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Aprender es recordar.

Una introducción al pensamiento narrativo. Héctor D’Alessandro


ISBN-13: 1497445833 (CreateSpace-Assigned) ISBN-10: 1497445833
Aprender es recordar.
Todos los escritores deben leer este libro porque cambiará por completo su óptica acerca del fenómeno
narrativo y de la escritura. Alguien ha dicho de este libro: “Llevo cuarenta años dando clases de
escritura, y es la primera vez que leo un libro que se constituirá por sí mismo en una materia de estudio
de todas las escuelas de escritura creativa del planeta: “Pensamiento narrativo”. Y lo más asombroso es
que, como toda verdad útil, siempre ha estado allí, delante de tu nariz”.

“Como no sabe la respuesta, tampoco cree saberla. (…)

Vigila por si me descubres enseñándole y explicándole en lugar de


interrogarle por sus propios pareceres”

Platón

Nacemos maleables, como una pasta a la que puede darse una forma u otra.
Somos como esponjas que absorben sonidos, voces, emociones, la vida
simplemente; pero, ya desde entonces, se encuentra en nosotros la sensación
de nuestra identidad real lo mismo que nuestro cuerpo real, el receptáculo de
nuestra identidad real.

Marie Lise Labonté


Aprender es recordar.

“Aprender es recordar” es ante todo una frase, desafiante como pocas y que
requiere de cierta elucidación que ella misma, hasta ahora, por diversas
razones ha evitado.

“Aprender es recordar” es una frase u oración, y como tal, lo que hace, el


cometido de su existencia, consiste en conectar objetos mentales de maneras
posibles.

Digo objetos “mentales” en el entendido de que todo objeto, aunque tenga


una consistente existencia material, es mental en el momento en función del
que nuestra mente (esa

cerebro) gesta una representación o reflejo del mismo. En este punto hay
máximo acuerdo: Siddhartha Gautama el Buda y Vladimir Ilich Lenin
coinciden.

Las frases constituyen de este modo el elemento formal básico de nuestros


diferentes modos de pensar: luego las lógicas, por ejemplo, establecen
relaciones entre los objetos mentales representados en las frases por la
atribución de un contenido. Por ejemplo: la clase de las manzanas y la clase
de las naranjas guardan una relación dentro de la clase de las frutas y a su vez
las frutas guardan una relación con la clase de las verduras y la de los
vegetales. Pero como puede observarse, esas relaciones necesitan de una
definición conceptual de los contenidos. Luego hay relación entre contenidos
que guardan una apariencia abstracta a través de las reglas de inclusión dentro
de conjuntos: todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre, por lo
tanto Sócrates es mortal.

Aún en ese caso se sigue observando la regla del contenido definido para
definir la relación y algo más importante aún se “inventa” es decir se crea por
alguna necesidad cognitiva e histórica el tipo de relación. Puede ser “causal”
o “cuántica” pero la relación creada por la episteme o marco de conocimiento
propia de la época es la que define la naturaleza de la relación, el modelo
general de enunciados y las consecuencias tecnológicas, sociales, económicas
y políticas que tendrá.

En el caso de la frase se establecen un tipo de relaciones que son el


fundamento de todo razonamiento posterior, sea este lógico, abstracto,
sociológico e incluso estructural.

La frase dice en pocas palabras qué es lo que A hace a B o qué es lo que A y


B hacen juntos, y cualquier otra posibilidad. Y esto es, en sí mismo, un
modelo elemental de razonamiento. Hay supuestos implícitos, según el
contexto en que opere la frase: no es lo mismo dentro de un texto metafísico
que en un responso fúnebre o en un texto de ciencias biológicas; pero,
básicamente, los elementos de la frase guardan unas relaciones entre sí muy
codificadas. En un enunciado simple se dicen cosas como: “Las manzanas
son rojas”, pero también podría decirse que “las manzanas obedecen a la ley
newtoniana de la gravedad terrestre” e incluso que las “manzanas fueron
insectos en otra era geológica”, y cada uno de los enunciados o frases
establece un relación entre el sujeto y el predicado a través del verbo. En
términos narrativos, que es el área de saber que nos interesa en este texto, las
frases simples o
enunciar acciones
nucleares sirven para

o sucesos narrativos elementales, que unidos luego a través de una serie de


frases construyen la estructura general narrativa. Si pensamos a las frases
como unidades del pensamiento narrativo nos damos cuenta de inmediato que
se requiere un gran arte y unas condiciones especiales para crear la intensidad
emocional, y la estructura que la contenga, que requiere una obra narrativa o
un texto persuasivo, sólo con este tipo de frases. Y al mismo tiempo, por una
curiosa condición de orden, facilitan, en cierto modo, la creación escalonada
del efecto que se quiera crear.

El concepto de “frase” hace referencia, en este texto, a un razonamiento


narrativo. Es de este modo que vamos a ver y a trabajar con las frases;
mantenemos la denominación gramatical pero el modo cómo las usamos y los
aspectos de las mismas que observamos en ellas tienen un objetivo narrativo
y persuasorio. Por ese motivo, ahora nos vamos a detener en un aspecto de
las frases simples que es útil a nuestra epistemología narrativa y consiste en
la particular relación que hay entre los elementos de la frase. Una relación
que está en la base de todos nuestros otros razonamientos. Cuando digo frase
simple o elemental me refiero a una frase donde hay sólo una oración y por lo
tanto hay un sujeto, un verbo y un predicado; aunque podría tratarse de un
sujeto múltiple y también de un predicado múltiple (más de un verbo
implicaría al menos, la presencia de más de una frase pero no altera la
naturaleza relacional que aquí queremos investigar y exponer), pero la
relación se define por una conexión que va del sujeto al predicado pasando en
todos los casos a través del verbo. Pensar en esta frase: “La marquesa no salió
a las cinco”. En ella, tal y como he dicho antes, con independencia de los
contenidos, se establece un tipo de relación dada por el verbo entre el sujeto,
que en este caso es “La marquesa” y el hecho temporal de que no salió a “las
cinco”. La relación entre la marquesa y esa hora concreta del día, en el caso
de esta frase es que “no salió”; luego, las preguntas que esta extraña
afirmación induzca en nuestro cerebro de lectores es lo que hará que hagamos
una eficiente indagación que nos producirá una lectura agradable y fructífera.
Lo que me importa que se retenga es que las frases simples igual que las
coordinadas establecen, en un nivel elemental, una relación entre objetos
representacionales mentales y la relación generalmente se encuentra definida
por el verbo.

Observar esta otra oración simple: “Pantaleón Pantoja es sargento”. La


relación en este caso es de que el elemento sujeto (Pantaleón Pantoja) “es”
ese cargo que se le atribuye; bien distinto sería si la frase dijera: “Pantaleón
Pantoja se comporta de acuerdo a su grado militar”. En este caso la relación
entre el primer elemento y el segundo no es de “ser” sino de
“comportamiento”. Veamos esta otra: “Pantaleón Pantoja abusa de la
paciencia de sus jefes”. En este caso el primer elemento establece una
relación con el segundo que sigue siendo de comportamiento pero digamos
que especialmente calificado porque “abusar” implica un componente de
juicio de valor acerca del comportamiento. Y además no abusa de sus jefes
sino de su paciencia, un elemento adicional que permite cualificar con mayor
detalle el tipo de comportamiento del sujeto.

Lo que deseo señalar en todos estos ejemplos es que cuando en una oración
simple se establece una relación entre elementos y dependiendo de los
complementos y adjetivos y adverbios que se cuelen por en medio el carácter
de oración “simple” es útil sólo para definirla nominalmente, pero, en tanto
adjetivo, el de “simple”, no alcanza a calificar el grado de complejidad que
puede haber dentro de una oración de ese tipo. Lo que quiero también
destacar es que la oración simple establece una relación entre objetos dada
por el verbo y esto es en cierto modo una operación nada simple sino
altamente compleja del cerebro humano que define de ese modo cómo es el
sentido de la relación entre objetos que están presentes en su existencia. Si
por “simple” entendemos que “A le hace algo a B” concluimos que son
realmente muy pocos los enunciados que puedan calificarse como realmente
procedentes como por ejemplo “El árbol está plantado en el suelo.” Frase
donde podría no objetarse ninguna duda, pero en frases como “El árbol se
alimenta del suelo” entraría en una zona de duda donde habría que investigar
realmente si el árbol hace eso o hace alguna otra cosa invisible para
alimentarse que nosotros no podemos percibir con nuestra tecnología actual.
Ya no digo nada en el caso de enunciados como “Mamá me ama” porque yo
no puedo definir con una frase algo que está ocurriendo en un plano
diferente. Es una operación imposible pero que ejecutamos a diario y en
realidad nos estamos inventando el mundo y la existencia hasta en sus más
mínimas moléculas. Porque afirmar que alguien ama a otra persona, en
principio, no puede ser afirmado. Dado que “eso” que llamo de “esa” manera,
responde, con el nombre que le doy, a una costumbre social e histórica de
denominar las cosas o ciertos comportamientos. Pero yo no sé qué está
pasando en la realidad; sólo puedo sentirla y experimentarla dentro de mí. A
esto quizás se refiera Einstein cuando dice que lo único que cuenta es la
experiencia y que todo lo otro es mera información. En el mismo sentido:
nada puede ser afirmado. Y esta afirmación nos permite apreciar la magnitud
de la enorme construcción perceptiva que existe en el lenguaje y que está
presente en sus niveles más elementales. Esto permite afirmar que la simple
enunciación “El león tiene sexo con la leona” puede ser una enorme mentira.
Porque “tener sexo” es una expresión que está rodeada de creencias
satelitales; puede que lo que el león y la leona hacen no tenga ningún
componente biológico de los que nosotros atribuimos a nuestro propio
comportamiento; quizás ellos en sus propios términos, están intentando
matarse mutuamente o jugando a un juego propio de los leones u otra acción
con sentido dentro de su mundo que no podremos interiorizar. Nuestra propia
especie en occidente en los últimos seis cientos años logró discernir la
diferencia entre sexo y amor y aprendió a sentirla y las personas pueden
determinar con precisión si están haciendo sexo o haciendo amor; y ambas
acepciones son inventos.

