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La Influencia del Cine en las Prácticas Sociales.

“Seis, ocho millones de espectadores. Estas son cifras con las que nunca
pudo soñar ningún director teatral o novelista”.

–Fernando Fernán Gómez

Las personas han visto al menos una película en su vida , son pocas las personas en
el mundo que, por situaciones adversas, no han podido consumir esta forma de
entretenimiento. El cine vino con la modernidad y es parte esencial de nuestra sociedad.

El séptimo arte, no só lo es entretenimiento, también cumple una labor educativa y social.
Incluso los poli ́ticos y li ́deres militares lo han usado durante muchos añ os para promoverse
o darse publicidad. Un ejemplo bastante conocido es cuando los Nazis mandaban a filmarse
películas para usar como propaganda durante la Segunda Guerra Mundial.

Esto sucede porque una de las caracteri ́sticas esenciales del ser humano, es la creación de
la cultura y el aprendizaje de esta por medio de la internalización, lo que quiere decir que
tomamos toda la información y aprendizajes externo a nosotros para apropiárnoslos.

La socialización entendida como la transformación que el individuo experimenta


a lo largo de toda su vida, fruto del aprendizaje y de la necesaria integración en la vida
social, implica, entre otros aspectos, una imitación de las conductas, ideas o valores
que nos transmiten los diferentes agentes de socialización. Al mismo tiempo,
conforme vamos avanzando por las distintas fases que la componen, este cambio
desencadena una relativización de aquello que se ha ido aprendiendo de manera
incuestionable o imitativa, de forma que, en vez de reproducir, es muy probable poder
hablar de una producción de nuevas conductas ideas o valores. Éstas desembocarán
en la realidad social y, de ese modo, se convertiran en nuevos referentes para iniciar
otro proceso de socialización. Y así, sucesivamente.” (Giner, Lamo de Espinosa y
Torres 2006: 781).
Lamo y Torres explican el proceso de la socialización. Es relevante porque a cinematografía
es una fuente de socializació n y la sociedad dirige, sanciona, controla y castiga la conducta
individual. Simplemente, la sociedad puede destruir al individuo.

Primeramente, se aclarará lo que es el cine. Hablar de cine es hacerlo, principalmente, de


ficción. Y ¿qué es la ficció n? Según la RAE es un concepto, imagen o representació n sin
verdadera realidad, sugeridos por la imaginació n o causados por engañ o de los sentidos.

La ficción es fuente de vitalidad para todo el mundo, ya que proporciona felicidad y


diversión. Asi ́ lo sostienen Choza y Arechederra.

Se quitan el sombrero, muestran que se trata de un simple sombrero, y


cuando ya todos están convencidos de que la cosa es como parece, de pronto, de la
chistera sale un conejo blanco que se come el sombrero, convertido a su vez en una
zanahoria. Lo que pareci ́a evidentemente falso y lo que resulta increi ́ble, es
precisamente lo verdadero. (Choza y Arechederra 2006: 67)

La ficción es una simple ilusión, pero al mismo tiempo, posee una tremenda solidez. Hasta
el punto de poder llegar a ser una imitación que se vuelve más verdadera que la realidad.
Ambas, realidad y ficció n, resultan fascinantes y se explican mutuamente pues son
constructoras de hechos.

“Los cineastas juegan con la ficció n y provocan al espectador. Ellos utilizan la ficció n como
una estrategia, como un vehi ́culo para encarnar esos contenidos hondos de la existencia
humana”. (San marti ́n 2005: 18)

¿Y por qué se toma tan a pecho algo que tan solo es ficció n? La respuesta es sencilla: por la
importancia que ha tenido desde hace añ os la cinematografi ́a en nuestra sociedad.

Muchos autores hacen hincapié en la importancia del cine como una institució n social, que
aluden a la experiencia cinematográfica como un proceso comunicativo que sucede dentro
de un contexto socio-cultural muy amplio y el cual ejerce una gran influencia a la hora de
configurar actitudes sociales e individuales.

Como lo menciona Ian Jarvie que en su libro Towards a Sociology of Filme (1970) , define el
cine como un medio de comunicació n social de categori ́a arti ́stica, “el primero, entre los
medios de comunicació n desarrollados en este siglo en madurar como forma de arte”. Dice
que este ha adquirido la consideración de “fenó meno social” gracias a su alcance e
influencia.

Este autor acude a su propia experiencia para demostrarlo, “Mi generació n es


auténticamente un producto de la educació n cinematográfica”. Por otra parte, también
apunta a las diferentes funciones que el cine realiza como medio de comunicación:
promover el entretenimiento, formar ideas o actitudes, o ambas cosas a un tiempo.

