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INSTITUTO UNIVERSITARIO DEL CENTRO DE MÉXICO

PROBLEMAS CRIMINOLÓGICOS DE MÉXICO

Licenciatura en Criminología

Undécimo cuatrimestre.

Alumna:
María Guadalupe Hernández Muñoz
Índice

Introducción_____________________________________________________1

Problemas criminológicos de México__________________________________3

Propuestas de solución a los problemas criminológicos de México___________7

Conclusión______________________________________________________15

Bibliografía______________________________________________________16
INTRODUCCIÓN

Uno de los parámetros aceptados internacionalmente para medir la violencia en un


país o región, consiste en calcular la tasa por cada 100 mil habitantes de algún
ilícito. Este es uno de los indicadores más completos, ya que arroja datos
comparables y precisos para fijar parámetros de medición ante una problemática.
Por ejemplo, el homicidio doloso, cuyo impacto va más allá de la pérdida de vidas
humanas y golpea fuertemente los entornos de familiares, amigos o conocidos de
las víctimas, generando un ambiente de incertidumbre y miedo. Se ha observado
que la violencia en México ha incrementado en los últimos 12 años. Acorde con
datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, dicho fenómeno comenzó a ser
apreciable, principalmente, a raíz del incremento de las tasas de homicidio doloso
en nuestro país a partir de 2007. Si se realiza un repaso histórico de sus cifras se
aprecia que en 2011 se llegó a una tasa de 19.37 averiguaciones previas por cada
100 mil habitantes, el máximo histórico registrado hasta entonces pues 2017 lo ha
sustituido como el año con más homicidios dolosos de la historia reciente. Es
urgente que las autoridades atiendan este problema de seguridad, pero la
urgencia no debe significar que sea mediante ocurrencias, sino por el contrario,
necesita atención de manera focalizada, especializada y sustentada en evidencia
confiable. La ineficacia en materia de seguridad no solo se hace patente por las
cifras oficiales de incidencia delictiva, sino también por la victimización y
percepción de la ciudadanía. Muchas son las evidencias que nos hablan del nivel
de violencia al que hemos llegado en México. Por ejemplo, cabe recordar que, en
enero de 2017, en Monterrey, Nuevo León, un joven de 15 años disparó contra
una maestra y compañeros de la escuela, posteriormente se dio un tiro en la
cabeza muriendo horas después. El mismo mes, en Baja California Sur, fueron
asesinadas 13 personas en diferentes ataques. Y en Manzanillo, Colima, fueron
localizados 12 cadáveres en dos hechos distintos, en el primero fueron
encontrados siete cuerpos decapitados al interior de un taxi; y en el segundo,
localizaron cinco cuerpos en un terreno baldío. En febrero de 2017, en Nogales,
Veracruz, fueron localizados al interior de una camioneta siete cuerpos de las ocho
personas secuestradas, horas antes, por un comando armado en un hotel de La
Esperanza, Puebla. En marzo de 2017, fue detenido Edgar Veytia, Fiscal General
de Nayarit en Estados Unidos, por presunto tráfico de drogas. Y en Acapulco,
Guerrero fue asesinado Pedro Omar “N”, jefe del Conjunto Antisecuestros. En
abril, fue hallada una mujer decapitada en Texcoco, Estado de México, junto a una
cartulina con un mensaje de un presunto grupo delictivo; y en Reynosa,
Tamaulipas la SEMAR abatió a Julián Manuel Loisa, alias “Comandante Toro”,
quien fungía como jefe regional de la organización delincuencial del Golfo; durante
dos días hubo 32 bloqueos y decenas de incendios. En junio un grupo armado de
17 personas, que viajaban en tres vehículos, asesinó a dos hombres en Mazatlán,
Sinaloa, originando un enfrentamiento contra fuerzas federales que terminó a ocho
kilómetros de donde inició y con 14 la muerte del grupo armado. En octubre se
localizó el cuerpo de Dayana, una niña de cinco años que fue raptada 4 meses
antes cuando salió de su casa a comprar en una tienda cercana en San Pedro,
Sinaloa; y en San Luis Potosí se encontró el cuerpo de Daniel Esquela Castro,
fotoperiodista secuestrado un día antes. En diciembre el Grupo Víctimas por sus
Derechos en Acción (Grupo Vida), localizó tres mil restos óseos en el ejido San
Antonio del Alto en Matamoros, Coahuila; mientras que en Baja California Sur, seis
cuerpos fueron colgados en tres puentes en distintos municipios. Estos son solo
algunos hechos que evidencian el grave nivel de violencia y delincuencia que se
padece en México. Sin embargo, son muchos más los delitos que se cometen y
que quedan en el silencio. En el presente trabajo se harán propuestas de solución
a algunos de los problemas criminológicos citados con anterioridad esperando
poder aplicar en la práctica ya sea en el servicio social o directamente en el área
laboral al ejercer la profesión.
Problemas criminológicos de México