Es interesante observar que en este nivel microscópico de la prosa y de la


producción de enunciados ya está presente no sólo la interpretación o
creencia inmanente sino también la posibilidad de conectar elementos
disímiles a través de un verbo, el conector por excelencia, y también definir
la naturaleza de esa relación a través de la conexión verbal que se produce en
cada caso. Pongo un ejemplo manido: se define una naturaleza original y se
da al mismo tiempo una interpretación de un hecho cuando al decir que
alguien “hizo” algo se utiliza en lugar del verbo “hacer” el verbo “perpetrar”.
Si yo digo que determinado artista plástico perpetró cierto cuadro o escultura,
estoy definiendo cómo percibo yo la relación entre ese artista en concreto y la
materia artística que supuestamente domina. Sobre este uso conectivo de los
verbos que proveen de material para su indagación al cerebro del oyente o del
lector volveré más adelante. Pero esto ya nos permite hablar de un primer
nivel de originalidad en la manifestación verbal del tipo de conexión
existente entre objetos mentales puestos en relación dentro del contexto y la
estructura de una frase dada. Un maestro en este arte, que aturdió con
tranquilo tesón imborrable a los lectores, fue Borges que inquietó mentes con
los verbos “ejecutar” utilizado en lugar de “hacer”, “fatigar las páginas” en
lugar de “leer las páginas” o “conjeturar” para los diferentes usos de
reflexionar y pensar.

Llamemos “conexión” a la relación que se establece dentro de una frase


simple entre dos objetos mentales a través de un verbo. Definirla y aislarla
permitirá entonces considerar con exactitud los subsiguientes tipos de
relación. Es interesante apreciar este nivel que hemos llamado de “conexión”
porque en su nivel molecular carga con las interpretaciones que hacemos del
mundo, que ya están presentes en su misma estructura; esta apreciación nos
permitirá dar relieve entonces a la magnitud de la operación mental llamada
en el mundo de las frases “coordinación”; y podrá ser apreciada en su
riqueza.

Vamos entonces a observar ese siguiente tipo de frase o como aquí lo


denominamos tipo de razonamiento narrativo o tipo de relación entre objetos
mentales dentro de una frase: coordinación.

Esta frase o tipo de razonamiento narrativo o tipo de relación entre objetos


dentro de una frase es crucial para empezar a crear un texto narrativo o un
texto persuasivo. Según el diccionario, que da una definición de relación
gramatical, y que por tanto no nos resulta del todo útil mas que como un
elemento a tener en cuenta en el punto de partida, se trata de una relación
entre palabras o grupos sintácticos del mismo nivel y que no están
subordinados o dependientes el uno respecto del otro.

Este nivel gramatical, en el cual ha sido definido tradicionalmente, se amplía


cuando vamos a analizar el alcance y la profundidad de este tipo de frase.

Me gusta llamarla “la frase creativa por excelencia” puesto que inaugura
mundos; un autor original lo es en tanto coordine objetos mentales dentro de
frases que nadie, antes de él y de sus textos, había coordinado. Como una
deriva extrema de este modelo de razonamiento que propongo, los
surrealistas, con una intuición de delfín, propusieron un objeto estético que
fuera “bello como el encuentro casual de una máquina de coser y un paraguas
en la mesa de operaciones”. Y todos nos hemos quedado azorados de la
conjunción de objetos reales disimiles en el contexto de un tercer objeto
también disímil o inesperado. Sin embargo nadie se ha fijado en que esos
objetos estén unidos, en el texto de Max Ernst, al concepto “bello”. Esa es la
gran coordinación, hecha mediante una comparación, dentro de esa magnifica
frase; que por algún motivo imaginario y colectivo se ha incrustado como una
estrella y ha comenzado a recorrer un curso propio en el cielo de los textos.

La coordinación se da en las frases a través de conectores: con, como, y, para,


por, mientras, a través de, etc. Y establece en los textos originales, creativos y
narrativos excelentes relaciones originales y nuevas que hasta el momento no
se habían puesto en relación de este modo. La coordinación es una unidad
semántica que, entre otras cosas, crea expectativas, y por lo tanto representa
una suerte de elipsis cognitiva gracias a la cual una pregunta se abre en el
cerebro y a veces en el corazón del lector generoso. Y esta pregunta es la que
permite no solo continuar manteniendo la atención y el suspense, sino
generar en sí misma (por la sensación neurofisiológica que induce)
conocimiento y aprendizaje o autoaprendizaje. Veamos esta frase de Marcel
Proust: “En su mirada (…) tan sólo había ironía para sí misma y, para todos
nosotros, como un beso de sus ojos”. Esta frase encierra la naturaleza de la
coordinación. Aquí Proust hacer aparecer ante los ojos del lector o lectora la
ironía que aquella señora guardaba en su mirara para consigo misma que si
no se coordina con algún otro objeto requeriría una especificación y por lo
tanto una nueva serie de frases que justifiquen la presencia de esa frase. En
cambio al estar coordinada con el otro tipo de mirada que la misma señora
guarda para los otros y que es como un beso de sus ojos, se produce el
milagro de la narrativa, que es ni mas ni menos que aquello que llamo elipsis
cognitiva que es un salto y una sugerencia y una inducción producida por la
mera proximidad de objetos en relación de coordinación; salto, sugestión e
inducción que se abren y se despliegan como un artefacto verbal con
mecanismo de detonación incluido en el cerebro y en la sensibilidad del
lector.

Grandes constructores de razonamientos de coordinación en la literatura:


Hemingway, Lampedusa y García Márquez.
La frase coordinada ha de entenderse como un razonamiento por el cual se
establece una relación entre objetos que solo están en relación por la propia
coordinación; si los enunciamos por separado continúan teniendo sentido.

El futuro escritor debe saber que cuando empieza a pensar el fenómeno


narrativo de este modo: “usar frases” “es” “razonar mediante frases”,
realmente estará entrando en el santa sanctorum de la narrativa; puesto que
estará razonando narrativamente y la adopción de este modo de ver el
fenómeno de la escritura, le facilitará el camino para construir textos.

La coordinación es un modo de relación entre objetos que al ser enunciado


produce lo que llamo elipsis cognitiva y que no es otra cosa que un hiato o
hueco o pregunta implícita que en cierto modo genera lo que se llama en
narratología “expectativa” y que contribuye a que las fuerzas proveedoras de
sentido del cerebro corran como bomberos a prestar servicio para tapar esos
huecos aportando contenidos. Lo que sucede es que el aporte de produce una
tensión interior contenidos

de carácter sinérgico muy interesante y que sirve de apoyatura al momento de


cognitiva.

Se produce literalmente excelencia

una tensión interna similar a la de un malabarista que está atento a tener una
mano vacía, a coger con la otra una bola que cae y enviar al mismo tiempo
otra bola al aire para agarrar a tiempo la otra que esta cayendo, etc. Es decir
que todo está en suspenso y todo es posible, o si no todo al menos un buen
racimo de posibilidades, de allí quizás venga la palabra suspenso, porque
todo está como suspendido en al aire de la mente, un aire imaginario, donde
varias hipótesis posibles sobre los múltiples efectos que puedan producirse
son todas posibles a la vez, y la mente, sin soltar unos para no olvidarlos,
hace el recorrido mental de los otros hasta sus ultimas consecuencias con el
objetivo de chequear su carácter de posibilidad. Y todo este escaneo múltiple
lo hace en segundos y continúa haciéndolo segundo tras segundo una y otra
vez hasta encontrar la ruta adecuada. Momento, cuando la encuentra, en que
descarga una serie de sensaciones de comprensión que recorren al cuerpo y se
relaja para continuar de inmediato con más energía si cabe que antes.
Por este motivo leemos narraciones: porque nos hacen entrar en esta zona de
placer cognitivo en la cual revivimos la comprensión profunda y nos
sentimos en la zona de excelencia, participamos de la grandeza y lo hacemos
con todo nuestro cuerpo, de un modo neurofisiológico.

Por eso leer una narración o un texto bien estructurado que obtiene el efecto
que busca, es un placer para su lector. En cambio, para el escritor que no sabe
qué es lo que busca a nivel neurofisiológico desde su lado, que es la escritura,
no la lectura, a veces la creación en lugar de un gozo se trastorna en un
sufrimiento; a veces sólo un sufrimiento; porque no tiene un orden y no
puede encontrar su rumbo.

Sólo por esto conviene que el futuro escritor aprenda a razonar


narrativamente de un modo eficaz; que es el propósito de este nuevo texto de
coaching para escribir.

Observar en el primer capítulo de coordinando frase tras frase, elemento tras


elemento para poner elementos de un mismo nivel sintáctico en un mismo
nivel visual, imaginario y representacional. Es un poco aquello de “la biblia
junto al calefón” de que habla el tango “Cambalache”, o sea, un rejunte de
objetos mentales. Pone en un mismo nivel coordinándolos (más allá de que
un elemento sea causante de otro) la lectura de libros de caballería con el
olvido de la caza, el administrar la hacienda, el nivel que alcanzaron su
curiosidad y su desatino, el vender tierras, el consecuente comprar libros, el
llevar muchos a su casa y preferir siguiente pasaje del

Quijote cómo va uno entre todos que es el de Feliciano de Silva, la claridad


de la prosa del susodicho autor, las intrincadas razones que aporta, el cómo le
parecían (“de perlas”), el gusto máximo que encontraba al llegar a
determinados pasajes de “requiebros y cartas de desafío” y finalmente un
pasaje textual del dicho de Silva.

“Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso
(que eran los más del año) se daba a leer libros de caballerías con tanta
afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la
administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en
esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar
libros de caballerías en que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo
haber dellos; y de todos ningunos le parecían tan bien como los que compuso
el famoso Feliciano de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas
intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer
aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba
escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón
enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura, y también
cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las
estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la
vuestra grandeza”.

En el nivel visible coordinar es esto: poner juntas cosas que no dependen las
unas de las otras pero que a partir del momento en que las ponemos juntas u
ordenadas conjuntamente empiezan a sugerir a nuestras mientes la
posibilidad de un cierto complejidad exposición conjunta.
tipo de relación de mayor

que es inmanente a la para su lectura o audición


Expondré en este trabajo de

pensamiento narrativo cómo a través de la coordinación estructural se


coordinan elementos de niveles imaginarios y representacionales bien
diversos y que si no se lee un texto de este modo narrativo aunque se sienta
su fuerte presencia no pueden apreciarse cómo está ejerciendo sus potencias.

Llamo coordinación estructural a la simple coordinación, frases o elementos


gramaticales del mismo nivel puestos en una relación en la cual no depende
el uno del otro. Cuando el diccionario dice que no son dependientes o que no
dependen o se subordinan el uno al otro no dice para qué no dependen. Y yo
voy a responder dentro del contexto narrativo o argumentativo: no dependen
para generar sentido o un nuevo conocimiento o imagen. Si yo escribo que
“Juan se levanta cuando aún no salió el sol” y que “María se molesta cuando
la despiertan temprano” como frases simples, separadas y sin relación de
coordinación, pueden ser informaciones independientes cuya relación no se
verá más que si la explicito mediante una nueva serie de frases que acaben
acercándolas. Si en cambio escribo que “Juan se levanta cuando aún no salió
el sol y María se molesta cuando la despiertan temprano”, empieza a haber un
tipo de relación cualitativa o subjetiva dentro de la relación de coordinación y
estaré produciendo en la mente del lector una serie de preguntas que se van a
ir rellenando todas con diferentes respuestas subjetivas. Estoy abriendo la
famosa elipsis cognitiva de que hablaba antes y estoy generando búsqueda
cerebral en el lector y un cierto rellenado para el cual el cerebro parece muy
apto; como si un horror vacui le poseyera genéticamente y necesitara realizar
compulsivamente y en modo automático esta labor de rellenado. Ahora bien,
si en lugar de esa construcción, yo escribo: “Juan se levanta antes de que
salga el sol aunque María se molesta cuando la despiertan temprano” la
relación de coordinación gana una dimensión inusual. Supongamos esta otra:
“Juan se levanta antes de que salga el sol porque María se molesta cuando la
despiertan temprano”.

