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LA CRUZ Y LA CORONA

La cruz del Calvario es el punto central de la historia


humana. El plan de la salvación se centra en la cruz
del Calvario. El Gólgota fue el centro de batalla entre
la vida y la muerte.

Sólo la cruz podía proporcionar al hombre y al


universo "la revelación del misterio que se ha
mantenido oculto desde tiempos eternos" (Romanos.
16:25).

El misterio de la cruz explica todos los demás


misterios. Inmediatamente antes de la crisis del
Getsemaní y del Calvario, Jesús dijo: "Ahora es el
juicio de este mundo; ahora el príncipe de este
mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea
levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
Esto decía dando a entender de qué muerte iba a
morir" (Juan 12:31-33).

La muerte de Cristo en la cruz reconcilió a todo el


universo con Dios, incluyendo tanto las cosas que
"están en los cielos" como las que "están en la
tierra".
Todo el universo había presenciado las escenas del
Calvario, contemplando allí el desarrollo final del
"misterio de iniquidad" y la completa revelación del
carácter del gran rebelde. La batalla decisiva se había
reñido ya, Satanás había sufrido la aplastante
derrota, y supo que estaban perdidos su causa y su
reino.

La cruz es la mayor evidencia del amor de Dios, sólo


la cruz puede medir la altura, anchura y profundidad
del amor de Dios, "que excede a todo conocimiento"
(Efe. 3:19).

La meditación en el amor de Dios, tal como fue


demostrado en la cruz, renovará la mente, tocará y
conmoverá el alma, refinará y elevará los afectos y
transformará por completo el carácter.

No es maravilla que el apóstol Pablo exclamara,


sobrecogido por la visión de la cruz: "Lejos esté de
mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado
para mí y yo para el mundo" (Gálatas. 6:14).
EL PODER DE LA CRUZ
LA CRUZ EN EL CORAZÓN Y EN LA MENTE DE DIOS

La necesidad divina de la cruz


Directo desde el corazón del Padre
Una promesa de sangre

LA CRUZ EN LA VIDA DEL SEÑOR JESÚS

Su camino de obediencia.
Muerte verdadera.
Cristo hecho pecado
La cruz y la resurrección

LA CRUZ EN LA EXPERIENCIA DEL CREYENTE

Crucificado con Cristo. ..


La cruz trae una vida plena
La fuente de todas las bendiciones.
Victoria sobre el enemigo.
Tome y lleve su cruz. ..
Lo que nuestro pecado es en realidad.
Su pecado y la cruz de Cristo.
Libres de pecado. ....
El camino de la rendición
camino del discipulado
El camino del testimonio y el ministerio.

TOME SU CRUZ Y SIGA

Morir en una cruz romana era algo difícil de


comprender y mucho más de aceptar. Aun así, Jesús
les enseñó con mucha paciencia lo que la cruz
significaría para Él, para sus discípulos y para el
mundo entero.

Les dijo: «el que no toma su cruz y me sigue no


es digno de mí» (Mateo 10:38).
Les dijo también a todos: «Si alguien quiere ser
mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su
cruz cada día y me siga» (Lucas 9:23), y
con palabras sencillas declaró: «y el que no
carga su cruz y me sigue, no puede ser mi
discípulo» (Lucas 14:27).
La cruz no es solo de Él; la cruz es mía y es suya. Es
un requisito incondicional e indiscutible si lo
queremos seguir como discípulos. ¿No sería
entonces importante entender con claridad el rol de
la cruz en nuestras vidas?

LA CRUZ

Mientras viajamos juntos a través de estudio, quiero


demostrarles cómo la cruz revela dimensiones
increíbles del corazón y la mente de Dios. De hecho
mucho pueblo de Dios se está perdiendo lo que Ella
propone que experimente.

¿Por qué? Porque la cruz es uno de los temas más


difíciles de tratar, y soy consciente de que enseñar la
verdad de manera errónea o sin una buena base no
es un problema menor para la gente. Es muy serio
para Dios y tiene serias consecuencias para su
pueblo.

PRIMERA PARTE

LA CRUZ EN EL CORAZÓN Y EN LA MENTE DE DIOS


DONDE TODO COMENZÓ
"A ustedes se les ha concedido conocerlos secretos
del reino de los cielos».

Mateo 13:11

Cuando hablamos de la cruz en su más amplio


significado bíblico, no estamos solo pensando en la
crucifixión de Jesús (sobre su experiencia en la
madera y con los clavos). Es un cuadro mucho más
grande que eso. De hecho estamos viendo el plan
completo de Dios para redimir al mundo. Estamos
mirando el suceso redentor completo... así es como
Dios lo ve, no como lo percibimos nosotros.

Así que «la cruz» no es solo una cruz física, la esencia


de lo que sucedió ese día fue mucho más allá de la
cruel realidad palpable de la crucifixión.

Para entenderlo bien, debemos ver la cruz como la


totalidad de la obra de Dios que comenzó en la
eternidad, porque Jesús es el «Cordero que fue
sacrificado desde la creación del mundo»
(Apocalipsis 13:8
¡Qué asombroso! Aun antes de los tiempos de Adán
y Eva, y de que cayeran en pecado, la cruz ya estaba
en la mente y en el corazón de Dios!

En última instancia, el significado completo de la cruz


incluye la resurrección de Jesucristo, y más tarde
veremos cómo este lazo inquebrantable entre su
muerte y resurrección se convirtió en el mensaje
fundamental para la primera iglesia. Y lo es también
para nuestros días.

LA NECESIDAD DIVINA DE LA CRUZ

Muchos cristianos nos preguntamos: ¿Por qué? ¿No


pudo ser de otra forma? ¿No había otra manera de
salvarnos del pecado?

Si aún no se lo ha preguntado, lo invito a que se


detenga frente a Dios y le pregunte: « ¿Por qué tuvo
que morir Jesús?». Y luego permanezca en oración
hasta que le responda.

A través de las Escrituras, Dios nos aclara la


necesidad divina de la cruz. Tuvo que suceder; era la
intención de Dios y no había otra manera. De haberla
habido, podemos estar seguros de que Dios nos la
hubiera ofrecido.

Es por eso que en este mundo de tantas religiones,


un cristiano declara sin vergüenza que solo Jesucristo
es el camino, la verdad y la vida; y nadie puede ir al
Padre y a la salvación eterna si no es a través de Él.

Si la cruz es el único camino para la redención


humana, entonces solo Jesucristo es el único
Salvador de toda la humanidad.

LA ETERNIDAD COMO LA VE DIOS

La razón por la cual a menudo no podemos entender


la necesidad divina de la cruz, es porque no vemos la
eternidad como la ve Dios.

¿Qué sabe Dios sobre la eternidad que nosotros


desconocemos? Haga memoria de las palabras tan
familiares de Juan 3:16.

Si pudiese elegir una palabra que represente el


centro, (el verdadero latido del corazón) de lo que
Dios nos está diciendo aquí, ¿qué palabra sería? «
¿Amó?» « ¿Dio?» Quizás ¿vida eterna?
En realidad, la palabra es “muera”. Piense en esto:
«Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo
único, para que todo aquel que cree en él no muera,
sino tenga vida eterna» Juan 3:16, DHH.

La muerte es el fundamento de esta declaración


-muerte eterna- un destino ineludible por medio de
nuestros esfuerzos.

En Efesios 2:12, Pablo nos dice que recordemos algo


que casi siempre olvidamos: «Ustedes estaban
separados de Cristo... sin esperanza y sin Dios en el
mundo».

Así que, este hecho inevitable nos trae la respuesta


desde el corazón de Dios, y nos hace reverenciarnos
maravillados y sobrecogidos cuando lo entendemos
con sinceridad: ¡Él amó tanto al mundo que dio a su
único Hijo... para que no muramos!

La palabra morir nos dice algo sobre la eternidad que


no logramos incorporar, y la razón de que no
veamos la eternidad como Dios la ve es que no
vemos el pecado como Él lo ve.
LA PRUEBA DE LA MAGNITUD DEL PECADO

¿Cuán serio es el pecado? Lo bastante serio como


para que Dios nos dé las armas para luchar contra él;
Dios Padre ordenó la muerte de su propio hijo
amado, una muerte más profunda que la muerte
física. Su Hijo era:

«santo, irreprochable, puro, apartado de los


pecadores» (Hebreos 7:26)
«cordero sin mancha y sin defecto» (1 Pedro 1:
19).
«En él estaba la vida, y la vida era la luz de la
humanidad» Juan 1:4).

Pero el pecado, el suyo y el mío, necesitaban la


muerte de ese hijo.

Dios entiende la seriedad del pecado porque todo


pecado (cada uno) es una ofensa personal contra
nuestro Dios y Creador. En ese sentido, no hay
«pecados pequeños»; todos y cada uno de los
pecados que una persona comete, la colocan en
enemistad con el Padre.
No mucha gente piensa con seriedad en que es
enemiga de Dios. Incluso los creyentes, a menudo se
resisten a esta forma de pensar. Dicen con sinceridad
acerca de su pasado: «Bueno, en realidad yo no iba
en contra de Dios; tan solo andaba sin Él». Pero
están equivocados. La perspectiva de Dios está en
todas las cosas, y Él nos dice en su Palabra que
“éramos sus enemigos” (Colosenses 1:21). O como lo
estableció Jesús: «El que no está de mi parte, está
contra mí» (Mateo 12:30).

Cuando los cristianos pecan con frecuencia, afectan


la forma en cómo el mundo ve a Dios. De hecho,
profanan su nombre por el pecado. ¿Qué
deberíamos esperar que haga Dios?

Esta verdad con profundidad debe llevarnos a orar:

«Señor ¿hay algo en mi vida, en mis palabras o


en mis acciones que no te esté reflejando y
cause que los demás que me ven u oyen, tomen
livianamente quién eres tú?
¿Se mantienen alejados de ti por la forma en
que vivo o por lo que digo? Si es así, te pido
Señor que hagas en mí lo que sea necesario para
que se den cuenta de que tú tomas al pecado
con seriedad».

TRATAMIENTO RADICAL DEL PECADO POR DIOS

Dios sabe muy bien que nosotros nunca sabremos lo


destructor que es el pecado. Él sabe lo que el pecado
nos ha hecho; sabe cómo nos hiere y daña. Por cada
pecado que cometemos entiende el daño que nos
ocasionamos a nosotros mismos y a los demás, así
como la horrible confrontación que le hacemos a Él.

En la cruz, por lo tanto, hizo una provisión completa


mostrando lo que el pecado hizo y aún podría llegar
a hacer. Y como veremos más tarde, por lo que Dios
ha hecho en la cruz, ahora nada puede entrar en
nuestras vidas para hacernos inferiores a lo que Él
quiso que seamos. En Cristo y en la cruz, Dios ya nos
ha dado todo lo necesario para luchar contra las
tribulaciones.

RECORDÉMOSLE A TODOS A NUESTRO ALREDEDOR


LA SERIEDAD DEL PECADO
El no tomar con seriedad el pecado muestra lo poco
que comprendemos sobre la realidad que nos rodea
a diario. Dios nos dio recordatorios sobre la seriedad
del pecado, con los juicios que emitió contra el
mismo en Génesis 3, juicios que continúan hasta el
día de hoy. (Génesis 3: 14-19).

Desde el pecado de Adán, Dios maldijo la tierra, la


cual persiste o está dispuesta a ceder a lo malo
(<<cardos y espinas») (Génesis 3:18), y requiere de
un doloroso trabajo para producir nuestra comida. Si
nos damos cuenta y pensamos en esto, podemos
preguntarnos por qué Dios continúa con este juicio.

O piense en la sentencia sobre Eva y sobre toda


madre desde aquel entonces: «y darás a luz a tus
hijos con dolor» (Génesis 3: 16).

Cuando una madre está experimentando el dolor,


cada momento en el que sentimos su permanente
sentencia, nos provee una oportunidad para recordar
lo trágico que es el pecado.

Es por eso increíble cuando escuchamos que:


«Cuando éramos enemigos de Dios, fuimos
reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo»
(Romanos 5:10). Nuestro pecado y nuestra
enemistad contra Dios, solo requiere la cruz ¡Y este
último sacrificio nos lo provee Él mismo!

JESÚS ADMITIÓ ESTA NECESIDAD DIVINA

Jesús sabía y aceptó la necesidad divina de la cruz.


Esto podemos leerlo con claridad cuando lo
menciona por primera vez en los evangelios, en
Mateo 16:21: “Desde entonces comenzó Jesús a
advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén
y sufrir muchas cosas [...] que lo mataran y que al
tercer día resucitara”.

Jesús enfatizó otra vez esta necesidad en los


momentos en que enseñaba a sus discípulos luego
de su muerte y resurrección: “Qué torpes son
ustedes -les dijo-, y qué tardos de corazón para creer
todo lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía
que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su
gloria?” (Lucas 24:25-26)

Para demostrarles esta necesidad, se dirigió


directamente a las Escrituras, al Antiguo Testamento:
Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que
tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca
de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los
salmos. Entonces les abrió el entendimiento para
que comprendieran las Escrituras. Esto es lo que está
escrito -les explicó-: “que el Cristo padecerá y
resucitará al tercer día”. (Lucas 24:44-46)

Pablo enseñó lo mismo: «Cristo murió por nuestros


pecados según las Escrituras» (1 Corintios 15:3). La
cruz era inevitable, planeada por el Padre desde el
comienzo, y revelada en su Palabra para su pueblo.

Así que, cuando esté frente a la presencia de Dios y


le pregunte: « ¿Por qué Jesús tuvo que morir? ¿No
había otra manera?», permita que Él le muestre a
través de las Escrituras por qué la cruz era necesaria
para la redención del mundo entero. Luego deje que
Él aplique esa verdad en su corazón, y que le dé a
entender que todo fue para usted... y que era
exactamente lo que usted necesitaba.

DIRECTO DESDE EL CORAZÓN DEL PADRE


¿Cómo ve Dios la muerte de su hijo? “Pero Dios
demuestra su amor por nosotros en esto: en que
cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por
nosotros”. Romanos 5:8

A veces pasamos por alto la obra del Dios Padre en


nuestra salvación. Pero la totalidad del plan, el
propósito y la implementación del mismo para
nuestra liberación del pecado surgen en forma
directa desde el corazón del Padre.

El Nuevo Testamento nos dice sobre esto: «Todo esto


proviene de Dios quien por medio de Cristo nos
reconcilió consigo mismo [...] esto es, que en Cristo,
Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo»
(2 Corintios 5:18-19). En Cristo y en la cruz, Dios
mismo estaba logrando nuestra reconciliación.

Por eso leemos en Juan 3:16: «Porque tanto amó


Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito». Desde el
comienzo hasta el fin del plan de redención, Dios
estaba unido a su Hijo, y en esa unión Él (Dios Padre)
estaba redimiendo un mundo para sí mismo.

LA ACTIVIDAD DEL PADRE


Solo podemos imaginar la carga del Padre cuando su
Hijo, que era purísimo, cargó la cruz para llevar
consigo todos los pecados del mundo. Dios estaba
«en Cristo reconciliándonos » aun cuando el Salvador
clamaba desde la cruz: « ¿Mi Dios, mi Dios, por qué
me has abandonado?». Este también era el plan, el
propósito y la actividad de Dios, llevado a cabo por la
obediencia de su Hijo.

En las Escrituras, siempre es el Padre quien planea y


toma la iniciativa. Él obra a través de su Hijo para
finalizar su obra, luego el Espíritu toma lo que el
Padre ha propuesto y lo trae a la realidad en la vida
de su pueblo.

Así que fue el Padre en su amor quien planeó


nuestra salvación y puso todo junto, en cuanto a
nuestra redención, y fue a través de su Hijo que el
Padre lo consumó. Y gracias a lo que Cristo realizó,
hemos nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, el
cual toma todo lo que Dios le dio a su Hijo y lo hace
real para nosotros, tal como Jesús prometió acerca
del Espíritu: «Él me glorificará porque tomará de lo
mío y se lo dará a conocer a ustedes» (Juan 16:14).
Déjeme preguntarle: ¿Qué cree que pasaba en el
corazón de Dios, sabiendo que su único Hijo se hizo
hombre para llevarse los pecados de la humanidad,
sufriendo tanta crueldad, indignidad y vergüenza en
el proceso?

¿Puede imaginar cómo Dios debió contener a todo el


cielo? Sin duda, todas las huestes angelicales habrán
querido intervenir gritando: « ¡Es nuestro Señor! ¡Es
el Rey de reyes! ¡Es el Señor del cielo! ¡No podemos
dejar que le hagan esto!».

Las doce legiones de ángeles con las que Jesús habló


en el Jardín de Getsemaní deben haber esperado
alertas, preparados para responder al primer
llamado de su Señor. El Padre debió haberlos
detenido diciéndoles: «Este es el momento que fuera
declarado expresamente desde el comienzo. Deseo
que aquellos que quieran conocer mi amor, para
entenderlo, lo hagan de manera completa y con
absoluta conciencia; esa calidad de amor que quiero
ver en ellos depende de cuánto saben». Por esta
razón, nuestro Padre celestial nos revela estas cosas
en las Escrituras: para poder conocer y entender.
UNA PROMESA DE SANGRE

Nuestro pecado le costó todo. “La propiciación se


hace por medio de la sangre”. Levítico 17:11
«Sin...sangre, -nos dice Hebreos 9:22- no hay
perdón».

La sangre de Cristo forma, por lo tanto, todo el plan


de redención de Dios. El pecado no puede
combatirse sin derramamiento de sangre. El Padre
no lo perdona de otra manera.

Solo por pedir perdón a Dios no somos perdonados.


No importa nuestra sinceridad ni arrepentimiento.
Podemos gritarle con lágrimas de angustia, pero
todo el dolor del mundo no será perdonado si no
valoramos la magnitud de lo que Dios tuvo que hacer
para poder perdonarnos, entregando a su Hijo a una
muerte sangrienta y absoluta.

Las Escrituras declaran: «la vida de toda criatura


está en la sangre» (Levítico 17:11) y «la sangre es la
vida»· (Deuteronomio 12:23).
Cuando Cristo derramó su sangre, entonces, entregó
su vida para cubrir nuestros pecados marcando un
camino para usted y para mí, para reconciliarnos con
Dios.

Se necesitó sangre porque cuando Dios dijo que la


paga del pecado es la muerte lo dijo literalmente.
¿Qué es lo que nos libera de la muerte y nos salva
del pecado? Solo la sangre de la vida del Hijo de
Dios.

Es así como la cruz hace la diferencia en nuestra vida.


Si no fuese por la sangre derramada por Jesús, todos
iríamos al infierno, sin esperanza, sin salvación y
desterrados para siempre de la presencia de Dios. ¿Y
por qué? Porque no hay otra cosa en todo el
universo, ni en todos los tiempos que pueda
limpiarnos del pecado.

LA PASCUA DE SANGRE

Uno de los eventos más significativos y simbólicos


del Antiguo Testamento es la Pascua judía, ese
momento, cuando el ángel de la muerte pasó por
alto a todo el pueblo de Dios, y estos se salvaron,
mientras morían todos los hijos primogénitos de las
familias egipcias. La última plaga sobre Egipto, el
último juicio de Dios, el cual obligó al Faraón a
liberar a los hijos de Israel.

Antes de que esto ocurriera, el Señor dijo a cada


familia hebrea que matase un cordero al atardecer,
un cordero «sin defecto» (Éxodo 12:5).

Debían tomar su sangre y pintar con ella los


contornos de la puerta de entrada. Dios les dijo: «La
sangre servirá para señalar las casas donde ustedes
se encuentren, pues al verla pasaré de largo. Así,
cuando hiera yo de muerte a los egipcios, no los
tocará a ustedes ninguna plaga destructora» (Éxodo
12:13).

El pueblo obedeció las órdenes y fue salvado por la


gracia y misericordia del Señor quien los libró de la
muerte por las señales de sangre en las puertas. Les
estaba mostrando de manera dramática cómo la
liberación del pecado proviene solo del
derramamiento de sangre.
Al mismo tiempo el Señor mandó que todos los años
mataran un cordero e hiciera un banquete para
recordar este acontecimiento: «para qué toda tu
vida te acuerdes del día en que saliste de Egipto»
(Deuteronomio 16:3). Debían hacer esto mientras
viviesen en la tierra prometida que Dios les daba. «
... Allí ofrecerás el sacrificio de la Pascua por la
tarde, al ponerse el sol, que fue la hora en que
saliste de Egipto» (Deuteronomio 16:6).

Este repetido sacrificio del cordero de Pascua es el


que los seguidores de Jesús recuerdan cuando Juan
el Bautista lo vio acercarse y gritó: « ¡Aquí tienen al
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!»
(Juan 1:29).

Fue durante esta celebración pascual en Jerusalén


donde Jesús fue arrestado y crucificado. Fue
simbólico porque Cristo entregaba su vida para
salvar al pueblo de Dios, aunque no lo reconocieron.

Pero Jesús sí lo reconoció y les dijo a sus discípulos


en la última cena con ellos antes de su muerte:
Entonces les dijo: “He tenido muchísimos deseos de
comer esta Pascua con ustedes antes de padecer,
pues les digo que no volveré a comerla hasta que
tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios.
Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: -Tomen esto y
repártanlo entre ustedes. Les digo que no volveré a
beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de
Dios. También tomó pan y, después de dar gracias, lo
partió, se lo dio a ellos y dijo: -Este pan es mi cuerpo,
entregado por ustedes; hagan esto en memoria de
mí”. (Lucas 22:15-19)

La muerte de Jesucristo fue lo que cada Pascua


pasada había señalado y lo que la muerte del
cordero había predicho. Pero esta vez, Dios mismo
proveía el cordero, y era su propio Hijo. Su muerte
cubriría para siempre la vida de aquel que creyera en
Él, así nuestras propias vidas pasarían por alto la
muerte.

NUESTRO RECORDATORIO PERMANENTE

Además de ser una imagen de la cruz del Antiguo


Testamento, la Pascua sirvió como recuerdo
permanente de lo que Dios había hecho por su
pueblo.

¿Ha dado el Señor hoy a su pueblo este recordatorio


permanente? Sí, lo ha hecho. Lo llamamos comunión
o cena del Señor: «Porque cada vez que comen este
pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del
Señor hasta que él venga» (1 Corintios 11:26).

Es nuestra conmemoración eterna hasta que Jesús


vuelva, que nos ayuda a recordar su sangre
derramada y su cuerpo roto provisto por Dios para
nosotros, así nunca olvidamos qué hizo Dios y por
qué.

Cuando Jesús instituyó la cena del Señor, no fue un


servicio de alabanza público y no abrió la invitación a
todos aquellos que le habían seguido. Por el
contrario fue una ocasión de suma restricción.

Fue solo para aquellos que el Padre le había dado,


que se habían comprometido a seguirlo hasta el fin y
a quienes Él había enseñado e instruido en detalle.
Tenían un vínculo con el Señor. La muerte de
Jesucristo fue lo que en todas las Pascuas se
anunciaba.

Por eso veo la cena del Señor como un momento


especial para alentar a sus seguidores y, sobre todo
para aquellos que pagaban un precio por estar con
Él. Con esta perspectiva de la cena del Señor nos
volvemos hacia Cristo para estudiar desde lo más
profundo lo que la cruz significó para el Hijo de Dios.

SEGUNDA PARTE

LA CRUZ EN LA VIDA EL SEÑOR JESÚS

En Isaías 53, al Mesías y Siervo de Dios se lo llamaba:


«varón de dolores, hecho para el sufrimiento»*
(Isaías 53:3). Oímos más de esto cuando Jesús
caminó por Getsemaní y dijo a sus discípulos: «Es tal
la angustia que me invade, que me siento morir»
(Mateo 26:38). Creo que lo dijo de manera literal.

En su lucha interior, creo que nuestro Salvador se


encontraba al borde de la muerte y por eso su Padre
le envió un ángel para que lo fortaleciera y le diera
un poco más de tiempo.
Pensemos sobre el momento en Getsemaní desde la
perspectiva del Padre. Todo lo que Él había
propuesto y determinado de antemano para la
humanidad estaba pendiendo ahora de la balanza.

Él rogaba: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No


me hagas beber este trago amargo» (Marcos 14:36).
Pero el Padre debió responderle: «No puedo. No
puedo apartarte de esto. Mi propósito eterno es
llegar a este momento». Y en ese punto, todo el
propósito eterno del Padre para la redención de la
humanidad dependía de lo que el Salvador diría:
«No mi voluntad, sino la tuya».

SU CAMINO DE OBEDIENCIA

Alguna vez se haya preguntado, como yo lo he


hecho, fue lo que nuestro Salvador oró aquel día. Es
un momento de oración que el Evangelio de Lucas
nos relata que sucedió justo un poco antes de que
Jesús tuviera un encuentro crucial con los doce
apóstoles.

Cuando sus discípulos se acercaron a Él.


Inmediatamente el Maestro tuvo una pregunta para
ellos: « ¿Quién dice la gente que soy?». Luego de oír
varias respuestas, con rapidez formuló la más
importante: « ¿Y ustedes quién dicen que soy?».

Fue Pedro quien respondió de la forma correcta: «El


Cristo de Dios». Oyendo esta confesión, Jesús habló
por primera vez a sus discípulos sobre la cruz: «El
Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser
rechazado por los ancianos, los jefes de los
sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que
lo maten y que resucite al tercer día» (Lucas 9:18-22).

EL ARDUO CAMINO DE LA OBEDIENCIA.

Cuando Jesús y sus hombres se establecieron cerca


de Jerusalén por última vez, Jesús continuó
enseñando a sus discípulos acerca de la cruz que ya
se avecinaba. Al mismo tiempo, nuestro Salvador
seguía todos los pasos conforme a la voluntad del
Padre, a lo revelado en las Escrituras y en las
oraciones. Jesús aprendía lo que sucedía en el
corazón de su Padre y luego lo ponía en práctica,
viviéndolo en la realidad de «carne y sangre» a pesar
de que su camino de obediencia no era fácil.
«Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió
a obedecer» (Hebreos 5:8).

Fue perdurando en el dolor de la aflicción que Jesús


sostuvo la obediencia.

Si miramos hacia delante, ¿cuál fue el resultado de


esa obediencia? El pasaje en Hebreos continúa
diciéndonos: «consumada su perfección, llegó a ser
autor de salvación eterna para todos los que le
obedecen» (Hebreos 5:9). Jesús siendo hombre
obediente fue hecho perfecto y completo en todo lo
que Dios necesitaba de Él como Salvador. Como
resultado de esto, se convirtió en la perfecta
provisión que Dios estaba buscando, el cordero de
Dios sin mancha que venció al pecado del mundo
con su muerte en la cruz.

SIN DERECHOS PERSONALES

Para aceptar sufrir de esta manera y obedecer la


voluntad del Padre, Jesús debió haber abandonado
todos sus derechos personales. Pablo dice: «no
consideró el ser igual a Dios como algo a qué
aferrarse, por el contrario, se rebajó
voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo»
(Filipenses 2:6-7).

Como sirviente de la voluntad de Dios y de la


humanidad, Jesús «se humilló a sí mismo y se hizo
obediente hasta la muerte, “Y muerte de cruz”
(Filipenses 2:8). Jesús se entregó a sí mismo para
aprender y hacer la voluntad de su Padre.

Uno de los grandes obstáculos para los cristianos es


la forma en cómo muchos tratan de aferrarse a sus
derechos porque creen que los merecen. La verdad
es que cuando nos hacemos cristianos renunciamos
a ellos para entregarlos al que es, sin ningún
cuestionamiento, nuestro Señor. Creemos en Él,
confiamos en Él, y le dejamos cumplir su propósito a
través de nuestra vida sin que nos importe lo que
merecemos o no. Tomar la cruz, vivir la cruz de
Cristo, significa no tener más derechos.

MUERTE VERDADERA

Como estudiante de historia, me he quedado atónito


al leer cuántos creyentes murieron por su fe en
Cristo. Estos mártires parecían darle la bienvenida a
la muerte y, a menudo, daban su último respiro
cantando, otros fueron quemados en una estaca
burlándose de las llamas. La muerte no les daba
temor.

Pero vemos a nuestro Señor cuando clamaba en


Getsemaní: «Padre mío, si es posible, no me hagas
beber este trago amargo» (Mateo 26:39). No estaba
hablando de la muerte física, se estaba enfrentando
a algo peor, mucho más profundo y doloroso que
ningún mártir había enfrentado hasta el momento.

Él enfrentó la muerte en sus más profundas


dimensiones, de forma tal, que los mártires sabían
que a ellos mismos esto nunca les tocaría. Otro ya
había enfrentado la muerte eterna, así que ellos no
debían hacerlo. Solo sabiendo esto pudieron morir
cantando con gritos de victoria.

Pero en Getsemaní, Jesús comenzó a angustiarse


más allá de la imagen horrorosa que comenzaba a
sentir por la separación de su hogar.

Ninguna palabra más fuerte que muerte puede


encontrarse para esta situación. Jesús ya estaba
sintiendo cómo se extinguía su luz y su vida para
pagar los pecados del mundo. El inevitable
lanzamiento hacia la oscuridad que Dios había
advertido en las Escrituras que les sucedería a todos
aquellos que no creían, un vacío de luz y de vida: eso
es lo que nuestro Salvador estaba experimentando.

Una oscuridad donde hay gemidos, llanto y


rechinamiento de dientes: el camino por donde
nuestro Señor caminó. Él pasó por allí en nuestro
lugar, así que ni usted ni yo deberemos hacerlo, y
todo fue completamente real. Fue la esencia de la
muerte... y yace en el corazón del evangelio.

EXPERIENCIA CON EL DOLOR DE LA CRUZ

Cristo murió por nuestros pecados. Cuando oímos


esa frase, surge una pregunta clave: ¿Qué significa
morir? Si recurrimos otra vez a una definición rápida,
la mayoría de nosotros respondería algo así: «Es
cuando el cuerpo deja de vivir».

Pensamos primero en términos físicos y biológicos.


Pero en la muerte de Cristo las dimensiones son
mucho más profundas y diferentes.
LA DIMENSIÓN MÁS PROFUNDA DE LA MUERTE

Cuando Jesús hablaba solo de la muerte física,


utilizaba para describirla términos tales como
«dormir». Recordará, por ejemplo, las palabras que
dijo sobre la hija del principal de la sinagoga cuando
su cuerpo sin vida yacía en la casa, rodeado de llanto
y tristeza. Él dijo a la multitud: «La niña no está
muerta sino dormida » (Marcos 5:39).

En sus mentes, sin embargo, no había duda de que


estaba muerta.

O recuerden cuando Jesús dijo a sus discípulos en


otra ocasión: «Nuestro amigo Lázaro duerme» (Juan
11:11). ¡Hasta ese momento el hombre había estado
en la tumba por cuatro días, envuelto en una
mortaja!

Cuando la vida física se acababa, Jesús la llamaba


«dormir>. Cuando lo pensamos con cuidado, un
nuevo entendimiento surge de repente en nuestras
mentes. Nos damos cuenta de que hay dos clases de
muerte cuando empleamos ese término. El cuerpo
muerto, el final de la muerte física es solo un
significado secundario de la palabra; la verdadera
muerte, la última, es una experiencia mucho más
significativa, de una dimensión inexplicable y
horrorosa, es la muerte espiritual. En comparación
con ese estado de muerte horrible, la muerte física
solo es «dormir».

Esta muerte más profunda, es la muerte que


experimentó Jesús, y de acuerdo a su promesa, es la
clase de muerte de la cual nos ha salvado, a usted y a
mí: «Ciertamente les aseguro que el que cumple mi
palabra, nunca morirá» (Juan 8:51).

Un poco más tarde, le dijo a Marta, la hermana de


Lázaro: «y todo el que vive y cree en mí no morirá
jamás» (Juan 11:26). ¡Nunca morirá!

Jesús pasó por la verdadera muerte profunda, para


que ni usted ni yo tengamos que hacerlo. A
diferencia de la hija del principal de la sinagoga, de
Lázaro, Jesús no se quedó solo dormido; en realidad
murió y en la forma más absoluta. Y fue su pecado y
el mío los que le dieron a esa muerte la más
profunda y oscura dimensión.
CRISTO HECHO PECADO

Lo que Dios le hizo a Jesús, por nosotros. “Murió al


pecado una vez y para siempre” Romanos 6:10!
Jesús estaba entrando a la más completa oscuridad
de su alma cuando gritó desde la cruz: «Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me as desamparado?» (Mateo
27:46).

Esa es la muerte que Él murió por cada hombre, el


horror de un abandono indescriptible, una soledad
agonizante que lo consumía, y fue todo a causa del
pecado.

De hecho Pablo, en 2 Corintios 5:21 dice que en


realidad Cristo se hizo pecado por nosotros. ¡Qué
pensamiento! Las palabras no nos alcanzan para
expresarlo. Nuestras mentes buscan a tientas
entender lo que las mentes finitas nunca podrán
hacer.

EXPERIENCIA CON EL PODER DE LA CRUZ


“Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios
lo trató como pecador, para que en él recibiéramos
la justicia de Dios”. (2 Corintios 5:21)

Dios el Padre, trató «Al que no cometió pecado»,


Jesucristo, «por nosotros... como pecador». Dios lo
hizo pecado. Pablo estableció simplemente que
Cristo fue hecho pecado por la acción del Padre para
nuestro beneficio. Jesús, el único que no conoció
pecado, el único que no había pecado, fue hecho la
esencia del pecado, todo para liberar la acción y el
propósito de Dios Padre.

Pablo está declarando la verdad acerca de Jesús: que


Él se hizo pecado por el Padre, como una razón para
algo, y vemos esto en el versículo anterior: “Así que
somos embajadores de Cristo, como si Dios los
exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En
nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con
Dios». (2 Corintios 5:20)

¿Puede ver la conexión que hace Pablo? ¿Por qué


nosotros, como embajadores de Cristo, imploramos a
otros que se reconcilien con Dios a través de Él?
Porque Jesús se hizo pecado en sí mismo por la
acción del Padre y para que en Cristo puedan
convertirse en la rectitud de Dios.

Es por eso que rogamos que la gente se acerque a


Dios. Porque Cristo fue hecho pecado por la obra
activa del Padre y tenemos una sola oportunidad
para acercarnos al buen camino.

LO TERRIBLE DEL PECADO Y SU RESULTADO

Cuando el apóstol Pablo declara: «Porque la paga


del pecado es muerte» (Romanos 6:23), no está
hablando sobre los latidos del corazón, o de una luz
que se va apagando. Se está refiriendo a una
oscuridad total y eterna, a un abandono y a una
separación, que son consecuencia del pecado.

Cuando Pablo dice: «Cristo murió por los malvados»


(Romanos 5:6), no quiso decir que Jesús paró de
respirar. No, esa palabra «murió» significa que Jesús
caminó directo hacia la noche terrible de Él camino
derecho hacía la rechazo y de separación eterna
debido al pecado, un abandono completo donde no
hay un lugar que se pueda llamar hogar, noche
terrible de rechazo y de separación eterna.

¿Dice algo esto, de lo terrible del pecado, que


necesita tal horrible resultado?

Tomemos el peor escenario del caso, cada imagen


del juicio que se nos revela en las Escrituras, cada
palabra que Dios nos dijo para que nos diéramos
cuenta de lo que les sucede a los pecadores que
nunca comienzan una relación con Cristo. Tomemos
todo esto, y aun así estaremos a años luz de la
realidad que Cristo experimentó.

Todo cayó sobre el Salvador. Él soportó todo


(¡alabado sea su nombre!) para que usted y yo no
pasáramos por ello. La gloria del evangelio (las
buenas nuevas) es que a través de la muerte del
Salvador, el pecador vive. La paga del pecado es sin
duda la muerte «mientras que la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Romanos
6:23).

Aquellos que tengan fe en el Hijo de Dios nunca


deberán caminar por el camino de la oscuridad
porque Jesús ya lo ha hecho por ellos. Se llevó con Él
esa muerte completa y profunda, que debería haber
sido nuestra.

Dios siempre es cuidadoso, y su trato con el pecado


refleja ese cuidado del cual solo Él es capaz. Todo lo
que nuestro pecado necesitaba, la condenación, la
pena, toda la muerte que merecíamos, no cayó en
nosotros sino sobre Jesús. Sobre el Salvador, sobre
su Hijo amado, Dios se llevó «el pecado del mundo»
(Juan 1:29).

¿Esto a quién incluye? A toda la gente desde el


principio del Génesis, a través de los siglos de la
historia de la humanidad y hasta la existencia futura
sobre la tierra. Dios ubicó a toda la humanidad, a
todo el mundo sobre su Hijo «para salvarlo por
medio de él» (Juan 3:17).

Además Jesús nos dice ahora: «A causa de tu pecado


y el pecado del mundo, experimenté en mi alma la
muerte absoluta, el abandono total y la desolación.
En mi vida sin pecado y con todo mi ser tomé el
pecado de ustedes y el pecado del mundo. Todo fue
puesto sobre mí y abandoné mi vida, para que el que
tuviere fe y total confianza en lo que hice pudiera
conservarla».

¿CÓMO PUEDE SER QUE CONTINUEMOS EN


PECADO?

¡Qué respuesta sorprendente debería salir de


nuestro corazón! Recordemos la vieja canción de
alabanza «Jesús pagó todo ¿todo a él le debo?». De
cierto, Jesús pagó todo y a Él le debemos todo.

Por eso nuestra identidad entera se encuentra con


Cristo en la cruz. Fue allí donde Dios lidió total y
radicalmente con el pecado, y es allí donde Dios
quiere que estemos muy unidos con Cristo en su
muerte para que odiemos para siempre el pecado,
que lo aborrezcamos y renunciemos a él. En nuestra
íntima relación con Cristo en su crucifixión, el
propósito de Dios es que veamos el pecado como Él
lo ve y que sintamos el horror del pecado como lo
hizo Jesús (dejando que el Padre crucifique el pecado
en nuestras vidas como crucificó a su propio Hijo). Lo
quiere literalmente, para que nunca más lo tomemos
como una forma de vida: «Sabemos que nuestra
vieja naturaleza fue crucificada con Él para que
nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de
modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del
pecado» (Romanos 6:6).

Cuando nos damos cuenta de que nuestro pecado


causó la muerte de nuestro Salvador (muerte en
todos sus aspectos), ¿cómo podemos continuar en
pecado? ¿Cómo podemos ser indiferentes a Él?

Hoy en día nadie quiere hablar del pecado, ni


siquiera las personas cristianas. De alguna manera
hemos olvidado lo que vivió el Señor por nuestra
identidad. Pero cuando pensamos en esa entrega se
nos presenta un deseo intenso de luchar contra el
pecado. Y si esta intensidad quema en nuestros
corazones, el resultado es la santidad personal con
todo el poder del mensaje de la cruz, el cual desde el
comienzo ha incluido la resurrección.

LA CRUZ Y LA RESURRECCIÓN

“Por eso me ama el Padre: porque entrego mí vida


para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino
que yo la entrego por mí propia voluntad. Tengo
autoridad para entregarla, y tengo también
autoridad para volver a recibirla”. Juan 10:17-18

Jesús, el Hijo de Dios, abandonó el Jardín de


Getsemaní bajo arresto. Iba en camino a ser
falsamente acusado, juzgado, condenado y ejecutado
injustamente. Aun así no se resistió.

Los Evangelios nos dicen que mientras estaba siendo


juzgado, permanecía callado. El malvado y astuto rey
Herodes «Lo acosó con muchas preguntas, pero
Jesús no le contestaba nada» (Lucas 23:9).

Mientras arrastraba al Salvador para que viese a


Poncio Pilato, los ancianos y los jefes de los
sacerdotes lo llenaron de acusaciones y dijeron
mentira sobre mentira: «Jesús no contestó nada:
"¿No oyes lo que declaran contra ti?", le dijo Pilato.
Pero Jesús no respondió ni a una sola acusación, por
lo que el gobernador se llenó de asombro» (Mateo
27:12-14).

Este silencio, este rechazo a defenderse, era lo que


Isaías había profetizado mucho tiempo antes sobre el
Siervo de Dios: «Maltratado y humillado, ni siquiera
abrió su boca; como cordero, fue llevado al
matadero; como oveja, enmudeció ante su
trasquilador; y ni siquiera abrió su boca» (Isaías
53:7).

¿POR QUÉ ESTABA EN SILENCIO?

La mayoría de nosotros, cuando somos acusados de


manera injusta tratamos de defendernos, pero Jesús
no lo hizo. ¿Por qué supone que no lo hizo? ¿Por qué
se quedó callado?

Encontramos la respuesta cuando lo miramos desde


la perspectiva de Dios. Jesús buscaba la aprobación
de Uno y tan solo Uno: su Padre en el cielo. Y sabía
que delante de Dios era inocente.

Entonces ¿por qué molestarse discutiendo o


defendiéndose con los hombres? ¿Para qué
desperdiciar palabras? ¿Para qué jugar ese juego?
Mientras Dios lo supiese, eso bastaba.

¿Habita esta verdad en su vida? ¿Es su integridad


«ante Dios» y su relación con Dios el factor que
gobierna sus palabras, sus respuestas y su
comportamiento? Si es así, entonces no importa lo
que los demás digan o hagan. Usted no necesita
reaccionar pues tiene la confianza y la paz de Dios
mismo.

Jesús sabía que todo lo que estaba padeciendo era


por la voluntad de Él, tal como lo había visto en el
Antiguo Testamento. Cuando sus acusadores le
pedían que se defendiera, estoy seguro que pensaba
en Isaías 53: «ni siquiera abrió su boca».

Esto solo tenía sentido porque Jesús vivía toda su


vida cumpliendo las Escrituras. Al conocer las
Escrituras, siempre sabía cómo debía proceder.

¿No debería este mismo modo de proceder ser


verdad en usted y en mí? Cuando profundizamos en
la lectura de las Escrituras, nos damos cuenta que no
tenemos que ser esclavos de nuestras reacciones
emocionales cuando enfrentamos situaciones
difíciles o problemas personales: podemos
responder, en cambio, con la Palabra de Dios. Pero si
no conocemos las Escrituras, actuaremos como lo
hace el mundo, como estamos acostumbrados a
hacerlo en nuestra carne.

Al horror y a la angustia seguirían la gloria y la


promesa de resurrección y el final del plan de Dios
para la redención de la humanidad. «Soportó la
Cruz», dice Hebreos: «... quien por el gozo que le
esperaba... ahora usted sentado a la derecha del
trono de Dios» (Hebreos 12:2).

Esto es lo que le dio esperanza. Y también nos dejó


un mensaje sobre cómo tener en cuenta el costo,
tomar nuestra cruz y seguir al Salvador. La cruz no es
el fin. Es el medio para alcanzar el fin.

Nuestra victoria viene después de la cruz, a través


del poder de resurrección de Dios. Y más allá de esta
breve vida, por mucho que vivamos en la tierra, tan
solo a la vuelta de la esquina, nos espera una
eternidad de gozo.

LA NUEVA ILUSIÓN QUE NECESITAMOS

Dios siempre conecta la cruz con la resurrección. Esto


es verdad en su plan y propósito, y debe ser la
verdad en nuestros pensamientos, pues no hay
victoria sobre el pecado sin la resurrección.

Si no hubiese resurrección, el propósito de Dios en la


cruz hubiese fallado: el enemigo habría ganado y no
habría salvación. En la cruz, Jesucristo cargó en su
cuerpo con todos los pecados del mundo, pero recién
tres días más tarde cuando su cuerpo se levantó de
la muerte, el plan de salvación de Dios se cumplió. La
resurrección lo confirmó: ¡El sacrificio ha sido
aceptado! El pecado ha sido vencido con el decisivo e
inigualable hecho de la resurrección del cuerpo vivo
del Señor Jesús.

La resurrección fue la culminación del propósito de


redención de Dios. Esa es la razón principal por la
que, los sermones de los apóstoles en el libro de
hechos de los tempranos comienzos de la iglesia, no
fuesen sobre la crucifixión sino sobre la resurrección
de Cristo. Este fue el tema principal del mensaje de
Pedro a la multitud en Jerusalén el día de
Pentecostés: “A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello
todos nosotros somos testigos» (Hechos 2:32).
DIGNO ES EL CORDERO

Ya en los principios de su ministerio y cuando


enseñaba a sus discípulos, Jesús relacionaba en todo
momento la resurrección con la cruz. Con la misma
claridad, mirando hacia adelante, vio a las dos en su
camino de obediencia a la voluntad de Dios.

El apóstol Juan dice con claridad que al principio de


su ministerio, cuando los líderes en Jerusalén
protestaron por la limpieza que Jesús hizo del
templo, Él les contestó: «Destruyan este templo y lo
levantaré de nuevo en tres días». Juan continúa
explicando: «Pero el templo al que se refería era su
propio cuerpo. Así, pues, cuando se levantó de entre
los muertos, sus discípulos se acordaron de lo que
había dicho, creyeron en la Escritura y en las
palabras de Jesús» (Juan 2:19:22).

Desde su entendimiento de las Escrituras y desde el


conocimiento que tenía del corazón de su Padre,
Jesús sabía que la cruz iba a ocurrir. Pero de la misma
manera era consciente de la divina necesidad de su
resurrección: «Esto es lo que está escrito-les explicó-:
que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día»
(Lucas 24:46).

Sabía que su muerte era un deber. Pero también lo


era el levantarse de la muerte, y también su
ascensión a la gloria, la cual vislumbramos en
Apocalipsis 5, donde huéspedes celestiales cantan: «
¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de
recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza
y la honra, la gloria y la alabanza!» (Apocalipsis
5:12).

TERCERA PARTE

LA CRUZ EN LA EXPERIENCIA DEL CREYENTE DONDE


TODO CAMBIA

Uno de los mejores viejos himnos evangélicos


comienza con estas líneas: “He pasado años de
vanidad y orgullo, descuidando a mi Señor
crucificado, sin saber que fue por mí que Él murió en
el Calvario”.

Quizás podamos identificarnos con que pasamos


mucho tiempo de nuestra vida entre la vanidad y el
orgullo. La vanidad significa que todo lo que
hagamos terminará en un vacío; no hay nada allí. Y el
orgullo no nos permite admitirlo.

Pero aunque todo esto pueda ser verdad, Dios


consigue los recursos del cielo para perseguirnos y
rescatarnos. Es todo por su gracia; no es nada que
merezcamos; es tan solo porque nos ama que
comienza a perfilarse. De repente, sentimos una
profunda pena al darnos cuenta de cómo lo hemos
tratado y de cómo nunca nos ha importado su
crucifixión.

Allí, mientras dejamos que Dios abra nuestro


entendimiento vemos la verdad: « ¡Murió por mí». Y
por fe aceptamos que ese era el plan y el propósito
de Dios para proveernos la salvación.

Esto lo cambia todo. Nuestro corazón recibe y conoce


lo que antes teníamos solo en nuestras mentes. Y
comienza a afectar nuestra vida entera. Pablo dice:
«Si alguno está en Cristo, es una nueva creación, ¡Lo
viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (2
Corintios 5:17).
En Cristo: es el término favorito de Pablo, y lo hemos
visto numerosas veces mientras hojeábamos las
Escrituras. Estar en Cristo significa estar unido a Él en
una unión que nos garantiza la vida eterna, como
dijo el apóstol: «Dios nos ha dado vida eterna, y esa
vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la
vida» (1 Juan 5:11-12).

Esto es lo que la cruz ha logrado. Esto es de lo que se


trata la operación de nacer de nuevo. Esto es lo que
ocurre cuando pedimos con sinceridad que Jesús
entre en nuestros corazones. Estar «en Cristo», dice
Pablo, significa que todas las cosas se vuelvan
nuevas, que todo se transforme. Somos una nueva
creación.

Si usted nació de nuevo ha sido redimido y liberado a


través de esa operación de fe. ¿No es razonable
esperar que todos a su alrededor pudiesen ver la
evidencia de esto? ¿Solo con ver su vida no debería
el mundo ver la realidad que Dios logró en la cruz?

¿Cree usted todo lo que Él dice acerca de la cruz y


actúa en consecuencia a todo lo que Él es en su
gracia y amor, como se lo demostró en la cruz? Si no
es así, está en peligro de convertir la muerte de
Cristo en una burla.

Esté seguro que la muerte de su Hijo no fue una


burla de Dios, fue su provisión de salvación suprema
y solitaria adecuada a cada persona de todo el
mundo, de todos los tiempos, bajo cualquier
condición, y con el propósito de acercar a cada
pecador a una fuerte relación con Él.

Entonces, propongo que cada creyente se pregunte a


sí mismo: « ¿Dónde está la evidencia de que mi vida
ha sido transformada?». Ya hemos visto la cruz en la
mente de Dios y la cruz en la vida del Señor Jesús,
ahora es tiempo de que pongamos nosotros una
atención cuidadosa a la cruz en nuestras vidas.

CRUCIFICADO CON CRISTO

¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos


bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad
fuimos bautizados para participar en su muerte?
Romanos 6:3
La cruz es más que una doctrina: es una experiencia.
Para entenderlo desde las Escrituras, quiero mirar
junto a ustedes algunos versículos con los cuales se
sentirá familiarizado.

Quizás, nuestra cuota diaria de su lectura puede


convertirlos en algo tan común que pierdan el
sentido para nosotros. Debemos escudriñarlos y
pensar en ellos con mucho más cuidado mientras
reflexionamos sobre la realidad de la cruz en la vida
cristiana.

IDENTIFICACIÓN TOTAL CON LA MUERTE DEL


SALVADOR

¿Cuán real fue la cruz para el apóstol Pablo?

Ciertamente el pasaje más familiar sobre este tema


sería Gálatas 2:20: «He sido crucificado con Cristo».
¿Cómo entendió usted esa frase? Creo que el
cristiano promedio asume que Pablo está diciendo
«Cristo murió por mí». He oído a teólogos discutir
acerca de que esto sea quizás una mera declaración
La cruz no es una doctrina para discutir, es un hecho
para experimentar. Vea lo que Pablo expresó aquí:
“He sido crucificado con Cristo”. Él no declara que
alguien ha sido crucificado en su lugar; Pablo dice
que él ha sido crucificado con Cristo.

Creo que de alguna manera inexplicable, el Espíritu


de Dios lo tomó a través de una total identificación
con la muerte del Salvador para su beneficio. Pablo
lo experimentó personalmente., y en cada momento
del proceso, cuando Pablo observaba la muerte del
Señor, gritaría: « ¡Mi Señor! ¡Yo debería estar allí!».
«Sí, lo sé», le diría el Señor, «Pero Pablo, tú no
puedes pagar este precio; solo yo puedo. Y no puedo
evitarlo, sino nadie vivirá”.

Pablo nunca pudo sobreponerse a esta experiencia.


Trajo una transformación radical a su vida: la única
respuesta digna hacia aquel que ha pagado tan alto
precio.

EXPERIENCIA NECESARIA

Si vio la película de Mel Gibson «La pasión de


Cristo», ¿sintió que estaba siendo crucificado con
Cristo o que Él se crucificaba por usted? Estoy seguro
de que la mayoría de aquellos que la vieron tuvieron
una gran compasión por Jesús, pero dudo que
muchos de nosotros sintiera que estaba allí arriba en
la cruz, crucificado y sangrando igual que Él. Así que
creo que usted y yo somos llamados para comenzar a
entender este acontecimiento como lo hizo Pablo, y
recibir la transformación que Pablo conoció también.

Nos resulta útil relacionar lo que Pablo declara en


Gálatas 2:20 con otra de las declaraciones que
escribió: «El amor de Cristo nos obliga, porque
estamos convencidos de que uno murió por todos, y
por consiguiente todos murieron» (2 Corintios 5:14).

Por este motivo, usted ha muerto, y yo he muerto.


Usted estaba presente en la cruz, presente en Cristo,
pues si Él murió por todos, todos hemos muerto.

No piense todas estas cosas como doctrinas


abstractas o símbolos genéricos. Tómelas en su
corazón y en su alma. Como Jesús dijo en otra
ocasión: «Las palabras que les he hablado son
espíritu y son vida» (Juan 6:63).
Debe haber algún punto en su vida donde pueda
decir, no por doctrina sino por experiencia: «He sido
crucificado con Cristo». Solo el Dios viviente mismo
puede llevarlo a ese lugar.

El profundo significado de la cruz y su poder de


transformación solo se puede entender
experimentándolo. No se puede equiparar el
conocimiento de una doctrina con haberla vivido en
la realidad. La cruz debe ser experimentada para ser
comprendida.

HACER DEL EGOISMO UN IMPOSIBLE

Luego que Pablo dijera: «uno murió por todos, y por


consiguiente todos murieron», agregó estas
palabras: «y él murió por todos, para que los que
viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por
ellos y fue resucitado» (2 Corintios 5:14-15).

¿Logra ver la conexión? Si Él murió por todos,


entonces los que hemos muerto con Él no debemos
nunca más vivir para nosotros mismos. Si en verdad
entendemos la cruz, si alguna vez sentimos haber
estado crucificados con Él, entonces es imposible que
vayamos por la vida de la misma forma que antes.
No vivimos más para nosotros sino para Él.

Alcanzar a mentalizar estas verdades es crucial. Pero


una visualización mental no cambiará su vida. Usted
y yo necesitamos vivir este fenómeno de ser
crucificados con Jesús.

La cruz en la vida del cristiano produce algo radical.


Mientras más sabemos y entendemos lo que Dios
estaba haciendo por nosotros, resulta imposible
vivir la vida para uno mismo. Espiritualmente es
imposible. Una vez que comprenda la cruz, el
egoísmo centrado en su vida no tendrá opción.

LA CRUZ TRAE UNA VIDA PLENA

Luego de afirmar que había sido crucificado con


Cristo, Pablo agregó inmediatamente estas palabras:
“y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí”. Lo que
ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de
Dios, quien me amó y dio su vida por mí. (Gálatas
2:20)
Pablo estaba dejando en claro el resultado de la cruz:
«vivo por la presencia viva del Cristo vivo, quien
ahora habita conmigo y vive su vida a través de mí».
Pablo sabía que el estar crucificado con Cristo estaba
por completo relacionado a la experiencia de vivir
con el poder de Cristo vivo y resucitado. Pablo
comprendió que a la cruz le sigue la resurrección.

¡Y él rechazó conformarse con algo menor! Lo que


declara luego en el siguiente pasaje es esto: «No
desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera
mediante la ley, Cristo habría muerto en vano»
(Gálatas 2:21). Pablo se negaba pasar por alto o a
ignorar todo lo que Dios había hecho por él en la
cruz. Él sabía que la vida real

La última frase de este versículo es crucial para todos


nosotros. Si usted no quiere que la cruz sea vaciada
de su significado y poder en su vida, si quiere ser
todo lo que Dios pretende que sea a causa de la cruz,
entonces deje que todo lo que Él logró en la cruz
tenga un efecto pleno en su vida. No deje de lado lo
que Dios ha hecho y no trate de vivir a un costado de
la dependencia total del Cristo vivo.
Cuando Pablo dijo en 2 Corintios que todos en Cristo
somos una «nueva creación», y que todas las cosas
son nuevas en nuestras vidas, se refería a renovar
todo viviendo con la presencia de Cristo mismo. Eso
es lo que es nuevo (y permanece nuevo) en nuestras
vidas cuando vivimos por la cruz.

Ahora tiene a Cristo viviendo la novedad de su vida


en usted. No solo lo está limpiando, resguardándolo
del pecado y dándole victoria sobre el pecado, sino
que también lo está llenando con vida.

No permita que nadie le diga que una existencia en


santidad es algo apagado, aburrido y sin vida. No es
así. ¿Cómo puede serlo? Está llena de victoria. Está
llena de promesas y esperanza. Cuando siga el
camino de la cruz verá y oirá cosas que nunca antes
vio ni oyó.

CRUCIFICADO PARA EL MUNDO

Esta imagen vívida de la vida entregada en la cruz


por completo moldeó el resto de la existencia y
ministerio de Pablo mientras éste vivió en el mundo
real. Escuche con atención sus palabras en Gálatas
6:14: “En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme
de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado
para mí, y yo para el mundo”.

¡Qué declaración poderosa! Dice: «que no se me


ocurra jactarme » y siempre que veamos a Pablo
usando esa expresión, sabemos que está haciendo
una declaración esmerada y enfática. Aquí está
diciendo: «Mi oración es que Dios me rodee de tal
manera que nada interfiera con mi compromiso de
vivir por la cruz».

Pablo quiso el crédito exclusivo de su vida para


pertenecer solo a la cruz de Cristo. Por esa cruz, la
relación de Pablo con el mundo era la de
«crucificado». Sabía que las atracciones eran solo un
espejismo; nada de lo que ofrece este mundo es real.
Este mundo y sus caminos no tuvieron atractivo para
Pablo porque fue crucificado; él podía ver más allá
de lo que el mundo ve, y lo que vio fue la gloria de la
cruz de Jesucristo, la vida eterna y la esperanza que
trae con ella.
Usted y yo podemos leer las palabras de Pablo aquí y
responder de dos maneras. Podemos decir: Yo
también, Señor, y luego hacer nuestra voluntad, o ir
a Dios y pedirle: «Ayúdame a entender lo que esto
significó para Pablo y lo que puede significar para
mí».

CONOCER A LA PERSONA DE JESUCRISTO y A EL


CRUCIFICADO

Pablo sabía que la cruz de Cristo era la única


esperanza para el mundo en su época. Esa fue la
conclusión ineludible del mensaje que predicaba en
todos los lados a los que iba.

