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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras


Colegio de estudios Latinoamericanos
México Contemporáneo 2

Diego Téllez Anta


No. de cuenta 303298146

Topilejo, primer territorio libre del Distrito Federal, de México, de América

Es que aquí todo el mundo da su versión


Beatriz Velásquez Inclán

Introducción
El año de 1968 es considerado como un punto de inflexión en la historia de México, y de otros
países alrededor del mundo. Algunos historiadores consideran que las manifestaciones sociales que se
llevaron a cabo en muchas partes del mundo durante ese año fueron una revolución. 1 Para otros ese
movimiento “distó mucho de ser una revolución [sin embargo] marcó el principio de una nueva época
de la política mexicana”.2 Más allá de cómo se caracterice, es innegable que en esos años se
experimentó una efervescencia de los movimientos sociales, en los que la juventud fue protagonista.
En el contexto mexicano uno de los principales elementos que confluyeron para que ese año sea
considerado con tal importancia fue el movimiento estudiantil. Uno de los objetivos de dicho
movimiento era establecer alianzas con los campesinos y los obreros, para tener más fuerza y poder
transformar la sociedad mexicana en su conjunto.
El resultado más exitoso de esa estrategia, en lo que se refiere al acercamiento entre los
estudiantes y los campesinos, se dio en el pueblo de San Miguel Topilejo, al sur de la Ciudad de
México a partir del apoyo prestado por los estudiantes a la lucha del pueblo.
Este trabajo es un intento de exponer los testimonios de las personas de Topilejo que estuvieron
cerca del movimiento en esos años, es resultado de una serie de entrevistas que se llevaron a cabo entre

1 Emmanuel Wallerstein “1968: revolución en el sistema mundo. Tesis e interrogantes”.


2 Eric Hobsbawm, “Historia del siglo XX”, Capítulo IX, Crítica, Grijalbo Mondadori, Barcelona.

1
agosto y septiembre de 2018, realizadas por vecinos del pueblo y el taller de producción audiovisual
del FARO de Oriente.
A pesar de los problemas inherentes que conlleva utilizar el testimonio como fuente histórica
principal me parece muy valioso rescatar las palabras de los pobladores, relatar su experiencia en
primera persona es la base para poder construir una memoria histórica que los reconozca como
protagonistas.
No hay mucha bibliografía sobre el tema, La Jornada del campo publicó un escrito titulado
“Topilejo, Primer territorio libre de México”, de Antonio Vera, quien participó en el movimiento como
estudiante, este autor es citado también por Paco Ignacio Taibo II en el libro “68”, México D.F., 1991.
En 2018 el Instituto Belisario Domíngez del Senado de la República publicó un libro titulado: “El 68.
Una historia oral más allá de la masacre de Tlatelolco”, escrito por Emiliano Ruiz Parra, donde se habla
de Topilejo. El tema también es mencionado, aunque muy brevemente, en el libro “Parte de guerra” de
Julio Scherer y Carlos Monsivais.
Como en todas las historias hechas con base en testimonios hay algunas inconsistencias, no
todos recuerdan lo mismo, y no todos recuerdan igual lo que pasó, sin embargo con base en lo que
cuentan los testigos podemos hacernos una idea de los hechos, y la importancia que estos
acontecimientos tuvieron tanto para el pueblo como para los participantes del movimiento estudiantil.

El principio. El accidente.
La historia comienza a principios del mes de septiembre de 1968 (algunas versiones dicen que
el 3,3 otras dicen que el 8),4 cuando un camión de pasajeros de segunda clase de la línea México-
Xochimilco, se accidentó en un paraje denominado “El Caracol”, que se encuentra en la carretera que
conecta el pueblo de San Miguel Topilejo con los pueblos de Xochimilco. El camión salió a las 5 de la
mañana de Topilejo, y en él viajaban principalmente campesinos y comerciantes de este pueblo que
bajaban a vender sus productos.
Las cifras de las personas que murieron en el accidente varían dependiendo de la fuente,
Antonio Vera dice que fueron primero siete, y después de unos días la cifra se elevó a diez, además de

