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Saludos para todos.

Esta es mi aportación con relación a lo que se pie en este foro académico.

FASE DE CIERRE DE LA TERAPIA FAMILIAR.

Cuando se ha construido un proceso con una persona, una pareja o una


familia, llega inevitablemente el momento del cierre, de terminar el proceso.

Existen algunas formas en las cuales se cierra un proceso: por deserción,


luego de hacer una evaluación (aunque aquí puede aparecer una nueva
demanda), o también luego de un seguimiento (aunque también puede ser una
situación que haga emerger una nueva demanda), lo cual, conduce al sistema
terapéutico, de nuevo hacia el proceso, tal como se ha descrito en las páginas
anteriores.

1. Cierre por deserción.

La mayoría de los casos terminan en una deserción. Las personas


simplemente dejan de venir a terapia sin prevenir de su ausencia. Esta
situación puede ser muy angustiante, sobre todo al inicio de la práctica
terapéutica, porque quedan muchas interrogantes sobre lo que pudo haber
sucedido. Sin embargo, es importante considerar que existen algunas razones
por las cuales las personas dejan de ir:

La demanda fue cumplida en la primera consulta, lo cual implica que la


persona se siente satisfecha con lo que se ha trabajado y no desea profundizar
más sobre el tema.

Otra razón puede ser que la persona no encontró lo que estaba buscando.
Esta situación puede aparecer en relación con varios factores.

En otras ocasiones puede ser que la persona aspiraba a un cierto tipo de


reacción del terapeuta y al no encontrarla, se retira. Otra razón puede estar en
relación con la forma de trabajar del terapeuta, puede ser que, consciente o
inconscientemente, hizo algo o no lo hizo, lo cual no le gustó al consultante,
razón por la cual no regresa.

2. Evaluación y cierre.

Cuando ha transcurrido un tiempo prudencial, ya sea que esté especificado en


el contrato (la modalidad de contrato cerrado, por ejemplo) o ya sea que han
transcurrido algunas sesiones, es posible plantear una evaluación y el cierre
del proceso, cuando se ven algunos de los signos o síntomas siguientes:

La familia menciona que está bien, que las relaciones han cambiado en el
sentido que anhelaban y que pueden seguir adelante sin acompañamiento.
La familia muestra signos de nuevas formas de comunicarse más directamente,
son más reflexivos en el manejo de sus conflictos, pueden hablar sobre sus
sentimientos unos con otros. El buen humor, los signos de complicidad, los
gestos de ternura, las bromas y un clima más relajado y cálido durante la
entrevista también son signos positivos de que la familia se ha encaminado
hacia un nuevo equilibrio, que puede indicar que es hora de cerrar el proceso.

Es, en estos momentos que, se puede plantear la evaluación del proceso para
ver los aspectos positivos y los negativos que la familia vivió en su transcurso.

3. Seguimiento y cierre.

Finalmente, si se ha cerrado el proceso con la familia y ella está de acuerdo en


volver a encontrarse con el terapeuta para una reunión de seguimiento, éste
puede plantearla, alrededor de un mes después, para verificar que los cambios
perduran a través del tiempo. En este caso, se pueden dar algunas opciones:

Una primera opción, que es poco frecuente, pero que sin embargo ha ocurrido,
es que la familia se presente mencionando que, durante el tiempo transcurrido
han sucedido muchas cosas, sobre las cuales quisieran un acompañamiento
para enfrentarlas.

Otra opción, que también se presenta, es que durante la sesión de


seguimiento, la familia manifieste que está bien y que los cambios perduran,
pero sin embargo, uno de los miembros manifiesta que está pasando por una
situación especial y requiere un acompañamiento individual, ya que lo que está
viviendo, en su visión, no está relacionado con la familia.

En conclusión, la última opción, que es la que se presenta con mayor


frecuencia, es que la familia manifieste su tranquilidad porque los cambios se
han mantenido y perduran en el tiempo; e incluso, algunas veces, mencionan
que existen otros cambios que se han gestado en las relaciones durante el
tiempo que ha transcurrido.

El cierre confronta a la muerte del sistema terapéutico, que abre la posibilidad


de una nueva vida al sistema familiar.

4. A modo de cierre

El proceso terapéutico es una construcción que, si bien es cierto se puede


realizar mediante la aplicación de algunas técnicas, también es un arte.

La psicoterapia con enfoque sistémico es un arte que se va construyendo en la


medida en que se avanza en el propio proceso, y al igual que se crece y
madura como persona, también se crece y madura profesionalmente, cuando
se aprende a “tejer” la historia de la familia con la cual se comparte las horas
de consulta y de terapia, lo cual ayuda a tejer la propia historia de sistémica…

El hecho de enlazar lo que sucede en la sesión realizada, con la historia de la


familia, de señalar elementos en el momento adecuado, de tener la actitud de
escucha para todos y enlazar lo que el uno dice con lo que el otro vive, no es
casual…

Un terapeuta no nace, nace la persona con ciertas habilidades para entrar en


contacto con la gente y con cierta historia. Un terapeuta se construye, se forja
en el crisol de sus experiencias y relaciones, en un proceso nunca
completamente acabado de pulir sus aristas, sus lados más oscuros, en
dejarse “podar” por aquellas personas que están un poco más adelante en el
camino.

Un terapeuta se construye en las horas compartidas con sus clientes, con sus
colegas, con sus supervisores, con su propio terapeuta, pero también en la
soledad de sus inquietudes, en la oscuridad de sus malos ratos y en la luz de
sus ratos buenos.

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