En su vida personal, Pablo fue siempre un hombre


brillante con un sentido muy fuerte de la disciplina y
de modelos morales muy altos. Pero cuando fue a
Corinto, su mensaje fue el poder de la cruz. Él decía:
«predicamos a Cristo crucificado [...] Cristo es el
poder de Dios y la sabiduría de Dios» (1 Corintios
1:23-24).

Le confesaba a los corintios que Cristo mismo lo


había enviado a: «... predicar el evangelio, y eso sin
discursos de sabiduría humana, para que la cruz de
Cristo no perdiera su eficacia» (1 Corintios 1:17).

Pablo podía ver el poder en la cruz, que otros no


podían ver: «El mensaje de la cruz es una locura para
los que se pierden; en cambio, para los que se
salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el
poder de Dios» (1 Corintios 1:18).

Este poder, que se encuentra tan solo en la cruz, es lo


que quería que los corintios abrazaran y
experimentaran, como él lo había hecho.

«Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el


testimonio de Dios» les dijo, «Me propuse más bien,
estando entre ustedes, no saber de cosa alguna,
excepto de Jesucristo, y de éste crucificado» (1
Corintios 2:1-2).

Pablo no hablaba sobre una doctrina, ni era un


contenido de un simple curso para una clase de
seminario, sino una experiencia de vida real y vital.
Solo esto fue lo que le permitió predicar con el poder
del Espíritu de Dios, con el resultado de que la fe de
los corintios «no dependiera de la sabiduría humana
sino del poder de Dios» (1 Corintios 2:5).

Pablo quería ver el impacto del Cristo crucificado en


cada área de la vida de los corintios.

EXAMINAR LA PROPIA VIDA

Es lo que también Dios quiere ver en usted. Si medita


en estas Escrituras, Él colocará la verdad de ellas en
su corazón, y desde allí, al resto de su vida.

Tómese un tiempo para pedirle a Dios que abra su


mente y su corazón a la realidad de lo que Pablo
estaba diciendo:

He sido crucificado con Cristo...


Cristo vive en mí...
Me vanaglorio solo en la cruz de Cristo...
Conozco solo a Cristo y a Él crucificado...
El mensaje de la cruz es el poder de Dios.

Usted y yo debemos hacernos algunas preguntas


decisivas:
¿Cómo afecta la cruz a mi vida?
¿Estoy centrando mi vida en la cruz?
¿Es esa la realidad, no solo en mi «teología»,
sino en mi experiencia?
¿Estoy experimentando la vida del Señor
viviente, o el mundo aún tiene prioridad sobre
cómo determinar mi vida, gastar mis energías,
pensamientos y todo lo que tengo?
¿Estoy de alguna forma, resistiéndome a la
actividad de Dios en mi vida, dejando de lado su
gracia, de manera que la cruz de Cristo no hace
ningún efecto en mí?

Deseo que Dios pueda obrar en su corazón para que


pueda responder sinceramente a cada uno de estos
peligros como Pablo lo hizo: « ¡Dios nos libre!».

LA FUENTE DE TODAS LAS BENDICIONES

Mientras continuamos sumergiéndonos con más


profundidad en las verdades de la cruz y en su
significado para nuestra vida diaria, uno de los
descubrimientos más sorprendentes para nuestro
corazón y nuestra alma es que la cruz ha alcanzado
para nosotros inimaginables riquezas y bendiciones
de Dios, el Padre.

TODAS LAS COSAS DADAS CON LIBERTAD

Este es un aspecto fundamental del entendimiento


de Pablo sobre la cruz, resumido quizás en este
versículo tan profundo: «El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto
con él todas las cosas?» (Romanos 8:32).*

Todas las cosas se nos dieron con Él, con el sacrificio


del cordero que fue entregado a la oscuridad de la
muerte por nosotros, con el Hijo amado que el Padre
no escatimó en ofrecer. Lo que la cruz permite a cada
creyente es TODO.

¿Está permitiendo que Dios defina por usted lo que


Él entiende por «todas las cosas»? ¿O está
limitándolo de alguna forma? «Todas las cosas» es
una frase que usted no llegará a manejar al menos
que la medite con profundidad en la presencia de
Dios.
Esto quiere decir que si nos paramos delante de Dios
y Él señala la cruz y dice: « ¿Qué más podría hacer
por ustedes? ¡La cruz lo contiene todo! Si he
abandonado libremente a mi amado y Santo Hijo por
ustedes ¿no prueba esto que les daré todo junto con
Él también? ¿No prueba que preparé recursos para
darles en Cristo, ya que lo entregué a Él por los
pecados de ustedes?».

La cruz define todo en su relación con Dios, y libera


todo en su relación con Dios. No se sorprenda si
Pablo estaba tan apasionado en proclamar con
exclusividad «el mensaje de la cruz» (1 Corintios
1:18).

No se asombre si dijo: «me propuse más bien,


estando entre ustedes, no saber cosa alguna,
excepto de Jesucristo, y de éste crucificado». No
necesitaba otro mensaje. La verdad de Cristo
crucificado incluye todo lo que siempre podemos
exigir

LA FUENTE DE TODAS LAS BENDICIONES


El deseo ferviente en el corazón de Pablo era el de
ver a los creyentes recibiendo la inmensidad
increíble de todo lo que la cruz libera para nuestro
beneficio. Esto era tan real para Pablo que podía y
estaba dispuesto a soportar todo por el evangelio.

TODO EN SU LUGAR

Cuando escudriñe el Nuevo Testamento, verá una y


otra vez que todo lo que proviene de Dios es nuestro
a través de Cristo y la cruz.

En las primeras líneas de su carta a los efesios, Pablo


afirma que Dios: «nos ha bendecido en las regiones
celestiales con toda, bendición espiritual en Cristo»
(Efesios 1:3). ¡Aquí está de nuevo!

La frase favorita de Pablo: En Cristo. Mire con


atención lo que Pablo está diciendo: «Dios nos ha
bendecido». En otras palabras: está todo en su lugar.
Esta vigente, e incluye «toda bendición espiritual».
Dios puede hacer todo para usted, en todas las áreas
de su vida; ya lo ha dejado a nuestra disposición en
Cristo.
Cuando Pablo habla de estas bendiciones
«espirituales», no se refiere a algo irreal, sino a las
bendiciones de la máxima realidad de su Espíritu
aquí y ahora, todo de acuerdo a la presencia, poder y
propósito de Dios. Todo fue otorgado para usted y
para su beneficio.

Sabemos que esta plenitud increíble de bendiciones


implicó la cruz porque Pablo continúa diciendo en
este pasaje: «Dios nos escogió en él antes de la
creación del mundo, para que seamos santos y sin
mancha delante de él. En amor» (Efesios 1:4).

EXPERIENCIA CON EL PODER DE LA CRUZ

Dios ya tenía previsto que seamos santos y sin


pecado antes de la fundación del mundo, con la
misma santidad y falta de pecado de Cristo que sin la
cruz es imposible que compartamos.

Dios, que conoce todo, ya sabía en la eternidad del


pasado, que pecaríamos y nos apartaríamos de su
gloria maravillosa. ¡Él sabía también antes de que el
mundo se creara que nos proveería la manera de
volvernos hacia Él en Cristo!
Nos creó como criaturas con libertad, una libertad
que significa que podemos elegir el pecado (aunque
no podamos elegir las consecuencias del mismo).
Dios sabía de las secuelas mortales de nuestro
pecado, así que planificó desde la eternidad el modo
en que resolvería esta tragedia: a través de la muerte
de su Hijo; y este plan incluiría no solo perdón sino
incontables y generosas bendiciones de rectitud y de
santidad. ¡Qué Dios! ¡Qué Salvador!

POR LA PROPIA PLENITUD DE CRISTO

El apóstol Juan tenía una maravillosa forma de decir:


«De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre
gracia» Juan 1:16).

Por su plenitud, tenemos plenitud. En Colosenses


2:9-10. Pablo declara: «Toda la plenitud de la
divinidad habita en forma corporal en Cristo». Luego
agrega estas palabras acerca de usted y de mí: «y él,
que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes
han recibido esa plenitud».

Esto es bastante fuerte, ¿verdad? En nuestra unión


con Cristo Jesús, somos completos. Así que a
menudo pensamos: «Todavía me falta algo». Nuestro
problema es de creencia. Todavía no hemos
entendido la verdad que Dios concluyó en la cruz.

Al saber que Él nos ha dado todo a través de la cruz,


imagine el honor que le hacemos cuando lo dejamos
de lado y actuamos según nuestra carne.

GRACIA PARA VIVI R COMO DlOS MANDA*

El apóstol Pedro habla también de la cantidad de


bendiciones que tenemos en Cristo a través de la
cruz. Esto lo vemos, por ejemplo, en cómo comienza
su segunda epístola: “Que abunden en ustedes la
gracia y la 'paz por medio del conocimiento que
tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor. Su divino
poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos
llamó por su propia gloria y potencia, nos ha
concedido todas las cosas que necesitamos para vivir
como Dios manda”. (2 Pedro 1:2-3)

La palabra gracia que se nombra aquí, se refiere a lo


que Dios nos ha regalado sin merecerlo. Pedro
continúa enfatizando sobre lo que esta gracia trae a
nuestras vidas por el poder de Dios, esto significa:
«Todas las cosas que necesitamos para vivir como
Dios manda». Todas estas cosas son las que Dios nos
ha dado; Él ya nos ha suministrado todo lo necesario
para que vivamos una vida santa. Todo fue tenido en
cuenta.

La oración de Pedro por ellos puede resumirse así:


«Dios ya les ha provisto-todo a través de la cruz de
Cristo, todos los medios necesarios para vivir en
santidad y honrarlo, para que todo esto crezca, se
expanda y se intensifique en su vida, junto con la paz
que siempre esto acarrea».

En el versículo siguiente, Pedro relaciona esta


provisión de gracia con las «preciosas y magníficas
promesas» de Dios, promesas por medio de las
cuales «luego de escapar de la corrupción que hay
en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a
tener parte en la naturaleza divina (2 Pedro 1:4).

Estas, son las mismas promesas que Pablo nos


recuerda que encuentran su «sí» en Cristo (2
Corintios 1:20). Lo que Dios nos dio no solo se nos ha
dado por completo, sino que fue expresado y
garantizado en las promesas escritas, y confirmado
en cada aspecto por Cristo y la cruz.

Así, muy a menudo permanecemos en nuestra


naturaleza pecadora y decidimos que «tan solo no
podemos ayudarla». Pensamos que tenemos límites
para funcionar de esa forma porque «es así como
somos», y terminamos cancelando las promesas de
Dios en la práctica.

¿Aprenderá usted a reconocer lo que Dios hizo y


tomará ventaja de ello?

Acepte esta provisión completa y pídale que le ayude


a entender y a apropiarse de lo que le suministró.
Vaya hacia Él y dígale:

«Padre del cielo, conozco tus promesas. Sé que me


has conseguido todo lo que necesito para llevar una
vida devota, sé que todo esto ya es mío. Y aun así, no
sé cómo hacer uso de estas bendiciones. Pero si me
lo muestras, actuaré en consecuencia».*
Si hace esto, en algún momento de su vida se
convertirá en lo que Dios desea mientras la gracia y
la paz de Él se multiplicarán en usted.

DEJE QUE DIOS DEFINA «TODAS LAS COSAS»

¿Se compromete a aprender lo que significa el


«todo» de Dios y «todas las cosas» de Él en cada
aspecto de su vida? Si no está motivado a aprenderlo
por su propia vida, entonces hágalo por su
matrimonio, sus amigos y su familia, su lugar de
ministerio, su trabajo o por cualquier otra
circunstancia. En cada área, permita que Dios defina
y le muestre la plenitud de su provisión.

Recuerde otra vez la pregunta que Pablo hace en


Romanos 8:32: «El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo
no habrá de darnos generosamente, junto con él,
todas las cosas?». En otro versículo aparece «todas
las cosas» en otro contexto: «... sabemos que Dios
dispone todas las cosas para el bien de quienes lo
aman, los que han sido llamados de acuerdo con su
propósito» (Romanos 8:28).
Podemos saber, nosotros que hemos sido llamados
por la gracia y misericordia, que «todas las cosas» de
Dios incluyen todas las circunstancias de nuestras
vidas, no importa lo penosas que sean. Aun en
nuestros momentos más duros podemos leer este
pasaje con humildad y decir: «Sé que me has
llamado, Señor, y te amo con todo mi corazón y mi
mente». Al poner eso junto en su mente y en su
corazón, puede decir con genuina confianza: «Por
estas cosas, sé que Dios está trabajando con todas
ellas para bien».

NOS HABLÓ DESDE LA CRUZ

Nunca olvide que la cruz es el latido del corazón de


todo lo bueno que Dios hace, aun en nuestras peores
circunstancias. Dios quiere que pongamos toda
circunstancia frente a la cruz, porque si no lo
hacemos, cuestionaremos su amor cuando los
problemas de la vida se nos presenten en nuestro
matrimonio, familia o salud; o en nuestro ministerio,
trabajo o finanzas. Le preguntaremos (o al menos lo
pensaremos) «Señor, si me amas ¿por qué has
dejado que esto ocurra?».
Pero Él responde: «No es sólo en algunas
circunstancias que he dicho que te amaba. Dije que
te amaba cuando mi Hijo murió por ti, y ninguna
combinación de dificultad y desconcierto cambiará
ningún aspecto de ese amor».

¡Cuán grande es el amor de Dios, que tuvo la


capacidad de planificar tal redención... obrar a través
de su Hijo con tanta perfección... y dejarnos todo el
fruto de su obra a nuestra entera disposición!

El Espíritu Santo nos persuade para que pidamos a


Dios lo que ya nos ha dado a través de la cruz de
Cristo. Ese es el Espíritu Santo nos persuade para que
pidamos a Dios lo que ya nos ha dado a través de la
cruz. (Romanos 8:26).

¿Cuáles son estos regalos en el garaje de Dios? No


imaginamos los buenos que son: «Sin embargo,
como está escrito: Ningún ojo ha visto, ningún oído
ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido
lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”.
“Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de
su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta
las profundidades de Dios» (1 Corintios 2:9-10).

Nuestro garaje está lleno de bendiciones que Dios


nos preparó, y la tarea del Espíritu es convencernos
para que pidamos por ellas y hacernos entender para
qué son: «Nosotros no hemos recibido el espíritu del
mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que
entendamos lo que por su gracia él nos ha
concedido» (1 Corintios 2:12).

Jesús nos dice: «Ciertamente les aseguro que mi


Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre»
(Juan 16:23). Él puede cumplir esta promesa porque
las bendiciones que pedimos por su voluntad y en su
nombre, con la ayuda del Espíritu, ya están
preparadas y listas para ser distribuidas, mientras
respondemos al Espíritu en oración.

ACERCÁNDONOS CADA VEZ MÁS

Gracias a la cruz: «mediante la sangre de Jesús,


tenemos plena libertad para entrar en el Lugar
Santísimo» (Hebreos 10:19). Ahora, podemos
acercarnos a la presencia santa de Dios mediante la
oración a través del Espíritu Santo. De hecho, se nos
alienta a hacer eso sin tardanza ni restricción:
«Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y
con la plena seguridad que da la· fe» (Hebreos
10:22); «acerquémonos confiadamente al trono de la
gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que
nos ayude en el momento que más la necesitemos»
(Hebreos 4:16).

¡Qué increíble! Dios nos dio permiso para entrar al


lugar más santo de la existencia: su presencia.
Cuando lo hacemos a diario, lo honramos. ¿Y no
supone usted, que debe ser terriblemente
deshonroso si tenemos acceso a la presencia santa
de Dios, comprada con el costo de su propio hijo, y
así y todo acercarnos solo de vez en cuando?
Seguramente habrá un momento en que Dios dirá a
aquellos que no le buscan:

Déjenme decirles lo que podría haber pasado en sus


vidas si se hubiesen acercado. Pero no lo hicieron.
Nunca vinieron. Trataron la oración como si fuese
solo un requerimiento religioso». No permita que le
suceda esto.

VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO

“Dios [...] lo resucitó de entre los muertos y lo sentó


a su derecha en las regiones celestiales, muy por
encima de todo gobierno y autoridad, poder y
dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque,
no sólo en este mundo sino también en el venidero”.
Efesios 1:20-21

La guerra espiritual se convirtió en un tema candente


en muchos círculos cristianos. Muchos creyentes le
dan considerable importancia al tema, leyendo
numerosos libros sobre este tema, del cual existe
una extensa variedad.

Pero la victoria en esta guerra ya fue ganada. Los


cristianos nunca trabajan hacia la victoria, siempre lo
hacen desde la victoria. Pablo quiere creyentes que
entiendan que «toda la plenitud de la divinidad»
mora en el cuerpo de Cristo, y como estamos: «en él,
que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes
han recibido esa plenitud» (Colosenses 2:9-10).
Él quiere ampliar nuestra comprensión de todo lo
que Dios terminó y nos otorgó en la cruz, derrotando
al pecado y a la muerte en el infierno y venciendo:
«potestades que dominan este mundo de tinieblas,
contra fuerzas espirituales malignas en las regiones
celestiales» (Efesios 6:12).

A través de sus epístolas, Pablo quiere que nos


apropiemos por completo de la victoria de Cristo
para nuestras propias vidas La cruz y la resurrección
trajeron la derrota completa y total del diablo en
todos sus aspectos a través de su Espíritu. Toda
victoria sobre el diablo que Dios cumplió con la
muerte y la resurrección de su Hijo está a nuestra
total disposición.

Cuando se acerque a la verdad, se verá cara a cara


con la realidad de lo que Dios logró con Cristo en la
cruz y su resurrección. La cruz y la resurrección
trajeron la derrota completa y total del diablo en
todos sus aspectos.

VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO


El enemigo no puede hacer nada sin el permiso de
Dios, así que nada que venga de él funciona si no
tiene acceso a su vida y a sus límites para atacarlo.
No lo hace. Nada en las Escrituras indica que lo hace.

Pero, ¿puede engañarlo? Sí, como intentó hacerlo


con Jesús en el desierto. Incluso puede decir citas
bíblicas (como lo hizo con Jesús), tratando de que
usted malentienda la palabra de Dios y vaya contra la
verdad de Dios.

LEER LIBROS EQUIVOCADOS

Entonces, ¿por qué muchos creyentes asumen que


no existió una victoria? Me temo que a menudo esto
resulta a causa de la enorme cantidad de libros
acerca de guerra espiritual que están circulando en la
comunidad cristiana, y todas las enseñanzas poco
sólidas que florecen de ellos. Estos creyentes a
menudo olvidan leer y estudiar el Libro esencial, el
único que realmente importa: la Santa Escritura de
Dios.

La mayor percepción de los cristianos acerca de la


guerra espiritual se basa más en los títulos de ficción
cristianos que en las Escrituras. Muchos de estos
lectores aceptan la noción popular sobre la guerra
espiritual que se habla en esos libros sin constatar su
veracidad con la Palabra de Dios.

La Palabra nos dice que Jesús, por su muerte en la


cruz «desarmó a los poderes y a las potestades» y
«los humilló en público al exhibirlos en su desfile
triunfal» (Colosenses 2:15).

El cuadro que Pablo representa aquí es el de los


victoriosos generales romanos volviendo de la
guerra, mostrando mientras marchan a través de las
calles, a sus enemigos capturados y encadenados
para que todos los vean y se burlen de ellos.

Así es como rigurosamente y de manera radical


nuestro poderoso Dios (en el evento de la cruz) ha
luchado con principados y potestades, con cada
demonio del infierno, con cada enemigo espiritual
que pueda hacerle daño. Y glorificamos a Dios
cuando esta verdad se deja ver en nuestra vida,
revelando en nuestras palabras y acciones la
naturaleza, los propósitos y los caminos de Dios.
MÁS QUE VENCEDORES

«Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en


contra nuestra?». La pregunta de Pablo en Romanos
8:31 tiene la respuesta más obvia de todas las
Escrituras. ¡Dios está con usted! Es una simple
declaración, pero llena de significado. Él está con
nosotros, por lo tanto ¿quién puede estar contra
nosotros? Nadie en absoluto. Nadie en el cielo, ni en
la tierra, ni en el infierno.

Es la cruz que dice, como nada puede estar en


contra, si Dios está con nosotros: «El que no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas?»
(Romanos 8:32).

Pablo continúa explicando que nada en absoluto, «ni


ángeles, ni principados, ni potestades», podrán
alguna vez «apartarnos del amor que Dios nos ha
manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor»
(Romanos 8:38-39).
Cuando Dios hace algo, lo hace a conciencia, con
sumo cuidado, más allá de todo lo que nosotros
podamos pedir o pensar. Y la victoria en la cruz que
ha obtenido por nosotros, sobre todas las fuerzas
espirituales del demonio, es una victoria eterna e
incontenible.

Como resultado, no somos solo conquistadores...


somos «más que vencedores» (Romanos 8:37). La
victoria está ganada, y ninguna fuerza espiritual
puede separarlo del amor de Dios en la cruz de
Cristo. ¡Ningún acto por más que lo intenten! Viva la
victoria que Él ganó por usted, y deje que el mundo
la vea actuar en su vida.

¿LA DISCIPLINA DE DIOS O LA OBRA DEL DIABLO?

Como el tema de la batalla espiritual ha sido una


moda tan fuerte en la comunidad cristiana durante
considerables años, muchos en el pueblo de Dios ven
todo lo negativo; pero si no puede discernir la
diferencia entre la batalla espiritual y la disciplina de
Dios, está en serios problemas.
¿Por qué esto? Porque nos olvidamos a menudo la
verdad de Hebreos 12:6 «porque el Señor disciplina
a los que ama, y azota a todo el que recibe como
hijo». El Dios del universo -disciplina y azota a cada
uno de sus hijos, y lo hace porque los ama. Y no es
una simple palmada para corregirlos, sino en cambio,
algo más «penoso» (Hebreos 12:11).

¿No sería entonces importante entender cómo es la


disciplina de Dios y por qué la ejerce, así podemos
reconocerla cuando nos pase? De otra forma, en el
clima espiritual de hoy en día, cuando nos topemos
con algo doloroso, pensaremos que el diablo es
responsable de ello en vez de reconocer que es Dios
quien lo está haciendo.

Cuando Dios disciplina a sus hijos, es mucho más


severo que Satanás. Este está limitado a lo que se le
permita que haga y debe pedir permiso cuando
actúa contra los creyentes. Nuestro enemigo nunca
tiene las puertas abiertas para hacer lo que quiere
con los creyentes.
Contrasta esto con lo que Dios hace. En ninguna
parte de las Escrituras vemos que Satanás haya
destruido al pueblo de Dios, pero cuando miramos
los registros bíblicos sobre la disciplina de Dios, El sí
destruye a su pueblo. En el Antiguo Testamento
arrasó con la nación de Israel y la envió en
cautiverio; luego quemó y arrasó con Jerusalén y
derrocó la nación de Judá, enviando también al
pueblo al cautiverio. Siglos más tarde, Dios destruyó
por completo otra vez la ciudad de Jerusalén, tan
sólo unas pocas décadas después que Jesucristo
ascendiera al cielo.

Entonces necesitamos estar muy alertas y ser


conscientes de la seriedad de atribuir erróneamente
la actividad de nuestro Padre Dios a Satanás. Si
continuamos culpando al diablo de todo lo negativo
y doloroso que sucede en nuestras vidas, podemos
perdernos la disciplina de Dios, que Él quiere que
obre en nosotros a través de su amor.

TOME Y LLEVE SU CRUZ*


Jesús, a menudo, hablaba en los Evangelios de
nuestra necesidad de tomar nuestra cruz (ver Mateo
10:38; Marcos 8:34; 10:21; Lucas 9:23; 14:27).

No pensamos con frecuencia en que lo que dicen


estos versículos hace referencia a nuestra lucha con
el pecado. Cuando oímos al Salvador decir: «Toma tu
cruz» tendemos a creer que se trata de seguirlo y
hacer la voluntad de Dios. Sí, debemos hacer esto.
Pero creo que es un poco más que eso.

Me parece que lo que Él desea específicamente es


que reconozcamos, aceptemos, y soportemos el
costo de luchar personalmente contra el pecado.

LA CRUZ FUE POR EL PECADO

Para Jesús, la cruz significó un acto de obediencia a


su Padre. Más precisamente, sin embargo, significó
obediencia a Dios mientras Dios lucha con el pecado.
No podemos entender la cruz de Jesucristo si no
tomamos en primer lugar el enfrentamiento de Dios
con el pecado del hombre. Y si la cruz de Jesucristo
luchó contra el pecado, entonces la cruz en la vida de
un cristiano debe lidiar también con el pecado.
Si comprende la totalidad del significado de la cruz,
se dará cuenta que tomar la cruz como Jesús nos
dice, significa elegir luchar contra el pecado en su
vida.

Ya hemos mencionado antes, cuán importante es la


cruz en la vida de un cristiano. Por esta razón,
enfrentarse contra el pecado Enfrentarse contra el
pecado es el motivo central de la vida cristiana, es el
motivo central de su vida también.

De hecho, toda la cuestión de la santidad personal


yace en el centro de nuestro caminar con Jesucristo,
como estudiaremos más tarde.

TOME SU CRUZ, SI NO LO HACE, NO ES DIGNO DE


SEGUIRLO

Examinemos algunos de esos pasajes donde Jesús


menciona el hecho de tomar nuestra cruz. Jesús dijo:
«El que no toma su cruz y me sigue no es digno de
mí» (Mateo 10:38). Dejemos que estas palabras
permanezcan en nuestras mentes meditando ante el
Señor.
Nos está diciendo que aun cuando pensamos
seguirlo de una manera digna, la cruz debe ser algo
central en nuestra vida, lo que significa que luchar
con el pecado debe ser central en nuestra vida.

¿Cómo podría ser de otra manera? ¿Cómo


podríamos ser indiferentes al pecado cuando
sabemos la forma en la que Dios tuvo que lidiar con
él, con el inimaginable costo para Él y su Hijo en la
cruz?

Es impensable decir: «Padre, gracias por haber hecho


recaer el pecado del mundo sobre tu Hijo... pero, por
favor no me hables del pecado en mi vida. Solo
quiero tener el gozo de seguirte».

TOME SU CRUZ O NO PODRÁ SER SU DISCÍPULO

Jesús también dijo: «y el que no carga su cruz y me


sigue, no puede ser mi discípulo» (Lucas 14:27). Esta
declaración no nos deja lugar para maniobrar. No hay
nada término medio en esto; o tomamos y llevamos
nuestra cruz o es imposible ser discípulo de Jesús.
¿No sería importante entonces que comprendamos
por completo lo que significa soportar nuestra cruz?
Jesús nunca esconde sus términos de disciplina, no
son negociables. Son absolutos, y es hora de dejar
que el Cristo vivo nos haga saber cuáles son esos
términos. La esencia de un seguidor de Jesucristo es
la de aquel que ha lidiado con el pecado y continúa
haciéndolo de forma radical en su vida.

Usted dirá, eso suena horrible. Lo es. Pero nunca


olvide cómo Jesús mira al pecado. Es horrible para Él.
Es una afrenta de la que no se puede discutir.
¡Llamarnos discípulos de Cristo y jugar con el pecado
en nuestras vidas es abominable para Dios! Y debería
ser algo impensable de Llamarnos discípulos de
Jesucristo y ser indiferentes al pecado es abominable
para Dios. Nuestra parte.

Debe haber una cruz en la vida de un cristiano, y si


llena esa palabra cruz con el significado real del
Nuevo Testamento, se dará cuenta de que debe
levantar su cruz de acuerdo al pecado de su vida.
Debe presentarse ante el Señor con una obediencia
particular para renunciar al pecado, de lo contario,
no será un verdadero discípulo.
LIDIAR RADICALMENTE CON EL PECADO

Déjeme que lo diga una vez más: La cruz de Cristo


tiene que ver exclusivamente con el pecado. ¡Es por
eso que es una parte de la historia! Si Dios hubiese
tenido que elegir no luchar contra el pecado, el
hecho de la cruz nunca hubiese ocurrido... y nos
hubiéramos perdido en nuestra desobediencia.

Si entendemos esto, usted y yo no podemos mirar la


cruz con precisión sin una comprensión radical de la
naturaleza del pecado. Ese proceso es lo que hemos
comenzado juntos en este libro, conmoviendo
nuestras almas y nuestros corazones hacia la
comprensión de lo que significa esa palabra cruz.

Recuerde que cuando Dios lidió con el pecado en la


cruz, lo hizo para siempre. Guarde en su mente,
sobre todo la profunda verdad que el apóstol Pablo
nos reveló cuando escribió en 2 Corintios 5:21: «Al
que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo
trató como pecador, para que en él recibiéramos la
justicia de Dios». Pídale a Dios que le abra los ojos
para comprender bien esta sorprendente verdad.
LO QUE NUESTRO PECADO ES EN REALIDAD

Hay una fuerte necesidad para nuestros días


venideros, de lograr un entendimiento fresco en
cuanto a lo que la Biblia entiende por pecado y de su
efecto en nuestras vidas. Considerando a la especial
atención que este tema merece, quiero analizarlo
con usted de una manera personal y práctica.

EL PECADO ES TAN MALO COMO DIOS DICE QUE ES

Dios no estaba jugando con el pecado cuando


permitió que su Hijo sea crucificado. El pecado es tan
malo como Dios lo describe, con todas las
consecuencias eternas, hasta la más pequeña, tal
como Él las detalla.

*No debemos olvidar nunca que: el pecado es algo


tan serio en la mente de Dios que estuvo dispuesto a
tomar a su único Hijo (quien no tenía pecado y vivía
en perfecta santidad) y hacerlo pecado por nosotros.

La crucifixión romana era la forma más cruel de


muerte física que la humanidad había creado, y Jesús
debió soportarla. Pero esa no fue la tragedia más
grande de la cruz. Lo peor fue lo que Dios hizo
dejando caer todos los pecados de la humanidad
sobre su Hijo. Así, Dios vencería cuidadosa y
radicalmente al pecado y su justicia y su santidad se
preservarían.

Permítame preguntarle: ¿Supone usted que hay


alguna posibilidad, después que Dios realizó esta
lucha contra el pecado a través de su Hijo, y luego de
que nos llevara a una unión con Él, de que algún
pecado de nos separa para siempre de Dios? ¿Hay
pecados que elegirá o ignorará?

No, no hay posibilidad de esto. Dios intenta terminar


para siempre con el pecado de la vida de cada
persona que llama. Así, muchos creyentes leerán el
pasaje de Romanos 6:14: «El pecado no tendrá
dominio sobre ustedes», y responderán diciendo o
pensando: «Bueno, no sé qué quiere decir este
versículo, pero lo que sí sé es que sigo pecando».

Lo dicen con tanta superficialidad que me da miedo.


Cuando los cristianos tratan al pecado en forma
casual, estamos frente a un desastre.
NUESTRO PECADO OFENDE LA SANTIDAD DE DIOS

A causa de la santidad absoluta de Dios por


naturaleza, debe confrontarse con el pecado. No
puede pasarlo por alto, ni lo hará; su naturaleza
santa le pide que lidie con él. Dios posee un odio
absoluto e irreversible hacia el pecado, y es verdad
en cada pecado de nuestra vida.

Es por eso que debemos entregar totalmente nuestra


vida a lo que Dios ha hecho en la cruz para que nos
reconciliemos con Él. Por naturaleza, Él debe lidiar
con su pecado y usted debe, consciente y
continuamente, dejarlo seguir haciendo lo que
cumplió en su Hijo en la cruz, si no, Dios debe
hacerlo en usted. De una forma u otra, luchará con
su pecado, porque su naturaleza se lo pide.

Siempre comienzo mi día pidiendo al Espíritu de Dios


que conserve mi sensibilidad frente al pecado, en mi
corazón, mi vida, mi mente y mi voluntad. ¡Fue mi
pecado el que crucificó a mi Salvador! No tengo la
audacia de decir «Dios, te agradezco y te ruego por
lo que eres» mientras el pecado ronda en mi vida.
Eso sería solo hipocresía.

RECORDATORIOS DE NUESTRO PECADO

Él quiere que examinemos nuestros propios


corazones con mucha sensibilidad. Usted puede
pensar: El quiere que odiemos el pecado como Él lo
hace. Nuestra débil memoria puede volver a
aparecer cuando tomamos la Cena del Señor en la
iglesia. Pablo dice que cuando vamos a comer el pan
y a beber de la copa, primero debemos examinar
nuestros corazones (ver 1 Corintios 11:27-29).

Pida al Espíritu de Dios que le deje dilucidar si hay


alguna relación que usted haya quebrantado, o
alguna palabra o acción que haya ofendido a Dios,
cualquier cosa en su vida que Dios llamaría pecado. Y
si mientras se examina de esta manera, a través de la
luz divina, encuentra pecado, antes de participar de
la Cena del Señor, vaya y confiéselo.

Necesitamos oír a Jesús diciendo: «Este pan es mi


cuerpo, que por ustedes entrego» (1 Corintios 11:24).
¿Y por qué lo entregó? Por nuestros pecados. Óigalo
también diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en
mi sangre» (1 Corintios 11:25). Su sangre sella el
pacto que Dios hizo con sus hijos para darles
expiación de sus pecados. Dejemos que la Cena del
Señor nos recuerde siempre la seriedad de nuestros
pecados.

NUESTRO PECADO ES REBELION

La Biblia utiliza numerosos términos que describen al


pecado y su esencia desde varias perspectivas. Uno
de ellos es rebelión, un espíritu que se rebela contra
la voluntad de Dios. ¡Un espíritu rebelde en el
corazón de un hijo de Dios es un pecado grave!
Cuando alguien se resiste a la guía o a la autoridad
de Dios, se debe decir a sí mismo: «Solo estoy
luchando con Dios». Incluso puede pensar que es
muy lindo discutir con Él: «Señor ¿no entiendes?».
Pero la verdad es que está rebelándose contra Él. Y
así como Samuel le dijo al Rey Saúl: «La rebeldía es
tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como
el pecado de la idolatría» (1 Samuel 15:23).
Quizás usted pasó por un tiempo de rebeldía en su
vida antes de elegir obedecerlo y se siente ahora
tentado a pensar: «Bueno, Dios aun me usa, a pesar
de haberme rebelado contra Él hace un tiempo
atrás». Sí, esto puede ser cierto, por la gracia y
misericordia Sí nos retrasamos demasiado en ser
obedientes corremos el riesgo de perder gran trato
del Señor, pero ¡nunca sabrá lo que se perdió! Pues,
en el período de tiempo en el que usted estuvo
vacilando en decir «sí» hubo grandes dimensiones de
las actividades de Dios que nunca conocerá.

Recuerde, no desee recibir lo mínimo de Dios, desee


recibir lo mejor. Y esto requiere de un corazón que lo
conoce, que lo ama y que oye su voz, que comprende
que la respuesta más honorable para Él es: ¡Sí,
Señor!

NUESTRO PECADO ES «TRANSGRESIÓN DE LA LEY»

En las Escrituras también se nombra al pecado como


«transgresión de la ley». «Todo el que comete
pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es
transgresión de la ley» (1 Juan 3:4).
El que comete pecado vive sin la ley de Dios. En otras
palabras, significa que usted está tratando de vivir
sin los estándares de la Palabra de Dios para no ser
juzgado por sus decisiones. Está viviendo fuera de las
órdenes de su Palabra. Puede ser porque no está
familiarizado con los caminos de Dios, o, porque no
ha leído la Palabra con pasión, buscando aplicarla a
su vida diaria.

Un cristiano que ama al Señor sumerge su vida de


inmediato en sus propósitos y caminos tal como lo
dicen las Escrituras. Sus leyes y mandatos son
modelos para ayudarnos a identificar el pecado.
Quizás responda: «No tengo tiempo», pero ¿qué es
eso, que lo está apartando de su relación con Dios,
su Salvador? Le aconsejaría que ninguna cosa en la
vida reemplace su lugar y se convierta en un ídolo
falso.

En los niveles humanos, no conocer las leyes no es


excusa. ¡Cuánto menos en el nivel de Dios! Nuestra
vida es un producto de las elecciones que hemos
hecho, y ninguna cantidad de libros de otros autores
será un sustituto del estudio personal de la Biblia.
Tampoco un estudio bíblico hecho por otros
reemplaza al estudio que usted debe realizar de las
Escrituras, con el Espíritu de Dios como maestro.

Jesús dijo: «... pues no busco hacer mi propia


voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió»
(Juan 5:30). Él dijo: «... porque siempre hago lo que
le agrada» (Juan 8:29). Para vivir de esta forma,
Jesús sumergió su vida en lo que las Escrituras le
indicaban. Siempre las citaba y las usaba para que lo
guíen. ¿Cómo pedir ser sus seguidores y hacer menos
que Él? No aprender y no seguir su guía, es pecado y
«transgresión de la ley».

NUESTRO PECADO ES MORTAL

Otra palabra bíblica que se utiliza para el pecado es


transgresión. Un término que significa exceder o
sobrepasar el límite. Dios ha dado a conocer a su
pueblo cuáles son esos límites que no debemos
cruzar, y si lo hacemos o los ignoramos somos
«transgresores » de su ley y nos ganamos su ira. Dios
envió a la nación de Israel al cautiverio «porque no
obedecieron al SEÑOR su Dios, sino que violaron
(transgredieron) su pacto. No cumplieron ni pusieron
en práctica lo que Moisés, siervo del SEÑOR, les
había ordenado» (2 Reyes 18:12).

Hay también otras palabras y expresiones: injusticia,


perversidad, apartarse del camino, actos diabólicos,
y otras; una gran variedad de la cual Dios se sirve
para seguir impresionándonos sobre la profunda y
comprensiva repulsión del pecado. Y también nos
advierte que todo lo que trae es muerte.

Hay un versículo muy conocido en el Antiguo


Testamento, en Ezequiel, que deberíamos recordar:
¿Dice acaso que el alma que peque tendrá que
luchar? O ¿El que peque tendrá dificultades? No,
dice: «Todo el que peque, merece la muerte... »
(Ezequiel 18:20).

El pecado es seriamente mortal para Dios. Es esta


mortalidad tanto para cristianos como para no
creyentes? ¡Por supuesto! El alma que sigue al
pecado conocerá la muerte, se marchitará ante la
relación con DlOS y reducirá su capacidad de recibir
el gozo de su voluntad.
No es que la paga del pecado sea una limitación en la
vida. Tampoco es un estorbo en su estilo de vida. No.
«La paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23). La
muerte es el ajuste de cuentas del pecado, y eso
siempre ha sido verdad, desde el comienzo.
¿Recuerda a Dios advirtiendo a Adán sobre el árbol
del edén? «El día que de él comas, ciertamente
morirás » (Génesis 2:17).

NUESTRO PECADO AFECTA A TODO EL QUE NOS


RODEA

Todo pecado es mortal y su efecto va más allá de


nosotros. El pecado de Adán y Eva corrompió a toda
la humanidad para toda la historia y también puso a
todo el universo cósmico fuera de contacto. Algún
día toda la creación será «liberada de la corrupción
que la esclaviza» pero hasta que esto ocurra: «toda
la creación gime» (Romanos 8:21-22).

¡Tales fueron las consecuencias del pecado de un


hombre y de una mujer! Y si ese fue el resultado de
un acto de desobediencia de Adán y Eva, ¿cuál
supone que será la consecuencia de sus pecados?
Nunca se puede pecar en privado. Podrá hacerlo en
secreto, pero no puede hacerlo en privado, porque
afectará a los que están a su alrededor de manera
inmediata: a su iglesia, a su familia, a su trabajo
(todo será perjudicado a causa de su pecado.
Enfrentará obstáculos que antes no existían, y
dificultades, y las cosas ya no serán las mismas.

Quizás está pasando por esta experiencia en este


mismo momento. Si es así, necesita comprender
también las buenas nuevas de que tal como nuestro
pecado afecta a nuestros seres cercanos, de la misma
manera caminar según los preceptos de Dios, tendrá
resultados positivos con todos los que nos rodean.
Un paso de arrepentimiento y de obediencia podrán
ser el sacudón que traerá un gran movimiento de
parte de Dios hacia la liberación de muchos.

Si continuamos cargando con pecado nuestro


corazón y nuestra vida, esto puede hacerse más
profundo y prolongar un peso en los corazones de
nuestros seres cercanos. Pero un solo momento de
arrepentimiento público puede ser usado por Dios
para traer convicción y gran libertad para que
muchos, muchos en verdad, hagan lo mismo.

El ARREPENTIMIENTO REQUERIDO

Si Dios en este momento le está trayendo algún


pecado a la mente y el Espíritu Santo está
convenciendo a su corazón, solo hay una manera de
lidiar con esto. Debe haber arrepentimiento. Solo
pidiéndole a Dios que lo perdone no es suficiente,
porque pedir por su perdón no es lo mismo que
arrepentirse.

El arrepentimiento es el reconocimiento de que lo


que uno ha hecho es serio para Dios, de que en algún
área de nuestra vida hemos actuado de manera
contraria él lo que Él quería, y que estamos yendo
por mal camino.

Así que debemos hacer una elección (una elección


consciente), dar un giro total e ir hacia su dirección,
porque Jesucristo es el camino, la verdad y la vida.
Debemos correr en dirección al Salvador y pedirle
que nos ayude a vivir de una manera completamente
diferente a como hemos estado viviendo.
En este momento, puede ser que necesite
arrepentirse diciéndole: «Señor, he sido negligente
con respecto al estudio serio de tu Palabra, ¡Y eso es
pecado! Sé lo que dices en ella y lo que quieres de mí
como respuesta, pero no te obedecí. He pecado
contra ti y el impacto es inmensurable. Señor, me
arrepiento con todo mi corazón y mi mente, y tomo a
tu Espíritu como mi guía y mi ayudante, daré un giro
en mi vida y no transgrediré lo que sé que es la
voluntad de Dios».

SU PECADO Y LA CRUZ DE CRISTO

Si consideramos la seriedad mortal de nuestros


pecados, estos nos llevan a los pies de la cruz otra
vez. En la cruz, Dios batalló con todo el pecado
realizado, con lo que este puede hacer y con lo que el
pecado es en realidad.

La muerte de Jesús fue por nuestros pecados. Es por


eso que me enojo cuando oigo a la gente decir que
han aceptado a Cristo en su corazón y que ahora irán
al cielo, pero no hacen referencia a sus errores. Y es
por eso que estoy tan preocupado cuando veo
folletos y métodos evangélicos que no mencionan el
arrepentimiento. ¡Imposible! ¡El significado entero
de la salvación es que Dios lucha radicalmente contra
nuestro pecado!

Me temo que hay muchas personas que nunca


verdaderamente dejaron el pecado, y creen incluso
ser salvos. Pero si nunca han luchado con el pecado
en sus vidas y nunca se arrepintieron y se alejaron
del mismo, la salvación es imposible.

En la salvación, un hombre y una mujer son liberados


del reino de la oscuridad y colocados en el reino del
querido hijo de Dios. El cambio es tan radical que las
Escrituras hablan acerca de ello como una nueva
creación: lo viejo se fue, y todo se torna nuevo.

Así que mi pregunta para aquellos que dicen ser


nuevos creyentes es: ¿Ha nacido radicalmente de
nuevo, dejando que el Padre lidie con su pecado en
su Hijo Jesús, cuando cargó con este pecado en la
cruz? ¿Creyó lo que Dios dice acerca de esto y
cambió el pecado en su vida por la rectitud de
Cristo?
LO MÁS PROFUNDO DEL CORAZÓN DE O LOS
REVELADO A LA HUMANIDAD

El tema de la necesidad de escapar de nuestros


pecados y sus efectos es tan serio para Dios que
utiliza numerosos términos e imágenes en las
Escrituras para poder describirlos.

Nos habla de nuestra necesidad de ser


rescatados.
Nos habla de nuestra necesidad de ser
justificados.
Nos habla de nuestra necesidad de ser
reconciliados.

Él utiliza toda clase de figuras, formas de lenguaje y


terminología para indicarnos lo que no está correcto
en nosotros a causa de nuestro pecado e indicarnos
también lo que debería arreglarse.

Para que Dios siga siendo Dios, su santidad requiere


que el castigo de nuestros pecados permanezca
sobre nosotros, de lo contrario debe lidiar con él por
nuestra causa. Y esto es lo que eligió hacer: Dios
mismo tuvo que venir y permanecer entre su propia
justicia y el castigo que en realidad merecíamos
nosotros. Tan solo porque nos amaba. Dios «por
medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo» (2
Corintios 5:18).

Cuando Pedro escribe sobre el sufrimiento de Cristo


y sus razones, nos dice: «Antes eran ustedes como
ovejas descarriadas» (1 Pedro 2:25). Una de las
características de las ovejas es que ¡no pueden
encontrar su camino a casa! Tienen la característica
de andar sin rumbo, y una vez que se perdieron no
tienen el instinto de volver a su hogar. Un perro
puede encontrar el camino desde muy lejos; lo
mismo un gato, un buey, una paloma o un burro.

Incluso un salmón puede encontrar su camino de


regreso a donde está poniendo sus huevos, luego de
estar meses en el mar. Pero las ovejas no tienen esta
capacidad, y así dice Dios que somos nosotros:
ovejas perdidas. El ser humano es incapaz de
encontrar la salvación por sus propios medios. Dios
tuvo que hacerlo y es lo que ha hecho.
LIBERTAD PARA SER RESTAURADO

Recuerde otra vez la declaración de Pablo en 2


Corintios 5:21, de lo que el Padre hizo a su Hijo: «Al
que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo
trató como pecador». Ninguna mente por más sabia
y espiritual que sea, ha podido dilucidar la
profundidad de lo que este versículo significa.

A menudo en mis oraciones le pido a Dios que me dé


entendimiento para comprender esas palabras. Y hay
veces que siento que me da esa capacidad. En esos
momentos me encuentro a mí mismo sollozando,
con una pena irresistible de solo pensar en esto.

SU PECADO Y LA CRUZ DE CRISTO

Mi corazón se abruma al saber que todo eso fue a


causa de mi pecado y para que sea posible mi
perdón, de tal manera que Dios pudiera poner un
sello sobre mi vida y mi alma que diga: Pagado
completamente. Ahora libre para ser restaurado. ¿Ha
permitido que su alma sienta y comprenda este
hecho?
¡En qué tesoro lleno de significado se convierte la
cruz en el corazón de la vida de un cristiano! ¿Cómo
discutir con un Dios que nos ama tanto? ¿Cómo
hacer un alboroto cuando nos pide algo? ¡Todo se lo
debemos a Él! Es por eso que el cristiano debe vivir
una vida centrada en la cruz.

SALVADOS POR GRACIA A TRAVÉS DE LA FE

No podemos salvarnos solos del pecado, pero Dios


mismo tuvo que luchar contra él y contarnos cómo
fue y cómo responder a este hecho. Debemos creer
en Él y dejar nuestras vidas en sus manos, incluyendo
el pecado. Sobre esa base somos justos, tal como
Abraham lo fue: «Le creyó Abraham a Dios, y esto se
le tomó en cuenta como justicia» (Romanos 4:3).

La fe siempre se basa en lo que uno conoce, no en lo


contrario, y todo lo que Abraham conocía lo creía
(con verdadera confianza y dependencia en Dios). En
respuesta, Dios lo contó entre los justos.

Es lo mismo con usted y conmigo, aunque de este


lado de la cruz poseemos más conocimiento que
Abraham. Cuando creemos activamente lo que
hemos visto y aprendido, Dios derrama esa justicia
entre nosotros. Y esa justicia es completa y plena. «
¿Quién acusará a los que Dios ha escogido?».
Pregunta Pablo en Romanos 8:33 «Dios es el que
justifica».

Nadie puede traerlo a la corte de Dios y presentar


cargos contra usted, lo que impediría su salvación,
porque el juicio de ese tribunal ya lo declara «no
culpable». Él ha declarado la justicia de usted y lo
hace sobre la base de su aceptación y de su fe en lo
que Él hizo con su Hijo en la cruz por usted.

No es la fe que lo salva, sino la gracia de Dios y su


provisión. La fe es la respuesta que Dios trata de
buscar en cada uno de nosotros para poder aplicar su
regalo. A menudo oigo a la gente decir: «Soy salvo
por fe». Pero la verdad es que somos salvos por
gracia a través de la fe: «Porque por gracia ustedes
han sido salvados mediante la fe» (Efesios 2:8).

Nos moldeamos en la misericordia de Dios, el amor


de Dios y la gracia de Dios, pero no podemos ser
salvos por esta gracia, amor y misericordia, sin fe.
Creer es absolutamente esencial.

SUMERGIDOS EN LA MUERTE Y SEPULTURA D E


CRISTO

La fe efectiva también entiende que cuando


entramos en relación con Jesucristo nos sumergimos
en su muerte y en su sepultura. Esto es lo que Pablo
dice en los primeros versículos de Romanos 6, y creo
no estar violando las Escrituras cuando digo que esto
es mucho más para Pablo que cualquier otra postura
teológica.

Esta es una experiencia que solo Dios puede


conceder a alguien a través de su Espíritu, y creo que
solo lo hace con aquellos que saben que Él está
parado aliado de ellos, de lo contrario no permitiría
la visión de esto a nadie.

Permítame preguntarle, ¿cree que Dios quiere que


usted comprenda mejor lo que significa morir con
Cristo, ser enterrado con Él y entender más lo que
sucedió con el Hijo de Dios en esta experiencia? Y
mientras comienza a comprender más y más ¿cree
que permanecerá indiferente al pecado en su vida?

HEMOS MUERTO AL PECADO

Nuestra inmersión en la muerte y sepultura de Cristo


es tan completa que Pablo dice «hemos muerto al
pecado» (Romanos 6:2). Lo dice con claridad:
«también ustedes considérense muertos al pecado»
(Romanos 6:11).

Pedro también dice que Jesús sufrió y murió: «para


que muramos al pecado y vivamos para la justicia»
(1 Pedro 2:24). ¿Qué quiere decir entonces que
hemos muerto al pecado? Bueno, significa, ¡que
usted está muerto al pecado!

Pablo dice que estábamos inmersos en la muerte y


sepultura de Cristo por una razón, por la cual: «así
como Cristo resucitó por el poder del Padre, también
nosotros llevemos una vida nueva... » (Romanos
6:4). No solo «nosotros no llevaremos la misma vida
de antes», ¡sino que podremos experimentar una
renovación de vida! y eso es lo que veremos en el
próximo tema
LIBRES DE PECADO

Pablo ruega en Efesios 1 que conozcamos la


experiencia total del poder de Dios, «y cuán
incomparable es la grandeza de su poder a favor de
los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y
eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó
de entre los muertos» (Efesios 1:19-20). ¿Y para qué
es ese poder? Es principalmente poder sobre el
pecado.

El pecado tiene la particularidad de quitarle a una


persona la posibilidad de disfrutar las verdaderas
bendiciones de la vida. El pecado le roba vida. Pero
la cruz de Cristo tiene el poder de destruir esa
influencia y restaurarlo para llenarlo de la vida que
Dios tiene para usted, así puede oír, ver y
experimentar todo Dios quiere guiarlo hacía lo que
está a su alcance como hijo las cosas que usted
nunca de Dios, antes ha listo, ni oído, ni La salvación
de Dios nos trae experimentado, toda esa dimensión.

Él quiere guiarlo hacia las cosas que usted nunca


antes ha visto, ni oído, ni experimentado, a través del
poder de la liberación del pecado, para vivir en el
centro de su voluntad.

LA TOTALIDAD DE LA LIBERACIÓN DE DIOS

La victoria es posible porque la cruz no solo combate


con el castigo de nuestros pecados sino que también
pasa por alto toda nuestra naturaleza pecadora. Es
esta naturaleza la que nos lleva a realizar acciones
pecaminosas. Estemos seguros de que si la cruz
venció por completo al pecado, también vence a
nuestros pecados individuales.

Nuestra naturaleza pecaminosa es la razón por la


cual cometemos pecado; el pecado es la razón de los
pecados de nuestras vidas. Nuestra naturaleza
pecadora es la que controla la tendencia de
mantenernos alejados de Dios. Pero, cuando nos
convertimos al cristianismo, morimos al pecado
como dominante de nuestro comportamiento. En
todas las áreas donde experimentamos fallas
morales, adicciones y fracasos, encontramos derrota
total y absoluta sobre el pecado.
¿Puede sentir ahora cuán profundo es el plan de Dios
para redimirnos? No solo cubre los pecados
específicos que cometemos, sino el núcleo de ese
pecado que ha Haber nacido de nuevo. Cada vez que
un hombre o una mujer que nace de nuevo en forma
genuina por el Espíritu de Dios experimentan una
transformación completa, cambiando inmediata y
totalmente su actitud hacia el pecado. Totalmente
nuestra actitud hacia el pecado,

NO PRACTICAR MÁS El PECADO

El apóstol Juan escribe: «Todo el que permanece en


él, no practica el pecado» (1 Juan 3:6). Es un pasaje
fuerte. Me temo que nuestro problema con este
versículo (así como con muchas otras dificultades de
las Escrituras) no es que no entendemos lo que Juan
está diciendo, sino que lo entendemos demasiado
bien, y no nos gusta. Sí, es un pasaje fuerte, y si
continuamos leyendo con cuidado esto solo se pone
más fuerte: «Todo el que practica el pecado, no lo ha
visto ni lo ha conocido» (1 Juan 3:6). ¿No tiene la
impresión aquí, de que cuando entra en relación con
Cristo, Él actúa decisivamente con la presencia del
pecado en su vida? Si esto no le sucede, no ha
conocido a Cristo porque la esencia de una relación
con Jesucristo es lo que Él hace con su pecado.

Bueno, es aun más fuerte. Escuche con cuidado las


palabras de Juan: “El que practica el pecado es del
diablo” (1 Juan 3:8), y luego viene esta declaración:
“Ninguno que haya nacido de Dios practica el
pecado” (1 Juan 3:9).

Juan no dice que la persona nacida de Dios no peca


mucho, o no peca tanto como lo hacía antes, sino
que no peca nunca.

Tomemos conciencia que de acuerdo a la forma


gramatical del lenguaje original de este pasaje, el
verbo «pecar» se traduce como «continuar
pecando» o «poner en práctica el pecado». Así que
déjenme darles mi propia traducción libre del
versículo 9: “Cualquiera que ha nacido de Dios,
nunca, nunca más, practica continuamente el
pecado”.

DIOS SIEMBRA DENTRO DE NOSOTROS


¿Por qué la persona que nace de Dios no peca más?
Juan nos da una razón: “Ninguno que haya nacido de
Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios
permanece en él; no puede practicar el pecado,
porque ha nacido de Dios”. (1 Juan 3:9)

Aquellos que han nacido de nuevo por el Espíritu de


Dios, no practican el pecado de manera constante
porque Dios ha colocado dentro su semilla: su Hijo, y
todo lo que es de Él. Su Hijo, quien venció para
siempre al pecado en la cruz, ahora mora dentro de
nosotros y busca vivir su vida en nosotros. Cristo
viviendo dentro de nosotros, ahora dirige nuestros
pasos libres de pecado.

El significado pleno de la cruz, incluye la verdad de


que Dios colocó una maravillosa provisión justo en el
corazón de nuestro ser: es la capacidad de vivir libres
de pecado todo lo que podamos.

-Pero Milton -dirá usted, -Nosotros sí pecamos.

¿Pero qué está haciendo cuando responde de esta


manera? Está colocando su experiencia como punto
de partida e interpretando la Biblia a través de su
experiencia, en vez de llevarla al nivel de la Palabra
de Dios. ¿Por qué? Porque cuando viene el pecado,
Dios intenta hacer un cambio en su vida a través de
la cruz.

DEL PECADO ACTIVO A LA RECTITUD ACTIVA

Juan deja claro en este pasaje (como lo hacen las


cartas de Pablo), que para el verdadero hijo de Dios,
la práctica activa del pecado es reemplazada por la
práctica de la rectitud. El que continúa pecando es
del diablo, pero «el que practica la justicia es justo,
así como él es justo» (1 Juan 3:7). Y Juan agrega: Así
distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del
diablo: “el que no practica la justicia no es hijo de
Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano”.
(1 Juan 3:10)

Este versículo está próximo a lo que Pablo dice sobre


el resultado de que Dios ha hecho a Cristo «pecado
por nuestra causa». Lo hizo en Cristo, para que usted
y yo «en él recibiéramos la justicia de Dios» (2
Corintios 5:21).
Nos convertimos en su justicia no solo por nuestra
postura ante Dios, sino también, cada vez más, por
nuestra experiencia de vida diaria. En las Escrituras,
estar libre de pecado es estar siempre conectado con
la búsqueda de la justicia y la rectitud.

¿Significa eso que vivimos una vida perfecta?


¿Significa que usted está libre de cometer pecado?
No, pero quiere decir que seguimos una consistente
persecución de santidad y de crecimiento en ella.
Aunque aún cometamos pecados, ya no
continuamos en pecado, ni permanecemos en
pecado.

Para la persona que de verdad ha nacido de nuevo,


quedar en pecado es imposible. Recuerde las
palabras de Juan: «Ninguno que haya nacido de Dios
practica el pecado, porque la semilla de Dios
permanece en él; no puede practicar el pecado,
porque ha nacido de Dios» (1 Juan 3:9).