(Soy consciente que al conectar con un “aunque” los gramáticos seguramente


eliminarán esta frase del conjunto de las coordinadas, pero me mantengo
centrado en la coordinación estructural entre objetos mentales
representacionales coordinados en una frase con independencia de su
semántica. En este sentido lo que nos importa es que al quitar el conector
ambas frases siguen siendo independientes.)

En una narración, en el pensamiento narrativo y en el pensamiento creativo,


se colocan objetos mentales en relación de coordinación y al hacerlo se
implican nuevas dimensiones de coordinación para elementos subjetivos y
perceptivos. La mera coordinación produce en la mente del lector un indagar
la naturaleza de la relación mediante nuevas series de enunciados; y cuando
el narrador se ha vuelto experimentado produce esta indagación para sí
mismo, de ahí que muchas veces se escriban enormes pasajes para luego
volver atrás hasta encontrar un punto donde se bifurcó el camino y retomar a
partir de otro hilo de la trama o argumento. Lo que se está haciendo es
inaugurar una nueva línea de indagación poniendo en relación enunciados
nuevos o de otro modo. La produce objetos que resultan para el lector.
“Interesantes” en el sentido de que generan la indagación que hace que el
lector continúe leyendo con interés. En todos los casos es la relación de
coordinación (y también la subordinación y la yuxtaposición) la que genera
ese carácter de “interesante”; la respuesta del lector puede resultar en interés
con atracción o en un caso extremo interés con rechazo. En ambos casos se
ha ofrecido al cerebro del lector una coordinación de una naturaleza
impactante.
La coordinación en el nivel estructural y estructurante pensamiento
coordinación

interesantes

de nuestros modelos de inconsciente —aquello que hacemos sin saber o sin


tener consciencia de que lo hacemos y de cómo lo hacemos— constituye la
base de nuestro pensamiento científico: un tipo de pensamiento orientado a
poner en relación elementos diferentes de la experiencia humana e indagar a
posteriori qué naturaleza posee esa relación, cómo se produce y qué se puede
derivar de ellos, además de otras preguntas que los científicos se hagan y que
aquí yo no manifieste. Del hecho de afirmar que el vuelo de un determinado
pájaro en una narración mitológica se deriva un augurio que determina que se
inicie una guerra se deriva que el pensamiento pone en relación construyendo
interpretaciones a posteriori hechos de la experiencia que sólo están
vinculados en el cerebro humano. Puede que en este momento alguien esté
pensando que esto es el pensamiento causal: pájaro volando causa guerra.
Pero no es tan sencillo: el pensamiento causal, creativo en sí mismo, resultó
una de las derivas posibles del pensamiento que aquí estoy llamando
“narrativo” y que es el que construye narraciones en la cuales unos elementos
están en o entran en “relaciones” que luego el mismo sistema que las
construye define de diferentes modos

Por esto afirmo que el pensamiento narrativo está en la base del pensamiento
humano y de él se deriva el pensamiento creativo, dentro del cual pueden
colocarse diferentes subclases de pensamiento; uno de los cuales sería el
antropológico, otro el científico, otro el mitológico, el religioso, y así
sucesivamente, sin jerarquía, puesto que la jerarquía correspondería a otro
tipo de pensamiento: el jerárquico.

Es muy importante ver las cosas de este modo porque produce resultados más
interesantes a la hora de situarse en el punto de partida de la carrera creativa.
Toda profesión o saber segrega su discurso propio y sus creencias propias y
un modo de percibir la existencia, y para convertirse en un experto en la
materia las personas se entrenan durante entre tres y diez años hasta lograr
desempeñarse en la nueva lengua con pericia. Los escritores, con
independencia de que hayan adquirido otros saberes y se desempeñen en
otras profesiones no poseían un lenguaje propio; cuando hablan de su propia
disciplina: escribir, escritura narrativa, narrador, ensayista, hablan como
críticos, o como lingüistas, o narratólogos, o como profesores, como editores,
o de algunas otras maneras, nunca con un lenguaje propio de los escritores;
en este trabajo creo poder aportar un lenguaje, como solicitaba alejado

Max Weber, lo suficientemente de las diferentes experiencias subjetivas a


nivel conceptual para que, a partir de este, se puedan construir discursos
objetivos y discursos subjetivos

narraciones partiendo de representacionales narrativos. sobre las sistemas

Tenemos entonces que la coordinación dentro de un contexto narrativo


permite: crear la trama, generar las opciones de la trama, crear expectativas,
generar preguntas, hipótesis, imaginarse cosas, mantener el suspenso no sólo
narrativo sino cognitivo, comunicar de modo hipnótico, crear nuevos mundos
narrativos o hipotético científicos.

De todos estos resultados que se producen por obra de la acción coordinadora


de datos, informaciones, personajes, anécdotas, historias u otros elementos,
me interesa aquí destacar tres de orden estructural y estructurante.

Uno es el estado de suspensión de la parte racional de la mente dejando al


cerebro en un suspenso expectante en el cual no se aporta ninguna respuesta,
no se genera ninguna pregunta nueva y que puede conducir a la generación de
nuevas ideas, imágenes, frases, sensaciones, emociones y puede también
conducir a la generación de un estado de suspensión de la actividad narrativa
y por lo tanto la actividad creativa que muchas veces se conoce como
“bloqueo” y que estrictamente no lo es, aunque sus resultados sean los
mismos que los del llamado creativa.

“Bloqueo”, procede del mundo marítimo y en origen hace referencia a la


interceptación de las comunicaciones marítimas y luego se hace extensivo a
otras áreas de actividad; la definición que nos interesa es esta:
“entorpecimiento o paralización de las facultades mentales”.

En esta descripción de una situación humana natural, se detalla con fuerza el


proceso llamado “bloqueo”; y en el caso que yo estaba describiendo, que es
uno de los que mayormente las personas llaman bloqueo, no es un proceso
fuerte sino más bien blando; es como un “estar en Babia”; expresión que hace
referencia a: “estar distraído y como ajeno a aquello de que se trata”. Por ello
hablé antes de “estado de suspensión o suspenso”. Dicho de otro modo: las
facultades creativas no están sitiadas por un bloqueo de origen externo
bloqueo: improductividad

según el diccionario, que les impide el buen desarrollo de su actividad sino


que están en un estado en el cual la mente, esa función del cerebro, suele
entrar con bastante frecuencia y a la que no prestamos atención o las
llamamos de otros modos; este es un modo negativo de denominarla. Si se
admite “bloqueo” para ese estado de embobamiento, entonces se puede
afirmar que, en otros casos y contextos, se están refiriendo a ese estado
cuando se habla de “meditación” o “visualización”. Y la persona realmente
cree que esta meditando o visualizando cuando neurológicamente está
haciendo otra cosa que se parece más a ese popular verbo tan extendido y tan
grafico hoy día que llama a ese estado “estar empanado”, expresión que
procede de la famosa “empanada mental” que es un estado de confusión
mental.

Ese mal llamado bloqueo se parece mas a un entrar en un callejón sin salida.
Puede resultar del propio cansancio mientras se está creando. La mente quiere
continuar creando pero el cuerpo pide descanso y se produce este estado.
Puede producirse por una mala organización de las ideas que luego no se sabe
cómo desentrañarlas para saber qué se quería decir exactamente —un suceso
muy frecuente entre escritores y durante el cual muchas veces se pierde el
dato sobre qué se quería decir, yo he perfeccionado el arte de volver a
encontrar esos datos. Puede incluso producirse a raíz de que se detiene uno
para descansar y las últimas palabras son tan inductoras de estados de
ensoñación poética o de simple abstracción que le cuesta a uno retomar el
hilo. Siempre recuerdo a un escritor que dijo en un conferencia que él cuando
se trababa (este era el verbo que utilizaba) ponía al personaje a hacer
cualquier cosa, abrir una puerta, freír un huevo y lo recomendaba como receta
universal. A mí no me resonaba y no creía que, la generalización de aquel
autor, fuera útil para el setenta por ciento de los asistentes a la sala. Luego,
evidentemente, me daría cuenta que no era útil y debido a qué
funcionamientos del cerebro. No todas las personas representan en sus
cerebros las acciones de la misma manera y no todas pueden motivarse con
las estrategias de otro, porque cada uno tenemos estrategias
representacionales diferentes derivadas de la combinación de elementos
iguales pero de forma distinta. El punto de partida de auto motivación de ese
escritor arrancaba por el canal perceptivo o sensorial motriz, cinestésico,
ponía a hacer cosas a los personajes y esto lo motivaba a continuar
escribiendo y sobre todo a “encontrar” el hilo conductor de la trama. Yo
como siempre me he comportado muy libremente para encontrar nuevos
caminos he retomado el hilo de múltiples maneras. Bailando, dando palmadas
sobre mis muslos (con esta estrategia he recuperado muchas cosas)
escuchando música (durante la redacción de una
misma canción de
veinticuatro horas
novela tuve puesta la

trasfondo musical las del día durante diez meses, era un tema de Nusrath
Fathé Alí Khan) estaba conectado a la corriente central de mi narración todo
el tiempo, en todo momento, en toda circunstancia, en compañía de quien
fuera que estuviera en mi casa en ese momento. A este propósito se han
producido fenómenos muy extraños de conexión entre temas en los casos de
algunos escritores; uno formidable lo narra García Márquez a propósito de la
redacción de “El otoño del patriarca”. Durante la escritura de esa novela
escuchó todo el tiempo el mismo tema de Franz Liszt, esta información sólo
la conocía él y sus allegados. Tiempo luego, una estudiante húngara de
literatura latinoamericana escribió una tesis y se la envió, en la misma sugería
que la novela y aquel tema de Liszt tenían una misma estructura subyacente.