A continuación se describen algunos de los problemas criminológicos que existen


en México:

Homicidio doloso

Desde que fue tangible la crisis de seguridad en México, diversos actores socia -
les comenzaron a darle seguimiento y a evidenciar esta problemática a partir de
las estadísticas de homicidio doloso que reportaban tanto el Sistema Nacional de
Seguridad Pública , el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), como
los múltiples especialistas y medios de comunicación que realizaron diversos
ejercicios de monitoreo y sistematización de casos de homicidios que llegaban a
ser de su conocimiento. En este sentido, vale la pena mencionar que usualmente
el homicidio doloso es considerado como un indicador fehaciente de la falta de
seguridad en una región determinada; independientemente si estos se cometen en
el marco de un conflicto armado, que se deriven de actividades delincuenciales o
problemas interpersonales. Ello fundamentalmente se debe a que el homicidio
doloso representa un ejercicio intencional de violencia letal en contra de una
persona. Es importante señalar que debido a lo que representa a diferencia de
otros ilícitos, esta conducta delictiva puede tener motivaciones que van más allá
del beneficio económico y que pueden trascender la mera aplicación de las leyes.
Debido a ello, el diseño de políticas públicas cuyo objetivo sea la disminución de
este delito es muy complejo y requiere una perspectiva que considere diversos
enfoques teóricos propuestos por la criminología. En este sentido, resulta
pertinente mencionar que dichas disciplinas han planteado que el homicidio puede
responder a distintas variantes que van desde la edad, sexo, pobreza hasta
bienestar social, marginalidad, entre otros. Por lo tanto, si se quiere atender y
disminuir efectivamente este ilícito no basta con plantear medidas unilaterales en
torno a la pobreza, las desigualdades estructurales, la urbanización o la falta de
cohesión social. Además se tiene que tomar en consideración que este tipo de
políticas no tienen efecto en el corto plazo, pues generalmente se versan en torno
a proceso sociales que toman un tiempo considerable para tener resultados
efectivos.

Secuestro

Durante los últimos años, el secuestro ha sido uno de los principales problemas de
seguridad de México, no solo por su incremento en determinados periodos sino
por cómo ha evolucionado en términos cualitativos. El secuestro se ha convertido
en una industria que ha diversificado su operación. Ahora, la condición económica
de las víctimas ya no es un factor determinante, como sí lo fue en el pasado
cuando solo secuestraban a personas con recursos económicos. Actualmente, el
secuestro, puede durar entre 48 horas y 7 días, se prefieren varias víctimas en un
corto plazo y cobrar varios rescates de menor monto, al final, las ganancias para
este tipo de bandas resultan millonarias. cap. 1 comportamiento de los delitos de
alto impacto en el ámbito nacional 24 Asimismo, respecto a su evolución
cualitativa, es importante mencionar que el ejemplo más claro de esta puede
apreciarse en la manera en que han cambiado los incentivos que se persiguen
mediante su comisión, como se aprecia en lo contemplado en el artículo 9 de la
Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro,
puesto que no solo se contempla la obtención de un rescate o cualquier beneficio
sino que se prevén los siguientes propósitos:

1. Amenazar con privarla de la vida o causarle daño a una persona para


obligar a sus familiares o a un particular a que realice o deje de realizar un
acto cualquiera;
2. Causarle daño o perjuicio a la persona privada ilegalmente de la libertad

Estos rasgos que ha adquirido el secuestro en nuestro país no son menores, pues
revelan los incentivos de los sujetos activos frente a los cuales deben actuar
efectivamente y anticipadamente las autoridades. Esto representa un gran reto
desde lo más básico: generar y sistematizar la información adecuada sobre cada
modalidad de secuestro.