EL ESPÍRITU SANTO y NUESTRO PECADO

Las Escrituras nos dicen que una de las tareas


fundamentales del Espíritu Santo en nuestras vidas
es convencernos de que somos pecadores (Juan 16:8-
11). ¿No está agradecido de que el Espíritu de Dios
haga esto? Quizás piense: «Bueno, me siento un
poco mal cuando lo hace». Pero el Espíritu nos hace
volver a la realidad; es como si nos estuviera
diciendo: « ¿Sabes en qué consiste la cruz? ¡En tu
pecado! ¡Por eso sucedió el hecho de la cruz!».

Convencerlo de su naturaleza pecadora es la


asignación continua del Espíritu Santo (Juan 16:8-11).
En vista de esto, la persona que clama ser un
cristiano, pero continúa pecando está apagando el
fuego del Espíritu Santo (que es el peor pecado), o
nunca ha conocido la experiencia de la convicción de
pecado que este nos da, y no es para nada un
verdadero creyente.

CAMBIAR NUESTRO PECADO POR LA JUSTICIA DE


DIOS

Romanos 6 es quizás el mejor capítulo de las


Escrituras que nos ayuda a entender con simplicidad,
lo que el efecto de la cruz hace en la vida de un
cristiano. Quiero que entienda la fluidez de esto,
porque una y otra vez Pablo nos expresa aquí el
núcleo de la verdad que quiere que sepamos: el
intercambio de nuestro pecado por la justicia de
Cristo.

Cuando Dios levantó a Jesús de la muerte, también le


trajo la vida de Jesús a usted. La vida de Él es ahora
su vida; el gozo sin límites y el poder de su
resurrección son ahora suyos a través de la unión con
Él.

He estudiado este capítulo cientos de veces y todavía


cuando lo estudio, me siento como un niño que
empieza de nuevo. Las profundidades de este
capítulo (las que revelan los secretos del pecado y la
justicia) me dejan atónito y abrumado.

A veces la gente dice que tiene dificultades para


entender este pasaje. Me pregunto: ¿Será que
nuestra dificultad para entender Romanos 6 está
ligada al hecho de que no estamos practicando
Romanos 6? Preferimos decirnos a nosotros mismos
que los pecados que cometemos están bien.

¿MÁS PECADO, MÁS GRACIA?


Hacia el final de Romanos 5, Pablo había dicho: «allí
donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia»
(Romanos 5:20). Entonces Romanos 6 comienza con
esta pregunta: « ¿Qué concluiremos? ¿Vamos a
persistir en el pecado, para que la gracia abunde?».

En otras palabras, si la gracia sobreabunda donde el


pecado sobreabunda, ¿por qué no salimos todos y
pecamos? Si queremos una gran cantidad de gracia,
¿no deberíamos entonces pecar más?

Quizás se ría de este razonamiento, pero esa es la


manera en que muchos cristianos viven sus vidas.
Ellos se dicen a sí mismos: «No importa lo que he
hecho, no importa cuánto me he perdido, ¡gracias a
Dios su gracia cubre todo!». ¡Qué blasfemia! Y es lo
que Pablo condena con exactitud en Romanos 6. Él
responde su pregunta con los términos más duros: «
¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto
al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?».

¿Deberían los cristianos sentirse libres al no


preocuparse demasiado por el pecado? ¡Imposible!
La naturaleza de nuestra salvación significa que Dios
está obrando en nuestras vidas para erradicar al
pecado. Él coloca en nosotros horror por el pecado,
porque el alma que continúa pecando morirá.

Si usted es un cristiano verdadero, la indiferencia


hacia el pecado personal es espiritualmente
imposible. Para mantener tal actitud, debe moverse
en contra de la obra del Padre que le revela la
naturaleza de ese pecado en su Palabra y por su
Espíritu.
Debe ir en contra del Hijo que le muestra con sus manos y su costado lo que
le costó a Él. Y usted debería ir contra el Espíritu Santo que posee en su
interior, cuya tarea es convencerlo y condenarlo por sus pecados.

Un verdadero cristiano no continúa en pecado porque la gracia abunda; con


la cruz delante de él, escapa al pecado con horror.

MUERTE A NUESTRA ESCLAVITUD

Pablo continúa describiendo cómo estamos sumergidos no solo en la


muerte y sepultura de Cristo, sino también en su resurrección. -Dios nos
une a toda la obra de su Hijo: su crucifixión, muerte, sepultura,
resurrección, ascensión, y su futuro reino. Entramos en comunión con
Jesucristo de manera que todo el proceso de la cruz sea algo real en
nuestras vidas, con este resultado: «que ya no siguiéramos siendo esclavos
del pecado» (Romanos 6:6).

Ser esclavos del pecado fue una vez nuestra condición ineludible. Pablo nos
dice a todos que éramos: «esclavos del pecado» (Romanos 6:6). Nos
recuerda cómo «ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la
impureza, que lleva más y más a la maldad... » (Romanos 6:19). Era una
cadena sin fin.

Cuando el pecado es su amo, debe responderle a él, debe obedecerlo: un


esclavo no tiene opción. Cuando uno es esclavo del pecado y este le da una
orden, debe someterse y cumplirla.

Sin embargo, esa esclavitud finalizó en la cruz, y Pablo escribe: «Pero ahora
que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios,
cosechan la santidad que conduce a la vida eterna» (Romanos 6:22).

La muerte y resurrección de Cristo han roto las cadenas de la esclavitud del


pecado y controlan toda su vida. Usted es libre de presentar su cuerpo y
todo lo que es ante Dios.

Finalizar con ese cautiverio requiere nada menos que la muerte. En este
caso la muerte de un esclavo. Un esclavo muerto no obedece, no puede
obedecer; el amo puede golpear el cuerpo del esclavo las veces que quiera,
pero no obtendrá obediencia de él.

En el momento de la muerte, un esclavo se vuelve libre por completo para


no responder a los llamados de su amo. Esa es la imagen que debemos
tener en la mente cuando Pablo dice: «nuestra vieja naturaleza fue
crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder,
de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que
muere queda liberado del pecado» (Romanos 6:6-7). Así que estamos
muertos al pecado; no es más nuestro amo. No debemos responderle más
cuando trata de mandarnos. En la cruz, Dios luchó con la raíz entera del
pecado y su poder sobre nosotros ha sido quebrado.

Nunca más debemos pecar. ¡Esto es tan profundo! No debemos pecar,


tenemos ahora el poder entero de elegir qué hacer. Por ejemplo, usted
tiene el poder de elegir no mirar pornografía, una adicción de muchos. En
mis años como pastor, he visto que la pornografía es una de las adicciones
más fuertes, y que no se puede romper sin el poder de Dios. He sido testigo
de quebrantamientos muy intensos, de creyentes adictos a la pornografía y
en particular entre misioneros, pastores y líderes eclesiásticos.

¿Tiene el poder en su vida para controlar esta adicción? Sí, lo tiene si es un


genuino creyente de Cristo. Ya no necesita tener obligaciones ni
compulsiones para servir al pecado. Hemos muerto al pecado cuando
abrimos nuestros corazones a Cristo y reconocimos que nuestro pecado fue
crucificado con Cristo, además, hemos muerto para siempre al pecado como
nuestro amo. Nunca más debemos dejar que el pecado nos gobierne.

Si sabemos que nuestro pecado crucificó al Hijo de Dios, ¿cómo podemos


seguir pecando?

Su ELECCIÓN

Pablo nos dice que la elección es nuestra. Pues: «De la misma manera,
también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús» (Romanos 6:11).

Somos libres para elegir «no permitían ustedes que el pecado reine en su
cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos» (Romanos 6: 12).Somos
libres para ofrecernos «más bien a Dios como quienes han vuelto de la
muerte» (Romanos 6:13).

En lugar de ceder las partes del cuerpo al control del pecado «como
instrumentos de injusticia», somos libres para presentarlo «como
instrumentos de justicia» (Romanos 6:13).

Somos libres de elegir la justicia que es para lograr el propósito de la


santidad; aunque fuimos esclavos del pecado ahora estamos libres
(Romanos 6:19-20). Tenemos ahora una capacidad sin límites para presentar
ante Dios todo lo que hacemos y todo lo que somos, todo para la justicia.
Así que déjeme preguntarle, ¿hay algo en su vida que no parezca honrado?
¿H ay algo en su vida que no parezca honrado?
RENOVACIÓN RADICAL

Pablo dice en Romanos 6, que usted y yo «estamos libres de pecado ». ¿Y


cómo estamos libres de pecado? Por la cruz de Cristo. Hemos sido
declarados libres de pecado, de manera que nunca necesitemos responder
cuando el pecado llame. Dios ha derrotado con rigor al pecado y a Satanás,
de manera que cuando nuestro enemigo ataque, nunca debemos temer.
Todo fue resuelto cuando Cristo murió, cuando Él luchó contra el pecado y
nos hizo libres. En nuestra relación con Jesucristo, toda la plenitud de Dios
está dentro de nosotros llevándonos a presentarle nuestros cuerpos como
instrumentos de justicia.

¿Qué diferencia hace la cruz? ¡Toda la diferencia que hay en el mundo! Es


una diferencia tan radical, tan real, que ha cambiado tanto la vida de la
gente, que Pablo pudo definirlo de esta única manera: Una nueva creación.

Recuerde las profundas palabras que leímos antes: «Por lo tanto, si alguno
está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo
nuevo!» (2 Corintios 5:17). ¿Esto se aplica solo a una cantidad definida de
creyentes? No, el versículo dice que si alguno comienza a tener relación con
Jesucristo, Dios hace algo radical en él, y no de manera figurativa, sino
genuina, personal e íntima.

¿Cuántos de aquellos que se comprometen con una relación salvadora con


Cristo sienten este cambio? ¡Cada uno por sí mismo! No es negociable, no
es una opción para considerar, sino una realidad para aceptar, aplicar y vivir.
Estamos sumergidos en una vida con Cristo donde somos una nueva
creación y donde todas las cosas viejas han muerto y se han vuelto nuevas.

¿Es difícil de entender? Muchos de nosotros diríamos que sí. No sentimos


que «todas las cosas viejas han muerto» en nuestras vidas, ni que «se han
vuelto nuevas» hasta el punto de ser llamados «nuevas criaturas».
Pero otra vez debo exhortarlos: ¡No interpreten las Escrituras a través de su
experiencia; interprétenla a través de la Palabra de Dios! Lleven su
experiencia hasta el nivel de lo que Dios promete.

CUANDO EL PECADO LLAMA

Satanás, nuestro mentiroso y embustero adversario nos dirá: «¡Vamos! Si tú


conoces tu pecado. Eres un pecador. Eso es lo que haces y eres. Seguirás
pecando». ¿Cómo tratar con esa voz burlona y desdeñosa? No podrá luchar
con esto si quiere hacerlo a través de su experiencia personal al interpretar
las Escrituras.

La única forma es tomar la verdad de las Escrituras y ponerla por arriba de


su experiencia. ¡Traiga su experiencia y póngala en la Palabra de Dios! Deje
que su corazón grite: «La Palabra de Dios dice que nunca estaré en la
esclavitud del pecado y que no poseo pecado. Así que vengo a decirle a mi
Salvador que soy victorioso mientras le presento mi cuerpo como
instrumento de justicia ante Dios. Puedo cubrir mis pecados con amor.
Puedo tomar las Escrituras y vivir en ellas. Y confío plenamente en el
Espíritu Santo para ser libre a través de la Palabra de Dios y la verdad de
Dios».

Entonces cuando el pecado llame, usted dirá no. La carnalidad que hay en
usted opondrá resistencia a la justicia, sobre todo en ciertas circunstancias.
Cuando otros traten de frustrarlo, por ejemplo, la carnalidad dentro de
usted dirá: «¡Tienes derecho a estar enojado!». Pero recuerde que ese
enojo no es Dígase: "No tengo derecho fruto del Espíritu, sino un producto a
estar enojado», de la carne; el fruto del Espíritu es paciencia, tolerancia. Ya
sabe lo que dicen las Escrituras: «Por lo tanto, como escogidos de Dios,
santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad,
amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen
si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen
también ustedes» (Colosenses 3:12-13).
136 EL PODER DE LA CRUZ

Entonces dígase: «No tengo derecho a estar enojado». Su carnalidad le


señalará: «¿Pero no ves lo que te han hecho?», y usted responderá: «¿Pero
no has visto lo que le hicieron al Salvador? Y Él les respondió a todos sin
pecado)).

Mientras tengamos este cuerpo terrenal, el pecado tratará de avanzar en


nuestras vidas. Si no nos mantenemos alertas y no caminamos junto al
Espíritu, nos daremos por vencidos, y daremos excusas por lo que hacemos.

Es esta cultura pecadora donde vivimos. Fue la forma en la que me


educaron. Fueron las circunstancias por las cuales tuve que atravesar. Es
porque estoy tan cansado. Cuando el pecado golpee a la puerta ¡rechace las
excusas! En cambio, recuerde que pertenece a Dios, en cuerpo y alma, y
ofrézcase a Él a cada hora y en cada momento.

ELEGIR LA LIBERTAD

La libertad de las garras del pecado se obtuvo para nosotros a un alto precio
en la cruz. Pero aún debemos elegir. A través de su muerte en la cruz,
Jesucristo ha roto el poder del pecado en nuestras vidas, y nunca más
viviremos bajo su dominio. Tome su Palabra y deje que Él actúe.
Inmediatamente, en este mismo instante presente su cuerpo a Dios como
instrumento de justicia.

Mi ruego es, de todo mi corazón, que usted experimente la libertad


prometida por Jesús: «Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán
realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres»
Juan 8:31-32}.

¿Siente que en algún aspecto de su vida no está liberado del pecado? Si es


así, entregue esa molestia (y su vida entera) a la verdad de Dios. Pídale
ayuda para entender su verdad y vívala.
Cuando lo haga, su vida se convertirá en una poderosa demostración de lo
que Dios hizo en la cruz para vencer al pecado. El mundo entero notará por
su forma de vivir, que el pecado ya no tiene dominio sobre su vida y que es
libre por completo en Cristo.

CAPíTULO 10 EL CAMINO DE LA / RENDICIÓN

Libre para cumplir los propósitos de Dios El que pierde su vida por causa de
mí, la hallará. MATEO 10:39 (Rv-60)

Me he dado cuenta de que cuando los creyentes entienden la cruz, se les


revela todo lo que está en la mente y en el corazón de Dios acerca de su
propósito para ellos, sin tener en cuenta el costo. Como resultado, ciertas
cosas dejan de ser cuestionables para ellos, tales como tener buena
predisposición para comprometerse en un ministerio o ir a un campo
misionero.

Alcanzar la cruz significa que ser ministro o trabajar de misionero se


convierte en un privilegio, otorgado a usted por el Dios que lo salvó para
que pueda vivir su vida para Él. Cuando comprendemos la cruz, ya no
debemos luchar con la pregunta: «¿Tendría voluntad para ir a África?». Nos
damos cuenta de que la distancia de nuestro cómodo hogar y África es
infinitamente pequeña comparada a la distancia para Cristo entre la gloria
brillante del trono de Dios en el cielo, y la oscuridad de su muerte en la
cruz.

¿Cómo podemos medir la diferencia y la distancia entre la gloria del cielo de


Dios y la oscuridad profunda de la cruz del calvario? Está más allá de toda
medida. Entonces, ¿cómo podemos preocuparnos por ir o no a África si Él
en su perfecto amor y conocimiento nos pide que vayamos? Pablo dice: «El
amor de Cristo nos obliga» (2 Corintios 5:14); el amor de Cristo toma las
decisiones por nosotros. Pero debemos completar ese amor lleno de
significado a través de una obediencia activa.
¿Está dejando que el amor de Él le indique cómo actuar y tomar decisiones?
¿O está diciéndole a Dios a través de sus acciones: «No tu voluntad, sino la
mía»?

LA C RUZ Y SU C OSTO

En la cruz, Jesús se rindió por completo a la voluntad del Padre. Y eso es lo


que la cruz significa para usted y para mí también. Se trata de un costo que
debemos pagar por e! costo que Jesús debió pagar, y Él nos dice que si no
pagamos ese costo, no seremos dignos de seguirlo: «El que no toma su cruz
y me sigue no es digno de mí» (Mateo 10:38).

USTED DEBE ELEGIR SU C RUZ

He visto a muchas personas con discapacidades físicas que dicen: «Esa es mi


cruz». Pero la cruz no es algo que usted deba soportar, algo sobre lo cual
usted no tenga decisión. Es algo que usted elige soportar.

La cruz no es algo que usted Cuando Jesús le dice que lleve su deba
soportar, es algo que cruz, no le está diciendo que se resigna usted elige
soportar, no es las circunstancias inevitables tales como algún defecto físico
que no pueda reparar. En lugar de eso, Dios lo está llamando a una elección
dinámica que debe realizar sobre la voluntad del Padre y sus caminos. Estas
cosas solo serán parte de su vida si las elige con obediencia.

LA CRUZ Y LA VOLUNTAD DE DIOS

Cuando Jesús conversó con sus discípulos para que lleven la cruz y lo sigan,
¿tenía en mente un significado específico para la palabra cruz? Sí, Jesús
entendió perfectamente lo que tenía en mente. ¿Era para Él una verdadera
cruz? Sí, lo era. Y sus discípulos iban a ser testigos reales de ello.

Recordará la investigación que hicimos anteriormente de la necesidad


divina de la cruz. Esta necesidad se refleja en cierta palabra que aparece
repetidamente en las enseñanzas de Jesús acerca de sus sufrimientos.
Él la mencionaba mientras le predicaba a sus discípulos lo que le sucedería:
«Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir
a Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de
los sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo
mataran y que al tercer día resucitara » (Mateo 16:21).

Empleó esta pequeña palabra también a la tarde, en el aposento alto,


cuando compartía la cena de Pascua con sus discípulos: «Porque les digo
que tiene que cumplirse en mí aquello que está escrito: y fue contado entre
los transgresores» (Lucas 22:37).

La misma noche, en el momento tenso de su arresto, Jesús usó esa palabra


nuevamente: «así tiene que suceder» (Mateo 26:54); «es preciso que se
cumplan las Escrituras» (Marcos 14:49), y la empleó luego de su
resurrección, mientras continuaba enseñando a sus discípulos: «les decía
que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de
Moisés, en los profetas y en los salmos» (Lucas 24:44).

Para el Señor Jesús, la cruz era muy real y la necesidad divina de ella
también lo era, y todo esto estaba ligado al hecho inevitable de hacer la
voluntad de Dios. Él sabía que la voluntad del Padre incluía la cruz, así que
siempre se dirigía en esa dirección.

Cuando estudiamos la vida del Señor Jesús y vemos cómo Él se conducía


con la voluntad del Padre, también estamos viendo cómo conduce esa
voluntad en nuestras vidas. ¿Cómo podía ser de otra manera? ¿No es un
hecho que Él esté viviendo en usted?

Jesús dijo: «Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del
que me envió» (Juan 6:38). Por esa misma razón ha descendido del cielo
para morar en nuestras vidas. Hacer la voluntad del Padre era una constante
en la vida del Señor. Él conoce la voluntad de Dios para nuestras vidas, y la
conoce a fondo. Y cuando le entregamos los días y las horas de nuestra vida,
esÉl quien la está viviendo.
NUESTRA CRUZ Y LA VOLUNTAD DE DIOS PARA NOSOTROS

Cuando hablamos de la cruz en la vida de un cristiano, estamos hablando de


entregarle nuestra vida de tal manera que Cristo pueda expresarse en
nosotros y a través de nosotros.

Pablo dice en Filipenses 2:5: «La actitud de ustedes debe ser como la de
Cristo Jesús». Al hablar de actitud, Pablo está hablando de una elección, o
sea algo que puede suceder o no. Luego Pablo nos muestra la mente de
Cristo que puede ser nuestra propia forma de pensar también. Nos dice
como Jesús...

... quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como
algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando
la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al
manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta
la muerte iY muerte de cruz! (Filipenses 2:6-8)

Aunque era Dios, Cristo no se aferró a sus derechos, se los dedicó a su


Padre. Por lo tanto, cuando Pablo nos pide que tengamos la misma mente
que tiene Cristo, nos dice que dejemos que Dios cumpla a su manera el
propósito para nuestras vidas, aun Para usted, la cruz es la voluntad de Dios
que él desea que obre en su vida.

La cruz representó la voluntad de Dios para Jesús. De la misma manera,


para usted, la cruz es la voluntad de Dios que desea que obre en su vida, no
importa lo que esto implique. La cruz es cualquier cosa que Dios revele
como su voluntad para usted.

La cruz de Jesús fue la última propuesta de Dios para traer salvación al


mundo; la cruz en nuestra vida será una elección para volcar toda nuestra
vida para Dios, para dejar que su propósito primordial se realice, no
importa lo que requiera de nosotros. Para cada creyente, la cruz es el
símbolo y el signo de obediencia por el cual hacemos la voluntad de Dios.
Mientras Pablo reflexionaba con los filipenses sobre el compromiso de los
creyentes con respecto a la voluntad de Dios, escribió: Así que, mis queridos
hermanos, como han obedecido siempre -no sólo en mi presencia sino
mucho más ahora en mi ausencia lleven a cabo su salvación con temor y
temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el
hacer para que se cumpla su buena voluntad. (Filipenses 2:12-13)

Déjeme explicarlo de otra manera. Pablo dice: «Dejen que la grandeza de la


salvación de Dios obre por ella misma en cada rincón solitario de su vida,
con temor y temblor, porque Dios está obrando en ustedes sobre su
voluntad y sobre su comportamiento para su propio gOZO».

Cristo, al conocer la voluntad del Padre, dejó su vida a esa voluntad. Le


permitió que obrara en cada rincón de su existencia, sabiendo que el
resultado sería una gran salvación para toda la humanidad. De la misma
forma, podemos confiar en que Dios mostrará su grandeza a través de
nuestra obediencia. Si usted tiene una relación correcta con Dios, Él llevará
a término su maravillosa voluntad, hecha para todos y nada en ninguna
circunstancia podrá impedirlo.

CONFIAR EN LA PERFECTA SABIDURÍA Y AMOR DE DIOS

Creo que lo mejor que Dios ha hecho por mí en mi niñez fue convencerme
de que Él era Dios y no yo. Desde entonces, nunca me he acercado a Él de
otra manera. Nunca se me cruzó por la mente cuestionarle nada desde que
sé que sus caminos son los mejores, por lo cual quiero adaptar los míos a
los suyos. Él sabe todo sobre mis mañanas, y su perfecto amor nunca me
dará algoque no sea lo mejor.

Esto se probó cuando dio a su Hijo por mí: Dios es amor. Así manifestó Dios
su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que
vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que
fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. (1 Juan
4:8-10)

Esta es la razón por la que cada directiva que Dios nos da es otra expresión
de su perfecto amor para el mundo entero. Pero esto se extiende aun más
allá de los límites de nuestras mentes:

Nos guía en su voluntad con una sabiduría perfecta de cada factor y


circunstancia del pasado, presente y futuro para continuar en la eternidad.
Y cada directiva suya está siempre acompañada por su presencia y por su
poder para permitirnos cumplirla acabadamente, según su propósito.

Entonces, ¿para qué discutirlo? ¿Por qué aún pensamos en cuestionar y


quejarnos? ¿Quisiéramos menos de lo que Dios puede dar? ¿Qué podría ser
más necio?

Es por eso que la manera de responder a los mandatos de Dios siempre


demuestra lo que usted cree acerca de Él (acerca de su sabiduría y de su
amor). Y lo que crea sobre Dios siempre devendrá en la verdad más
profunda y en el enfoque más claro, mientras usted crezca en la continua
comprensión de la cruz. Lo que está haciendo en este preciso momento de
su relación con Dios es el indicio de lo que en verdad cree sobre Él, sin tener
en cuenta ningún reclamo que haga. Entonces dirá: «Señor, solo quiero que
sepas lo que hay en mi corazón», y Él lo sabe. David ofreció su corazón ante
el Señor en los Salmos una y otra vez. Él es nuestro Padre y se deleita al oír
nuestra voz.

Pero en última instancia, la clave de nuestra vida no es lo que hay en


nuestro corazón, sino en el de Él.

OBEDIENCIA ES OBEDECER

Una vez que conocemos la guía de Dios, nuestra repuesta (no importa lo
que hagamos luego) puede ser elegir el pecado o la justicia. Aun si seguimos
lo que Él dice o no.
A veces los creyentes se amedrentan por lo que Dios les pide porque parece
algo muy difícil de hacer: «Después de todo, nadie es perfecto» dicen. Pero
Él nos desafía y nos contesta: «o sea que estás planeando ser desobediente.
Estás planeando no obedecer solo porque crees que no puedes».

Dios no acepta excusas cuando tratamos de justificar por qué no estamos


haciendo las cosas que nos pide. La obediencia es obedecer, y lo opuesto a
ella es la desobediencia. Algunos entonces dirán: «Pero Señor, lo intenté», y
Dios le responderá: «No te dije que trataras. Te dije que lo hicieras», y usted
podrá contestarle: «Señor, siento lo que me estás diciendo que haga, pero
quiero que sepas que tengo inconvenientes con ello» , y Dios volverá a
responderle: «Lo qué estás diciendo, hijo mío, es que no me amas y no
confías en mÍ. Si de verdad creyeras, me responderías de manera correcta,
con una obediencia incuestionable».

No se puede hacer nuestra propia voluntad y la de Él al mismo tiempo.


¿Queremos seguir a nuestro corazón o al excelente propósito de Dios? No
podemos comenzar a entender las propuestas de Él a menos que
comencemos a verlas en el contexto adecuado. Esto es, a menos que
veamos todo con la luz de la eternidad y la luz del plan de redención eterno
de Dios.

LA DIFICULTAD DE NEGARSE A sí MISMO

Todos los discípulos de Cristo necesitan ser conscientes de que para


seguirle, hay algunas cosas para hacer antes que otras. A menudo queremos
saltar la cruz es ir derecho al Pentecostés, menudo queremos saltar la cruz e
ir derecho al Pentecostés, para evitar el sufrimiento e ir derecho al poder,
impacto y testimonio espiritual. Pero primero debemos observar la cruz y
negarnos a nosotros mismos pues tiene prioridad. Antes de vivir más las
maravillas que Dios nos da, es necesario que tomemos nuestra cruz y nos
neguemos a nosotros mismos.
Para mucha gente es muy difícil negarse a sí mismo, la mayoría tenemos esa
dificultad, ¿verdad? Pero le diré qué hago yo en estos casos: cuando veo
que Dios me pide algo difícil para implementar en mi vida, me presento
ante Él y le digo: «Señor, sé que quieres que haga esto, pero es bastante
complicado para mí. Pero si obras en mí y me muestras cómo hacerlo, te
responderé inmediatamente».

Desde el momento en que comprenda la necesidad de buscar su provisión y


entregue su vida a Él para que obre, le mostrará lo que significa negarse a
uno mismo. Entonces debemos estar dispuestos a responder a cualquier
pedido que nos haga, y conoceremos a un Dios que nos ayuda. Él nunca
deja de hacer lo que ha prometido. El que comenzó la buena obra en
nosotros, la finalizará.

Es primordial para Dios, pero no espere que este camino sea popular para
todos los que lo rodean.

SOLO POR EL CAMINO ANGOSTO

¿Recuerda en los Evangelios el factor crítico de angostura que Jesús


enseñaba a sus discípulos? Él decía: «Esfuércense por entrar por la puerta
estrecha» (Lucas 13:24); y decía: «Estrecha es la puerta y angosto el camino
que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran» (Mateo 7:14).

Si pensamos este pasaje con profundidad, oiremos a Jesús diciendo: «Hay


un camino que lleva a la verdad, a la vida radiante en su matrimonio, en su
familia, en su iglesia o en su lugar de trabajo. Pero no es el camino que
toma la mayoría, y entrar allí es muy difícil. No es el camino que todos los
creyentes toman y por eso hay tan pocas victorias y tan pocas experiencias
del poder de la cruz y del poder de la resurrección».

Cuando oímos este desafío, necesitamos clamar al Señor con honestidad y


decir: « ¡Ah, Señor, no dejes que me lo pierda! No permitas que asuma que
voy por el camino estrecho cuando estoy caminando por el mismo camino
que los demás andan». La mayoría, no está interesada en la puerta estrecha
y el camino en dificultades.

Es muy común en la práctica de la oración, por ejemplo, que muy pocos


quieran andar por los caminos restringidos de las Escrituras la cual dice: «La
oración del justo es poderosa y eficaz» (Santiago 5:16). Cuando nos
colocamos en el camino de la oración (una honesta y agonizante oración),
vemos que no hay nadie a nuestro alrededor. Muy, pero muy pocos
creyentes caminan por este trayecto en sus vidas. La mayoría no está
interesada en la puerta estrecha en el camino angosto.

Si quiere recibir un impacto pleno de la cruz, no se sorprenda al encontrar

a muy pocos que quieran acompañarlo. Pero no se desaliente, es señal de


que está tomando el camino angosto. Si observa a Dios en lugar de a las
personas, Él lo afirmará en este camino recto. Y puede ser que quiera que
usted dé testimonio de su trayecto por el camino angosto para llevar la
presencia y el poder de Él a otros.

LAS PUERTAS QUE EL ALGUNAS VECES NOS CIERRA

Vea con atención lo que Jesús continúa diciendo luego de hablar de la


puerta estrecha: Esfuércense por entrar por la puerta estrecha -contestó-,
porque les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán. Tan pronto
como el dueño de la casa se haya levantado a cerrar la puerta, ustedes
desde afuera se pondrán a golpear la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos».
Pero Él les contestará: «No sé quiénes son ustedes». Entonces dirán:
«Comimos y bebimos contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas». Pero Él
les contestará: «Les repito que no sé quiénes son ustedes. ¡Apártense de
mí, todos ustedes hacedores de injusticia!». (Lucas 13:24-27)

Muchos creyentes creen que cada vez que pidan a Dios que les abra la
puerta, Él responderá: «Gracias por pedir, ¡entren!». Pero no es así. Hay
muchos que querrán estar con Cristo, donde está el poder de la cruz y de la
resurrección, pero Él les dirá: «Apártense. No los conozco».

No se trata de que usted diga que lo conoce. ¿Acaso no supone que hubo
muchas personas en los días de Jesús que oyeron sus enseñanzas, que con
mucho gusto le vieron realizar milagros, y que testificarían con facilidad que
lo conocen? Podrán decir: «sí, yo conozco a Jesús». ¿Pero dirá Él que los
conoce? No, no necesariamente.

Estar con Él y observarlo no es lo mismo que tener una relación Íntima y de


confianza mutua. La clave de su vida no está en que usted diga que lo
conoce, sino que Él pueda decir: «Te conozco». Y allí hay una enorme
diferencia.

Las palabras del Salvador acerca de la puerta estrecha, las podemos


encontrar también en Mateo 7:13-14, y luego encontraremos este pasaje
profundamente triste:

No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos,


sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos
me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en
tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros? ». Entonces
les diré claramente: «Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de
maldad!». (Mateo 7:21-23)

Así que no interesa si alguien dice que conoce a Jesús. Después de todo, los
demonios también lo conocen, ¿verdad? Lo conocían desde antes de que
venga a la tierra, y vieron cuando vino, sabían que llevó una vida sin
pecado, que murió por los pecados del mundo, que Dios lo resucitó al tercer
día y venció al pecado, que ahora está sentado a la derecha de Dios Padre
intercediendo por nosotros, y que volverá. Los demonios saben todo esto.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre ellos y un cristiano?
Un cristiano es el que elige sin condiciones entregar su vida a la justicia de
Dios. El cristiano nunca más vive para él mismo, sino para el que murió en la
cruz por nosotros y fue resucitado. El cristiano verdadero hace lo que Jesús
dijo. El cristiano verdadero se niega a sí mismo, (o sea deja de ser él porque
sabe que vivir para uno mismo es la fuente de toda desconexión con Dios),
y toma la cruz y lo sigue, y los que hacen esto son muy pocos.

¿Quiere ser uno de los que le dicen al Señor: «No sea hecha mi voluntad,
sino la tuya»? Entonces deje que el Espíritu de Dios obre en su corazón y le
dé entendimiento sobre cómo debe actuar en su vida y todo lo que esto
representa.

CAPÍTULO 17

EL CAMINO DEL DISCIPULADO

Cómo terminar fuerte El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo


superior a su amo. MATEO 10:24

Luego de haber cumplido setenta años, no hace mucho tiempo, me pareció


un buen momento para mirar hacia el pasado, década tras década de
testimonios y experiencias de la fidelidad constante de Dios. Veo mi
presente como un tiempo en el cual Dios está recolectando todo lo que ha
hecho en mi vida, trayéndolo todo junto a un mejor enfoque. Siempre miro
las circunstancias y oportunidades del presente y observo cómo esto me
relaciona con el lugar donde Dios me ha colocado en el pasado y con lo que
me está preparando para el futuro.

Puedo ver cómo Dios construyó cada minuto de mi pasado, donde me


ayudó a ser fiel, y lo está utilizando como plataforma desde donde pueda
continuar hablándole a otros, en todo lugar. Por su gracia he tenido
oportunidades muy poco comunes que no a todos se les ha otorgado, como
ser, difundir la palabra de Dios en lugares especiales; y la conciencia de
tener este privilegio y este llamado me hacen temblar cada vez que tengo
que hablar o realizar una misión para Dios.

Oro a diario para tener salud para esto, porque la agenda y los viajes son
muy necesarios. Cuando me preguntan: «¿Cómo podemos orar por
usted?». Siempre pido que lo hagan por mi salud y por otras dos cosas: que
el mensaje que vaya a dar sea el que Dios quiere que esta gente tan
particular necesite escuchar, y luego que lo pueda decir de tal manera que
hasta los niños de diez años lo entiendan. Y lo tomo con mucha seriedad.

A menudo digo que mi esposa es la que me conserva humilde, y mis cinco


hijos y mis catorce nietos me conservan pobre. Así, soy las dos cosas para el
propósito divino de Dios y descanso en esa bendición, porque tengo
muchas razones para sentirme lleno de gozo, luego de dedicar mi vida como
discípulo de nuestro Salvador y Pastor.

LA OVEJA Y EL PASTOR

La Biblia dice que somos como ovejas, y ya que es cierto, ¿no es importante
que sigamos a nuestro Pastor con fidelidad? Nuestra tendencia natural es la
de deambular, crecer vacíos, y perder nuestra diligencia, disciplina y
seriedad. Creo que esta despreocupación y simplicidad están entre los
fracasos más grandes de los creyentes de hoy en día. Nos distraemos con
tanta facilidad mientras seguimos las últimas modas, celebridades o
eventos, que olvidamos seguir al Pastor. «Si alguien quiere ser amigo del
mundo se vuelve enemigo de Dios» (Santiago 4:4). ¿Sufre el corazón del
Padre a causa de esto? Sí, lo hace.

Lo que le agrada al corazón del Padre, es cuando podemos decir como


Pablo: «la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido
crucificado para mí, y yo para el mundo» (Gálatas 6:14).

La cruz nos muestra cómo renunciar a lo que el mundo nos ofrece, y nos da
entendimiento para caminar hacia el discipulado siguiendo a nuestro
Salvador y Pastor. La despreocupación y la simplicidad están entre los
fracasos más grandes de los creyentes de hoy en día.

Recuerde otra vez las palabras que Jesús dijo en Lucas 14:27: «y el que no
carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo».

No dijo que usted no será un discípulo bueno o efectivo, sino que no podrá
serlo si no toma su cruz. Sin la cruz, no hay discipulado. Y en este capítulo
quiero hablar de algunos temas que interesarán a cada discípulo que sigue
al Señor tomando su cruz.

UN DIScípULO MANTIENE UNA PERSPECTIVA ETERNA

He pensado a menudo sobre la importancia de nuestra capacidad como


creyentes en Cristo, para ver más de lo que el mundo ve. Hacia el final de su
vida, Helen Keller dijo que con su ceguera y sordera, ella creía que había
conocido y experimentado a Cristo más que cualquier otro cristiano
promedio. Aun siendo sorda y ciega, ella podía oír la voz de Dios y ver su
carácter y su forma de operar.

El mundo dice que ver es creer; pero Dios dice que creer es ver. Cuando uno
tiene los ojos de la fe, ve más de lo que los ojos físicos pueden ver, porque
puede percibir.

Dios no nos creó por un tiempo, nos creó para la eternidad. El tiempo solo
sirve para saber para qué fuimos creados y prepararnos para esa eternidad
cuya razón final está en la cruz.

Pero casi nunca pensamos en esos términos y como resultado los cristianos
han desarrollado una capacidad muy limitada sobre lo que piensan de la
eternidad. Y es por eso que no sabemos responder cuando leemos en las
Escrituras las palabras de Jesús en el sermón de la montaña: «Más bien,
acumulen para sí tesoros en el cielo» (Mateo 6:20).
Pablo dijo: «Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida,
seríamos los más desdichados de todos los mortales » (1 Corintios 15:19). Si
todo lo que obtenemos es de esta vida, ¿es en verdad valioso? Dios nos
asegura en su Palabra que la vida no se trata de 10 que sucede en este
mundo.

U N DI SCÍPULO PERDURA ALEGREMENTE

El camino de la cruz significa una vida de perseverancia, pero quisiera


enfatizar que si esto solo le trae amargura y tristeza, usted se está
perdiendo una parte muy importante de la verdad de la cruz.

Las Escrituras nos dicen que Jesús: «por el gozo que le esperaba, soportó la
cruz» (Hebreos 12:2). El gozo que Él esperaba, la esperanza que Él conocía,
la expectativa segura que había experimentado, todo esto está disponible
para todo creyente y nos permite perdurar en cualquiera de los significados
de la cruz, negándonos a nosotros mismos y sufriendo por la voluntad de
Dios.

Sí, hay una cruz para nosotros, pero no interfiere en nuestro gozo. Siempre
hay una resurrección detrás de la cruz, y esto es lo que lo hace valioso luego
de haber perdurado y soportado el costo de la cruz por nuestra fe.

La cruz nunca es el final, es solo una parte del camino. Es necesaria pero
siempre está acompañada de la resurrección y la victoria que proviene de
ella estalla sobre un mundo que espera, y observa: esa es siempre la
verdad.

RECORDEMOS EL PERDÓN DE DIOS

He conocido a muchos que se retiran cuando la pena de su cruz parece


volverse insoportable. Y puedo agregar que a menudo esto es verdad
cuando nos vemos enfrentados a dificultades serias en las que nuestros
hijos se ven involucrados cuando crecen. Puedo recordar noches llorando y
orando por lo que estaba viviendo a causa de nuestros hijos.
Muchos otros han tenido que enfrentar estos problemas, escuché a muchos
describir el profundo dolor de haber tenido que tomar una decisión de
amor muy fuerte y pedirle a alguno de sus hijos que abandonen el hogar.
Recuerdo una situación que tuve con uno de mis hijos que fue tan grave
como nada que hubiera visto en otras familias. En ese momento, había
recibido firmes consejos de otras personas para resistir en amor.

En medio de este proceso, continuaba en el living orando en las noches


cuando el Señor me dijo: «Henry, en mi casa también tengo reglas, y tú has
roto cada una de ellas. Sin embargo, nunca te eché afuera. Te amé y te
perdoné, te perdoné y te perdoné», y ahí comencé una nueva forma de
pensar sobre la manera de lidiar con las penas que sobrevienen de educar a
los hijos cuando comienzan a crecer.

Hay gozo detrás de las cruces que soportamos criando a nuestros hijos, ¡por
lo tanto no se canse de hacerlo bien! El costo de este proceso será valorado
cuando la victoria surja por haber sido fiel.

LA CRUZ EN LA FAMILIA DE LA IGLESIA

La realidad de la cruz es verdad no solo en nuestro matrimonio y con


nuestros hijos, sino con las familias de la iglesia local. Las familias de la
iglesia, pasan por problemas y son llamados a cargar su cruz juntos. Se les
pide que permanezcan unidos perseverando en la cruz en lugar de pedir a
miembros de la iglesia que salgan a la búsqueda de pastos verdes. Y soy
testigo de que no hay victoria para el pueblo de Dios en la vida de ninguna
iglesia local sin la cruz seguida de la resurrección.

Las tres iglesias en las cuales he sido pastor por un tiempo bastante
significativo, eran iglesias quebradas, divididas y desalentadas. El pecado
del creyente deja una pena que hay que soportar, y la soportamos, y al
tiempo las iglesias prosperaron. ¿Por qué prospera una iglesia? Porque
luego de la cruz, hay un poder de resurrección que trae la solución. En la
cruz de Jesús vemos lo que el pecado puede hacer cuando hace lo peor;
pero la resurrección sigue a la cruz y doy gracias de haber tenido esas
experiencias en las iglesias que he servido.

La mayoría de nosotros queremos una gran renovación en nuestras iglesias,


queremos un Pentecostés, pero lo queremos sin la cruz. Y de este modo no
puede ser, pues la cruz siempre precede al Pentecostés, al poder de Dios y a
la emanación del Espíritu Santo.

No podemos tener la resurrección y la victoria sin la cruz. Es así en nuestras


familias e iglesias como en nuestras vidas. Pero podemos agradecer al Padre
por estar con nosotros mientras soportamos nuestra cruz, y podemos dejar
todo en sus manos, sabiendo que luego del sufrimiento habrá una
resurrección por el poder Aquel que nos ha llamado del Dios Todopoderoso,
para cargar la cruz.

UN DIScípULO ESTÁ INMERSO EN LA PALABRA DE DIOS

El camino de un discípulo, el camino de la cruz, es un constante escuchar y


mirar cotidiano de la Palabra de Dios. Permanecemos con la Palabra de
Dios, así su Espíritu puede abrir nuestras mentes y nuestros corazones para
comprender la verdad de Dios que nos revela sus caminos y su carácter. Si
no conocemos a Dios y sus caminos, podemos estar totalmente en el
camino contrario y no darnos cuenta. Solo a través de la Palabra de Dios
podemos darnos cuenta si estamos viviendo de un modo armonioso con Él,
o contrariamente a Él.

Una vez me preguntaron si conocía un buen libro que ayude a resolver


conflictos en la iglesia. Contesté: «Primera y segunda de Corintios». La cara
de la persona se puso seria y me dijo: «Eso no es lo que estoy
preguntando».

«Lo sé, hermano, sabía que no era lo que estabas preguntando. Seguro
querías un libro escrito por hombres, pero ¿por qué no volver al libro de
texto que Dios nos dio?». Nuestro problema es que estamos leyendo
demasiados libros escritos por hombres y desatendiendo la Biblia, pero
nunca debemos reemplazar la Biblia por un libro escrito por hombres
(incluyendo los que yo he escrito).

Ni siquiera debemos molestarnos en leer otros libros al menos que nos


fuercen a ir a las Escrituras. Con las cosas que estamos enfrentando a diario,
no necesitamos razonamientos humanos: Toda la presencia de Días está en
cada frase, necesitamos revelaciones divinas.

Por eso es que necesitamos pasar una gran cantidad de tiempo leyendo con
cuidado la Palabra de Dios. Nunca diga que está demasiado ocupado para
hacerlo, porque eso significa que ha reemplazado la vida real por la mera
actividad. Cuando la mayoría de nosotros decimos que estamos
extremadamente ocupados, estamos hablando de actividades y no de
relaciones, que es la verdadera vida. Si continuamos ocupándonos de
nuestra vida para excluir la calidad de tiempo en la Palabra de Dios, será
desastroso. No se puede experimentar la plenitud de Dios relegando la
calidad de tiempo en la Palabra de Dios.

EL CAMINO DEL DISCIPULADO 163

Cuando lea un pasaje en las Escrituras, tome conciencia de que cada palabra
es importante, y que cada verdad lo pone cara a cara frente a Dios, no solo
con un «concepto» o una «idea interesante ». En ese momento está frente
a lo que Dios es y a lo que Dios hace, mientras Él le abre sus ojos para que
reconozca sus actividades.

Escudriñe con lentitud cada frase, porque toda la presencia de Dios se


encuentra allí. Y mientras más medite en ellas, más verdad se derramará
sobre usted. La meditación breve, una lectura rápida de la Biblia y una
oración corta lo llevarán a continuar su camino.
Por supuesto, la más corta de las reflexiones le beneficiará y alimentará su
alma, pero se habrá perdido de muchas bendiciones por haberlo hecho con
rapidez.

Cuando medite, permanezca en la presencia de Dios y dígale de una manera


u otra: «Señor, dime qué es 10 que quieres decir aquí y cómo puede afectar
mi vida». Cuando usted hace esto, cada versículo se convierte en un
universo de información y desafío.

En el proceso, usted quedará con una gran apertura frente a Dios y casi
siempre lo que usted experimente en su presencia, a través de su Palabra,
podrá aplicarlo en lo que sigue, de acuerdo a su voluntad. Así que
manténgase firme, inmerso en la Palabra de Dios.

UN DIScíPULO RUEGA PARA DISCERNIR LA VOLUNTAD DE DIOS

«Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes -afirma el
SEÑOR-, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y
una esperanza». (Jeremías 29:11)

Quizás cuando era más joven, memorizó este versículo hermoso para
recordar la perspectiva de Dios para los años venideros. ¡Pero no se detenga
en el verso 11! Recuerde de memoria las palabras que siguen a
continuación: «Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y
yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de
todo corazón». (Jeremías 29:12-13) ¿Hay algo más reconfortante que esto?
¡Qué expresión tan alentadora!

El camino al discipulado y a la cruz, es un camino de oración constante,


como el que Jesús nos mostró a través de su ejemplo. Los Evangelios nos
revelan una y otra vez cómo Jesús oraba intensamente antes y durante las
mayores transiciones de su ministerio.

Como vimos antes, las Escrituras dicen que «En los días de su vida mortal,
Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía
salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión» (Hebreos
5:7). Esta oración intensa está ligada profundamente con la manera en que
Jesús vivía en obediencia a la voluntad del Padre, aun estando en la cruz.

Este pasaje continúa diciendo: «Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento


aprendió a obedecer; y consumada su perfección, llegó a ser autor de
salvación eterna para todos los que le obedecen» (Hebreos 5:8-9).

Sabemos que en Getsemaní, Jesús se postró en tierra y rogó: «Ah Padre


mío, si es posible pasa de mí esta copa; pero hágase tu voluntad y no la
mía». ¿Y cuál fue la respuesta de Dios? No.

Algunos cristianos dicen con frustración: «He pedido pero Dios no me oyó»,
cuando en realidad quieren decir: «Dios no hizo lo que le pedí que hiciera».
Pero la intención de Dios no es hacer lo que usted quiere que Él haga. La
oración no se diseñó para obtener de Dios nuestra voluntad; la oración se
diseñó para poder estar en su presencia, saber cuál es su voluntad y
someternos a ella, y cualquiera sea la respuesta de Dios a sus oraciones, lo
que crea acerca de Dios se revelará pronto en lo que usted haga en seguida.
¿Qué hizo Jesús luego? Dijo: «No mi voluntad, sino la tuya». Y se levantó del
suelo de Getsemaní y se sometió a la voluntad del Padre, la cual significaba
arresto, tortura y cruz.

Por lo tanto, nunca pierda conexión entre la cruz, la voluntad del Padre, y el
propósito verdadero de la oración.

CAPITULO 18 EL CAMINO DEL TESTIMONIO Y EL MINISTERIO

Tomar su cruz para nuestro mundo. N o me avergüenzo del evangelio, pues


es poder de Dios para la salvación de todos los que creen. ROMANOS 1: 16

Una vez recibí un llamado telefónico de un hombre que quería la ayuda de


un pastor. Decía que ya había conversado con otros cuatro y «tres de ellos
dijeron que usted era el único que trabajaba con gente como yo».
Le pregunté: «¿Cuál es su problema?». «Soy alcohólico» -me respondió. Lo
invité a que viniera a visitarme y le prometí que hablaría con él y lo
ayudaría para que Dios lo libere del alcohol. No supe hasta más tarde que
estaba llamando desde un hotel del centro y que estaba parado en el
alféizar de la ventana de un piso alto, y que había decidido que si yo le decía
que no lo ayudaría, saltaría y finalizaría con su vida.

SER UNA RESPUESTA A LA ORACIÓN DE ALGUIEN

El proceso de ayudar a este hombre atormentado continuó por varios


meses. Hubo veces que tuve que ir a la ciudad y sacarlo de los bares (y
también de algunas habitaciones de prostíbulos).

Pero llegó el día en que se arrodilló en la casa de uno de los diáconos de


nuestra iglesia y puso su fe en Cristo. Recuerdo muy bien ese momento y
aún puedo oír su oración mientras lloraba ante Dios.

Unas semanas más tarde una señora de cabello gris a la cual yo no


reconocía, vino a verme luego de la iglesia. Estaba llorando mientras subía
las escaleras para abrazarme. Descubrí de inmediato que este hombre a
quien había ayudado era el único de sus hijos que se había apartado de
Dios. Esta devota mujer, encargada en apoyar esfuerzos misioneros, había
pasado muchas noches en vela a causa de su hijo y me contó que había
rogado: «Ah, Señor no sé dónde está mi hijo, pero lo amo, y te pido que de
alguna manera pongas en su camino a algún cristiano, alguien que se quede
con él lo suficiente para que sea salvo».

Quizás usted ha tenido muchas oraciones como estas por alguien que
conoce; me imagino que las tuvo. Y cuando esta madre me contó esto, me
di cuenta de cómo el rescate de este hombre había sido una respuesta a sus
oraciones.
¿Se da cuenta que alrededor de su vida es probable que haya gente perdida
en el pecado cuyos padres están orando para que Dios les ponga un
cristiano en su camino? Y usted es esa persona.

ESTAR SUSPENDIDO EN LA BALANZA

En Getsemaní, cuando el propósito eterno de Dios pendía en la balanza,


Jesús respondió diciendo: «No se haga mi voluntad, sino la tuya». El plan de
redención eterna de Dios fue llevado adelante.

Y ahora, lo que sigue es un momento justo, un momento que Dios nos ha


encomendado a cada uno de nosotros. No solo consumó su propósito de
redención para el mundo; no solo lo cumplió entregando a su amado Hijo
para que muera; no solo lo resucitó y lo sentó a su derecha como intercesor;
ni tampoco solo derramó su Espíritu Santo; Él dejó en nosotros la
responsabilidad de la redención del mundo entero.

El propósito de la cruz fue que todos los hombres del mundo tuviesen la
oportunidad de oír las buenas nuevas de lo que Dios ha provisto, y nosotros
somos los portadores de ese evangelio. Depende de usted y de mí. El Padre
espera y todo el cielo espera en silencio para ver cómo aquellos que han
sido redimidos responden a los pedidos de su Redentor de tomar el Él dejó
en nosotros la responsabilidad de la redención del mundo entero, mensaje
y llevarlo por el mundo. Y si decimos que no, todo el propósito eterno de
Dios nunca será completado.

¿Cómo cree que se siente el Padre acerca de esto? ¿Cómo supone que se
siente cuando nos redimió al costo de la cruz y nos oye diciendo: «No se
haga tu voluntad, sino la mía»? Cada uno de nosotros decide si tomaremos
parte en causarle tanta pena, o cumpliremos en completar su plan de
redención siendo sus mensajeros. Si usted y yo hacemos lo que El nos dice,
Él hará lo que solo Él puede hacer, llevar a cabo su salvación en la vida de
aquellos que nos rodean. Todos en nuestro círculo de influencias, de alguna
manera creciente, sentirán el impacto de lo que significa para el Señor Jesús
reinar en nuestros corazones.

MINISTRO DE RECONCILIACIÓN

Hemos llegado al aspecto final de la cruz al cual hemos dado espacio en


este libro, y es este: Dios no solo lo salva y no solo dama por los derechos
para su vida sino que le da un ministerio particular, como Pablo dice: «Todo
esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo
mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación» (2 Corintios 5:18). Dios le
ha dado un ministerio de reconciliación. ¿Aceptó por completo esto cuando
se convirtió al cristianismo?

Este regalo significa que la cantidad de gracia que Él le otorgó se convierte a


la vez en la cantidad de gracia que quiere que usted extienda a todos los
que la necesitan. Esa es la medida real de su entendimiento de la gracia de
Dios salvándolo. ¿Se ha convertido usted en el modelo inmediato con el
cual trata a los demás?

¿Hay personas en su vida que usted está convencido que no merezcan esta
gracia? Es probable. Pero Dios dice: «La medida en que tratas con esas
personas es el hecho de que no te atribuí tu pecado, en cambio te coloqué
en perfecta armonía con mi santidad a través de la muerte de mi Hijo. Y
ahora tienes la obligación de extender esa gracia de la misma forma».

EMBAJADORES DE CRISTO

Porque tenemos este ministerio para otros, de gracia y de reconciliación con


Dios, Pablo nos dice más de lo que esto significa: «Así que somos
embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de
nosotros» (2 Corintios 5:20).

Por la naturaleza de nuestra salvación, somos embajadores de Cristo. Este


es el resultado lógico e inmediato de ser una «nueva creación» como Pablo
dice en el versículo 17, y de ser el «mensaje de reconciliación» que describe
en el versículo 19.

¿No es asombroso que siendo un embajador de Cristo, sea Él mismo el que


está rogando por nosotros? Todo el capítulo de 2 Corintios 5 tiene un
mensaje asombroso y especial, pero lo que es abrumador para mí es que:
nuestra vida se convierte en la residencia de la presencia de Dios que
suplica a todos aquellos que nos rodean para que se reconcilien con Él a
través de la muerte de Jesucristo, que es su provisión para esa
reconciliación.

Sería imposible mantener en silencio a alguien que entiende esto; nunca


habría que darle un curso de ganadores de almas, ni enseñarle cómo dar
testimonio, ya que esa persona sería instintivamente un testimonio. Nunca
más, la gente que ha pasado por esta experiencia se mantendría callada:
sería como querer tapar las Cataratas del Niágara con una bolsa de papel.
Desde lo más recóndito de su ser, Dios dirige un compromiso profundo para
dejar que

N uestra vida se convíerte

en la resídencía de la

presencía de Dios que

supUca a todos aquellos

que nos rodean para que se

reconcilien con Él.

el evangelio de Dios vaya hacia delante y su reino se expanda. Así que


nuestra responsabilidad es la de ser embajadores de Cristo, lo que significa
simplemente permitir al asombro, la gratitud e inagotable gozo que
enciendan nuestros rostros y llenen nuestra boca con la abundancia de su
bondad en nuestras vidas. Ayudaremos e impulsaremos a otros a entender
lo que Dios ha hecho pues nuestras palabras tendrán la misma intensidad y
amor.

Esta intensidad significa que cuando estamos tratando de guiar a otros para
que crean en Cristo, los estamos ayudando a que comprendan" lo que Dios
ha hecho, y la relevancia de su pecado.

Les hacemos entender que la paga del pecado es muerte, una separación
eterna de Dios, una muerte que es inevitable si ellos no aceptan la provisión
de Dios. Y luego vienen las buenas noticias: Dios, porque lo amó tanto y no
quiere que atraviese por la muerte, lo llama ahora a arrepentirse, a tener fe
en lo que ha hecho y le ofrece a su hijo Jesucristo.

Pablo dice también en este pasaje: «El amor de Cristo nos obliga» (2
Corintios 5:14). Es por esto que Pablo soportó todo lo que soportó como
siervo del evangelio. No fueron el «deber», la «culpa» o la «obligación» que
lo enviaron, arriesgando su vida hacia las fronteras del mundo civilizado.
Fue el amor.

M1N1STERI0 PARA EL MUNDO

Cuando Pablo dijo que el mundo había sido crucificado para él (Gálatas
6:14) no dijo que se estaba retirando del mundo real. Al contrario, le
permitió actuar de manera profunda y a conciencia en este mundo.

¿Y qué fue lo que lo ayudó a Pablo? Su entendimiento sobre la cruz. En el


mismo versículo dijo: «En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra
cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo». Su experiencia y
encuentro con el poder de la cruz y la sabiduría de la cruz fue tan radical en
su vida que controló su forma de acercarse al mundo entero.

Ningún apóstol de Jesucristo estuvo tan comprometido en medio del


mundo como Pablo y a su vez estuvo separado del sistema del mundo. No
pensaba como la gente del mundo, pero trajo el pensamiento de Dios al
mundo, y lo vio transformarse.

Y esto, por supuesto, es lo que Jesús quiere para nosotros. ¿Recuerda las
palabras que Jesús dijo a su Padre acerca de sus discípulos? «No te pido que
los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Ellos no son del
mundo, como tampoco lo soy yo. Santifícalos en la verdad; tu palabra es la
verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo»
(Juan

17:15-18).

Si hay algo que vemos en las Escrituras que parece estar en el corazón de
Dios, es que Él ama al mundo, y lo hace de tal manera que efectivamente
refuta a Satanás y al sistema diabólico del mundo que éste controla.

¿UTILIZA USTED ESTE REGALO?

Cuando el Señor lo transformó a usted, también le otorgó el ministerio de


reconciliación para colocarlo en su mundo, ¿lo está haciendo? ¿Le está
permitiendo a Dios que lo haga a través suyo? En última instancia debe
hacerse esta pregunta. ¿Trata de que su familia se reconcilie con Dios?
¿Lleva el mensaje de reconciliación a su lugar de trabajo, y lo trata con
honestidad para que la En última instancia debe hacerse esta pregunta"
gente se acerque a Él (con amor, sin presión y sin forzarlos)? ¿Lo hace con
sus vecinos y con sus amigos?

