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LA PEOR CRISIS FINANCIERA DE LA HISTORIA

"En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento".

Albert Einstein.

AUTOR (A): MARIA AUXILIADORA OLANO HOYOS

La crisis financiera del 2008 fue originada en los Estados Unidos. Los principales factores que

generaron la crisis fueron los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización de los

productos, crisis alimentaria a nivel mundial, elevada inflación en todo el mundo y la amenaza de

una recesión en todos los países, así como también una crisis crediticia, hipotecaria y de

confianza en los mercados.

Sin embargo, algunos autores consideraron que no se trató de una verdadera crisis sino un

decrecimiento económico vinculado a una profunda recesión. Aunque esto no tuvo efecto en la

mayor parte de economías desarrolladas.

En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, Cristina Fernández de Kirchner, quien

fue presidente de Argentina, llamó a esta crisis como el Efecto Jazz, dado que se expandió desde

los Estados Unidos hacia el resto del mundo, contrario a lo que pasaba con otras crisis en el

pasado que se originaron en países emergentes y se expandían únicamente hacia el interior o

quizá a algunos países.

Después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, se apostó por llevar a cabo una

desregulación de los mercados mediante las bajas de impuestos y la expansión del crédito para

facilitar el consumo, buscando reducir la inestabilidad y conseguir más liquidez en el sistema.

La crisis económica global remeció al mundo entero. Tras varios meses de inestabilidad, entre

2007 y 2008 hubo un colapso, causando la quiebra de medio centenar de bancos y entidades
financieras. Este colapso afectó a los valores bursátiles, así como también a la capacidad de

consumo y ahorro.

Algunos expertos afirmaron que la economía mundial estaba en una fase de desaceleración,

derivada del estallido de una crisis financiera y de liquidez en Estados Unidos, pero con claras

implicaciones a nivel global. Además, las deficiencias del sistema económico internacional y la

liberalización financiera sin un marco reglamentario mundial claro, fueron de por si la raíz de la

catástrofe económica y financiera.

La necesidad de corregir los desequilibrios sin perturbar el proceso de desarrollo, no fueron

vistos por muchos de los grandes analistas económicos, que tan solo fijaron su vista en los

indicadores de crecimiento.

Al suceder la crisis y no haber una coordinación internacional de las políticas

macroeconómicas, las medidas tomadas, muchas veces más políticas que técnicas, produjeron en

forma de una abrupta desaceleración y una profunda recesión en diferentes economías.

Entonces, ¿qué fue lo que originó como tal la crisis? Para darle respuesta a esta pregunta, hay

que tener en cuenta dos hechos importantes: uno fue la crisis hipotecaria estadounidense en

donde se produjo el estallido de la llamada “Burbuja inmobiliaria”, y la crisis de la deuda

soberana europea, en donde varios países europeos se vieron incapaces para asumir sus deudas,

tanto de carácter público como privado, generando preocupación en los inversionistas.

Un colapso en la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos a partir de 2006 fue la causa

principal de la crisis financiera en el año 2008. A partir de ese año, la crisis de hipotecas empezó

a tener una grave repercusión en el sistema financiero de ese país, afectando posteriormente al

resto del mundo como se ha mencionado anteriormente.

Se pensaba que las entidades financieras eran solventes, pero ocurría que el colapso de la

burbuja inmobiliaria impedía conocer el precio de los activos respaldados por hipotecas. Luego,
el descenso en el precio de las viviendas fue creando problemas de solvencia en algunas

entidades y el gobierno decidió invertir directamente, aumentando con ello la solvencia de las

entidades por medio de inyecciones de capital a cambio de acciones preferentes.

En 2001, los bancos centrales bajaron sus tasas de interés y por tanto la economía del país se

inunda de activos líquidos baratos. De esta forma, el Gobierno conseguía que las familias

tuvieran un incentivo para adquirir hipotecas sin dificultad alguna. La posterior dificultad surgió

con el inicio de la crisis de las hipotecas suprime, esto aunque pintaba fabuloso para la población

de escasos recursos suponía un arma de doble filo para estos a veces por la imposibilidad de

pago.

La escasa regulación de los bancos a la hora de conceder hipotecas a gente que no cumplía los

requisitos más básicos significaba hacer frente a un riesgo de impago que nadie valoraba. Los

bancos estaban interesados en este tipo de estrategia, aunque no sabían a ciencia cierta si la gente

podía hacer los pagos o no. Se concedieron hipotecas con alto riesgo de impago en forma de

bonos al valor de la bolsa. Estas son deudas, más que acciones, y al emitirlas aumenta el

apalancamiento, pero no el nivel de riesgo, pues no tienen fecha de vencimiento.

Esta fue una forma atractiva de sumergirse en una crisis financiera que nadie había visto venir

por el atractivo que suponía unos activos de alto riesgo que en principio funcionaron pero que

cuando dejaron de hacerlo no solo tuvieron que enfrentar grandes pérdidas, sino que se generaba

más temor que bloqueaba aún más cualquier otro mecanismo financiero.

En septiembre de 2008, la crisis entró en una nueva fase, intensificándose, extendiéndose a

otros sectores tanto económicos como geográficos. Se fue aumentando la desconfianza entre los

empresarios y los consumidores. Los mercados monetarios no reaccionaron, y la actividad

económica sufrió un brusco freno en todo el mundo, con un fuerte descenso en el comercio

internacional y una fuerte caída en los precios de las materias primas.


Ante esto, los bancos centrales de diversos países tuvieron que aplicar un fuerte aumento en la

oferta monetaria en circulación por medio de la compra de deuda privada, esencialmente bonos

de empresa.

Como ya se ha hablado, los efectos de la crisis económica y financiera repercutieron en el

continente con mayor desigualdad social y sus consecuencias en los países subdesarrollados

hicieron temer que la ola de desempleos y aumento de pobreza se presentara con mayor fuerza

como en el resto del mundo.

La política monetaria debe velar por la estabilidad de precios como elemento necesario,

aunque no suficiente, para lograr un crecimiento sostenido y el mantenimiento de un desempleo

reducido. También debe enfocarse a múltiples indicadores de distintos mercados, como los

niveles de apalancamiento o el comportamiento de los precios de determinados activos

financieros y reales, descartando la idea de que la conexión entre mercados permite, mediante

arbitraje, la simplificación al máximo del diseño de política monetaria.

La política fiscal debe perseguir el mayor saneamiento posible del sector público, reduciendo

la ratio de la deuda sobre el PIB.

Esta crisis económica desaceleró las exportaciones con mayor fuerza a las economías

desarrolladas provenientes de Latinoamérica, provocando una menor productividad de las

industrias, convirtiéndose en más desempleo y pobreza.


BIBLIOGRAFIA

El Diario Financiero, Pese a crisis, quiebras aún se mantienen por debajo de las declaradas

en 2007 (11/11/2008). Disponible en

http://www.df.cl/portal2/content/df/ediciones/20081111/cont_97492.html

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Recuperado del sitio de internet de la Universidad Complutense de Madrid:

https://www.ucm.es/data/cont/docs/518-2013-11-15-Crisis.pdf

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http://www.economiainstitucional.com/esp/vinculos/pdf/no28/bsalazar.pdf

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http://revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/revistas/n11/REC11_3_Luis_Fernando_Lo

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internet de la Pontificia Universidad Católica de Chile:

http://www.economia.puc.cl/docs/134zuria.pdf

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