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México como país pluricultural

Los españoles que conquistaron América no se caracterizaron por su capacidad


para comprender y respetar las diversas culturas que descubrieron en el nuevo
continente.
En los registros que hicieron de todo lo que encontraban a su paso, hacían alusión
a los ritos sangrientos y a las "extrañas formas de vida" de quienes consideraban
gente primitiva o bárbara.
Hasta entonces, los conquistadores europeos sólo apreciaban a los pueblos de
Persia, India y China como culturas semejantes a la de ellos. Pero lo que hoy
conocemos como la arqueología y los textos prehispánicos que sobrevivieron a la
conquista, muestran que en el México antiguo existieron creaciones y
manifestaciones tan importantes como las de otros pueblos. El calendario y la
escritura existían ya en culturas como la maya, la azteca y la olmeca en el último
milenio antes de Cristo.
Inscripciones en Monte Albán, Oaxaca, y en las costas del Golfo, en el "país de los
olmecas", son prueba de esto.
Las formas de urbanismo en las grandes ciudades-santuarios, la arquitectura de sus
pirámides, el arte de la escultura y de la pintura de frescos, fueron manifestaciones
de la sensibilidad y los conocimientos científicos que poseían estos pueblos. Más
de cincuenta lenguas indígenas demuestran su diversidad y riqueza. Entre las
principales lenguas o dialectos, por el número actual de las personas que los hablan,
se encuentran el náhuatl, el maya, el mixteco, el zapoteco, el tzeltal, el tzotzil, el
totonaco, el mazateco y el chol.
Innumerables códices, estelas y bajo relieves (piedras grabadas con imágenes y
caracteres), prueban todo ello.
Los distintos pueblos del México antiguo tuvieron una visión particular del mundo,
doctrinas religiosas y sistemas calendáricos propios que los acreditan como culturas
vastas y profundas, entre otras que han legado al mundo moderno sus
conocimientos. Algunos de los más trascendentes son el calendario y el cero de los
mayas, así como los códices medicinales de los pueblos de lengua náhuatl.
Además del mestizo, que es la persona nacida de la unión del español y el
mexicano, la raza negra tuvo importante presencia en el país debido a la migración
de esclavos procedentes de África. Los principales asentamientos de esta raza se
ubicaron en las costas de Veracruz, Guerrero y Oaxaca, y pronto se constituyeron
en nuestra tercera raíz.
La mezcla de estas razas dio lugar, no sólo a nuevas razas o grupos humanos, sino
también a manifestaciones culturales que mostraron la fusión de mundos diferentes.
Así, el arte barroco español se enriqueció con el arte indígena mexicano y dio origen
al estilo churrigueresco; este es un estilo cargado de adornos que proliferó hacia el
final del siglo XVl y se aprecia aún en algunas construcciones de tipo religioso: en
parte de las fachadas de iglesias y en los retablos de los altares, principalmente. De
manera parecida, de la relación interracial de negros y mexicanos, surgieron oficios
artesanales como el tejido, y géneros musicales nuevos, como los sones jarochos
y diversos ritmos de las costas de Guerrero y Oaxaca, en particular de Pinotepa
Nacional.
Todo ello ha conformado un complejo espectro cultural que caracteriza a cada
región de nuestro país y que ha dado a México un rostro multifacético.
La variedad cultural de México también fue plasmada y difundida a todo el mundo
en la corriente pictórica llamada muralismo. Esta pintura, que fue realizada en los
muros de edificios públicos, tuvo gran influencia en los Estados Unidos, en América
Latina y en los países socialistas europeos, debido a su contenido histórico y
político. Artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Carlos Mérida y Rufino
Tamayo, enfatizaron las raíces indígenas de México a través de las formas, los
colores, los materiales y los temas de sus pinturas.
Los mexicanos de hoy somos resultado de un pasado pluricultural. Podemos
aprovechar el arte y toda nuestra historia para comprender mejor quiénes somos.
Mucha gente en todo el mundo admira nuestra cultura a través del arte mexicano.
Nosotros también podemos admirar nuestro pasado y reconocernos en las mujeres
y en los hombres que construyeron este país.
Debemos aprender del pasado para vivir mejor hoy, aceptando que somos una
nación donde a diario conviven diferentes culturas de muchos lugares del mundo,
cada una aportando la riqueza de su propio pasado y presente. México es un
mosaico pluricultural, que nos ofrece la oportunidad de practicar la convivencia
pacífica, la tolerancia a las diferencias y el enriquecimiento de nuestra vida diaria.

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