Recuerde que la cruz no está completa, al menos que incluya estas cosas.
Esto es una parte del evento completo de la cruz, y cuando se muestra
abiertamente, luce tal cual en su vida y en la mía. Eso es lo que vemos de la
actividad de Dios. Eso es lo que vemos del poder de la cruz, mientras el plan
eterno en el corazón y la mente de Dios alcanza su plenitud.

PARA UN A VI DA DE ESTUDIO
Ha sido un gran privilegio poder compartir estas verdades de la cruz con
usted a través de estas páginas. En el comienzo del libro he mencionado
que es un tema muy demandado, que me hace temblar y para el cual a
veces no se hallan palabras. Uno expresa estas cosas de la manera más clara
que puede y aun luego siente que no son las adecuadas, o que no han sido
suficientes.

Pero puedo decirle una cosa. Aquel que es su Maestro, el Espíritu Santo, lo
guiará hacia la verdad, le enseñará y le traerá todas las cosas a la realidad
de su vida. Deseo que este libro haya sido una introducción para que
comience una vida de estudio de las Escrituras sobre la cruz de Cristo y su
lugar en el corazón y en la mente de Dios desde la eternidad. Y también
deseo que pueda ver con claridad cómo el pecado, tanto el suyo como el
mío, son la razón de la cruz; y que también se dé cuenta que en la cruz Dios
lidió con nuestro pecado de manera radical y decisiva.

y por lo tanto deseo que pueda afirmar con creciente convicción y


entendimiento: «He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que
Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por fe en el Hijo de
Dios, quien me amó y dio su vida por mí» (Gálatas 2:20).

MI EXPERIENCIA con el POD E R de la / RESURRECCION

iNTRODLJCC'C)N

/ LA VALIDACION

Afin de conocerle. y el poder de su resurrecci6n",

Filipenses 3:10

En el Evangelio hay un poder que 10 puede liberar del poder destructor que
tiene el pecado, para llenar su vida con la plenitud de Dios. En ese Evangelio
se incluyen la cruz, la resurrección y la venida del Espíritu Santo en el día de
Pentecostés. En los tres casos, es igualmente importante que el creyente
comprenda estas tres cosas y las viva.

Este libro se centra en el poder de la resurrección como la culminación


necesaria de la obra realizada en la cruz. Aunque 10 largo de los tiempos, la
cruz ha sido un tema central para los creyentes, sin la resurrección, esa cruz
carece de sentido.

Si solo existiera la cruz, el pecado seria el ganador, como señala con claridad
el apóstol Pablo: Y si Cristo no resucito, vuestra fe es vana; aun estáis en
vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo
perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más
dignos de conmiseración de todos los hombres. (1 Corintios 15:17-19)"

La resurrección es prueba de la victoria de Cristo sobre el pecado, y de


nuestra esperanza de salvación. No obstante, la resurrecci6n no es una
doctrina a meditar, sino una invitaci6n a experimentar al Cristo vivo en
nuestra propia vida. Y esa es la razón de ser de este libro. Si usted no hace
suyo todo lo que Dios le ha proporcionado por medio de la resurrección,
esta carece de valor para su vida.

Porque la resurrección no es solo un suceso que se produjo en el siglo


primero, sino que sigue causando un impacto en las vidas humanas hasta el
día de hoy. En realidad, no fue Cristo solamente el que resucit6, sino que si
usted está en El, también usted ha sido resucitado a una nueva vida. Este es
el don de Dios para todos aquellos que pongan su fe en su Hijo.

Cuando Pablo habla de su relaci6n con Jesucristo, dice que quiere


«conocerle, y el poder de su resurrecci6n» (Filipenses 3: 10). Este conocerle
va más allá del simple conocimiento intelectual. Es algo que se vive, y que
toca todas y cada una de las partes de la vida.

Si observa la vida del cristiano promedio, vera pocas evidencias, o tal vez
ninguna, de este increíble poder de resurrección que levant6 a Cristo de
entre los muertos. Sin embargo, este es precisamente el poder que está a
disposición de todos los que hayan aceptado al Cristo resucitado en su vida
como Señor y Salvador.

Piense en el aliento que les da Pablo a los miembros de la iglesia de Éfeso


con respecto a este poder de resurrecci6n cuando ora por ellos: Para que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de
vuestro entendimiento, para que sepáis cual es la esperanza a que él os ha
llamado, y cuales las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y
cual la supereminente grandeza de su poder para con nosotros !os que
creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo,
resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares
celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre
todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el
venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre
todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo. (Efesios 1:17-23)

El poder de resurrecci6n que levant6 a Cristo de entre los muertos, para


después sentarlo a la diestra del Padre y poniendo por encima de todos los
principados y las potestades, es el mismo poder que nos ha sido dado a
nosotros. Acaso no debería cambiar nuestra vida esta realidad? tenemos
motivos para tenerle temor a la guerra espiritual? existe algo que no
podamos vencer, si estamos caminando con Cristo?

Preste atención a esto: iLa batalla ya ha sido ganada! No se crea la mentira


de Satanás cuando le diga que tenemos que batallar con él, Limítese a decir:
«tú ya has sido derrotado! Y el mismo poder que te derroto a ti, es el poder
que ahora reside en mi vida». No se deje atrapar por las modas de guerra
espiritual que lo mantienen ocupado peleando con Satanás, de manera que
no tenga tiempo para seguir a Cristo. ILa guerra ya termino! Esta es la
expresión práctica de la resllrrecci6n, y ha sido puesta a Su disposición.

Cuando alguien se hace cristiano, queda situado en una dimensión


totalmente diferente, en la cual puede ver lo que no oyen los demás. Esto
es lo que Jesús les dijo a sus discípulos: «Porque a vosotros os es dado saber
los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado» (Mateo 13:
11). Si usted ha recibido la capacidad de comprender los misterios de Dios,
este utilizando sus sentidos espirituales para detectar la actividad de Dios, 0
actúa de la misma manera que el mundo, dejando de lado a Dios hasta que
necesita que lo saque de alguna crisis? Es necesario que sepa lo que Dios va
a hacer, y después realizar cuantas adaptaciones sean necesarias para
participar en su actividad redentora.

Por el hecho de ser cristiano, usted es testigo de Cristo: una demostración


visible de cuanta verdad ha dicho Dios. Sin embargo la cultura religiosa en
la que vivimos, a lo que nos lleva es a limitarnos a la práctica de una serie
de actividades religiosas. Como consecuencia, tenemos una comprensión
errónea de nuestra relación con Dios, y nos perdemos la oportunidad de
experimentar su poder. Lamentablemente, son muchos los cristianos que
están viviendo muy por debajo de su potencial, en la creencia de que nunca
dejad de ser otra cosa más que seres humanos comunes y corrientes. Sin
embargo, por ser cristianos, somos hijos de Dios. Si le somos fieles en lo
poco, Él nos dad autoridad sobre lo mucho.

Dios le ha dado una oportunidad de funcionar en el ámbito del poder de la


resurrección: tipo de vida más emocionante que todo cuanto podríamos
imaginar jamás.

Dios le ha dado la oportunidad de funcionar en el ámbito del poder de la


resurrección; en un tipo de vida más emocionante que todo cuanto nos
podríamos imaginar jamás. Entonces, que podría hacer El en su vida si
supiera que usted se le ha entregado por completo? iQue podría hacer en
usted, y por medio de usted, si usted creyera que El ya lo ha bendecido con
toda bendición espiritual, lo ha libertado del reino de las tinieblas y lo ha
sacado de el, y lo ha tornado cuando aún estaba muerto en el pecado para
darle una vida plena en Cristo? iEsta dispuesto a dejar que El lo utilice? iOh
acaso se contenta con lo ordinario, satisfecho de seguir siendo un ser
insignificante?
LA PALABRA VIVA

Mientras meditarnos en el acontecimiento de la resurrección, y en la


influencia que produce actualmente en nuestra propia vida, nos
mantendremos muy apegados a las Escrituras. Ellas nos servirán de guía
para caminar hacia una comprensión más profunda de lo que Dios ha hecho
a favor nuestro. En ellas se encuentra un relato veraz y completo del suceso
de la resurrección, y de su aplicación a los creyentes de hoy, que es
independiente y superior a todas las limitaciones del tiempo. Cuando usted
trate de experimentar el poder de la resurrección en su vida, podrá esperar
que la Palabra viva de Dios le revele las riquezas que Dios le ha
proporcionado.

Todo lo que usted necesita saber acerca de la resurrección, se encuentra en


las Escrituras, y el Espíritu Santo las aplicara de manera directa a su vida. La
clave está en no tratar de «descubrir la verdad, si no en acercarse con un
corazón abierto, dentro del cual el Espíritu Santo le pueda revelar la verdad.
Y es esa verdad la que lo hará libre.

Recuerde esto: el estudio de la resurrección no es un ejercicio de tipo


académico. Nuestro enfoque no se halla solamente en la información, sino
sobre todo en la aplicación. La fe verdadera no se basa en conocer cosas con
respecto a Cristo, sino en experimentarlo en nuestra vida diaria. El
conocimiento impersonal, erudito y árido de Dios no nos trae vida alguna.
El verdadero conocimiento de Dios siempre es personal, poderoso y
transformador de vidas. Si no es dispuesto a permitir que Cristo realice
cambios de importancia en su vida, este libro no es para usted.

El primer paso en este camino es el conocimiento. Usted necesita conocer la


verdad, y comprender 10 que Dios ha hecho en la resurrección.

En segundo lugar, es necesario que usted crea que esto es cierto para su
propia vida. AI Espíritu Santo le ha sido encomendada la misión de ayudarlo
a aceptar esa verdad como real, al testificarle al espíritu de usted que eso
que está viendo, es cierto.
En tercer lugar, es necesario que usted reciba la verdad en su vida. No es
suficiente con que la conozca; ni siquiera con que lo que crea. Es
imprescindible que la acepte como suya.

Por último, usted necesita vivir la verdad. Esto significa tomar aquello que
ha aprendido, y actuar en consecuencia; convertirlo en parte de su vida
diaria.

Cuando haya recorrido todo este proceso, usted encontrara nueva vida en
Cristo; una vida que este mas allá de todo cuanto usted se habría podido
imaginar.

Abraham fue un hombre que recorrió este proceso de vivir su fe. «Tampoco
dudo, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe,
dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso
para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe "le fue
contado por justicia ',> (Romanos 4:20-22). Como Abraham, cuando usted
escuche la verdad de Dios en su Palabra, créala de todo corazón y aférrese a
ella. Pídale que la convierta en realidad en su vida. Comparta esa firme
decisión que tenia Pablo", quien incluía lo siguiente dentro de la meta de su
vida: «... a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación
de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en
alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos» (Filipenses
3:10-11).

Son demasiados los cristianos que se están perdiendo una vida abundante
en Cristo, porque no han comprendido de que manera la resurrección
completa lo sucedido en la cruz. La resurrección es la llave que abre la
puerta; el código de validación que nos da acceso a lo que Cristo realizo en
la cruz. Y tiene poder para transformar profundamente su vida. Por tanto,
prepárese para una vida nueva en Cristo.

PRIMERA PARTE

La resurrección en el corazón y la mente de Dios


LA REALIDAD DEL PECADO: NOSOTROS PERECEMOS

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
JUAN 3,16

La maravillosa verdad de Dios es una realidad que le es imposible captar a


una persona común y corriente. Este dilema se debe sobre todo al hecho de
que Dios es santo, y se mueve en un pIano moral que se halla infinitamente
por encima del pIano en el que se mueve la humanidad pecadora. Su
naturaleza está envuelta en un amor perfecto. Sus pensamientos son puros.
Sus caminos son justos. Dios existe en un lugar donde nunca ha podido
llegar nuestra imaginación.

No obstante, y por fortuna para nosotros, Dios se nos revela a sí mismo


para que podamos conocer sus pensamientos y sus caminos. Esto es lo que
nos dice: «Clama a ml, y yo te responderé, y te enseñare cosas grandes y
ocultas que tú no conoces» (Jeremías 33:3),

Cuando de la resurrección se trate, así es como debemos caminar en


nuestro aprendizaje. Es de máxima importancia que comprendamos la
perspectiva de Dios, en lugar de tratar de imponerle nuestros propios
pensamientos.

La diferencia más clara entre Dios y su creación se halla en la salvación. El es


santo; nosotros estamos llenos de pecado. El es todopoderoso; nosotros
nos hallamos desvalidos por completo.

Él lo sabe todo; nosotros ignoramos las cosas espirituales. El no ha recibido


su existencia de nadie nosotros dependemos por completo de su
misericordia y de su gracia.

El Evangelio nos da a entender lo grande que es nuestra necesidad. Desde


la perspectiva de Dios, nosotros perecemos si nos mantenemos alejados de
todo lo que Él ha hecho a nuestro favor:
La cruz fue necesaria debido a la obra realizada por el pecado en nuestra
vida. La resurrección fue necesaria porque la cruz llevo a Cristo a la muerte
en nuestro lugar.

Pentecostés fue necesario para convertir en realidad la nueva vida que lIego
a nosotros coma consecuencia de la resurrección. La realidad de una
conciencia culpable y la convicción de que estamos muertos en nuestros
pecados son las que nos hacen ver la necesidad que tenemos de estos actos
de Dios por medio del Evangelio.

UNA CONCIENCIA CULPABLE

Se hace difícil mantenerse al día con los rápidos cambios que se producen
en la tecnología. Apenas uno compra «lo Ultimo», resulta que ya esta
anticuado. Sin embargo, cuando entra al mercado algo totalmente nuevo,
parece convertirse en la envidia de todos.

Cuando se inventaron los teléfonos móviles y se pusieron a la disposición


del público, eran pocas las personas que los tenían. Pero había una cierta
dama que tenia uno, y se sentía muy orgullosa de tenerlo. Un día, lo dejo
sobre una mesa de un restaurante repleto de dientes, y se marcho.
Enseguida corrió de vuelta al establecimiento. Ya había cuatro hombres de
negocios sentados a la mesa donde ella había estado. Les pregunto si lo
habían visto, pero todos ellos le dijeron que no.

En cambio, el gerente del restaurante tuvo una idea. Llevo a aquella dama
hasta detrás del mostrador y le dejo utilizar el teléfono del restaurante para
marcar el número de su teléfono móvil. De inmediato, oyeron el timbre, y
fueron siguiendo aquel sonido hasta llegar a la mesa donde ella había
estado sentada. El sonido salía de un maletín de cuero que le pertenecía aI
hombre que había llegado primero a la mesa para a1morzar.

El hombre comenzó a sudar. La cara se le puso roja. ¡La habían atrapado!


Aquel hombre, como todos nosotros, tenía una conciencia moral que le
decía que no era correcto que se robara el teléfono, pero tomo la decisión
de no hacerles caso a sus instintos. Ese es nuestro problema. No hacemos
caso de aquello que sabemos de manera innata que es cierto, y nos
dejamos desviar por una naturaleza corrompida que está totalmente
centrada en sí misma.

Esa naturaleza de pecado es un cruel amo que siempre lleva al alma


humana a su destrucción total.

SOMOS SERES ESPIRITUALES

Todos los seres humanos sabemos por instinto que hay un Dios, tanto si
decidimos responderle positivamente, como si no lo hacemos. Dios nos hizo
a su propia imagen. Es decir, que fuimos creados como seres espirituales,
con capacidad para conocer a Dios y responder ante El cuándo se nos
revela. Pero esa relación para la cual fuimos creados, ha quedado desviada
por causa del pecado.

Los dañinos efectos del pecado han recaído sobre todos los seres humanos
que han pasado por la Tierra. La Palabra de Dios afirma que «todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). No hay
nadie que haya escapado a la influencia y a los efectos del pecado, y esos
efectos son mortales. No solo nos ha separado de nuestra relación con Dios,
sino que también impide que podamos restaurar esa relación por nuestra
propia cuenta.

Las palabras de Pablo en Romanos 3 describen lo que hace el pecado:

1. Elimina en nosotros roda justicia y nos separa de Dios.

2. Impide que comprendamos a Dios.

3. Impide que busquemos a Dios.

4. Hace que nos dediquemos a buscar otras cosas, eliminando en nosotros


todo lo valioso, y poniéndonos en el camino de la depravación.

5. Por último, causa que perdamos el temor de Dios. Y cuando se pierde ese
temor, los poderes destructores del pecado ya no tienen nada que los
detenga. Nos es imposible detener la vertiginosa caída que nos aleja de
Dios.

No tenemos manera alguna de alejarnos de estas consecuencias del pecado


y de la separación eterna con respecto al Dios que es santo. En ese caso,
tenemos alguna esperanza? iPor supuesto que si! Pero solo porque hay un
Dios misericordioso que nos ama.

Lea el siguiente pasaje, tornado de Romanos 1:16-25 y 28, mientras


meditarnos en la situación del ser humano, y en un Dios....de misericordia
que anhela salvarnos del pecado. En estas palabras, Pablo describe la
trágica situación en la que se encuentra rodo ser humano, y nuestra
necesidad de que sea Dios quien intervenga:

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para


salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como
está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Porque la ira de Dios se revela
desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que
detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su
eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no
tienen excusa.

Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron


gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón
fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la
gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Por lo cual también Dios los entrego a la inmundicia, en las concupiscencias


de sus corazones, de modo que deshonraron entre si sus propios cuerpos,
ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto
a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. [
... J Y coma ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entrego a
una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.

No nos es posible analizar a plenitud todo este profundo pasaje dentro del
marco de este libro, pero queremos que comprenda su intención básica.
Resumamos con dos afirmaciones lo que Pablo está diciendo aquí.

En primer lugar, si aceptamos la revelación de Dios, somos llevados a una


relación con El que produce bendiciones en nuestra vida. Aunque somos
pecadores, Dios nos da su propia justicia cuando ponemos nuestra fe en
Cristo y nos apartamos de nuestro pecado.

En segundo lugar, si rechazamos esta revelación de Dios, se nos mantiene


apartados de una relación con El, y quedarnos bajo la esclavitud de nuestra
propia ignorancia. Dios nos da libertad para que escojamos nuestro propio
curso de acción, pero seguimos siendo pecadores sometidos a la ira de Dios.

Somos nosotros quienes decidimos aceptar 0 rechazar a Dios, pero se nos


van a pedir cuentas de nuestras acciones. Tenemos libertad total para
decidir el rumbo que tomad nuestra vida, pero no tenemos la libertad de
decidir cuales serán las consecuencias de las decisiones que tomemos.

Dios HABLA Dios se revela a si mismo a toda la humanidad de dos maneras:


por medio del Evangelio y por medio de su ira. La primera libera del pecado
al que se arrepiente, y la segunda entrega al pecado al que no se arrepiente.

Ambas revelaciones son paralelas y continuas entre sí. Es decir, que la


justicia e Dios se está revelando en todo momento a través de la
predicación del Evangelio de la salvación, peto también se revela
continuamente su ira cada vez que El permite que los seres humanos sufran
las consecuencias de sus decisiones pecaminosas.

La presencia de la maldad y del pecado alerta al ser humano en cuanto a la


presencia de Dios y de su misericordia. No obstante, la misericordia de Dios
está obrando, tanto en su justicia como en su ira, puesto que ambas llevan
al ser humano a arrepentirse y volverse hacia El. Algunas veces, no estamos
dispuestos a responder de manera positiva a la revelación de Dios en el
Evangelio, hasta que pasamos por su ira y reconocemos que necesitamos la
salvación.

Veamos más de cerca unos cuantos versículos tomados del pasaje de


Romanos 1 que citamos antes. Pablo dice en los versículos 16 y 17 que el
Evangelio tiene el poder para salvación que nos hace justos ante Dios.

En una relación correcta con Dios, el creyente puede experimentar el gozo


de la vida tal como se proponía El. Por medio de la fe, recibimos el don de la
salvación y comenzamos a caminar en una relación intima de amor con el
Dios del universo.

El Evangelio de Jesucristo es la revelación más clara de si mismo que Dios le


ha hecho al hombre. La encarnación, la crucifixión, la resurrección y la
llegada de su Espíritu representan, todas ellas juntas, la única esperanza de
la humanidad.

Aunque Dios se ha revelado de muchas formas, Jesucristo es la forma


máxima de esa revelación. Cuando alguien recibe a Jesús en su vida, recibe
todas las bendiciones de Dios. Jesús es la respuesta a esta pregunta:
"iQuien es Dios, y como lo puedo conocer?". l.as Escrituras nos dicen:
"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por codos» (1
Timoteo 2:5-6).

Por medio de Cristo, podemos llegar a tener una relación correcta con el
Dios santo. No obstante, Pablo también dice que el rechazo de la revelación
de Dios nos deja en nuestra injusticia, y destinados a la mina total.
Romanos 1:18-32 describe como se ven las cosas, cuando uno huye de Dios
y lleva una vida centrada en si mismo·

Porque fuimos creados a la imagen de Dios, tenemos la capacidad necesaria


para reconocerlo y de esa manera, poderle responder. En todos los pasos
que el ser humano da hacia Dios, El le da Ia oportunidad de saber más. Esto
es lo que dice el versículo 19: «porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios lo manifestó».

EL SEXTO SENTIDO

Todos tenemos un alma. Todos tenemos un espíritu que puede percibir” No


se quede atascado en sus cinco sentidos: muévase hacia su sexto sentido.
Vemos, oímos, olemos, tocarnos y gustamos para poder experimentar al
mundo físico que nos rodea. Pero también tenemos un espíritu que nos
permite experimentar el mundo espiritual en medio del cual vivimos.
Usted es un ser espiritual. No se trata solamente de que «sepamos» en lo
más profundo de nuestro ser que tiene que haber un Dios, sino que se trata
de que Dios mismo está causando en nosotros que sintamos su presencia
muy dentro de nosotros. Cuando nosotros buscarnos con sinceridad a
nuestro Creador, y anhelamos conocerlo, El nos responde.

Jesús dijo que enviaría al Espíritu Santo para que este le diera testimonio a
nuestra espíritu, a fin de que lo pudiéramos conocer a Él: «Pera cuando
venga el Consolador, a quien yo os enviare del Padre, el Espíritu de verdad,
el cual procede del Padre, el dará testimonio acerca de mi» (Juan 15:26).

Nuestro mundo se ha vuelto muy complejo en cuanto a la tecnología y a los


descubrimientos científicos, y sin embargo, hay muchos que se contentan
con vivir en una ignorancia que ellos mismos se imponen en el ámbito de lo
espiritual. Se sienten muy cómodos con limitarse a expresar su ignorancia
en cuanto a las cosas espirituales, manteniéndose indiferentes y
satisfechos.

Dicen: «Nadie puede conocer a Dios; entonces, ipara que perder el tiempo
buscándolo?». Pablo se oponía por completo a esta actitud. En el versículo
18 de Romanos 1, dice que el ser humano ignora la verdad, no porque esta
verdad sea difícil de aprender, sino porque el mismo «detiene con injusticia
la verdad» que es incómodamente dará.

El problema del ser humano es una reacción de impiedad ante la verdad. El


mayor de los problemas que tienen los seres humanos consiste en que
tienen miedo de entregarle a Dios el control de su vida. Se contentan con
una existencia centrada en ellos mismos, porque el pecado alimenta sus
apetitos egoístas.

EL DESAFíO DE LA VERDAD

El astrónomo polaco Copérnico dio pasos gigantescos en el campo de la


astronomía. Comprendió que la Tierra no era el centro estático alrededor
del cual giraba el resto del universo. En cambio, la Tierra no es más que un
planeta que gira alrededor del sol. Sin embargo, Copérnico no se sentía
dispuesto a publicar sus descubrimientos.

Sabía lo problemático que iba a ser convencer a sus contemporáneos de


que los seres humanos y la Tierra no son el centro de todo lo que existe.
Tenía razón: el orgullo de la raza humana se resistía ante las claras
evidencias a favor de esta realidad.

El hombre siempre se ha sentido el centra, alrededor del cual giran todas las
cosas. Nuestra naturaleza de pecado no quiere aceptar el hecho de que el
núcleo de toda verdad se halla en Dios, y no en el.

Oímos que la gente dice: <No no creo en la Biblia». Muy bien, pero bien que
se basa para sostener esa convicción? «Bueno, en nada; solo siento que las
cosas son así». Entonces, en que si cree usted? «La verdad, no lo sé. Solo
que no pienso que Dios vaya a mandar gente al infierno».

La gente crea una imagen de Dios que se basa en lo que le parece correcto,
aquello con lo cual se siente cómoda, 0 lo que siente con respecto al tema.
Lo más asombroso de todo es que no es capaz de ver lo absurdo que es
actuar as! No somos nosotros los que decidimos lo que hace Dios; para eso,
El es Dios. El es el centro del universo, y el Creador y mantenedor de toda
vida. Quiénes somos nosotros para decide como debe gobernar nuestra
vida?

LAS CONSECUENCIAS DE LA LIBERTAD


Dios se ha revelado al mundo, y ahora nos toca a todos y a cada uno de
nosotros tomar una decisión con respecto a lo que vamos a hacer acerca de
esa revelación. Si esa decisión consiste en rechazar a Dios y no darle
entrada a nuestra vida, El se limita a entregarnos a aquello que hemos
escogido por encima de Él.

En nuestro pasaje de Romanos 1, Pablo dice tres veces: «Dios los entrego».
IQue afirmación tan trágica. Dejo que fueran esclavizados por aquello que
hablan escogido por encima de Él: «también Dios los entrego a la
inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones» (v. 24), «Dios los
entrego a pasiones vergonzosas» (v. 26) y «Dios los entrego a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen> (v. 28). ISe le puede ocurrir
un estado más terrible que el de alguien a quien Dios lo entregue a aquello
que lo destruiría totalmente en el tiempo y para toda la eternidad?

Dios nos entrega... y da un paso atrás. Los seres humanos nos sentimos
cautivados por la idea de sentirse libres de toda restricción; nos resistimos
obstinadamente a permitir que Dios nos diga 10 que debemos hacer. Sin
embargo, cuando alguien toma la decisión de ejercitar su libertad para
quebrantar las leyes de Dios, es coma una persona que se subiera a lo más
alto de un gran edificio, y saltara desde alii. Mientras va cayendo, se siente
maravillosamente durante los primeros pisos que va pasando. Nada lo
detiene, no tiene restricciones ni complejos. Pero unos diez pisos antes de
estrellarse contra el suelo, se da cuenta de que la decisión que ha tornado
libremente lo está llevando a unas consecuencias terribles con las que no
quiere encontrarse. Podrá detener el proceso de la gravedad? iSera capaz de
detener su caída? No. Y durante los diez pisos finales de su caída, volverá a
examinar su definición previa de lo que es la libertad... para comprender
que estaba equivocado.

Una vez que Dios se echa atrás y nos deja escoger algo que no es El mismo,
comienza en nosotros una calda cada vez más rápida. Hay muchos que
ponen sus esperanzas en la misericordia de Dios, su amorosa bondad, su
paciencia 0 su gracia, pero no reconocen que Dios les manifiesta su
misericordia, su amorosa bondad, su paciencia y su gracia a los que se
arrepienten y se apartan de su pecado. Los que se niegan a volverse hacia la
verdad de Dios, siguen estando sometidos a su ira. El permite que sufran las
consecuencias que ellos mismos han escogido. «No os engañéis; Dios no
puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también
segara» (Gálatas 6:7).

UNA DECISlÓN SENCILLA

Ahora bien, he aquí! la buena noticia. Dios se ha revelado a sí mismo en


algo muy superior a la naturaleza, y muy superior a la conciencia que
llevamos en nuestro ser interior. El se rebeló a si mismo en Jesucristo, con el
fin de aclarar de una vez por todas coma podemos mantener una relación
correcta con Dios. A todo aquel que reconoce que 10 necesita, y acude a Él,
Dios le perdona sus pecados y sana su naturaleza espiritual. Entonces
pueden comenzar a relacionarse con Dios de la manera que El quería que
nos relacionáramos desde el principio mismo.

Como se produce esto? Por medio de la vivencia de la cruz, la resurrección y


Pentecostés.

Era necesario que nos fuera quitado nuestro pecado antes que nos
pudiéramos acercar a nuestro Dios Santo. La humanidad pecadora no puede
entrar a la presencia del Dios Santo, de manera que ese Dios Santo envió a
su Hijo Jesús para que muriera en la cruz, con el fin de pagar el castigo
merecido por nuestros pecados. Jesús cargo sobre si los pecados de usted, y
murió en su lugar.

Mientras que la cruz hizo morir su vida vieja, la resurrección le trae una vida
nueva. La vida vieja del pecado no puede entrar en ese lugar santo llamado
cielo: es necesario que tengamos una vida nueva en Cristo. Y esta vida
nueva en el poder de la resurrección es hecha realidad para nosotros por
medio del Espíritu Santo.

Ahora tenemos ante nosotros lo más asombroso de todo cuanto se refiere


al Evangelio: el poder de la cruz y de la resurrección sol" se encuentra a una
oración de distancia de nosotros. i Verdad que es sencillo? El hecho de que
sea sencillo no quiere decir que sea superficial' 0 insignificante. El hecho de
escoger a Cristo es la decisión más profunda y sustancial que podemos
tomar en nuestra vida.

Usted fue creado por Dios para que lo conociera a Él. "Lo conoce? iEsta
buscando la manera de conocerlo? Si toma la decisión de buscarlo, lo va a
encontrar. Experimentara así lo que es la vida abundante sobre la Tierra ... y
por toda la eternidad, en la vida eterna.

CAPITULO 2

LOS DESIGNIOS ETERNOS DEL PADRE

IDios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo. 2 CORINTlOS S:I9

El Evangelio es un relato acerca del amor de Dios. Muchas veces nos


centramos en el amor de Cristo y en su sacrificio por nuestros pecados, pero
se ha puesto a pensar alguna vez en el amor del Padre, y su sacrifico por
nuestros pecados?

Ciertamente, los dolores y los sufrimientos de Jesús son indescriptibles...


pero la angustia que sintió eI Padre en su corazón fue igualmente real.

El plan para redimir a la humanidad fue hecho por el Padre; no se origino en


el corazón de Jesús. A El lo describen las Escrituras como el Siervo Sufriente,
que obedecio hasta la muerte. ;;.. A quien obedecio? Al Padre. Donde mejor
vemos esto, es en el Huerto de Getsemaní!, donde Jesús contemplo la
crucifixion que se aproximaba, y clamo: «Padre mío, si es posible, pase de
mi esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mateo 26:39).

A lo que se vio enfrentado Jesús en la víspera de su subida al Calvario, no


fue al cumplimiento de sus propios planes; esos planes procedían del Padre,
y constituirían la respuesta del Padre al problema del pecado humano.

LA EXPOSICIÓN DEL EVANGELIO


A este plan eterno del Padre celestial es al que nosotros le llamamos «el
Evangelio», las buenas nuevas de Jesús. Es el tema central del cristianismo.
Define quiénes somos y describe al Dios al cual servimos.

En la mayor parte de las iglesias evangélicas tradicionales se presenta su


mensaje cada vez que nos reunimos para adorar. Es frecuente que haya una
cruz vacía puesta en alto en un lugar central del santuario, como símbolo de
que la obra de Expiación ha quedado completa. También es frecuente que
haya un bautisterio debajo mismo de la cruz, como símbolo de nuestra
identificación con Cristo como Salvador nuestro. Puede haber también una
mesa de comunión larga y rectangular, adornada con flores, que nos da una
imagen semejante a la de un ataúd o una tumba, y simboliza el sacrificio
que constituye la muerte de Cristo. Y hay también un pulpito, donde
proclamamos el poder del Evangelio y la supremacía de la Palabra de Dios.

Esos símbolos visibles nos recuerdan el grandioso plan salvador del Padre. Y
aunque su proclamación sea algo despreciable para el mundo, a nosotros
nos resulta fascinante. Pablo lo expreso así: «Porque la palabra de la cruz es
locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es
poder de Dios» (l Corintios 1:18).

El relato del Evangelio nos define como creyentes. Si usted no comprende la


cruz y la resurrección, tampoco comprenderá la naturaleza de Dios, ni el
sentido que tiene nuestra fe. Más tarde veremos la resurrección en la vida
de Jesús, y también su poder en nuestra propia vida, pero tratemos de
comprender la primero dentro del coraz6n del Padre.

VISTA DESDE LA ETERNIDAD

Cuando hablarnos de la cruz, estarnos viendo algo que es mucho mayor que
la viga de madera a la cual fue clavado Jesús en aquel día terrible. Es algo
que va más allá de los clavos, de la corona de espinas y de la misma tumba.

De la misma manera, cuando hablamos de la resurrección estamos viendo


algo que es mucho mayor que una piedra que ha sido rodada desde su
lugar, unos lienzos funerarios vacios o la proclamación de un ángel: La cruz y
la resurrección son el plan del Padre celestial para poner la salvaci6n al
alcance de todas las personas que han caminado sobre la Tierra en todos los
tiempos. Estaba en su corazón desde la eternidad. La Biblia proclama a
Jesús como el «Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo»
(Apocalipsis 13:8). Habla de la «esperanza de la vida eterna, la cual Dios,
que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos» (Tito 1:2).

Volvemos nuestra mirada a la cruz y a la resurrección con un corazón


agradecido por lo que hizo Jesús a favor nuestro. No obstante, si se ha
detenido a meditar en la cruz desde el punto de vista eterno del Padre?
iQue veía el Padre desde la eternidad, que nosotros somos incapaces de
comprender? Piense de nuevo en este versículo tan conocido: «Pues Dios
amo tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree
en el no muera, sino que tenga vida eterna Juan 3:16, DHH).

Aquí, cual es la palabra clave? Amó? Dios? Vida eterna? A nosotros nos
parece que es la palabra muera. IEs una palabra terrible! Piénselo por un
instante: Dios no quería que nosotros nos muramos. Sin embargo, desde el
punto de vista de la eternidad, ese es el destino de todos los que estén en el
pecado: «En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de
Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el
mundo » (Efesios 2: 12). Hablando a lo humano, todo lo que nosotros
podríamos esperar en la eternidad era nuestra condenación... y no
podíamos hacer nada al respecto. No teníamos esperanza alguna; no
teníamos a Dios, y estibamos destinados a morir. «Pero ahora en Cristo
Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos
cercanos por la sangre de Cristo» (v. 13).

ESA PALABRA TEMIBLE

El verbo «morir tiene algo que fue lo que hizo necesaria la cruz, exigiendo
que Dios Padre entregara a su Hijo. Hasta que punto es serio nuestro
pecado?
Desde nuestro punto de vista: <<Yo soy una buena persona. Hago las cosas
lo mejor que puedo. Claro que cometo errores, pero no soy tan malo».

Desde et punto de vista de Dios: <<Yo entregue mi Hijo unigénito para que
tu no mueras».

Ahora le preguntamos de nuevo: hasta que punto es serio nuestro pecado?


lo suficientemente serio como para que el Padre dispusiera que su propio
Hijo muriera de manera cruel en nuestro lugar. En su vida sobre la Tierra,
Jesús fue «santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores»
(Hebreos

7:26), «sin mancha y sin contaminación» (1 Pedro I: 19). «En el estaba la


vida, y la vida era la luz de los hombres» Juan 1:4). Y con todo, nuestro
pecado hizo necesaria su muerte. Fue nuestro pecado el que destino a
Cristo para que subiera a la cruz. Mas que todas las atrocidades que comete
el ser humano, la cruel muerte de Jesús en la cruz es la que mejor nos dice
10 serio que es el pecado desde el punto de vista de Dios.

Sin embargo, nosotros seguimos alegando: <<Yo no me estaba oponiendo a


Dios. Sencillamente, no iba con El.

Desde el punto de vista de Dios: <<El que no es conmigo, contra mí es; y el


que conmigo no recoge, desparrama» (Mateo 12:30). Pablo nos describe
antes de recibir la salvación como «enemigos » de Dios (Colosenses 1:21).
Todo pecado ha sido cometido siempre contra Dios, y El no está dispuesto a
absolverlo a la ligera.

A lo largo de toda la Biblia, el Padre celestial manifiesta el anhelo de


purificar a su pueblo de su pecado, para que pueda ser un reflejo fiel de El
mismo. Si su pueblo es llamado por su nombre, es necesario que refleje su
naturaleza, que es santa. Dios ha estado obrando con el fin de purificar a su
pueblo desde el mismo día en que Adán peco en el huerto del Edén. Su
respuesta definitiva a la pregunta sobre el pecado, la encontramos en la
cruz y la resurrección, pero mucho antes de que sucedieran ambas cosas, El
había estado obrando para hacernos santos.
UNA NORMA SANTA DE VIDA

Si quiere conocer lo que hay en el corazón de Dios en cuanto a la


purificación de su pueblo, medite en este pasaje tomado del profeta
Ezequiel. Vera 10 mucho que el Señor detesta el pecado y lo apasionado
que se siente con respecto a la redención.

Por tanto, di a la casa de Israel: Asi ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por
vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual
profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. Y
santificare mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual
profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy
Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de
sus ojos. Y yo os tomare de las naciones, y os recogeré de rodas las tierras, y
os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis
limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os
limpiare. Os daré coraz6n nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros; y quitare de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un
corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y hare que
andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Habitareis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por
pueblo, y yo seré a vosotros por Dios. Y os guardare de todas vuestras
inmundicias. (Ezequiel36:22-29l

Entonces, como hizo Dios esto? iComo restauro la santidad de su nombre


entre las naciones? Envió a su pueblo al cautiverio en Babilonia, y destruyo
a Jerusalén y al templo. Como el pueblo había profanado su nombre entre
las naciones, lo disciplino delante ojos de ellas, para que todos vieran que el
pecado es algo muy serio ante sus ojos. ¡Él es santo!

IComo debemos nosotros mirar hoy nuestro pecado? iComo mira Dios
nuestro pecado hoy? Nuestro pecado profana su nombre… y el mundo nos
está observando.
Una de las cosas que más impiden que las personas se acerquen a Dios, es
el pecado dentro del pueblo de Dios. «Yo no quiero ir a la iglesia», dice la
gente. «Está repleta de hipócritas». Bueno, la Iglesia no está repleta de
hipócritas, pero si hay unos cuantos de ellos, y a Satanás le encanta
exhibirlos ante el mundo. Son personas que profesan ser cristianas, pero
actúan de una manera muy diferente a coma actuaria Cristo. Manifiestan
una falta de misericordia, de gracia, de amor y de perdón. Hay quienes han
tornado el nombre de Dios, pero viven como el mismo diablo.

Cuando el mundo no ve diferencia alguna entre uno que proclama ser


seguidor de Cristo, y uno que no conoce a Cristo, su nombre queda vacio de
significado.

DECIDIRSE POR LA SANTI DAD

IQue debemos esperar que haga Dios? Necesita el mundo saber que El es
santo? Hágale la siguiente pregunta: «Señor, hay en mi vida algo que le dé
una idea errónea sobre ti a la gente que me está observando? iSe ha
convertido mi vida en una piedra de tropiezo para aquellos que te quieren
conocer? Señor, purifica mi vida y hazme santo ante un mundo que me
observa».

Si usted le pide al Padre celestial que lo haga santo ante el mundo que lo
observa, El lo hará mirar hacia la cruz y le dirá: «Mira bien. Esto es lo que yo
te he provisto para resolver el problema de tu pecado». El plan del Padre
para eliminar nuestro pecado era que Cristo muriera; su plan para
liberarnos del pecado era que Cristo resucitara.

Este fue su plan desde la eternidad. Cuando Jesús fue entregado en las
manos de aquellos que lo iban a matar, esto se produjo "por el determinado
consejo y anticipado conocimiento de Dios», y Aquel a quien «matasteis por
manos de inicuos, crucificándole», fue también el que "Dios levantó, sueltos
los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por
ella» (Hechos 2:23-24).
En el corazón de Dios habían sido planificadas la cruz y la resurrección antes
de todos los tiempos, y desde ese corazón suyo fue desde donde entraron
ambas en la historia de este mundo: «Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo» (2 Corintios 5:19). «Porque de tal manera amo Dios al
mundo, que ha dado a su hijo unigénito» Juan 3: 16).

Y mientras concebía este plan en su corazón, Dios estaba pensando en


usted. ISiente acaso alguna vez que nadie lo ama? INo se sienta as!! Dios
manifestó el amor que le tiene en la cruz y en la resurrección. El amor no
está hecho solo de palabras; el amor es acción. El amor se expresa; es
necesario que se exprese. La cruz y la resurrección son la forma en que Dios
ha expresado el amor que le tiene a usted. Cristo Jesús dio su vida para
liberarlo del pecado.

EL AMOR SACRIFICADO

Cuentan de un niño pequeño cuya hermana necesitaba una transfusión de


sangre. El médico había explicado que ella tenía la misma enfermedad de la
que se había recuperado el niño dos años antes. Su única posibilidad de
recuperarse estaba en que se le pusiera una transfusión de sangre
procedente de alguien que hubiera vencido anteriormente esa enfermedad.
Puesto que los dos niños eran del mismo grupo sanguíneo, que era un
grupo poco frecuente, el niño era el donante ideal.

"Estarías dispuesto a darle tu sangre a Mary?», le pregunto el médico.


Johnny titubeo. Le comenzó a temblar el labio inferior. Después de un
momento de seria reflexión, sonrió y dijo: «Claro; es para mi hermana».

Muy pronto, llevaron a los dos niños en camilla hasta la sala del hospital.
Mary estaba pálida y delgada; Johnny estaba fuerte y saludable. Ninguno de
los dos dijo nada, pero cuando sus ojos se encontraron, Johnny sonrió.
Cuando la enfermera le inserto la aguja en el brazo, su sonrisa comenzó a
desvanecerse. Observaba como fluía su sangre por aquel tubo.

Cuando aquel duro procedimiento estaba ya casi terminado, su voz, algo


temblorosa, rompió el silencio: «Doctor, cuando me voy a morir yo?».
Entonces fue cuando el médico comprendió porque Johnny había
titubeado; porque le había temblado el labio al consentir en donar su
sangre. Aquel niño había pensado que darle su sangre a su hermana
significaba perder su propia vida. Y en aquel breve instante, había tomado
su gran decisión.

Por fortuna, Johnny no tuvo que morir para salvar a su hermana. En cambio,
todos y cada uno de nosotros tenemos una situación que es mucho más
grave que la de Mary, y que hizo necesario que Jesús nos diera, no solo su
sangre, si no su vida.

Escuche de nuevo esta verdad: «Pues Dios amo tanto al mundo, que dio a
su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga
vida eterna» Juan 3:16, DHH).

Sería usted capaz de hacer lo que hizo el Padre celestial? iSería capaz de
entregar a su hijo por aquellos que han sido sus enemigos? Porque es eso
precisamente lo que el Padre hizo. El sufrimiento del Padre fue real. Su
sacrificio fue grande. Y si hubiera existido alguna otra forma de purificar la
vida de usted e impedir que pereciera, Él la habría utilizado.

ICuan serio es su pecado? iSigue pensando que no es tan malo? iSigue


viviendo en pecado? Cada uno de nosotros necesita poner su confianza en
Jesús, quien murió en la cruz para llevarse nuestro pecado. Esa decisión es
la que traerá la resurrección a nuestra vida e impedirá que caigamos en
pecado.

EL AMOR DE UN PADRE

iSigue pensando aun que Dios no es más que un juez severo que se dedica a
condenar, o ha podido reflexionar sobre el amor que el Padre le tiene, que
es tanto, que envió a su Hijo para que pagara el precio de su pecado? "iQue,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, iQuien contra nosotros? El
que no escatimo ni a su propio Hijo, sino que 10 entrego por todos
nosotros, icomo no nos dará también con el todas las cosas? (Romanos
8:31-32).
Este es el Dios al que servimos. El que envió a su Hijo para que muriera en la
cruz por nuestros pecados. El que levanto a ese Hijo a nueva vida en la
resurrección para darnos también a nosotros una nueva vida; una vida
abundante en Cristo.

Recuerde que la resurrección es algo que hizo el Padre, no el Hijo. El Hijo


decidió ser obediente hasta la muerte, pero no pudo tomar la decisión de
resucitarse a sí mismo y salir del sepulcro.

Se entrego en las manos del Padre con una confianza total; la promesa del
Padre se cumpliría en su resurrección.

iHa notado alguna vez cual es el punto focal del sermón que pronuncio
Pedro en el día de Pentecostés, y que aparece en Hechos 2? Pedro insistió
sobre todo en la obra de Dios, y no en Jesús.

No es esto lo que habríamos esperado. Pedro era discípulo de Jesús. Había


caminado con su Señor durante más de tres años. Jesús no era solo su
Señor; también era su mejor amigo. Y el había visto desarrollarse ante sus
propios ojos toda la historia del Evangelio. Había observado los milagros,
había recibido instrucción por medio de su inspirada enseñanza, había sido
testigo de la crucifixión y había sido transformado por la resurrección.

Por consiguiente, sería de esperar que su sermón girara alrededor de la


obra de Cristo para liberar al ser humano. Sin embargo, no fue as!.. Hablo
de la obra de Dios por medio de la vida de Cristo.

Por supuesto, Jesús ocupa un lugar prominente en su sermón; no obstante,


escuchemos como habla Pedro de la relación existente entre el Padre y el
Hijo: Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado
por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo
entre nosotros por medio de él como vosotros mismos sabéis; a este,
entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios,
prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios
levantó, sueltos los dolo res de la muerte, por cuanto era imposible que
fuese retenido por ella. [...A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos. (Hechos 2:22-24, 32)

iPuede ver ahora los propósitos eternos que tenía el Padre en cuanto a la
muerte y la resurrección del Hijo! No existe duda alguna: Jesús cumplió la
voluntad de su Padre, y el propósito eterno de ese Padre consistía en que
nosotros fuéramos rescatados por medio de la muerte y la resurrección del
Cordero de Dios, para que no pereciéramos eternamente. El Hijo tuvo que
morir; eI Padre tuvo que resucitarlo de entre los muertos.

SEGUNDA PARTE

La resurrección en la vida del Señor Jesús

CAPiTULO 3

LA REALIDAD DEL PECADO: EL MURIÓ

Al que no conocía pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 CORINTIOS :21

La resurrección de Jesús era necesaria, por el simple hecho de que había


muerto. Por eso, para poder comprender plenamente el significado de esa
resurrección, primero debemos buscar la forma de comprender mejor 10
que significa que Jesús muriera.

Reflexionemos en dos preguntas sencillas, pero importantes: ~Por que


murió Cristo? y Que tiene que ver todo esto conmigo?

Nunca comprenderemos el poder de la resurrección mientras no


busquemos primero respuestas a estas preguntas. El poder de la
resurrección sigue a la muerte; se levanta sobre el sacrificio hecho por Jesús
en la cruz. Y aunque este hecho se produjo hace dos mil años, tiene una
relevancia absoluta para nuestra vida en el presente.

DIOS SE MERECE TODA NUESTRA CONFIANZA


Antes de responder estas dos preguntas, vamos a establecer algunos
supuestos básicos. En primer lugar, comencemos por aceptar que Dios sabe
más que nosotros. En segundo lugar, aceptemos también que todo cuanto
El hace, le hace siempre bien. Y en tercer lugar, aceptemos que Dios conoce
acerca de nuestra vida algo que nosotros tenemos una urgente necesidad
de conocer.

Estos supuestos son la base sobre la cual nos apoyaremos al reflexionar


sobre las dos preguntas anteriores. Podríamos acudir a muchos lugares
distintos en busca de respuestas, pero lo que sea en juego aquí es
demasiado importante para equivocarnos. Las preguntas que estamos
considerando van a causar en nuestra vida un impacto que durara por toda
la eternidad. Por eso trataremos de responderlas plenamente a partir de la
Palabra de Dios, en la confianza de que El es el único que conoce la verdad
acerca de la muerte y la resurrección de Cristo.

Regresamos a la primera pregunta: ~Por que murió Cristo? iSe debió su


muerte a que lo atraparon, lo arrestaron y lo crucificaron? No; la Biblia
atestigua que El entrego su vida de manera voluntaria; antes había
afirmado que nadie se la podía quitar Juan 10:15-18.

¡Murió para que nosotros pudiéramos tener vida eterna? Aunque es cierto
que su muerte y su resurrección son las que nos proporcionan la salvación,
esto se refiere a las consecuencias de su muerte; no a la razón que tuvo
para morir.

En ese caso, ipor qué escogió la muerte? iPor que no se pudo limitar a
perdonar nuestro pecado y liquidar así el problema? Si es cierto que Dios
nos ama a todos por igual, cualquiera que sea nuestra situación, y que
nuestra salvación no depende de que seamos dignos de ella, sino que se
halla al alcance de todos los que la acepten, ipor que la cruz? iPor que todas
esas palabras coma sacrificio, redención, propiciación, reconciliación y
expiación?
La razón por la cual Cristo tuvo que morir fue que el pecado es real y se
halla presente en este mundo, y la paga del pecado es la muerte.

El ángel le dijo a José esto mismo aun antes que naciera Jesús: y [María]
dará a luz un hijo, y llamaras su nombre JESUS, porque el salvará a su
pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21). La paga del pecado es muerte, y
alguien tenía que pagar su precio.

¡Qué tiene que ver con usted todo esto? todo! Si El murió, fue por el pecado
de usted. El nació para poder morir por sus pecados y revestirlo de su
propia justicia, dándole acceso a una relación correcta con el Dios santo.
«Porque Cristo, cuando aun éramos débiles, a su tiempo murió por los
impíos» (Romanos 5:6).

No es difícil convencer a un ser humano de que es pecador, porque todos


sabemos que hemos pecado. Todos conocemos nuestros errores, nuestras
malas decisiones, nuestros pensamientos impíos y nuestros apetitos
egoístas. La que no llegamos a captar es lo altamente ofensivo que es el
pecado para Dios, y la forma en que nos podemos liberar de el con el fin de
llevar una vida que agrade a Dios.

VENCER NUESTRO PECADO

La realidad de la existencia de pecado en este mundo es la razón por la cual


vino Jesús. Su muerte y su resurrección tuvieron como propósito la
resolución del problema del pecado y proporcionarnos a los seres humanos
la oportunidad de entrar a una relación correcta con Dios. «Cristo [...] murió
por los impíos» (Romanos 5:6). Esta proclamación se halla en el corazón
mismo del Evangelio y se aplica a todos los humanos. Y nuestra valoración
de su resurrección no puede aumentar si no captamos de una manera más
profunda lo que significa que Cristo muriera por los impíos.

Aunque la muerte y la resurrección de Cristo representan el momento


decisivo para toda la historia de la humanidad, el epicentro desde eI cual es
liberado eI poder de Dios sobre los seres humanos, Satanás es muy hábil en
la labor de impedir que nosotros comprendamos estas cosas. Nos desvía
con verdades parciales que impiden que experimentemos eI Evangelio en
todo su impacto aquí y ahora.

Nuestra propia esperanza de resurrección no es solo un suceso futuro que


tendrá lugar cuando muramos físicamente y seamos transportados al cielo;
su impacto está destinado a marcarnos hoy.

Cuando la Biblia habla de la resurrección, en especial en lo que se aplica a


nuestra propia vida, casi siempre lo hace con referencia al poder para
vencer al pecado que hay en nuestro interior. En cambio, en eI cielo no hay
pecado. Por consiguiente, nuestro principal beneficio derivado de la
resurrección no es para cuando lleguemos al cielo, sino para ayudarnos aquí
en la Tierra.

Las Escrituras expresan esto con claridad. Me dice en esta afirmaciones


hechas por el apóstol Pablo: Porque los que hemos muerto al pecado,
ic6mo viviremos aun en él? No sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por eI bautismo, a fin de
que como Cristo resucitó de !os muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente
con él en la semejanza de su muerte, as! también lo seremos en la de su
resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con él, para que eI cuerpo del pecado sea destruido, a fin de
que no sirvamos mas al pecado. Porque eI que ha muerto, ha sido
justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también
viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos,
ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto
murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios
vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para
Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. (Romanos 6:2-11)

iHa podido ver la conexión? Jesús murió por eI pecado del mundo, y fue
levantado de entre los muertos para vencer al destructivo poder el pecado.
Y ninguno de los que han sido resucitados con El no se halla ya bajo eI
dominio del pecado y de la muerte. Ahora todos están vivos para Dios y ya
no son esclavos del pecado, sino que caminan en novedad de vida.

El poder de la resurrección tiene como fin liberarnos del pecado hoy y para
siempre. Por esa razón no podremos comprender plenamente ese poder
mientras no hayamos comprendido de que fue resucitado Cristo: de las
garras mortales del pecado. El cruel asesinato cometido en la persona de
Cristo a manos de pecadores no fue la acción primordial dentro de todo lo
que sucedió en la cruz. La parte más tenebrosa de la crucifixión fue lo que
sucedió en su alma cuando fue cargado con eI pecado del mundo. Y cuando
pensamos en el Cristo crucificado y sepultado, Satanás quiere que tengamos
una comprensión incorrecta de lo que sucedió realmente en la cruz, y
también del poder de la resurrección que se produjo después.

Porque en esa cruz se resolvió de una vez por todas el problema del pecado,
mientras que la resurrección fue la destrucción definitiva de la garra mortal
del pecado; un golpe que seguirá resonando a lo largo de toda la eternidad.

EL PODER DEL ENGAÑO

Si usted es cristiano, Satanás carece por completo de poder sobre usted.


Ahora bien, es un mentiroso. Tiene en sus manos el arma mortal del
engaño. Y también tiene una gran cantidad de artificios de todo tipo
destinados a distraerlo para impedir que vea que es lo que lo condenará y
que lo que lo hará libre.

Cuando se trata de la cruz y la resurrección de Cristo, Satanás va a tratar de


mantener su mente centrada en un cuerpo que ha sido golpeado, atado,
atravesado y crucificado. No le importa que usted piense en la agonía de
intenso dolor que sufrió Cristo, en su humillación pública ni en la sangre
inocente que derramo. No le molesta que usted vea la verdad de la
crucifixión, siempre que no note la verdad de su muerte.

Pablo nos advierte: «Pero temo que como la serpiente con su astucia
engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la
sincera fidelidad a Cristo» (2 Corintios 11 :3). Cristo es la clave para
comprender coma nos salvó Dios por medio de la cruz y la resurrección.

En otro pasaje, Pablo nos dice: «Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros»
(Romanos 5:8). Cuando Cristo murió por nosotros, no fue porque éramos
humanos, sino porque éramos pecadores. Y su muerte en lugar nuestro no
tuvo que ver principalmente con nuestro cuerpo físico, sino con nuestra
alma, que ya estaba muerta en el pecado. Porque nuestra propia «muerte»
no es mayormente una cuestión del cuerpo, sino que es el verdadero
problema de nuestra alma.

LA VIDA Y LA MUERTE

Cada vez que el Señor habla de la vida y de la muerte, nos damos cuenta de
que está hablando de algo que es diferente a lo que nosotros generalmente
pensáramos. Cuando cesa la actividad corporal, nosotros le damos a esto el
nombre de «muerte», pero siempre que Jesús se refería a esa clase de
muerte, decía que la persona estaba «durmiendo».

Tomemos el ejemplo de la hija de Jairo, el oficial de la sinagoga. Este llego a


Jesús diciendo: «Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella
para que sea salva, y vivirá» (Marcos 5:23).

Jesús acompañó a Jairo hasta su casa, pero cuando se dirigían hacia allí, fue
a su encuentro un criado de Jairo, que le dijo: «Tu hija ha muerto» (v. 35). AI
llegar a la casa, «vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho»
(v. 38) porque la niña había muerto físicamente. Pero entonces, hizo una
sorprendente declaración: «La niña no está muerta, sino duerme» (v. 39). A
continuación, entro a la casa para devolverle la vida física a la niña, y ella se
levantó.

O bien, pensemos en Lázaro, el amigo de Jesús en Betania, a quien Jesús le


devolvió la vida después de haber estado muerto cuatro días en una tumba
sellada. Antes de partir para Betania, Jesús dijo: «Nuestro amigo Lázaro
duerme; mas voy para despertarle" (Juan 11: 11). «Despertar, a Lázaro
significaba devolverle la vida física y restaurarlo al seno de su familia, tal
coma Jesús había hecho con la hija de Jairo. Devolverles la vida a los que
estaban físicamente muertos no constituía un gran reto para Jesús. Se
limitaba a hablar, y ellos resucitaban. Se refería de una manera casi informal
a su estado, diciendo que solo «dormían", porque Él tenía la capacidad de
despertarlos, dándoles vida con una orden de su voz.

Jesús reservaba la palabra muerte para expresar una experiencia


infinitamente más significativa. Y para valorar debidamente la vida que Él
nos ha dado, necesitamos comprender mejor la muerte de la cual nos ha
salvado. Para comprender mejor la magnitud del poder de la resurrecci6n,
debemos ver con mayor claridad lo que sucedió en la cruz, y la naturaleza
de la muerte de Cristo.

Por ese motivo, antes de seguir considerando la vida de resurrección,


necesitamos ver ese contraste.

LOS CREYENTES NO PUEDEN MORIR

Puesto que Jesús había venido desde la eternidad hasta esta tierra, tenía el
«cuadro general" correcto con respecto a la vida y la muerte; un cuadro
muy superior al que ninguno de nosotros llegara jamás a poseer de una
manera natural. El vino para ayudarnos a ver desde su punto de vista la
realidad de nuestra vida y la realidad de nuestra muerte; a verlas de una
manera que cl mundo no puede comprender. Cuando El habla, está
hablando la pura verdad desde un punto de vista eterno.