Jarvie finaliza su estudio con un párrafo que me parece un poco contradictorio, pero que
también es real:

En resumen, ¿Qué decir acerca del cine y la comunicació n de valores? Las


teori ́as que le atribuyen una influencia corruptora son, en su mayori ́a, imposturas:
la gente no hace aquello que no quiere hacer, ni siquiera bajo poder hipnótico, y
todo arte imaginativo só lo puede proporcionar ideas a quienes ya las andan
buscando. Aquellos que pretenden haber recogido malas ideas del cine, podri ́an
haberlas obtenido lo mismo de otras fuentes. Las personas no son receptáculos
cuyos contenidos pueden cambiarse, sino transmisores- receptores que se
desarrollan y se adaptan a través de su tecnologi ́a. Los medios de comunicació n no
corrompen al hombre, sino que lo transforman.

Jarvie dice que no no se tiene que culpar al cine de las acciones de los seres humanos, ya
que son ellos los que, simplemente, toman como referencia lo que ven y ellos deciden si
aplicarlo o no. Aunque otros autores opinan cosas totalmente diferentes:
Andrew Tudor en su libro Image and Influence: Studies in the Sociology of Film, por su parte,
comienza aplicando al cine el modelo clásico del proceso de comunicación social,
insistiendo en la necesidad de que se cumplan las condiciones básicas de sociabilidad de
todo acto comunicativo, como son la posibilidad de interacció n y la referencia al contexto
socio-cultural en el que se desenvuelve. Para la cuestión de la que estamos hablando,
resulta de especial interés que el autor aboga por una “consideración de las peli ́culas como
modelos de cultura”.

Al igual que Jarvie, Andrew Tudor no cree en la teori ́a de la relación causal entre las peli ́culas
y los modos de comportamiento social, y él distingue dos funciones que el cine cumple
como institución social: la función de socialización y la funció n de legitimación, a las que
define de la siguiente manera:

La primera es el proceso por el cual las peli ́culas, como parte de la cultura, suministran un
'mapa' cultural para que se pueda interpretar el mundo. La segunda es el proceso más
general por el cual las peli ́culas se usan para justificar o legitimar creencias, actos e ideas.

Finalmente, Garth Jowett y James Linton en su libro Movies as Mass Comunication, afirman
que “Ha llegado el momento de comenzar a rectificar algunos temas y de devolver al cine
el lugar debido a la hora de tratar el modelo general de los medios de comunicació n. Las
peli ́culas son un medio de comunicació n social”.

Para Garth Jowett y James Linton, “El cine fue el primero de los medios de comunicación
'modernos' que encabezó el surgimiento de una auténtica cultura de masas en el siglo XX”.

También añ aden que: “Las peli ́culas son mensajes generados dentro de un sistema de
comunicación fi ́lmica. Por tanto, para entender a fondo su naturaleza, funciones y efectos,
se requiere un enfoque que aborde el cine como proceso de comunicación”

Los efectos de los medios en la sociedad es una cuestión muy compleja y aunque su
influencia es totalmente evidente, el modo y el grado en que ésta se produce es todavi ́a
algo bastante discutible.
Asi ́, en cuanto a agente social, hablan del cine como “reflector” y “moldeador” de
mentalidades y comportamientos. Por otra parte, señ alan que las peli ́culas actú an como
“dramas de reafirmación” de las propias creencias, actitudes y valores.

Los autores concluyen que la institución llamada “cine” se encuentra firmemente asentada
en la sociedad. El cine ha jugado un importante papel en la serie de cambios espectaculares
que han tenido lugar en los ú ltimos 80 añ os, en el modo en que se vive y en el modo en que
percibimos el mundo que nos rodea. Las peli ́culas han proporcionado no só lo
entretenimiento, sino también ideas; y seri ́a difi ́cil concebir la sociedad sin el cine.

Hoy en di ́a pueden apreciarse “algunos si ́ntomas animantes de que el cine está siendo
incorporado en las discusiones académicas sobre los principales medios de comunicación”,
aunque también advierten sobre la tendencia de “situar al cine como una forma separada
de entretenimiento”.

Por otra parte, el cine es el producto final de una acción mú ltiple que conlleva un amplio
abanico de acciones que van desde esa mirada organizadora inicial hasta la integración,
consciente o inconsciente, de las posiciones e intenciones de una determinada cultura e
ideologi ́a. Es decir, conlleva aspectos del orden social poli ́tico e ideológico y refleja la cultura
de nuestra época.

Cuando una peli ́cula logra cierto éxito comercial, es capaz de establecer nuevos patrones
de moda, aumentar el consumo de algunos productos que son usados o mencionados en la
producció n cinematográfica e incluso de instaurar formas de comunicació n entre las
personas.
BIBLIOGRAFÍA
Ian Charles Jarvie. (1970). Towards a Sociology of cinema. Estados Unidos:

Taylor & Francis.

Andrew Tudor. (1974). Image and Influence: Studies in the Sociology of Film.
Estados Unidos: Visual Arts.

Garth Jowett y James M. Linton. (1980). Movies as Mass Comunication. Estados


Unidos: Sage Publications.

John B. Thompson. (2004). Ideologi ́a y Cultura Moderna. México: Universidad


Autónoma.

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