuelta de una procesión en que
arboledas, caseríos, y extenderse como debía ir toda la población descalza y a
un lago inmenso por todas las bajas tie- cráneo descubierto, acompañando al
rras. La ciudad circunvalada del Norte Altísimo, llevado bajo palio por el Obis-
al Este por una cintura de agua y barro, po, hasta la barranca de Balcarce, don-
y al Sud por un piélago blanquecino en de millares de voces conjurando al de-
cuya superficie flotaban a la ventura al- monio unitario de la inundación, debían
gunos barquichuelos y negreaban las implorar la misericordia divina.
chimeneas y las copas de los árboles, Feliz, o mejor, desgraciadamente,
echaba desde sus torres y barrancas pues la cosa habría sido de verse, no
atónitas miradas al horizonte como im- tuvo efecto la ceremonia, porque ba-
plorando misericordia al Altísimo. Pare- jando el Plata, la inundación se fue po-
cía el amago de un nuevo diluvio. Los co a poco escurriendo en su inmenso
beatos y beatas gimoteaban haciendo lecho sin necesidad de conjuro ni ple-
novenarios y continuas plegarias. Los garias.
predicadores atronaban el templo y ha- Lo que hace principalmente a mi

DESCRIPCIÓN DEL MATADERO


cían crujir el púlpito a puñetazos. Es el historia es que por causa de la inunda-
día del juicio, decían, el fin del mundo ción estuvo quince días el matadero de
está por venir. La cólera divina rebo- la Convalecencia sin ver una sola ca-
sando se derrama en inundación. ¡Ay beza vacuna, y que en uno o dos, todos
de vosotros pecadores! ¡Ay de vosotros los bueyes de quinteros y aguateros se
unitarios impíos que os mofáis de la consumieron en el abasto de la ciudad.
iglesia, de los santos, y no escucháis Los pobres niños y enfermos se alimen-
con veneración la palabra de los ungi- taban con huevos y gallinas, y los grin-
dos del Señor! ¡Ay de vosotros si no gos y herejotes bramaban por el beef-
imploráis misericordia al pie de los alta- steak y el asado. La abstinencia de
res! Llegará la hora tremenda del vano carne era general en el pueblo, que
crujir de dientes y de las frenéticas im- nunca se hizo más digno de la bendi-
precaciones. Vuestra impiedad, vues- ción de la iglesia, y así fue que llovieron
tras herejías, vuestras blasfemias, sobre él millones y millones de indul-
vuestros crímenes horrendos, han traí- gencias plenarias. Las gallinas se pu-
do sobre nuestra tierra las plagas del sieron a 6 $ y los huevos a 4 reales y el
Señor. La justicia y el Dios de la Fede- pescado carísimo. No hubo en aquellos
ración os declarará malditos. días cuaresmales promiscuaciones ni
Las pobres mujeres salían sin alien- excesos de gula; pero en cambio se
to, anonadadas del templo, echando, fueron derechito al cielo innumerables
como era natural, la culpa de aquella ánimas y acontecieron cosas que pare-
calamidad a los unitarios. cen soñadas.
Continuaba, sin embargo, lloviendo No quedó en el matadero ni un solo
a cántaros, y la inundación crecía acre- ratón vivo de muchos millares que allí
ditando el pronóstico de los predicado- tenían albergue. Todos murieron de
res. Las campanas comenzaron a tocar hambre o ahogados en sus cuevas por
EL MATADERO 17

la incesante lluvia. Multitud de negras multos de origen revolucionario y atri-


rebusconas de achuras, como los ca- buyéndolos a los mismos salvajes uni-
ranchos de presa, se desbandaron por tarios, cuyas impiedades, según los
la ciudad como otras tantas harpías predicadores federales, habían traído
prontas a devorar cuanto hallaran co- sobre el país la inundación de la cólera
mible. Las gaviotas y los perros insepa- divina; tomó activas providencias, des-
rables rivales suyos en el matadero, parramó sus esbirros por la población y
emigraron en busca de alimento animal. por último, bien informado, promulgó un
Porción de viejos achacosos cayeron decreto tranquilizador de las concien-
en consunción por falta de nutritivo cal- cias y de los estómagos, encabezado
do; pero lo más notable que sucedió fue por un considerando muy sabio y pia-
el fallecimiento casi repentino de unos doso para que a todo trance y arreme-
cuantos gringos herejes que cometieron tiendo por agua y todo se trajese gana-
el desacato de darse un hartazgo de do a los corrales.
chorizos de Extremadura, jamón y ba- En efecto, el decimosexto día de la
calao y se fueron al otro mundo a pagar carestía víspera del día de Dolores, en-
el pecado cometido por tan abominable tró a nado por el paso de Burgos al ma-
promiscuación. tadero del Alto una tropa de cincuenta
Algunos médicos opinaron que si la novillos gordos; cosa poca por cierto
carencia de careo continuaba, medio para una población acostumbrada a
pueblo caería en síncope por estar los consumir diariamente de 250 a 300, y
estómagos acostumbrados a su corro- cuya tercera parte al menos gozaría del
borante jugo; y era de notar el contraste fuero eclesiástico de alimentarse con
entre estos tristes pronósticos de la carne.
ciencia y los anatemas lanzados desde ¡Cosa estraña que haya estómagos
el púlpito por los reverendos padres privilegiados y estómagos sujetos a le-
contra toda clase de nutrición animal y yes inviolables y que la iglesia tenga la
de promiscuación en aquellos días des- llave de los estómagos!
tinados por la iglesia al ayuno y la peni- Pero no es estraño, supuesto que el
tencia. Se originó de aquí una especie diablo con la carne suele meterse en el
de guerra intestina entre los estómagos cuerpo y que la iglesia tiene el poder de
y las conciencias, atizada por el inexo- conjurarlo: el caso es reducir al hombre
rable apetito y las no menos inexora- a una máquina cuyo móvil principal no
bles vociferaciones de los ministros de sea su voluntad sino la de la iglesia y el
la iglesia, quienes, como es su deber, gobierno. Quizá llegue el día en que
no transigen con vicio alguno que tien- sea prohibido respirar aire libre, pa-
da a relajar las costumbres católicas: a searse y hasta conversar con un amigo,
lo que se agregaba el estado de flatu- sin permiso de autoridad competente.
lencia intestinal de los habitantes, pro- Así era, poco más o menos, en los feli-
ducido por el pescado y los porotos y ces tiempos de nuestros beatos abue-
otros alimentos algo indigestos. los que por desgracia vino a turbar la
Esta guerra se manifestaba por so- revolución de Mayo.
llozos y gritos descompasados en la pe- Sea como fuera; a la noticia de la
roración de los sermones y por rumores providencia gubernativa, los corrales
y estruendos subitáneos en las casas y del Alto se llenaron, a pesar del barro,
calles de la ciudad o donde quiera con- de carniceros, achuradores y curiosos,
currían gentes. Alarmose un tanto el quienes recibieron con grandes vocife-
gobierno, tan paternal como previsor, raciones y palmoteos los cincuenta no-
del Restaurador creyendo aquellos tu- villos destinados al matadero.
18 ESTEBAN ECHEVERRÍA

