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L.D.

Héctor Bourget Ontiveros

PRESUNTO CULPABLE
En este trabajo, traté de no caer en un análisis de un filme y alimentar “el morbo”
que recayó en un asunto penal por homicidio; razón por lo cual, traté de analizar
solamente los elementos jurídicos propuestos por el abogado que llegaron a ser
conocidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Cabe destacarse que desde que se acuñó el concepto “persona” en el sistema
jurídico mexicano,1 el derecho toma en cuenta un aspecto importante del ser
humano para considerarlo persona jurídica individual, su aspecto social en
cuanto es capaz de producir situaciones jurídicas; ésta facultad del hombre, es lo
que le permite convertirse en persona para el Derecho; ya que obtiene una
dignidad propia, en tanto que es centro de imputación de sus actos y como ente
capaz de exigir lo suyo2.
Modificando la propia redacción del texto constitucional a como sigue:
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los
derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las
garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con
esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en
todo tiempo a las personas la protección más amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de
promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad
con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y

1
Entiéndase que a raíz de las reformas 06 (Ley de Amparo) y 10 (constitución) de junio del año 2011, se modificó el
sistema “garante” de las garantías individuales y se superó el concepto por “derechos Humanos”, se retomó una
epistemología “ius naturalista”, para su guarda custodia legal; se incluye el concepto “gozar” infiriendo que se podrían
ejercer en cualquier modo, tiempo y lugar, superando el concepto “individuo” por “persona”, se establecen parámetros de
control constitucional y convencional, sobre el reconocimiento de los derechos humanos incluso en Tratados
Internacionales donde el Estado Mexicano sea parte; además, se acuña la interpretación conforme, surgen nuevos
principios constitucionales como universalidad, progresividad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad; además
se acuña el principio pro personae con el cual se pretende la invocación de una norma que proporcione un mayor cobijo
para los derechos humanos permitiendo que sea superada la pirámide Kelseniana al permitir que los Tratados
Internacionales puedan situarse por encima de la constitución en materia de Derechos Humanos.
2
Cfr. Véase ALZAMORA VALDEZ, Mario. Introducción a la Ciencia del Derecho, Editorial Eoldi. 1978. Pág. 130
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progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y


reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la
ley.
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del
extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su
libertad y la protección de las leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el
género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud,
la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra
que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los
derechos y libertades de las personas. (UNIÓN, Congreso de la, 2018).
A partir de esa reforma, fueron concebidos nuevos derechos sustantivos, los
cuales fueron somatizados por el Estado Mexicano, con la finalidad de
proporcionar una mejor salvaguarda de los mismos derechos.
Ahora bien, la resolución pronunciada por la Suprema Corte de Justicia por
conducto del Ministro ZAMIR ANDRÉS FAJARDO MORALES, resultó de suma
importancia tras analizar diversos derechos humanos que parten de la
personalidad jurídica de los individuos, el tratadista Ferrara, sostenía que la
personalidad es un producto del orden jurídico y nace cuando el derecho objetivo
la admite. El hombre es persona en virtud del derecho, no de la naturaleza. Antes
de que exista organización estatal, el hombre no es persona. (FERRARA, 1943).
Como incidente procesal, la personalidad jurídica puede sustentarse en el derecho
ejercitado por el sujeto cuya titularidad le faculte para provocar la función
jurisdiccional a cargo del Estado, como lo sustentó el Segundo Tribunal Colegiado
en materia Civil del Sexto Circuito Judicial, mediante el pronunciamiento de la
Tesis jurisprudencial número VI.2o.C. J/178, que pertenece a la Novena Época,
localizable al rubro: PERSONALIDAD, FALTA DE, Y FALTA DE ACCIÓN. Que a
la letra reza:
La excepción de falta de personalidad en el actor consiste, según doctrina
uniforme, en carecer éste de la calidad necesaria para comparecer en juicio o en
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no acreditar el carácter o representación con que reclame y, por lo mismo, la