3 Antonio Vera Martínez, “Topilejo, primer territorio libre de México”,


https://www.jornada.com.mx/2008/10/14/topilejo.html, también Emiliano Ruiz Parra menciona esta fecha, en el libro
“El 68. Una historia oral más allá de la masacre de Tlatelolco”, Instituto Belisario Domínguez, Senado de la república,
México, septiembre de 2018.
4 Julio Scherer y Carlos Monsivais, “Parte de guerra”, citados en (https://jazdian.wordpress.com/2011/06/28/topilejo-en-
el-68/)

2
32 lesionados.5 Scherer y Monsiváis mencionan diez muertos y 30 lesionados. 6 Emiliano Ruiz Parra
habla de 24 personas fallecidas y 20 heridos. 7 Beatriz Velasquez Inclán, cronista del pueblo de Topilejo,
menciona “una docena o más de muertos, y muchos heridos”. 8 La familia García-Rosas Paredes,
mencionan “como 17 muertos”.9
En la única entrevista que se mencionan nombres de fallecidos es en la de Antonia García Vega,
quien nombra a María Bravo, de la familia de su esposo y Juan Fernández, sobrino de su papá; se sabe
también que como consecuencia del accidente falleció el señor Ponciano Martínez Pérez.10

Reacción de los pobladores


Se reproduce a continuación una parte del testimonio de una de las participantes del
movimiento: “Mi nombre es Inés Morales Rosas, soy comerciante desde el 62. En el 68 tuvimos la
desgracia y fortuna de vivir esta situación tan triste para el pueblo que fue cuando se volteó el carro que
venía de Xochimilco acá para Topilejo. Éramos 8 comerciantes que estábamos en el kiosko, en la plaza
del pueblo, nos armamos de valor, y más gente que nos apoyó, y empezamos a secuestrar carros, eso sí
fue una realidad. ¿Porqué hicimos eso? Porque ya habían pasado muchos accidentes y nunca de los
nuncas nos hacían caso, nosotros bajábamos y les decíamos a la línea que nos mandaran mejores
carros, pero como nunca se llevó a cabo eso, decidimos secuestrarlos. Empezamos a secuestrar seis
carros fueron, no les quitábamos ni su dinero ni mucho menos. Llegaban, le decíamos al chofer que se
bajara porque el carro ya no iba a bajar […] ¡Las mujeres, eh, somos valientes! Ya después los
estudiantes vinieron a apoyarnos en la noche”.
Es pertinente asentar también los nombres de los comerciantes que participaron con Doña Inés:
“Éramos 8, estaban los de la carne, eran 3, se llamaba Doña Cruz Castillo, María Carpeta y Pancho
Contreras, la otra señora vendía mole, pipián, yerbas, quelites […] y otras dos, la señora se llamaba
Coleta, vendían gorditas, quesadillas, […] nos empezamos a juntar las mujeres. […] Los estudiantes

5 Antonio Vera, Op. Cit.


6 Scherer y Monsivais, Op. Cit.
7 Emiliano Ruiz Parra, “El 68. Una historia oral más allá de la masacre de Tlatelolco”, Instituto Belisario Domínguez,
Senado de la república, México, septiembre de 2018.
8 Beatriz Velásquez Inclán, entrevista
9 Los miembros de la familia García, o Rosas Paredes, que participaron en la entrevista fueron Cristóbal Rosas Paredes,
Berta Rosas Paredes y su tío “El barriga”, Eduardo García Hernández. La razón del cambio de apellidos es que los
abuelos adoptivos de Cristóbal y Berta le quitaron los apellidos originales a su mamá Josefina Paredes Mendoza
(originalmente Josefina García Hernández), cuando la llevaron a vivir con ellos, después del fallecimiento de su madre.
A partir de este momento se les denominará “familia García-Rosas”.
10 Catalina Martínez Flores y su hermana, hijas de Don Ponciano Martínez Pérez, entrevista.

3
llegaron como a las 8 de la noche […] eran 12 […] a ellos les dio mucho gusto de que tuviéramos la
iniciativa de tomar los camiones”.11
De la lectura de este testimonio se desprenden dos elementos de gran importancia para contar la
historia de Topilejo en el 68, en primer lugar es muy relevante constatar la participación destacada de
las mujeres; en segundo lugar llama la atención que el movimiento comenzó por iniciativa de los
pobladores, y los estudiantes llegaron después a apoyarlos. No fue un movimiento impulsado desde
afuera, fue un movimiento espontáneo del mismo pueblo.