-Chica, pero gorda, exclamaban.- birlo a un golpe de ojo preciso es hacer


¡Viva la Federación! ¡Viva el Restaura- un croquis de la localidad.
dor! Porque han de saber los lectores El matadero de la Convalescencia o
que en aquel tiempo la Federación es- del Alto, sito en las quintas al Sud de la
taba en todas partes, hasta entre las ciudad, es una gran playa en forma rec-
inmundicias del matadero y no había tangular colocada al extremo de dos ca-
fiesta sin Restaurador como no hay lles, una de las cuales allí se termina y
sermón sin Agustín. Cuentan que al oír la otra se prolonga hacia el Este. Esta
tan desaforados gritos las últimas ratas playa con declive al Sud, está cortada
que agonizaban de hambre en sus cue- por un zanjón labrado por la corriente
vas, se reanimaron y echaron a correr de las aguas pluviales, en cuyos bordes
desatentadas conociendo que volvían a laterales se muestran innumerables
aquellos lugares la acostumbrada ale- cuevas de ratones y cuyo cauce, reco-
gría y la algazara precursora de abun- ge en tiempo de lluvia, toda la sangrasa
dancia. seca o reciente del matadero. En la
El primer novillo que se mató fue junción del ángulo recto hacia el Oeste
todo entero de regalo al Restaurador, está lo que llaman la casilla, edificio ba-
hombre muy amigo del asado. Una co- jo, de tres piezas de media agua con
misión de carniceros marchó a ofrecér- corredor al frente que da a la calle y pa-
selo a nombre de los federales del ma- lenque para atar caballos, a cuya es-
tadero, manifestándole in voce su agra- palda se notan varios corrales de palo a
decimiento por la acertada providencia pique de ñandubay con sus fornidas
del gobierno, su adhesión ilimitada al puertas para encerrar el ganado.
Restaurador y su odio entrañable a los Estos corrales son en tiempo de in-
salvajes unitarios, enemigos de Dios y vierno un verdadero lodazal en el cual
de los hombres. El Restaurador contes- los animales apeñuscados se hunden
tó a la arenga rinforzando sobre el hasta el encuentro y quedan como pe-
mismo tema y concluyó la ceremonia gados y casi sin movimiento. En la casi-
con los correspondientes vivas y vocife- lla se hace la recaudación del impuesto
raciones de los espectadores y actores. de corrales, se cobran las multas por
Es de creer que el Restaurador tuviese violación de reglamentos y se sienta el
permiso especial de su ilustrísima para juez del matadero, personaje importan-
no abstenerse de carne, porque siendo te, caudillo de los carniceros y que ejer-
tan buen observador de las leyes, tan ce la suma del poder en aquella peque-
buen católico y tan acérrimo protector ña república por delegación del Restau-
de la religión, no hubiera dado mal rador. -Fáciles calcular qué clase de
ejemplo aceptando semejante regalo en hombre se requiere para el desempeño
día santo. de semejante cargo. La casilla por otra
Siguió la matanza y en un cuarto de parte, es un edificio tan ruin y pequeño
hora cuarenta y nueve novillos se ha- que nadie lo notaría en los corrales a
llan tendidos en la playa del matadero, no estar asociado su nombre al del te-
desollados unos, los otros por desollar. rrible juez y a no resaltar sobre su blan-
El espectáculo que ofrecía entonces ca cintura los siguientes letreros rojos:
era animado y pintoresco aunque «Viva la Federación», «Viva el Restau-
reunía todo lo horriblemente feo, in- rador y la heroína doña Encarnación
mundo y deforme de una pequeña cla- Ezcurra», «Mueran los salvajes unita-
se proletaria peculiar del Río de la Pla- rios». Letreros muy significativos, sím-
ta. Pero para que el lector pueda perci- bolo de la fe política y religiosa de la
gente del matadero. Pero algunos lecto-
EL MATADERO 19