Volviendo al tema del “estar en Babia” o estado de confusión, es un estado


habitual en el cual la persona puede entrar con relativa frecuencia y de allí
derivar que está bloqueada o de alguna manera imposibilitada para ponerse
en estado de creatividad. Mi experiencia con otros y conmigo mismo y mis
investigaciones me conducen a afirmar que este estado se produce a raíz de
una desconexión en el proceso sintáctico mental (no escrito), el proceso
mediante el cual el narrador o pensador conecta unas ideas con otras y se
abandona a la producción de una serie de frases que no respetan la estructura
subyacente que podríamos decir hablaríamos aquí de una metáfora adecuada.
El cerebro parece gustar de hacer las cosas siempre igual; en los procesos
creativos parece que se pone en una vía interesante que se autorreproduce
siempre igual y cuando es interrumpida, corta el fluir creativo. La clave es
que, cuando se produce este descarrilar, el modo de salida consiste en buscar
el modelo que se estaba siguiendo en las últimas frases y volver a conectar
ideas entre sí del mismo modo. Si estas conexiones respetan además los
canales visual, auditivo y kinestésico, siguiendo la secuencia estratégica que
el escribiente estaba utilizando, el proceso se acelera y se estaba
desarrollando y

que “descarrila” y sí desata otra vez. La creatividad cuando se interrumpe por


el motivo que fuere, se reinstaura por un método más de mecánica que de otra
cosa. Es como volver a juntar unos engranajes; por eso la famosa frase de
Picasso de que la inspiración le sorprendiera trabajando es tan impactante y
tanta gente la comprende y la comparte empáticamente; porque habla a la vez
de un proceso que es “elevado” e “inspirado” y puramente mecánico. Lo que
estoy presentando aquí es, como dice cierto chiste, saber dónde y cómo dar el
golpe adecuado que pone de nuevo en marcha a la maquina. Es en los puntos
de sutura entre los objetos mentales que se conectan o se coordinan en las
frases, el punto de sutura entre los objetos que se subordinan y los que se
yuxtaponen.

Este momento interesante, en el que se produce muestra mediante esta


prospección ha quedado claro que en ese momento lo que se produce en
realidad es como un situarse en un punto de el mal llamado “bloqueo”, se
tanto más interesante porque bifurcación: tano puedes bloquearte o estar en
estado de confusión como tomar el camino de la creatividad. Falta en medio
una clave, que es el dialogo de coaching con PNL, y preguntas especificas de
este método de coaching para seres creativos que estoy exponiendo, las
preguntas que permitan volver a hacer la conexión sintáctica que propongo.

Demuestra el acierto de la PNL al propugnar que el modo como se entra en


uno u otro estado son por igual éxitos, puesto que tanto para lo que
conocemos como fracaso como para lo que conocemos como éxito sólo hay
capacidades en acción y resultados. Sólo hay puertas y decisiones por parte
del ejecutante, algunas decisiones propician a otras decisiones, otras, en
cambio, requieren barajar y volver a repartir, es decir: hacer preguntas
potenciadoras que, en este caso, reconecten el hilo discursivo creativo.

Cuando el cerebro al escribir o al crear no sabe cómo seguir es porque ha


entrado en ese punto muerto que implica cierto modo del descanso para
abrevar pero que el cerebro en estado creativo puede interpretar de cualquier
modo (por su enorme plasticidad) y derivar en cualquier sentido. Un aparato
neurofisiológico capaz de armar y orquestar entidades tan complejas como un
ego psíquico y darle continuidad en el tiempo, puede hacer casi cualquier
cosa.

Y aunque esa capacidad inconmensurable pueda parecer todopoderosa, traza


rutas que invariablemente recorre de un modo mecánico. Veamos a este
propósito la relación existente entre el tamaño de una obra escrita y la
capacidad de formular frases coordinadas desde el comienzo; algo que no es
de ningún modo absolutamente necesario pero que puede ahorrar mucho
trabajo.

Si yo arranco una novela, que suelen ser las obras más voluminosas en prosa,
con una frase simple como “Me gustan los cerezos” Y continúo en esta
misma tónica con “Ahora mismo estamos en la estación en que florecen, todo
el campo me saluda con su bello color. Las vacas me miran con indiferencia”.
Me costará establecer o inducir un tipo de indagación en la mente del lector
que sea interesante y que retenga su atención. Supongamos por el contrario
que digo cosas como “Los campos de cerezos en flor me traen el recuerdo de
mi padre mientras me cubro la cara con mis manos y veo en ellas el recuerdo
odiado de mi llegada a este pueblo. El campo me saluda a mi pesar y aunque
miro hacia al otro lado, vuelve como un mal sueño el ruido de las vacas
mugiendo entre un grupo y otro de árboles”. La curiosidad se despierta por el
hecho de conectar unos objetos con los otros. El lector se llena de preguntas
sólo porque ponemos en relación de conexión o de coordinación a unos
objetos con los otros. Los objetos mentales narrativos no tienen entre sí
relaciones causales, tienen relaciones narrativas. No es pensamiento causal,
es pensamiento narrativo. Y está en la base del pensamiento creativo.

Si yo soy un aprendiz ensayístico o de narrador conectar objetos mentales y

de estoy aprendiendo a razonar narrador.


de escritor aprendo a este modo

como un
Para ser un narrador debes hacer más que aprender cuatro técnicas y poder
escribir similar a tres o cuatro autores y estudiar todos los trucos de algunos
autores preferidos, debes primero pensar como un narrador, no como un
profesor, no como un esteta, no como un gramatólogo, no como un
narratólogo, no como un crítico, sino como un narrador.

Y un narrador, así vea los objetos en su mente, o se le aparezcan como frases


que oye dentro de su mente, o como sentimientos que dan paso al fraseo, lo
que hace cuando los vuelca en la escritura, que viene a ser una representación
cerebral de segunda potencia, es razonar, y razona como un narrador, pone
unos objetos en las proximidades de otros y observa qué sucede para de
inmediato tomar una nueva decisión instantánea que consiste en poner más
cosas y seguir chequeando y seguir poniendo, acercando, alejando. El
pensamiento humano en su origen tiene un componente espacial
importantísimo. Poder ubicar objetos en el espacio por medio de la vista, el
oído, el olfato y la intuición (una variedad kinestésica) le permitía continuar
vivo, porque de ello dependía que encontrara agua, ganado, pastos frutos y
que evitara fieras, aguas envenenadas o catástrofes climatológicas. La
antropología latinoamericana recoge unas anécdotas fascinantes en este
sentido. Los habitantes de cierta región determinaban con exactitud hasta qué
punto subiría el agua observando hasta donde trepaban por las paredes,
previo a la lluvia inminente, los caracoles; y el agua llegaba exactamente
hasta esa altura.

Para que se hagan una idea de este sentido de orden espacial del cerebro
humano a nivel de la escritura, pondré el siguiente escribe acerca de lo que ha
escrito y no sabe exactamente cómo desenredar la madeja, y a veces al releer
se encuentra con que una frase dentro del párrafo estaba formulada de un
modo confuso o estrafalario para ocasionar un efecto estético en el lector y al
simplemente darle la vuelta y ponerla en su orden natural: sujeto, verbo y
predicado, se hace la luz en el escritor y encuentra cómo ha de resolver todo
el galimatías.

Este ejemplo, que sirve para ilustrar un alto en la escritura hasta no resolver
un cierto intríngulis, servirá también para entender cómo se producen los
procesos de confusión mas habituales que derivan en detenciones definitivas
o bloqueos totales y que no se diferencian estructuralmente del ejemplo
planteado previamente.
ejemplo: muchas veces quien

experimenta una viva confusión

Ten en cuenta que aquello que le haces al cerebro del lector cuando lee tu
texto, es en cierto modo lo que le has hecho al tuyo al escribirlo. Cuando el
lector, al comenzar una novela, se arrellana típicamente en el sofá y se
prepara para una larga y agradable lectura es porque las frases están
orquestadas de una tal manera que a ello disponen y, si están orquestadas de
ese modo, te predisponen a continuar narrando, de otro modo, te detienes en
tu actividad y dejas de escribir. Es sencillo a esta altura entender cómo se
produce esto: si yo conecto y coordino elementos de tal manera que el lector
se cree una expectativa, sepa yo o no cual es la resolución de esa expectativa,
pero sobre todo en el caso de que no lo sepa, me predispone a seguir
hurgando hasta dar yo mismo en tanto escritor con la solución a mi obra que
yo mismo no conozco y voy descubriendo mediante el proceso de escritura.
Y esta es una de las más bellas y estimulantes experiencias que vive un
escritor creativo.

Entonces, y siempre teniendo en cuenta que estrategias hay muchísimas, y


muchísimas más que aún no han sido descubiertas, una buena idea a retener
en este momento es que el alcance de la o las coordinaciones iniciales de una
novela o un ensayo que se esté escribiendo determinarán con bastante
proximidad cual será el tamaño de la obra que se escribirá, por ello a veces
algunos escritores dicen “este tema da para treinta páginas”, o “este otro para
mil”, pero no es el tema lo que da para mucho o poco, Augusto Monterroso
demostró que se puede escribir muchísimo sobre las moscas; incluso aunque
luego no lo hiciera, y él era un hombre que miraba mucho eso de los tamaños
de las cosas.

Es verdad también que, a poco que practiques, te darás cuenta que no hay
obra que no pueda ser salvada cosiendo por aquí, remendando por allá, y no
hay obra que no se pueda rescribir, y ya no estarás sometido a esta
determinación mental del tamaño de la coordinación; pero hasta tanto no
sepas hacerlo y hayas dominado a tu cerebro, es mejor que le hables a tu
aparato de pensar en su mismo idioma. Así te volverás libre de tu propia
creatividad y de tus propios estados emocionales o mentales, si le das al
cerebro las cosa en el orden y modo que los requiere trabajará gratis para ti y
tu creatividad ya no dependerá nunca más de ti y mucho menos de tu variable
estado de ánimo. Con el beneficio de que saber hablar con el propio cerebro
en su propio idioma hará que puedas lograr el estado de ánimo que desees;
pero esto se escapa de los límites de este texto; correspondería a otro libro
diferente a este, y por ahora queremos continuar en este libro.

Ahora, vamos a comprobar de qué modo el alcance va unido a las


coordinaciones iniciales, y cómo interviene en este fenómeno la elipsis
cognitiva generadora de indagación en la mente de lector, y como interviene
el “rellenado” por parte de su cerebro.

Puedo escribir, por ejemplo: “La llegada del invierno me ha hecho pensar
desde siempre en el retorno cíclico de los hechos. Desde muy pequeño, ya me
daba cuenta por la mirada de mi padre que una vez más una serie de
fenómenos que a él no acababan de gustarle se hacían presentes una vez más.
Mi madre recibía la noticia con escepticismo y se refugiaba en la cocina y en
concreto en la repostería. Yo me marchaba lleno de curiosidad a mis juguetes
y a mi soledad en la habitación para mí solo recién conquistada”.