Comienzo de la relación con los estudiantes


Topilejo tenía relación con el movimiento estudiantil porque algunos de los hijos de los
pobladores se encontraban estudiando en la universidad en ese momento, la versión más repetida de
cómo se dio el contacto entre los estudiantes y el pueblo es que fue a partir de un estudiante que sus
papás eran originarios del pueblo, ese estudiante se llamaba Alberto Barrera García, y era conocido
como el “Borrego”. Lamentablemente murió hace unos años, de un problema en el corazón, Beatriz
Paredes cuenta que “esta versión que está en el libro es de un sobreviviente del 68, ya murió, pero
cuando nos dio la entrevista, él estuvo en el movimiento, él fue encarcelado, y él era originario de
padres de Topilejo […] Alberto Barrera […] nos dio la entrevista y a los dos meses se murió […] ya
estaba enfermo, pero él nos dijo que era la última entrevista que daba en su vida, que él no quería que
le recordaran esos días difíciles”.12
Los testimonios que coinciden en señalarlo como el enlace entre Topilejo y los estudiantes,
además del de Beatriz Velásquez Inclán, son los de su tía Antonia García Vega y el de la familia García-
Rosas, quienes mencionaron también que la madre de Alberto se llamaba Sabina García.

Objetivos de la lucha
Los pobladores de Topilejo le exigieron desde un primer momento a la línea de camiones que se
hiciera responsable, la negociación estuvo mediada por el Departamento del Distrito Federal (DDF) a
través de un delegado. Alfonso Corona del Rosal, jefe del departamento declaró: “[…] se iba
encarrilando la solución […] hasta que intervino un grupo de jóvenes, asesorando y pidiendo sumas
que en concepto de los permisionarios son muy elevadas, porque es una línea de segunda y con

11 Inés Morales Rosas, entrevista


12 Beatriz Velásquez Inclán, entrevista

4
camiones que valen poco dinero”.13 La familia García-Rosas señala que la indemnización que quería
dar la línea de camiones en un principio era de 800 pesos y un cajón para la familia de cada fallecido, 14
Antonio Vera, por su parte, menciona que el ofrecimiento inicial era de 5000 pesos. 15 Doña Inés habla
de 3000 pesos.16
Los testimonios coinciden en señalar que hubo asesoramiento legal por parte de estudiantes de
la facultad de derecho, y la voz de doña Inés puntualiza: “[…] ellos [los estudiantes] ayudaban a uno
dándole orientación, nunca se presentaban ellos ante las autoridades porque para ellos pues los andaban
buscando para matarlos, definitivamente esa era la realidad, el gobierno era de veras muy malo”.17
En lo que hay coincidencias es que se creó un “comité de lucha” y se plantearon cuatro
demandas concretas: 1. Indemnización a las familias de los muertos, 2. Ayuda económica para los
heridos, 3. Renovación de la flotilla de camiones de transporte y 4. Reparación de la carretera en el
paraje “El Caracol”.18

Medios de lucha
Como ya se mencionó, la primera acción que tomaron los pobladores fue la toma de camiones,
hay algunas divergencias en el número de camiones secuestrados. Emiliano Ruiz menciona la cifra de
30 camiones, Antonio Vera dice que eran 29, doña Inés Morales habla de 23 carros. Hay una fotografía

13 En Antonio Vera, Op. Cit.


14 Familia García-Rosas, entrevista
15 Antonio Vera, Op. Cit.
16 Inés Morales Rosas, entrevista
17 Inés Morales Rosas, entrevista
18 Antonio Vera, Op. Cit., también Emiliano Ruiz, Op. Cit. menciona las mismas demandas y los dos usan el concepto
“comité de lucha”.

