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Lectura Nº 28

AULA LUCIS
Escuela Internacional de Filosofía Iniciática

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Ars Imaginalis
Primer peldaño - Lectura Nº 28

En el arcano de la Templanza aparece un ángel traspasando agua de una


copa a otra, combinando energías opuestas y buscando una proporción
correcta. Con un pie bien apoyado en la tierra y el otro sumegido en el agua,
este personaje nos revela su condición “anfibia”, es decir de “dos mundos”.
Por otro lado, si prestamos atención a su etimología, descubriremos que
la palabra “templanza” deriva de “temperare” es decir “mezclar en forma
adecuada”.

En otras palabras, la Templanza representa la necesidad de encontrar


el justo medio, un punto de equilibrio armónico entre los opuestos. Y
que este personaje sea un ángel no es casual porque representa a nuestro
propio ángel, nuestra Alma alada, el punto de conexión entre lo alto y lo
bajo, entre lo de arriba y lo de abajo, en otras palabras el espacio de unidad
que logra anteponerse a la dualidad o a la diversidad.

Mientras la mente experimenta la dualidad en el mundo fisico y termina


creyendo que esa dualidad es real, oscilando entre los dos polos, identificada
con el placer y el dolor, con la vida y con la muerte, nuestro Yo más alto sabe
que por detrás de todo este papel pintado, de esta escenografía del teatro
del mundo, hay una Unidad última que únicamente puede encontrarse
en ese espacio intermedio, representado por esa fusión perfecta que se
produce al mezclar hábilmente el contenido de las dos copas.

Ese punto medio es propio de los Maestros, de aquellos seres humanos que
han trascendido su condición finita y que han accedido a una conciencia
de paz o “conciencia constante”. Por lo tanto, la Templanza alude un estado
de conciencia superior, de pura ecuanimidad y que desde la Filosofía
Iniciatica se asocia con muchas cosas: con el centro, con el eje, con el
Alma, con la misma Iniciación.

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No obstante, ya hemos estudiado una carta vinculada directamente con
la Iniciación o Iluminacion: el Ermitaño. Por lo tanto, ¿en qué difieren la
Templanza y el anciano representado en el arcano IX?

El tema es amplio y vale la pena reflexionar sobre esto, pero en líneas


generales debemos recordar que los primeros arcanos aluden a un
recorrido que comienza en el Loco y termina en el Ermitaño, mientras
que estas cartas que venimos estudiando hacen referencia a otra cosa:
a disposiciones internas o elementos discipulares. Siendo así, debemos
observar a la Templanza en relación con ese hito que llamamos “Iniciación”,
claro que sí, pero también debemos observarla como una disposición
interna de puro equilibrio.

Si observamos con atención al ángel del


tarot de Waite, veremos que en su frente
lleva el símbolo del Sol, mientras que en
su pecho están dibujados un triángulo y
un cuadrado, símbolo del número siete y
del septenario. Luz y armonía.

En la sucesión numérica del Tarot, la


Templanza aparece acompañada por
dos arcanos “negros”: la muerte (arcano
13) y el diablo (arcano 15), que –en este
contexto– representan la ausencia y el
exceso, reforzando la condición de este
arcano 14 como “justo medio”.

Por otro lado, la Templanza es una de


las virtudes cardinales de la Tradición
Occidental. De acuerdo con Raimundo
Llullio: “Templanza es virtud que está en
medio de dos vicios: un vicio es pecado

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por exceso, el otro es pecado por defecto. Y por eso, entre demasiado y
poco, conviene que esté la templanza en tan conveniente cantidad que
sea virtud, pues si no fuese virtud, entre demasiado y poco no habría
término medio, y eso no es verdad. Caballero bien acostumbrado debe ser
moderado en audacia, y en comer, y en beber, y en hablar, que se conviene
con mentir, y en vestir, que ha trabado amistad con vanagloria, y en gastar,
y en todas las demás cosas semejantes a éstas. Y sin templanza no podría
mantener el honor de la caballería, ni la podría hacer estar en el medio,
que es virtud precisamente por no estar en los extremos”.

La sociedad contemporánea, promotora del egoísmo, es el principal escollo


para poder practicar la virtud de la Templanza, que sólamente se alcanza con
una enorme fuerza de voluntad y
auto-control, que puede lograrse a
través del dominio consciente de
los impulsos, deseos y reacciones
ante estímulos externos.

Si observamos atentamente
la escena (en el Rider-Waite),
percibiremos que a los lados del
ángel aparecen representados dos
caminos: uno serpenteante que
avanza hacia una alta montaña
coronada por el sol y otro que
apenas se logra percibir entre los
juncos y las malas hierbas.

Estas dos veredas representan el


camino del vicio y el camino de
la virtud, dos opciones claras que
aparecen también en el cuadro de
la Gioconda y en las historias de
Hércules.

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En nuestro tiempo de exceso y confusión, la templanza es una virtud
olvidada pero absolutamente necesaria pues permite equilibrar nuestra
vida y situarnos en un camino medio que nos lleva directo a casa.

Algunos significados de la Templanza

* El equilibrio y la armonía de los opuestos


* El encuentro de lo de arriba y lo de abajo
* El justo medio

Contacto imaginal con la Templanza

1) Enciende la música sugerida y colócate de pie. Relájate profundamente


y prepárate para ingresar en la cámara oscura.

2) Cuando estés completamente listo, corre la cortina de la manera


habitual para entrar a un espacio al aire libre donde hallarás al ángel de la
templanza.

3) La escena es maravillosa y el entorno muy agradable. Disfruta de este


momento. Observa con atención todos los detalles.

4) Acércate al ángel y observa lo que está haciendo. También mira más allá
y descubre que hay dos caminos, uno que sube hacia las montañas y otro
que apenas logra observarse entre tantos yuyos y hierbas salvajes.

5) Conecta con esa energía y, si así lo deseas, dile algunas palabras al ángel.
Tal vez él te conteste algo. No te apures ni fuerces la situación.

6) Sigue mirando, en estado de total receptividad y, cuando así lo creas


conveniente, despídete atentamente del ángel y emprende el regreso.

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7) Abre la cortina, primero con la mano izquierda y luego con la derecha,
y regresa a este momento para dar por finalizado el contacto.

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