res no sabrán que la tal heroína es la aquellos animados grupos, al paso que
difunta esposa del Restaurador, patro- mas arriba, en el aire, un enjambre de
na muy querida de los carniceros, quie- gaviotas blanquiazules que habían
nes, ya muerta, la veneraban como viva vuelto de la emigración al olor de carne,
por sus virtudes cristianas y su federal revoloteaban cubriendo con su disonan-
heroísmo en la revolución contra Bal- te graznido todos los ruidos y voces del
carce. Es el caso que en un aniversario matadero y proyectando una sombra
de aquella memorable hazaña de la clara sobre aquel campo de horrible
mazorca los carniceros festejaron con carnicería. Esto se notaba al principio
un espléndido banquete en la casilla a de la matanza.
la heroína, banquete a que concurrió Pero a medida que adelantaba, la
con su hija y otras señoras federales, y perspectiva variaba; los grupos se des-
que allí en presencia de un gran con- hacían, venían a formarse tomando di-
curso ofreció a los señores carniceros versas aptitudes y se desparramaban
en un solemne brindis su federal patro- corriendo como si en medio de ellos
cinio, por cuyo motivo ellos la proclama- cayese alguna bala perdida o asomase
ron entusiasmados patrona del matade- la quijada de algún encolerizado mas-
ro, estampando su nombre en las pare- tín. Esto era, que inter el carnicero en
des de la casilla donde se estará hasta un grupo descuartizaba a golpe de ha-
que lo borre la mano del tiempo. cha, colgaba en otro los cuartos en los
La perspectiva del matadero a la ganchos a su carreta, despellejaba en
distancia era grotesca, llena de anima- éste, sacaba el sebo en aquél, de entre
ción. Cuarenta y nueve reses estaban la chusma que ojeaba y aguardaba la
tendidas sobre sus cueros y cerca de presa de achura salía de cuando en
doscientas personas hollaban aquel cuando una mugrienta mano a dar un
suelo de lodo regado con la sangre de tarazcón con el cuchillo al sebo o a los
sus arterias. En torno de cada res resal- cuartos de la res, lo que originaba gritos
taba un grupo de figuras humanas de y explosión de cólera del carnicero y el
tez y raza distintas. La figura mas pro- continuo hervidero de los grupos, -
minente de cada grupo era el carnicero dichos y gritería descompasada de los
con el cuchillo en mano, brazo y pecho muchachos.
desnudos, cabello largo y revuelto, ca- -Ahí se mete el sebo en las tetas, la
misa y chiripá y rostro embadurnado de tía -gritaba uno.
sangre. A sus espaldas se rebullían ca- -Aquel lo escondió en el alzapón -
racoleando y siguiendo los movimientos replicaba la negra.
una comparsa de muchachos, de ne- -¡Che!, negra bruja, salí de aquí an-
gras y mulatas achuradoras, cuya feal- tes que te pegue un tajo -exclamaba el
dad trasuntaba las harpías de la fábula, carnicero.
y entremezclados con ella algunos -¿Qué le hago ño, Juan?, ¡no sea
enormes mastines, olfateaban, gruñían malo! Yo no quiero sino la panza y las
o se daban de tarascones por la presa. tripas.
Cuarenta y tantas carretas toldadas -Son para esa bruja: a la m...
con negruzco y pelado cuero se esca- -¡A la bruja! ¡a la bruja! -repitieron
lonaban irregularmente a lo largo de la los muchachos-: ¡se lleva la riñonada y
playa y algunos jinetes con el poncho el tongorí! -y cayeron sobre su cabeza
calado y el lazo prendido al tiento, cru- sendos cuajos de sangre y tremendas
zaban por entre ellas al tranco o recli- pelotas de barro.
nados sobre el pescuezo de los caba- Hacia otra parte, entre tanto, dos
llos echaban ojo indolente sobre uno de africanas llevaban arrastrando las en-
20 ESTEBAN ECHEVERRÍA

trañas de un animal; allá una mulata se a cuchilladas el derecho a una tripa


alejaba con un ovillo de tripas y resba- gorda y un mondongo que habían ro-
lando de repente sobre un charco de bado a un carnicero; y no de ellos dis-
sangre, caía a plomo, cubriendo con su tante, porción de perros flacos ya de la
cuerpo la codiciada presa. Acullá se forzosa abstinencia, empleaban el
veían acurrucadas en hilera 400 negras mismo medio para saber quién se lleva-
destejiendo sobre las faldas el ovillo y ría un hígado envuelto en barro. Simu-
arrancando uno a uno los sebitos que el lacro en pequeño era este del modo
avaro cuchillo del carnicero había deja- bárbaro con que se ventilan en nuestro
do en la tripa como rezagados, al paso país las cuestiones y los derechos indi-
que otras vaciaban panzas y vejigas y viduales y sociales. En fin, la escena
las henchían de aire de sus pulmones que se representaba en el matadero
para depositar en ellas, luego de secas, era para vista no para escrita.
la achura. Un animal había quedado en los co-
Varios muchachos gambeteando a rrales de corta y ancha cerviz, de mirar
pie y a caballo se daban de vejigazos o fiero, sobre cuyos órganos genitales no
se tiraban bolas de carne, desparra- estaban conformes los pareceres por-
mando con ellas y su algazara la nube que tenía apariencias de toro y de novi-
de gaviotas que columpiándose en el llo. Llegole su hora. Dos enlazadores a
aire celebraba chillando la matanza. caballo penetraron al corral en cuyo
Oíanse a menudo a pesar del veto del contorno hervía la chusca a pie, a caba-
Restaurador y de la santidad del día, llo y horquetada sobre sus ñudosos pa-
palabras inmundas y obscéneas, voci- los. Formaban en la puerta el más gro-
feraciones preñadas de todo el cinismo tesco y sobresaliente grupo varios pia-
bestial que caracteriza a la chusma de ladores y enlazadores de a pie con el
nuestros mataderos, con las cuales no brazo desnudo y armados del certero
quiero regalar a los lectores. lazo, la cabeza cubierta con un pañuelo
De repente caía un bofe sangriento punzó y chaleco y chiripá colorado, te-
sobre la cabeza de alguno, que de allí niendo a sus espaldas varios jinetes y
pasaba a la de otro, hasta que algún espectadores de ojo escrutador y anhe-
deforme mastín lo hacia buena presa, y lante.
una cuadrilla de otros, por si estrujo o El animal prendido ya al lazo por las
no estrujo, armaba una tremenda de astas, bramaba echando espuma furi-
gruñidos y mordiscones. Alguna tía vie- bundo y no había demonio que lo hicie-
ja salia furiosa en persecución de un ra salir del pegajoso barro donde esta-
muchacho que le había embadurnado ba como clavado y era imposible pialar-
el rostro con sangre, y acudiendo a sus lo. Gritábanlo, lo azuzaban en vano con
gritos y puteadas los compañeros del las mantas y pañuelos los muchachos
rapaz, la rodeaban y asuzaban como prendidos sobre las horquetas del co-
los perros al toro y llovían sobre ella rral, y era de oír la disonante batahola
zoquetes de carne, bolas de estiércol, de silbidos, palmadas y voces tiples y
con groseras carcajadas y gritos fre- roncas que se desprendía de aquella
cuentes, hasta que el juez mandaba singular orquesta.
restablecer el orden y despejar el cam- Los dicharachos, las exclamaciones
po. chistosas y obscenas rodaban de boca
Por un lado dos muchachos se en boca y cada cual hacia alarde es-
adiestraban en el manejo del cuchillo ti- pontáneamente de su ingenio y de su
rándose horrendos tajos y reveses; por agudeza excitado por el espectáculo o
otro cuatro ya adolescentes ventilaban
EL MATADERO 21

