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NOMBRE DE LA DANZA: Maris Cawiris

DOCENTE ASESOR (A): Yesenia Andrade Perez

RELACIÓN DE ESTUDIANTES :
1. Aguilar Caceres Diana Milagros
2. Bonifaz Pacovilca Adriana Angela
3. Calderón Zurricalo Leydy Paulina
4. Ccama Aguilar Jemima Karen
5. Chagua Aduviri Yohel Vitmar
6. Chicani Chagua Doris
7. Choque Aymachoque Eddy Cristian
8. Choque Ramos Noemi Yameli
9. Llanchipa Atahuachi Erick Yhony
10. Luna Calliri Stiv Leonardo
11. Mamani Linaja Gildebran Vilvec
12. Maquera Yujra Dylan Deivis
13. Mendizabal Tacora Ruth Sarai
14. Mendoza Roque Jhon Cristopher
15. Murillo Amaru Jhon Alan
16. Quispe Quispe Rudy Anthony
17. Quispe Sagua Yanira Judith
18. Rojas Anquise Brayan
HISTORIAL DE LA DANZA:

MARIS CAWIRIS

Es la simbiosis del hombre del altiplano y el español, que expresan espontáneamente los aymaras del sector
de Ilave y Acora, para tributar la fecundidad de la Tierra y los sembríos en flor, augurio de buenas cosechas
de la variedad de papas de magnífica calidad. Hombres y mujeres ataviados con sobreros llenos de flores
silvestres, bailan al compás de pinquillos, tambor y bombo, en los meses de Mayo y Septiembre.

La palabra aymara mari se refiere a una variedad de papa de excelente calidad y qawuiri es la persona
responsable de los sombríos de papa. Esta danza es propiciatoria de la buena cosecha de papas y tributo a
la Mama Pacha. Coincide en su representación con las fechas del carnaval occidental. Se presenta en las
comunidades del distrito de Ilave de la Provincia del Collao y en las comunidades de Sivicani, Q’alajahuira y
huilaq’aya del distrito de Acora en la Provincia de Puno.
Para los acoreños, la fiesta del carnaval a través de la danza el “kawiri” se convierte en un escenario donde
la alegría, el júbilo, la satisfacción, el placer y el buen humor se desbordan. Su plaza y las calles adyacentes
en otros momentos tranquilos y hasta cierto punto monótonos se convierten en una vía de mujeres con
hermosas polleras y “phullus” multicolores vivos. La música se ejecuta con pinquillos, bombo y tambor.
EL HISTORIAL DE LA DANZA MARIS CAWIRIS EN SU EXTENSIÓN.
El carnaval es una de las fiestas más importantes de la región andina. El baile característico y vital de esta
fiesta del pueblo acoreño, lo constituye, la danza el “kawiri”
De acuerdo a las investigaciones históricas la papa se originó en el actual espacio turístico de Pucará,
conocido a nivel mundial por sus famosos Toritos. Por ello, Samuel Frisancho Pineda nos dice: “Puno tiene la
gloria de haber sido la cuna de la domesticación de la papa…”. Del mismo modo, el Dr. David Spooner de la
Universidad de Wisconsin – USA, afirma que: “se ha demostrado que los ancestros silvestres que intervinieron
en la domesticación de la papa son aquellos que se encuentran en el norte del Lago Titicaca (territorio
peruano)”.
En este entender, la papa es puneña, se originó en “Qala Uyu” (Pucará-Lampa). En el país el cultivo de este
tubérculo se realizó desde la época pre-inca del siglo VIII Ac. En 1550. Los españoles se familiarizaron con
esta planta y lo transportaron a Europa en 1554; constituyéndose allí en un producto muy cotizado, hasta que
llegó a aplacar todo la hambruna de 1858. Por ello, se afirmó: “Soy de un pueblo que se alimentaba de castaña
hasta que se descubrió América. Hoy la base fundamental de nuestra alimentación como pueblo campesino
es la papa, que no conocíamos hace 500 años; sin embargo, actualmente sin la papa no podemos vivir”
(Enrique Aller, 243. Reunión Anual de etnología 1992. T. II).
En la coyuntura actual la siembra y producción de esta flora, se ha extendido a todos los confines del planeta,
que según los analistas llegaría a cinco mil variedades y en el Perú se aproximaría a 4000 diversidades.
Entendida que patrimonio cultural, es todo aquello que constituye la herencia común de una colectividad. La
danza el “kawiri” que se baila en la fiesta del carnaval en el distrito de Acora, es una herencia ancestral de
carácter colectiva.