Como puede percibirse, en cada una de esas frases propone una temática
específica de cada personaje y establece quien es el narrador, de todos modos
no hay coordinación explícita en la superficie de las frases; simplemente el
cerebro del lector va suponiendo que todos esos temas y tramas, dado que se
han planteado en frases que están colocadas una al lado de la otra, en algún
momento serán vinculados por el autor y generarán algún tipo de respuesta a
modo de conclusión para una serie de razonamientos narrativos. Sin
embargo, y en el supuesto caso de que un principiante trate con estas frases,
probablemente acabe olvidando alguna de las imágenes o de los temas o las
tramas y dejándola por el camino la desperdicie por no haberla coordinado de
entrada, además al no coordinar no genera preguntas más allá de cierto nivel.

Observar este otro planteamiento:

“Algo había en el retorno cíclico de los fenómenos que fastidiaba a mi padre,


porque desde siempre vi su cara de disgusto a la misma altura del año,
cuando llegaba el invierno y mamá para refugiarse de esa mirada y de ese
gesto de su marido se metía en su repostería a tal grado que olvidaba mi
existencia habitación juguetes”. perdida en el fondo de mi

recién conquistada y plena de

Veamos otra, donde el trasfondo de ideas que aporta una cierta unidad
cualitativa cambie:

“Ante el retorno del invierno mi padre pensaba con disgusto en los ciclos y
mi madre combatía el rictus de aquel rostro desagradable que ponía mi padre
con tartas y pasteles detrás de los cuales se perdía para comunicarse de vez en
cuando conmigo que estaba hibernando detrás de mis juguetes en el fondo de
mi habitación”.

Otra:

“Mis padres y yo vivíamos en la misma casa y poníamos mucha atención a la


llegada del invierno para luego hibernar cada uno a su manera y en un mundo
bien distinto: de azúcar y chocolate el de mi madre, de amargura y malos
pensamientos el de mi padre y de juguetes y el deseo de que nada nunca
termine el mío”.

Otra:
“La inevitable llegada del invierno cargaba de malos augurios y de amargura
a mi padre, le abría el estómago a mi madre y a mi me trasmitía una corriente
de extraña inquietud que me impelía a querer detener el mundo. Como
resultado de esto, mamá nos atiborraba de azúcar y nosotros acumulábamos
durante tres meses un sinfín de emociones y sensaciones mudas hasta que el
rebrote de la primavera nos despejaba y nos disponía para abrir nuevamente
las ventanas”.

En todos los casos estoy coordinando diferentes variantes de frases que


expresen el clima y las ideas de los personajes y cómo se relacionan entre
ellos ante la aparición de un hecho ineluctable: llega el invierno. Mi intención
es que además de la mera coordinación visible en la superficie de las frases,
pueda apreciarse asimismo la coordinación de ideas y climas a través del uso
de determinadas palabras que se conectan por similitud o por contraste dentro
de la coordinación estructural que se da en la superficie de las frases.
Quiero exponer en este momento, entonces, una idea más bien de filosofía
narrativa que habla de una coordinación en un nivel más profundo, una
coordinación que se produce en las frases y por las frases, de niveles
explícitos con niveles no explícitos, y que genera una elipsis cognitiva, que es
exclusiva de la narrativa, en la mente del lector de un alcance más rico e
interesante.

Tomemos el párrafo anterior y hagamos unos pequeños cambios:

“La inevitable llegada del viejo invierno cargaba con sus acechantes pasos
sigilosos de malos augurios y de amargura a mi padre, le abría con un
mensaje susurrado al oído el apetito a mi madre anhelante de mensajes
secretos y a mi me trasmitía en una descarga única una corriente de extraña y
oscura inquietud que me impelía a querer detener, de un modo misterioso, el
mundo. Como resultado de esto, mamá se deslizaba perseguido por un fauno
silbante y oscuro atiborrándonos de azúcar y nosotros pesarosos y con ganas
de huir acumulábamos durante tres meses un sinfín de emociones y
sensaciones mudas hasta que el rebrote de la primavera nos despejaba y nos
disponía para abrir nuevamente las ventanas”.

Observen ahora que la descripción de superficie de la llegada del invierno y


sus consecuencias en los familia está rodeada sugieren como vagas sombras
un invierno de figura humana que posee acechante pasos, unos seres del
invierno que susurran al oído de la madre, otro modo de decir que la madre
oye voces, y el mismo invierno es para el narrador una descarga y una oscura
inquietud.

En estos textos, emparentados en cierto modo con la poesía, es donde aparece


la literatura con mayúsculas y al mismo integrantes de una

de palabras que tiempo una operación de la mente que realmente implica un


trabajo neuronal bien aceitado: los personajes, el clima, los movimientos de
escena, los objetos están acompasados en un nivel profundo por la conexión y
o coordinación de los elementos de superficie de las frases: sujeto verbo y
predicado, con los elementos de fondo o trasfondo: las comparaciones
implícitas, los antropomorfismos, que permiten que estemos al mismo tiempo
en uno y en varios mundos.
La escritura, y dentro de ella, la literatura y la ciencia como expresiones de un
modelo que nace en el cerebro expresan un proceso básico que es fuente y
combustible para muchos procesos de interés para el ser humano. Cuando se
escribe se comienza realizando un proceso desconocido dentro del cerebro y
en la totalidad del cuerpo que es al mismo tiempo la totalidad del cerebro
puesto que toda célula es neuronal en tanto está conectada al sistema general
que funciona como un proceso de comunicación. Ese proceso podemos
llamarlo con claridad “proceso de conexión” o bien “de relación” entre
objetos mentales de los cuales el cerebro posee una representación interior.
Este es el proceso básico de pensamiento. Y está en le base y en la estructura
de procesos como “la comida es rica” o “mamá me ama” pero está también
ampliado y diversificado en procesos como e=mc2 o “A veces durante mi
sueño, una mujer nacía —como Eva de una costilla de Adán— de una mala
postura de mi muslo”. Muchas veces he hablado con esquizofrénicos y en su
discurso peculiar encontraba yo recurrencias que me estaban hablando de
algo que estaba detrás de la superficie de las palabras. En su caso la
descodificación era para mi difícil debido a la letargia emocional que
manifestaban pero de todos modos a veces llegábamos a puntos interesantes
manteníamos en conversaciones que a veces durante horas

mientras jugábamos al póker o al tute en lo cuales se producía un alto, un


silencio y un mirarnos a la cara que a veces era anotado por ellos diciéndome
cosas como “Maestro, no siga por ahí, porque sabe que allí está la
problemática”. Al observar las conexiones que se hacían y las coordinaciones
verbales que aparecían en nuestra comunicación me di cuenta de que
constantemente en nuestra conversación estábamos en una situación de “dar
vueltas” en torno a un núcleo duro que cada vez que iba a ser tocado nos
rechazaba y nos impelía a continuar dando vueltas. Pero todo parecía aludir a
ese núcleo. Esta es lo que llamo una coordinación implícita que suele
aparecer en la prosa hablada de los esquizofrénicos de un modo bien claro. Es
la que aparece cuando en una coordinación hago esta operación: “El calor de
su abrazo me hablaba de un futuro brillante, mientras le pena cansina de su
mirada emprendía la escalada de la montaña del perdón, en una cuesta arriba
que sólo yo podía cancelar y extender el boleto para la felicidad inmediata”.

En un nivel nos dice que una persona le promete un futuro brillante a otra y
que el perdón para iniciar los pasos de ese futuro dependen de esta última.
Pero nos habla también de modo implícito y los conecta entre sí de: el calor
de un abrazo que habla y lo hace acerca del futuro, nos habla de una mirada
que tiene una pena antropomorfizada porque esta cansada y sube cuesta
arriba una montaña y todo esto puede ser “cancelado” por un partenaire que
puede “extender un boleto” como si se tratara del portero de un parque de
diversiones.

Este es coordinación y operaciones en simplemente elementos de un mismo


nivel sino que coordinan a través de la estructura de coordinación elementos
de otros niveles que tienen como resultado que tu mente se pueble de
imágenes, de símbolos, de arquetipos, de figuras, y de ideas mientras el gran
secreto de la

también de las otras las frases, no coordinan vas leyendo sin que sepas cómo
ha operado esa magia en tu cerebro.

Recuerdo el día en que me día cuenta de esto, lo hice leyendo un libro de


Saul Bellow donde había una frase que ahora no recuerdo textualmente pero
que venía a decir que el primo del protagonista avivaba con sus relatos la
esperanza en ellos de que la fortuna los acogiera bajo su ala. Este fue un
momento “eureka” para mí de gran alcance, en ese momento me dije: ¡Esta es
la literatura en su máxima expresión! ¡Esto es el arte! Que mientras te hablan
de unos personajes pobres en busca de fortuna sin que sepas cómo te
introduzcan en la cama un ave de gran tamaño que mete en su nido a varios
seres humanos que llevan u fuego sagrado en su interior puesto que los
relatos del primo los avivaba y aquello que por excelencia se aviva es el
fuego.

No es simplemente un elemento metafórico o comparativo es un habito


cerebral de enhebrar cosas en el mismo haz, entre otras cosas, porque el
cerebro recuerda más si tiene más datos asociados a un dato, y de ahí que la
gran literatura se desde el punto de vista de la memoria “imborrable” porque
está tejida de este modo. Cuando comencé a escribir no podía hacerlo porque
según decía “todo me leva a todo”, para mi cerebro era tan natural
correlacionar los pingüinos con el frío como con Dios y el destino con la
dirección del viento y las ciudades extendidas con la costumbre de mirar el
horizonte y esta con el habito de caminar erguido y para explicar cada una de
estas conexiones que en mi cerebro eran clarísimas habría debido escribir
varios tomos. Así funciona un cerebro en estado creativo, está abierto a
conectar con todo, yo debí instalar un suerte de filtro que restringiera la
entropía y para ello me vinieron bien lo que llamé frases axiomáticas, unas
frases que me inventaba como comienzo para todos los cuentos que escribía
que contuvieran a mi imaginación y le impidieran desbordarse en el océano
de la entropía total.

Por este motivo leer según que libros, que yo leo nuevamente cada año desde
hace tiempo, desarrollan la memoria: mantienen aceitado el mecanismo de
conexión y coordinación. Otros libros no pueden hacer esto e incluso aunque
un profesor pidiera a sus alumnos que lo memorizaran, estos podrían hacerlo
una vez para el examen y a continuación lo olvidarían.

A veces recuerdas un libro y dices en voz alta “¡que belleza aquel pasaje en
pasa tal y tal cosa!” y “¡aquel otro en que el protagonista le dice a la
protagonista con aquella mirada que le pone: tal y tal” o “el momento en que
pasa tal cosa”,

Ten por seguro que en todos esos casos, el autor o la autora ha hecho una
conexión y una coordinación adecuada de los elementos narrativos para que
se quedaran incrustados en tu memoria, se puede decir que ha trabajado de
modo excelente con los mecanismos de la memoria.

En este caso se puede decir que aprender es recordar cómo se recuerda;


activar el mecanismo de recordación.