Desde este punto de vista, Jesús nos dice: «De cierto, de cierto os digo, que
el que guarda mi palabra, nunca verá muerte” (Juan 8:5 I). Esta asombrosa
declaración va contra todo lo que la existencia humana haya experimentado
jamás. No obstante, no debemos basar la verdad en nuestra propia
experiencia, sino en la Palabra de Dios.

Pensemos en otro pasaje significativo. En un largo comentario con una


multitud de Galilea acerca del «pan del cielo", Jesús proclamó osadamente:
«Yo soy el pan de vida [...] Este es el pan que desciende del cielo, para que
el que de él come, no muera" (Juan 6:35, 48, 50).

O bien, como le había dicho antes en Jerusalén a otra multitud: «De cierto,
de cierro os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (Juan
5:24).

O como le dijo a la hermana de Lázaro antes de resucitarlo de entre los


muertos: (Todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente" (Juan
11:26).

Creer en Jesús es pasar de la muerte a la vida. Creer en Jesús es poseer vida


eterna y no morir jamás. Está claro que Jesús usa los términos “vida» y
"muerte" en un sentido distinto al que les damos nosotros.

Según el propio Jesús, cuando alguien aún no ha creído en El, está muerto.
Ahora bien, una vez que se hace cristiano, recibe una vida que es para
siempre.

Está claro que Jesús usa los términos vida y muerte en un sentido distinto al
que le damos nosotros.

JESUS SI MURIO

Aunque Jesús usa la palabra dormir para referirse a lo que nosotros


consideramos coma muerte física, observe con cuidado lo siguiente: El no
vino para salvarnos de ese estado, sino para liberarnos de la muerte. Todos
los seres humanos, tanto santos como pecadores, «dormiremos)}
(moriremos físicamente), pero no todos moriremos.

Y cuando las Escrituras dicen que «Cristo murió» (y lo dicen con frecuencia,
como en Romanos 5:6-8; 1 Corintios 15:3 y Gálatas 2:21), se está refiriendo
a algo más que ese «dormir>. En la cruz, Jesús experimentó algo que no era
solo la terminación de su vida física. Murió en el sentido eterno de la
palabra. Si solo hubiera experimentado la muerte física de su cuerpo, se
habría referido a aquella situación diciendo que iba a «dormir>. Tal vez
también nosotros debamos reservar la palabra muerte para algo distinto a
una simple desaparici6n de la vida física.

En ese caso, ¿que experimentó Jesús cuando «murió»? ¿Qué fue lo que
sucedió realmente en aquella terrible colina llamada monte Calvario? Y
además, que «vida» nueva fue la que nació de la resurrección?

Nosotros consideramos que la verdadera muerte de Jesús comenzó en el


huerto de Getsemaní, en la noche en que estaba orando alIi. Leemos que Él
fue alIi y «comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera»;
entonces se volvió a sus discípulos y les dijo: «Mi alma está muy triste,
hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo» (Mateo 26:37-38). Aunque
aún no había comenzado a «dormir> -a morir físicamente-, si había
comenzado el proceso de su muerte.

iLe temía Jesús a la cruz? En absoluto. No temía «dormir>. Sin embargo, la


verdadera muerte se acercaba a pasos agigantados. El pecado del mundo
estaba a punto de ser cargado sobre sus hombros, y se dirigía a la Cruz, para
morir por el pecado de usted y por el mío. iPor qué? Porque la paga del
pecado es «muerte».

En el Calvario, mientras pendía de aquella cruz, hizo esta declaración: «Dios


mío, Dios mío, porque me has desamparado” (Mateo 27:46). Esa fue su
verdadera muerte, aun antes que terminara su vida física. Pronto
«dormiría», pero ya había entrado a una situación a la cual nunca antes
había entrado.

Jesús nunca había pecado; era el Hijo perfecto de Dios. Sin embargo, por el
hecho de cargar con el pecado del mundo, y de que la paga del pecado es
muerte, la relación entre el Hijo y el Padre recibi6 un golpe mortal. Por vez
primera en su existencia eterna, el Hijo se hallaba en medio de las tinieblas
espirituales.

La vista de la casa del Padre había quedado oscurecida. El Padre había


retirado de El su mano. Se hallaba ahora en medio de unas tinieblas
absolutas. Estaba sufriendo la agonía de la soledad del pecado, que aparta a
los humanos de un Dios santo. Porque esa pérdida del hogar por parte del
alma; esa separaci6n de los lugares celestiales para entrar en las tinieblas
exteriores; es la paga del pecado.

EL PECADO ES MUERTE

Aunque Cristo no había conocido pecado, murió por los impíos. Murió por
usted y por mí. Probaría muerte por todos y cada uno de los seres
humanos. Y la Biblia proclama que nosotros, mientras nos mantengamos
alejados de Cristo, seguimos estando bajo el dominio de la ley del pecado y
de la muerte (Romanos 7:23-24).

El pecado trae consigo muerte, abandono, carencia de hogar para el alma, y


las tinieblas más oscuras (Mateo 8:12). Ese es el estado en que se encuentra
roda alma que está separada de Cristo: «Por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). Y si nuestra decisión nos
lleva a olvidarnos de Cristo y de su muerte por nuestro pecado, volverle la
espalda a su grada y vivir sin tener a Cristo en nuestra vida, podemos estar
seguros de que moriremos... no; de que ya estamos muertos.

Ya estamos separados del Padre. Nuestra alma está muerta, y el gran día del
Juicio solo servirá para revelar la realidad de que esa alma carece de hogar,
esta desolada, y un gran abismo la separa de la presencia de Dios. Todos los
que se encuentren así, saldrán hacia las grandes tinieblas, hacia una noche
de soledad y hacia la muerte eterna.

Si, usamos estos términos de vida y muerte de una forma muy distinta a la
forma en que los usa Jesús. No obstante, digámoslo de nuevo: Jesús
descendió a la Tierra desde la eternidad, y volvió a ascender al Padre; Él
sabe de lo que está hablando. Así que, cuando exploremos la vida de
resurrección y su poder transformador, necesitaremos reordenar nuestra
manera de pensar hasta llevarla a una dimensión totalmente nueva que va
más allá de lo físico, hasta adentrarse al ámbito de lo espiritual, donde
habita nuestra alma.

LA RESURRECCION ES VIDA
Como observamos anteriormente, el poder de la resurrección no comienza
cuando morimos físicamente y somos transportados a un nuevo hogar en el
cielo. La resurrección tiene una dimensión que experimentarnos en el
mismo momento en que creemos en Jesús. Hay quienes se refieren a esto a
veces con las palabras «ya, pero todavía no». Los creyentes experimentan
ya el poder de la resurrección, aunque 10 experimentaran de una forma
más plena

Cuando Cristo regrese.

Ya hemos hablado acerca del verbo morir, que aparece en Juan 3:16 (DHH).
No solo era el Padre quien sabía lo que significa esa palabra; Jesús también
conocía su significado. Y porque entendía lo que comprende en realidad el
hecho de morir, fue eso lo que lo lanzó hacia la cruz.

Por eso leemos: «Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos
que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los
principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer
día» (Mateo 16:21).

Le era necesario ir a Jerusalén para morir en nuestro lugar, de manera que


aquellos que creyeran en El nunca murieran; nunca probaran la muerte
eterna, y nunca experimentaran lo que significa morir, sino que tuvieran
vida eterna. Jesús sabía que le era necesario ir El mismo, porque ningún
otro reunía los requisitos necesarios para la justificación. El precio por el
pecado y por el castigo eterno no se podía pagar con posesiones materiales,
porque ellas también desaparecen. No se podía pagar con la sangre de
toros, de cameros 0 de ninguna otra criatura temporal y carente de alma
(Hebreos 10:4). Y no lo podía pagar tampoco ningún otro ser humano,
porque todos nosotros hemos pecado y estamos muy lejos de ser dignos.

No; ese precio había que pagarlo con «la sangre preciosa de Cristo, coma de
un cordero sin mancha y sin contaminación» (1 Pedro 1:19).

Según las Escrituras, antes de conocer a Dios, estibarnos muertos. Una vez
puesta nuestra fe en Cristo, vinimos a la vida. Y en la cruz dejamos nuestro
pecado, que era el causante de la separación. Porque nuestro pecado es
muerte. Es lo que nos mantiene alejados de la vida; es el muro que no es
posible vencer. Oímos clamar a Pablo: ¡miserable de mí! iQuien me librará
de este cuerpo de muerte? (Romanos 7:24). Y a continuación aparece la
respuesta: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de
la ley del pecado y de la muerte» (8:1-2).

A menos que vayamos a la cruz con el Señor y seamos salvados de nuestros


pecados, no podremos vivir. La muerte se seguirá cerniendo sobre nuestra
alma, porque el pecado permanecerá en nosotros.

LA ELIMINACIÓN DE LA BARRERA DEL PECADO

Gracias a lo que Cristo hizo por nosotros, el pecado ha dejado de ser la


barrera existente entre nosotros y Dios. Esa buena noticia es casi increíble:
por profundo y repugnante que sea nuestro pecado, el sacrificio de Cristo es
mucho mayor. Lo que Dios ha provisto para eliminar el problema del
pecado excede por mucho a la peor de nuestras rebeliones. La única cosa
que nos puede mantener apartados de una relación con Dios no es ya el
pecado, sino nuestra negación a acercarnos a El arrepentidos. Dios ha
resuelto para siempre el problema de nuestro pecado; Cristo ya pago el
precio por él; ya murió por todos, para que pudiéramos tener vida.

Lo único que impide ahora que tengamos una relación con Dios es nuestra
voluntad, cuando se niega a creer y aceptar lo que Dios nos ha
proporcionado en Cristo. Vencemos esa barrera cuando tomamos la
decisión de dar un paso de fe y recibirlo.

No se trata de una doctrina evasiva; es una realidad destinada a ser vivida


en la vida diaria. Su vida de hoy es la suma total de las decisiones que ha
ido tomando. Y cuando de la salvación se trata, Jesús es la única decisión
posible; la única respuesta.
Hay quienes tienen la idea de que las realidades físicas constituyen el
mundo real, mientras que el ámbito de lo espiritual es una especie de
concepto efervescente que se mantiene evasivo en cuanto a nuestra vida
cotidiana. Sin embargo, desde el punto de vista de Jesús, la vida espiritual
es la realidad, y la vida física nos puede distraer, alejar, impedir que veamos
aquello que va a

Perdurar por toda la eternidad.

Por eso debemos recibir por fe sus palabras, e ir más allá de esas
distracciones físicas. Debemos tomar la decisión de creer lo que Cristo ha
dicho y vivir en la realidad del Señor resucitado. Y entonces llegaremos a
experimentar como la resurrección, en su esencia, es la libertad con
respecto al pecado.

RECIBIR EL DON DE LA VIDA

Todos hemos pecado; todos hemos sido condenados; todos estamos


espiritualmente muertos. Sin embargo, gracias a la muerte y la resurrección
de Cristo, tenemos ante nosotros una decisión que tomar: 0 permanecer en
el pecado y la muerte, 0 escoger el poder de Dios para hacernos libres.

Cristo murió por los impíos, y la palabra impíos incluye a todos y cada uno
de nosotros. Nos merecemos la muerte. Pero Cristo nos ha concedido el
don de la salvación. El indulto en cuanto al pecado ha sido puesto sobre el
escritorio. Necesitamos tomar la decisión de recibir ese don. Y recibirlo no
es algo que se límite a un acto de un solo instante, sino que es la decisión
diaria de caminar en el poder de la resurrección y experimentar la nueva
vida en Cristo.

LA REALIDAD DE LA SALVACION: EL RESUCITO

Y el postrer enemigo que será vencido es la muerte. I CORINTIOS 15:26

LOS seres .humanos siempre se han sentido perseguidos por el


pensamiento de la muerte. Sin embargo, ahora que Cristo ha resucitado, ya
no tenemos por qué temerle. La muerte ha perdido su aguijón; podemos
escapar al castigo eterno por el pecado y, con él, a la separación eterna con
respecto a Dios.

La muerte física solo es ahora una transición hacia nuestra existencia nueva
y gloriosa en la presencia de Dios; es el dejar atrás nuestro cuerpo débil y
frágil para recibir un nuevo cuerpo resucitado. Esto es, si decidimos aceptar
el don de la salvación, arrepentirnos de nuestro pecado y hacer de Cristo el
Señor de nuestra vida.

LA RESURRECCION HISTORICA

Nuestra vida de resurrección depende del hecho de que Jesús resucitara


realmente de entre los muertos a una vida nueva. Y si no se demuestra esa
realidad, nuestra fe es en vano.

En ese caso, ¿resucitó Jesús? murió realmente, para después volver a la


vida? Estas preguntas son válidas, y se las debe responder. El hecho de que
Jesús vivió está claramente demostrado. Él no es un invento de la
imaginación, sino una persona histórica.

No hay persona con algo de educación que ponga en duda esta realidad;
tanto los judíos, como los musulmanes e incluso los ateos, creen todos que
la vida de Jesús es una realidad histórica".

Por tanto, no hay necesidad de discutir este punto. En cambio, muchos


niegan que el Jesús histórico fuera el Hijo divino de Dios, y niegan también
que haya resucitado de entre los muertos.

Hay muchas formas de responder a este tipo de objeciones. Antes de


analizar una manera única y más bien inesperada de enfocarlas que
hallamos en las Escrituras, abordemos el tema examinándolo desde un
punto de vista puramente histórico.

JESUS MURIO

Jesús murió en la cruz. Es necesario dejar esto bien establecido, porque hay
quienes sostienen que en realidad no experimento la muerte física en la
cruz. Sugieren que se desmayó, que después despertó en el sepulcro y que
salió de el caminando. Suponen que después de todas las torturas y el
sufrimiento físico a los cuales fue sometido, se despertó de su estupor, se
deshizo de los paños mortuorios, hizo rodar la piedra que tapaba e!
sepulcro y se marchó.

iMuy improbable! No obstante, los que andan buscando una explicación


racional se aferran incluso a lo irracional antes que aceptar lo milagroso.

Los sufrimientos físicos a los que Jesús fue sometido lo dejaron en un


estado corporal de lesiones y traumas del cual era imposible escapar. Esos
sufrimientos habían comenzado en el huerto de Getsemaní, donde su sudor
tomo el aspecto de gotas de sangre, detalle que registra por escrito Lucas,
quien era médico, en Lucas 22:44. En esos momentos, Jesús sufrió una
situación conocida en medicina como hematidrosis, en la cual se rompen
los pequeños vasos capilares que hay en las glándulas sudoríparas,
causando que la pie! se vuelva extremadamente frágil y sensible al tacto.
Este estado no es nada frecuente, pero se tiene conocimiento de que se ha
producido en situaciones en las cuales una persona está sufriendo bajo una
cantidad extrema de estrés.

Poco tiempo después, Jesús fue arrestado, para ser interrogado en una serie
de «juicios» que duraron roda la noche. Lo azotaron con un látigo de nueve
puntas que le debe haber abierto la pie! de la espalda Juan 19:1). Los
soldados le clavaron en la cabeza una corona de espinas que le tiene que
haber hecho profundos cortes en el cráneo (v. 2). Los soldados romanos lo
golpearon (v. 3). Y después de esto le pusieron sobre la espalda una pesada
cruz mientras lo llevaban hacia el Gólgota (v. 17). Allí fue donde los
soldados lo clavaron a esa cruz con gruesos clavos de hierro en manos y pies
(v. 18). Y el mundo observaba, mientras su torturado cuerpo seguía allí
colgado, para que todos lo vieran.

Solo una palabra como atroz podría describir sus sufrimientos allí en esa
cruz.
Después de una agonía así, se podría imaginar usted a Jesús con la
suficiente fuerza para liberarse de debajo de un centenar de libras de mirra
y aloe (v. 39). Deshacerse de las vendas de lino que lo ataban fuertemente
(v. 40) y hacer rodar la piedra que sellaba su tumba (20: I)? Tampoco
nosotros.

Otros dicen que Jesús nunca llegó a la tumba. Sino que organizo un
elaborado plan para dar la apariencia de que había muerto y resucitado de
nuevo. Tal vez tuviera un hermano gemelo; o tal vez lo sustituyeran con
Judas; tal vez la esponja empapada en vinagre que le dieron en la cruz fuera
en realidad un sedante que lo puso a dormir; tal vez alguien les pagara a los
soldados para que mintieran acerca de su muerte. Tal vez... Los enemigos de
Jesús demostraron que El había muerto realmente.

Los que no quieren creer que Jesús es el Hijo de Dios. Hacen cuanta
conjetura se les ocurra, en un intento por demostrar que su muerte y su
resurrección nunca ocurrieron.

En cambio, los enemigos de Jesús si se aseguraron de que había muerto


realmente. Verificaron su muerte. Una multitud de personas presenció toda
aquella angustiosa situación Juan 19:20). Un soldado romano le atravesó el
costado cuando aún estaba en la cruz, haciendo que salieran sangre y agua
de su cuerpo (v. 34).

La sangre se había comenzado a separar, lo cual significaba que se había


producido ya la muerte física. Un centurión, un hombre muy familiarizado
con las señales de la muerte, verificó que Jesús había muerto (Lucas 23:47).
En la mente de los verdugos, no había la menor duda en cuanto a que
estaba muerto.

Los amigos de Jesús también aceptaron aquella realidad. José de Arimatea y


Nicodemo tomaron su cuerpo y lo prepararon para su sepultura; sabían que
estaba muerto. Los discípulos, que no querían creer que ya no estaba entre
ellos, estaban absolutamente convencidos de su muerte.

JESUS FUE SEPULTADO


Después de la muerte de Jesús, lo prepararon rápidamente para la
sepultura, y lo pusieron en la tumba que era propiedad de José de Arimatea
(Mateo 27:57-60).

Hay quienes, después de aceptar esta realidad, alegan que los discípulos de
Jesús robaron su cuerpo y propagaron el mito de su resurrección.

Sin embargo, vemos de nuevo que sus enemigos se aseguraron de que


aquello no pudiera suceder. El cuerpo de Jesús fue puesto en un sepulcro
que a continuación fue cerrado con una inmensa piedra, y sellado por los
soldados romanos. El sello consistía en una cuerda que se colocaba de un
lado a otro del sepulcro. Y se le echaba cera encima. En esa cera se
imprimió el sello de Roma, y junto al sepulcro se apostaron soldados
romanos para garantizar que nadie se robara el cuerpo. Ellos sabían que
había sido predicho que Jesús resucitaría al cabo de tres días, y no querían
que sus discípulos se robaran el cuerpo y causaran un motín (Mateo 27:63-
66). Los enemigos de Jesús se aseguraron de que El permaneciera en la
tumba, y de que nadie se fuera a llevar el cuerpo.

Hicieron bien su trabajo, porque nadie se robó el cuerpo de Jesús de aquel


sepulcro.

LA TUMBA VACIA

Jesús murió y fue sepultado, pero tres días más tarde su sepulcro estaba
vacío. Tampoco hay muchos que discutan este punto. Todo eI mundo
reconoce que algo le sucedió a su cuerpo, porque eI domingo posterior a la
Pascua, unas mujeres fueron a ponerle especias en la tumba y hallaron que
la piedra había sido rodada de su lugar, y que el sepulcro estaba vacío.
Jesús ya no estaba alii. Sin embargo, no comprendieron lo que había
sucedido, y supusieron que alguien se había llevado el cuerpo Juan 20:2.

Aquellas mujeres eran «María Magdalena, y Juana, y María madre de


Jacobo, y las demás con ellas» (Lucas 24:10). Lo que hicieron fue regresar e
informarles a los discípulos sobre lo que habían visto. Los discípulos
también se sintieron sobresaltados y no podían creer que el cuerpo hubiera
desaparecido. Tenían que verlo con sus propios ojos.

Pedro y Juan corrieron hacia el sepulcro. Dentro vieron los lienzos


funerarios, que no estaban desgarrados, ni se los habían llevado con el
cuerpo robado, sino que estaban alii mismo, puestos de una manera
ordenada Juan 20:6-7.

El cuerpo no había sido robado, sino que había atravesado los lienzos... y
estaba vivo. Como si las evidencias físicas no fueran suficientes, Dios envió
ángeles a explicarlas (Mateo 28:5-7; Marcos 16:5-7; Lucas 24:4-7; Juan
20:12). De esta manera, la resurrección no fue confirmada solo por las
evidencias físicas, sino también por los mensajeros divinos.

JESUS SE LES APARECE

También quedo confirmada por muchas apariciones personales del Señor


resucitado: las evidencias más convincentes de todas. Los discípulos vieron
ellos mismos a Jesús vivo.

Aun así, hay quienes alegan que los discípulos solo pensaron que veían a
Jesús; en realidad, se trataba de una ilusión o de una fantasía. Sin embargo,
esta supuesta ilusión se difundió demasiado para ser una visión producto
de la imaginación.

Jesús fue visto en el día de su resurrección por María Magdalena Juan 20:
14-17), por diez discípulos que estaban en el aposento alto (vv. 19-23) Y Por
dos discípulos que iban por el camino de Emaús (Lucas 24:13-31). Ocho días
mas tarde, fue visto por Tomás y por los otros diez discípulos, de nuevo en
el aposento alto Juan 20:24-29). Algo más tarde, fue visto por los discípulos
a orillas del mar de Galilea (21:1-14). También fue visto por una multitud de
discípulos mientras ascendía al cielo, cuarenta días después de la Pascua
(Hechos 1:3-11).
Más tarde, Pablo decía en sus escritos que el Jesús resucitado había sido
visto por Pedro y por los discípulos, por su hermano Jacobo y por más de
quinientas personas al mismo tiempo (1 Corintios 15:5-7).

Jesús fue visto en muchos lugares, por muchas personas y en muchas


ocasiones distintas. Aquello tuvo que ser real, y no ilusión; la misma
fantasía no se produce en centenares de personas a un mismo tiempo.

UN CAMBIO DRASTICO

Nadie puede discutir la realidad de que la resurrecci6n causo unos cuantos


cambios drásticos en la vida de los seguidores de Jesús. Este hecho es
innegable.

Uno de esos cambios, que tal vez no les parezca importante a muchos, es el
hecho de que los discípulos cambiaran el día de adoración, pasándolo del
sábado al domingo. El sábado era el día de reposo, el día en que Dios había
descansado después de los seis días de la creación. La obligación de guardar
el sábado formaba parte de la ley mosaica, y es el cuarto de los Diez
Mandamientos: «Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días
trabajaras, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová
tu Dios» (Éxodo 20:8-10). Sin embargo, fue el domingo, y no el sábado, el
que se convirtió en día de reposo para la Iglesia antigua.

Jesús ya había indicado que El poseía autoridad sobre el día de reposo: «El
día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa
del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de
reposo» (Marcos 2:27-28).

Centró el reposo en sí mismo, y al hacerlo lo extendió desde algo que solo


era una práctica del pueblo judío, hasta algo que experimentaría el mundo
entero, incluyendo a los gentiles.

De manera que, cuando los cristianos de la Iglesia antigua escogieron el


domingo como el día en que se reunirían para adorar, su decisión se
centraba en la resurrección de Cristo, y el mensaje universal que contenía.
El registro bíblico de este cambio en cuanto al día de reposo se encuentra
en 1 Corintios 16:2, donde Pablo indica que se reunían «cada primer día de
la semana» para recoger una ofrenda, y en Hechos 20:7, donde se menciona
«el primer día de la semana», cuando se hallaban «reunidos los discípulos
para partir el pan».

Mientras que los judíos funcionaban bajo la Ley, los que han creído en Jesús
viven ahora en la gracia. La gracia y la verdad vinieron en la persona de
Jesús, y gracias a su resurrección, ahora vivimos esta nueva vida. El
domingo, el día de la resurrección, es ahora el día de adoración para
aquellos que han puesto su fe en Cristo.

EL SACRIFICIO MAXIMO DE LOS DISCÍPULOS

Tal vez el mayor de los cambios que causo la resurrección fue el producido
en la personalidad de los discípulos. Anteriormente habían sido tímidos, y
se habían sentido temerosos y deprimidos después de presenciar el arresto
y los sufrimientos de Jesús. En cambio, después de su resurrección se
volvieron combativos, osados y repletos de gozo.

Pedro es un ejemplo de primera categoría. Él era el mismo que


anteriormente había negado al Señor ante una modesta criada. En cambio,
después de la resurrección, se iba a los atrios del templo a predicar,
desafiando a los mismos hombres que habían llevado a Jesús a la cruz
(Hechos 4:20).

Después de la resurrección, nada les pudo arrebatar a los discípulos su


pasión. Cuando observamos a los discípulos después de la resurrección,
¡vemos que tenían vida! Las circunstancias no les importaban. Tenían gozo
en medio de los sufrimientos, y paz en medio de los disturbios. Nada les
podía arrebatar esa pasión que brotaba de la vida perdurable que habían
recibido de Cristo.

Los discípulos creían tanto en la resurrección, que dieron su vida por


esparcir la noticia. El primero en morir fue Jacobo, el hermano de Juan,
quien fue decapitado por orden del rey Herodes (Hechos 12:1-2). La
tradición de la Iglesia sostiene que Juan sobrevivió de manera milagrosa
cuando lo metieron en un caldero de aceite hirviendo, y que más tarde fue
exiliado a la isla de Patmos. Pedro fue crucificado en Roma cabeza abajo;
Mateo fue asesinado a espada en una ciudad distante de Etiopia; Jacobo, el
hijo de Alfeo, fue lanzado desde un pináculo del templo, y después
golpeado hasta matarlo con una herramienta de herrero;

Felipe fue colgado contra una columna en Hierapolis, en Frigia; Bartolomé


fue desollado vivo; Andrés fue atado a una cruz, y estuvo predicando a sus
perseguidores hasta morir; Tomas fue atravesado con una lanza en la India;
Judas fue asaeteado hasta morir; Matías fue apedreado primero y después
decapitado; Marcos murió en Alejandría, Egipto, después de haber sido
arrastrado cruelmente por toda la dudad.

Permítame hacerle una pregunta: habría muerto usted por una mentira?
Todos estos discípulos, habrían soportado una persecución así por un
muerto? No. Ellos habían visto al Señor resucitado, y después entregaron su
propia vida al servicio de Él. Ya no le tenían temor a la muerte, porque
habían hallado el verdadero sentido de la vida. Fueron transformados,
porque estaban viviendo en la vida de la resurrección.

LA EVIDENCIA PRESENTADA POR PEDRO

De manera que hemos visto amplias evidencias históricas a favor de la


resurrección de Jesús. Anteriormente habíamos mencionado un enfoque
único y más bien inesperado de la resurrección que hallamos en las
escrituras, regresemos a él para explorarlo.

¿Cómo explico Pedro la resurrección en el día de Pentecostés? El era uno de


los discípulos más cercanos a Jesús; había estado presente en el momento
de la crucifixión, y había hablado con Jesús después de resucitar este de
entre los muertos.

Sin embargo, en su sermón de Pentecostés, Pedro no presenta esas


evidencias basadas en hechos. No dijo: No se que Dios lo resucitó, porque lo
vi con mis propios ojos». En lugar de esto, lo que proclamo fue: «Yo se que
Dios lo resucitó, por cuanto era imposible que fuese retenido por la
muerte». Esto es lo que se registra en Hechos 2:24 que dijo Pedro, donde se
estaba refiriendo a Aquel «al cual Dios levanto, sueltos los dolo res de la
muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por el Hades».

Las palabras de Pedro significan la primera proclamación apostólica sobre la


resurrección. Pedro estaba declarando, con una certeza absoluta: «Dios
resucito a Jesús; al hombre que ustedes clavaron en una cruz”.

Recuerde que Pedro le estaba hablando a una multitud reunida en


Jerusalén, la ciudad donde Jesús había muerto. Es probable que en esa
multitud hubiera muchos testigos presenciales de la crucifixión de Jesús,
que había tenido lugar menos de dos meses antes. Su ejecución había sido
un suceso destacado en la ciudad, que sin duda se había mantenido como
tema de discusión por largo tiempo. Pedro se estaba dirigiendo a un pueblo
sumamente interesado en lo que él le estaba hablando.

Vemos en las palabras que les dirige Pedro, que la resurrección era una
realidad histórica a la par de la crucifixión; una realidad con resultados
inmediatos y poderosos. Y sencillamente, la razón que Pedro les daba para
la resurrección es esta: era imposible que la muerte lo pudiera retener.

El mundo dice hoy: «Es imposible que Jesús haya resucitado de entre los
muertos». En cambio, Pedro dijo: «Es imposible que Jesús no resucitara de
entre los muertos».

¿Cómo fue posible que Pedro hiciera una proclamación de este tipo? Su
argumento no se basaba en el tipo de evidencias reales en las que
pensaríamos nosotros, sino en otros dos puntos distintos.

En primer lugar, Pedro se apoyó en la naturaleza de la profecía bíblica. AI


proclamar que era imposible que la muerte hubiera retenido a Jesús, hizo la
observación de que David hablaba «de (Hechos 2:25). La resurrección de
Cristo ya había sido profetizada. Y una vez que habla Dios, no hay más que
añadir.
Jesús debía resucitar, porque la Palabra de Dios siempre es veraz; El no se
puede equivocar. Una vez que ha sido presentada la palabra profética, la
naturaleza de Dios es tal, que no puede dejar de cumplirla.

Pedro cita eI Salmo 16, y afirma que David estaba hablando de Cristo
cuando dijo: «Porque no dejaras mi a1ma en eI Hades, ni permitirás que tu
Santo vea corrupción» (Hechos 2:27).

El apóstol les estaba susurrando aI alma a aqueIIos judíos que estaban allí,
de pie delante de él, porque los judíos sabían que una vez que Dios ha
hablado a través de un profeta, lo dicho se puede dar por hecho.

Por supuesto, la resurrección de Cristo había sido predicha, no solo por


profetas del Antiguo Testamento, sino por eI propio Señor, como ya hemos
visto: «Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era
necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales
sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar aI tercer día» (Mateo
16:21).

La profecía divina es una garantía de que la muerte no podría retener a


Jesús en la tumba. También hay otra razón por la que Pedro pudo presentar
la resurrección como una realidad. El se estaba refiriendo aI significado
mismo de la propia vida. Este argumento se basaba en la naturaleza de
Cristo. Por ser Cristo quien El es, resultaba imposible que la muerte lo
pudiera retener en la tumba. Pedro estaba convencido de que la vida era la
naturaleza de Jesús. Más tarde, eI mismo hablaría de Jesús como «e1 Santo
y eI Justo» y el

<<Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual


nosotros somos testigos» (Hechos 3: 14-15). Jesús es ese Autor de la vida, y
sin Él, no hay vida para nadie. Era imposible que Jesús permaneciera
muerto, porque El es la vida misma.

Tenía que salir triunfante de aqueIIa tumba, o negar su naturaleza misma


como Autor de la vida. La forma en que Pedro comprendía la naturaleza de
Cristo estaba de acuerdo con aqueIIo que los demás discípulos habían
IIegado a saber. Por ejemplo, eI apóstol Juan comienza su evangelio
diciendo: «En el estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres» Juan
1:4).

Jesús mismo había enseñado esto con gran claridad. A María y a Marta les
había dicho: «Yo soy la resurrección y la vida; eI que cree en mí, aunque
este muerto, vivirá» (11:25). Y a sus discípulos les había dicho: «Yo soy eI
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene aI Padre, sino por mi» (14:6).

También había dicho mas acerca de su naturaleza «de vida» en estas otras
palabras: Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado
al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio,
por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá
hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que
hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo
malo, a resurrección de condenación. (5:26-29)

Aquí dice que el Padre -el cual «tiene vida en sí mismo- también le ha dado
a El «el tener vida en si mismo». Y esta vida no es algo que nadie le pueda
arrebatar, porque El es vida; El es auto-existente por encima de eso que
nosotros IIamamos muerte.

Vive para siempre, porque es vida, y se ha convertido en la fuente de la vida


para todos los que crean en El. Advertimos antes acerca de la forma en que
Satanás trata de impedir que nosotros veamos la verdad. Y la verdad de
Dios incluye esto: lo único que nos condena, y que nos aparta de la vida
eterna es el pecado sin perdonar. Satanás nos podrá tentar, burlarse de
nosotros y ridiculizarnos con el pecado, pero no nos puede condenar.
Cuando Cristo murió por nuestros pecados y después resucito, se llevo lo
único que nos separa de Dios: el pecado sin perdonar. Su resurrección
demuestra que El es la vida, y demuestra también que la vida eterna que
nos ofrece si acudimos a Él en busca de la salvación, es genuina.

Y una vez que lleguemos a la conclusión de que, ante los ojos de Jesús, la
muerte no es primordialmente física, entonces podremos llegar también a
la conclusión de que la vida tampoco es primordialmente física. La
resurrección a una vida nueva no es solo una transacción de tipo físico. Hay
una transacción espiritual que se produce para darle vida nueva al creyente.
Y el poder que resucito a Crista de entre los muertas es exactamente el
mismo poder que nosotros experimentamos cuando caminamos en Crista,
el dador de la vida eterna.

Esta es lo que nos dice el apostal Pablo: «Porque si fuimos plantados


juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en
la de su resurrección» (Romanos 6:5). Esta es la esencia misma de la
salvación: una vida nueva en Cristo Jesús.

LA REALIDAD DE LA / ETERNIDAD: EL VIVE

No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas


he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amen. Y tengo las llaves de la
muerte y del Hades. Apocalipsis 1:17

Los seres humanos siempre se han sentido perseguidos por el pensamiento


de la muerte. Sin embargo, ahora que Crista ha resucitado, ya no tenemos
por qué temerle. La muerte ha perdido su aguijón; podemos escapar al
castigo eterno por el pecado y, con él, a la separación eterna con respecta a
Dios. La catedral de Milán, en Italia, es la segunda en tamaño entre todas
las catedrales góticas del mundo. En los arcos que se hallan sobre un pórtico
triple hay tres inscripciones. La de la derecha dice: «Todo lo que agrada solo
es para un momento». La de la izquierda dice: «Todo lo que preocupa solo
es para un momento». Y sobre la puerta central se hallan estas palabras:
«Nada tiene importancia, sino solo aquello que es eterno».

Aunque esto parezca algo obvio, lo cierto es que la eternidad es para


siempre. La vida en la Tierra es temporal, pero la eternidad nos espera a
todos. Lo trágico es que aquí, muchas personas piensan pocas veces en la
eternidad; mucho menos en prepararse para ella. No obstante, estemos
preparados o no, todos los seres humanos nos enfrentaremos a ella, y nos
daremos cuenta de las consecuencias de nuestra preparación.
CONOZCA LA VERDAD

Una cierta maestra se vio atrapada en un negocio falso en el cual invirtió


todos los ahorros de su vida. Nunca había hecho aquel tipo de inversiones,
pero un corredor de bolsa de palabra fácil la convenció, prometiéndole
riquezas. Cuando el negocio fracaso, y la mujer perdió todo su dinero, se
puso en contacto con Better Business Bureau [Agencia de Negocios
Mejoresl. No necesitaron mucho tiempo para ayudarla a ver que todo había
sido tramado desde eI mismo principio.

Entonces le preguntaron: «iPor que no acudió antes a nuestra agencia? iPor


que no nos pidió consejo?». Ella bajo la cabeza y contesto: «Pensé hacerlo,
pero tenía miedo de que ustedes me dijeran que no lo hiciera». No quiso oír
la verdad, y eso le costa los ahorros de toda su vida.

Muchas personas no quieren oír la verdad acerca de Dios, y por eso no


tratan de buscarlo. Sin embargo, esa actitud les podría costar la vida eterna.

La Biblia dice la verdad cuando habla de que Jesús es el único camino a la


vida eterna. «Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre» (1 Timoteo 2:5). Cuál es eI motivo de que
Jesús sea eI único a través del cual podamos ir al cielo? La resurrección.

La resurrección de Jesús es única entre todas las religiones del mundo.


Todos los líderes religiosos que han caminado sobre la Tierra han muerto, y
siguen muertos hasta eI día de hoy. Solamente Jesús fue resucitado de entre
los muertos; no resucitado de vuelta a la vida anterior, sino resucitado a
una vida nueva.

Si Jesús no hubiera resucitado, no habría sido más que ningún otro de los
buenos maestros religiosos que han venido a este mundo, antes o después
de Él. De hecho, como nos dice Pablo, «si Cristo no resucitó, vuestra fe es
vana; aun estáis en vuestros pecados» (1 Corintios 15: 17).

JESUS ES LA VERDAD
Recuerde de nuevo que Jesús vino desde la eternidad. Hizo su entrada en el
tiempo y eI espacio, y vivió en esta tierra para comunicarnos la verdad
acerca de la vida eterna y proporcionarnos la manera de llegar con
seguridad a ella. Su punto de vista sobre la vida y la muerte es muy
diferente al nuestro... y es Él quien nos está diciendo la verdad. Nos dice:
«No temas», y después declara: <<Yo soy eI primero y eI Ultimo; y eI que
vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos,
amen. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades» (Apocalipsis 1:17-18).

Ya hemos descrito como definía Jesús la vida y la muerte. No obstante,


oigámoslo de nuevo: Lo que nosotros llamamos «muerte», para Cristo no
tiene nada de muerte; es un dormir. El no nos vino a salvar de ese dormir,
sino a Liberarnos de la muerte.

Todos dormiremos, tanto santos como pecadores, ipero no todos


moriremos! Por esa razón, lo más importante de todo en cuanto a la muerte
y la resurrección de Cristo no fue físico, sino espiritual. Ambas cosas le
sucedieron: durmió y murió. Estaba físicamente muerto, y también
espiritualmente muerto, porque la paga del pecado es muerte; separación
espiritual con respecto al Padre celestial.

Una vez pagado por completo el precio del pecado por medio de la muerte
de Cristo, el Padre celestial lo levantó de entre los muertos, fue físico, sino
espiritual. Tanto física como espiritualmente.

No fue una resucitación, sino una resurrección. Había vencido al pecado y a


la muerte, y su resurrección es prueba positiva de ello. Jesús estaba
diciendo la verdad cuando pronuncia estas palabras: <No soy la
resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque este muerto, vivid. Y todo
aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente» (Juan 11:25-26). El
vino desde eI cielo hasta este mundo, después fue llevado a la tumba, a
continuación volvió a este mundo, yal final regreso al delo, así que sabía de
lo que estaba hablando.
Gracias a Cristo, la tumba no es el fin para nosotros; no tenemos por qué
temerle. Su resurrección demostró que mas allá de la muerte física hay un
lugar más maravilloso que todo cuanto podamos imaginar, en la presencia
de Dios.

Cuando Jesús dijo que tendríamos vida abundante, estaba hablando de la


vida eterna. Porque El vive, también nosotros viviremos. La resurrección es
un estado en eI cual los creyentes disfrutan de su destino eterno: una vida
más allá de esta vida.

LA VIDA ETERNA

La resurrección es la evidencia mas clara de que la eternidad es real, y de


que lo debemos ver todo contra el telón de fondo de esa eternidad. En
muchas ocasiones, Jesús dijo que aquellos que creyeran en El nunca
morirían. Sin embargo, todos los días «mueren» creyentes; es decir, su
cuerpo físico muere y es entregado de nuevo al polvo. Si la prioridad de
Jesús fuera la vida en la Tierra, habría abolido nuestra muerte física. Sin
embargo, no es eso lo que hizo, porque no era esa su prioridad. Estaba
centrado en la eternidad.

Lo que la resurrección realizó fue darnos vida para siempre. Con respecto a
lo que Jesús logr6 por medio de su cruz y su resurrección, la Biblia dice que
«habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvaci6n para
todos los que le obedecen» (Hebreos 5:9). Jesús vino desde la eternidad, y
se llevaría la eternidad a todos aquellos que crean en El. La resurrección
demostró que la muerte no lo podía retener en la tumba, y que tampoco
tenía poder alguno sobre El. Y porque El es eterno, reciben esta naturaleza
eterna todos los que están en El.

Su promesa es sorprendente: «Todo aquel que vive y cree en mí, no morirá


eternamente» (Juan 11:26). La resurrección no fue para lograr una salvación
terrenal, sino una salvación eterna.

LA MUERTE ETERNA
Observe con todo cuidado que el poder de resurrecci6n prometido solo se
aplica a aquellos que lo obedecen a Él. La eternidad nos espera a todos,
pero la vida nueva solo es para aquellos que obedezcan.

El escritor de la epístola a los Hebreos menciona la doctrina del <<juicio


eterno» (6:2). Si, la eternidad espera a todos los seres humanos. Unos
disfrutaran de vida eterna, mientras que otros tendrán que soportar una
muerte eterna.

Jesús hablaba con frecuencia acerca de la realidad de la eternidad, tanto


para los creyentes como para los incrédulos. En Mateo 25:31-46, hizo una
larga descripción de la forma en que el «Hijo del Hombre» juzgara a todas
las naciones. Ira separando a todos, como un pastor separa las ovejas de las
cabras. A unos les dirá: <Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo» (v. 34). A los
demás les dirá: «Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para
el diablo y sus ángeles» (v. 41).

La Última afirmación que hace en este pasaje refleja su manera de entender


la eternidad: «E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna» (v.
46).

LOS REINOS ETERNOS

La Biblia habla de que existen dos reinos en este mundo. El reino de Dios y
el reino de Satanás. Uno de ellos es el reino de la luz, mientras que eI otro
es el reino de las tinieblas.

El mal es una realidad. Existe fuera de usted y de mí, y fuera de nuestras


acciones individuales. Mucho antes que nosotros naciéramos, ya el pecado
estaba en el mundo. Pablo lo explica de esta manera: «Porque no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efesios 6: 12). El mal es un
gran poder que está obrando continuamente; un gran reino que lucha por
obtener la supremacía sobre todas nuestras vidas.
En las Escrituras, el «reino de las tinieblas» 0 el hecho de «andar en
tinieblas» representan todo lo que es enemigo de Dios y de sus propósitos
con respecto a la vida de usted. Andar en tinieblas significa vivir de tal
forma, que apenas pensamos en Dios alguna vez, y si pensamos en El, no es
para considerarlo como el que es «Iuz, y no hay ningunas tinieblas en eh (1
Juan 1:5). Se piensa en El más bien coma una especie de tierna figura
paternal, lista a sonreír ante nuestros fallos, que nos va a dar una palmadita
en la cabeza y que, basado en nuestra bondad y en la de Él, nos concederá
la entrada al cielo algún día, cuando muramos. En eso consiste andar en
tinieblas.

Son muchas las personas que no comprenden como es Dios en realidad. No


comprenden su propia situación al ser comparados con el telón de fondo de
la eternidad. No se dan cuenta de que la naturaleza misma de humanidad
es pecaminosa.

La humanidad es pecadora, y opuesta a Dios en todo a Dios en todo


sentido. Sin embargo, solo tendríamos que mirar a la cruz para saber que
Dios toma en serio el pecado, y que no lo va a permitir en ese lugar perfecto
que llamamos cielo.

Hay una distancia increíble entre Dios y la humanidad pecadora. iCuanta


distancia hay entre la luz y las tinieblas? Ni siquiera pueden estar en el
mismo lugar. Si hay alguna luz, por poca que sea, entonces no hay
oscuridad. De igual manera, vivir en un estado de pecado significa que la
persona ha sido alejada por completo del Dios de la luz, y que necesita con
toda urgencia un Salvador.

La eternidad es real, y de aquí que se necesite la resurrección. Por


consiguiente, Jesús es la c1ave de la vida eterna. Es Aquel que murió por
nuestros pecados, y después se levantó victorioso sobre el pecado y la
muerte.

Escuche de nuevo estas palabras de nuestro Señor resucitado: "No temas;


yo soy eI primero y eI ultimo; y eI que vivo, y estuve muerto; mas he aquí
que vivo por los siglos de los siglos, amen. Y tengo las llaves de la muerte y
del Hades» (Apocalipsis 1: 17- 18). El vive "por los siglos de los siglos»; ¡que
proclamación tan maravillosa! Esa es la esperanza que tenemos en
Jesucristo.

LAS REUNIONES ESPIRITUALES

Melvin Wells Sr., uno de los grandes hombres de nuestra familia, pasó
recientemente a mejor vida. Era un diacono cristiano consagrado, había
participado en la fundaci6n de iglesias, y se había retirado de su negocio a
una edad temprana con eI fin de irse al África. Llevó una vida santa que nos
inspiró a todos los que vinimos después de él.

Según eI punto de vista de Jesús, ¿murió este hombre? No; ahora duerme.
Melvin Wells Sr. puso su fe en Jesucristo, y no puede ver la muerte. La
resurrección lo ha salvado de la muerte, y le ha dado nueva vida en Cristo.

Otro santo de nuestra familia fue Gerald Sanders Blackaby. El también


siguió toda su vida al Señor resucitado. Era un hombre de negocios con una
misión dada por Dios. Aunque su profesión era la banca, fundaba iglesias en
todas las poblaciones donde lo colocaban. Siendo laico, aprendi6 griego. Él
solo para poder predicar con una comprensi6n mayor. Defendía lo que era
correcto en las reuniones de los ayuntamientos, y a la familia le dejó una
rica herencia de fe. ¿Murió? Por supuesto que no. Esta vivo en la presencia
del Cristo resucitado. Su cuerpo físico estará sepultado en eI suelo, pero su
espíritu vive para siempre en la eternidad.

i Por que podemos tener la seguridad de que algún día tendremos una
reunión familiar espiritual? Por la resurrección, que tiene que ver toda ella
con la eternidad.

iQue otra razón habría para que Jesús viniera a la tierra a morir por nuestros
pecados? iPor que habría de resucitar a nueva vida y regresar para darles
animo a sus seguidores?
El Padre nos ama, y nos ha proporcionado una manera de recibir gracias a la
resurrección, podemos estar seguras de que un día tendremos una reuni6n
familiar espiritual, la salvaci6n eterna. En realidad, en esta vida ninguna
otra cosa importa más que asegurarnos nuestro destino eterno.

LAS PRIORIDADES ETERNAS

Cuando Jesús envió a setenta de sus seguidores para que predicaran y le


abrieran camino a fin de visitar diversas poblaciones (Lucas 10: 1-20), se
asegur6 de que tuvieran siempre presente la eternidad. Esto era lo que
tenían que proclamar: «Se ha acercado a vosotros eI reino de Dios» (v. 9).

Cuando ellos regresaron de esta misión, le informaron sobre los


asombrosos éxitos y milagros realizados a través de sus manos.

Como habían ido en eI poder del nombre de Jesús, fueron testigos de lo


imposible. Hasta los demonios caían, sometidos a su autoridad (v. 17).

Aquel informe sobre un ministerio tan exitoso era alentador, pero Jesús lo
mantuvo dentro de la perspectiva correcta. Esto es lo que les dijo a aquellos
hombres: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy
potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del
enemigo, y nada os dañara. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os
sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres estén escritos en los
cielos. (vv. 18-20)

Sus palabras son una fuerte manera de recordarnos que no nos dejemos
distraer por el éxito. No busque su gozo en sus logros. No busque su
identidad en las cosas que hace, ni en el trabajo que tiene.

En cambio, regocíjese en esto, y solo en esto: iSu nombre este escrito en los
cie/os! Regocíjese en el hecho de que Dios lo haya escogido, de que Dios 10
haya bendecido, de que Dios este obrando a través de usted. Su mayor gozo
se encuentra en su relación con Dios, que le ha abierto el camino para que
pueda disfrutar de la eternidad con El. Y por medio de su vida, está obrando
para traer a otros a la vida eterna gracias al Evangelio de Jesucristo.
Nunca nos debemos dejar distraer por nuestras buenas obras, ni por un
ministerio exitoso; debemos limitarnos a sentirnos agradecidos por nuestra
salvaci6n. Debemos sentir una gratitud infinita porque hemos sido
rescatados del pecado, y hemos nacido en la familia de Dios, sobre todo
sabiendo lo que costó proporcionarle la vida eterna.

Ser cristiano no significa tratar de llevar una vida buena, tratar de ser mejor
que todos los demás o creer las doctrinas correctas.

Significa una relaci6n con el Señor resucitado. Significa vivir la nueva vida
que El nos proporciona a través de la resurrección. Esa realidad deja un
impacto en todos los aspectos de nuestra vida.

Establece nuevas prioridades, y somete lo temporal a lo eterno. La


resurrección lo cambia todo. Cambia la forma en que criamos a nuestros
hijos, porque ahora comprendemos que su alma es eterna. Cambia la forma
en que invertimos nuestro dinero, porque todas las cosas materiales serán
quemadas, y solo perdurara aquello que sea eterno. Cambia la forma en
que usamos nuestro tiempo, porque el tiempo que tenemos en la Tierra es
corto, mientras que la eternidad es para siempre. Cambia la forma en que
vemos a las personas, porque aunque nos parezcan realmente malvadas, no
queremos ver que nadie sea enviado al juicio eterno.

La principal preocupación de Jesús consistía en asegurarles la vida eterna a


nuestras almas. i Cuál es la prioridad en su propia vida?

LA VIDA/ DE RESURRECCIÓN

A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participaci6n de sus


padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna
manera llegase a la resurrección de entre los muertas. FILIPENSES 1:10-11

La cruz y la resurrección tuvieron su origen en el corazón de Dios. Se


convirtieron en realidad en la vida de Jesucristo, el Hijo de Dios. Sin
embargo, es nuestra vida la que golpean con roda la fuerza de su impacto;
nosotros somos la razón por la cual el Padre envi6 a su Hijo. La cruz y la
resurrecci6n no pasaron por causa de Jesús, sino por nuestra causa.

Y como resultado de lo que el Padre ha hecho, la resurrección es algo que


los creyentes pueden experimentar en su vida diaria... al mismo tiempo que
es algo que experimentaremos por toda la eternidad.

TEMOR Y GRAN GOZO

Dediquemos un momento a la lectura del relato que hace Mateo sobre ese
día de importancia máxima dentro de la historia humana; el día en que
Jesús resucito de entre los muertos: Pasado el día de reposo, aI amanecer
del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a
ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor,
descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.
Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de
miedo de los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque


yo se que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No esta aquí, pues ha
resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id
pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí
va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.
Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron
corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. (Mateo 28: 1-8)

El poder de la resurrección tuvo efectos dramáticos. Vino acompañado de


«un gran terremoto», y un ángel cuyo «aspecto era como un relámpago, y
su vestido blanco como la nieve». La inmensa piedra que sellaba la entrada
fue quitada de en medio con toda facilidad por el ángel, quien la usa para
sentarse encima de ella. Los aguerridos soldados romanos se sintieron
sobrecogidos de miedo y se desmayaron, quedando «como muertos».

Este poder de resurrección no era de este mundo. Se hallaba por encima del
alcance de toda experiencia terrenal. El mundo manifiesta su poder a base
de tomar vidas; en cambio, Dios lo demuestra a base de dar vida. Cuanto
poder cree usted que hace falta para darle vida a a1go que está muerto?
Ese mismo poder es el que Dios ha utilizado para libertarlo a usted del
pecado y de sus mortales consecuencias.

Y de la misma forma que aquellas mujeres reaccionaron ante la


resurrección con «temor y gran gozo)), también nosotros nos sentimos
abrumados ante sus posibilidades. La vida El mundo manifiesta su poder
quitando la vida; Dios manifiesta el suyo dándola nueva siempre trae
consigo gran gozo, pero el poder de la resurrección también nos inspira una
sensación de temor. Muy pronto nos damos cuenta de que se halla fuera del
alcance de nuestra experiencia. No es algo que nosotros podamos
controlar; aI contrario, es algo que nos controla a nosotros. Lo divino ha
interactuado con lo mortal. La eternidad ha entrado aI tiempo.

No tenemos punto de referencia previo alguno en cuanto a la resurrección.


Es un acto exclusivamente divino, realizado solo por Dios.

LA MUERTE PRECEDE A LA RESURRECCIÓN

La resurrección es el poder de Dios para dar nueva vida. Es el poder


necesario para hacerlo entrar en el Lugar Santísimo, el lugar del contacto
directo y personal con e1 Dios viviente.

Este poder de resurrección está al alcance de todos los seres humanos, con
una sola condición: es necesario morir. El poder de la resurrección se halla
en la capacidad para morir. Este poder de la resurrección se halla al otro
lado de una decisión consciente de morir a nosotros mismos y entregarle
nuestra vida a Cristo. Es necesario que la voluntad tome la decisión de ser
crucificada con Cristo, para que el Padre nos pueda resucitar a una vida
nueva.

Esta comenzando ya a comprender que no estamos hablando de la muerte


física? Todos los seres humanos morirán físicamente, pero no todos
resucitaran a una nueva vida, porque esta <<nueva vida» comienza en el
momento en que aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador. La muerte
física solo es el momento que revela quien es el que ha recibido esta vida
nueva, y quien sigue estando muerto. La muerte física levanta la cortina
para revelar el estado real de nuestra alma. Revela si hemos nacido de
nuevo; si el Cristo resucitado ha entrado a nuestra vida para darnos vida
eterna.

CRUCIFICADOS CON CRISTO

Muchos cristianos miran a la cruz y aceptan la realidad de que Jesús fue el


único sacrificio verdadero por nuestros pecados. Reflexionan sobre ese gran
acontecimiento y dicen: "Cristo murió por mí, que soy un pecador. Le estoy
muy agradecido por haber ocupado mi lugar en la cruz». Y aunque eso es
cierto --que solo el Hijo perfecto de Dios pudo satisfacer el requisito de
cargar con nuestros pecados en la Cruz, eso no significa que nosotros
mismos no vayamos a la cruz.

Pablo escribió: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,


mas vive Cristo en mi» (Gálatas 2:20). Fue más allá de limitarse a decir que
alguien había sido crucificado en su lugar. Dijo que él había sido crucificado
con Cristo.

A nosotros nos es difícil comprender plenamente lo que Pablo estaba


diciendo. En cierto sentido, había experimentado un toque de lo que Cristo
sufrió en aquella cruz. De alguna manera, en algún momento de su vida,
había permanecido el tiempo suficiente al pie de la cruz para comenzar a
experimentar dentro de sí mismo el dolor y la agonía que sintió Cristo. El
había sufrido ese dolor y esa agonía en lugar de Pablo, y Pablo había
internalizado esa experiencia. Y como resultado, nunca volvería a ser el
mismo de antes.

La muerte de Cristo causa literalmente que Pablo muriera a sí mismo y


viviera para Cristo. Había comprendido las profundidades de lo que el
pecado le había hecho al Señor y, en su espíritu, había ido a la cruz y
muerto con El. Se había tomado el tiempo necesario en la cruz para
comprender aquel suceso de manera muy intima; tanto, que pudo afirmar:
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mi".

En nuestra vida también debemos llegar a un punto en el que podarnos


decir de verdad: "Con Cristo estoy juntamente crucificado» .

LA VICTORIA ESTA EN CRISTO

Para algunos, esto constituirá entrar en una rona que es muy extraña a su
manera de pensar. Otros podrán sonreír, porque saben con exactitud de que
estarnos hablando aquí. Con todo, digámoslo de nuevo: el secreto del poder
de la resurrección está en que debemos morir antes de poder resucitar. Es
necesario eliminar nuestro pecado. Tal como enseno Jesús, el que trate de
salvar su vida, la perderá. Pero el que pierda la vida por amor a Él, la
hallara.

Recuerde la vida de Jesús. iAcaso se resucito a si mismo? No; fue el Padre


quien lo levanto de entre los muertos. ICuál fue el papel que desempeñó
Jesús? Jesús murió. Obedecio al Padre hasta la muerte.

De una manera similar, el poder de la resurrección es lo que obra el Padre


en nosotros cuando morimos a nosotros mismos y tomamos la decisión de
vivir en Cristo. Nosotros morimos; el Padre nos resucita.

No nos resucita a una vida mejor, si no a una vida nueva. El apóstol Pablo
experimentó esta nueva vida en Cristo, que describía de esta manera:
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió
por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que Ios que viven,
ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:14-15,17)

Jesús murió por nosotros, a fin de que nosotros pudiéramos vivir para El,
alejados de Él, seguimos estando en nuestro pecado, y nos mantenemos en
un estado de separación con respecto a Dios. Ponga atención a lo siguiente:
Físicamente, nacemos y vivimos hasta que morimos; progresamos hacia la
muerte física.

Espiritualmente, estamos muertos hasta que recibimos vida en Cristo;


progresamos hacia la vida eterna. Es decir, que el Reino de Dios es lo
diametralmente opuesto al reino deI mundo. Estamos desesperadamente
muertos en el pecado, hasta que se nos otorga la nueva vida en Cristo por
medio del poder de su resurrección. Pablo lo describe de esta forma: Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amo, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos), y juntamente con el nos resucitó, y así mismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. (Efesios 2:4-6)

LA RESTAURACIÓN DE RELACIONES

Nuestro pecado nos ha dejado separados de Dios. Si se nos abandona a


nuestras propias fuerzas, estamos espiritualmente muertos, y no podremos
conocerlo. Ese pecado, si no es eliminado, nos destruirá eternamente. No
podremos conocer la vida abundante, coma Dios quería. Porque, a menos
que muramos a nosotros mismos, será inevitable que nuestro pecado
quebrante nuestra relación con el Dios santo.

Lo mismo sucede en nuestra relación con el Padre celestial. Nuestro pecado


crea una separación; daña la relación. Sin embargo, no es Él quien ha
cambiado; todo es únicamente consecuencia de nuestro pecado.