Extorsión

La extorsión es entendida como la presión que un individuo ejerce sobre otro para
forzarlo a actuar de un cierto modo para obtener un beneficio económico o de otro
tipo. La principal forma de enganchar a las víctimas es con amenazas directas y a
través de la violencia psicológica, según la Procuraduría General de la República
(PGR). La extorsión es uno de los delitos de alto impacto que más ha aumentado
en los últimos años, es el segundo delito que se reporta con mayor frecuencia en
el país, solo por debajo del robo o asalto en la calle o en el transporte público. El
aumento de la incidencia de este delito es ostensible por las cifras y por la
percepción de la ciudadanía.

Trata de personas

La trata de personas representa un grave problema de seguridad en el mundo y


México no es la excepción. Acorde con el Protocolo de Palermo, esta conducta
delictiva se define como: la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la
recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras
formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso incluirá, como mínimo,
la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los
trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud,
la servidumbre o la extracción de órganos. Las razones por las cuales este ilícito
es un factor constitutivo de la crisis de seguridad, no solo radican en sus
implicaciones y su nexo con la desaparición de personas, sino en que es una
conducta estrechamente relacionada con las prácticas de la delincuencia
organizada dado lo lucrativa que puede ser para los involucrados. Algunos de los
siguientes actores sociales que suelen ser partícipes y beneficiarios del mercado
de la trata de personas con fines sexuales son: servidores públicos que suelen ser
falsificadores de documentos; autoridades municipales que permiten que
continúen funcionando los establecimientos implicados; policías municipales
ministeriales que congelan las denuncias interpuestas o bien los operativos;
abogados que defienden a los responsables de la trata de personas; empresarios
hoteleros que les rentan espacios a los tratantes. A partir de este breve recuento
es evidente que hay muchos actores interesados en que este delito continúe
cometiéndose impunemente. Esto permite que sea un ilícito difícil de combatir en
tanto que hay una mayor especialización de funciones y división del trabajo en la
red que estructuran los grupos de delincuencia organizada.

Robo con violencia

Una de las principales funciones del Estado radica fundamentalmente en proteger


la propiedad de las personas. Sin embargo, el apoderamiento de una cosa ajena
mueble sin consentimiento de quien pueda disponerla legalmente, empleando la
fuerza física o moral bajo amenazas que atenten contra la salud, el patrimonio, la
libertad o la vida, se ha convertido en un tema a tratar urgentemente para la
ciudadanía. Esto no es gratuito, sino que se debe a que este hecho delictivo ha
marcado la cotidianidad de la población debido a que no se han implementado las
acciones necesarias para desincentivarlo. Las carpetas de investigación
registradas de robo con violencia en 2017 y su respectivo incremento respecto a
2016, son una fuente fidedigna para sustentar la crítica a las estrategias que las
autoridades han puesto en marcha para combatir este delito. En relación con este
ilícito se debe poner especial atención en el ejercicio de la violencia para cometer
un robo es una característica criminológica que indica que aquellos que cometen
estos delitos, asumen riesgos cada vez mayores. Dicho uso de la violencia les
resulta ventajoso porque las víctimas se muestran menos renuentes a entregar los
bienes que les sean solicitados. Por lo tanto, el robo necesariamente implica una
actitud particular del sujeto activo frente al bien mueble u objeto. Justo este rasgo
cualitativo del robo con violencia no puede ser ignorado por las autoridades, al
contrario, deben poner especial atención para que las políticas públicas que se
diseñen contemplen el enfoque teórico de la victimología y criminología.