Visto desde el otro lado: cuando una persona pierde determinado tipo de
memoria o dimensión de la memoria, cuando no sabe lo que iba a decir y dice
que lo tenía en la punta de la lengua, cuando pierde objetos y los tiene en la
mano, o los pierde y recorre los pasos unas y otra vez para encontrarlos, y
cuando tras denodados esfuerzos para recordar algo lo da por olvidado y
declara que ya vendrá en el momento menos pensado y en efecto esta
memoria vuelve, está sucediendo en todos los casos que hay un bloqueo de
conexión entre un momento de la memoria y el siguiente, es un instante
infinitesimal en que el dato se ha perdido porque se perdió la conexión para
traerlo de la nada a la superficie, y a veces sucede en las personas creativas
porque un exceso de imagines sensaciones y frases dentro del cerebro.; pongo
un ejemplo muy común, alguien me dice que estaba escribiendo sobre las
ballenas y tiene escrito dice “hasta aquí” y hasta ahí desarrollé las ideas que
tenía desde el punto de vista de la sustitución de unos regímenes alimentarios
por otros para poder cambiar así pautas de consumo y de pesca y luego ya no
pude seguir. Ese es el momento de preguntarle por ejemplo y ¿cuando
pensaste todo eso cómo pensaste que iba a ser sustituido eso, es decir qué
más estabas pensando? Momento en el cual la persona duda un momento y a
continuación empieza a venir a la superficie la manera como iba a continuar.
Lo que hizo fue llenarse de euforia al ver dentro de su mente un montón de
imágenes acerca de los futuros desarrollos de su trabajo, optó por uno pero el
material de todos los otros nos los “dejó” en ningún sitio, continuó allí
estorbando y al final hizo colapsar a la idea central.

En el ámbito de la escritura por eso conviene hacer muchos borradores


iniciales aunque resulte una tarea agotadora, porque al repetir una y otra vez
los mismos textos, estos se van quedando en lo esencial. Y quedarse en lo
esencial es quedarse con las conexiones y las coordinaciones esenciales, las
que serán la guía central de la obra.

A veces dicen: para esto es bueno dejar descansar los textos y verlos con
objetividad pasado un tiempo, y es verdad, pero también es verdad que
cuando el cerebro está mas cansado suelta todos sus prejuicios sobre el texto
y va directo a lo esencial; durante un tiempo fui a ver trabaja a un amigo en
uno de los principales periódicos de mi país, iba allí, me sentaba a observarlo,
leía, tomaba mate o café, fumábamos un cigarro y yo observaba a mi amigo y
a los otros integrantes de la redacción fumando y fumando alcanza un nivel
de adrenalina y euforia en el cual las frases les salían solas, se convertía
aquellas redacción con mas de cuarenta redactores dándole a las teclas en una
sinfonía demencial en una sala de canalización de mensajes procedente del
inconsciente colectivo. Un día fui porque había publicado un artículo mío en
aquel periódico y mi amigo al verme, me dijo ¿cómo hacés para ordenar los
temas? Y ¿cómo sabés cuales son los subtítulos? Entonces yo empecé a
explicarle y al final de aquella clase, él me dijo: muy bien vos quédate aquí,
en este mundo es muy importante salir en portada, así que yo te voy a dar a
corregir mis artículos a vos y a cambio después arreglamos cuanto te pago.
Así fue que estuve corrigiendo, primero los suyos y luego los de otro chico de
aquella redacción y la verdad es que salí indirectamente en portada todos los
días que estuve enseñándoles; luego ellos continuaron saliendo por el mérito
propio de su capacidad de aprender.

Yo nunca me dediqué a escribir para periódicos en plantilla porque no


soporto la presión para entregar. En cambio, mis amigos y muchos
honorables periodistas del mundo y escritores como Balzac, atado a un
contrato, sólo pueden escribir bajo esta tremenda presión diaria. Es en
realidad, un sistema de vida y una capacidad de “conectar” y “coordinar”
muy poderosa; y aquí no menciono a las funciones de “subordinar” o de
“yuxtaponer”, menospreciadas en el mundo del periodismo, menos en el de
investigación, y los motivos están relacionados con el hecho de que el
periodismo actual no especifica ni contextualiza los elementos de la noticia ni
narra condiciones que hacen posibles a esos hechos: dicho en otras palabras,
se ha amputado la capacidad de subordinar que especifica y clarifica y
explica o matiza y la de yuxtaponer que aporta contextos de posibilidad o
dimensiones perceptivas que amplifican la percepción de los hechos.

Hace un tiempo una escritora me decía: el punto y coma está en desuso. Este
es el modo de pensar de un cerebro entrenado por un periódico amarillista.
Las cosas suceden como la lluvia, no hay motivos ni razones ni manos detrás
del escenario manipulando nada ni intereses corporativos, no, vivimos en un
mundo puro e inmaculado donde los seres humanos se comunican entre sí
mediante monosílabos. Por ese motivo su rostro brilló con la chispa de la
inteligencia y la picardía infantil del descubrimiento cuando le respondí:

“Pues es muy raro, porque cuando venía para aquí tuve que detenerme porque
había una lluvia descomunal de puntos y comas y la gente lo celebraba, se
detuvo el tráfico y muchos se llevaron bolsas llenas”.

La memoria trabaja de este modo; por eso pongo la lluvia al servicio de que
el punto y coma que implica una detención mayor que no llega a ser un punto
y del cual hizo un uso exquisito Flaubert y lo sigue haciendo uno de los
hombres más brillantes de la literatura: Peter Handke, reaparezca en la
escena.

Es muy importante; fíjate que el hombre medio actual tiene vagas nociones
acerca de unas cuantas cosas sobre las cuales tiene miedo. Ese es el
ciudadano medio europeo.
Y eso lo han logrado machacando con mensajes simples que impiden
principalmente que se detenga a pensar; y sobre todo que conecte esas
informaciones con otras que parecen lejanas y que haga coordinaciones que
le permitan explicarse los fenómenos; por ello el hombre medio de le
teledemocracia no tiene memoria. Y por eso mismo es muy importante que
recuerde cómo se coordinan cerebralmente informaciones, datos, cosas oídas,
imágenes y sensaciones

En el caso de la escritura la necesidad de recordar aparece cuando el escritor


no sabe cómo continuar, en ese momento lo que está pasando es que olvidó el
contenido que estaba insertando en la estructura general de conexión o de
coordinación: es decir, dentro de la formulación general de “X hace Y
mientras Z hace W” olvidó si lo que X le hace a Y es “a” o “b” o bien si,
siendo “a” es del modo “c” o “d” entonces la conexión o la coordinación
entre uno y otro momento mental desbarranca. De ahí que antes hablara que
la creatividad surge y se rehace cuando se pierde en los puntos de sutura de la
microestructura sintáctica neuronal. Es una cuestión de dar saltos de roca en
roca para cruzar el río cada vez a mayor velocidad, sin caerse, pero sobre
todo sin entrar en dudas luego de un resbalón que sí podría precipitarnos en
una zambullida indeseada. Cuando uno va a dar el salto y el resbalón le hace
dudar empieza a hacerse agua y es cuando no recuerda con qué elemento se
iba a conectar la primera con la segunda parte de la frase o a coordinar la
primera frase con la segunda. Es en la incoherencia de la conexión o de la
coordinación o en su banalidad vacía de experiencia humana verdadera donde
mayormente se pierde el hilo de la trama o el hilo del argumento racional. Por
ello frases del tipo de “Su airada respuesta motivó su repulsa total y su
malhumor descarado a partir de aquel en todos los ámbitos de su vida” es una
coordinación que redunda en una generalización pero descarnada y vacía, las
frases son lugares comunes y la conclusión está dicha, no se puede ver, oír, ni
sentir, por lo tanto para el cerebro no es experiencia es vacío, en el vacío
rellenado de banalidades no crecen las flores y menos las frases a menos que
sea para producir nuevas tonterías.

Si en lugar de aquella hago esta coordinación: “Pateó la puerta llevándola en


brazos y, mientras se esforzaba en depositarla con suavidad sobre la cama,
conteniéndose para no herniarse, nació el amor.” Es una locura de
coordinación y una aseveración gratuita en sí misma además de la banalidad
de “nació el amor”, pero si quiere elucidarse se necesita de mas frases, quizás
muchas mas, abre el hiato cognitivo necesario para interesar al lector por
saber cómo es que nació el amor en un momento en el cual, si está hablando
del amor de esa pareja recién casada, ya debería de haber nacido.

Ente la primera frase de la coordinación y la segunda es donde se cae uno


fuera del fluyente río de la inspiración y de la creatividad o sigue su curso.

En la sutura, en el intersticio.

Cuando alguien se bloquea (aceptando por “bloqueo” muchos sucesos


psíquicos que no lo son estrictamente hablando), es porque no sabe
literalmente “cómo seguir” y para que siga se le han de hacer preguntas y en
un curso de entrenamiento para convertirse en una persona creativa de lo que
hago se le pregunta de modo tal que aprende a cerrar la sutura siempre y
pueda tender un puente que le permita seguir a través del intersticio. Saber
cómo seguir es saber preguntarse de un modo eficaz sobre cómo seguir. En
las novelas, muchas veces los autores realizan digresiones o largos pasajes
descriptivos que están desconectados de la corriente emocional central de la
obra y lo están porque los intersticios entre los elementos no fueron
conectados o coordinados de un modo adecuado.

Volvamos a pensar en la unidad elemental de relación: la conexión. Desde el


punto de vista creativo, cuanto más inusual más ideas produce; y, algunas
veces, cuando una conexión habitual sólo produce ideas habituales, alcanza
con probar ideas inhabituales para esa relación durante un tiempo y habitual,
completo luego al volver a la conexión

esta aparece bajo luces por distintas o se le descubre una dimensión


desconocida hasta ahora y que la reconfigura por completo.

Aprender es recordar es una conexión inhabitual; la doma educativa impide


pensar esta posibilidad de equivalencia entre ambas acciones o verbos.
Aprender es aprender y recordar es recordar, son procesos diferentes. Y esta
explicación pesa tanto en la cultura que el propio Sócrates para explicarla de
un modo convincente se ve obligado a recurrir a la experiencia de vidas
pasadas.
El diccionario dice que aprender es adquirir un conocimiento mediante el
estudio o la experiencia pero también dice que es tomar algo en la memoria.

Aprender es un proceso mediante el cual el cerebro se activa a sí mismo para


descubrir conexiones nuevas entre elementos conocidos o desconocidos hasta
ahora, o supuestos mediante cálculos o suposiciones adecuadamente
elaboradas y una vez descubiertas esas conexiones las incorpora como
propias y puede reproducir para sí o para otros ese conocimiento.