5
tomada en el momento de los hechos19 donde se alcanzan a ver siete camiones estacionados enfrente de
la iglesia, en el centro del pueblo.
Como la línea suspendió el servicio para Topilejo los pobladores junto con los estudiantes
decidieron bajar a La Noria, Xochimilco, para secuestrar más camiones. Dice doña Inés “Empezaron
los demás pueblos a traer carros, ellos, los muchachos, nos decían bajen a La Noria… y ahí ya los
demás pueblos les decían a los carros, ¿sabes qué? Que este se va para Topilejo […] en la escuela
estaba un patio grandote […] y ahí estuvieron encerrados, y la gente los quería quemar […] pero estos
muchachos nos dijeron que no, porque teníamos que llevar las cosas tranquilas para que pudieran
apoyarnos”. Juan Castillo menciona que se les poncharon las llantas a los camiones para presionar a la
línea para que pagara las indemnizaciones.
Como se infiere de lo anterior, la organización en ese momento no se limitó a Topilejo, otros
pueblos de Xochimilco como San Mateo Xalpa, Santa Cecilia Tepetlapa, San Andrés Ahuayuca, San
Francisco Tlalnepantla, San Salvador Cuahutenco, San Gregorio Atlapulco, San Pedro Actopan, San
Pablo Ostepec y San Lucas Xochimanca se solidarizaron con la lucha y apoyaron al movimiento.20

Acciones de los estudiantes en el pueblo


Durante su estancia los estudiantes tuvieron un campamento en el centro del pueblo, cerca del
patio de la escuela primaria Salvador Trejo Escobedo, donde estaban secuestrados los camiones.
Tomaron la Subdelegación y ahí se instalaron carpas 21 que servían como base de las brigadas de trabajo
comunitario que se organizaron: “Los estudiantes de ingeniería fueron a trazar caminos; los de
medicina, a atender las diarreas recurrentes de los niños, los de economía formaron la brigada Avante y
se instalaron en el pueblo”,22 “estudiantes de arquitectura […] psicólogos, dentistas, y de varias
facultades se nos unieron”.23
Además del apoyo ya mencionado por parte de los estudiante de derecho con el tema de las
indemnizaciones, uno de los aspectos que más recuerda la gente en el pueblo es la ayuda de
“Estudiantes de Chapingo, que ayudaban a inseminar a los animales”,24 y le enseñaban a los pobladores

19 50 del 68
20 Este dato es mencionado por Antonio Vera, la Familia García-Rosas y doña Inés.
21 Juan Castillo, entrevista
22 Emiliano Ruiz, Op. Cit.
23 El Borrego, citado libremente por Beatriz Velásquez Inclán, entrevista
24 Antonio Vera, Op. Cit., la acción de los estudiantes de Chapingo es mencionada frecuentemente en las entrevistas

6
“técnicas del cultivo, cómo castrar a los animales”, entre otras cosas, este conocimiento se quedó en el
pueblo y posteriormente se transmitió a las nuevas generaciones.25
El pueblo recibió a los estudiantes con los brazos abiertos: “todos los días las señoras se
organizaban y llegaban a darles a las brigadas de estudiantes alimentos, algunas otras señoras les
lavaban la ropa, había vecinos y vecinas que les permitían pernoctar en sus casas, hubo un señor
panadero en Topilejo que todas las mañanas llegaba con su canasto de pan para que los muchachos
desayunaran, las señoras elaboraban café, té, atole, y los muchachos aquí eran ya parte de la
comunidad”;26 además, el movimiento estudiantil tuvo a su disposición algunas casas repartidas por el
pueblo, a una de ellas (la casa de la familia García-Rosas) la bautizaron como Quinta Rosa
Luxemburgo. Ahí alojaron el mimeógrafo para reproducir su propaganda, y ahí pasaban la noche
algunos miembros de las brigadas, otra casa era la de la señora Inés, quien menciona que tenía “unas
criadoras, donde estaban los pollos chiquitos, ahí se iban a quedar los muchachos porque estaba
calientito”. También se dice que les prestaron otra casa, llamada Villa Flores Magón, 27 pero esta no es
mencionada en las entrevistas.
La actividad en el pueblo por esos días era incesante: “[…] En Topilejo se hicieron obras de
teatro, conciertos, círculos de estudio”,28 “grupos de músicos, poetas y bailarines que presentaban su
espectáculo a la población, […] asambleas diarias, pero también mítines relámpago, pintas, voceo,
teatro, danza, poesía, etcétera mantuvieron en vilo por varias semanas a Topilejo y sus alrededores […]
En unos cuantos días, Topilejo había trocado su rabia e impotencia en una fiesta de lucha y
participación política”.29

