CONCENTRIZACIÓN DEL CUIDADO
El cuidado de nuestro tínico
planeta
La población mundial ha crecido 8 veces
más, consumiendo cada vez más recursos
naturales basada en la explotación de la
naturaleza.
La escasa conciencia colectiva de la
amenaza que se cierne nuestro hermoso
planeta.
Para cuidar el planeta todos tenemos que
pagar por una alfabetización ecológica y
revisar nuestros hábitos de consumo.
El Cuidado del Propio Nicho Ecológico
Cada persona tiene que descubrirse como parte
del sistema local y de la comunidad biótica tanto
en su aspecto naturaleza, como su dimensión
cultural.
Conocer el tipo de planta, animales, aves, peces y
microorganismos que conviven en aquel nicho
ecológico común.
El cuidado del nicho ecológico será efectivo si hay
un proceso colectivo de educación, en el que
participe la mayoría, tenga acceso a información y
lleve a cabo un intercambio de saberes.
El Cuidado de la Sociedad Sostenible
La sociedad debe mostrarse capaz de adquirir
hábitos nuevos y de proyectar un tipo de
desarrollo que cultive con cuidado los
equilibrios ecológicos y que funcionen dentro
de los límites impuestos por la naturaleza.
El desarrollo social busca mejorar la calidad de
vida humana. Supone valores universales como
una vida saludable y larga, la educación,
participación política, etc.
El Cuidado del otro, ánimus* y
ánima*
El ser humano es, esencialmente, un ser
de relaciones ilimitadas.
El “yo” solo se constituye mediante el
dialogo con el “tu”
Cuidar del otro es velar para que este
dialogar, esta acción de dialogo yo-tu sea
liberadora, cinegética y constructora de
una alianza perenne de paz y amor.
El otro se presenta siempre en forma de
hombre o de mujer. Una y otra son
diferentes, pero se encuentran en el
mismo suelo común de la humanidad. La
diferencia es siempre abierta y
maderable.
Cuidar del “otro-animus-anima” Implica
un esfuerzo ingente por superar la
denominación entre sexos por un lado el
machismo, y por el otro el feminismo.
El Cuidado de los Pobres,
Oprimidos y Excluidos
La liberación de los oprimidos deberá de
provenir de ellos mismos, en la medida
que tomen conciencia de la injusticia de su
situación.
La consolidación de una sociedad mundial
globalizada y la aparición de un nuevo
paradigma de civilización pasan por el
cuidado de los pobres, marginados y
excluidos.
El Cuidado de nuestro cuerpo en
la salud y enfermedad
El cuerpo es aquella porción del universo
que animamos, informamos,
concientizamos y personalizamos.
La salud es la actitud frente a las diversas
situaciones que pueden ser de
enfermedad o de salud.
Cuidar nuestro cuerpo significa la
búsqueda de asimilación creativa de todo
lo que nos pueda ocurrir en la vida.

El Cuidado de la curación
integral del ser humano
Cuidar de nuestra salud implica mantener
nuestra visión integral, buscando un
equilibrio, siempre por construir, entre el
cuerpo, la mente y el espíritu, e invitar al
médico (cuerpo), al psicoterapeuta
(mente) y al sacerdote (espíritu) a que
trabajen juntos sin perder de vista la
totalidad del ser humano.
El Cuidado del nuestra alma, de
los ángeles y de los demonios
interiores
El alma, a semejanza del cuerpo,
representa la totalidad del ser humano en
la medida en que éste es un ser vivo.
Todo está guardado en la conciencia
humana en forma de memoria. Somos
portadores de ángeles y de demonios, de
fuerzas <<sim-bólicas>> que nos invitan a
la unidad y a la cooperación y de fuerzas
<<dia-bólicas>> que desgreñen y
destruyen nuestra centralidad.
El Cuidado de nuestro espíritu,
de los grandes sueños y de Dios
Cuidar del espíritu significa cuidar de los
valores que orientan nuestra vida y de los
significados que suscitan esperanza más
allá de nuestra muerte.
Cuidar la espiritualidad sintiendo a Dios en
todo y permitir que nazca una y otra vez
en el corazón.
El Cuidado de nuestra travesía,
la muerte

 Para el <hombre.cuerpo>
representa el término de su
camino por este mundo, espacio
temporal.

La misión de la muerte es hacer caer

todas sus barreras.

 <Hombre-alma-espíritu>
representa la posibilidad de una
plena realización de sus
dinamismos latentes.

La misión de la muerte es liberarlo de

todas sus ataduras.

Cuidar de nuestra travesía suponer

interiorizar una comprensión
esperanzadora de la muerte. Es cultivar
nuestro anhelo de lo infinito.

Es meditar, contemplar y amar al infinito

como nuestro verdadero objeto de
deseo.