En al definición de diccionario y en la que aporto yo quiero destacar el


elemento “memoria”. Y sobre todo la curiosa definición del diccionario que
dice que “toma algo en la memoria”. Sí que toma algo en la memoria, ya sea
bajo la forma de imágenes, palabras que oye, o sensaciones cada caso un
conjunto configurando en

particular. Todos tenemos guardadas experiencias más o menos lejanas; si a


mi por ejemplo me dicen la palabra “león”, mi experiencia será de leones del
zoo como experiencia muy lejana en el tiempo, luego los de la tele en alguna
película o en algún documental, y tendré muy presentes y cercanos en el
tiempo a algunos leones de Youtube; sobre todo en videos virales como aquel
de la lucha entre unos leones y una manada de cebús en la que se involucra
momentáneamente un cocodrilo y en la cual contra toda percepción habitual
acaban venciendo los cebúes, al poner en situación de huida a los leones.

Una vez más se comprueba que la capacidad de guardar datos inhabituales


unidos a datos habituales hace que se desarrolle mayor capacidad de
memorizar, cómo recuerdo si no tantos datos del video viral de los leones
luchando con los cebúes. Lo he tomado en la memoria, está guardado en mis
sistemas perceptivos, pero no en uno solo sino en los mas de unos: visual,
auditivo, aún recuerdo a la creía de cebú mordida por un extremo por los
leones y por el otro por el cocodrilo que se la disputa y los gritos que profiere
aquel animal sometido a tanto dolor. Esto me llena de sensaciones y el hecho
inhabitual de que los cebúes se den vuelta y siendo mamíferos de manada se
revuelven contra los leones y los hagan huir, hace que lo recuerde con mayor
detalle porque choca contra un supuesto básico, los leones hacen huir a los
mamíferos rumiantes, choca contra una creencia y no solo eso sino que
además y creo que en ello esta la bases del éxito de ese video es que levanta
un supuesto nuevo que en nuestra época esta muy en boga dado que lo que
llegó a conocerse como el hombre-masa (Canetti) o el “hombrecito” (Reich)
necesita creer en esta posibilidad: el de que un ser débil en una situación
límite pueda sacar fuerzas de flaquezas y vencer a la adversidad mas dura.

Bien, ahora ven, y pueden explicarle con palabras al propio cerebro y sentir
cómo se crea una red de conexiones entre datos; cuanto mayor sea el número
de datos y cuanto más complejos e inhabituales sean mayor es la probabilidad
de que queden guardados en la memoria. Y guardados en la memoria
significa desde este punto de vista que mayor cantidad de vías de acceso a
esos datos habrá. Aprender es recordar, en una de sus dimensiones,
rememorar las conexiones entre datos que hace el cerebro para activar nuevas
conexiones; por ello, si prescindimos de pasadas,
sorprendentemente exacto y aguado cuando le dice a Critón que vigile que no
caiga en “enseñarle nada al alumno mientras dialoga con él y que sólo le hará
preguntas”, a raíz de las cuales, el respondente extraerá de dentro de sí, las
respuestas y conocimientos que posee pero no sabe que posee.

“Aprender es recordar” de un modo evidente, porque cada vez que “aprendo”


activo la rememoración en todo mi cuerpo de un proceso que produce nuevos
la explicación de vidas Sócrates resulta aprendizajes, siendo estos la
adquisición de nuevos modos de experimentar el estado de conocimiento.

Voy a un ejemplo histórico que se está dando en la actualidad: cada día más y
más gente ha aprendido lo que Foucault llama “tecnologías del yo” que antes
estaban en propiedad de unas élites intelectuales y espirituales concretas que
no las divulgaban; de éste modo, esa élite podía disfrutar de un modo de estar
en el mundo muchos más agradable que el del resto de la humanidad y sobre
todo podían tomar decisiones que afectaban a otros sin que la totalidad de las
consecuencias les afectara; en cierto modo un arte de ejercer el poder sin
mácula. Hoy día, esto se ha popularizado. En esta línea, es todo un
vanguardista el reverendo Martin Luther King, que emprendió su lucha con
los evangelios en la mano y antes de salir a luchar en las calles, él y sus
colaboradores y activistas se encerraban en garajes acondicionados a tal
efecto que disponían de altavoces donde se escuchaban gritos callejeros,
sirenas de las patrullas policiales, todo tipo de alborotos, cánticos racistas y
constantemente insultos en contra de las personas de raza negra. Escuchaban
esto a gran volumen mientras rezaban de continuo; así lograban conducir su
mente a un estado que pudiera atravesar luego la cortina de insultos real sin
recibir daño por ello.

Se puede decir entonces que después de la creación de las mundiales de


activistas creado una especie nueva de seres humanos, una especie de seres
humanos que llevando a cabo una acción de un modo profesional no se
identifica con sus resultados como hombre sino como actor político. Es decir,
si le pegan, no se centrará en el dolor que siente su cuerpo, aunque intente
mitigarlo y curarse, sino en cuanto avanza su causa. Esta operación mediante
la cual el cerebro puede dividirse en dos y destinar una cantidad de energía a
subsanar el aspecto físico que no se desestima y la otra a aumentar la
autoestima como ser organizaciones

políticos se ha político que obtiene objetivos (piénsese que obtener objetivos


es lo último que el ser humano pierde desde el punto de vista neuronal) crea
por sí misma un nuevo tipo de ser humano que antes era inconcebible y que
para grandes masa de la población sencillamente sigue siendo inconcebible.
Véase de otra parte a una persona integrante de la élite universal totalmente
desapegado e incapaz de sentir el dolor ajeno y criado en unos valores que le
impiden ver ese dolor ajeno de inmensas muchedumbres más que como
dislates individuales de una masa informe de desgraciados y locos, ese tipo
de ser humano puede mediante una medida individual decretar la
desesperación por falta de trabajo, por hambre de millones de personas y
también aprendió a acondicionar su cerebro de tal manera que no
experimente en su cuerpo las consecuencias de lo que decide.

En ambos modos de comportamiento esas personas están realizando


conexiones neuronales diferentes y realizando asimismo coordinaciones de
modo bien distinto. En algunas dimensiones de su vida han eliminado la
posibilidad de coordinación o conexión, lo cual quiere decir amputar una
serie posible de pensamientos. El terreno en que se restituye la creatividad
para ambos tipos de persona es facilitándoles la conexión con elementos
nuevos. Eso se logra con las preguntas adecuadas frente a los intersticios
sintácticos problemáticos concretos.

Retomemos ahora el hilo de nuestro discurrir en el punto siguiente: la


memoria opera en niveles óptimos uniendo datos habituales con datos
inhabituales para configurar grupos o paquetes de información a los cuales se
puede entrar desde múltiples accesos, como si se tratara en realidad de
cuadros de múltiples entradas con cruces vertiginosos de variables. El gran
quid de este modo memorístico consiste en que según la decisión de acceso
que tomemos tendremos unas rutas relativamente predeterminadas y haremos
un recorrido que de algún modo nos ata con sus interconexiones. A esto se
refieren los profesores de narrativa cuando hablan de las decisiones
importantes que se han de tomar previamente a comenzar a escribir; es
importante reflexionar sobre estas decisiones, puesto que según qué camino
escojamos el regreso atrás y el recomenzar puede resultar dificultoso al punto
de tener que comenzar nuevamente como si dijéramos desde cero.

Para que esto no suceda ni en una trama ni en un argumento lógico, lo mejor


es determinar conexiones principales. previamente cuales serán la

y o las coordinaciones

En narrativa: “Scarlett O’Hara no era bella pero los hombres no se daban


cuenta de ello hasta que no había caído en sus redes”.

En ciencias sociales: “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”.

En el primer caso se trata de la conexión entre el sujeto Scarlett, una mujer


que en tanto objeto mental aparece conectada a la falta de belleza y este
unidad de sentido de esta frase se vincula por coordinación a que el conjunto
de los hombres no se percatan de aquel hecho hasta que no había caído en sus
redes. Dos conexiones necesarias y una coordinación que pueden dar por sí
mismas para cien páginas de esta gigantesca novela. La coordinación crea un
conjunto de dudas que se han de responder, las responde la misma novela y lo
hace narrando una trama.

En el caso del modelo típico ideal construido por Max Weber, las conexiones
son dos. La primera es que el protestantismo posee o da lugar a una ética y la
segunda es que el capitalismo posee o está inspirado en un cierto espíritu. La
coordinación en este caso da lugar a uno de los ensayos señeros de la cultura
occidental y de la tradición bibliográfica sociológica.

Ambas propuestas generan en el lector un estado general de apertura y


disponibilidad del ánimo que llamo hiato o elipsis cognitiva por la cual todo
está en suspenso mientras se continúa la lectura o la investigación siempre
teniendo detrás como una voz de fondo esa afirmación inicial conectiva y
coordinativa para que el cerebro a medida que avanza vaya filtrando todos los
datos que aparecen en función de aquello y vaya descubriendo por sí mismo
la evidencia que hace de aquello una verdad que experimenta con la totalidad
de su neurología.

El admirable Giorgio Nardone distingue conceptualmente tres tipos de


aprendizaje. Uno al que llama gradual es aquel que usualmente se usa en los
colegios y que consiste en la exposición del alumno a una serie de
conocimientos y experiencias y de este modelo dice que consiste en hacer
que el alumno experimente paso a paso el propio proceso de aprendizaje de
modo consciente.

Distingue en segundo lugar el modelo que llama aprendizaje “con efecto


descubrimiento” y de este dice que a veces se produce durante el aprendizaje
gradual, se estudia algo, se lo experimenta y durante ese proceso de pronto al
alumno “algo le viene” y se produce un salto de cualidad por el cual
comprende la totalidad del proceso. De este modelo dice que es el habitual en
artes y en deporte.

Por último menciona al que llama “aprendizaje global y sistémico” que


consiste en que de un modo tipo bola de nieve, “como en el efecto
avalancha”, se enseña al alumno los trozos del conjunto a aprender, luego se
hace que los junte y en cierto momento éste descubre que en conjunto son
mas que la suma de sus partes. Pone el ejemplo de la natación, de la cual,
dice, nos enseñaron a mantenernos a flote, luego a mover los brazos, luego a
mover las piernas, y finalmente todos estos elementos juntos dan vida a un
movimiento que es más bello y que la suma de sus partes. Habla de la
“cualidad emergente” muy diferenciada de las cualidades de los
componentes. Y sugiere este modelo de aprendizaje como el adecuado para la
enseñanza de ejecuciones complejas y en la formación de competencias muy
elevadas, que requieren al mismo tiempo control y espontaneidad; lo que nos
recuerda aquella frase de Platón que dice que en el mejor arte no se nota el
arte.