La mayoría de los testimonios coinciden en señalar como un gran acontecimiento la noche del
15 de septiembre, aunque no de la misma manera “mientras el profesor Heberto Castillo daba el Grito
en la explanada de la rectoría, en Topilejo hacía lo mismo José del Rivero, estudiante de la Escuela
Nacional de Economía”.30 “El domingo 15 de septiembre nos amanecimos con la noticia de que los
permisionarios pagarían 25 mil pesos a cada familia de los fallecidos, mucho más que los cinco mil
inicialmente ofrecidos. También sustituyeron los camiones viejos por unidades de transporte nuevas. Se
logró que arreglaran la carretera, al menos en las partes más peligrosas […] En la noche El Negro dio el

25 Entrevista familia García-Rosas, Juan Castillo, Inés Morales Rosas


26 Beatriz Velásquez Inclán, entrevista
27 Emiliano Ruiz, Op. Cit.
28 Ibíd.
29 Antonio Vera, Op. Cit.
30 Emiliano Ruiz, Op. Cit.

7
Grito de Independencia mencionando a los héroes que nos dieron patria, y también a Villa, Zapata y
Jaramillo, que no tienen nada que ver con la guerra de independencia, pero sí con las luchas
campesinas”.31 “El Negro” era el mencionado José del Rivero, Emiliano Ruiz Parra escribe que la
noticia de la indemnización se dio el 17 de septiembre.
Berta Rosas Paredes recuerda que fue un estudiante apodado “El Grillo” quien dio el grito
“Había uno que le decían El Grillo […] él dio el grito de independencia […] El Grillo […] toma la
bandera y me la entrega a mí y me dice: sube con la bandera, y cuando yo te la pida me la vas a dar. Y
entonces ya, pues yo me quedo con la bandera, y lo que hace El Grillo es empezar a hacer la oda de la
independencia, empieza a hablar de Hidalgo y de Morelos… todos los héroes que él entendía como
precursores de la libertad”.32 Otro detalle es recordado por Juan Castillo: “nos quitaron la luz en el
pueblo […] el 15 de septiembre se dio el grito de independencia, sin luz, pero mucha gente de aquí que
tenía tractor o camioneta lo subieron al atrio de la iglesia para enfocar la luz hacia la subdelegación y
ahí se hizo el grito”.33
El camión de la facultad de economía es otro de los temas que más se recuerdan, se dice que
como no había servicio de la línea de camiones normal, el camión de economía era el que daba el
servicio, manejado por los estudiantes,34 este camión no cobraba, sólo se le pedía alguna cooperación
voluntaria a los usuarios, para pagar el combustible. Juan Castillo cuenta que una vez “aquí abajo, en el
pueblo de San Mateo había una caseta de policías, ahí estaban los granaderos, detuvieron al camión,
querían […] que ya no diera el servicio, secuestrar el camión de economía, pues se dio la alarma aquí
por la campana, porque aquí las campanas se tocaban, de acuerdo al evento […] es como tocaban el
toque de campanas, es muy peculiar tocar la campana para algún duelo, para alguna alegría, para un
evento, para una fiesta o para un llamado […] la gente acudió muchísima, toda, podría decir […] y
corriendo bajaron al pueblo de San Mateo a enfrentarse con los granaderos para que soltaran el camión
que estaba dando el servicio, al ver que llega todo el pueblo, pues con palos o lo que encontraban, los
granaderos dejaron que el camión […] llegara aquí al pueblo, es una situación muy bonita porque el
pueblo en esos momentos verdaderamente fue y se enfrentó, no hubo agresión, no hubo pleito pero sí
hubo presencia, al ver la presencia del pueblo no tuvieron otra cosa más que dejar que el camión
continuara para acá para Topilejo, pero hasta ahí nada más llegaron los granaderos”.35

31 Antonio Vera, Op. Cit.


32 Berta Rosas Paredes, Juan Castillo también menciona a este personaje, lo nombra como “Pepe Grillo”.
33 Juan Castillo, sin embargo no menciona quién dio el grito.
34 Antonio Vera, Op. Cit.
35 Juan Castillo, entrevista

8
Además de los estudiantes ya mencionados, la familia García-Rosas recuerda a “El Cazarín,
Pepe Castillo, Joel Morales [y] el Ruso Julián Martínez Ibarra, ellos […] no eran estudiantes pero eran
jóvenes de aquí del pueblo”36 que también participaron en el movimiento.

