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Conversaciones Matrísticas y Patriarcales.

En lo que concierne a la presente temática, la cultura a la que pertenecemos tiene su origen


en la práctica de la convivencia en coordinaciones de coordinaciones conductuales
consensuales que constituyen el lenguajear. Este comenzó a ser conservado de manera
transgeneracional al ser aprendida generación tras generación como parte de la práctica
cotidiana del convivir. Al esto surgir, se tiene que todas las actividades humanas surgieron
como conversaciones y por lo tanto todo el vivir humano se basa en conversaciones y redes
de conversaciones. Lo anterior hace referencia a la cultura básica a la que se supone la
sociedad se encuentra inmersa.

Por otra parte se encuentra la cultura patriarcal y la matrística que no son más que os modos
diferentes de vivir las relaciones humanas y que se evidencian en nuestra cotidianeidad,
como se verá más adelante.

Los aspectos puramente patriarcales constituyen una red cerrada de conversaciones


caracterizada por las coordinaciones de acciones y emociones que hacen de nuestra vida
cotidiana un modo de coexistencia que valora la guerra, la competencia, la lucha, las
jerarquías, la autoridad, el poder, la procreación, el crecimiento, la apropiación de los
recursos, y la justificación racional del control y de la dominación de los otros a través de la
apropiación de la verdad. En la cultura patriarcal vivimos en la desconfianza, y buscamos
certidumbre en el control del mundo natural, de los otros seres humanos, y de nosotros
mismos.

Frente a la cultura matrística, expone el autor que en ella hubo ausencia de la dinámica
emocional de la apropiación, por lo que no pudieron haber experimentado la competencia,
pues las posesiones no eran elementos centrales de la existencia. Se destacó también que
los seres humanos eran considerados como evocación de la diosa madre por lo que eran
considerados iguales, ninguno mejor que los otros, a pesar de sus diferencias, no pueden
haber vivido en las acciones que excluían sistemáticamente a algunas personas del bienestar
que surgía de la armonía del mundo natural. Asimismo éste vivir debe haber estado
centrado en la estética sensual de las tareas diarias como actividades sagradas, con mucho
tiempo para contemplar y vivir el vivir su mundo sin urgencia.
En consideración a lo anteriormente expuesto, se puede apreciar que la cultura básica o de
forma general, constituye la base de las relaciones humanas y entro de esas relaciones es
importante para la comunicación entre los miembros conformantes de la sociedad. La
forma como coordinan conductualmente la comunicación de la cultura, crea entre los
practicantes una costumbre que es trasmitida entre generaciones y que permite perseverar
la cultura e incluso de los propios comportamientos que se desprenden del ámbito cultural.

Es así como se deduce que la integración con el entorno y el afianzamiento permiten la


interiorización de la cultura y la propagación de la misma en todas las generaciones, lo cual
crea en los nuevos miembros de las sociedades una identidad clara y fehaciente frente a tu
entorno y su sociedad, lo que a su vez desarrolla sentido de pertenencia por dicha cultura,
promoviendo no solo su conservación sino también su mejoramiento.

En cuanto a la cultura patriarcal, se puede señalar que usada o aplicada en una sociedad en
debida forma, con la cautela necesaria, con formación cívica e incluso con educación
propiamente dicha, sería beneficiosa para una sociedad, pues se promueven acciones que
pueden propender a mejorar una sociedad, si es implementada en debida forma. Por
ejemplo luchar en contra de la pobreza y el abuso cuando queremos corregir lo que
llamamos injusticias sociales, o de luchar contra la contaminación cuando hablamos de
limpiar el medio ambiente, o de enfrentar la agresión de la naturaleza. A contrario sensu, sí
se usa de manera desmedida este tipo de cultura se puede fácilmente evidencia aumento de
la fuerza, violencia, guerras y corrupción, todo por exceder las necesidades de lucha.

Respecto a la cultura matrística, es perceptible que su pilar es el respeto mutuo, la vida en


armonía, la tolerancia. En esta cultura no son compatibles operaciones de control o
concesiones de poder a través del auto negación de la obediencia.

Se puede indicar que parece fácilmente estarse hablando de un mundo utópico y demasiado
perfecto, el cual es muy difícil que existiese. Lo que se puede aportar es una interrelación
entre la cultura patriarcal, utilizando sus bondades y la cultura matrística que sería el
equilibrio y complemento de la primera.

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