Narcomenudeo

El narcomenudeo es definido por la Ley de General de Salud en su artículo 475


como la acción de poseer “algún narcótico de los señalados en la tabla, en
cantidad inferior a la que resulte de multiplicar por mil las cantidades previstas en
dicha tabla, sin la autorización correspondiente a que se refiere esta Ley, siempre
y cuando esa posesión sea con la finalidad de comerciarlos o suministrarlos, aun
gratuitamente”. La tabla a la que hace referencia esta ley establece como dosis
máximas de consumo personal dos gr de opio, 50 mg de heroína, cinco gr de
marihuana, 500 mg de cocaína y 0.015 mg de LSD, entre otros narcóticos. Si
dichas dosis son superadas, su posesión se sanciona con una pena de cinco a 15
años de prisión acorde con el Código Penal Federal. Cabe mencionar que el
narcomenudeo es un ilícito con una estructura de red difícil de combatir debido a
la especialización de los individuos que la componen. En este sentido, Ortega
(2016) en El narcomenudeo y la seguridad pública. Acciones del Distrito Federal
expresa que en cuanto a las bandas de narcomenudeo: destaca la presencia de
un individuo (contacto) que en cada punto de venta se encuentra encargado de
captar consumidores. Asimismo, dichos puntos de venta cuentan con una red de
vigilancia integrada por jóvenes en constante movimiento que alerta al dueño
sobre algún riesgo, le transmiten mensajes y entregan los narcóticos,
desplazándose a pie o en pequeños vehículos, además de la vigilancia que le
proporciona su propia red, un punto de venta suele contar, en algunos casos, con
la que le brindan elementos deshonestos de policía encargados de alertar sobre
operativos policiales en la zona. Es necesario tener presente que este delito no
representa un riesgo menor dado el contexto de seguridad del país. Se relaciona
este ilícito “con el del delito de homicidio, en específico con los asesinatos que
perpetran los distribuidores en sus ajustes de cuentas y riñas por los espacios
(colonias, barrios y calles)”. Debido a esta característica del narcomenudeo, contar
con información sobre los puntos de venta e incidencia es fundamental si se
quiere diseñar e implementar una política pública basada en evidencia en esta
materia.
Propuestas de solución a los problemas criminológicos de México

Ahora abordaremos las propuestas de solución a cada uno de ellos:

Homicidio doloso

No existen recetas mágicas para resolver ningún problema complejo, pero, el


conjunto de medidas que aquí se enumera, ha dado buenos resultados en otras
latitudes.

1.- Inclusión Juvenil. Pese a los avances de la Revolución en inclusión social,


existe cerca de un millón de jóvenes que no está estudiando o trabajando. Se trata
de una situación de desigualdad fáctica que se resiste a las políticas públicas. La
desigualdad genera violencia y esto explica, parcialmente, que la mayor parte de
las muertes violentas ocurra entre los sectores populares. Hay que evaluar lo
hecho y realizar u programa que posibilite la Inclusión educativa, laboral, cultural,
deportiva y política de jóvenes entre 14 y 24 años y, en particular, de los jóvenes
que forman parte de bandas territoriales. El enfoque debe partir de su
protagonismo, su reconocimiento y la garantía a sus derechos. No se trata de
disciplinar para producir trabajadores obedientes, sino de incluir para que emerjan
nuevos sujetos de la transformación social.

2.- Reforma Policial. Muchas organizaciones criminales tienen a policías y ex


-policías como líderes. Se trata de bandas dedicadas al secuestro, extorsión,
tráfico de armas y municiones y protección de cadenas de comercialización de
droga. Además de corrupta, la policía sigue siendo ineficaz, ineficiente y
vulneradora de derechos humanos. Igualmente, la Comisión debe calendarizar sus
metas y rendir cuentas públicas de las líneas a seguir y el avance de su ejecución,
promoviendo la participación social en el control externo sobre los cuerpos de
seguridad.

3.- Desarme. Más del 90% de los homicidios se ejecutan con armas de fuego.
Urge aplicar las recomendaciones de la SEDENA y ejecutar, cabalmente, las
medidas previstas en la Ley para el Desarme, control de armas y municiones.