picado por el aguijón de alguna lengua -Se cortó el lazo -gritaron unos-: allá
locuaz. va el toro –pero otros deslumbrados y
-Hi de p... en el toro. atónitos guardaron silencio porque todo
-Al diablo los torunos del Azul. fue como un relámpago.
-Mal haya el tropero que nos da ga- Desparramose un tanto el grupo de
to por liebre. la puerta. Una parte se agolpó sobre la
-Si es novillo. cabeza y el cadáver palpitante del mu-
-¿No está viendo que es toro vie- chacho degollado por el lazo, manifes-
jo? tando horror en su atónito semblante, y
-Como toro le ha de quedar. ¡Mués- la otra parte compuesta de jinetes que
treme los c..., si le parece, c...o! no vieron la catástrofe se escurrió en
-Ahí los tiene entre las piernas. No distintas direcciones en pos del toro,
los ve, amigo, más grandes que la ca- vociferando y gritando: ¡Allá va el toro!
beza de su castaño; ¿o se ha quedado ¡Atajen! ¡Guarda! -Enlaza, Siete pelos. -
ciego en el camino? ¡Que te agarra, Botija! -Ya furioso; no
-Su madre sería la ciega, pues que se le pongan delante. -¡Ataja, ataja mo-
tal hijo ha parido. ¿No ve que todo ese rado! -Dele espuela al mancarrón. -Ya
bulto es barro? se metió en la calle sola. -¡Que lo ataje
-Es emperrado y arisco como un el diablo!
unitario. -Y al oír esta mágica palabra El tropel y vocería era infernal. Unas
todos a una voz exclamaron: ¡mueran cuantas negras achuradoras sentadas
los salvajes unitarios! en hilera al borde del zanjón oyendo el
-Para el tuerto los h... tumulto se acogieron y agazaparon en-
-Sí, para el tuerto, que es hombre tre las panzas y tripas que desenreda-
de c... para pelear con los unitarios. ban y devanaban con la paciencia de
-El matahambre a Matasiete, dego- Penélope, lo que sin duda las salvó
llador de unitarios. ¡Viva Matasiete! porque el animal lanzó al mirarlos un
-¡A Matasiete el matahambre! bufido aterrador, dio un brinco sesgado
-Allá va, gritó una voz ronca inte- y siguió adelante perseguido por los ji-
rrumpiendo aquellos desahogos de la netes. Cuentan que una de ellas se fue
cobardía feroz. ¡Allá va el toro! de cámaras; otra rezó diez salves en
-¡Alerta! Guarda los de la puerta. dos minutos, y dos prometieron a San
Allá va furioso como un demonio! Benito no volver jamás a aquellos mal-
Y en efecto, el animal acosado por ditos corrales y abandonar el oficio de
los gritos y sobre todo por dos picanas achuradoras. No se sabe si cumplieron
DEGÜELLO DEL NIÑO

agudas que le espoleaban la cola, sin- la promesa.


tiendo flojo el lazo, arremetió bufando a El toro entre tanto tomó hacia la
HUÍDA DEL TORO

la puerta, lanzando a entrambos lados ciudad por una larga y angosta calle
una rojiza y fosfórica mirada. Diole el ti- que parte de la punta más aguda del
rón el enlazador sentando su caballo, rectángulo anteriormente descripto, ca-
desprendió el lazo de la asta, crujió por lle encerrada por una zanja y un cerco
el aire un áspero zumbido y al mismo de tunas, que llaman soles por no tener
tiempo se vio rodar desde lo alto de una mas de dos casas laterales y en cuyo
horqueta del corral, como si un golpe aposado centro había un profundo pan-
de lacha la hubiese dividido a cercén tano que tomaba de zanja a zanja. Cier-
una cabeza de niño cuyo tronco per- to inglés, de vuelta de su saladero va-
maneció inmóvil sobre su caballo de deaba este pantano a la sazón, paso a
palo, lanzando por cada arteria un largo paso en un caballo algo arisco, y sin
chorro de sangre. duda iba tan absorto en sus cálculos
22 ESTEBAN ECHEVERRÍA

DESJARRETAMIENTO DEL TORO


que no oyó el tropel de jinetes ni la gri- tuosos: al cuarto quedó prendido de
tería sino cuando el toro arremetía al una pata: su brío y su furia redoblaron;
pantano. Azorose de repente su caballo su lengua estirándose convulsiva arro-
dando un brinco al sesgo y echó a co- jaba espuma, su nariz humo, sus ojos
rrer dejando al pobre hombre hundido miradas encendidas -¡Desgarreten ese
media vara en el fango. Este accidente, animal! exclamó una voz imperiosa.
sin embargo, no detuvo ni refrenó la ca- Matasiete se tiró al punto del caballo,
rrera de los perseguidores del toro, an- cortole el garrón de una cuchillada y
tes al contrario, soltando carcajadas gambeteando en torno de él con su
sarcásticas: -Se amoló el gringo; leván- enorme daga en mano, se la hundió al
tate, gringo -exclamaron, y cruzando el cabo hasta el puño en la garganta mos-
pantano amasando con barro bajo las trándola en seguida humeante y roja a
patas de sus caballos, su miserable los espectadores.

TRIUNFO DEL MATASIETE


cuerpo. Salió el gringo, como pudo, Brotó un torrente de la herida, exha-
después a la orilla, más con la aparien- ló algunos bramidos roncos, vaciló y
cia de un demonio tostado por las lla- cayó el soberbio animal entre los gritos
mas del infierno que de un hombre de la chusma que proclamaba a Mata-
blanco pelirrubio. Más adelante al grito siete vencedor y le adjudicaba en pre-
de ¡al toro! ¡al toro! cuatro negras achu- mio el matambre. Matasiete extendió,
radores que se retiraban con su presa como orgulloso, por segunda vez el
se zabulleron en la zanja llena de agua, brazo y el cuchillo ensangrentado y se
único refugio que les quedaba. agachó a desollarle con otros compañe-
El animal, entre tanto, después de ros.
haber corrido unas 20 cuadras en dis- Faltaba que resolver la duda sobre
tintas direcciones asorando con su pre- los órganos genitales del muerto clasifi-
sencia a todo viviente se metió por la cado provisoriamente de toro por su in-
tranquera de una quinta donde halló su domable fiereza; pero estaban todos
perdición. Aunque cansado, manifesta- tan fatigados de la larga tarea que la
ba bríos y colérico ceño; pero rodeába- echaron por lo pronto en olvido. Mas de
lo una zanja profunda y un tupido cerco repente una voz ruda exclamó: aquí es-
de pitas, y no había escape. Juntáronse tán los huevos, sacando de la barriga
luego sus perseguidores que se halla- del animal y mostrando a los especta-
ban desbandados y resolvieron llevarlo dores dos enormes testículos, signo
en un señuelo de bueyes para que es- inequívoco de su dignidad de toro. La
piase su atentado en el lugar mismo risa y la charla fue grande; todos los in-
donde lo había cometido. cidentes desgraciados pudieron fácil-
Una hora después de su fuga el toro mente explicarse. Un toro en el Matade-
estaba otra vez en el Matadero donde ro era cosa muy rara, y aun vedada.
la poca chusma que había quedado no Aquél, según reglas de buena policía
hablaba sino de sus fechorías. La aven- debió arrojarse a los perros; pero había
tura del gringo en el pantano exitaba tanta escasez de carne y tantos ham-
principalmente la risa y el sarcasmo. brientos en la población, que el señor
Del niño degollado por el lazo no que- Juez tuvo a bien hacer ojo lerdo.
daba sino un charco de sangre: su ca- En dos por tres estuvo desollado,
dáver estalla en el cementerio. descuartizado y colgado en la carreta el
Enlazaron muy luego por las astas maldito toro. Matasiete colocó el ma-
al animal que brincaba haciendo hinca- tambre bajo el pellón de su recado y se
pié y lanzando roncos bramidos. Echá- preparaba a partir. La matanza estaba
ronle, uno, dos, tres piales; pero infruc- concluida a las 12, y la poca chusma
EL MATADERO 23