excepción de falta de personalidad no puede oponerse al que comparece en juicio
por su propio derecho, no debiéndose confundir, por otra parte, la falta de
personalidad con la falta de acción y de derecho a la cosa litigiosa, pues la primera
se refiere a la calidad de los litigantes y no a la sustancia del pleito.
(PERSONALIDAD, FALTA DE, Y FALTA DE ACCIÓN, 1999)3.
Y así, el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
adquiere sentido normativo al establecer la garantía a la tutela judicial efectiva,
conforme a la cual toda persona tiene acceso a la jurisdicción en dos aspectos:
uno, que el gobernado pueda iniciar y ser parte en un proceso judicial y, el otro, el
derecho que tiene el justiciable a obtener una sentencia sobre el fondo de la
cuestión planteada ante el Juez y su cabal ejecución.
Dicha garantía exige que los órganos judiciales, al interpretar las normas
procesales, deben tener presente la “ratio” de la norma, a efecto de evitar
formalismos o entendimientos no razonables de los ordenamientos procesales, a
fin de que haya un enjuiciamiento del fondo del asunto, lo cual configura en el
sistema jurídico mexicano el principio interpretativo “in dubio pro actione”.
Bajo una acepción “ius naturalista”, se contendrá en este derecho de la
personalidad todo aquello que sea inherente de la persona por el mero hecho de
ser persona, pero un derecho humano que me llamó la atención dadas sus

3
Cfr. Véase los precedentes que conllevaron al pronunciamiento del criterio en cuestión, pronunciado por el SEGUNDO
TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO.
Amparo directo 332/88. Domingo Marín López. 15 de noviembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo
Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Álvarez.
Amparo en revisión 131/90. Fernando García Gómez, como albacea definitivo de las sucesiones acumuladas de
Encarnación García Águila y otros. 11 de mayo de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel.
Secretario: Jorge Alberto González Álvarez.
Amparo directo 202/92. Juana Castillo Cortés y otros. 13 de mayo de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo
Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Álvarez.
Amparo directo 125/93. Manuel García López. 1o. de abril de 1993. Unanimidad de votos.-Ponente: Gustavo Calvillo
Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Álvarez.
Amparo directo 387/99. Pablo Titla Rojas. 15 de octubre de 1999. Unanimidad de votos. Ponente: Antonio Meza Alarcón.
Secretario: Nelson Loranca Ventura.

Véase: Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 157-162, Cuarta Parte, página 145,
tesis de rubro: "PERSONALIDAD, EXCEPCIÓN DE FALTA DE, INOPONIBLE A QUIEN ACTÚA POR PROPIO
DERECHO.".

Nota: Por ejecutoria de fecha 2 de febrero de 2005, la Primera Sala declaró inexistente la contradicción de tesis 11/2004-
PS en que participó el presente criterio.
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peculiaridades del fallo constitucional fue precisamente por el uso que daba el
abogado litigante respecto de “las injerencias arbitrarias”, consignado en el
artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el artículo 17
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 11 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.
De una interpretación gramatical del derecho humano indicado, el verbo “injerir”
proviene etimológicamente del latín “inserere” que significa introducir o entrometer;
y, el término “arbitrario” significa: excesivo, impositivo; por lo que de la unión de
ambos términos tenemos:
“Que depende solamente de la voluntad o el capricho de una persona y no
obedece a principios dictados por la razón, la lógica o las leyes.”
Es decir, que el derecho humano sobre la injerencias arbitrarias es analizado
como la intromisión por capricho o voluntad de publicar un largo metraje, sin el
consentimiento de quien aparecía en dicho filme, a la luz, de los parámetros de la
personalidad, como derecho humano.
Ahora bien, el derecho a no ser objeto de injerencias arbitrarias, se hizo patente
particularmente en el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, pero en nuestro sistema jurídico mexicano, La Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo concibió como parte integral del
artículo 6 constitucional, pues lejos de suspender o restringir derechos,
prerrogativas o libertades, su finalidad es garantizar el ejercimiento del derecho
cumpla con las condiciones legales;
Sin embargo, el artículo en cuestión concibe las injerencias arbitrarias no como el
derecho a ejercitar, sino como el efecto que se produce por la actitud de
entrometimiento de un particular para con otro y, a su vez, que el acto descrito sea
sin el consentimiento del sujeto titular del derecho.
La vulneración real de ese derecho no se encuentra concebido exclusivamente en
rango internacional bajo el control convencional, también puede apreciarse de la
redacción del artículo 6º constitucional.
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Incluso, la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 12,