Fin del movimiento


Pocos días después del 15 de septiembre llegó al pueblo el rumor de que el gobierno iba a ir por
los estudiantes a Topilejo. Los pobladores estaban preparados para cuando llegara ese momento, desde
antes “los fueron a esconder, los escondían en las casas por allá […] en el cerro”, dice Doña Antonia.
Doña Inés cuenta “los abuelitos tenían otra mentalidad, tenían otro modo de cómo poder ayudar
a estos muchachos para que no se los llevara la tropa […] en ese tiempo se usaban chimeneas,
chimeneas son unas cositas que tienes que echarle la pólvora tienes que echarle quién sabe qué tanto
para que salga el tiro […] y las autoridades traiban rifles, armas potentes, ¿cómo íbamos a competir?
Entonces ellos dijeron: para poder orientarnos cada pueblo vamos a echar cohetes […] los demás
pueblos estaban sabiendo que a los muchachos tenían que protegerlos, se los llevaban por las barrancas
[…] por veredas para que a ellos no los agarraran […] entonces se iban por las barrancas los
muchachos […] ya después de Santa Cecilia agarraban para abajo y salían para San Gregorio […] y de
ahí se los llevaban en lanchas a la prepa 5”.
Al parecer, el ejército entró al pueblo cerca del 18 de septiembre, a continuación se transcriben
algunos de los relatos del suceso:
“En la madrugada cuando ya amaneció el pueblo estaba tapizado del ejército, dos soldados en
cada esquina, a mitad de la cuadra […] cuando la gente vio el ejército […] gente ya adulta, viejitos,
hijos de revolucionarios, de esos, llegaron y decían ¿qué quieren?, ¿qué vienen a hacer ustedes aquí?
[…] como vieron que ya no había ningún estudiante poco a poco empezaron a reunirse y se
marcharon… todo el pueblo apoyó”.37
“Cuando yo me levanté y salí estaba el ejército toda la calle, habían soldados […] y yo les
pregunté ¿oiga joven qué pasó? Y me dijeron: no sabemos señora, a nosotros nos pusieron. Pero no me
dijeron que venían a ver si había estudiantes aquí y ya no le contesté”.38
“Hubo gente que se prestó para estar alerta, hubo algo que hicieron los originarios cuando
empezó el movimiento de las tropas a llegar a Topilejo, escondieron a los estudiantes, se los llevaron a

36 Familia García-Rosas, entrevista


37 Juan Castillo, entrevista
38 Antonia García Vega, entrevista

9
las milpas, los escondieron en otros pueblos, en Topilejo no encontraron un solo estudiante las
autoridades, la gente recuerda con miedo que llegaron tanques de las fuerzas armadas, que en cada
esquina del pueblo había militares, la gente no salía por miedo, no iba al mercado por miedo, se sitió
Topilejo por el ejército, pero no encontraron evidencia de estudiantes, algunos estudiantes pudieron
salir en camiones de doble fondo porque la comunidad se organizó para cuidarlos, para salvaguardar su
integridad”.39
“Fue una experiencia un tanto desagradable el día que amaneció en la madrugada toda la
autopista llena de militares, el ejército rodeó a todo Topilejo, fue una estampida de estudiantes y
buscaban a los dueños de la casa, llenos de terror mis papás tuvieron la necesidad de irse a las milpas a
esconderse porque andaban buscando a los dueños”.40
“El gobierno […] tiró las criadoras, tiró todo para buscarlos, pero como de esta casa […] hay
una vereda que sale a las barrancas, por ahí los escapábamos y aquí nunca les hicieron nada, ni en los
pueblos tampoco”.41
Una de las victorias de los pobladores del Topilejo fue burlar al ejército y lograr que huyeran
todos los estudiantes, en el pueblo se recuerda con orgullo esta situación. Juan Castillo pone mucho
énfasis en desmentir una versión de “uno que anda por ahí en la política” (no dice quién), que dice que
Topilejo entregó a los estudiantes, eso es mentira, dice Juan Castillo.