que había presenciado hasta el fin, se paces sobre la osamenta de un buey


retiraba en grupos de a pie y de a caba- devorado por el tigre.
llo, o tirando a la cincha algunas carre- Atolondrado todavía el joven fue,
tas cargadas de carne. lanzando una mirada de fuego sobre
Mas de repente la ronca voz de un aquellos hombres feroces, hacia su ca-
LLEGADA DEL JOVEN UNITARIO

carnicero gritó: -¡Allí viene un unitario!, ballo que permanecía inmóvil no muy
y al oír tan significativa palabra toda distante a buscar en sus pistolas el
aquella chusma se detuvo como herida desagravio y la venganza. Matasiete
de una impresión subitánea. dando un salto le salió al encuentro y
-¿No le ven la patilla en forma de con fornido brazo asiéndolo de la cor-
U? No traé divisa en el fraque ni luto en bata lo tendió en el suelo tirando al
el sombrero. mismo tiempo la daga de la cintura y
-Perro unitario. llevándola a su garganta.
-Es un cajetilla. Una tremenda carcajada y un nuevo
-Monta en silla como los gringos. viva estertorio volvió a victoriarlo.
-La mazorca con él. ¡Qué nobleza de alma! ¡Qué bravu-
-¡La tijera! ra en los federales!, siempre en pandilla
-Es preciso sobarlo. cayendo como buitres sobre la víctima
-Trae pistoleras por pintar. inerte.
-Todos estos cajetillas unitarios son -Degüéllalo, Matasiete -quiso sacar
pintores como el diablo. las pistolas-. Degüéllalo como al Toro.
-¿A que no te le animas, Matasiete? -Pícaro unitario. Es preciso tusarlo.
-¿A que no? -Tiene buen pescuezo para el violín.
-A que sí. -Tócale el violín.
Matasiete era hombre de pocas pa- -Mejor es resbalosa.
labras y de mucha acción. Tratándose -Probemos -dijo Matasiete y empe-
de violencia, de agilidad, de destreza zó sonriendo a pasar el filo de su daga
en el hacha, el cuchillo o el caballo, no por la garganta del caído, mientras con
hablaba y obraba. Lo habían picado: la rodilla izquierda le comprimía el pe-
prendió la espuela a su caballo y se cho y con la siniestra mano le sujetaba
lanzó a brida suelta al encuentro del por los cabellos.
unitario. -No, no le degüellen -exclamó de le-
Era este un joven como de 25 años jos la voz imponente del Juez del Mata-
de gallarda y bien apuesta persona que dero que se acercaba a caballo.
mientras salían en borbotón de aquellas -A la casilla con él, a la casilla. Pre-
desaforadas bocas las anteriores ex- paren la mashorca y las tijeras. ¡Mue-
clamaciones trotaba hacia Barracas, ran los salvajes unitarios! ¡Viva el Res-
muy ajeno de temer peligro alguno. No- taurador de las leyes!
tando empero, las significativas miradas -Viva Matasiete.
de aquel grupo de dogos de matadero, ¡Mueran! ¡Vivan!, repitieron en coro
echa maquinalmente la diestra sobre los espectadores y atándole codo con
las pistoleras de su silla inglesa, cuan- codo, entre moquetes y tirones, entre
do una pechada al sesgo del caballo de vociferaciones e injurias arrastraron al
Matasiete lo arroja de los lomos del su- infeliz joven al banco del tormento co-
yo tendiéndolo a la distancia boca arri- mo los sayones al Cristo.
ba y sin movimiento alguno. La sala de la casilla tenía en su cen-
-¡Viva Matasiete! -exclamó toda tro una grande y fornida mesa de la
aquella chusma cayendo en tropel so- cual no salían los vasos de bebida y los
bre la víctima como los caranchos ra- naipes sino para dar lugar a las ejecu-
24 ESTEBAN ECHEVERRÍA