4.- Reforma legislativa. Las cárceles no sirven para “regenerar” a nadie. La


inmensa mayoría de los presos son jóvenes pobres que están en detención
preventiva (es decir, no sabemos si son responsables de lo que se les imputa),
investigados por delitos nimios (entre ellos posesión de pequeñas cantidades de
drogas). Tener más presos no sirve para reducir los delitos violentos, pero sí para
iniciar o profundizar trayectos delictivos de vida. Es decir, la cárcel aumenta la
violencia. Resulta necesaria, por tanto, una reforma legislativa que priorice la
libertad por sobre la prisión y que reduzca las penas en materia de pequeños
delitos (como el narcomenudeo).

5.- Jerarquización de la investigación penal. Todo sistema de justicia penal es


selectivo. Atrapa a los más débiles y libera a los fuertes. Tomando conciencia de
ello, el Estado debe sustituir la selectividad que imponen las asimetrías de poder,
por una jerarquización consciente de la investigación de los delitos que generen
más daño social; entre ellos los que impliquen gran violencia contra las personas
(homicidios, secuestros, violaciones, lesiones graves, entre otros) y los delitos de
los poderosos.

6.- Políticas Locales de Convivencia. La violencia no es igual en todos lados. Los


pobres la viven de manera cuantitativa y cualitativamente más dramática. Algunos
barrios tienen tasas superiores a los 100 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Es necesario frente a ello impulsar, en territorios priorizados, Políticas Locales de
Convivencia, con los siguientes ejes: contraloría social de la función policial,
inclusión y protagonismo juvenil e infantil, prevención de violencia de género,
resolución social de conflictos, reconversión de las economías del narcomenudeo
y negociación pacificadora con bandas juveniles.

7.- Eficacia Policial. Pero ninguna política local de convivencia tendrá éxito
sostenido si no existe un trabajo policial eficaz sobre los territorios priorizados, que
evite que las organizaciones criminales más consolidadas saboteen el trabajo
preventivo y de empoderamiento popular para la convivencia. El trabajo con
jóvenes de bandas debe tener un énfasis en la prevención, pero frente al crimen
organizado a gran escala es necesaria la intervención penal, basada en los
derechos humanos. Mientras se concretan los avances de la Reforma Policial, hay
que garantizar que la policía patrulle eficazmente en los territorios priorizados (con
trabajo de inteligencia y georreferenciación de delitos) y activar sus mecanismos
de control interno y externo, para evitar los vínculos entre funcionarios y redes
delictivas locales.

8.- Pensar de otro modo. Está harto demostrado que las políticas de “mano dura”,
punitivistas y clasistas, no resuelven el problema. Sin embargo, son funcionales en
estrategias efectistas y suelen ser aplaudidas por una población desesperada. Esa
es una victoria de la derecha criminológica: en las crisis su pensamiento es más
seductor para las/os decisoras/es. Revertir esto, pasa por invertir en la formación,
investigación y difusión de un discurso criminológico consistente con los principios
de igualdad y poder popular.

9.- Consensos. A estas y otras medidas necesarias hay que construirles consenso
entre el gobierno, para darles sostenibilidad y protegerlas ante cambios de
secretarios de estado u otras autoridades. Posteriormente, hay que ir ampliando
ese consenso, sumando a alcaldes y gobernadores, de todas las tendencias, para
lograr su ejecución sostenida y articulada, a lo largo de los próximos 5 años.

Secuestro

Para poder atacar la problemática del secuestro se tienen los siguientes puntos:
1. Creación de un sistema estadístico para registrar los secuestros

Esto para facilitar el estudio del fenómeno, ya que se puede conocer cuáles eran
las zonas más afectadas, los modus operandi más frecuentes y la población más
victimizada. Así se empezaron a definir mejor los ejes de acción para atacar el
problema.
Este organismo no se limita a recopilar la información de los secuestros que se
producen en el país, sino que funciona también como una instancia de producción
de conocimientos y de investigación científica sobre el fenómeno y sus posibles
respuestas.

2. Inversión en equipamiento y tecnología

Aumentar la inversión en los recursos técnicos y humanos de las fuerzas de


seguridad. Entre otras cosas, comprar helicópteros y otros medios de
transporte para operaciones especiales, equipos para el rastreo de llamadas y el
seguimiento de los secuestradores.
Estas herramientas serán de mucha utilidad para aumentar la eficacia de la Policía
en la liberación de los secuestrados y en la detención de los captores.