Lo que usted este experimentando en su vida es la suma total de las


decisiones que haya tornado con respecto a Dios. Él le ha ofrecido el que se
decida a hacer de Jesucristo el Señor de su vida.

El puede eliminar su pecado, y facilitarle una entrada segura a la eternidad,


donde disfrutara de una relación perfecta con su Padre celestial. Hay un
relato relacionado con un musulmán del África que se hizo cristiano.
Algunos de sus amigos le preguntaron: «iPor que te has hecho cristiano?».
El respondió: «Bueno, este es el asunto. Supongamos que ustedes van por
un camino, y de repente el camino se divide en dos, pero no saben cuál de
los dos ramales tomar. En la encrucijada hay dos hombres, uno muerto y el
otro vivo. iA cual de los dos le preguntarían cual camino tomar?».

Jesús está vivo, y podemos confiar en que El nos guiara a la eternidad con
su Padre. La resurrección es prueba de que sabe de lo que está hablando.

Recordemos una vez más que cuando la Biblia habla de la resurrección en


su aplicación a nuestra vida, casi siempre está hablando del poder para
vencer al pecado.

La resurrección tiene que ver con mucho mas que con el hecho de ir Jesús
vive. Y podemos con fiar en que nos guie hacia la eternidad con su Padre, al
cielo cuando muramos. De hecho, su poder consiste primordialmente en
tener fortaleza para hoy. Nos da la victoria sobre el pecado y echa abajo el
muro que nos separa de Dios. Nos Libera del dominio de las tinieblas para
llevarnos aI reino de la luz. Nos proporciona una relación con el Cristo
resucitado, quien nos ama y dio su vida por nosotros. Es lo que abre la
puerta a todo lo que Dios les ha prometido a quienes pongan su confianza
en El.

La vida tiene mucho más que dar, y que se encuentra en la muerte y la


resurrección de Jesucristo. La muerte y la resurrección van juntas; la muerte
al yo y la vida con Cristo no se pueden separar. Pablo describe con estas
palabras lo que esto ha significado personalmente para él: Pero cuantas
cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de
Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como perdida por la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual o
he perdido todo, y 10 tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en
el, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe
de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder
de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser
semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección
de entre los muertos. (Filipenses 3:7-11)
Pablo sentía un sincero anhelo de tener la experiencia de conocer a Cristo.
Quería experimentar de manera intima, tanto el poder de su resurrección
como la participación en sus padecimientos, y ambas cosas van mano a
mano. Anhelaba tanto experimentar el poder de la resurrección, que estaba
dispuesto a ser conformado a la muerte de Cristo.

El PRECIO A PAGAR

Nos gusta volar en avión, pero los viajes a través del océano pueden ser
difíciles para el cuerpo. Un viaje para hacer obra misionera en África se
cobra su precio, pero vale la pena, por los beneficios que produce.

Sin embargo, supongamos que alguien dijera: «Me encantaría tener la


experiencia de hacer un viaje misionero al África, pero no quiero subir a un
avión. De veras que quisiera ir. .. pero no me atrevo. El viaje me resultaría
demasiado difícil. Si fuera esta su actitud, nunca tendría la experiencia de ir
al África, por mucho que quisiera hacerlo, porque no es práctico irse al
África, si no es en avión. Tendría que contentarse con ver fotografías, leer
relatos y soñar con lo que habría podido ser. Pero nunca pondría un pie en
África, ni comprendería su belleza.

Con frecuencia oímos personas que dicen: «Yo quiero de todo corazón vivir
el poder de la resurrección». Después observamos la vida de esas
personas... y no son de las que abordaran el avión para atravesar el océano.

Es inmensa la distancia que hay entre una vida que está experimentando el
poder del Cristo resucitado y una vida que no tiene a Cristo. Y no es posible
alcanzar la vida de resurrección sin pasar antes por la cruz. La gente quiere
la resurrección sin sufrimiento; quiere resurrección sin muerte. Sin
embargo, eso es imposible.

Jesús mismo, antes de resucitar, tuvo que morir. Tuvo que ir a Jerusalén,
donde lo arrestaron, lo golpearon, lo azotaron, lo obligaron a llevar puesta
una corona de espinas, lo humillaron en público y lo clavaron en la cruz.
Todo esto sucedió antes que resucitara.
Sin la cruz, no hay resurrección. Van mano a mano. Oigamos de nuevo estas
palabras de Pablo: Porque somos sepultados juntamente con él para
muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucito de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su
muerte, así tam bien lo seremos en la de su resurrección. (Romanos 6:4-5)

Se da cuenta de la conexión que existe? Los que son sepultados con El,
resucitaran con El; los que están unidos a su muerte, estarán unidos a su
resurrección; los crucificados tendrán victoria sobre el pecado, tal como la
tuvo El.

Queremos que usted comprenda que el poder de la resurrección es algo


que podemos conocer, la novedad de vida es algo que podemos
experimentar... si así lo decidimos. Esto es lo que dijo Jesús al respecto: «Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame» (Mateo 16:24).

TRES PREGUNTAS ESENCIALES

Por todo lo anterior, permítanos hacerle tres sencillas preguntas. En primer


lugar, quiere tener la vida de resurrección? Quiere conocer realmente el
poder de la resurrección y la vida para la cual lo creo Dios?

Le hacemos esta pregunta, porque hay muchas personas que no quieren esa
vida. Si, tal vez digan que la quieren, pero su manera de vivir va en contra
de lo que están diciendo.

Pudo captar el tono de voz de Pablo cuando hablaba de su añoranza por


conocer a Cristo y al poder de la resurrección? Para él, esto era más
importante que ninguna otra cosa en el mundo; mas importante que el
dinero, la fama o los placeres mundanos.

Después de su encuentro con el Señor resucitado, Pablo anhelaba vivir con


El más que la vida misma. La pregunta es sencilla: ,Tiene usted también este
anhelo? , Quiere realmente tener el poder de Cristo en su vida?
Estamos convencidos de que la mayor parte de las personas no lo quieren.
Quieren ir al cielo cuando mueran, pero no quieren tener el poder de Cristo
en la Tierra. Porque ese poder viene acompañado de responsabilidad; con
el poder viene la obligación de rendir cuentas. Lo que se espera de usted es
que actúe en santidad, y quien quiere algo así? Existe la obligación de vivir
como Jesús, no solo en su resurrección, sino también en su cruz.

Hay muchos que no quieren morir a sí mismos para permitir que Cristo viva
en ellos, porque no quieren abandonar su pecado. Les gusta demasiado.
Saben que van a tener que perdonar a alguien, y no quieren hacerlo. Van a
tener que ponerlo a Él en primer lugar en cuanto a su economía y sus
diezmos, y prefieren gastarse el dinero en ellos mismos. Se verán obligados
a honrar el día de reposo y ser fieles en la asistencia a su iglesia, y no
quieren renunciar a sus fines de semana. Saben que tendrían que servir a
los demás, y preferirían no involucrarse en nada. Saben que tendrán que
confesar a Cristo públicamente, y prefieren quedarse callados. Quieren
conocer al Señor resucitado, pero no quieren que El participe demasiado en
su vida.

Ahora bien, óigalo una vez más: el secreto del poder de la resurrección está
en que es necesario morir antes de poder resucitar. Jesús dijo que si alguien
trata de salvar su vida, la perdería, pero si pierde su vida por Él, la hallara.

Es muy difícil llegar aI África sin subirse a un avión, y no es posible


experimentar la resurrección sin morir a sí mismo. El poder de la
resurrección se halla al otro lado de una decisión consciente de entregarle
la vida a Cristo. La voluntad toma la decisión de que seamos crucificados
con Cristo, para que el Padre nos pueda resucitar a una vida nueva. , Quiere
tener una vida de resurrección?

Nuestra segunda pregunta es la siguiente: Busca usted la vida de


resurrección? Si dice que quiere tener esa vida de resurrección, demuestra
con su vida que tiene ese anhelo? Las demás personas, se convencen de
que usted quiere conocer a Cristo y al poder de su resurrección por la
cantidad de tiempo que pasa en oración? iY en la Palabra? iY con su pueblo?
iY en adoración? A base de observar su manera de vivir, llegaran los demás
a la conclusión de que lo que usted mas quiere en este mundo es conocer aI
Señor?

Conoceríamos que usted camina con Cristo por su manera de tomar


decisiones en la vida, porque usted se ha reorientado hacia, las prioridades
eternas? Lo consulta usted a Él sus planes?

Tercera pregunta: iCual es su decisión? iEsta dispuesto a entregarle por


completo su vida a Cristo, para conocer el poder de la resurrección y la
participación en sus sufrimientos?

Si titubea a la hora de responder a esta pregunta, no espere experimentarlo


en su vida. El no es aun su Señor. Tal vez usted desee que lo sea, pero aun
no está dispuesto a ir a la cruz para morir.

Aquí no estamos hablando mayormente de aquellos que aun no son


creyentes, si no de los que se llaman cristianos. En lo más profundo de su
alma, oye usted el llamado de Dios, quien quiere más de usted?

Cuando acudimos a adorar y a escuchar la voz de Dios, se nos dice: «No


endurezcáis vuestro corazón» (Salmo 95:8). No se aleje sin antes haberle
respondido a Aquel que lo ha llamado por su nombre. Algo así podría
resultar fatal.

LA PROCLAMACIÓN DE LA LIBERTAD A LOS CAUTIVOS

Tenemos que admitir que cuando observamos la vida de algunos cristianos,


nos dan ganas de decir: «jNo es posible que usted se sienta satisfecho con
eso! En realidad, no tiene porque vivir afligido. No tiene porque aferrarse a
esa amargura. No tiene porque alejarse del pueblo de Dios y ponerse a
criticarlo. En lugar de vivir así, usted puede conocer el gozo del Señor, hallar
pasión en la vida y conocer el poder de la resurrección. iPuede cambiar las
cosas en su vida de tal modo, que ese cambio permanezca para toda la
eternidad! ...
Un día, Jesús entro a la sinagoga de Nazaret, donde Ieyó este texto de Isaías
61: El Espíritu del Señor esta sobre ml, Por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a Ios pobres. Me ha enviado a sanar a Ios quebrantados de
corazón; A pregonar libertad a Ios cautivos, Y vista a Ios ciegos; A poner en
libertad a Ios oprimidos; A predicar el ano agradable del Señor. (Lucas 4:18-
19)

El sigue cumpliendo con este llamado aun hoy. Jesús nos proporciona
libertad con respecto al poder del pecado, y una vida nueva en El. Parece
una decisión fácil de tomar, y sin embargo son muchos Ios que permanecen
espiritualmente muertos y se están perdiendo la vida. No están dispuestos
a soltarlo todo para obedecer al Señor. No están dispuestos a morir para
hallar la vida. No están dispuestos a humillarse para que Dios Ios pueda
poner en alto.

El Señor dice: «Deja de estar poniendo Ios ojos en la recompensa; mantén


Ios ojos fijos en él. El asunto no está solo en llegar al cielo algún día; se
trata de tu vida hoy. Toma la decisión de recibirme a mí... todo lo que soy
yo. Toma mi vida, mi muerte y mi resurrección».

i Que aspecto tendrá para usted esa vida en el poder de la resurrección?


iPuede decir ahora mismo que está experimentando una nueva vida en
Cristo, tal como es el deseo de Dios? iCree estar expresando de manera
adecuada ese poder ante su familia, su iglesia y el mundo?

Si no lo esta, necesita morir a sí mismo y dejar que sea Él quien viva en


usted. jEs cuestión de decidirse!

LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA POCO COMÚN

Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tu, manda que yo vaya a
ti sobre las aguas. Y Él dijo: Ven.

Ha visto a otra persona realizar algo notable, pero que a... usted le parece
bastante fácil? Aunque lo que hizo esa persona puede haber parecido
asombroso, usted siguió pensando: Eso lo podría hacer yo.
Como dicen, es más fácil hablar que actuar. Cuando leemos los relatos sobre
los personajes de la Biblia, tendemos a analizarlos por la forma en que han
fallado. Observamos su falta de fe, nos maravillamos ante su debilidad y
nos quedamos desconcertados, preguntándonos porque no escucharon
mejor a Dios. Nos decimos: Si yo hubiera estado allí, habría obedecido. Yo
no habría dudado. Sobre todo, en lo que respecta a los discípulos en el
Evangelio, nos imaginamos: De haber tenido yo la oportunidad de caminar
con Jesús, como la tuvieron ellos, habría podido participar en cosas
asombrosas.

Los personajes de la Biblia eran personas comunes y corrientes, que se


tuvieron que enfrentar con situaciones extraordinarias. Tuvieron que
escoger entre caminar por fe, o caminar por vista.

Los que se decidieron a caminar por fe, experimentaron la obra del inmenso
poder de Dios en su vida. Así llegaron a vivir una vida poco común, con un
Dios extraordinario.

Si usted quiere vivir de tal manera que experimente la resurrección, se


encontrara en medio de situaciones imposibles. La propia resurrección es
un imposible; se halla en el ámbito de lo divino, y por encima de todo lo
que usted pueda hacer con sus propias fuerzas. Por naturaleza, tiene el
tamaño de Dios. Cuando la viva, no se sorprenda si Dios lo mete en cosas
que son imposibles para el ser humano promedio. La vida de la resurrección
trae consigo experiencias poco comunes, y nos lleva donde nunca
habríamos ido si no la hubiéramos tenido. Y desafía nuestra fe hasta su
límite más extremo.

LA EXPLORACION DE NUEVOS TERRITORIOS

Si usted le está pidiendo a Dios que le permita experimentar la resurrección,


le está pidiendo que lo lleve a un lugar donde nunca antes ha estado. Así
que no se queje cuando El lo lleve.

Dios nunca hace las cosas de la manera que pensamos nosotros que se
deberían hacer. Sus caminos no son nuestros caminos. Sus pensamientos no
son nuestros pensamientos. Por eso es necesaria la fe para seguirlo. La fe es
fundamental para la vida de resurrección, porque Dios nos lleva en ella a
situaciones imposibles. Nos lleva hasta el fin de nuestras fuerzas... y más
allá de ellas.

Las cosas siempre han sido así. Tanto en el Antiguo Testamento como en el
Nuevo, han habido personas que Dios ha llevado más allá de sus
posibilidades, hasta un lugar donde solo Ellas podía dar la victoria, y así
nosotros hemos visto lo que solo Él pudo haber hecho. Ese es el ámbito de
lo divino; alii es donde vive el Cristo resucitado. Y usted puede esperar ese
mismo desafío para su propia vida.

La vida de resurrección es un caminar con Dios. Cada vez que una persona
entra a esa arena de la vida divina, se producen milagros. Esto es cierto en
el Antiguo Testamento, en el Nuevo, y hoy... ....Si quiere experimentar la
resurrección, se va a encontrar en situaciones imposibles.

MOISES Y UN CAMINO SIN SALIDA

Cuando examinamos a los grandes líderes de la Biblia, la vida de lo divino


en carne humana se hace evidente. Moisés fue llamado a sacar a los
israelitas de Egipto, donde llevaban muchos años sometidos a la esclavitud.
Dios le dijo: «Te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo)}
(Éxodo 3:10). Cuando el faraón se resistió, y cayeron sobre aquellas tierras
toda una serie de plagas, Dios manifestó su poder. Por último, el faraón
cedió y el pueblo de Dios escapo de Egipto. AI salir del país, se llevaron
todas las riquezas de aquellas tierras. Entonces el faraón cambio de idea, y
envió un ejército para que los capturara de nuevo.

En su huida, el pueblo llegó al mar Rojo: estaba atrapado, sin poder ir a


ningún otro lado. Miraban a sus espaldas, y veían al ejército egipcio, listo
para abalanzarse sobre ellos. El sonido de los cascos de los caballos que
tiraban de sus carros de guerra se hacía cada vez más fuerte.

Allí estaba Moisés, con toda una nación atrapada, sin armas y espantada. Y
un airado ejército estaba a punto de acabar con todos ellos.
En esa situación, es probable que usted hubiera estado pensando: Dios mío,
iPor que nos sacaste de Egipto para morir aquí? iNo tenemos hacia d6nde
ir! iNo tenemos esperanza alguna de escapar! Sin embargo, era cierto
aquello? iNo había ningún lugar donde ir? habían ido tan lejos, y todo para
nada?

No. Dios abrió el mar Rojo, el pueblo lo atravesó sobre suelo seco y todo el
ejército egipcio fue destruido cuando el agua cayó sobre él. Después de
Ilevar a Moisés y a los israelitas hasta un lugar donde no había
absolutamente ninguna manera de escapar, Dios procedió a guiarlos hacia
la Tierra Prometida, de una manera que solo El habría podido lograr. Y el
mundo se maravilló ante el inmenso poder de Dios.

JOSUE Y UN PLAN RIDICULO

Piense ahora en Josué, quien se dispuso a acaudillar al pueblo de Israel


contra la ciudad de Jericó, seriamente fortificada. Acababa de recibir de
Moisés el liderazgo sobre el pueblo, y estaba a punto de entrar en la Tierra
Prometida. Antes de cruzar el rio Jordán, envía espías para que observaran
aquella ciudad repleta de guerreros, con el fin de poder trazar un plan de
batalla.

Sin embargo, cuál era el plan de batalla de Dios? Le indicó que los hombres
tenían que desfilar alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días, y
siete veces en el séptimo día, harían sonar sus trompetas. Siete sacerdotes
llevarían siete cuernos de carnero delante del área del pacto. Cuando Josué
diera la orden, todo el pueblo debería gritar lo más alto posible. Y, dicho sea
de paso, los únicos habitantes de Jericó que Dios estuvo dispuesto a salvar,
fueron la ramera Rahab y su familia.

Si usted fuera Josué, ique estaría pensando? Señor, no estoy seguro de


haberte oído bien. Estaban tocando muy fuerte las trompetas, y te debo
haber entendido mal. No; Josué había oído bien a Dios.

Y una vez más, Dios concedió la victoria. Ningún soldado israelita se perdió.
Y el mundo temió la potestad del Dios de los israelitas.
GEDEON Y UNA SITUACI6N IMPOSIBLE

Gedeón fue otro hombre llamado a acaudillar a los israelitas contra un feroz
ejército. No era guerrero. De hecho, le tenía miedo al enemigo. Pero Dios le
dijo que guiara al pueblo a la batalla contra un enemigo que tenía dentro
veinte mil hombres en armas.

El formo un ejército de treinta y dos mil hombres. Dios le dijo: «Son


demasiados hombres. Diles que todos los que tengan miedo se vuelvan a su
casa». Es evidente que Gedeón no era el único que se sentía intimidado por
el enemigo, porque veintidós mil hombres aceptaron ese ofrecimiento.

Así Gedeón se quedó con un ejército que solo tenía diez mil hombres. Dios
le volvió a decir: «Son demasiados hombres. A todos los que beban el agua
de rodillas, envíalos a casa». Y, isabe una cosa? Arrodillarse junto a la
corriente de agua fue el método que prefirieron aquellos guerreros a la hora
de beber agua. Ahora Gedeón se quedó con trescientos hombres
solamente.

Debe haber pensado (como tal vez pensemos muchos de nosotros): (Que
estoy haciendo yo aquí? iEsta batalla es imposible de ganar! iNos van a
matar a todos! Sin embargo, ifue eso lo que sucedió? No; los trescientos
hombres de Gedeón derrotaron a un ejército de ciento veinte mil hombres.
Una vez más, no se perdió ni un solo israelita en la batalla.

Dios había metido a Gedeón y a Israel en una situación imposible de


superar, y habían destruido al enemigo con una resonante victoria. Y así, el
mundo vio la protección de la mano de Dios sobre su pueblo.

Una y otra vez, Dios llevo al pueblo a situaciones difíciles, para manifestar
allí su poder en medio de él. Así es como Dios obra.

PEDRO Y UN ABSURDO

Veamos otro momento significativo, esta vez en el Nuevo Testamento. En


Mateo 14:22-33, hallamos a Pedro y a los demás discípulos en una barca en
medio del mar de Galilea, metidos en medio de una tormenta. Están allí,
porque Jesús les ha ordenado que entren a la barca y crucen a la orilla
opuesta.

Era la media noche, y sus vidas corrían peligro. Las olas eran cada vez
mayores, el viento soplaba cada vez más fuerte, y el agua había comenzado
a llenar la barca.

Imagínese lo que les debe haber pasado por la mente a los discípulos. Por
qué le hicimos caso a Jesús? Él no es más que un carpintero, mientras que
nosotros somos pescadores. Deberíamos haber previsto que nos íbamos a
meter en medio de una tormenta como esta.

Las Escrituras dicen con toda claridad en cuanto a esto: «Jesús hizo a sus
discípulos entrar en la barca e ir delante de él) (14:22).

Era Jesús quien los había puesto en peligro, y ni siquiera estaba con ellos.
Bueno, esto solo es una verdad a medias. Jesús si se les unió algo después...
caminando sobre el agua.

Cuando los discípulos vieron la figura de un hombre en el agua, se


aterraron, y pensaron que seguramente se trataba de un fantasma. No
habla otra explicación posible. AI fin y al cabo, la gente de carne y hueso no
camina sobre el agua.

Jesús sabía que tenían miedo, y les dijo: «iTened animo; yo soy, no
temáis!». De inmediato, Pedro le respondió con gran valentía: «Señor, si
eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas». A continuación lo que
aparece es esta asombrosa declaración: «Y descendiendo Pedro de la barca,
andaba sobre las aguas para ir a Jesús» (w. 27-29).

Ahora, hablemos de la vida común y así es como obra Dios: poniendo a las
personas en situaciones imposibles, para después manifestar su poder
corriente! Nunca nadie habla caminando sobre el agua, ni lo ha hecho
después de aquel momento. Jesús habla llamado a Pedro para que se le
uniera sobre el agua. Pedro lo obedeció, y experimento un milagro.
Recuerde que Pedro no estaba solo en aquella barca. Todos los demás
discípulos estaban alii mismo, contemplando mientras aquella escena se
desarrollaba ante ellos. Pero se quedaron en la barca, mientras Pedro
estaba alii fuera con Jesús, caminando sobre las olas. Tal vez haya estado un
poco loco, pero hay que admirar su valentía.

Quizá hubiera entre los demás disdpulos quienes pensaran: jEso lo podría
hacer yo! No; no habrían podido. Lo que hizo Pedro exige fe, y sus
razonamientos humanos no les habían dejado ni salir de la barca siquiera.
Así también, cuando Pedro volvió a los razonamientos humanos, se metió
enseguida en un problema.

Aparrando los ojos de Jesús, contemplo la tormenta y pensó: Pero que he


hecho? Vio las olas, y comenzó a dudar... ya hundirse también.

A pesar de todo, él tuvo la valentía de intentarlo. Amaba a Jesús, y sentía un


verdadero desespero por estar con Él. Podernos estar seguros de que Jesús
se sintió orgulloso de Pedro, mientras extendía el brazo y lo tomaba por la
mano para rescatarlo.

En ese momento, le dijo: i<iHombre de poca fe! iPor que dudaste?(v. 31).
Mientras más estudiarnos este pasaje, más probable nos parece que Jesús
le dijo aquellas palabras con un tono de aliento. Él sabía que la idea de
caminar sobre el agua era algo absurdo por completo para la mente
humana. Y mientras le hablaba a Pedro, debe haber tenido una sonrisa en
el rostro. i<iPedro, ya habías llegado hasta aquí! Ya estabas caminando
sobre el agua. iPor que comenzaste a dudar?» A Pedro le faltaba mucho por
caminar, pero estaba creciendo en su fe ante los ojos de su Señor. Todos los
demás seguían en la barca, pero Pedro estaba viviendo una gran aventura.
Cada día aprendía más acerca de la vida nada común de los discípulos de
Jesús.

DIOS Y LO IMPOSIBLE

iSe ha encontrado en esa situación, en ese lugar donde lo lleva Jesús, en ese
lugar del que no puede regresar? Usted dio un paso de fe y echó a andar,
pero en estos momentos, las circunstancias parecen haberse vuelto
imposibles. Comenzó a analizar su situación y se sintió asustado. Hasta
empezó a poner en duda el llamado divino sobre su vida. No se puede echar
atrás, pero tampoco parece que pueda seguir adelante. Todo lo que sabe
hacer es clamar a Dios.

Le podemos asegurar algo: usted se encuentra en un buen lugar. Tal vez este
en el lugar hacia el cual Dios lo ha ido Ilevando todo este tiempo. Lo tenla
que llevar hasta donde se encuentra ahora, para mostrarle más de SI mismo
que usted haya conocido jamás.

Por eso, no desista. No titubee. No se vuelva atrás. Limítese a invocar su


nombre. ¡Confié en El! Porque lo tiene exactamente donde El quería
tenerlo.

Dios actúa de esa manera: nos lleva a un punto en el que no parece haber
esperanza, para que clamemos a Él y hallemos lo que ha provisto para
nosotros. Y en ese lugar, hace lo que tenía planificado hacer desde el
principio. Abre el mar Rojo, conquista Jericó, derrota al enemigo, salva a
Pedro que se está hundiendo. Satisface todas !as necesidades que El mismo
ha creado.

Una de las formas en que Dios nos enseña a confiar en Él, es ponernos en
una iglesia que está caminando por fe. Es magnífico estar en un lugar así,
caminando junto a otros creyentes que siguen a Cristo.

Podemos orar unos por otros, animarnos mutuamente, caminar juntos y


fortalecemos entre nosotros cuando nos enfrentamos a lo imposible.

Recuerde a Pedro en el agua aquella maravillosa noche. ¿Por qué Jesús hizo
que llegara a El caminando sobre el agua? ¿Por qué así podría alardear
delante de sus amigos? No; fue porque estaba moldeando el carácter de
Pedro, para que fuera un gran líder de la Iglesia en sus primeros tiempos.
Los primeros cristianos necesitarían un líder espiritual que conociera a
Cristo y caminara por fe. Pedro demostraría ser un hombre así, lleno de fe y
de confianza en Cristo.
Fue él quien predico el primer sermón del Evangelio en el día de
Pentecostés, cuando recibieron la salvación tres mil almas, que fueron
bautizadas e incorporadas a la Iglesia (Hechos 2: 14-41). Fue Pedro quien
sano al hombre que era cojo de nacimiento (3: 1-8), quien desafío a los
líderes religiosos de Jerusalén (4:5-20), quien le devolvió la vida a una mujer
muerta (9:36-41), quien le llevó el Evangelio al centurión gentil Cornelio
(10:24-48), quien fue libertado de la prisión por un ángel del Señor (12: 5-
11) Y quien realizo muchos milagros más. Y fue Pedro, en sus últimos años
de vida, quien consoló a la Iglesia perseguida con estas palabras repletas de
sabiduría divina: «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para
que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre
él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5:6-7).

DIOS TIENE UN PLAN

Entonces, ¿Porque nos pide Jesús a nosotros que demos un paso de fe y


caminemos hacia El? iEs para que les podamos hablar a los demás de todos
nuestros logros? No; Él está edificando nuestra fe con el fin de prepararnos
para encomiendas mayores que nos esperan dentro del Reino de Dios;
cosas que exigirán de nosotros una confianza total en Dios para hacer lo
imposible. Él quiere que nos fortalezcamos para que les demos fuerzas a los
débiles. Está en medio del proceso de hacer líderes santos para su pueblo.

iEs usted uno de esos que han mirado con ojos de añoranza a las grandes
historias de la Biblia, y deseado haber podido estar allí? iLas ha recordado y
pensado: Yo habría querido estar junto a Moisés en el mar Rojo, o tener una
trompeta en la mano en Jericó con Josué, o haber sitio uno de los
trescientos hombres de Gedeón.

Quisiera haber estado en la barca en aquella noche de tormenta en Galilea;


habría podido ver a Jesús caminando sobre el mar, y habría podido salir
caminando a su encuentro junto a Pedro.
¿No lo ve a Él? Hoy es el día en que nos toca a nosotros ver el inmenso
poder de Dios. Este es nuestro día para caminar con Jesús resucitado. Esta
es la vida que se halla al alcance de todo aquel que quiera creer.

Estamos viviendo unos tiempos maravillosos para caminar con Jesús y ver el
inmenso poder de Dios en medio de nosotros. Cuando recordemos esos
días, nos maravillaremos. Pero nos hace falta fe; necesitaremos valor.

El apóstol Pablo entendía que la vida cristiana -la vida de resurrección- es


algo lleno de frescor y de emoción: «Como Cristo resucito de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva»
(Romanos 6:4). jEn vida nueva!

No puede ser la misma vida que usted tenía antes de encontrar a Cristo. Es
una existencia totalmente distinta. Es el lugar donde camina Jesús. Solo el
Señor sabe lo que Él quiere hacer en su vida. Por consiguiente, pregúnteselo
a Él.

Tal vez le esté diciendo que salte por la borda de su cómoda barca. Pero
usted se siente aterrado. Confié en El. Tal vez usted mismo este pasando por
una tormenta personal. Mantenga !os ojos fijos en Jesús.

Tal vez su confianza en Dios ha sido fuerte, peto ahora se siente perturbado
y abrumado por las dudas. Vuélvase a centrar en El.

Las situaciones imposibles son normales en la vida cristiana. Asi es como


Dios edifica nuestro carácter y atrae la gloria sobre sí mismo. El camino de
la vida de resurrección es un camino lleno de aventuras. JSigamoslo!

A medida que vaya progresando en esta vida de resurrección, no solo lo id


llevando a un emocionante caminar con el Señor, sino que lo ira
transformando en lo más profundo de su ser. Comenzara a producir en
usted un carácter semejante al de Cristo. Se convertirá en ejemplo vivo del
poder que tiene la resurrección para darle vida nueva a aquello que estaba
muerto.

CAPÍTULO 8
LA PAZ DE LA RESURRECCIÓN

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a
esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la
gloria de Dios. ROMANOS 5:1-2

Lo primero que experimentamos en la vida de resurrección es la paz de la


resurrección. Siempre se pueden distinguir aquellos que están caminando
en una relación correcta con Jesús. Tienen paz. Tienen contentamiento.

Podría haber un sentimiento mejor que el de saber que entre usted y Dios
hay paz?

SEGUROS EN LA MANO DE JESÚS

Se cuenta de un nativo norteamericano que había vivido en pecado durante


muchos años cuando un misionero cristiano lo llevo a los pies de Cristo. Sus
amigos vieron en él un cambio tan radical, que le preguntaron que le
sucedía.

Sin decir gran cosa, puso un gusano sobre un montón de hojas, y después
les prendió fuego a las hojas. El fuego creció, y comenzó a amenazar al
gusano. En el último instante, el saco el gusano del fuego y dijo estas
palabras: «Yo, ese gusano».

Esa es la historia de todos nosotros. No es lo que hayamos hecho, sino lo


que Cristo ha hecho por nosotros. Ya no nos tenemos que preocupar por «el
fuego», sino que podemos vivir por fe en que la resurrección nos ha salvado
de la muerte eterna.

Todo el que comprenda realmente el significado de la cruz y de la


resurrección, comprenderá también lo que significa tener paz con Dios.

NOTlCIAS BUENAS Y MALAS


En la epístola a los Romanos, el apóstol Pablo capta la esencia del problema
del pecado y de lo que Dios ha provisto para nuestra salvación. Nos
presenta una escena en la que hay noticias buenas y malas.

Las malas noticias primero: todos nosotros hemos pecado y estamos


destituidos de la gloria de Dios. El pecado nos ha afectado de tal manera,
que ya no estamos en una situaci6n correcta ante El; no lo podemos
comprender, no lo podemos buscar, y no tenemos temor de Él.
Abandonados a nuestra propia suerte, estamos condenados a enfrentarnos
al castigo por el pecado.

Ahora, las buenas noticias: Jesucristo cargo sobre si nuestro pecado, y


murió en nuestro lugar. Después de esto, el Padre lo resucito a una vida
nueva, que nosotros podemos compartir.

Todos los que creamos en Jesucristo somos hechos rectos ante Dios, y una
vez que esto sucede, disfrutamos de esa vida nueva. El resultado de nuestra
fe es la paz con Dios: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Romanos 5: 1).

La paz es lo que necesitan los seres humanos más que ninguna otra cosa en
la vida. Sin embargo, esta paz no se parece a ninguna otra cosa que
hayamos conocido jamás. Principalmente, no es una relación entre
personas, sino un estado de paz entre nosotros y Dios. Ya no somos
enemigos suyos; tenemos paz con El, y estamos de su lado.

Y A NO SOMOS ENEMIGOS SUYOS

Durante la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña se hallaba sometida


constantemente a la amenaza de nuevos ataques aéreos por parte del
enemigo. Las ciudades quedaban totalmente a oscuras durante la noche. No
se permitía que las iglesias tocaran las campanas. En cambio, el día en que
terminó al fin la guerra con los nazis, se encendieron las luces, las campanas
repicaron alegremente una vez más y la gente bail6 en las calles durante
gran parte de la noche. La paz trajo consigo gran gozo, además de la libertad
de volver a disfrutar de la vida.
No sería ir demasiado lejos en lo que significan las palabras de Pablo, decir
que la obra de Cristo nos libertó del estado de guerra existente entre Dios y
los seres humanos. Pablo lo expresa de esta forma en su carta a la iglesia de
Colosas: Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y
enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y
sin mancha e irreprensibles delante de él. (Colosenses 1:21-22)

La paz con Dios es la mayor necesidad de todas las que tiene el ser humano
en su vida. Antes de conocer a Cristo, usted estaba en guerra con Dios, y en
rebelión contra el Rey de reyes. En cambio, ahora hay paz. Su alma ya no
sigue batallando; su situación ante Dios es la correcta. Su posición ha
cambiado. Usted ya no es enemigo de Dios, es hijo de Dios.

El DON DE LA PAZ

En la Biblia aparece cuatrocientas veces, y representa la necesidad mas


profunda del corazón humano: la paz con Dios.

No hay forma de explicar la sensación de paz que se produce cuando


nuestra relación con Dios es la correcta. Jesús dijo: <,La paz os dejo, mi paz
os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo» Juan 14:27.

Su paz es total; es perdurable. Esa paz nos llega al saber que no tenemos ya
que temblar ante la presencia de Dios, sino que los podemos acercar a Él
con toda confianza.

Los evangelios nos hablan de las numerosas ocasiones en las cuales Jesús
les dio paz a quienes lo rodeaban. A una mujer que le había lavado los pies,
le dijo: «Tu fe te ha salvado, ve en paz» (Lucas 7:50). A otra mujer que había
estado enferma durante doce años, le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; ve en
paz» (8:48). A la furiosa tormenta que se había levantado en el mar de
Galilea le dijo: «jCaImate, sosiégate!» (Marcos 4:39, LBLA). En el aposento
alto, les dijo a sus atemorizados discípulos: «La paz os dejo» Juan 14:27. Y
tanto a usted coma a mí, nos dice también: «La paz os dejo».
El quiere que usted tenga paz. Entonces, iPor que hay tantos que carecen de
paz en su corazón? iPor que será que hay tantos llenos de ansiedades,
preocupaciones, estrés, inquietud y agitación?

Es porque todos queremos paz, pero son pocos los que están dispuestos a
hacer lo necesario para obtenerla.

LA OBEDlENCIA Y LA PAZ

Todos queremos tener paz, pero pocos están dispuestos a hacer lo


necesario para obtenerla. Los seres humanos desobedecen a Dios a
sabiendas, y sin embargo, quieren que El les pase por alto lo que han hecho
y bendiga sus vidas. No quieren adorar a Dios los domingos, pero esperan
adorarlo por toda la eternidad en el cielo. Literalmente, usan su nombre en
sus maldiciones, pero quieren que sea bondadoso con ellos en el día del
Juicio.

Nadie puede tener la esperanza de conocer la paz de Dios, si no está en paz


con Dios. El ha hecho todo lo posible para que usted conozca su paz.
"Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por et" Juan 3: 17).

Y el Hijo que Dios entrego para nuestra salvación nos dice esto: "Yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (10:10).
Hay una realidad que es inherente a esta afirmación: hay cosas que pueden
impedir que tengamos esa abundancia; hay algo que puede sabotear
nuestro potencial. La Biblia identifica ese algo, llamándolo «pecado». El
pecado del cual vino Jesús a liberarnos está obrando activamente contra
nosotros. Está impidiendo que conozcamos la paz de Dios.

Es imposible que disfrutemos de la paz de Dios si estamos pecando


voluntariamente contra El. Por eso la Biblia dice: «Despojémonos de todo
peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante» (Hebreos 12:1).
Nos es imposible disfrutar de la paz de Dios si vamos pecando
voluntariamente contra El. Es una lucha que todos tenemos que vencer:
"Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23).
Pero también es una lucha en la que Cristo ya ha vencido por medio de la
resurrección.

LA SANTIDAD Y LA PAZ

Recuerda el momento en que el Señor les envió un ángel a los pastores la


noche en que Jesús nació? Lo primero que les dijo el ángel fue esto: "No
temáis» (Lucas 2: 10).

iPor que temían aquellos hombres? Las Escrituras dicen que cuando el ángel
del Señor se les apareció a los pastores, "la gloria del Señor los rodeo de
resplandor> (v. 9). iQue es la gloria del Señor?

En el Antiguo Testamento, cuando resplandecía la gloria del Señor ponía al


descubierto los secretos morales y revelaba lo más íntimo de las personas.
Isaías era un buen hombre, y se estaba preparando para servir al Señor. Sin
embargo, cuando resplandeció la gloria del Señor alrededor de él, clamó
diciendo: «jAy de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de
labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han
visto mis ojos al Rey» (Isaías 6:5).

Daniel era el hombre más justo de sus tiempos, pero cuando llegó a ella
gloria de Dios en una "gran visión», su reacción fue la siguiente: "no quedo
fuerza en mi, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor
alguno. [ ... J Y he aquí una mane me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis
rodillas» (Daniel 10:8, 10).

Aquellos hombres sintieron miedo. Aunque no sabía con precisión que


estaba sucediendo, si sabían que estaban en la presencia de la gloria de
Dios. Su gloria brillaba en todo su esplendor, revelando los rincones más
oscuros, poniendo al descubierto los territorios más tenebrosos de sus
propias almas.
Estaban llenos de temor, porque sabían que un pecador no podía
permanecer en la presencia de un Dios santo. Cuando Cristo nació, y el
ángel del Señor se les apareció a Ios pastores diciéndoles "No temáis», les
indico de inmediato la razón de todo aquello: "Os ha nacido hoy, en la
ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor» (Lucas 2: 11).

Había llegado el Salvador, el Príncipe de Paz. Ahora bien, si no hubiera


nacido un Salvador, entonces lo más probable es que usted habría debido
sentir miedo al ver a un mensajero de Dios.

Si tuviéramos que comparecer ante el Dios santo coma seres humanos aun
en pecado, deberíamos sentir un gran terror. La Palabra de Dios dice que la
paga del pecado es muerte, así que seguir viviendo en pecado equivale a
perder la vida para siempre.

En ese caso, icomo nos trae Dios la paz? Nos ofrece el perdón de nuestro
pecado y la restauración de nuestra relación con El.

Jesus es el Principe de paz, pero usted solo podra conocer la paZ

si 10 hace Senor de su vida.

Las cosas son asi: solo porque haya abundancia de pan en una

tienda de viveres, un hombre hambriento que este en la calle nO

va a quedar satisfecho. El que los lagos y los rios esten llenos de

L.\ PAL J)f L,\ RlSl [{RLU.:!U\J 121

agua no significa que un hombre

que se este muriendo de sed en el

desierto vaya a saciarla.

De igual manera, Jesus nos

trae la paz, pero para poderla vivir,


es necesario que acudamos a El

.. ~

] esus le do la poz, si usted

acude a El de acuerdo a sus

condiciones.

siguiendo los requisitos que senale. iCamina usted en una relacion

con Cristo que le trae paz? Es usted quien tiene que escoger.

ENTREGARLE EL CONTROL A J EHIS

Yo (Mel) pase alglin tiempo en Texas mientras estaba en el seminario.

En nuestra iglesia habia un hombre que se ganaba la vida

entrenando caballos de rodeo. Yo distaba muchisimo de ser un

buen jinete, pero el me dio la oportunidad de montar uno de sus

caballos.

Cuando monte el caballo, aquello fue distinto a todo cuanto

~.akh~ '~:'Arw'mlestL~ wte&. lln. .' iR..(~pjna.. o/J:dL eJ cno.tIJlL> 'f cl


caha:Ho

comenw a correr en drculos, moviendose con la velocidad

de un rayo. Todo 10 que yo hada para corregir la situacion solo

pareda empeorar las cosas.

Por fin me di cuenta de que la lucha por la que estaba pasando

no era un problema del caballo, sino mio. Aquel caballo valia

sesenta mil dolares, y estaba tan bien entrenado que respondia a


todos los movimientos que yo hada. Mis propias acciones eran las

que 10 estaban haciendo saltar as!. En realidad, eran mis intentos

por cabalgar tranquilamente los que hadan muy peligrosa la

situacion.

Muchas personas que estin luchando en la vida, y cuya

cabalgata es bastante accidentada y peligrosa, no se dan cuenta

122 \It L\\'[!Ul:\CL\ (J);-..J rL rl)[HR nt: L.\ Rr.<.;LRIUCCIO:\

de que estan viviendo los resultados de sus propias acciones. El

pecado quebranta nuestra relacion con Dios y nos roba la paz.

Necesitamos entregarle a Dios las riendas de nuestra vida.

Entonces, El nos traeta la paz.

LA PAZ TRAE CONSIGO El ACCESO

Despues de describir la paz que tenemos con Dios por medio de

J esucrisro, Pablo dice que por medio de El, tambien «tenemos

entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos

gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios» (Romanos 5:2).

Una cosa es saber que tenemos paz con Dios, y otra es saber que

tenemos acceso a El.

El verbo acceder se refiere al «acto de traer 0 presentar,>. La paz

con Dios -por medio de una relacion con Cristo-- nos trae hasta

la gracia de Dios. La paz de Cristo nos hace entrar en la esfera de la

gracia de Dios, en la cual podemos comparecer ante El.


Tal vez usted no comprenda el carnbio tan radical que esto

representaba con respecto a la forma en que los judios siempre

habian experimentado su relacion con Dios. En rodo el pueblo

de Israel, solo el sumo sacerdote era el unico que podia entrar al

Lugar Sandsimo; a la presencia de Dios. Una vez al ano, en el

dia de Expiacion, este sacerdote actuaba como representante del

pueblo. Mientras rodos los demas esperaban fuera, el entraba al

Lugar Santisimo. Rociaba la sangre del sacrificio sobre el propiciarorio,

para expiar los pecados del pueblo. Aun despues de realizados

los sacrificios, aquellos a quienes se les habia perdonado su

pecado segufan sin poder entrar al Lugar Sandsimo. En lugar de

hacerlo, cada cual se iba a su casa. El sacerdote salia, cerrando la

cortina, y pasaria todo un ano antes que alguien volviera a entrar

en aquellugar.

123

iComo cambiaron las cosas con el sacrificio de Cristo! Nosotros

no tenemos que quedarnos fuera, de pie, mientras un sacerdote

entra como representante nuestro a la presencia de Dios.

En lugar de esto, estamos dentro del Lugar Sandsimo, porque

J esucristo nos ha llevado hasta la presencia de la gracia de Dios:

Teniendo libertad para entrar en el Lugar Santisimo por

la sangre de Jesucrisro, por el carnino nuevo y vivo que el


nos abrio a traves del velo, esro es, de su came, y teniendo

un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerqu<!monos

con corazon sincero, en plena certidumbre de fe, purificados

los corazones de mala conciencia, y lavados los

cuerpos con agua pura. (Hebreos 10: 19-22)

La paz que Crisro consiguio para nosotros nos lleva literalmente

a una relacion personal con el Dios santo. La muerte y la

resurreccion de nuestro Salvador derribaron la barrera del pecado

y nos hicieron entrar al Lugar Santisimo.

SOLO UN CAMINO A LA I'AZ CON DIOS

T odos queremos tener paz en nuestra vida, pero comprenda esto:

J esucrisro es el tinico acceso a Dios y, por tanto, la unica fuente de

paz perdurable. No crea a nadie que le diga que hay muchos carninos

que conducen a Dios. No crea a nadie que le diga: «Siempre

que seas sincero en 10 que crees ... ».

Los hombres parecemos tener aversion a consultar los

mapas. AI fin y al cabo, confiarnos en nuestro sentido innaro de

otientacion; no necesitarnos que ninguna otra persona nos diga

cuat es el camino. Si usted es hombre, es muy probable que haya

hecho algun viaje en el cual estaba absolurarnente seguro de que

conoda el camino; no tenia duda alguna en su mente. Aunque

todo dentro de usted le deda que girara a la derecha, su esposa


le seguia repitiendo que girara a la izquierda. iQue hizo usted?

Por supuesto, giro a la derecha, porque no estaba dispuesta a

equivocarse. Su esposa se callo y espero, aver hasta donde lIegaria

antes de descubrir que habia cometido un error, y daria la vuelta.

Si, usted era sincero en su conviccion, pero por desdicha, estaba

sinceramente equivocado.

Lo que usted crea «con sinceridad» no tiene importancia.

Todo 10 que importa es si aquello que cree es realmente cierta. Y

cuando de la salvacion se trata, Jesus es la unica verdad. El mismo

dijo: «Yo soy eI camino, y la verdad, y la vida; nadie viene aI

Padre, sino por mi» Uuan 14:6).

i Tiene en su vida necesidad de arrepentirse de sus errores

«sinceros»? La palabra arrepentirse significa dar media vuelta en

nuestro camino y seguir caminando con Jesus. El nos da la paz

con Dios, y tambien eI acceso a su presencia.

iTiene esa paz? iHasido lIevado

.+. hasta la presencia del Dios todopo-

No erea a nadie que le diga

que hay muehos eaminos

para llegar a Dios.

deroso? i Tiene esperanza para esta

vida y tambien para la otra?


Puede tener todas estas cosas.

Son las cosas que lIegan a nuestra

vida cuando ponemos nuestra fe en

Jesucristo, como Senor y Salvador. No se trata de un compromiso

de un solo momento con CriSta; es un caminar diario, reniendolo

a El como Senor. Usted no puede lIegar por su propia cuenta

hasta la presencia de Dios; tiene que ir con Cristo. El es el Principe

de Paz.

EL GOZO DE

LA RESURRECCION

E ntonces ellas, saliendo del sepulcro con temor

y gran gozo.Jueron corriendo a dar las nuevas

a sus discipulos.

MATEO 28:8

En la descripcion que hace Mateo de la resurreccion, habla

de que las mujeres «salieron del sepulcro con temor y gran

gozo» (Mateo 28:8). Su «temor y gran gozo» marcan un fuerte

contraste con 10 que sintieron los soldados roman os, quienes «de

miedo de el [ ... J temblaron y se quedaron como muertas» (v.4).

En ambos casos se habla de un temor, pero no es eI mismo

temor. En eI caso de los soldados, el temor los paralizO. En carnbio,

en eI caso de las mujeres, el temor les dio nuevas energias:


habia a1go especial en el aire, y en su interior, sus espiritus salraban

con un gozo imposible de expresar. JesUs estaba vivo!

126 \111 \1'["Rlr,\CI \ ~:()'\ ["I 1'(lI)LR PI 1 \ 1{[";';l'RRrCCI(Y'

Alos que se hallan en rebelion contra Dios, el temor les produce

terror cuando se encuentran ante un mensajero de Dios. A los que

tenemos una relacion correcta con El, el temor 10 que nos hace es

reorientar nuestra atencion desde nuestra propia persona hacia el

Dios venerado que amamos, y asi podemos participar del «griln

gozo» por la inagotable buena noticia del Cristo resucitado.

Las ultimas palabras del evangelio de Lucas manifiesr;lfl

esta misma emocion. Despues que los disdpulos vieron con10

ascendia su Senor resucitado de vuelta al cielo, «despues de haberle

adorado, volvieron a J erusalen con gran gozo; y estaban siempre

en el templo, alabando y bendiciendo a Dios» (Lucas 24:52-5J).

Aquellos disdpulos no estaban lIenos de un simple gozo, sino que

sendan un «gran gozo». Era algo que se hallaba mas alia de cuanto

se habrian podido imaginar; era algo que le habia dado un giro

completo a la vida de todos ellos.

EL GOZO DEL SENOR

El Senor quiere que la resurreccion produzca gran gozo en nuCstra

vida. El evangelio de Juan 10 indica con abundante claridad.

Medite en la oracion que hace Jesus como sumo sacerdote


en Juan 17, donde le abre su coraz6n al Padre celestial. Es ,m

momento muy emotivo en las horas finales, antes que pase por la

traicion de un amigo, unos juicios ilegales a manos de «Ios lideres

religiosos», unas golpizas despiadadas y los terribles dolores de la

crucifixion. «La hora ha lIegado», dice (v. O. Aun en ese momeniO,

esri pensando en sus disdpulos. Piensa en los que va a dejar detrl!s,

una vez que haya terminado su tiempo en esta tierra.

Despues de hablar con el Padre acerca de su mision de cargar

con el pecado del mundo en la cruz, Jesus se vuelve al tema de SUS

disdpulos en su oracion. Lo primero que pide para ellos es esro:

«Ahora voy a ti; y hablo esto en el

mundo, para que tengan mi gozo

cumplido en si mismos» (v. 13).

Piense en este momento: esta a

punto de pasar por los sufrimientos

de la cruz, y quiere que sus disdpulos

esten lIenos de gozo.

127

M ientras El sopartaha 105

sufrimientos de la cruz,

quer;a que sus disc;pulos

estuvieran lIenas de gozo.


Cuando tenemos en cuenta quienes son esos primeros disdpulos

que continuaran la obra del Senor despues que El se vaya,

esta oracion nos resulta bastante asombrosa. Observe que Jesus no

dijo en su oracion: «Padre, hazlos grandes predicadores, porque

van a proclamar el Evangelio». T ampoco dijo: «Padre, dales revelacion

para que les ensenen teologia a aquellos que vendran». No;

el gozo de ellos se encontraba ya en el corazon del propio Jesus:

«Padre, pon mi gozo en ellos, para que su gozo sea completo».

iPor que estaba el Senor tan preocupado de que ellos esruvieran

lIenos de gozo? Porque sabia que el mensaje que iban a

predicar no tendria sentido alguno si ellos no estaban lIenos de

gozo. Si la resurreccion no creaba una calidad de vida diferente

en ellos, ipara que habria de q uerer alguien escuchar el Evangelio?

En cambio, sabia que una vida gozosa, con el aspecto correspondiente

en sus rostros, convenceria a los demas de que su libertad

con respecto al pecado y su esperanza en Cristo eran reales.

El GOZO DEL SENOR IS FORTALIZA

Jesus sabia tambien que los disdpulos tenian por delante muchos

dias diffciles, y que el mundo los observaria, para ver de que

manera reaccionaban ante esas dificultades.

Los disdpulos demostrarian que la relacion correcta con

Dios produce gozo, y que todo 10 demas palidece, comparado


128 \11 L\I'IIUL:':CI·\ <..:U:': 11 I'Ul)LR pr lA lU:--LRRrCCIU:,\

con la relacion con el Cristo resucirado. «InsUltenme cuanto

quieran, y denigrenme si quieren, que Dios ewi cerea de m!.

Metanme en una prision, que Dios esra cerea de m!. Apedreenme

y golpeenme cuanto quieran, que la cercania de Dios es mi biell».

No eambiadan la salvacion por ninguna otra cosa en la Tierra. La

relacion con Cristo produce gozo, y nada en la Tierra se puede

llevar ese gozo.

La gente escucharia el Evangelio, y creeria en el, a causa de la

mirada que habfa en !os ojos de aquellos que 10 proclamaban.

Por eso Jesus estaba preocupado por el gom en la vida de

sus discipulos. Y ese gozo fue precisamente 10 que produjo

la resurreccion en la vida de ellos. Escuche algunas de las

descripciones que haee Lucas en ellibro de los Hechos, despues

que Cristo resucito de entre los muertos:

Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de

haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por eaUsa

del Nombre. (5:41)

Y los disdpulos estaban llenos de gozo y del Espirim Santo.

(13:52)

Pablo dice:

Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi


vida para mi mismo, con tal que acabe mi carrera con

gozo, y el ministerio que recibi del Senor JesUs, para dar

testimonio del evangelio de la gracia de Dios. (20:24)

Escuche tambh!n 10 que le ensenaron los apostoles a la Iglesia

naciente, a partir de su propia experiencia con el gozo de la

resurrecci6n:

Regocijaos en el Senor siempre. Otra vez digo: jRegocijaos!

(Filipenses 4:4)

Hermanos mios, tened por sumo gozo cuando os halleis

en diversas pruebas. (Santiago 1 :2)

Uesucristo,] a quien amais sin haberle visto, en qUlen

creyendo, aunque ahora no 10 veais, os alegrais con gozo

inefable y glorioso. (1 Pedro 1 :8)

Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos

de Cristo, para que tambien en la revelacion de

su gloria os godis con gran alegrfa.(l Pedro 4: 13)

Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.

(1 Juan 1 :4)

Permitanos sugerirle que si us- 4'"

129

ted ha perdido el gozo del Senor, Si usted ha perdido el gozo

es que ha perdido de vista al Senor del Senor, es porque ha


resucitado. No estoy hablando de perdido de vista al Senor

perder su salvacion, sino de perder resucitado.

el gozo de su salvacion. Si ha perdido

el gozo de servir al Senor, usted

se encuentra en un problema. Esto indica que se ha alejado de El,

y que ya no esta lleno de su Espiritu.

La sensacion de gozo que se produce en el encuentro con

el Senor resucitado solo se hace m:is profunda a medida que

seguimos caminando con El. Una vez que llegamos a conocer

la paz con Dios, brota en nosotros el gozo como un manantial

inagotable.

La yida cristiana no es solo emocion. Sin embargo, icc)mo

es posible recibir el perdon de todos los pecados que haya/11os

cometido en nuestra yida, experimentar una paz absoluta con el

Dios santo, tener la seguridad de la salyacion y de que tenemo.5 un

hogar en el cielo, saber que tenemos victoria sobre las tentacicmes

de pecar, y caminar en comunion con Jesucristo, y sin embargo,

carecer de gow?

La yida de resurreccion se caracteriza por el gozo. Las cosaS no

pueden ser de otra manera.

MAS ALLA DE LAS EMOCIONES

La felicidad es pasajera; se halla totalmente regulada por nue~tras


circunstancias presentes. No sucede 10 mismo con el gozo del

Senor. Su gozo reside en 10 mas profundo de nuestra yida, yesta

determinado por nuestra relacion, y no por unas realidades


circunstanciales.

El 'b0zo que Qermanece en nosotros es una clara eyidencia

de que tenemos paz con Dios y estamos experimentando una

profunda relacion con el Cristo yiyiente. La persona que caIJlina

con el Senor es realista. Comprende la seriedad de la yida y la

realidad de la guerra espiritual, pero eso no le roba el gow. No;

mientras el Senor se halle presente en la yida del creyente, el

seguira teniendo su gow.

Si usted ya ha comprendido esto, en ese caso ser crist/ano

no consistira para usted en la pesada obligacion de seguir ht ley

de Dios. No todo es fuego del infierno, azufre y carenci~· de

diyersiones. Si, la yida cristiana nos exige que nos enfrente/11oS

con cuestiones eternamente serias en nuestra yida, pero Cris(O es

la respuesta a esas cuestiones, yeso es 10 que nos produce un e;ow

asi; es 10 que nos produce una yida abundante en Cristo. Cuando

LL l;070 UL L.\ RrSl'RIUCCIO:\ 131

El perdona nuestro pecado y nos lIena de su Espiritu, nosotros

debemos conocer el gow del Senor.

Pablo, al orar por los colosenses, pide que experimenten


«toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre

que nos hiw aptos para participar de la herencia de los santos en

luz» (1:11-12). Despues de esto, expresa el motiyo de este gow

y esta accion de gracias: «el cual nos ha librado de la potestad de

las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien

tenemos redencion por su sangre, el perdon de pecados» (vv.

13-14).

Esa es la experiencia de todos los creyentes. Han sido sacados

de las tinieblas y lIevados a la presencia del Senor, quien trae la

luz a la yida de ellos. Esta es la base de un gow que no procede

de las circunstancias, si no de su interior, donde reina el Senor

resucitado.

En una ocasion, un diacono se acerco a mi (Mel) con una

preocupacion sobre una situacion que habia en la iglesia, y que

era necesario enfrentar. Le preocupaba que una pareja se estuyiera

I?erdiendo la yida abundante a,ue Dios a,ueria ope conocieran. Era

una escena que parece presentarse una y otra yez en las iglesias de

hoy: gente que yiYe en pecado, pero quiere la bendicion de Dios.

Cuando yisitamos a la pareja en su hogar, y los exhortamos

a ajustar su yida alas normas de Dios, respondieron con una

obediencia total. El resultado fue una bendicion inmediata de parte

de Dios. No solo resolyio milagrosamente algunas circunstancias


dificiles que habia en la yida de ellos, sino que produjo cambios

de importancia en su interior. La mujer describio como se habia

sentido tan lIena de culpa y de Yergiienza, que habia tenido que

luchar con la ansiedad y la depresion. En cambio, despues de

arrepentirse, deda con los ojos lIenos de gow: «Por primera yez

en seis meses, dormi toda la noche como una nina pequena».