ciones y torturas de los sayones federa- -Tengo de sobra voluntad y coraje


les del Matadero. Notábase además en para ti, infame.
un rincón otra mesa chica con recado -A ver las tijeras de tusar mi caballo;
de escribir y un cuaderno de apuntes y túsenlo a la federala.
porción de sillas entre las que resaltaba Dos hombres le asieron, uno de la
un sillón de brazos destinado para el ligadura del brazo, otro de la cabeza y
Juez. Un hombre, soldado en aparien- en un minuto cortáronle la patilla que
cia, sentado en una de ellas cantaba al poblaba toda su barba por bajo, con ri-
son de la guitarra la resbalosa, tonada sa estrepitosa de sus espectadores.
de inmensa popularidad entre los fede- -A ver -dijo el Juez-, un vaso de
rales, cuando la chusma llegando en agua para que se refresque.
tropel al corredor de la casilla lanzó a -Uno de hiel te haría yo beber, in-
empellones al joven unitario hacia el fame.
centro de la sala. Un negro petizo púsosele al punto
-A ti te toca la resbalosa -gritó uno. delante con un vaso de agua en la
-Encomienda tu alma al diablo. mano. Diole el joven un puntapié en el
-Está furioso como toro montaraz. brazo y el vaso fue a estrellarse en el
-Ya le amansará el palo. techo salpicando el asombrado rostro
-Es preciso sobarlo. de los espectadores.
-Por ahora verga y tijera. -Éste es incorregible.
-Si no, la vela. -Ya lo domaremos.
-Mejor será la mazorca. -Silencio -dijo el Juez-, ya estás
-Silencio y sentarse -exclamó el afeitado a la federala, sólo te falta el bi-
Juez dejándose caer sobre su sillón. gote. Cuidado con olvidarlo. Ahora va-
Todos obedecieron, mientras el joven mos a cuentas.
de pie encarando al Juez exclamó con -¿Por qué no traes divisa?
voz preñada de indignación: -Porque no quiero.
-Infames sayones, ¿qué intentan -No sabes que lo manda el Restau-
hacer de mí? rador.
-¡Calma! -dijo sonriendo el juez-; no -La librea es para vosotros, escla-
hay que encolerizarse. Ya lo verás. vos, no para los hombres libres.
El joven, en efecto, estaba fuera de -A los libres se les hace llevar a la
sí de cólera. Todo su cuerpo parecía fuerza.
estar en convulsión: su pálido y amora- -Sí, la fuerza y la violencia bestial.
tado rostro, su voz, su labio trémulo, Ésas son vuestras armas; infames. El
mostraban el movimiento convulsivo de lobo, el tigre, la pantera también son
su corazón, la agitación de sus nervios. fuertes como vosotros. Deberíais andar
Sus ojos de fuego parecían salirse de la como ellas en cuatro patas.
órbita, su negro y lacio cabello se le- -¿No temes que el tigre te despeda-
vantaba erizado. Su cuello desnudo y la ce?
pechera de su camisa dejaban entrever -Lo prefiero a que maniatado me
el latido violento de sus arterias y la arranquen como el cuervo, una a una
respiración anhelante de sus pulmo- las entrañas.
nes. -¿Por qué no llevas luto en el som-
-¿Tiemblas? -le dijo el Juez. brero por la heroína?
-De rabia, por que no puedo sofo- -Porque lo llevo en el corazón por la
carte entre mis brazos. Patria, por la Patria que vosotros habéis
-¿Tendrías fuerza y valor para eso? asesinado, ¡infames!
EL MATADERO 25

-No sabes que así lo dispuso el Sus fuerzas se habían agotado; in-

MUERTE DEL JOVEN UNITARIO


Restaurador. mediatamente quedó atado en cruz y
-Lo dispusisteis vosotros, esclavos, empezaron la obra de desnudarlo. En-
para lisonjear el orgullo de vuestro se- tonces un torrente de sangre brotó bor-
ñor y tributarle vasallaje infame. bolloneando de la boca y las narices del
-¡Insolente! Te has embravecido joven y extendiéndose empezó a caer a
mucho. Te haré cortar la lengua si chis- chorros por entrambos lados de la me-
tas. sa. Los sayones quedaron inmobles y
-Abajo los calzones a ese menteca- los espectadores estupefactos.
to cajetilla y a nalga pelada denle ver- -Reventó de rabia el salvaje unitario
ga, bien atado sobre la mesa. -dijo uno.
Apenas articuló esto el Juez, cuatro -Tenía un río de sangre en las ve-
sayones salpicados de sangre, suspen- nas -articuló otro.
dieron al joven y lo tendieron largo a -Pobre diablo: queríamos únicamen-
largo sobre la mesa comprimiéndole to- te divertirnos con él y tomó la cosa de-
dos sus miembros. masiado a lo serio -exclamó el juez
-Primero degollarme que desnu- frunciendo el ceño de tigre-. Es preciso
darme; infame canalla. dar parte, desátenlo y vamos.
Atáronle un pañuelo por la boca y Verificaron la orden; echaron llave a
empezaron a tironear sus vestidos. En- la puerta y en un momento se escurrió
cogíase el joven, pateaba, hacía rechi- la chusma en pos del caballo del Juez
nar los dientes. Tomaban ora sus cabizbajo y taciturno.
miembros la flexibilidad del junco, ora la Los federales habían dado fin a una
dureza del fierro y su espina dorsal era de sus innumerables proesas.
el eje de un movimiento parecido al de En aquel tiempo los carniceros de-
la serpiente. Gotas de sudor fluían por golladores del Matadero eran los após-
su rostro grandes como perlas; echa- toles que propagaban a verga y puñal
ban fuego sus pupilas, su boca espu- la federación rosina, y no es difícil ima-
ma, y las venas de su cuello y frente ginarse que federación saldría de sus
negreaban en relieve sobre su blanco cabezas y cuchillas. Llamaban ellos
cutis como si estuvieran repletas de salvaje unitario, conforme a la jerga in-
sangre. ventada por el Restaurador, patrón de
-Átenlo primero -exclamó el Juez. la cofradía, a todo el que no era dego-
-Está rugiendo de rabia -articuló un llador, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; a
sayón. todo hombre decente y de corazón bien
En un momento liaron sus piernas puesto, a todo patriota ilustrado amigo
en ángulo a los cuatro pies de la mesa de las luces y de la libertad; y por el su-
volcando su cuerpo boca abajo. Era ceso anterior puede verse a las claras
preciso hacer igual operación con las que el foco de la federación estaba en
manos, para lo cual soltaron las atadu- el Matadero.
ras que las comprimían en la espalda.
Sintiéndolas libres el joven, por un mo-
vimiento brusco en el cual pareció ago-
tarse toda su fuerza y vitalidad, se in-
corporó primero sobre sus brazos, des-
pués sobre sus rodillas y se desplomó
al momento murmurando: -Primero de-
gollarme que desnudarme, infame ca-
nalla.
26
27

1a
¿EN QUÉ ÉPOCA
DEL AÑO
SE UBICA LA ACCIÓN?

En cuaresma, período de la liturgia ca-


tólica previo a la Pascua, ergo finales
del verano.
“Estábamos, a más, en cuares-
ma, época en que escasea la carne
en Buenos Aires, porque la iglesia
adoptando el precepto de Epitecto,
SUSTINE ABSTINE (sufre, abstente)
ordena vigilia y abstinencia a los
estómagos de los fieles, a causa de
que la carne es pecaminosa, y, co-
mo dice el proverbio, busca a la
carne. Y como la iglesia tiene AB
INITIO y por delegación directa de
2013. CUADERNILLO LITERATURA Dios el imperio inmaterial sobre las
conciencias y estómagos, que en
manera alguna pertenecen al indi-
ACTIVIDADES SOBRE
“EL MATADERO” viduo, nada más justo y racional
que vede lo malo.”
(pág.15 – col.1)
propuestas: LENGUAS VENENOSAS*
respuestas: EDITOR MATRERO *

1b
¿POR QUÉ ESTO DA
LUGAR A LA CRÍTICA DE
LA IGLESIA?
¿QUÉ ES LO QUE, EN REALIDAD,
SE LE CRITICA A LA IGLESIA?