establece el rango de tutela del garantismo y lo dimana a la vida privada, a la
familiar, su domicilio o su correspondencia, y prohíbe los ataques a su honra o a
su reputación. Dejando restringido que cualquier persona pueda detentar contra
un derecho sin el consentimiento del legítimo titular.
Adminiculado a ese derecho, se encuentran manifiestos el derecho a la intimidad,
a la honra y a la reputación, situación que en caso de acontecer, da cabida a
reclamar el ejercimiento de dichos derechos ante un órgano jurisdiccional.
Lo interesante resulta que, a pesar de que el recurrente del medio de control
constitucional insiste en la vulneración del derecho a no resentir injerencias
arbitrarias en su intimidad, establece la inexactitud de la autoridad para procurar
su salvaguarda al omitir los requisitos de legalidad, congruencia, exhaustividad y
vigilancia.
Cabe destacarse que tales requisitos son propios de todo acto de autoridad, es
decir, para que todo acto producido por algún órgano del Estado, en sus diferentes
órdenes de gobierno, no sea demeritado y se considere “presumiblemente legal”,
debe entonces satisfacer en plenitud con la legalidad al fundar y motivar correcta y
concretamente; la congruencia al aplicar un precepto legal a un caso en concreto
bajo los parámetros de proporcionalidad y razonabilidad; de igual manera, que
agote la materia de que se trata y que la propia Autoridad bajo el control
convencional, vigile el sano ejercimiento de los derechos humanos de los
gobernados.
El criterio de la Autoridad de Amparo determinó que no existe vinculación entre el
derecho presuntamente vulnerado con la vida privada del recurrente del recurso, y
por lo cual, no se vulnera la intimidad; dada la proyección pública del caso en
conciso y consideró que no es posible entender el filme con un carácter
periodístico porque es una ficción meramente comercial sobre un hecho real.
Ahora bien, el derecho humano a la intimidad, pertenece doctrinariamente a los
derechos humanos de la primera generación.
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Cabe destacarse que, el Alto Comisionado De las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos definió los derecho humanos como derechos inherentes a
nuestra naturaleza, sin los que no podemos vivir como seres humanos […] nos
permiten desarrollarnos plenamente y hacer uso de nuestras cualidades humanas,
nuestra inteligencia, nuestras aptitudes y nuestra conciencia […).
Los derechos humanos para su estudio se fueron ubicando por generaciones
según su aparición y tutela jurídica.
En la primera generación encontramos los derechos fundamentales sin distinción
de raza, color, idioma, posición social o económica, como lo es el Derecho a la
vida, a la libertad y a la seguridad jurídica, como son:
Nadie estará sometido a esclavitud o servidumbre.
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes, ni se le podrá ocasionar daño físico, psíquico o moral.
Nadie puede ser molestado arbitrariamente en su vida privada, familiar, domicilio o
correspondencia, ni sufrir ataques a su honra o reputación.
Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia.
Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
En caso de persecución política, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a
disfrutar de él, en cualquier país.
Los hombres y las mujeres tienen derecho a casarse y a decidir el número de hijos
que desean.
Todo individuo tiene derecho a la libertad de pensamiento y de religión.
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión de ideas.
Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica.
Dentro de la segunda generación de derechos humanos encontramos aquellos
que constituyen los derechos económicos, sociales y culturales debido a los
cuales, el Estado de Derecho pasa a una etapa superior, es decir, a un Estado
Social de Derecho.
De ahí el surgimiento del constitucionalismo social que enfrenta la exigencia de
que los derechos sociales y económicos, descritos en las normas constitucionales,
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sean realmente accesibles y disfrutables. Se demanda un Estado de Bienestar