Ahora tenia paz con Dios, y estaba lIena de gow. Estaba yiyiendo

132 \11 1 \I'LIUI:~CI \ Cl)\: fl ronfR DJ" L\ 1n::-'l'I{!{I"CClz)\;

aquello de 10 que habl6 Pedro: «Arrepentios y convertios, para que

sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia

del Senor tiempos de reftigerio» (Heehos 3: 19). Su relaci6n con

el Senor viviente qued6 restaurada, y experiment6 el refrescante

gozo de su presencia.

Hay gente que vive en

pecado, y sin embargo,

quiere la bendidon de Dios.

Hay quienes tienen la idea de

que la palabra arrepentimiento es

una palabra cruel. Se imaginan a un

anciano predicador de pelo cano

enfadado, y dando punetazos sobre

un pulpito, y asustando a la gente


para que se acerque aI altar, donde

debe cambiar, 0 resignarse a quemarse. Muy aI contrario de esta

imagen, la palabra arrepentimiento es la palabra mas posiriva que

hay en la Biblia. Solo se refiere aI hecho de apartarnos de aquello

que esra destruyendo nuestra vida, para acercarnos a aquello que

nos va a traer vida abundance. Es un alejarse del pecado y la

muerte para acercarse a Cristo y aI perdon. Una vez que la persona

se arrepiente de sus pecados, y toma la decision de hacer de Cristo

eI Senor de su vida, comienza a vivir de inmediato unos tiempos

de refrigerio en su a1ma.

El GOZO AUTINTICO

Hay muchas clases de cosas que craen gozo a nuestra vida, Sin

embargo, nada es comparable con el gozo del Senor. El buen

humor y la risa son partes maravillosas y neeesarias de 10 que

es vivir a plenitud. Una buena aneedoca puede cambiar la

atm6sfera de una habicaci6n, llenandola de risas. Sin embargo, no

es este el gozo del Senor. Podemos conocer eI gozo de entrar a una

iglesia hermosa y de eantar maravillosos c:inticos de adoraci6n,

fl CU7C)])r L.\ IUSl,RIUCCIO~ l33

sintiendonos arrebatados en un extasis emocional gracias a su

conmovedora y poderosa musica. Sin embargo, no es este el gozo

del Senor. Hay un gozo que tenemos POt el simple heeho de estar
entre ereyentes que hemos llegado a amar y apreciar. Sin embargo,

no es este el gozo del Senor. Sentimos gozo euando leemos unas

consoladoras palabras de las Eseriruras, y oimos unas verdades de

la Palabra de Dios que nos toca el a1ma. Sin embargo, no es este el

gozo del Senor.

Ninguna de estas cosas se opone al gozo de la resurreccion. No

obstante, son pobres susticutos para

aquello de 10 que estamos hablando.

Corremos el peligro de pensar

que son la misma cosa; que eso es

todo 10 que hayeniavirla'cristiana.

Porque es posible disfrutar de la

vida y aI mismo tiempo, vivir vados

del gozo del Senor.

Nos es posible difrutar de

la vida, aI mismo tiempo

que vivimos vacios del

gozo del Senor.

La expresi6n mas profunda del gozo de la resurrecci6n solo

puede proceder del Cristo resucitado. Es un producto seeundario

de la relaci6n de amor que tenemos con El. iSe pueden comparar

el buen humor y la frivolidad aI gozo que nos viene de Aquel que


nos da la vida abundance? iAcaso un canto acerca del Senor se puede

comparar con el hecho de hablar realmence con El? El tiempo

pasado con las Escrituras, ise puede comparar con el tiempo pasado

con Aquel hacia el cual nos senalan esas mismas Escricuras?

Por supuesco, una relaci6n genuina con Cristo produce la

confraternidad entre los cristianos, los cantos que salen del

coraz6n, el estudio de su Palabra y los momentos intimos de

oraci6n. Sin embargo, no permica nunca que esas actividades se

conviertan en sustirutoS de la relaci6n con El. JesUs no es una

doctrina en la cual debemos ereer; El resucit6, y nos ofrece una

relaci6n real y personal a codos los que nos aeerquemos a El.

UN GOZO PERMANENTE

Jesus nos indico de que manera hallar el gozo de la resurrecCion.

El sabia que siempre seria nuestra fuente de gozo.

Una de las ensenanzas mis intimas que les dio a los disdpulos

tenia que ver con la relacion permanente que existe entre la "id y

los pampanos. Escuche atentamente a esta revelacion de nU~stra

fuente de gozo:

Y 0 soy la yid, vosotros los pampanos; el que permanec~

en m!, y yo en el, este lleva mucho fruto; porque sepa,

rados de ml nada podeis hacer ... Como el Padre me h'l

amado, asi tambien yo os he amado; permaneced en mi


amot. Si guardareis mis mandamientos, permanecerei~

en mi amor; asi coma yo he guardado los mandamiento~

de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas o~

he hablado, para que mi gozo este en vosotros, y vuestrQ

gozo sea cumplido. (Juan 15:5, 9-11)

Esta es la relacion permanente con Cristo que trae el gozo a

nuestra vida. El gozo £luye desde El hacia nuestro interior.

No hay una sola manera en el mundo entero, de conocer

el gozo del Senor sin permanecer en El. Esto exige tiempo con

El; hace necesaria una vida diligente de oracion. No es pO~ible

permanecer en El, sin hablar con El y sin escucharle.

Jesus no se limita a darnos gozo; El es nuestro gozo. Si alt',una

vez usted se «desprende» de la yid, automaticamente se va a

marchitar y va a perder su gozo. A nadie le es posible producir un

gozo asl por su propia cuenta, coma tampoco una rama qUe ha

sido cortada del tronco puede producir fruto por si sola. En lugar

de esto, 10 que sucede es 10 exactamente opuesto. Uno se Vl.\elve

fragil, seco y duro. Pierde la vida que produce fruto.

135

El gozo es el fruto de una relacion permanente con Cristo.

UN GOZO CONFIADO

iSabe usted por que podemos tener gozo en todas las circunstancias
de la vida? iPor que podemos ser optimistas y positivQS en la vida?

Porque estamos caminando con el Senor resucitado. Sabemos

que El es el soberano, y que esta en su trono. Es El quien tiene el

control absoluto de todas las cosas. Ademis, sabemos que El ve 10

que nosotros no vemos. El puede ver el cuadro completo, y sabe

10 que va a suceder. Y sabemos tambien que nos ama. Tambien, el

hecho de saber que el Padre le ha dado a Jesus toda autoridad en

el delo y en la tierra, signiflca que esramos en buenas manos.

Pablo dijo: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las

cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su proposito

son llamados» (Romanos 8:28). Este verslculo no dice: «Todas las

cosas van saliendo tal como nosotros queremos que salgan», sino

que nm recuerDa que e5 Djm qujen rjme eJ conIloJ de lODO. Djos

esti realizando sus proposiros en nuestra vida. Podemos tener

gozo, porque conflamos en que la voluntad de Dios para nuestra

vida es 10 mejor que nos puede pasar.

Es probable que haya momentos en los cuales el Senor nos este

diciendo: «jAnlmate! iNo te pases todo el tiempo tan tenso! iPor

que estis tan alicaido? iPor que tan triste? iPor que actuas coma

si servirme a ml fuera algo tan terrible?».

Nosotros tenemos el priviJegio de compartir las buenas

nuevas. iComo podemos hacerlo con un esplritu decaido? El


136 \11 L\I'rRIl,\CI,\ CU'\ rI ronrR or 1,\ Rr"';L'RRrCCIO'\

espiritu decaido dice: «No confio en Dios en esta situaciom>. Es

10 mismo que admitir: «Las buenas nuevas no existem>.

Un espiritu abatido dice:

«No confio en Dios en esta

situacion», Eso es 10 mismo

que admitir: "Las buenas

nuevas no existen»,

El mundo necesita ver las buenas

nuevas en accion. Necesita ver

la vida abundante en Cristo.

Si su gozo se halla presente en

10 mas profundo de su corazon, no

10 va a poder esconder. AI final, se

manifestara en su rostro. Si lleva

alg6n tiempo sin verlo, tal vez necesite

asegurarse de que aun esta alii.

Se debe expresar en las palabras que usted diga, en el tono de su

voz y en la mirada de sus ojos. Se debe conocer en su man era

de cantar. El gozo se abrira camino en nuestras relaciones, tanto

con nuestros mejores amigos, coma con las personas extraiias. Es

necesario que la gente este a la expectativa de recibir un saludo


suyo, porque sabe que usted animara su vida con un encuentro

gozoso.

Ciertamente, el gozo del Senor, tal coma 10 experimentaron

los apostoles, fue una validacion del mensaje del Evangelio. Los

oimos decir: «Para mi, el vivir es Cristo, y el morir es ganancia»

(Filipenses 1:21). Y los vemos cantar en la profundidad de una

prision horrorosa (Hechos 16:23-25).

Pablo nos desafia: «Solamente que os comporteis como es digno

del evangelio de Cristo» (Filipenses 1 :27). iEsta viviendo usted de

una manera digna del Evangelio? iManifiesta su vida las buenas

nuevas de Dios? Si usted conoce realmente el gozo del Senor, su

actitud dari testimonio de que ha conocido al Senor resucitado.

Pablo entendia el gozo coma un estado mental caracterizado

por la paz. Era una seguridad en la vida que tenia sus rakes en

la Fe. Era resultado de una dara conciencia de la presencia del

Senor resucitado. Su manera de entender el gozo iba mas alIa de

I:.[ cu/o [)r 1,\ RI:-.L RIU::CUO\: 137

la emocion 0 el sentimiento; era la capacidad para ver por encima

de todo suceso en particular al Senor soberano, quien se halla

sobre todos los acontecimientos, y en ultima instancia es quien

mantiene el control sobre ellos.

Cuando usted comprenda que el gozo es fruto de una relacion,


y no una actividad, entonces tendra la capacidad necesaria para

regocijarse siempre en el Senor. Porque estara experimentando el

cumplimiento perfecto de aquello para 10 cual Dios 10 creo.

Asi que «regocijaos en el Senor siempre. Otra vez digo:

jRegocijaos!» (Filipenses 4:4).

CAPiTCLO 10

EL PODERDE

/ LA RESURRECCION

Y con gran poder 105 apostoles daban testimonio de

la resurreccion del Senor J estis, y abundante gracia

era sobre todos ellos.

I I ECHOS 4:33

El poder. Es algo que buscan todas las naciones del mundo.

Es algo por 10 que los seres humanos han batallado desde el

principio de los tiempos. Mientras tanto, las naciones surgen y

eaen; la gente viene y se va.

Yentonees, alii esta Dios, Aquel que tiene el poder sobre todas

las cosas. «jCuan asombtosas son tus obras!>., le dice el salmista.

«Por la grandeza de tu poder se someteran a ti tus enemigos»

(Salmo 66:3). No hay nadie que se pueda oponer al Dios omnipotente;

no hay principado ni potestad que se pueda comparar

siquiera a su supremada. «Una vez habl6 Dios; dos veces he oido


esto: que de Dios es el poden. (Salmo 62: 11).

140 \11 ["\I'II{11 ,l::I,\ CU, LL I'OllLI{ LH LA RL~L RRLCl:IO:\

El PODER DE VIDA

Pablo menciona el poder muy al principio de su epistola a los

Romanos. «Porque no me avergiienzo del evangelio, porque es

poder de Dios para salvaci6n a todo aquel que cree» (1: 16). La

palabra poder en este verslculo traduce el vocablo griego djnamis.

Este vocablo se puede reconocer con facilidad en diversas palabras,

como en su derivado moderno dinamita.

Muchos predicadores han agitado a sus oyentes a base de proclamar

que el Evangelio es la dinamita para la salvaci6n. Su poder

explosivo puede transformar una vida de una manera drastica. Sin

embargo, el uso de este tipo de ilustraciones mete a la fuerza nuestra

imagen de la dinamita en las palabras de Pablo, y esto es algo

que el no tenia intenci6n alguna de decir. Pablo ni tenia idea de

10 que es la dinamita, que es un invento moderno, ni tampoco la

habria usado en una ilustraci6n sobre el poder de la resurrecci6n.

La dinamita sirve para demoler, destrozar e incluso acabar vidas.

.....

E I mayor poder que hay

en la Tierra es eI de dar/es

vida a 105 muertos, y solo


En cambio, 10 que hace el Evangelio

de Cristo es diametralmente

opuesto a 10 que haee la dinamita.

Pablo esta expresando que el poder

del Evangelio nos trae integridad y

nos da una nueva vida.

Dios 10 tiene.

iQue tiene mas poder: 10 que

quita la vida, 0 10 que la da? El

mayor poder que existe en la Tierra es el de darle vida a algo que

esta muerto, y solo Dios tiene un poder as!.

La resurrecci6n es la demostraci6n mejor y mas clara de un

increible poder que viene desde la presencia misma de Dios. Este

es el poder que le dio nueva vida a Jesus, una vez cruciflcado

publicamente, cuando su vida fisica le habia sido arrebatada. La

vida es la naturaleza esencial del poder de la resurrecci6n.

141

Esto sigue siendo cierto hoy. El poder de la resurrecci6n

siempre tiene que ver con la vida. Y Dios ha puesto exactamente

el mismo poder en el interior de cada creyente. Su prop6sito

consiste en dar vida por medio de aquellos que han llegado a

experimentar una vida abundante en Cristo.


CREALO Y REcillALO

Entre las ultimas palabras que JesUs les dirigi6 a sus disdpulos se

hallaba esta promesa: «recibireis poder, cuando haya venido sobre

vosotros el Espiritu Santo» (Hechos 1 :8). Esa promesa ya se cumpli6,

y la Iglesia naciente pudo conocer el poder que ptoduce

vida.

Escuche otras enseiianzas del N uevo Testamento acerca

del poder que reciben todos los que ponen su fe en el Cristo

resucitado:

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden;

pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de

Dios. (1 Corintios 1:18)

Y ni mi palabra ni mi predicaci6n fue con palabras persuasivas

de humana sabiduria, sino con demostraci6n del

Espiritu y de poder, para que vuestra fe no este fundada

en la sabiduria de los hombres, sino en el poder de Dios.

(1 Corintios 2:4-5)

Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en

poder. (1 Corintios 4:20)

142 \IJ L\(I'LRJL'\,U,\ C'U\: rJ f'UlHR Ul L.\ IU~L RRfeCJt)'\

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que

la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.


(2 Corintios 4:7)

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas

mucho mas abundantemente de 10 que pedimos 0 entendemos,

segun el poder que actua en nosotros ... (Efesios

3:20)

A fln de conocerie, y el poder de su resurreccion, y la participacion

de sus padecimientos. (Filipenses 3: 10)

Una y otra vez se nos habla de un poder que nos ha sido

dado a los creyentes en Jesus. Ahora bien, ilo experimentamo~?

iEstamos viviendo en ese poder, 0 nos hemos satisfecho con darle

a Dios 10 mejor de nosotros, perdiendo la posibilidad de usar Un

poder que nos fue dado cuando creimos en el Senor resucitado?

Tal vez necesitemos entender mejor este poder desde el punto

de vista del Senor. Este poder es para «todo el que crea». Esta

actuando en aquellos «que se salvall». Es la base de nuestra le

y la expresion viviente de nuestras palabras. Esta contenido eh

vasos de barro, esta obrando dentro de nosotros y es el anhelo de

nuestra vida.

Escuche con detenimiento 10 que dice Pablo acerca del pode"

en su oracion por los creyentes de Efeso. AI orar, pide que sus ojQs

sean iluminados con este proposito:

Para que sepais cuaJ es [ ... J la supereminente grandeza


de su poder para con nosotros los que creemos, seglin la

operacion del poder de su foerza, la cual opero en Cristo,

resucitandole de los muertos y sentandole a su diestra en

los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y

r: L Pt) D [R n r 1;\ In ~ L' Jun U.: I () j\.;

poder y senorio, y sobre todo nombre que se nombra, no

solo en este siglo, sino tambien en el venidero; y sometio

todas las cosas bajo sus pies, y 10 dio por cabeza sobre

todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud

de Aquel que todo 10 llena en todo. (Efesios 1:18-23)

"l."

143

AI parecer, los cristianos de

Efeso no comprendian plenamente

quienes eran, 0 que habian recibido

con la salvacion. Por eso Pablo oraba

para que su entendimiento captara

la inmensidad de 10 que Cristo

habia realizado a favor de ellos.

El poder que re5ucita a

Jesus de entre 105 mllert05 e5

el mismo poder que n050tros


deberiamos experimentar

por ser creyentes.

El poder que levanto a Jesus

de entre los muerros y le dio autoridad sobre todas las cosas, es

el mismo poder que nosotros, los creyentes, deberiamos estar

experimentando. Ese poder, que derroto al pecado, era para ser

vivido en la tierra, no en el cielo. Ese poder, que quebranto el

dominio de Satanas, tenia el proposito de libertar de su autoridad

a la gente de este mundo. Ese poder es para que se convierra en

realidad en nosotros y por medio de nosotros.

Su poder, su fortaleza, su potencia, su autoridad, deben

penetrar la Iglesia, puesto que Cristo ha sido hecho cabeza de la

Iglesia, y nosotros somos su cuerpo. La Iglesia es al mismo tiemp,o

el objeto de su bendicion y el instrumento por medio del cual El

alcanza al mundo.

UN PODER ESENCIAL

El poder de la resurreccion es muy practico en su expresion, aunque

es espiritual en su naturaleza. Asi como la vida y la muerte

144 \11 L\I'I RII":\l.1 \ (~U" lL l'OI)LR I)r- 1,\ RrSL:RIUCCIO'

deben ser contempladas desde el punto de vista de la eternidad,

tambien debemos comprender de la misma forma aI poder divino.

Por supuesto, Dios puede hacer milagros espectaculares y controlar


et universo fisico con una sola palabra, pero no es esa su prioridad.

Donde se manifiesta su mayor poder no es en el ambito

de 10 natural, sino en et de aqueUo que es sobrenatural y tiene

impacto sobre la eternidad. Aunque Dios puede tomar la decision

de devolver la salud fisica y restaurar un cuerpo enfermo 0 lesionado,

et mayor milagro de Dios es et que realiza en un alma que esra

muena. El es quien tiene el poder necesario para dar vida eterna;

es El quien reaviva nuestro espiritu dentro de nosottos, dandonos

un nuevo a1iento de vida, levantindonos hasta un lugar mucho

mas elevado de 10 que nos habriamos podido imaginar jamas. El es

quien nos acerca a si, para que vivamos en la presencia del Santo. Y

en ese lugar, experimentamos 10 divino (2 Pedro 1 :4).

Durante el Avivamiento de 1904 en Gales, un reportero de

un periodico fue enviado para escribir un informe sobre aquel

movimiento que estaba causando una conmocion tan grande.

Cuando lleg6 a la estaci6n de trenes de Cardiff, le pregunt6

emocionado a un ayudante del ferrocarril: «Por favor, idonde esra

el Avivamiento? iDonde 10 puedo encontrar?».

«Aqui dentro, senon>, le dijo el hombre mientras sonreia y se

senalaba el corazon.

iD6nde se producen los grandes movimientos de Dios?

iD6nde seproducen los avivamientos? iDonde Uega la nueva vida?


No es en los edificios, ni en las ciudades, ni en lugar a1guno ...

sino solo en los corazones de los seres humanos.

Cuando oremos para pedir un gran movimiento del poder

de Dios, no miremos a nuestro a1rededor para hallarlo; miremos

dentro de nosotros mismos. Los milagros mas grandes de Dios se

producen en el alma del ser humano.

r-L I'OIHn DI: L.\ IH,"L RI{I"Cc 10:\ 145

El poder de la resurreccion no aparece de manera forzosa en

los grandes edificios de las iglesias, en las multitudes de personas,

ni en una gran diversidad de ministerios para ayudar a la comunidad.

Todas esas cosas estan bien, pero no tienen nada que ver con

el poder de la resurreccion. De hecho, es posible que todas eUas se

hallen presentes en una iglesia, y sin

embargo, esa iglesia est<' totalmente

desorientada en cuanto a los propositos

de Dios.

A Dios no le impresionan las

iglesias grandes, ni las pequenas. El

tamano de una iglesia no determina

Los milagros mas grandiosos

de Dios se encuentran

en cl alma humana.
el estado moral y espiritual de una comunidad. Por toda la naci6n

hay iglesias de todo tipo, y sin embargo, persiste el crimen, continuan

los abonos en unas cantidades a1armantes, los divorcios

siguen destruyendo alas familias, la pornograffa va en aumento,

la ansiedad y el estres inmovilizan a muchas personas y el suicidio

acaba con mas vidas que nunca.

En cambio, 10 que dijo Pablo file: «Porque el reino de Dios no

consiste en palabras, sino en poden> (1 Corintios 4:20). Por toda la

nacion, o/mos muchas palabras, pero vemos poco poder.

Sabremos que estamos en el centro de la voluntad de Dios, y

viviendo de acuerdo con sus propositos, cuando veamos que su

poder obra en nosotros, y que por medio de nosotros trae una

transformacion a las personas y a las comunidades enteras. A

Dios no le impresiona ninguno de nuestros logtos, porque nuestra

actividad es de un efecto limitado. Hay cosas que no podemos

hacer, y necesidades que no podemos satisfacer. De hecho,

ninguno de nosotros puede salvar a nadie. No le podemos dar a

nadie la vida eterna, ni un hogar en el cielo. Cuando de las cosas

mas importantes de la vida se trata, nos quedamos cortos. Solo

Cristo puede libertar a las personas. Y cuando Ellas liberta, son

verdaderamente libres Guan 8:36).

14(1 \11 I \1't:lZlr\:CI:\ CU"'" rL I'ODI:I{ IH J.\ Rr:-.l_-R.IUCCIO\.:


PODER PARA VIVIR

Podemos hablar de Cristo todo 10 que queramos, pero eso no

significa que conozcamos su presencia. El testimonio de la Iglesia

primitiva es que una fe sencilla y pura en Cristo es 10 que

realmente importa. La gloria de la Iglesia naciente era que tarICO

hombres como mujeres proclamaban el Evangelio con poder, y 10

ratificaban con una vida santa.

Escuche esta descripcion de la Iglesia primitiva:

Cuando hubieron orado, ellugar en que estaban congregados

temblo; y todos fueron llenos del Espiritu Sanro, y

hablaban con denuedo la palabra de Dios. [ ... J Y con gran

poder los apostoles daban testimonio de la resurreccion

del Senor Jesus, y abundante gracia era sobre todos ellos.

(Hechos 4:31, 33)

Lo que mas nos impresiona con respecto al poder de la Igltsia

primitiva no es tanto su exito, sino el hecho de que ese exito se

produjo con unos recursos limitados para la realizacion de una tarea

de unas consecuencias eternas como aquella. La Iglesia naciente

estaba formada por hombres y mujeres sencillos del pueblo, que

eran insignificantes y desconocidos. Comenzo sin ningiln equipo

o recurso como los que disftutamos hoy. Batallo contra fieras

persecuciones y contra el odio de muchos, y sin embargo, tuvO el


poder necesario para «trastornar el mundo entero» (Hechos 17:6).

Caian las persecuciones con autentica furia sobre aquellos primeros

cristianos, y sin embargo, salian de ella mas fuertes y mas poderosos

que ningun otro movimiento que habia conocido el mundo.

Todo ese poder era el impacto de la resurreccion, del cual e/los

estaban conscientes. La victoria ya habia sido ganada, y los primeros

creyentes la reclamaban como suya en el nombre de JesUs.

FJ I'l)nrR DI: L:\ IU,";L'RRrCCIO;-"; 147

EL PODER QUE IMPORTA

Desde el punto de vista de la eternidad, no se deje distraer de

manera que termine apartandose del verdadero poder que tiene

a su alcance. Satanas tratad. de distraerlo en este punto, porque

nuestra naturaleza humana quiere presenciar una gran cantidad

de milagros visibles y extiticos que impacten al mundo que nos

rodea. Como consecuencia, no celebramos el mayor poder que

hay sobre la Tierra: el ver que una persona nace de nuevo. iPor

que nos maravillamos de que un hombre sea sanado de cancer, y

sin embargo, casi ignoramos a un jovencito que le entrega su vida

a Cristo? Ese hombre terminara muriendo de una u otra enfermedad,

pero el jovencito va a vivir para siempre.

Pensemos en el encuentro de Jesus con el hombre paralitico

cuyos amigos se 10 llevaron para que 10 sanara (Lucas 5:17-26).


Fue una dramatica escena que nos ayuda a ver la razon por la cual

JesUs vino a esta tierra, y observar el poder que habia en su vida.

Aquel dia, cuando los amigos del paralitico 10 llevaron para

que fuera sanado. no se pudieron abrir paso hasta TesUs. poroue .L -.L .L J
-.L -'-

la multitud que 10 estaba escuchando era grande. Los amigos

estaban tan desesperados por hallar sanidad para aquel hombre,

que subieron al techo de la casa, abrieron el techo para tener

acceso a su interior, y despues bajaron al hombre desde el techo.

iSe puede imaginar la escena desde el interior de la casa?

Comienza a caer polvo del techo, despues caen terrones, entonces

se abre paso la luz del dia en la habitacion, y baja un hombre

f1otando en una camilla. La mirada que habia en su rostro debe

haber reflejado su urgente esperanza. Los rostros de sus amigos,

que miraban desde el agujero abierto arriba en el techo deben

haber manifestado expectacion. Y el rostro de Jesus debe haber

estado lleno de compasion. iPuede ver su sonrisa mientras se da

cuenta de la fe que tenian aquellos hombres?

14R \11 1-\I'[Rlf:-"':C1,\ C()"-,J f1 I'OIHI{ nr 1,\ IU . .sl'RRrCCICI'\;

Jesus respondio a la fe de ellos con una asombrosa declaraci6n:

«Hombre, tus pecados te son perdonados». iDe donde habia

salido aquello? Aquel hombre 10 que queria era caminar, p~ro


Jesus ni siquiera hablo de su situacion fisiea. En lugar de hablar

de ella, le perdono los pecados al hombre.

Al oir esro, los fariseos que estaban presentes entre la multitud

se enfurecieron. «iQuien es este que habla blasfemias? iQuien

puede perdonar pecados sino solo Dios?».

Jesus habia hecho por aquel hombre mas de 10 que eJ le habia

pedido. Habia demostrado su poder para libertarlo del pecad<:> y

limpiar su vida. Sin embargo, 10 que sucede en 10 mis profundo

del alma de alguien no siempre se ve de inmediaro; al men os, Con

los ojos humanos. Por eso, JesUs hizo otra profunda declaracion:

iQue es mis facil, decir: T us pecados te son perdonados,

o decir: Levantate y anda? Pues para que sepais que el

Hijo del Hombre dene potestad en la tierra para perdonar

pecados (dijo al paralidco): A ti te digo: Levintate, roma

w Jt'r.m" y yt'tt' a tu r.a.o;a. Al instance .. levancindose en

presencia de ellos, y romando ellecho en que estaba acostado,

se fue a su casa, glorifieando a Dios. (vv. 23-25)

Segun Jesus, hace falta mucho mis poder para perdonar los

pecados, que para sanar una enfermedad fisiea. Desde un plllno

de vista terrenal, El tenia el poder

necesario para sanar al hombre

Para perdonarle sus


pecados. hizo falta una

expresi6n total de poder

capaz de darle vida.

de su parilisis y darle una cali<lad

superior de vida. Desde un pWno

de vista eterno, habia hecho un

milagro mucho mayor. Le habia

perdonado al hombre su pecadQ, y

habia purificado su alma.

cL I'UDLR I)]" I r\ Rl:~l RR[t.:CIU;,\ 149

La sanidad fisica no exigio poder, sino solo una palabra

informal. En cambio, perdonarle su pecado habla exigido una

expresion total de poder eapaz de dar vida. La cruz y la resurreccion

representan un momento tan poderoso en el tiempo, que tanto el

mundo fisico como el espiritual se estremecieron.

iQue habria sucedido si JesUs, cuando vino a la Tierra, hubiera

sanado a los cojos, los leprosos y los ciegos, pero nunea hubiera

vencido ~ pecado en la cruz y en la resurreccion? Aquellos a

quienes El les ministrara, habrlan tenido una vida mis larga y

sana, pero aun asl, habrian muerto y entrado en la eternidad sin

esperanza alguna. Nosotros tampoco nos habriamos beneficiado

nada del tiempo pasado pot El en la Tierra.


Por fortuna, JesUs no se dejo distraer de la prioridad que

tiene la eternidad. El poder de la resurreccion tiene que ver

primordialmente con la vida eterna. Esro es cierro en cuanro a

Jesus, y deberia ser cierro tambien en cuanto a nosotros.

No SE DEJE DISTRAER

A Satanis no le importa que presenciemos los milagros fisicos

que nos dan un mayor disfrute en nuestra vida sobre la Tierra ...

siempre que muramos en nUestros peeados. El se las ha arreglado

para hacer sentir comoda en la tierra a mucha gente que despues

se va a sentir incomoda por toda la eternidad.

Escuche esro con detenimiento. Por el hecho de haber creido

en jesucrisro, usted tiene el poder de otorgar el don de la vida

eterna. No por ser quien es, sino porque el JesUs resucitado habita

dentro de eada crisdano. El es quien ha vencido al peeado y a la

muerte, y esta listo para compartir su vicroria a traves de la vida de

usted. Pero Satanis va a hacer todo 10 que pueda para que usted

desconozca esta verdad. Quiere que se mantenga centrado en el

150 \11 I \I'LIUI ,CI,\ CO:\ EL I'OIlI"R Dl:: L.'\ RI ,"LRRl::Cc~I~):\

mundo fisico, mientras deja que el mundo espirirual siga siendo

un misterio postergado para una experiencia futura en el cielo.

Quiere que mantengamos la verdad encerrada en nuestra cabeza,

y distante de nuestra realidad de todos los dias.


Siempre se sabe cuando alguien no ha experimentado la

resurreccion. Aun se esta esforzando grandemente con sus propias

fuerzas para servir a Dios. No ha aprendido a dejar que el Cristo

resucitado viva a traves de su vida. En lugar de esto, hace cuanto

puede por ayudar a la gente. Noes que no le importe; ni siquiera

que no ame a los demas. El problema esta en que sigue pensando

que la resurreccion es algo que van a experimentar solo cuando

mueran y necesiten un cuerpo nuevo para los dias que van a pasar

en el cielo. Asi que se aplica grandemente a la tarea en sus propias

fuerzas, porque cree que esas son todas las fuerzas que posee. Si,

es posible que crea «teologicarnente» que es una <mueva criatuta»

en Cristo, pero no tiene ni idea de 10 que esto significa en la

vida diaria. Como consecuencia, el mundo recibe 10 mejor que

nosotros le podemos ofrecer, y se pierde 10 mejor que Dios tiene

para darle.

Los ministerios que sadsfacen las necesidades que encuentran

entre la gente son buenos; JesUs sano a muchas personas mientras

andaba por esta tierra. Muchas veces, esos ministerios tocan

nuestras emociones naturales y abren la puerta para un toque

espiritual. El arnor verdadero no puede apartar la mirada cuando

dene la posibilidad de ayudar a alguien que se halla mal economica

o fisicamente. Sin embargo, el arnor de Dios no se puede quedar


aqui; tiene que ir mas lejos. Debe satisfacer la necesidad maxima

del ser humano, tanto si ese ser humano esta consciente de su

necesidad espiritual, coma si no 10 esta.

Jesus dijo que aquellos que permanezcan en sus pecados, en sus

pecados moriran (Juan 8:24). De tal modo que murio en nuestro

lugar y fue a la rumba, aunque con la plena seguridad de que el

EL f'CH)[l{ DE L\ l{J-:~ljRRlLCIUN 151

poder del Padre le bastaba. Y ciertarnente, el Padre fue tras El, se

inclino hacia las tinieblas y rescato a su Hijo. Mientras todo el

poder de Satanas y de sus demonios se esforzaba por mantenerlo en

la rumba, la justa diestra del Padre

encontro su carnino. Y el poder

del Dios omnipotente arranco a

su Hijo de las cadenas eternas que

estaban preparadas para usted y

para m!. El poder de la resurreccion

10 saco de un abismo de tinieblas

para devolverlo al reino de la luz.

jAlabado sea Dios! JesUs reina

El poder del Dios

omnipotente arranc6 a su

H ijo de las cadenas eternas


que estaban preparadas para

usted y para mi.

ahora sobre el reino de la luz, y dene el dominio total sobre todos

los principados y las potestades. jEse si es poder! T odo le pertenece

a Jesus. Yel mismo poder que 10 levanto a El de la muerte, se halla

ahora en sus manos. Cada vez que un ser humano clarna a Jesus

en su arrepentimiento y le suplica que le perdone sus pecados, El

10 escucha. El ha estado alii, y sabe cuaI es el camino para rescatar

a su alma.

Y viene a buscar a aquellos que le aman; a quienes creen en el

poder de su nombre. Escuche estas palabras de Pablo, y regocijese

en el poder de la resurreccion:

El cual [el Padre 1 nos ha librado de la potestad de las

dnieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien

tenemos redencion por su sangre, el perdon de pecados.

El es la imagen del Dios invisible, el primogenito de toda

creacion. Porque en el fueron creadas todas las cosas, las

que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e

invisibles; sean tronos, sean domini os, sean principados,

sean potestades; todo fue creado por medio de el y para

ei. Y el es antes de todas las cosas, y todas [as cosas en el

1'52 \11 r\I'rRII '\CI,\ CO''': [L I'OP[R O[ L.\ IU~L-RIUCCI()~


subsisten; y el es la cabeza del cuerpo que es la iglesia,

el que es el principio, el primogenito de entre los muertos,

para que en todo tenga la preeminencia. (Colosenses

1:13-18)

jNunca pierda la capacidad de maravillarse ante el poder de la

resurreccion! N unca mire a un nuevo creyente con una actitud de

despreocupacion que le reste importancia al poder del Evangelio.

Regodjese en el milagro del nuevo nacimiento, y recuerde el

precio que fue pagado por la salvacion.

Alii es donde reside el poder de la resurreccion: «Y el os dio

vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y

pecados» (Efesios 2: 1).

CAriTUlO II

LA AUTORIDAD DE

/ LA RESURRECCION

Y Jesus se acerc6 y les habl6 diciendo: Toda potestad

me es dada en el ciela y en la tierra. Por tanto, id, y

haced discipulos a todas las naciones, bautizdndolos

en cl nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu

Santo; ensendndoles que guarden todas las cosas que

os he mandado; y he aqui yo estoy con vosotros todos

105 dias, hasta elfin del mundo. Amin.


MATEO 28:18-20

Con la nueva vida llega una nueva direccion en el camino.

Mientras que antes soJiamos vivir de acuerdo a nuestros

propios apetitos y tratabamos de realizar nuesttos propios sueftos,

ya no es eso 10 que hacemos. N uestra vida vieja ha sido crucificada

con Cristo, y nosotros hemos sido resucitados a vida nueva en El.

El misterio de Dios es este: «Cristo en vosotros, la esperanza

de gloria» (Colosenses 1 :27). Y ahora que Cristo vive en nosotros,

154 \lJ J _\J'J HJL""CJ.\ CO:..: I:L PcHH_K Ut: J A K[."L'RRrCCICl:\

El es nuestra identidad. Nos hallamos en medio del proceso de

ser conformados a su imagen. Somos embajadores suyos, y como

tales, llevamos en nosotros su autoridad. Y con su autoridad nos

viene su poder para dar vida.

TODA AUTORIDAD

Mientras les hablaba a sus discipulos por ultima vez en la Tierra,

Jesus dijo 10 siguiente: «Toda potestad me es dada» (Mateo

28: 18). Esa autoridad eomienza con su derecho a reinar en la

vida de usted. El heeho de que viva en usted significa que usted

se eneuentra bajo la autoridad de El. Usted debe responder a los

anhelos del corazon de El. Y 10 que anhela su corazon es busear y

salvar aquello que se habia perdido. Es llevar vida a aquello que

esta muerto. Y solo El tiene la autoridad y la capacidad neeesarias


para hacerlo.

Lo mas asombroso de todo esto es que su autoridad sobre

todas las cosas se expresa a traves de la vida de los creyentes:

Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Senor, aun los

demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo

veia a Satanas eaer del cielo eomo un rayo. He aquf os doy

potestad ... (Lucas 10:17-19)

Porque en el habita eorporalmente toda la plenitud de la

Deidad, y vosotros estiis completos en el, que es la cabeza

de todo principado y potestad. (Colosenses 2:9-10)

Y sometio todas las cosas bajo sus pies, y 10 dio por cabeza

sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su euerpo,

la plenitud de Aquel que todo 10 llena en todo. (Efesios

1:22-23)

155

Cuando comenzamos a comprender que el Senor resucitado

habita en nuestro interior, no podemos seguir siendo los que

erarnos antes. El tiene autoridad sobre todas las cosas, y es el

Senor de nuestra vida. Donde El esta presente, estin presentes su

autoridad y su poder.

LAS LLAVES DE LA VIDA

iSe le han perdido alguna vez sus llaves? Por 10 general, cuando
esto sueede, 10 siguiente es que perdemos la cabeza. Es algo que

nos vuelve locos. Esas cosas suelen suceder euando tenemos prisa

y la gente nos esta esperando. Asi que se nos sube la presion

arterial y el corazon nos comienza a palpitar con fuerza, mientras

echamos abajo toda la casa frenetieamente en busca de las famosas

llaves.

Mientras tanto, afuera esta estacionado su vehiculo, listo

para salir andando. Tiene gasolina, el motor a punto, esta limpio

y totalmente equipado para Hevarlo dondequiera ir. .. pero no

puede haeer nada sin las Haves. Sin ellas, todo su potencial le

resulta inutil.

Hace poco, yo (Me!) perdi mis Haves. En realidad, esto no

sucedio haee poco; las perdi hace un buen tiempo. Por fortuna,

tengo un juego de llaves de repuesto, pero sigo teniendo la

esperanza de que voy a hallar el primer juego de llaves antes de

tener que ir a sacar un juego nuevo. La Have de mi earnion tiene

dentro un pequeno chip de eomputadora, yes muy caro eonseguir

una nueva. Podria ir a que me hicieran una llave que tuviera la

forma exacta de mi llave perdida, pero no funcionaria sin tener

156 \11 1\1'1 RIL'\CI,\ C()~ LL I'ULHH. Ut" 1.-\ IU-'''L.'RRU>,:I(J'\

.....

Lo que tenemos
cn el coraz6n cs ID quc abrc

las puertas del reino

de los cielos.

dentro ese componente. Lo que

me permite usar mi gran cami6n

diesel cuatro por cuatro no es solo

la forma de la Have, sino 10 que la

Have Heva en el centro.

Pensemos mas acerca de las Haves;

en particular, las Haves del reino

de los cielos. Jesus le dijo a Pedro: «Ya ti te dare las Haves del

reino de los cielos; y todo 10 que atares en la tierra sera atado en

los delos; y todo 10 que desatares en la tierra sera desatado en los

delos» (Mateo 16: 19). Pronto vera que eI poder de las Haves que

nos dio eI Senor no procede de la forma exterior de nuestra vida,

ni de la forma de cristianismo que practiquemos. Lo que imporra

es 10 que hay dentro; 10 que tenemos en eI coraz6n es 10 que abre

las puertas del reino de los delos.

Recuerde que a JesUs le habia sido dada toda autoridad. Y de

a1guna manera, El nos ha transferido esa autoridad a los creyentes;

nos ha dado las Haves del reino de los delos.

Recordemos abora otro pasaje que se refiere aI reino de los


delos. El Senor les habia ensenado antes a sus disdpulos de

que man era debian orar: «Padre nuestro que estas en los delos,

santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hagase tu voluntad,

como en el delo, asi tambien en la tierra» (Mateo 6:9-10). Despues

les dijo a Pedro y a los disdpulos: «Les dare las Haves del reino de

los delos». Por voluntad soberana de Dios, su reino y su gobierno

vendrian a la tierra por medio de la vida de sus disdpulos. Les dio

el poder de abrir y certar las puertas del delo; el poder de atar y

desatar aqueHo que tiene importancia eterna.

En este pasaje de Mateo 16, JesUs reconoce que el Padre

esta obrando en la vida de Pedro. Le habia dado una profunda

comprensi6n acerca de la verdadera naturaleza de Jesus, como

«Tu eres el Crista, el Hijo del Dios viviente» (v. 16). El sabia que

L\ .-\lITORII).\!) 1)[ 1,\ l~r""l-IUUCCIO:'\; 157

aqueHa revelaci6n divina no le habia sido dada a Pedro solo para

que estuviera informado, 0 para que pudiera contemplarla de una

man era intelectual. El Padre esta activo en la vida de los suyos,

de manera que eHos ajusten su vida a 10 que El esta hadendo en

el mundo que los rodea. La que vio Jesus en Pedro no fue un

disdpulo inteligente y capaz; vio aI Padre obrando en el.

La Biblia dice: «El hombre natural no perdbe las cosas que

son del Espiritu de Dios, porque para eJ son locura, y no las


puede entender, porque se han de discernir espiritualmente»

(1 Corintios 2:14). El Padre le habia dado discernimiento

espiritual a Pedro con un prop6sito, y Jesus se conform6 a ese

prop6sito del Padre, dandoles a Pedro y a los otros disdpulos las

Haves del reino de los delos.

Le estaba diciendo: «Pedro, es evidente que el Padre esca

obrando en tu vida. Por consiguiente, yo te encomiendo las Haves

que abriran el reino de los delos. Tu vida va a ser el instrumento

por medio del cual yo voy a traer la vida eterna a aqueHos que

estan muertos en el pecado». Y haya comprendido Pedro 0 no 10

que Jesus le estaba diciendo, esca claro que si comprendi6 que le

estaba dando una profunda responsabilidad. Tendria que rendir

cuentas de 10 que hidera con esas Haves.

RESPONSABLE

Descubrimos otra aspecro de esta responsabilidad eterna en estas

palabras pronundadas por Jesus en una ocasi6n posterior:

Mas jay de vosotros, escribas y fariseos, hip6critas! porque

cerrais el reino de los delos delante de los hombres; pues

ni enmiis VOSOtfOS, ni dejiis entrar a los que estan entrando.

( ... J jAy de vosotros, escribas y fitriseos, hipocritas!

porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por

fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro


est:in Henos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

(Mateo 23: 13,27)

Aquellos lfderes religiosos no tenian una relacion genuina Con

Dios; solo mantenian las apariencias externas. T odo se les volvfa

hablar palabras vadas. Eran coma un hermoso atalid donde solo

esr<in las horribles consecuencias de la muerte. No habia vi<la;

no habia comprension espiritual. No habfa evidencias de la actividad

del Padre. Como consecuencia, aquellos fariseos estaban

impidiendo que el pueblo entrara al Reino. Le estaban cerrando

la puerta con candado. Eran coma hombres ciegos que guiarall a

miles de personas y las llevaran a tirarse por el borde de un acantilado.

Estaban llenos de palabras religiosas acerca de Dios, pero 110

10 conodan, ni tenfan su poderosa presencia en sus vidas.

En contraste con esto, Jesus les estaba diciendo a sus disdpulos:

«Ustedes van a participar en la obra de ayudar a entrar a la gellte

al Reino. No se van a limitar a decir palabras vadas. En lugar de

esto, el poder del Dios viviente que esta obrando en sus vidas va

Usted ha recibido lasl/av,s

del Reino: esas .palabras

clave" del Evangelio que

libertan a/os seres humanos

del pecado.
a obrar por medio de ustedes p'lra

ayudar a otros tambien».

Esta seria la estrategia de Dios

para todos los tiempos. A traves de

la vida de la gente transformacla,

llevaria la salvacion al mund.o.

El poder de la resurreccion, que

les habfa Ilevado vida a ellas, se

esparciria a traves de eHos h"'lta

aquellos que tuvieran un encuentro con su vida.

iComprende usted que se le han entregado las Haves clel

Reino? Se le han dado las «palabras clave» del Evangelio que

liberta a los seres humanos del pecado. El Reino vendra cuando

159

nosotros recibamos del Senor las Haves, y /as usemos. Cuando

vayamos al mundo bajo su autoridad para compartir el relato del

Evangelio, el Espfritu de Dios tomad. esas palabras y convenced.

aI mundo de la verdad. Somos colaboradores de Dios. Somos sus

companeros de trabajo. iHemos recibido las Haves de la vida!

Por ese motivo, nos debemos hacer a nosotros mismos algunas

preguntas muy serias. iEstamos usando las Haves que Cristo nos

ha dado? iSalimos a compartir el Evangelio? iEstamos viviendo


de una manera digna el Evangelio?

Si usted piensa en su vida y en el impacto que esta causando

en el mundo, (hay en todo eHo alguna evidencia de que usted ha

recibido las Haves del reino de los cielos?

Pedro no se limito a recibir las Haves, sino que las utilizo para

hacer entrar a muchos en el Reino. El dia de Pentecostes, estaba

Heno por completo del poder de la resurreccion cuando deda:

«Arrepentfos, y bautfcese cada uno de vosotros en el nombre

de J esucristo para perdon de los pecados; y recibireis el don del

EspJrjw Sanw» (Hechos 2:38). AqueJ dJa, tres mjl almas enrraron

al reino de los cielos. Pedro estaba usando las llaves.

Mas tarde, Pedro y Juan estaban en una de las puertas del

templo, y vieron a un hombre cojo que estaba pidiendo dinero.

Entonces Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero 10 que tengo

te doy; en el nombre de J esucristo de N azaret, levantate y anda»

(Hechos 3:6). Nuevamente, estaba usando las llaves.

Una vez mas, Pedro y los demas apostoles fueron fides en el

uso de las Haves del Reino cuando comparecieron ante el Sanedrin.

Habfan creado un gran revuelo en Jerusalen, y los habian llevado

ante los ancianos gobernantes para que respondieran por sus

acciones. Estos les preguntaron: «iCon que potestad, 0 en que

nombre, habeis hecho vosotros esto?» (Hechos 4:7).


I(JO \11 ["\.I'ERII",CI;\ l:O'\, 1.1 I'l)nrR UL L \ IU-_"'l!RRLl~CJO;"\'

Entonees Pedro, Heno del Espiritu Santo, les dijo [ ... J En

el nombre de Jesucristo de Nazaret [. .. J porque no hay

otro nombre bajo el eielo, dado a 10s hombres, en que

podamos ser salvos. (vv. 8, \0, 12)

iPedro habia usado las Haves de nuevo! Y la gente sigui6

entrando al Reino de todas las formas posibles.

<DONDE ESTAN LAS LLAVES>

La forma en que usted uti lice las Haves del Reino, 0 bien va a ayudar

a las personas a entrar en el, 0 va a haeer que se queden fuera

de ei. El poder de la resurrecci6n nos ha sido encomendado a 10s

ereyentes que hemos conocido al Senor resucitado. Yel Senor nos

va a pedir euentas de la forma en que hayamos usado ese poder.

Jesus dijo: «Todo 10 que atares en la tierra sera atado en los

eielos; y rodo 10 que desarares en la tierra sera desatado en los

eielos» (Mareo 16:19). Si dejamos las Haves eolgadas de un gancho

en algun lugar de nuestra casa, les estaremos eerrando !as puertas

del eielo a los que se hallan esclavizados por el peeado.

JesUs rambien dijo: «El que en el eree, no es condenado; pero el

que no cree, ya ha sido condenado, porque no haereido en el nombre

del unigenito Hijo de Dios» Quan 3: 18). Los seres humanos yahan

sido eondenados, por causa de su peeado; ya esran esclavizados a


su naturaleza eaida y peeaminosa. A meuos que alguien los haga

lib res, permaneceran sometidos a la condenaci6n.

T enemos varias maneras de cerrarles las puertas del cielo a los

demas. En primer lugar, no les estamos dejando entrar cuando

nos negamos a hablarles de Jesus. Si nos negamos a eompartir

con eHos el Evangelio, a decides las palabras de verdad que hacen

libres a los seres human os, estaremos cerrando con candado las

LA AL-TURJJL-\J) Dr_ L;\ RL~LRIU(:Cll)N

puertas del cielo e impidiendo que

entren. «~C6mo, pues, invocaran a

aquel en el cual no han creido? i Y

como creeran en aquel de quien no

han oido? i Y coma oiran sin haber

quien les predique?» (Romanos

10:14). Predicador no es el que

tiene un puesto en una iglesia.

T odo aque[ que lIeve

el nombre de Crista.

debe vivir coma vivi6

Cristo ante un mundo

que la estd observando.

161
Tampoco una persona que ha hecho estudios en un seminario

y tiene las credenciales academicas debidas. Predicador es el que

tiene laspalabras de vida; el que ha recibido las Haves.

En segundo lugar, no dejamos que la gente entre al cielo

cuando nos convertimos en piedras de tropiezo; cuando la

forma en que vivimos como cristianos se convierte en un factor

disuasivo para otras personas. T odo aquel que Heve el nombre de

Cristo, debe vivir coma vivi6 Cristo ante un mundo que 10 esta

observando. Sin embargo, a veces otras personas contemplan la

vida de un cristiano y 10 que yen es el poder del pecado, y no el

poder de Cristo. El mismo dijo: ,N cualquiera que haga tropezar

a alguno de estos pequenos que creen en mi, mejor le fuera que

se le colgase al cueHo una piedra de molino de asno, y que se le

hundiese en 10 profundo del man, (Mateo 18:6).

En tercer lugar, no permitimos que la gente entre al reino de

los cielos cuando desobedecemos al Senor. Preferimos mantenernos

dentto de la comodidad de nuestro estilo de vida, y nos negamos

a seguir al Senor cuando El va a liberar a otras personas. Tal

vez nos este pidiendo que entremos a trabajar en la obra misionera,

pero nosotros no q ueremos movernos a un nuevo lugar dentro

del ministerio. Como eonseeuencia, no estaremos donde el Senor

quiere que estemos, y las personas que deberian oir a traves de


nuestra vida, no oiran. 0 quiza El quiera que demos un estudio

biblieo en nuestra iglesia, 0 que abramos nuestro hogar para que

se reuna en el un grupo pequeno, pero nosotros nos negamos a

salirnos de nuestra comoda rutina, y eso signiflca que el Senor no

nos podra usar para realizar sus propositos.

Tenemos numerosas formas de convertirnos en impedimentos

para la obra de Dios, y a todos se nos pediran cuentas sobre la

manera en que hemos respondido a su llamado.

UNA RIlAClt'lN CLAVE

Entonees, icomo hacer? iComo experimentar el poder de la resurreccion

que abre las puertas del reino de los cielos?

Esto solo se logra por media de una relacion profunda y

permanente con el Cristo resucitado. i Tiene usted esa clase de

relacion con El?

Podemos experimentar el poder de la resurreccion por medio

de nuestra relacion con Cristo, pero necesitamos hacer tres cosas

basicas para lograrlo.

El primer paso consiste en arrepentirnos. No hay forma

de saltarse este paso. iHay en su vida algun peeado que esta

obstaculizando su relacion con Cristo? El murio para perdonar sus

pecados, y resucito para darle la victoria sobre eUos. No es posible

permanecer en pecado y al mismo tiempo, experimentar el poder


de la resurreccion. Es espiritualmente imposible. Tenemos que

arrepentirnos de nuestros pecados, y pedir perdon, para que esos

pecados nos sean borrados.

iExiste en su vida alglin habito 0 forma de eondueta que

provoque dudas? Librese de 10 que sea; huya de esa forma de

eondueta; no permita que ninguna de esas eosas pese sobre sus

hombros. i Tiene algun tipo de arnargura 0 de mala voluntad hacia

otra persona? Recondliese con esa persona, y trate de vivir en paz

con todos. iSigue existiendo una cierta tendencia al orgullo y a los

LA .-\L"TORI[),\[) lH. LA RL~l"RRrCCl()1\ 163

suenos egoistas? Deseche todo eso, y pidale al Senor que le de un

espiritu contrito y humillado.

Aunque no encuentre ningun aspeeto en el que tenga fallos,

pidale al Senor que eseudrine su eorazon y le muestre eualquier

camino de maldad que pudiera existir en su vida. Si quiere tener

el poder de la resurreccion, es necesario que sea purifleado de sus

peeados.

En segundo lugar, debemos ser totatmente obedientes a 10 que

el Senor nos esta pidiendo. Jesus dijo que el que 10 ama a El,

tambien 10 obedeee a uan 14:21). La evidencia de que existe una

relacion intima de arnor entre usted y el Senor, es la obediencia

a su Palabra.
iHay algo que usted sepa que Dios quiere que haga, y no

haya hecho? Obedezca de inmediato. iLe ha heeho a Dios alguna

promesa que no le ha cumplido? Haga 10 que le ha prometido;

arregle ese asunto. Ante los ojos de Dios, euando nos atrasarnos

en obedecer, estamos desobedeciendo. Haga hasta 10 Ultimo que

El le haya dicho, y permanezca en su amor.

El tercer paso consiste en buscar at Senor con todo et corazon.

No se sienta satisfecho con las glorias del pasado; busquelo con

un fervor renovado. iSiente el anhelo de eonocerlo mas, 0 se

contenta con mantenerse dentro de la comodidad de su rutina de

vida? iCuanto tiempo ha pasado desde que 10 refrescO por ultima

vez la presencia de Dios?

Vaya a El, corra hacia El y busquelo de todo corazOn. Su relacion

con Cristo es la clave para conocer el poder de la resurreccion.

CRISTO PRIMIRO

El yo es el mayor de los impedimentos que tenemos en nuestra

vida. N uestra naturaleza humana busca la forma de robarle

a Dios su gloria y adjudidrsela a si misma. Nuestra vida natllral

es afectada por el pecado, y el orgullo no es mas que un ladron.

N uestro orgullo es capaz de impedir durante toda nuestra vida

que conozcamos el poder de Dios que tenemos dentto, porque

Dios no esta. dispuesto a compartir su gloria con nadie, y no u,a a


aquellos que no pueden soportar esto.

Por eso, Jesus dijo que si queremos seguirle, tenemos que

negarnos a nosotros mismos (Lucas 9:23). El nos dice: «Yo voy

a hacer la voluntad del Padre; yo estoy trabajando para que mi

Padre traiga su Reino a la tierra, y voy a quebrantar el poder del

pecado para libertar a los seres humanos de las garras de Satarlas.

Si quieres seguirme, abandona tus insignificantes quejas y deja

detras tus apetitos egoistas».

El yo dice otra cosa: «Dame dones grandiosos, para que te

pueda setvir con poden>. fomonces, Dios mueve la cabeza mientras

dice: «No me has entendido. Yo no te doy capacidad, talento> ni

poder para que los uses como tu quieras. Lo que te doy es ilna

Hay lodo un mundo de

diferencia entre nuestros

mejores esJuerzos y

el poder de Dios.

relacion conmigo».

Es posib\e que usten posea numerosos

talentos y capacidades que

este usando para setvir a Dios. Sin

embargo, hay todo un mundo de

diferencia entre nuestros mejores


esfuerzos y el poder de Dios. Por

eso JesUs puso ese fundamento

basico al principio mismo de su llamado

al discipulado: si queremos seguirle para hacer la obra del

Reino, tenemos que negarnos a nosotros mismos.

jUsted mismo es su propio peor enemigo! El hecho de que

este tratando de agradar al Senor a base de esforzarse, es senal de

que se est:l. rebelando contra la obra consumada por Cristo en la

cruz, y olvidandose del poder de la resurreccion.

L:\ Al:TOR1DAD pr L.\ Rl"\l'RlzrCC[U~< 165

Cuando Pedro y los demas discipulos sanaron al hombre cojo

y presentaton un poderoso testimonio ante los gobernantes del

pueblo, oimos este otro testimonio: «Entonces viendo el denuedo

de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y

del vulgo, se maravillaban; y les reconocian que habian estado

con Jesus» (Hechos 4:13). El poder para transformar vidas rotas

procede de una fuente; la unica fuente: J esucristo.

, ~ Reconocen los demas que hemos estado con Jesus, y que

El ha transformado nuestra vida por completo? iEscuchan

continuamente que hablamos de El? iSienten que en verdad 10

conocemos?

El mundo no necesita ver 10 buenos que somos, sino ver al


Hijo perfecto de Dios en nuestra vida. 0 sea, que en nuestra

vida hay una diferencia reconocible que est:l. exigiendo que se nos

pregunte: «iCon que potestad, 0 en que nombre, habeis hecho

vosotros esto?». iQue hay en su vida que hace que usted sea tan

diferente?

Necesitamos una relacion personal con J esucristo que sea real.

NPS.f'.sltaroA~ ~< t~m'i"" "-Q<>. 8., '! "''3 ~",tim'3S sat;'sfedms "-'3'"

un pequeno y rapido pensamiento devoto para todo el dia.

Si usted es nuevo en la fe, necesita saber que no hay nada

mas importante que el tiempo con el Senor. Esa va a ser la mejor

inversion que haga en su vida. Es 10 que va a traer a ella todo 10

que Dios se proponia que usted recibiera cuando decidio salvarlo.

«Porque todas las pro mesas de Dios son en el Si, y en el Amen, por

medio de nosotros, para la gloria de Dios» (2 Corintios 1:20).

Y si usted ha caminado con el Senor JesUs durante muchos

anos, su caminar con El necesita estar fresco y vivo. No se puede

quedar atascado en el pasado; es necesario que 10 siga activamente.