3. Cooperación entre las instituciones del Estado

Crear organismos para coordinar el esfuerzo de todos los entes públicos


implicados en la lucha contra el secuestro, desde la Policía hasta las fiscalías. Se
elaboró una doctrina común con los pasos a seguir en las operaciones contra los
grupos criminales.

4. Cambios en los procedimientos judiciales

Realizar reformas legales y procedimentales para reducir las grietas del sistema y
garantizar que quienes cometieran delitos comprobados sean condenados y vayan
a prisión.

5. Mejoramiento del sistema de denuncias

Cuando la capacidad del Estado para combatir los secuestros es escasa, si


alguien es víctima de un rapto no lo denuncia, por temor a sufrir represalias.
Prefieren pagar el rescate, ya que lo contrario significaba poner en riesgo a sus
familiares.
Como la desconfianza ciudadana en las fuerzas de seguridad termina dificultando
aún más su trabajo, se debe de empezar a desarrollar una política de
acercamiento a la sociedad civil. Por un lado, mostrar los paulatinos avances que
comenzaron a producirse en la lucha contra el secuestro, y por otro, difundir las
medidas que pueden tomar las personas para no correr riesgos.

6. Capacitación de la sociedad civil


Definir estrategias para capacitar a la comunidad en la prevención y en el
autocuidado. Se busca que la gente no se exponga innecesariamente a ciertos
riesgos. Por ejemplo, mostrar que antes de hacer un viaje es necesario averiguar
si el destino se encuentra en una zona problemática y, en función de eso, evaluar
si es o no conveniente ir.
A fin de elevar el compromiso de la población en la lucha contra el secuestro, el
Estado convocará a organizaciones comunitarias, fundaciones, ONG y empresas
privadas a trabajar mancomunadamente.

Trata de personas

La trata de personas continúa siendo una de las industrias criminales más


rentables del mundo; sin embargo, diversas iniciativas recientes demuestran que
tanto gobiernos como grupos de activistas de todo el continente americano están
desarrollando estrategias innovadoras para hacer frente a esta actividad ilícita.
Los grupos del crimen organizado suelen traficar tanto adultos como menores de
edad, quienes son utilizados en trabajos forzosos o, lo que es todavía más común,
en la explotación sexual.

1. Generar conciencia entre la ciudadanía. Las campañas de concientización de la


ciudadanía son una parte importante de cualquier estrategia para combatir la trata
de personas. Los gobiernos deben incorporar una “perspectiva más amplia” en las
campañas de prevención, y enfocarse no solo en la concientización sobre cómo
identificar las ofertas falsas de empleo, sino también sobre cómo prevenir la
pobreza y la discriminación.

2. Apoyar la labor policial tradicional. Es claro que la policía desempeña un papel


fundamental en el desmantelamiento de las organizaciones de trata de personas.
Pero otras agencias gubernamentales también pueden contribuir en esta labor de
diversas maneras.
Rochelle Keyhan, directora de Estrategias de Desmantelamiento en Polaris, una
organización de lucha contra la trata en Estados Unidos, le dijo a InSight Crime
que, como parte de una nueva estrategia, la organización ha comenzado a
capacitar a los agentes encargados de hacer cumplir los códigos de policía sobre
cómo reconocer la trata sexual en diversos negocios, como los locales de venta de
alcohol.
Las ciudades de Estados Unidos tienen estrictos códigos de salud y seguridad que
regulan el funcionamiento de negocios como bares, restaurantes y salones de
belleza. Polaris ha estado presionando por una legislación similar para regular
mejor otros establecimientos, como los salones de masajes, que se suelen utilizar
como fachada para el tráfico sexual.
Según la organización, los agentes encargados de hacer cumplir estos
reglamentos tienen la posibilidad de identificar los establecimientos que son
utilizados como fachada para el tráfico sexual. En San Francisco, por ejemplo,
gracias a las regulaciones de los negocios de masajes, el Departamento de Salud
logró cerrar 250 negocios de masajes ilegales que operaban en la ciudad, le dijo
un portavoz de Polaris a InSight Crime.
Es posible que esta estrategia no pueda aplicarse en América Latina y el Caribe,
dado que en muchos países de la región no se hace un estricto control de estas
infracciones. Sin embargo, un número significativo de víctimas de América Latina y
el Caribe son llevadas a Estados Unidos, lo que significa que esta estrategia
podría tener un impacto significativo, al menos en el país de destino.