En el primer caso, en el aprendizaje gradual, no se está produciendo un


proceso de auto indagación interior en el alumno, no es requerido con
preguntas y por lo tanto no tiene que hurgar en su interior para “inventarse”
respuestas plausibles que lo apoyen en su camino hacia el encuentro con el
conocimiento. Simplemente se le informa de datos y de experiencias, en
sentido estrictamente socrático, se le está “enseñando” o dicho de otro modo
se le está “mostrando” en conocimiento. Luego, si no se lo provee de una
herramienta (como conectarlos con otros conocidos) con la cual memorizar
esos datos o más bien retenerlos en su memoria de modo provisional hasta
lograr formar una imagen del conjunto, resultará difícil que el alumno
mantenga ese recuerdo; sobre todo si son muchos datos. Aunque los anote, si
no posee una herramienta para conectarlos entre sí, simplemente serán
palabras o frases sueltas antes las cuales el cerebro no sabe que hacer.

En segundo modelo con “efecto descubrimiento” es más vivaz y está mas


cercano al funcionamiento real de la psique humana que responde con todo
su cuerpo no sólo con la materia gris encerrada dentro del cráneo. La destreza
del maestro reside en aprender a facilitar el acceso a ese momento interesante
del descubrimiento —materia que escapa a este libro, que es eminentemente
práctica y que consiste en el saber procesual que enseño en clases particulares
que sólo pueden ser experienciales y de proceso cognitivo intenso para el
alumno.

Los maestros habitualmente no reciben formación para inducir este efecto


descubrimiento; en PNL constituye entre los buenos instructores el pan de
cada día, n hay aprendizaje sin la recordación constante por la totalidad del
cuerpo del proceso por el cual aprende y los diferentes mediante los cuales lo
hace. Las habilidades de lenguaje de y la utilización de modelos lógicos
ambivalentes son imprescindibles en este caso. Modelos que consisten
básicamente en el desarrollo de capacidades verbales de conexión y de
coordinación, de subordinación y de yuxtaposición inhabituales; que en mi
caso concreto consisten en la captación de las estructura de la conexión, de la
coordinación, de las subordinación y de la yuxtaposición en acto, mientras
está sucediendo, y trabajar con esa estructura desactivando en el alumno el
razonamiento lógico que le impide el acceso directo a la comprensión súbita
y a la comprensión lisa y llanamente.

En el caso de la comprensión sistémica global y en el caso del pensamiento


creativo el procedimiento que yo mismo hago es similar al ejemplo de
Nardone de la natación, sólo que yo al igual que Sócrates no enseño nada
sino que el alumno muestra lo que sabe hacer y yo voy incidiendo con
comentarios que se graban en su memoria por dos razones: porque se ha
desactivado el razonamiento lógico y porque se han generado el número
suficiente de huevos epistémicos para que el cerebro del alumno esté sediento
de rellenar con respuestas. Dicho de otro modo, se le han creado tantas
expectativas al cerebro que este esta literalmente en una situación de apertura
casi total y cuando el dato correcto pasa por la puerta, necesariamente entra y
encaja en el lugar que le aguardaba.

El estado de atención resultante de la desactivación racional sumada a la


generación de una expectativa y apertura general cognitiva se acera
vertiginosamente a ese momento total del cuerpo del que habla Feldenkrais
cuando dice que si los esfuerzos innecesarios no están presentes nada nos
impide fotografiar de un vistazo páginas enteras de libros y recordarlas
enteras.

Aprender es recordar porque aprender es aprender a aprender y esto es una


recordación.

Cada vez que acabamos comprendiendo y como dice el español


“aprehendiendo” algo, lo que estamos haciendo es recorrer una ruta interior
neuronal que nos reporta felicidad y gozo el gozo de aprender y el cuerpo
entero lo reconoce y se refresca haciéndolo, los niños repiten con gozo una y
otra vez la misma actividad sin cansarse jamás; sólo la adición de
pensamientos innecesarios e interpretaciones o creencias acerca de las
actividades, es decir el razonamiento lógico acoplado a todo lo que hacemos,
lo que crea estados que nos paralizan para realizar según qué cosas.

Aprender entonces es recordar la felicidad de aprender.

Y para explicar conecta y coordina esta afirmación que de modo inherente

contenidos que están algunos presentes y otros aludidos o lo que es lo mismo:


requieren una explicitación o una especificación o una clarificación más o
menos detallada. Lo que da paso a las otras dos grandes operaciones del
pensamiento narrativo o creativo. La subordinación y la yuxtaposición.
La subordinación o frase dependiente es un tipo de frase que especifica o
explica algún elemento o toda la frase principal a la que acompaña y si se
separan ambas frases, la subordinada pierde sentido.

Por ejemplo: “La frase subordinada necesita de la principal para adquirir


sentido; lo pierde si se la separa”.

Lo pierde si se la separa es la frase subordinada, que en este caso especifica


una condición que adquiere la frase si es víctima de separación respecto de la
principal.

Desde el punto de vista de la organización de la percepción de relaciones


entre objetos mentales, la subordinación es una función que se vuelve
fundamental en los textos narrativos porque van especificando las
condiciones de existencia de la acción que transcurre en las frases principales
y al mismo tiempo va marcando un estilo y una voz. El estilo y la voz
aparecen en diferentes partes de la prosa y de los textos, pero es en las
subordinadas donde asoman como animales repentinos; sobre todo en forma
de comparaciones. En los textos científicos, las frases subordinadas indican
las condiciones que explican el fenómeno científico fundamental cuya
descripción, análisis o explicación se esté desarrollando. Por ejemplo: “Si
sucede A entonces se produce B; dado el caso de que B aparezca bajo la
condición z”.

¿Se entiende al fin porqué todo texto con indiferencia de cual sea el área de
saber al que pertenece es un modo de pensamiento narrativo?

El pensamiento narrativo es un momento cerebral que está en la base de la


estructuración de cualquier tipo de pensamiento; de ahí que sea falsa esa
distinción, que sólo corresponde al periodo histórico que estamos acabando,
entre pensamiento humanístico y pensamiento científico; estructuralmente
poseen la misma naturaleza.

El ser humano piensa de acuerdo a esta estructura subyacente; es narrativo


por excelencia, pero no estructura narrativa es consciente de la subyacente;
sólo la

reconoce por sus resultados locales.


Volviendo a la frase o razonamiento subordinado debemos agregar un
fenómeno que los escritores y narradores lo conocen como reducción del
ritmo. Cuando, al final de una frase compleja, se concluye con una frase
subordinada el ritmo parece enlentecerse y adquiere a veces un marcado aire
poético o lirico. Eso es o que sucede desde el punto de vista rítmico y
estilístico, a nivel del razonamiento que se está estructurando para vehiculizar
un mensaje lo que sucede es que el pensamiento opera un cambio en el
tamaño de su foco, puede ir de lo pequeño a lo grande o al revés, de lo
general a lo individual o de lo individual a lo general. Por ejemplo: “Llegó al
lugar a la hora del té: como cada tarde de aquel lustro”. O: “Hubo un ataque y
un contrataque de las fuerzas defensoras de la ciudad durante una década
entera: y aquel día no era la excepción”. El caso es siempre que la frase
subordinada remite a una relación especial del objeto mental ideal de la frase
principal con otros objetos (tiempo, espacio, condiciones ambientales, etc)
que inaugura generalmente una nueva visión o modo de focalizar al objeto
principal y por lo tanto detiene el razonamiento, quizás para dirigirse por
unos vericuetos mucho más interesantes pero que de momento implican un
alto en el camino, de ahí la sensación de parón en el ritmo.

Por último, la relación de yuxtaposición puede darse de dos modos,


simplemente unas frases independientes están puestas físicamente unas a
continuación de otras sin conectores que las relaciones o que las subordinen.
Por ejemplo: “Las muchachas llegaron al fin, los barcos estaban preparados,
los chicos miraban los relojes con insistencia”. En este caso, en algún
momento se da a conocimiento del lector algún elemento que conecte a todas
estas afirmaciones para crear en su cerebro la trama y su sentido.

El segundo tipo de yuxtaposición, que aquí nos interesa, es la que se da


intercalada y a modo de complemento de los diferentes componentes de una
frase principal. En la frase anterior “que aquí nos interesa” es la frase
yuxtapuesta intercalada. Va entre comas y a veces va entre paréntesis o entre
guiones y especifica o explica condiciones o características del elemento al
que complementa. Por ejemplo: “En el árbol mas oscuro del jardín, que mi
padre plantó hace quince años, había, desde la época en que mi hermana
volvió a casa, una serie de nidos, de diferentes tipos de aves, que se iban
turnando para recibir a los diferentes inquilinos en distintas épocas del año”.
Las yuxtapuestas aquí son “que mi padre plantó hace quince años”, “desde la
época en que mi hermana volvió a casa”, “de diferentes tipos de aves”, “que
se iban turnando”.

En un texto científico las yuxtapuestas se corresponden con las diferentes


variables que se van especificando para que el avance del razonamiento
central se encuentre munido de sustentos lógicos que explique su propio
desarrollo.

Las frases yuxtapuestas se hacen presentes con abundancia en los textos de


los escritores más excelsos y puedo afirmar categóricamente que cuando un
orador domina el uso hablado de la frase yuxtapuesta se puede decir que ha
dominado el arte del habla y del discurso persuasivo y se deriva de ello que
en el texto escrito no va a tener problemas de construcción puesto que al
texto escrito se puede volver y repasar y corregir en el momento, en tanto que
en el discurso hablado hay que sostener la totalidad de la construcción en el
aire puesto que no hay apuntes a los que recurrir para construir de un modo u
otro a menos que se escriba y luego simplemente se lea; yo de lo que estoy
hablando aquí es de poder avanzar en la construcción hablada de una frases
recordando los complementos yuxtapuestos de cada elemento de cada frase.
Quien logra hacer esto, logra el arte del discurso hablado y escrito y domina
el arte de razonar narrativamente.

Se habrá recordado entonces por entero a sí mismo, sabrá cómo se ha


construido narrativamente a sí mismo, y sabe como un regalo adicional que
puede regresar sobre sus pasos para cambiar elementos de sitio o para
sustituirlos directamente y que en caso de que no sepa que elemento concurre
del mejor modo a yuxtaponerse en una sitio dado siempre podrá lanzarse a sí
mismo el desafío de una pregunta que extraigas de su propio interior el saber
para continuar en esta permanente autoconstrucción que no es otra cosa que
recordarnos a nosotros mismos. Recordar nuestro fondo, interior, misterioso
y probablemente virtual, un núcleo de antimateria, hueco, en torno al cual
construimos todo lo existente y al cual podemos volver para reconstruir toda
la información que sea necesaria sobre su base virtual; por ello aprender es
recordar.

Barcelona y 30 de setiembre y 2012 Héctor D’Alessandro es escritor, coach


de PNL y autor entre otros libros de:
“El Cucaracho y otras aventuras” por Ediciones de Educación y Cultura de
Puebla México.

“Coaching para escribir con PNL” en Bubok.

Es narrador oral y videoblogger exitoso. Profesor de escritura creativa.

Para contactar e inscribirte en sus cursos, puedes hacerlo al mail


hectordalessandro1@yahoo.es

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