En cuanto a sus antecedentes históricos no se sabe a ciencia cierta, cuántos años de subsistencia tiene ésta
danza. Sin embargo, de acuerdo al material empleado para la confección del “Mari” que es el disfraz del
“qawiri” o “kawiri”, como son perlas, espejos, pedrerías y otros enseres, dataría desde 1os primeros décadas
del descubrimiento de América o bien desde 1532, año de la invasión española al Imperio Inca.
En cuanto a los pasos, movimientos y otros levantamientos kinestésicos de la danza, Jesús Raymundo Taipe,
afirma que las danzas: “testimonian que la cultura tradicional se escribe con pasos y movimientos ancestrales
que hoy acompañan la vida colectiva. Son manifestaciones vigorosas que agregan con naturalidad la
dimensión mágica a lo cotidiano. Son como libros que se escriben desde hace mucho tiempo y que testimonian
la memoria y las visión, los conocimientos y la creación, la vida y la eternidad”.
Sin lugar a dudas, las fiestas andinas incluida los carnavales constituyen todo un sistema ritual basado en tres
estaciones bien marcadas: El “Jallupacha”, el “Juyphipacha” y el “Autipacha” o “Luphaqpacha”. El primero es
la época de lluvias. Se caracteriza por una serie de actividades rituales relacionadas con la fertilidad de la
tierra. Al respecto Roberto Fernández Erquicia afirma: “Como rituales colectivos, las fiestas son la parte
práctica de la religión para relacionarse con el campo sagrado utilizando para ello la reciprocidad”. “si no bailo
la “Pachamama” me castiga, no sólo a mi, sino también a mi familia y a toda la comunidad”. “Este año mis
papas están bonitos, debo de bailar”. Precisamente, el “kawiri” como danza agrícola y costumbrista del
aporque, conexiona tal como se ha indicado hombre-tierra, hombre-pachamama, hombre- producción
agropecuaria.
Socialmente, los ejecutantes de esta danza tienen que ser casados, esposos o bien convivientes. No es como
el baile de las tijeras y la huaconada del Mito, o los tucumanos de Argentina, donde se divierten puramente
varones. O también la pandilla, donde el hombre puede retozar con la esposa de otro, o la mujer con el esposo
de otra. Esta costumbre es propia del mundo occidental. Allí, se maneja el individualismo, la unidad es uno;
en tanto, que en el mundo andino prima la paridad. No existe el hombre ni la mujer sola. Todo es par. Todo
es “chacha-warmi”, todo es “único”. Además, dentro del “kawiri” se habla de un “tinku” (encuentro) que en
otras danzas de talla mundial no existen.
Según la ideología de los actores (kawiri), la finalidad de esta danza es alegrar y agradecer a la “pachamama”
por haber favorecido una buena producción y una buena recolección de frutos. Pero no solamente se ofrenda
a la Madre Tierra a través de estas actitudes, sino que también se realiza a través de la “chaqallada” (música),
porque si no hay música, no hay danza, e inversamente, si no hay danza no hay música. Entonces, la danza
y la música no pueden ser vistos como expresiones exclusivamente artísticas, sean éstas coreográficas,
organológicas o exclusivamente musicales, sino como parte de una totalidad social concreta. De esta manera,
podemos encontrar que existen varias lecturas del ritual colectivo, donde intervienen de manera
interrelacionada y recíproca danza, música, vestimenta, alcohol, rituales, dioses ancestrales, y santos
católicos andinizados.
Asimismo los participantes de la danza el “kawiri” tienen sus propias concepciones políticas, jurídicas,
filosóficas, religiosas, etc., sujetas a las condiciones históricas y sociales: agricultura, procreación de animales.
Mitos, religiosidad “cristiana” y andina, reproducción del dinero, prestigio, etc.
Para los acoreños, la fiesta del carnaval a través de la danza el “kawiri” se convierte en un escenario donde
la alegría, el júbilo, la satisfacción, el placer y el buen humor se desbordan. Su plaza y las calles adyacentes
en otros momentos tranquilos y hasta cierto punto monótonos se convierten en una vía de mujeres con
hermosas polleras y “phullus” multicolores vivos. Cada barrio tradicional como Miraflores, San Juan, San
Pedro, Victoria y de las comunidades aledañas: “Chamchilla” y “Wilaq’aya” disfrutan con todo fervor y vigor
los tres días que dura la fiesta. A este respecto, en algún momento Nolte Maldonado afirmó: “Me interesó la
gente común, sus juegos, su expresividad, tan espontánea. Todos se dejaban llevar por la alegría del
carnaval”.
Mientras los sikuris, la morenada, los llameros, la pandilla puneña, los famosos cortamontes e inclusive la
danza de las tijeras se amoldan fácilmente a otros lugares del país por acción de los migrantes. En tanto, que
la danza el “kawiri” no se adapta con cierta predisposición a las condiciones de vida de otros lares del territorio
nacional. Por estos considerandos y otros que resulten como producto de una investigación exhaustivo es
dable que la danza el “kawiri” sea estimado como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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