Por la prohibición que durante ese pe-


ríodo la Iglesia establecía sobre el con-
sumo de carne, y por extensión, por su
interferencia en las libertades individua-
les.
Es importante entender que el autor
hace del protagonista un unitario, o sea,
un liberal, con quien empatiza, y que
este movimiento liberal se ha caracteri-
[*] El grupo de trabajo LENGUAS VENE- zado, entre otros aspectos, por reivindi-
NOSAS & LITERATURAS DEL MAL car las libertades individuales, así como
forma parte de la construcción del también cuestionar el poder omnímodo
BACHILLERATO POPULAR que sobre los individuos ejercen algu-
“ESCUELA LIBRE DE CONSTITUCIÓN”. nas instituciones dominantes, como por
28 LENGUAS VENENOSAS / ESCUELA LIBRE DE CONSTITUCIÓN + EDITORES MATREROS

ejemplo, la Iglesia Católica, reclamando “Cuarenta y tantas carretas tol-


su separación del Estado. dadas con negruzco y peludo cuero,
“Cosa estraña que haya estó- se escalonaban irregularmente a lo
magos privilegiados y estómagos largo de la playa, y algunos jinetes
sujetos a inviolables y que la Iglesia con el poncho calado y el lazo
tenga la llave de los estómagos.” prendido al tiento cruzaban por en-
(pág. 17 – col. 2) tre ellas al tranco o reclinados so-
bre el pescuezo de los caballos
“Es de creer que el Restaurador echaban ojo indolente sobre uno de
tuviese permiso especial de su Ilus- aquellos animados grupos…”
trísima para no abstenerse de car- (pág. 19 – col. 1)
ne, porque siendo tan buen obser-
vador de las leyes, tan buen católi- “Cierto inglés de vuelta de su
co y tan acérrimo protector de la saladero vadeaba este pantano a la
religión, no hubiera dado mal sazón paso, a paso, en un caballo
ejemplo aceptando semejante rega- algo arisco, y, sin duda, iba tan ab-
lo en día santo.” sorto en sus cálculos que no oyó el
(pág. 18 – col. 1) tropel de jinetes ni la gritería sino
cuando el toro arremetía el pan-

2
DESCRIBÍ tano.”
EL AMBIENTE (pág. 21 – col. 2)
DEL MATADERO.
ELEGÍ DOS CITAS TEXTUALES

3a
¿CÓMO SON DESCRIPTOS,
PARA SOSTENER TU RESPUESTA. EN GENERAL, FEDERALES
Y UNITARIOS?
TENÈ EN CUENTA LA DESCRIPCIÓN
Sórdido (sucio, fétido, indecente, mise- DEL AMBIENTE, LA VESTIMENTA,
rable). LA FORMA DE HABLAR, ETC.

“En torno a cada res resaltaba


un grupo de figuras humanas de tez I. LOS FEDERALES:
y raza distinta: la figura mas pro- Son descriptos como seres de una
minente de cada grupo era el carni- estirpe baja, como salvajes. En el
cero con el cuchillo en mano, brazo esquema dicotómico planteado por
y pecho desnudos, cabello largo y Sarmiento los Federales represen-
revuelto camisa y chiripá y rostro tan a la “Barbarie” y sus conductas
embadurnado de sangre. A sus es- son próximas a la animalidad. Tal y
paldas se rebullían, caracoleando y como se lee en el FACUNDO, la des-
cripción del protagonista asemejada
siguiendo los movimientos una
a los Tigres.
comparsa de muchachos, de negros
y mulatas achuradoras cuya feal- “Matasiete era hombre de pocas
dad trasuntaba las arpías de las fá- palabras y de mucha acción. Tra-
bulas y entre mezclados con ellas tándose de violencia, de agilidad,
algunos enormes mastines, olfatea- de destreza en el hacha, el cuchillo
ban, gruñían o se daban de taras- o el caballo no hablaba y obraba.”
cones por la presa. (pág. 23 – col. 1)
ACTIVIDADES SOBRE “EL MATADERO” 29

“Dos hombres le asieron, uno Matasiete lo arroja de los lomos del


de la ligadura del brazo, otro de la suyo tendiendolo a la distancia bo-
cabeza y en un minuto cortáronle la ca arriba y sin movimiento al-
patilla que poblaba toda su barba guno.”
por debajo, con risa estrepitosa de (pág. 23 – col. 1)
sus espectadores.”

3b
(pág. 24 – col. 2) ¿POR QUIÉNES
TOMA PARTIDO
“…el Juez del Matadero, perso- EL NARRADOR?
naje importante, caudillo de los
carniceros y que ejerce la suma del
poder en aquella pequeña repúbli- Por los unitarios.
ca, por delegación del Restaurador.

4
Fácil es calcular que clase de hom- ¿QUÉ LE SUCEDE
bre se requiere para el desempeño AL UNITARIO?
de semejante cargo. La casilla, por ¿POR QUÉ?
otra parte es un edificio tan ruin y
pequeño que nadie lo notaria en los
Cabalgaba el unitario hacia Barracas,
corrales a no estar asociado su cuando la gente del matadero lo divisó.
nombre al del terrible Juez y no re- Entonces Matasiete, provocado por la
saltar sobre su blanca cintura los muchedumbre iracunda se le fue al
siguientes letreros rojos: “Viva la humo, embistiéndolo con su caballo, y
Federación”, “Viva el Restaurador arrojándole al suelo.
y la heroína doña Encarnación Ez- Luego su aberración por los unita-
curra”…” rios hará que la pandilla lo ultraje
(pág. 18 – col. 2)

5
¿POR QUÉ
I. LOS UNITARIOS: MUERE
Son descriptos como seres dignos, EL UNITARIO?
libres y de buena presencia. En el
esquema Sarmientino representan
la “Civilización” y el progreso. Podemos suponer que revienta frente a
la indignidad de la vejación.
“Ere este un joven como de
veinticinco años, de gallarda y bien