El no se queda quieto, sino que sigue adelante, haciendo la

voluntad del Padre. iLe esta ensenando cosas nuevas? iLe est:l.

presentando nuevas oportunidades de setvir? iHay gente nueva

166 \1] I \I'LR1["C:I·\ CO'!'\< cL I'O])ER. Dc L\ Rr~l-RRLCCln"

que esta bendiciendo a traves de usted? iSiente un profundo


anhelo de seguir a Jesus, tal como 10 sentia el primer dia que tuvo

un encuentro con El?

Recuerde: Jesus no nos da poder, sino que iEt mismo es nuestro

poder! Solo dentro de una relacion con El podra usted ver como

obra su inmenso poder en su vida. Y cuando realizamos nuestro

caminar dentro de esa relacion con El, recibimos de El las Haves

de la vida.

CAPiTULO 12

LA SEGURIDAD DE

/ LA RESURRECCION

<Q!ie, pues, diremos a estor

Si Dios es por nosotros,

duien contra nosotrosr

ROMANOS 8:31

T odo el que tenga una relacion intima con J esucrisro, es una

persona que lleva una vida sosegada. Eso no significa que la

vida le sea facil, sino que su vida no es complicada ni esta repleta

de estres. Vive con una fe de nifto que se siente totalmente segura

con respecro al amor de Dios.

«Si Dios es por nosotros» (Romanos 8:31), entonces ipor

que tendriamos raWn alguna para temer? No tenemos por que

preocuparnos por 10 que nos espera en el futuro, porque es la


mano de Dios la que nos guia hacia ese futuro.

168 \11 L\l'LI{lr'C~I:\CU" LL I'UULR 1)1:.1.-\ RL~lIZRrLl~10;\

EDIFICADOS SOBRE LA ROCA

Jesus relato una parabola aeerea de dos eonstruetores de casas.

U no de ellos edifieo su easa sobre una roea; el otro la edifieo

sobre la arena (Mateo 7:24-27). La misma tormenta azoto a las

dos easas. Era de esperarse, porque todas las easas se hallan sometidas

a los elementos y deben defender contra las actuaciones de

la naturaleza. Sin embargo, cuando las azoto la tormenta, una de

ellas se mantuvo fuerte, mientras que la otra se dertumbo con

gran estrepito. La casa que estaba edificada sobre la roca se salvo;

la que estaba edifieada sobre la arena quedo destruida.

Con esto nos estaba diciendo que a todos los seres humanos

nos azotan tormentas de algun tipo; hay quienes se mantienen

firmes, mientras que hay otrOS que se derrumban. Y cuando llegan

las tormentas, cuando soplan los vientos huraeanados, euando

nos tratan de aplastar las crisis, la pregunta ciasica que o!mos es

la misma: «iPor que les pasan cosas malas a las personas buenas?»

o si no, esta: «Si Dios es un Dios de amor, ipor que permite que

la tragedia toque a los suyos?». El termino teologico que define a

esta pregunta es teodicea: el intento de explicar como es posible

que el mal este presente en un mundo controlado por un Dios


amoroso.

Tambien es posible que usted haya escuchado esta sencilla

reaccion: «Cuando me hice cristiano, pense que Dios cuidaria de

m!, y me protegeria de todo dano y de todo problema».

Si aun no 10 ha logrado eomprender, 10 cierto es que las pruebas

encuentran siempre la forma de llegar a nuestra vida. Todos y

cada uno de nosotros pasamos por tribulaciones. Tarde 0 temprano,

a todos nos llegan. Y cuando llegan, idonde podemos acudir?

iDe donde podemos sacar fortaleza? iHa aprendido a mantenerse

firme con el Senor resucitado y disfrutar de su poder para veneer?

L,\ ~[(;URJU",U nr LA RI:.~L:RR[CC1UN 169

J eslis nos dijo: «En el mundo tendreis afIiccion; pero eonfiad,

yo he vencido al mundo» Ouan 16:33). En el mundo hay

tribulacion; eso es seguro. Y para soportarla, neeesitamos aeudir a

Aquel que ya la ha vencido.

BENDECIDOS POR DIOS

Aqu! podriamos dedicar un tiempo a eseribir acerca de la cuestion

de la existencia del mal en el mundo. Sin embargo, hay otro asunto

que es necesario tratar primero; algo que tal vez sea mas desconeertante;

mas dificil de comprender. Es la cuestion del amor

de Dios por los que hacen el mal. «Porque de tal manera amo

Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigenito» Ouan 3: 16).


iComo es posible que Dios ame a los pecadores?

En los momentos de sufrimiento, hay quienes quieren preguntar:

«iPor que me tuvo que pasar a m! esto tan terrible?».

Sin embargo, deberiamos estar preguntando: «iPor que me ama

Dios a m!? iPor que me perdona cuando peco? iPor que me perdona

cuando vuelvo a eaer en ese

..... mismo pecado? iPor que me sigue

Cuando llegan los buseando cuando yo 10 abandono

problemas, "a quien a El? iPor que el Dios santo ama a

acude usted? una persona llena de peeado como

yo? iComo es posible que me este

pasando a m! algo tan maravilloso?

». Maravillosa gracia, que dulce es tu sonido, que salvaste a un

miserable como yo. Antes yo estaba perdido, pero ahora he sido hallado;

estaba ciego, pero ahora veo.

Bajo la luz del amor de Dios, de su misericordia, de su gracia,

las pruebas y las tribulaciones se yen muy distintas. Cuando

estamos con el Senor resucitado, el mundo parece adquirir un

170 \11 I \]'l"Rlr:--;CI.\ l~\)" rL l'Onl::IZ !)L LA IUSL'RRrCCIU-"";

aspecto nuevo. Tan es asi, que Pablo pudo decir: "Nos gloriamos

en las tribulaciones» (Romanos 5:3).

Nuestro mayor problema consiste en que no sabemos


reconocer que todos los problemas con los que nos enfrentamos

tienen algun prop6sito positivo y redentor. Mientras no nos

enfrentemos con esta realidad, seremos victimas indefensas de los

problemas a 10 largo de toda nuestra vida.

jOios sigue estando en su trono! El sigue teniendo dominio

sobre todo. Y es El quien permite los problemas, por muchas

razones distintas. Yel Cristo resucitado camina con nosotros, sin

importarle 10 que se nos cruce en el camino. Nuestra seguridad en

la vida no esri en nuestra capacidad personal para veneer, sino en

saber que El ya ha vencido.

BENDEC1DOS A PESAR DEL MAL

En ese caso, ipor que nos vienen las pruebas?

• Porque somos humanos, y vivimos en un mundo caido.

Los desastres, los problemas y las enfermedades son

cosas comunes y corrientes en esta tierra.

• Porque pecamos 0 desobedecemos a Dios. Nuestras malas

decisiones traen consigo unas consecuencias indeseables.

• Porque Dios nos quiere disciplinar. Los padres

comprendemos que amar significa disciplinar, corregir

y adiestrar a nuestros hijos. De igual manera, Dios usa

nuestras pruebas para instruirnos y adiestrarnos en la

inanera de carninar con El.


• Porque los tiempos dificiles nos llevan a la Biblill. Nos

impulsan a buscar respuesras en la Palabra de Dios.

Las pruebas nos llevan a reorganizar nuestras prioridades,

y a buscar verdades que nos guien en la vida.

L.\ SrCl-RI[),\D Pt L.\ IU:--l-IUZU:CIU'

Porque en Ios momentos de crisis, nuestra comunion con

Dios pasa a un nivel mds profondo. Las dificultades

intensifican nuestra dependencia de Dios y nos

ayudan a darnos cuenta de que nos conviene

mantenernos cerea de El.

Porque Ios pruebas nos enseflan a orar con ftrvor.

Con demasiada frecuencia descuidamos nuestra

oracion, hasta que nos encontramos con los

sufrimientos.

Y algunas veces nos vienen las pruebas, por razones que

nos son desconocidas. Hay ocasiones en las cuales Dios

permite los problemas, y nada de 10 que pasa tiene

sentido para nosotros. Sin embargo, debemos tomar

la decision de seguir confiando en El, pase 10 que pase.


Confiamos en Dios, porque

estamos convencidos de que nos

ama; conflamos en su coraz6n. Yen

medio de los sufrimientos, es muy

posible que nos sintamos mas cercanos

al Senor que en ningun otro

momento de nuestra vida. Esto no

sucede con todos; de 10 contrario, el

mundo entero estaria formado por

soldados valientes del Senor. Ahora

bien, en la vida de quienes confian

Cuando Dios permite

unos problemas que no

nos pareee que tengan

sentido alguno. debemos

tomar la decision de seguir

confiando en El de

todas maneras.

171

en Dios y han aprendido a caminar con Cristo, suceden cosas

milagrosas como consecuencia del sufrimiento.

Se cuenta de un funcionario del gobierno en un pais hostil


a los cristianos, que dijo en cierta ocasi6n: "Los cristianos parecen

prosperar en medio de las persecuciones. Tal vez deberiamos

hacer que prosperaran, y entonces desaparecerian». Como ve, en

172 \11 I'XI'[Rll:.\JCI.\ Cl~' EL ['onER OE LA RESL"RI-Z[CCI()\J

las persecuciones hay algo especial que fortalece a los creyentes

en su fe.

Si usted acudio a Cristo porque queria estar libre de problemas,

no acudio a la persona correcta. Basta con que yea los problemas

que dice Pablo que ha tenido en su propia vida:

... en trabajos mas abundante; en azotes sin numero; en

carceles mas; en peligros de muerte muchas veces. De los

judios cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.

T res veces he sido azotado con varas; una vez apedreado;

tres veces he padecido naufragio; una noche y un dia he

estado como naufrago en alta mar; en caminos muchas

veces; en peligros de rios, peligros de ladrones, peligros

de los de mi nacion, peligros de los gentiles, peligros en la

ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros

entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos

desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frio y

en desnudez. (2 Corintios 11 :23-27)

'Para que despues venga alguien a hablar de que ha tenido


un m1 al dial Pablo soporto muchas tormentas en su VI'd a. SI' II

embargo, en medio de todas sus pruebas, 10 que sucedio fue que

se fortalecio en su fe. Cristo se convirtio en su fortaleza. «Para 10

cual tambien trabajo, luchando segun la potencia de el, la cual

actua poderosamente en mi» (Colosenses 1:29).

SEGUROS EN SU PRESENCIA

Por el hecho de ser cristiano, usted puede soportar cualquier crisis

que le sobrevenga, gracias a la mano del Senor, que nos protege.

En el Antiguo Testamento, Dios dice:

LA -"U;l'I-ZIDAD IH LA RESL'RRrCCll)N

No temas, porque yo estoy contigo;

no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;

siempre te ayudare,

siempre te sustentare

con la diestra de mi justicia. (Isaias 41: 10)

En el N uevo Testamento, Jesus dice:

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y

yo les doy vida eterna; y no pereceran jamas, ni nadie

las arrebatara de mi manO. Mi Padre que me las dio, es

mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano

de mi Padre. Yo y el Padre uno somos. (Juan 10:27-30)

Cuando el Senor esra con usted,


Usted nunca tiene

173

le es posible seguir adelante sintiendose

seguro, sabiendo que El 10 ye,

que El comprende el cuadro general

de la situacion, y que esta al tanto

de todos los detalles de su vida.

Puede estar seguro de que El tiene

que decir "jPobre de mi!.

en su presencia.

el poder necesario para hacer todo aquello que quiera hacer; los

milagros son su especialidad. El Senor tiene un proposito cuando

permite que pasemos por pruebas en nuestra vida, y las acciones

que realiza con respecto a usted brotan de un corazon que es solo

amor.

Ya no tiene necesidad de temer, ni de permitir que 10 abrume

la ansiedad; el Senor resucitado esta con usted. Nunca tendri que

decir «jPobre de ml!» en su presencia. En lugar de esto, se oira

decir a sf mismo: «jQue afortunado soy de tener un Dios que me

ama; un Dios que nunca me va a dejar ni me va a abandonar! y,

jque maravilloso sera deshacerme de este cuerpo mortal para vivir

con El por toda la eternidad!».


Todos tenemos nuestros tiempos de crisis. Pero hay quienes

tienen que correr ansiosos para hallar la ayuda de Dios, mientras

que otros permanecen todo el tiempo en su presencia, y reciben

su ayuda de inmediato.

La paz no es solo un sentimiento, sino tambien una relacion.

N unca la obtendremos en la religion, sino en la relacion con

Cristo. La paz no es algo, sino Alguien. No es un sentimiento,

ni una experiencia, sino la soberan{a de Crista, la encarnacion

viviente de la paz. Cuando Pablo dice que absoluramente nada

<<llOS podra separar del amor de Dios, que es en Crista Jesus Senor

nuestro» (Romanos 8:39), esas palabras no son simple retorica

teologica, sino que constituyen la verdad. No tenemos necesidad

de poner en tela de juicio el amor de Dios; tampoco tenemos

necesidad de poner en tela de juicio su voluntad. Podemos confiar

en 10 que Dios tiene en su corazon.

Hemos descubierto que las tribulaciones no son las unicas

que nos trastarnan la vida; Dios mismo puede virar al reves

nuestro mundo. Cuando El comienza a obrar con su gran

poder, nos perturba la vida. Y solo aquellos que esten preparados

permaneceran en pie. Solo aquellos que sean fortalecidos con su

poder, podran soportar su actividad. Dios prueba nuestra fe por

medio de esas tribulaciones, para ver si estamos listos para sus


poderosas obras. Asi como se prueba el acero para asegurarse de

que puede soportar el peso de un gran puente, tambien nuestra

fe es probada para ver si podemos soportar la poderosa obra de

Dios, antes que esta llegue. Cuando nuestra fe este segura, Dios

derramara su Espiritu con poder en medio de nosotros.

Basta que camine con el Senor, y estara preparado para la

tribulacion; estara lista para que venga con poder el Espiritu de

Dios. Y estara preparado para cuanto suceda en su vida. Ya traves

de su respuesta, el mundo vera a Dios. Mis importante aun, usted

vera a Dios realizando sus propositos en su propia persona.

175

Los LAZOS DE FAMILIA

La seguridad que conocemos en Cristo se encuentra en nuestra

nueva relacion con El: somos familia.

Juan 10 describe de esta forma: «Mirad cual amor nos ha dado

el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios» (I Juan 3:1).

A causa de la resurreccion, no solo tenemos comunion con Dios,

sino que nos convertimos en hijos suyos. Nacemos de El. No se

trata de algo simplemente externo,

smo de una relacion intema

vital. No es solo el hecho de estar

asociados a Dios, si no la existencia


de una union vital con El. Nacemos

como parte de la familia de Dios.

Es un asombroso privilegio el

Si nos convertimos en hijos

de Dios, cs gracias

a la resurrccci6n.

que podamos tener comunion con el Dios santo. jCuanto mas

10 es el que seamos hijos suyos! Como hijos de Dios, ocupamos

una cierta posicion ante El. Los hijos tienen con sus padres una

relacion que les asegura ciertos privilegios. Y nosotros tenemos

una relacion exclusiva y separada con el Dios tadopoderoso.

Sin embargo, hay quienes dicen: «iAcaso no son hijos de Dios

todos los seres human os? iAcaso no cren Dios a rod os, y por tanto,

es el Padre de tada la raza humana?».

La respuesta es que si. .. y que no.

Si, Dios creo a todos los seres humanos. Si, tados ptacedemos

de la misma fuente, y somos obra de sus man os. Pero no; no todos

tenemos la misma relacion con El, porque no tados somos hijos

suyos.

Las Escrituras hablan con claridad en este punto. Jesus dijo:

Si vuesrro padre fuese Dios, cierramenre me amariais;

porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he


176 \11 I \l'ERI[~CI-\ CON fL l'~)llrR DE LA RrSl!RIUU.:ll.)l\

venido de mi mismo, sino que el me envio. l ... J Vosotros

sois de vuestro padre el r1iablo, y los deseos de vuestro

padre quereis hacer. l ... J El que es de Dios, las palabras

de Dios oye; por esto no las ois vosotros, porque no sois

de Dios. Quan 8:4:2, 44, 47)

Las Escrituras no enseiian que todos los seres humanos son

hijos de Dios. Tenemos dos re1aciones distintas con El. Una es

la reladon por creacion, y la otra es la reladon por salvacion.

La primera la compartimos todos los seres humanos, puesto que

todos le pertenecemos a Dios como Creador. La segunda solo

la comparten aquellos que han naddo de nuevo: solo ellos le

pertenecen a Dios como Padre. Esto ha sido logrado por medio

de la muerte y la resurreccion de Jesus, y solo aquellos que denen

una reladon con El pueden ser Ilamados hijos de Dios. Si no

tenemos esa reladon, estamos fuera de la familia de Dios, y

seguimos estando muertos en nuestras transgresiones y nuestros

pecados, y no tenemos ninguno de los privilegios de quienes son

hijos suyos.

LA NATURALEZA DIVINA

Cuando Juan destaca el hecho de que somos hijos de Dios, esta

diciendo algo muy imI>ortante. Un hijo dene una naturaleza en


comun con su padre; el hijo de Dios comparte la vida misma de

Dios.

Pedro 10 afirrno de esta manera: «Por medio de las cuales

nos ha dado predosas y grandisimas promesas, para que por ellas

llegaseis a'ser partidpalltes de la naturaleza divina» (2 Pedro 1 :4).

El hecho de convertirnos en participes de la naturaleza divina es

un concepto diEdl de comprender, y sin embargo, se encuentra

por todas partes en el Nuevo Testamento.

LA SECl-R1DAD iH lA RESLRRECC1UN 177

En Juan 15, Jesus habla de la yid y los p:impanos. El p:impano

es la rama que esta "em) la yid, de manera que la vida de la yid

pasa al pampano; hay una relacion organica entre ambos.

Eso es 10 que esta diciendo Juan cuando dirige nuestra atencion

hada el amor que el Padre derrama sobre nosotros «pata que

seamos Ilamados hijos de Dios» (1 Juan 3: 1). Por ser hijos, la vida

del Padre celestial nos es transmitida a nosotros. N unea debemos

pensar que un cristhwo solo es alguien que trata de 11evat una

vida buena, que se esfuerza poe ser mejor que todos los demas,

que realiza dertos ritos de su iglesia, 0 que cree en las doctrinas

correctas. Los cristianos son hijos de Dios, y han naddo de nuevo

del Espiritu de Dios. Han redbido algo de la misma naturaleza y

la misma vida del pr()pio Dios. Son personas transformadas; son


una nueva creadon. Son absolura y esencialmente diferentes a los

que aun no han naddo de nuevo. Juan quiere que comprendamos

que los cristianos no nos Iimitamos con actuar distinto, sino que

somos distintos.

Ahora bien, iCOtno nadmos en la familia de Dios? Juan

responde de una forma interesante: «Mirad curu amor nos ha

dado el Padre». Despues sigue hablando del amor que Dios nos

ha «mostrado», «revelado» 0 «manifestado», pata describir como

fue que El nos dio eSe amor. Dios ha puesto su amor dentro de

nosotros: nos 10 ha infundido 0 inyectado en nuestro interior.

La palabra clave de este versiculo

es para, 0 mas adecuadamente, para

que. Dios nos dio su amor con este

proposito: que nos convirderamos

en hijos suyos. Lo que nOs hace

realmente hijos de Dios es que El ha

puesto en nosotros su propia vida.

Su naturaleza es amoe, y El puso en

Lo que nos hace

realmente hijos de Dios es

que El ha puesto en nosotros

su propia vida,
nosotros esa naturaleza sura, pata que nosotros poseyeramos su

amor.

178 \111 \l'LR1['\U \ CO:\ [J l'OIHR or Ll\ RrSU{RLCLln:\

Por eso la Biblia habla tanto de que los cristianos amen a

los demas. El amor de Dios, cuando brota de nosotros, es la

evidencia de que tenemos la naturaleza divina en nuestro interior,

y por tanto, es la demostracion de que hemos nacido de nuevo.

Pablo 10 dijo de esta forma: «El amor de Dios ha sido derramado

en nuestros corazones por el Espiritu Santo que nos fue dado»

(Romanos 5:5).

El que seamos hijos de Dios es un gran misterio, y el mundo

no 10 comprende. Lo ridiculiza. Nos dice: iTu te proclamas hijo

de Dios! iDices que has nacido de nuevo, que tienes al Espiritu

Santo en tu interior, que compartes la naturaleza divina! jEstds

loco!». Y despues nos sigue diciendo: «Tu no eres mejor que

nosotros. De hecho, solo eres una persona comun y corriente,

como todos los demas». Pero no se incomode si el mundo no 10

comprende; tampoco comprendio a Jesus.

Es posible que usted no encaje con el mundo que 10 rodea,

pero queremos que sepa una cosa. Usted forma parte de algo. Usted

forma parte de la familia de Dios. Dios no tiene huerfanos. Usted

pertenece a su casa.
iAcaso puede haber algo que nos de mayor seguridad en la

vida que carninar con Cristo en la familia de Dios?

UNA DEMOSTRACION EN VIVO

Es facil descubrir quienes han estado caminando con el Cristo

resucitado, por la forma en que viven a 10 largo del tiempo.

Hay una diferencia de calidad entre la persona que ha tenido un

encuentro con el Senor resucitado, y la que no. Solo hay que

observar su vida a 10 largo del tiempo. Observe como envejece.

Los que han conocido la presencia del Senor van a ser almas

en reposo. Estas personas no estaran ansiosas ni preocupadas por

179

el manana; viven seguras dia tras dia en la presencia del Senor, y

su vida hace que las cosas sean diferentes a su alrededor. El poder

d e Ia resurreCCl.O , n para dar' VdI a d eJ.a un ras t r0 de rransformacion,

d ondequiera que vayan. Cuand 0 su VI' da en la Tierra se .e ste

acercando a su fiI n, ten dra' n Ia segura esperanza de una etern. tdad

con Cn.s to. Sus act.l tud es van a Iestar redp etas e gra cia , y el nemo

espiritu del Senor los consumira. Sera un gozo estar cerca de ell~s,

porque le levantaran el animo a todo el que los conozca. Es~aran

V.lV.l en d0 en Ie godzo e su sa vlaC"lO n, y conocera'n la presenCla de

Cristo.

En cambio, los que no han tenido un encuentro con el Senor


estara'n dca a vez ma,s I.nq,Ule tos. En ols a'nD s de su ancianidad,

tenderan a ser conocidos como personas cuyo nombre comienza

con G y termm. a con run"on,I 0 cua l har'a que las demas personas

los mantengan a distancia. Se sentiran frustrados porque ha~

sido incapaces de dejar una buena hueIla en la vida, cada vez mas

ansiosos a medida que se acerca el fin, y desvalidos para hacer algo

al respecto.

Cuando alguien se siente inseguro en cuanto a SU relacion con

Dios, tarnbien se siente inseguro con respecto a la etemidad. El

temor se va apoderando de la persona a medida que se acerca a su

muerte nsica, porque en 10 mas profundo de su ser, su alma sabe

10 que le espera.

i Verdad que sl. ente eI gozo d e Ia resurreCCl.O, n.) Puede ten"e r la

segun.d ad de que su fiu turo se encuentra en Ia s m anoS de] esus. El

ha vencido a la muerte y Ie esta, preparan d 0 Ia re compensa debida

a una vida de fidelidad.

., P rque

Seguridad: eso es 10 que trae consigo la resurrecclO~. 0

El vive, tarnbien nosotros viviremos en el reino de los CleloS.

CAPiTULO 13

LA ESPERANZA DE

/ LA RESURRECCION
T ampoco queremos, hermanos, que ignoreis acerca

de los que duermen. para que no os entristezcais

coma los otros que no tienen esperanza. Porque si

creemos que] esus muri6 y resucit6, asi tambien

traera Dios con] esus a los que durmieron en el.

I TESAlONICENSES 4:13-14

H emos hablado sobre todo del poder de la resurrecci6n

aqui y ahora; su efecto sobre nuestra vida en la Tierra. Sin

embargo, si. hay mucho mas.

Para Pablo, la experiencia presente dc/la vida de resurrecci6n

no es suficiente: «Si en esta vida solamente esperamos en Cristo,

somos los mas dignos de conmiseraci6n de todos los hombres» (1

Corintios 15: 19). Pablo vivia su fe con toda seguridad, porque

creia que eI Cristo resucitado que caminaba con el en espiritu dia

tras dfa, tambien algun dfa 10 resucitaria con un cuerpo nuevo.

El Dios que levanto a Jesus de la tumba nos levantaria tambien a

nosotros de la misma forma.

Pablo dice: «Porque si creemos que Jesus murio y resudto,

asi tambien traera Dios con Jesus a los que durmieron en et" (1

Tesalonicenses 4:14). Una de las consecuencias mas importantes

de la resurreccion es que si nosotros tenemos una reladon

correcta con Cristo, ya no tenemos motivo alguno para temerk


a la muerte.

UN lUGAR LLAMADO CIELO

iSe puede imaginar el delo? iPuede comenzar siquiera a cornprender

como va a ser la vida alii?

En esta derra que Dios creo, hay muchos paisajes asombrosos

que podemos ver. Tal vez usted haya contemplado el Gran Canon

del Colorado, 0 haya descendido a las cavernas de Carlsbad, 0 se

haya sentado a altas horas de la noche para contemplar la aurora

boreal, 0 se haya detenido al borde del mar, fascinado por el romper

de las olas. Tal vez haya experimentado el gozo del matrimonio, 0

contemplado los ojos de su hijo reden nacido mientras el respira

por primera vez. La gente que hemos conoddo, los paisajes que

hemos visto, la maravilla de todas esas cosas ... nada se puede

comparar con la esperanza que tenemos de ver un dia al Senor

cara a cara en un lugar llamado delo.

Los escritores de la Biblia trataron de expresar como es el

delo, pero ide que manera 10 pueden describir las palabras? jNo

pueden! No hay palabras adecuadas para hacerlo. Los lenguajes

humanos fracasan cuando se trata de describir el cielo. Y, por

maravillosas que sean las descripciones biblicas, solo son un

destello de la realidad que vamos a experimentar.

183
Lo mejor que podemos hacer, es describir las cosas mas

grandes que nos podemos imaginar, pero aun eso se quedara

corro. Calles pavimentadas con

oro. Una manSIOn preparada

exclusivamente para nosotros. Un

mar de cristal encantador a la vista.

Un lugar donde varnos a gozar de

todo 10 que es bueno; de todo 10

que es justo. Un lugar donde varnos

a disfrutar de la ausencia del mal,

del pecado y de la muerte. T odos

podremos cantar alii en perfecta

armonia; jque culto de adorad6n

tan grandioso vamos a tener!

< Podria ustcd

comenzar a

comprcndcr siquicra

coma l'a

a ser la vida

en eI cielo>

A pesar de todo esto, hay una gran posibilidad de que cuando

vearnos el cielo por vez primera, no se parezca en nada a cuanto nos


hayarnos podido imaginar. Es 10 que dijo Pablo: "Cosas que ojo

no vio, ni oido oyo, ni han subido en corazon de hombre, son las

que Dios ha preparado para los que le arnan» (1 Corintios 2:9).

Recuerdo (habla Mel) cuando lleve a mis hijos a Disneylandia.

Fue el gran tema de conversacion durante media ano antes de hacer

el viaje. Nos metiarnos en la Internet para ver las fotografias y leer

todo 10 que deda acerea de todos 105 juegos. Hablabarnos de aquello

a la hora de acostarnos, imaginandonos cOmo seria. Sin embargo,

nunca olvidare el aspecto de sus rostros cuando atravesamos las

puertas del parque. T enian los ojos muy abkrtos, mirando arriba,

abajo, a los lados, y a todo 10 que se moviera. Yo me volvi a mi hijo

y le dije: «iAsi es como creias que iba a ser este lugar?». Todo 10 que

me pudo decir fue: «Es mejor, papi. jMucho mejor!».

No tengo duda alguna de que tarnbien nosotros vamos a

exclamar «jMucho mejor!» la primera vez que comparemos el

cielo con todo 10 que nos hemos imaginado.

184 :-'11 [XI'ER1E"".;CI'\ CO~!::L I'O])ER])r. lA. RrSURRr.CCIO~

LA ESPERANZA DE GLORIA

No podemos hablar de vivir la resurreccion, sin hablar acerca de la

esperanza que tenemos en Cristo: la esperanza de un lugar mejor,

despues que desaparezca nuestro cuerpo fisico.

En Cristo, tenemos una esperanza que el mundo no tiene.


Pablo habla del «misterio que habia estado oculto desde los siglos

y edades», y que Dios nos ha dado a conocer: «Este misterio [ ... J

que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» (Colosenses

1:26-27). El mayor de los misterios que hay en el mundo es que

Dios anhela que el Cristo resucitado habite en los corazones de

aquellos que creen, y sea su «esperanza de gloria».

La esperanza en Dios carece

de dudas; es la realidad en

espera de ser vivida.

La esperanza biblica no es como

la esperanza del mundo. Para el

mundo, la esperanza no es mas que

un pensamiento alentador. Pero

cuando tenemos nuestra esperanza

puesta en Dios, tenemos la seguridad

de que El had todo 10 que ha

prometido. La esperanza puesta en Dios no tiene dudas; no se la

pone en tela de juicio. Para los que hemos creido en Cristo, la

esperanza es la realidad esperando a ser vivida.

La «gloria» a la que se refiere Pablo cuando habla de nuestra

«esperanza de gloria» es la presencia, el poder y la actividad de toda

la plenitud de Dios. La «gloria» se refiere a la presenda manifiesta


de Dios. Es una expresi6n de la participaci6n activa de Dios en la

vida de su pueblo. Por consiguiente, la vida eterna consiste en vivir

en la presenda de Dios y gozar para siempre de su bondad.

Esto es 10 que Pablo estaba diciendo: «He llevado una vida dUta,

pero no me importa. Tengo el gozo de hablar de las buenas nuevas

de Dios. El misterio que ha estado escondido durante tantos siglos,

ha sido aclarado ahora, y se encuentra al alcance de todos los que

LA ESrfRANLA DE I A R[~l:RR[CClON 185

respondan. El misterio de la vida eterna es Cristo en vosotros, la

esperanza de gloria. Y todo el que haya puesto su fe en Jesucristo, al

mismo tiempo habra recibido la esperanza de gloria».

UN VISTAZO A LO ETERNO

Entonces, icuai es esta esperanza que se encuentra en Cristo?

iCuai es este lugar al que llamamos delo?

La Biblia usa la palabra delo de unas cuantas maneras

distintas. Habla de «Ios delos» como parte del universo creado.

Concretamente, los delos son todo 10 que se halla sobre la Tierra

(nuestro delo, y elfirmamento con los planetas y las estrellas que

nos muestran su luz). David escribio: «Los delos cuentan la gloria

de Dios, y el firmamento anunda la obra de sus manos» (Salmo

19: 1). La belleza que contemplamos en los «deios» creados por

Dios noS sefiala hada un hogar celestial mas glorioso aun que
aquello de 10 que disfrutamos en el presente.

La segunda forma en que la Biblia usa la palabra cielo nos

interesa mas. Este termino es usado tambien para describir la

habitadon eterna de Dios; un ambito en el cual habita con sus

angeles. Jesus nos ensefio a orar diciendo: «Padre nuestro que estas

en los deios, santificado sea tu nombre» (Mateo 6:9). El cielo es

un lugar que se encuentra mas alia de la experienda humana. Es

la fuente de todo 10 bueno. Es el objeto de nuestra esperanza. Es

el hogar futuro de aquellos que hayan puesto su fe en Cristo.

Cuando estudiamos la naturaleza del cielo, vemos que su

descripdon biblica va creciendo a 10 largo de la Biblia. De hecho,

el Antiguo Testamento dice poco acerca de 10 que le sucede al

alma despues que morimos; todo 10 que dice, es que Dios tiene

un plan para el futuro. T ampoco habla mucho acerca del infierno;

solo habla de «la tumba» 0 «ellugar de los muertos».

186 \111 \['LRIL'-.('I,\ CO'\; 1.1 r(1IHI{ nr 1:\ RI:.,';LRRrC(:IU,\

En cambio, el N uevo Testamento desarrolla un concepto mil;

completo del cielo. Tal vez esto se deba a que Jesus, en su propi'l

relaci6n con sus disdpulos y su presencia en medio de ellos, le~

praporcion6la posibilidad de captar un desrello de 10 que vendri'l

en el futuro.

En ese caso, ique es 10 que estamos esperando? iQue tenemo~


la esperanza de encontrar en el cielo?

EL ClElO ES LA llBERTAD

El cielo es un lugar del cual se hallan ausentes todas las cosa~

negativas. Alii disfrutaremos de libertad con respecto a rodas I~

cosas que constituyen una carga para nosotros aqui abajo en I"

Tierra.

En cl cie/o diifrutaremas de

Jihr.yf,g,J ,(!"V ,r..r.Fpr.(/!'.i1 t.Ah5

las casas que canstituyen

una carga para nosotros

aqui en la tierra.

En la revelaci6n que le dio Jesu~

a Juan se 10 describe de esra forma:

«Enjugari Dios toda lagrima de los

o)os de ellos; .y ya no habra muerre,

ni habra mas llanto, ni clamor, ni

dolor; porque las primeras cos~

pasaron» (Apocalipsis 21:4).

Segun dice JesUs, en el cielo y;,

no habra mas dolor. Todos hemol;

sentido dolor en nuestra vida; en parte fisico, yen parte emocional.

Conocemos personas que tienen que barallar con dolores cr6nicos,


y que solo pueden encontrar un alivio en medicamentos fuertel;

que los dejan aturdidos y confusos. Sus dolores los limiran y le>;

roban la energia, recordandoles consrantemenre que hay alg')

que anda mal en su vida fisica. Sin embargo, seg6n la Biblia,

abandonaremos esros cuerpos viejos para recibir un cuerpo nuev,)

de resurrecci6n, libre de dolores y de enfermedades.

lA fSPlI{;\\:/A DL L.\ RfSURRrCC!();\ 187

En el cielo habri ausencia de lagrimas; se habra terminado

el llamo. Nosotros conocemos la agonia que semimos cuando

tenemos el coraz6n destrozado, cuando vemos batallar a nuestras

hijos, cuando perdemos a un ser querido, 0 miles de cosas mas

que nos parecen robar el gozo para llenarnos de angustia. En el

cielo, el Senor enjugara rada lagrima, y no habra mas llanto.

Tampoco habra mas muerte alii. No les tendremos que dar el

ultimo adi6s a aquellos a quienes amamos. La resurrecci6n habri

vencido a la muerte, y la eternidad habri obtenido la victoria.

Son muchas las familias que se han semado junto al lecho de

muerte de un ser amado en un hospital, y han sentido el dolor y

la agonia de la separaci6n que se acerca. Han semido la angustia

incomparable de tener que tomar la decisi6n de quitarle a su ser

amado las maquinas que 10 mantienen artiflcialmente vivo, para

permitir que se deslice hada la eternidad. Pero en el cielo eso


nunca volveri a suceder.

En el cielo tampoco habri mas pecado. iQue pensamiento

tan maravilloso! Es un lugar donde no seremos tentados a hacer

alga erl'iJ.da. Tenemas la eSpel'iJ.llZil de llegar" an lagar dande el

pecado y su destructora fuerza no tienen dominio alguno sabre

nuestra vida.

Yo (Mel) nunca olvidare el tiempo en que trabaje en un

hospital psiquiatrico mientras estudiaba en el seminario. Escuche

a un jovencito de dieciseis anos decir que si no 10 hubieran

arrestado y metido en aquellas dependencias de alta seguridad,

habria estado muerto en menos de seis meses. Sus habitos con las

drogas eran tales, que no se podia derener, aunque sabia que su

estilo pecaminoso de vida 10 mararia con roda certeza. Despues,

siendo pastor, he visto y oido muchos males horripilantes como

este, que esran desrruyendo vidas todos los dias. En cambio, en el

cielo se habri terminado el pecado.

188 \11 [\I'l:.RJF\;ClA COi'\ I::L ronrR [)E LA R[SLRRrCCIO:\

EL CIElO ES LA REALIZACION

Ahora bien, en el cielo no hay solo una ausencia de aquellas cosas

que nos causan dolor. Alii tambien nos encontramos con la presenCla

de todo 10 que produce un gozo aurentico.

El cielo es tan grandioso, que el apostol Pablo se sentia ansioso


por llegar alii. «Porque para mi el vivir es Cristo, y el morir es

ganancla». Hablaba del deseo que sentia de «partir y estarcon Cristo

10 cual es much I'S .l mo meJ.0 £» que todo cuanto hay en esta tierra'

El cielo es la presencia de

todo 10 que nos produce un

gozo autentico.

(Filipenses 1:21, 23). jQue gran

esperanza! El concepto que tenia

Pablo de la eternidad tenia sus raices

en la esperanza de la resurreccion;

de hallarse en la presencia del Senor

Jesus resucitado. En su corazon no

• habia absolutamente ningtin temor.

S~bla que el cielo 10 estaba esperando para lIenar al maxima su

vlda con la bondad de Dios.

En el cielo viviremos el amor perfecto, y no hay nada que

un ser humano anhele mas que esto. Alli se habd. acabado la

sole.dad, y solo habra un amor puro mas alia de toda descripcion

poslble. Estaremos arropados en los amorosos brazos de Dios

y per~aneceremos en ese amoroso abrazo suyo durante toda I~

etermdad.

iQudi en nos separara del amor de Cristo.' .[ ..] Esto y seguro


e que ni la muerte, ni la vida, ni angeles, ni principados,

ni potestades, ni 10 presente, ni 10 por venir ni

10 alt•o ' ni 10 profun d 0, m. n.m guna otra cosa creada 'n os

fo~ra separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesus

enor nuestro. (Romanos 8:35, 38-39)

LA ESr[RAI\ZA DE LA RI::SURRECCIO;-';

189

El cielo tambien es un lugar de confraternidad. Disfrutaremos

de la bendicion de los amigos viejos y nuevos. Jesus dijo: <N os digo

que vendran muchos del oriente y del occidente, y se sentaran con

Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos» (Mateo 8: 11).

Piense en todos los heroes de la fe que conoceremos alii. Piense

en 10 que va a ser caminar con Sanson y decirle: «Ensename tus

biceps». 0 sentarse con Moises para preguntarle: «iQue estabas

pensando cuando se abrio el mar Rojo?». 0 preguntarle a Josue:

«iQue cara ponian tus enemigos cuando te les enfrentabas en

la batalla?». Tenemos muchas cosas que preguntarle a Pedro:

«Cuentame 10 del angel que te saco de la prision», 0 «iComo te

sentias cuando desafiaste la gravedad y caminaste sobre el agua

con Jesus?».

Ademas de los numerosos hombres y mujeres de la Biblia

que han captado nuestra imaginacion, estaran tambien nuestroS


propios heroes personales. Tal V<:L un abuelo que fue quien puso

los cimientos de la fe en su familia. 0 un hijo suyo que paso

a la eternidad antes que usted. Alii podra encontrar a todos los

parientes antiguos de los que ha oido hablar a sus padres, sin

haberlos podido conocer.

Podemos esperar una eternidad lIena de esos amigos y

parientes para los cuaIes nunca parecemos tener suficiente tiempo

aqui en la Tierra. Confraternidad: va a haber mucha en ese lugar

que lIamamos cielo.

T ambien se describe el cielo como un lugar de descanso. En el

Apocalipsis, una voz grita desde el cielo: «Bienaventurados de aqui

en adelante los muertos que mueren en el Seno£». Y el Espiritu

de Dios responde: «Si [ ... ] descansaran de sus trabajos, porque

sus obras con ellos siguen» (14:13). Todo su arduo trabajo y su

servicio a Dios en la Tierra terminaran en un descanso eterno .

iEsta cansado? iSe siente agotado? Todas las cosas que usted ha

hecho para el Senor durante su vida, seran recompensadas en el

cielo. Alii 10 estara esperando el descanso.

190 \111'\1'1 RIL\.CI.\ UY'\]"I PUPI R nr L.'\ IU-SLRRLt.:clll:\

T odas las cosas que

usted haya hecho para cl

Senor en su vida, le serdn


recompensadas en e/ cie/o.

Cuando lIeguemos al cielo, 10

sabremos rodo, porque es un lugar

de conocimiento pleno. «Ahora

vemos por espejo, oscuramente; mas

entonees veremos eara a eara. Ahora

conozco en parte; pero entonces

eonocere como fui eonocidQ))

(1 Corintios l3: 12). (Hay algo que usted no sepa? jEntonces 10

sabri! Se 10 puede preguntar a Aquel que 10 creo. Puede conocer

rodas las cosas con un conocimiento perfecro cuando llegue al

cielo, donde nuestra mente es abierta a la sabidurla de Dios.

El cielo es un lugar de gran des recompensas. El cristiano sera

alii reivindicado. Ha romado la decision de vivir bien y rectamente,

y entonces sera reivindicado ante todos los demas seres humanos.

«Porque el Hijo del Hombre vendra en la gloria de su Padre con

sus angeles, y entonces pagari a cada uno conforme a sus obras».

(Mateo 16:27). N uestra motivacion para servir al Senor no es el

premio, pero si hay un premio: una corona de gloria y mucho,

muchfsimo mas.

Seremos recompensados por todo 10 que hagamos para el

Senor. Por ese motivo Jesus nos ordeno: «No os hagais tesoros en
la tierra, donde la polilla y el orin corrompen, y donde ladrones

minan y hurtan; sino haceos tesoros en el delo» (Mateo 6:19-20).

N uestra mente no es capaz ni de imaginarse cuaIes van a ser esos

tesoros. Podemos pensar en las cosas mas grandiosas que hay en

el mundo, y no estaremos ni cerea siquiera de imaginarnos las

riquezas del delo.

Y por endma de todo, el delo es un lugar donde veremos

al Senor cara a cara. «Bienaventurados los de limpio corazon,

porque ellos veran a Dios» (Mateo 5:8). El apostol Juan nos dice

esto con respecto al Senor: «Sabemos que cuando el se manifieste,

seremos semejantes a el, porque le veremos tal como el es» (1 Juan

L.\ 1:.:-'1'1~IL\:\L.\ Ill. L:\ IU-__ "LRIZlCCIU;---'" 191

3:2). jQue maravilloso sera disfrutar de la presencia del Senor!

iQue podemos decir? Una cosa es levantar los ojos a los cielos

para ver las obras de sus man os, y otra muy distinta es mirarlo

directamente a El, cara a cara, para ver su amor.

SOLO UN BUEN IJESEO

Podriamos continuar por un buen tiempo hablando de la esperanza

de gloria y dellugar que llamamos de1o. Sin embargo, es

necesario que le preste atencion a esro: no todos veran el cielo. Es

una dura realidad, pero no por eso es menos cierta. Hay quienes

tienen una esperanza que no pasa de ser un buen deseo, porque no


conocen al Senor resucitado.

Si algiln mensaje es presentado con daridad en la Biblia, es e1

simple hecho de que aquellos que roman la decision de tener una

re1acion con Dios por medio de J esucrisro, van a pasar la eternidad

con El en el delo, mientras que aquellos que deddan no tener esa

reladon con Dios por medio de JesUs, estaran separados de El en

el infierno.

Jesus abundo en este punto, hasta dejarlo muy daro: «De

derto, de cierto te digo, que el que no nadere de nuevo, no puede

ver el reino de Dios» Ouan 3:3). Tambien afirmo: «Yo soy el

camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por ml»

Ouan 14:6).

Pablo refuerza esta ensenanza de que Jesus es el unico camino

posible a la vida eterna con el Padre: «Porque hay un solo Dios,

'y un solo mediador entre Dios y los hombres, J esucristo hombre»

(l Timoteo 2:5).

En el dla del J uido se revelara una dara division de la

humanidad en dos· partes. Estaran aquellos que han hecho la

voluntad del Padre, y aquellos que fueron guiados por sus propios

192 \1! LXPI::H.II::~CL\ COl" EL PODEH. DE l/\ RE.sLRR[CCI()\i

deseos. Jesus habla de la linea divisoria que los separa: «No todo el

que me dice: Senor, Senor, entrara en el reino de los cielos, sino


el que hace la voluntad de mi Padre que estd en los cieloSl) (Mateo

7:21).

En la Biblia no escasean las palabras aterradoras que describen

el destino de aquellos que permanecen en su pecado y pierden

la vida eterna. Jesus nos advirtio: "Y si tu ojo te fuere ocasion de

caer, sacalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que

teniendo dos ojos ser echado al infiemo, donde el gusano de ellos no

muere, y el foego nunca se apaga» (Marcos 9:47-48).

Tambien dijo:

Enviar:i el Hijo del Hombre a sus angeles, y recogeran

de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que

hacen iniquidad, y los echaran en el homo de foego; alii

serd el 1I0ro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandeceran

coma el sol en el reino de su Padre. El que

tiene oidos para oir, oiga. (Mateo 13:41-43)

Parae extraiio que aquellos

que nunca acuden a la

casa de Dios en la Tierra,

quieran vivir con El para

siempre en el cielo.

Solo aquellos a quienes se les

han perdonado sus pecados por


medio de Jesucristo, y han nacido

de nuevo por el Espiritu de Dios,

veran el cielo. Lo que me asombra

es que los que no son cristianos

luchan contra este concepto, a pesar

de que se trata de una decision que

ellos mismos han tornado. Parece bastante extraiio que aquellos

que nunca acuden a la casa de Dios en la Tierra, quieran vivir con

El eternamente en el cielo. La gente maldice el nombre de Dios

aqui en la Tierra, pero siente que tiene el derecho de unirse a los

santos para adorarlo alrededor de su trono por toda la eternidad.

193

Las personas que escojan deliberadamente el pecado en la

Tierra, no entraran en ellugar santo donde no hay pecado. Los

que han rechazado a Cristo en la Tierra, no disfrutaran de su

presencia en el cielo.

JesUs dijo:

Porque no envio Dios a su Hijo al mundo para condenar

al mundo, sino para que el mundo sea salvo por ei. El que

en el cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha

sido condenado, porque no ha creido en el nombre del

unigenito Hijo de Dios. Guan 3:17-18)


Charles Spurgeon era un hombre muy elocuente. En uno de

sus sermones explica como podemos saber donde estara nuestra

alma en la eternidad:

Esto es algo que se puede saber enseguida. iDonde siente

deleite su alma en estos momentos? Lo que le hace sentir

deleite profetiza cuaJ sera su destino. Lo que usted haya

escogido aqui, sera su porcion en la otra vida. Si aqui usted

arnaba el pecado, va a estar lleno de el hasta la garganta, y

arder:i a su alrededor coma si fuera un fuego liquido. En

cambio, si su deleite tiene que ver con su Dios, habitara

con El por toda la eternidad.

Spurgeon tiene raWn: el tiempo que pasarnos en la Tierra

establece !a direccion que llevaremos en la eternidad.

ESPERANZA PARA TODOS

Sin Jesucristo, el temor a la muerre es algo universal. No

obstante, la esperanza de la resurreccion a una vida eterna en el

194 \\11 \1'1 IUl ,\('1,\ CU:": I"L I'UI)[ R [)l L,\ RL~L RR[l:l,[C)'\

cielo es para tado aquel que quiera recibir a Crista. Esta vida eterna

no excluye a nadie: su posibilidad esta abierta a tados. Porque

tados los que invoquen el nombre del Senor, seran salvos.

El mensaje de la Pascua de Resurrecci6n ptaclama que el

Senor Jesus resucitado rescata a sus seguidores de los horrores de


la muerte. No solo sobrevivimos a la muerte, sino que serell:lOS

sacados de ella. Se nos dara un

Esta esperanza la tenemos

en Cristo; no en nosotros

mismos.

cuerpo nuevo semejante al cuerpo

resucitado de Jesus; un cuerpo con

unos poderes nuevos, en los que ni

siquiera podemos sonar.

Y nuestra esperanza del cielo

no se basa en nuestras capacidades,

sino en la obra realizada por Crista en la cruz, y en la obra del

Padre en la resurrecci6n. Por eso, esta esperanza es para todos:

porque no tiene que ver con nosotros. Cristo es el que nos abre

el acceso al cielo. Esta esperanza la tenemos en Crista, y no en

nosotros mismos. El fue quien resucit6 de entre los muertas para

guiarnos a traves de la vida, yeso nos produce una gran esperallza.

£{ Dios omnisciente y omnipotente dei unfverso va caminall(io

con nosotros. iC6mo no habriamos de tener esperanza par<l el

futuro, cuando es Dios mismo quien nos va guiando? iC6mo no

podriamos conocer el gozo en la vida, si es Dios mismo ql.\ien

camina con nosotros?


Siempre es posible saber quien conoce realmente al Seiior.

En esa persona hay una expectaci6n llena de seguridad, y una

esperanza llena de gozo que nunca seran decepcionadas.

COl\CLUSlc)!\

/ NUNCA VOL VERA

A SER COMO ANTES

Parque si fuimas plantados juntamente con el en la

semejanza de su muerte, asi rambien la seremas en

la de su resurrecci6n.

ROMANO 6:5

ResurreCcion: ique palabra tan alentadora! Es una palabra llena

de esperanza; una palabra que inspira y llena de valentia a

los que conocen a Jesucristo. El es el Senor resucitado, al cual ha

sido dada toda autoridad en el cielo y en la tierra. Y los que esran

en Cristo, esran en buen lugar.

Despues que usted ha sido ilustrado en cuanto a la naturaleza

de la resurrecci6n, le pedimos al Senor que se sienta retado a vivir

de acuerdo con la nueva vida que recibi6 en el momento en que

puso su fe en Cristo. Esa relaci6n es la parte mas importante de

su vida. Si Jesus no hubiera resucitado de entre los muertos, no

habria sido posible. Sin embargo, puesto que El si resucit6, esa

196 \11 t:>..I'[Rlf"\C1A CU" J::.L l'l1DrR Df LA. IU:-,URRlCC1U:\


relacion es el nucleo mismo de 10 que somos. Si usted no 10 ti~ne

a El, no tiene nada.

Puesto que sabe que El no qui ere que usted perezca, sino que

tiene unos ptopositos importantes para su vida, no se satisfilga

con menos. JesUs murio por sus pecados, resucito y ahora le ofrece

una vida abundante. No es algo que El hizo en el pasado, sino

algo que esti haciendo ahora mismo en la vida de usted. Asf que

pfdale al Espfritu Santo que examine su vida y yea si esta viviel)do

la resurreccion tal como Dios quiere que la viva.

iEsta realmente vivo, en el sentido eterno de la palabra?

iConoce el perdon de sus pecados por medio de Jesucristo, y ~sta

viviendo libre de sus garras? La muerte consiste en la separacion

con respecto a Dios; la vida consiste en permanecer en su

presencia. iPuede usted decir que se encuentra en su presencia en

estos mismos momentos, sin que haya nada que obstaculice esa

relacion? Si no 10 puede decir, entonces haga que el poder d", la

resurreccion actue sobre su vida, pidiendole a Cristo que vent-l a

purificarlo de todo pecado. Ore y arrepientase de sus pecado~, y

pfdale a El que 10 lleve ante la presencia del Dios todopodero~o.

,Estd usted experimentando

una vida que no tiene nada

de comun y corriente?
iEsta viviendo una vida que no

tiene nada de comun y corriel)te?

iEsta viviendo de una manera tal

que la gente ve a Cristo en usted,

y haciendo aquello que no poctrfa

hacer por sus propias fuerzas? Si no

es asf, ipor que? No actue como un

simple mortal; viva la vida que Dios le ha dado como hijo SUyo.

Usted ha sido hecho partfcipe de la naturaleza divina, y ti"'ne

capacidad para mucho mas que el mundo que le rodea. No se <1eje

limitar por sus capacidades personales, sino permita que el Cri,sto

resucitado viva en poder a traves de usted. Muera a sf miSID(I, y

permita que la soberanfa de Cristo sea total en su vida. Esta Yida

197

no tiene que ver con 10 que usted pueda hacer por Dios, sino en

10 que El pueda hacer a traves de usted. Cuando ore, dfgale al

Senor que le entrega su vida para que la use como El quiera. Lo

que usted desea es que su vida traiga gloria a El.

iEsta experimentando la paz de la resurreccion? Usted no tiene

por que vivir en medio de la culpa y la vergiienza, sino que puede

experimentar la paz del alma con Dios. Cada vez que Satanas le

recuerde su pasado, limftese a recordarle usted a el cu:il va a ser


su futuro. Cristo es el vencedor, y usted esti libre. Si su pasado

parece perseguirlo, impidiendo que siga adelante, detengase a orar.

Pfdale al Senor resucitado que 10 llene de su paz. Pfdale que le

confirme en su espfritu que usted ha sido totalmente perdonado,

y que se encuentra en una relacion correcta con Dios.

iEsti usted lleno del gozo del Senor? JesUs declaro expresamente

en muchas ocasiones que su resurreccion produce gran gozo. Aun

en medio de las pruebas, usted puede tener un gozo que nadie le

podra quitar. Eso significa que no son las circunstancias las que

controlan su coraz6n, sino que 10 conrrola el Espfritu de Dios. Asf

que, si ha cafdo en la depresion, y ha perdido el gozo de su salvacion,

cfetengase a orar. Pfcfafe af Senor que fiaga fo que fe prometi6: que fo

llene de su gozo. Pfdaie que haga que el gozo de El se desencadene

en su vida con una expresion visible, de manera que orras personas

se sientan atraidas hacia Cristo, quien vive en usted.

iEsta viviendo con el poder de la resurreccion? El poder que

resucito a Jesus de entre los muertos es exactamente el mismo

poder que esti obrando en la vida de usted. Aquellos aspectos de

su vida que han estado muertos, ahora tienen vida. Su espfritu ha

sido despertado, y usted tiene ahora la capacidad necesaria para

conocer plenamente a Dios. Ese poder esta obrando en usted para

darle vida abundante.


Si siente que en la vida cristiana tiene que haber algo mas

que aquello que usted esta experimentando ... 10 mas probable

i9R \\\! \.1'\ R!! '\C!,\ l:U;-"; rL !'U!l["R!)l L.\ Izr~l-l{laCCll)~

Ahora tiene la capacidad

necesaria para conocer a

Dio5 en toda 5U plenitud.

es que asi sea. Y ese algo 10 debe

encontrar solo en una relacion con

Cristo. Pidale que le abra los ojos

del espiritu para que yea todo 10 que

El le tiene preparado. Mantengase

en su presencia todo el tiempo que

haga falta, hasta estar plenamente consciente de que la vida de El

se halla dentro de su propia vida.

iVive bajo la autoridad de Cristo? iEs su vida una vida digna

del Evangelio? La vida que usted ha recibido, la debe compartir

con los que le rodean, y aun siguen muertos en sus transgresiones

y sus pecados. Cristo le ha entregado las Haves del reino de los

cielos. Le ha encomendado el mayor de los poderes que hay en la

Tierra: el poder del Evangelio. Compartalo con Iibertad, vivalo

plenamente y haga participes a todas las personas del poder de la

resurreccion. Se nos van a pedir cuentas de 10 que hayamos hecho


con el Evangelio, asi que pidale al Seiior que use su vida para traer

a otras personas a su Reino. No se contente con mirar las cosas

a la distancia; metase en el juego. Pidale al Seiior que le de una

oportunidad de participar en su gran plan de salvacion.

iSe mantiene fuerte y seguro en su caminar con Dios, y con

sus rakes hundidas en Cristo, 0 se deja sacudir con facilidad por

las circunstancias? La estabilidad, la fidelidad y la seguridad son

las seiiales de alguien que camina con Cristo. Pidale a Dios que le

mUestre en que ha estado confiando usted para tener estabilidad

en la vida. Se podria tratar de su trabajo, su familia, su salud 0 sus

talentos. Ninguna de esas cosas se puede comparar con la confianza

puesta en Cristo de todo coraron. Si llega a estar consciente de

que hay cosas que han reemplazado a Cristo como fundamento

de su vida, pidale que le perdone. Pidale que reedifique su vida.

iEsti viviendo en la esperanza de su salvacion, 0 aun le tiene

miedo a la muerte? No deberia existir temor alguno a la eternidad

199

en el corazon de un creyente; 10 que deberia haber en el seria la

segura esperanza de que todo 10 que Dios nos ha prometido es si

en Cristo. Cuando eso sea cierto -cuando la eternidad se halle

fhmemente arraigada en su corazon-, las cosas insignificantes de

la vida no 10 podran dominar. Esas cosas pequeiias son irrelevantes,


comparadas con una recompensa eterna en los cielos, que durara

para siempre.

iEsta experimentando la resurreccion de Jesucristo en su vida

diaria? Si realmente ha tenido un encuentro con El, su vida no

puede volver a ser como antes. Si usted es creyente, El esta dentro

de usted. El Hijo divino de Dios 10 llena con su presencia.

Nuestro mayor anhelo es que usted viva personalmente en el

poder de la resurreccion. Que no le queden mas excusas ... sino

una dara evidencia de que ha estado con Jesus.

Le pedimos a Dios que el mundo, cuando mire hoy a la

Iglesia, se sienta maravillado.

tDonde estd, oh muerte, tu aguijon?

tDonde, oh sepulcro, tu victoria?

ya que el aguijon de la muerte es el pecado,

y el poder del pecado, la fey.

Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria

por medio de nuestro Senor Jesucristo.

As! que, hermanos mios amados,

estad firmes y comtantes,

creciendo en la obra del Senor siempre,

sabiendo que vuestro trabajo en el Senor

no es en vano. 1 CORINTIOS 15:55-58

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