que implemente acciones, programas y estrategias, a fin de lograr que las
personas los gocen de manera efectiva. Como por ejemplo:
Toda persona tiene derecho a la seguridad social y a obtener la satisfacción de los
derechos económicos, sociales y culturales.
Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias.
Toda persona tiene derecho a formar sindicatos para la defensa de sus intereses.
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure a ella y a
su familia la salud, alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y los
servicios sociales necesarios.
Toda persona tiene derecho a la salud física y mental.
Durante la maternidad y la infancia toda persona tiene derecho a cuidados y
asistencia especiales.
Toda persona tiene derecho a la educación en sus diversas modalidades.
La educación primaria y secundaria es obligatoria y gratuita.
El grupo correspondiente a la tercera generación, tendremos como antecedente
que este grupo fue promovido a partir de la década de los setenta para incentivar
el progreso social y elevar el nivel de vida de todos los pueblos, en un marco de
respeto y colaboración mutua entre las distintas naciones de la comunidad
internacional. Como pueden ser:
La autodeterminación.
La independencia económica y política.
La identidad nacional y cultural.
La paz.
La coexistencia pacífica.
El entendimiento y confianza.
La cooperación internacional y regional.
La justicia internacional.
El uso de los avances de las ciencias y la tecnología.
La solución de los problemas alimenticios, demográficos, educativos y ecológicos.
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El medio ambiente.
El patrimonio común de la humanidad.
El desarrollo que permita una vida digna.
De acuerdo con lo anterior, la primera generación de derechos humanos, se
extiende para valorar los derechos tradicionales y extender su ámbito de
aplicación, por ejemplo: la vida como derecho humano, y la intimidad del derecho
humano a la vida, sería una vida digna.
Un segundo derecho humano que deriva de la personalidad, es el derecho
humano a la intimidad, y a la propia imagen.
El término imagen proviene del latín “imago” que se refiere a la mascarilla de cera
con la que se reproducía el rostro de los difuntos, pero fue reconocido por el
Derecho Romano bajo la figura del “ius imaginum”, el cual era concedido sólo a la
nobleza, para que pudieran exponer, en los palacios, los retratos de sus
antepasados que hubieran desempeñado algún puesto público.
Por lo que en esos tiempos, se ubicaba como un derecho a la imagen en vida y
“post mortem”.
Bajo una interpretación conforme, la imagen podrá prosperar como Imagen
personal y adoptar su ejercimiento como la apariencia Física en sus múltiples
esferas como puede ser la captada como dibujo, Pintura,  Escultura,  Fotografía, 
Video, entre otras más.
Al respecto, el Quinto Tribunal Colegiado del Primer Circuito Judicial, se pronunció
al respecto mediante el criterio de tesis I.5o.C.4 K (10a.), que pertenece a la
décima época localizable al rubro y letra:
DERECHOS AL HONOR, A LA INTIMIDAD Y A LA PROPIA IMAGEN.
CONSTITUYEN DERECHOS HUMANOS QUE SE PROTEGEN A TRAVÉS DEL
ACTUAL MARCO CONSTITUCIONAL. Si conforme a las características que
conforman a los derechos humanos, éstos no recaen sobre cosas materiales, sino
que otorgan acción para lograr que el Estado respete los derechos garantizados, y
se consideran esenciales e inherentes al ser humano y derivados de su propia
naturaleza, resulta lógico que los atributos de la personalidad se enlacen
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directamente con tales derechos, pues los mencionados atributos tienen una
coincidencia con las libertades protegidas por los derechos del hombre como son
los concernientes al honor, a la intimidad y a la propia imagen que constituyen
derechos subjetivos del ser humano, en tanto que son inseparables de su titular,
quien nace con ellos, y el Estado debe reconocerlos.
Como no recaen sobre bienes materiales, sino sobre la personalidad de los
individuos, son generales porque corresponden a todos los seres humanos, y no
pueden considerarse renunciables, transmisibles o prescriptibles, porque son
inherentes a la persona misma, es decir, son intrínsecos al sujeto quien no puede
vivir sin ellos.
Ahora, del contenido expreso del artículo 1o. constitucional se advierte que
nuestro país actualmente adopta una protección amplia de los derechos humanos,
mediante el reconocimiento claro del principio pro personae, como rector de la
interpretación y aplicación de las normas jurídicas, en aquellas que favorezcan y
brinden mayor protección a las personas, aunado a que también precisa de
manera clara la obligación de observar los tratados internacionales firmados por el
Estado Mexicano al momento de aplicar e interpretar las normas jurídicas en las
que se vea involucrado este tipo de derechos, como son los señalados atributos
de la personalidad conforme a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en casos en
los que se involucra la posible afectación por daño moral de un atributo de la
personalidad -en su vertiente del derecho al honor- debe aplicarse la tutela y
protección consagrada en los principios reconocidos al efecto en nuestra Carta
Magna, con independencia de que no exista una referencia expresa en el texto
constitucional hacia la salvaguarda concreta del citado atributo, pues la obligación
de protección deriva de disposiciones contenidas en dos tipos de ordenamientos
superiores -Constitución y tratados internacionales- con los que cuenta el Estado
Mexicano. (DERECHOS AL HONOR, A LA INTIMIDAD Y A LA PROPIA IMAGEN.
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CONSTITUYEN DERECHOS HUMANOS QUE SE PROTEGEN A TRAVÉS DEL


ACTUAL MARCO CONSTITUCIONAL, 2013)4.
También, la Corte ya se había pronunciado respecto a este derecho humano de
corte transversal al definir la propia imagen como aquel derecho de decidir, en
forma libre, sobre la manera en que una persona elige mostrarse frente a los
demás. Razón por la cual, la resolución me pareció muy puntualizante al esgrimir
todos los derechos que pueden dimanar de la personalidad como lo son el honor y
la intimida.

4
Cfr. Véase los precedentes del criterio en cuestión.

Amparo directo 35/2011. German Pérez Fernández del Castillo. 27 de octubre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:
María Soledad Hernández Ruiz de Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova Blanco. Amparo directo 4/2012. German Pérez
Fernández del Castillo. 31 de mayo de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: María Soledad Hernández Ruiz de
Mosqueda. Secretario: Hiram Casanova Blanco.

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