3. Desarrollar una respuesta transnacional coordinada. Debido a la naturaleza


transnacional de la trata de personas, es imperativo que los gobiernos cooperen
para hacer frente a este crimen.
La Interpol se ha convertido en un actor importante en la cooperación multilateral
del trabajo contra la trata. Por ejemplo, en la Operación Intercops-Spartacus III,
llevada a cabo en dos etapas en 2016, participaron 25 países de Centro y
Suramérica para desmantelar siete redes de crimen organizado, arrestando a 134
presuntos tratantes y rescatando a 2.700 víctimas, según informó el organismo
policial internacional.

“Los efectos de esta operación policial transfronteriza a gran escala resaltan el


valor de la Interpol para ayudar a la policía en los países de origen, tránsito y
destino en una labor conjunta en la lucha contra las redes criminales dedicadas a
la trata de personas”, dijo Tim Morris, director ejecutivo de Servicios Policiales de
la Interpol, en un comunicado de prensa.
Este tipo de operaciones a gran escala no son la norma, pero los trabajos
coordinados a menor escala a través de la Interpol suelen dar resultados
importantes. El mes pasado, por ejemplo, una operación que involucró a la Interpol
permitió descubrir una red de tráfico que explotaba mujeres venezolanas para la
prostitución ilegal en España.

4. Rastrear las finanzas

El lavado de dinero es una parte esencial del modelo de negocio de casi todas las
organizaciones criminales, incluyendo las redes de trata de personas. Y el
seguimiento de los flujos financieros ilícitos puede ser una manera eficaz para
interferir en sus actividades.
En los últimos años, países como Argentina han empezado a prestar atención a la
investigación de las pistas sobre lavado de dinero, como una forma de identificar y
enjuiciar a las organizaciones que podrían estar involucradas en la trata de
personas.
Julie Oppermann, directora del Programa sobre la Esclavitud Moderna y Trata de
Personas, de la Universidad de Naciones Unidas, le dijo a InSight Crime que las
instituciones financieras pueden desempeñar un papel importante en la lucha
contra la trata.
Oppermann dice que los datos financieros sobre lavado de dinero relacionados
con la trata de personas pueden servir como importantes pruebas ratificatorias en
investigaciones que suelen basarse sobre todo en el testimonio de las víctimas. Y
además de alertar a las autoridades sobre las transacciones sospechosas, las
instituciones financieras podrían ayudar a eliminar los trabajos forzados de las
cadenas de suministro de sus clientes si hacen que la prestación de servicios
financieros esté supeditada a que el cliente cumpla con buenas prácticas de
control de la trata de personas.
Si bien Oppermann reconoce que “a menudo hay muchos intereses en juego que
impiden que esto suceda”, señala que los riesgos legales que las instituciones
financieras enfrentan por manejar los fondos derivados del crimen organizado
deberían incentivarlas a ejercer su labor de manera adecuada.

Narcomenudeo

El combate al narcotráfico se mide en las calles, en la venta mano a mano, en la


cantidad de drogas ilegales que circulan diariamente en todo el territorio nacional.
No hace falta ser un consumidor habitual para saber que en cualquier colonia,
barrio o unidad habitacional se consigue droga con relativa facilidad. Hoy día el
narcomenudeo es un negocio próspero, boyante. Seamos claros: la oferta de
narcóticos es tan grande como su demanda.