6
EXPLICA CON TUS PALABRAS
apuesta persona, que mientras sa- EL FINAL DEL CUENTO.
lían en borbotones de aquellas des- ¿POR QUÉ EL NARRADOR
aforadas bocas las anteriores ex- DICE QUE
clamaciones, trotaba hacia Barra- “EL FOCO DE LA FEDERACIÓN
cas, muy ajeno de temor peligro al- ESTABA EN EL MATADERO”?
guno montando, empero, los signifi-
cativas miradas de aquel grupo de
Luego de describir minuciosamente al
dogos de matadero, echa maqui- matadero como un lugar tan soez y mi-
nalmente la diestra sobre las pisto- serable, lo utiliza como metáfora para
las de su silla inglesa, cuando una afirmar que así, en una escala macro,
pechada al sesgo del caballo de sería la federación toda.
30 LENGUAS VENENOSAS / ESCUELA LIBRE DE CONSTITUCIÓN + EDITORES MATREROS

“El matadero de la Convalecen-

7
SEÑALÀ
LAS CARACTERÍSTICAS cia o del Alto sito en las quintas al
ROMÁNTICAS QUE ESTÁN sur de la ciudad, es una gran playa
PRESENTES EN LA OBRA. en forma rectangular, colocada al
PARA CADA UNA
extremo de dos calles una de las
BUSCÀ UN EJEMPLO EN EL TEXTO.
cuales allí termina y la otra se pro-
longa hasta el este.”
CARACTERÍSTICAS ROMÀNTICAS: (pág. 18 – col. 2)

I. ESCRITURA POLÌTICO-PANFLETARIA y III. COSTUMBRISMO – LENGUAJE POPULAR:


TEMA NACIONAL: “-Ahí se mete el sebo en las te-
“En aquel tiempo los carniceros tas, la tía- grita uno.
degolladores del Matadero, eran los “-Aquel lo escondió en el alza-
apóstoles que propagaban a verga y pón- replicaba la negra.
puñal la federación rosina, y no es “-Che, negra bruja, salí de aquí
difícil imaginarse que federación antes de que te pegue un tajo- ex-
saldría de sus cabezas y cuchillas. clamó el carnicero.
Llamaban ellos salvajes unitario, “-¿Qué le hago, ño Juan? ¡No
conforme a la jerga inventada por sea malo! Yo no quiero sino la pan-
el Restaurador, patrón de la cofra- za y las tripas.”
día, a todos el que no era degolla- (pág. 19 – col. 2)
dor, carnicero, ni salvaje, ni ladrón; IV. EXALTACIÓN DEL INDIVIDUO –
a todo hombre decente y de carác- PASIONALIDAD:
ter bien puesto, a todo patriota ilus- “-¿Por qué no traes divisa?
trado amigo de las luces y de la li- “-Porque no quiero.
bertad; y por el suceso anterior “-No sabes que lo manda el
puede verse a las claras que el foco Restaurador.
de la federación en el Matadero.” “-La librea es para vosotros,
(Último párrafo)
esclavos, no para los hombres li-
II. PAISAJE LOCAL: bres.
“Una tremenda avenida se pre- “-A los libres se les hace llevar
cipitó de repente por el Riachuelo a la fuerza.
de Barracas, y extendió majestuo- “-Sí, la fuerza y la violencia
samente sus turbias aguas hasta el bestial. Ésas son vuestras armas;
pie de las barrancas del alto. El infames. El lobo, el tigre, la pantera
Plata creciendo embravecido empu- también son fuertes como vosotros.
jó esas aguas que venían buscando Deberíais andar como ellas en cua-
su cauce y las hizo correr hincha- tro patas.”
das por sobre campos, terraplenes, (pág. 24 – col. 2)
arboledas, caseríos, y extenderse “El joven, en efecto, estaba fue-
como un lago inmenso por todas las ra de sí de cólera. Todo su cuerpo
bajas tierras.” parecía estar en convulsión: su pá-
(pàg. 16 – col. 1) lido y amoratado rostro, su voz, su
labio trémulo, mostraban el movi-
ACTIVIDADES SOBRE “EL MATADERO” 31

miento convulsivo de su corazón, la …Más luego, avanzada la jorna-


agitación de sus nervios. Sus ojos da un pequeño incidente vino a cu-
de fuego parecían salirse de la ór- riosear nuestra labor. No traía divisa
bita, su negro y lacio cabello se le- ni luto, y montaba su insolencia silla
muy gringa. No duró mucho el caje-
vantaba erizado. Su cuello desnudo
tilla. Se mando un par de morisque-
y la pechera de su camisa dejaban tas y ahí nomás me lo enlazaron.
entrever el latido violento de sus ar- Que fiesta. Gritos de Viva. Y cuando
terias y la respiración anhelante de ya me estaba el Matasiete por extir-
sus pulmones. parle los huevos, tuve que interce-
“-¿Tiemblas? -le dijo el Juez. der. Lamentablemente, el unitario
“-De rabia, por que no puedo cometió la salvaje fechoría de re-
sofocarte entre mis brazos. ventar.
“-¿Tendrías fuerza y valor para Nada que vayamos a lamentar.
eso?
¡Que viva la Santa Federación!
“-Tengo de sobra voluntad y co- ¡Que viva la heroína doña En-
raje para ti, infame.” carnación Ezcurra!
(pág. 24 – col. 1) ¡Que mueran los salvajes unita-
rios!…

8
ELEGÌ UNA
DE LAS SIGUIENTES II.
CONSIGNAS DE ESCRITURA: Los hombres libres tienen hoy, una
I. ESCRIBÌ EL INFORME QUE EL JUEZ nueva víctima de la federación rosi-
DEL MATADERO PODRÌA HABERLE na
ENVIADO A ROSAS DANDO CUENTA
DE LOS HECHOS SUCEDIDOS AL JO-
VEN UNITARIO. EMPLEÀ EL TIPO DE
LENGUA CORRESPONDIENTE A LOS
FEDERALES.

II. ESCRIBÌ LA CARTA QUE LOS AMIGOS


DEL JOVEN UNITARIO PUDIERON HA-
BER ENVIADO A PERIÓDICOS EX-
TRANJEROS PARA DENUNCIAR LO
SUCEDIDO EN EL MATADERO CON EL
MUCHACHO. UTILIZÀ EL TIPO DE
LENGUAJE CORRESPONDIENTE A
LOS UNITARIOS.

I.
(Omito la introducción que segura-
mente redundara en elogios a la
Esposa, a la hija, y al propio Res-
taurador, seguido de información
ganadera y chismes de menor inte-
rés)
32

Potrebbero piacerti anche