Después del movimiento


Las demandas originales del movimiento se cumplieron, casi todas, las familias quedaron
satisfechas con la indemnización, los testimonios ubican la cifra de la compensación para los familiares
de los muertos entre los 25 000 y los 30 000 pesos. Al parecer los gastos médicos de los heridos
también fueron cubiertos, y se renovaron los camiones que daban el servicio. Lo que quedó pendiente
fue rehacer el trazado de la carretera, porque lo único que se hizo fue arreglar el pavimento, sin
embargo la carretera sigue siendo la misma, y no podemos dejar de mencionar que, hasta la fecha,
sigue siendo un lugar donde hay accidentes frecuentemente.
Dice Beatriz Velasquez Inclán que “gracias a que estuvieron aquí los estudiantes se logró un
hospital materno infantil que hasta el día de hoy funciona; se logró un rastro, un matadero, para darle

39 Beatriz Velásquez Inclán, entrevista


40 Cristóbal, Familia García-Rosas, entrevista
41 Inés Morales Rosas, entrevista

10
trabajo a los originarios; se logró que las autoridades voltearan a ver a San Miguel Topilejo. […] Lo
que empezó como una ayuda comunitaria […] se convirtió en una hermandad estudiantes-Topilejo”42

Los que regresaron


Emiliano dice “Después del 2 de octubre algunos estudiantes se refugiaron en Topilejo, y dos
años después, en 1970, seguían yendo brigadas a acompañar a los campesinos, a hacer toquines de
jaraneros y lecturas de poesía.”43 Sin embargo ninguno de los entrevistados corroboró esta información.
En lo que coinciden varios testimonios es que algunos estudiantes regresaron posteriormente a
agradecerle al pueblo su solidaridad. “hubo estudiantes que regresaron muchos años después a
agradecer”, dice, literalmente, Beatriz. 44

La familia cuenta “Con el tiempo regresaron algunos de los estudiantes, en ese tiempo todos
utilizaban nombres diferentes […] posteriormente llegaban pero de manera individual […] continuaban
los de Chapingo viniendo […] de manera personal”. 45 Juan Castillo también menciona al Grillo: “Pepe
Grillo que posteriormente, después del movimiento […] fue el único que regresó a dar las gracias al
pueblo […] un padrino mío me dijo: mira ese es Pepe Grillo”.46
Doña Inés, por su parte, relata: “A nosotros nos dolió muchísimo, muchísimo, cuando los
mataron en Tlatelolco, porque eran jóvenes que habían convivido con nosotros, aunque sea frijoles, un
jarro de café o una tortilla y allí fueron a dar su vida. Eso fue en octubre, vinieron como en diciembre
ya no más 5 de ellos y sí vinieron a decirnos que sí habían fallecido muchos jóvenes allí, y eso pues nos
dolió, hacíamos una misa para todos los jóvenes que les había pasado toda esta situación”.47

Conclusiones
La alianza que se dio entre los pueblos del sur de la Ciudad de México (principalmente San
Miguel Topilejo) y el movimiento estudiantil de 1968 tuvo distintas formas de concebirse;
generalizando, tal vez excesivamente, podríamos decir que desde el punto de vista de los estudiantes
significaba establecer contacto con el pueblo, lo que era necesario para transformar la situación social
del país. Desde el punto de vista de los pobladores, en general, las aspiraciones eran mucho más locales

42 Beatriz Velásquez Inclán, entrevista


43 Emiliano Ruiz, Op. Cit.
44 Beatriz Velásquez Inclán, entrevista
45 Familia García-Rosas, entrevista
46 Juan Castillo, entrevista
47 Inés Morales Rosas, entrevista

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y concretas: lo que querían era que se pagaran las indemnizaciones y que mejorara la infraestructura del
pueblo.
Esta diferencia de puntos de vista puede observarse también en las reflexiones que tuvieron los
participantes después de cinco décadas, sobre lo que realmente fue importante en el movimiento,
mientras que Emiliano y Antonio, más identificados con los estudiantes, consideran que las victorias
del movimiento fueron más organizativas o conceptuales (se hacían asambleas, 48 la dignidad y la
resistencia49), los pobladores coinciden en señalar la satisfacción de las demandas concretas (las
indemnizaciones, el hospital, los camiones nuevos) como las mayores victorias del movimiento.
Al final, lo que es importante, desde mi punto de vista, es que se mantenga viva la memoria de
que la lucha sirve para algo, que no vamos a conseguir ni siquiera la satisfacción de las necesidades
más básicas, si no nos organizamos y luchamos contra la autoridad.

48 Antonio Vera, Op. Cit.


49 Emiliano Ruiz, Op. Cit.

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