El narcotráfico es un negocio multimillonario debido a la prohibición. Las leyes de


nuestro país sancionan la producción, el tráfico y el consumo de las llamadas
drogas ilegales. Así que tan criminal es el Chapo Guzmán como el joven que es
sorprendido con un carrujo de mota entre los labios. Pero el narcotraficante tiene
el suficiente poder para corromper a la autoridad (al más alto nivel) y salir
caminando como si nada de un penal de máxima seguridad. El joven fumador de
mota, en cambio, suele ser víctima de los peores abusos de poder por parte de los
uniformados. Todo está mal: los narcotraficantes tienen tanto poder económico y
político –al grado de ser intocables– porque controlan un negocio prohibido. Y los
usuarios de a pie, es decir, los que poseen pequeñas cantidades de droga para el
consumo personal, son tratados como el peor de los hampones. Los usuarios de
drogas ilícitas tienen todas las de perder: se arriesgan al comprar en la
clandestinidad, consumen sustancias elaboradas sin el menor control de calidad –
con los riesgos fatales que esto implica–, son sujetos de persecución y abusos por
parte de la autoridad, y en la mayoría de los casos padecen el rechazo social. Esto
me lleva a plantear la siguiente idea: si los hechos comprueban que el combate
armado al narcotráfico no resuelve los problemas de oferta y demanda de drogas,
¿no es tiempo de corregir la estrategia y cambiar el rumbo? Un primer paso es
analizar los beneficios de una reforma que despenalice el consumo de las drogas,
a la vez que ofrezca tratamiento médico y psicológico a las personas adictas. Lo
prohibido siempre será deseado. Así que, en lugar de satanizar las drogas y
perseguir a los consumidores como viles delincuentes, mejor hay que informar,
educar y prevenir a la población sobre los riesgos en el abuso de ciertas
sustancias. Empecemos, pues, por separar el binomio adicto-criminal. En el caso
hipotético de que suceda, la despenalización del consumo abriría el camino al
debate de un tema fundamental para los mexicanos, mismo que ofrece la única
solución integral al problema del narcotráfico: la legalización de las drogas, es
decir, la regularización de su producción y comercio.
Ilegales o legales, las drogas seguirán llegando a las manos de los consumidores.
La demanda de narcóticos nunca se acaba. El negocio es tan próspero que si hoy
desintegran un cártel, mañana aparecen tres disputándose a muerte el hueco
liberado en el mercado. En el actual esquema de prohibición, el comercio de las
drogas ilegales conlleva el enriquecimiento desmedido de los narcotraficantes, la
proliferación de la violencia, la corrupción en todos los niveles de gobierno y la
erosión progresiva del tejido social. En cambio, en un esquema de legalización es
posible regular el negocio desde la producción, transporte y comercialización,
hasta el consumo. Habría control de calidad y venta de dosis estandarizadas en
lugares específicos, así como precisiones legales que impidan publicitarla en los
medios masivos, además de campañas informativas y de prevención al consumo
abusivo, y de tratamiento a las personas adictas y a sus familias. En lugar de
destinar tanto dinero a una guerra imposible de ganar, el gobierno mexicano debe
armarse de valor y reconocer de una buena vez que la legalización es la mejor
solución a los problemas que genera el narcotráfico. Por más idealista que suene,
es una alternativa viable. Sería un triunfo de la razón.
Conclusión

Es indispensable complementar la acción del gobierno, las organizaciones civiles y


las policías con la colaboración de la sociedad, lo cual no es una tarea fácil, ni a
corto plazo, se debe de enfocar la lucha para disminuir los problemas
criminológicos en la prevención mas que en el combate y rehabilitación social, se
debe de trabajar en el fortalecimiento del núcleo básico de la sociedad que es la
familia y derribar a los estereotipos implantados en la sociedad, ya que se nos ha
puesto como admirable y como modelo a seguir la vida de los delincuentes y la
satisfacción de los placeres como un estilo de vida, que en vez de beneficiar al
conjunto de la sociedad solo beneficia a unos cuantos.

Si no cambiamos la forma de pensar de nuestros niños tardaremos en poder


solucionar los principales problema criminológicos en el país, porque son años en
los que se pierden los adultos que podrían empezar a cambiar el modo de
convivencia, además de lo antes mencionado es importante buscar formas de
crear igualdad social para que existan mayores oportunidades de desarrollo para
las clases bajas.
Bibliografía

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