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El paisaje de la
memoria. Entrevista a
Ana Claudia Díaz
adminv&co
15 mayo, 2019
El paisaje de la memoria.
Entrevista a Ana Claudia Díaz
Entrevista
[AM]: ¿De qué modo pensás que dialoga con tus libros
anteriores?
[ACD]: Generalmente tiendo a una escritura un poco
más recargada o que perdure en ese intento, este libro
está bastante limpio de eso: hay juegos de sonidos y
encabalgamientos, las palabras se rozan entre sí
incluso en varios sentidos, pero no hay demasiados
excesos, no es el camino de escritura por el que venía.
Quizás sea un registro de la voz poética, suspendida en
algún lugar, tomada a veces, cuando el decir quiere ser
más genuino. Sí se le puede encontrar un eje
conductor en cuanto a la presencia del paisaje y cierto
desenlace en eso, como una seguidilla de sucesos
desprendidos desde el imaginario: un limbo que se va
transformando en una conspiración, una conspiración
esbozada que toma forma de cartografía, y finalmente
se convierte en pasaje, en la huella transitada y
terrenal. Retomando la idea del “túnel” podría decir
“del limbo al lado del hemisferio en que quedamos”. Me
gusta pensar la transición como una ruta, una guía, un
dibujo.
http://www.vallejoandcompany.com/el-paisaje-de-la-memoria-entrevista-a-ana-
claudia-diaz/
LIMBO
1.
Estación lluviosa. Ahí vos, bajo el diluvio abatido y la lógica. Interoceánico,
todo, todo celeste. Y eso, y yo lo prefería incluso, cuando era lo del puesto de
diarios a la madrugada. Mejor, si se parecía al color de la esmeralda. O al
verde botella, que es como si fuera sede de vitró. Para poder camuflarme en
el esperantismo absoluto. O en el festejo de la vendimia. O capaz, al naranja.
Pero vino así, con el rostro lleno de mucha redondez, negando en vaivén,
mareado. Y yo no pude decir nada. No pude decir yo quiero hacer eso, quiero
titilar de colores por la alfombra, parpadeando y continuarme continuada en
una curva, como un arco acristalado hecho solo con la intuición de los pies.
Batallas con ocas, tierra. Y eso me pasa, de mucho querer poner lejos: la
abreviatura. Tanto raro, tanto emparchado. Trato. O lo que da igual. Intento,
poder disolver una voz en una torta de manzana invertida. Son otras. Las
tristes murmuraciones de una silla. Claro, hay una puerta a cada lado de la
interpretación. Y mientras sea así, yo puedo mezclar todo. Puedo mezclar: la
alfombra, el macramé, lo rojo, lo editado, la pulpa, el fervor, lo voraz, la
almohada, lo feroz. Todo en una bocanada.
Lavalle
1.
Lavalle
a cuestas
para partir
2.
mientras
4.
desde acá
5.
6.
yo de verdad creo
y ruedan
7.
encendemos el motor
despegamos
burbujas, globos
8.
9.
cayó la tarde
volvemos a la orilla
10.
de vuelta la ruta
11.
me duermo
Entiendo
las certezas son como piedras que se acomodan en un nido
si se desbarranca el océano brillante
capaz después encuentro
la llanura fértil igual
Las orcas
El océano inmenso nos rodea acá para todos los costados. Atlántico sobre el manto.
Esta mañana había aparecido una tortuga marina gigante de carey, quedaba solo
su caparazón en la orilla que baña mi costa, cuando llegué. El resto del naufragio la
trajo hasta acá. A veces las olas son tan altas que tapan el muelle. Yo siempre
anuncien en la radio o en algún programa del cable. Y me quedaré ahí con vos,
hasta que las aguas lo cubran todo. Si nos agarra de sorpresa, subiremos a los
techos y ahí ya no sé, capaz te vea de lejos, con suerte. Desde el mangrullo se ve
mejor el mar, se ve más adentro. Pero no más profundo para saber si las placas
están chocando o si aquel movimiento pertenece a las orcas que avanzan hacia al
para ver pasar antes de dormir, para contarlas. Sus cantos de noche de sirenas de
altamar. La música que tiene la playa, casi como el sonido de adentro del caracol.
Pero ahora, cincuenta orcas están nadando sueltas y juntas, sin ninguna red cerca
que les atrape la libertad. Sopla fuerte el viento a veces y rompe todo, desde
adentro pareciera como si la costa se desarmara en mil fragmentos, retazos del sol
que caen como rayos. Yo siempre vuelvo hasta la orilla. Pienso que algún día quizás
salga un monstruo marino y me lleve a vivir allí adentro, con ellas al final y sin
soltarte la mano.
Bio Ana Claudia Díaz nació en Santa Teresita, en 1983. Publicó Limbo (Pájarosló
editora, 2010 y La One Hit Wonder Cartonera, 2012, Ecuador) y Conspiración de
perlas que trasmigran (Zindo & Gafuri, 2013). Las plaquetas Vuelto Vudú (Pajarosló
editora, 2009) y Al antojo de las anémonas (Color Pastel, 2011). Textos suyos
integran las antologías Pájaros en la frente (Pajárosló, 2011), La Juntada (APOA,
2012), Canciones (Ediciones presente, 2013), Re-Invención (Proyecto Madonna,
2013), Estaciones (La Parte Maldita, 2013) y Poesía Deliberada (Textos Intrusos,
2013). Participa de diferentes encuentros de poesía y colabora con la sección de
reseñas de No-Retornable. Vive en Buenos Aires.
http://www.anaclaudiadiaz.blogspot.com/