Sei sulla pagina 1di 38

Introducción

El derecho a la igualdad y no discriminación está contenido en la mayoría de los tratados internacionales de derechos humanos y funciona tanto como
un derecho que se ejerce por sí mismo como un derecho que se ejerce en relación con otros derechos. No existe una definición precisa o estática de la
no discriminación y por ello es necesario comprender desde el servicio público, aquellos elementos que permiten una definición puntual de la misma
para colocarla en la base de la acción pública contra la desigualdad. Estos elementos emergen tanto de la normatividad internacional como de las
fuentes locales, que desde la reforma constitucional en materia de derechos humanos del año 2011 constituyen un bloque unificado. Al respecto, el
Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha interpretado el derecho a la igualdad y no discriminación en la
Observación General No. 18, el cual retoma el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1989).
Esta Observación constituye el referente para la comprensión de la no discriminación en acciones específicas a favor de las personas, grupos y
poblaciones social e históricamente discriminados:
Esto es, el Artículo 26 declara que “todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual protección de la
ley; también dispone que la ley garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra la discriminación por cualquiera de los
motivos en él enumerado. A juicio del Comité, el artículo 26 no se limita a reiterar la garantía ya prevista en el artículo 2 sino que establece
en sí un derecho autónomo. Prohíbe la discriminación de hecho o de derecho en cualquier esfera sujeta a la normativa y la protección de las
autoridades públicas. Por lo tanto, el artículo 26 se refiere a las obligaciones que se imponen a los Estados partes en lo que respecta a sus
leyes y la aplicación de sus leyes. Por consiguiente, al aprobar una ley, un Estado parte debe velar por que se cumpla el requisito establecido
en el artículo 26 de que el contenido de dicha ley no sea discriminatorio.
Por su parte, la Observación General No. 20 aclara lo que entiende el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales sobre el Artículo 2.2 del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Establece que los Estados parte deben “garantizar el ejercicio de los derechos
[que en éste se enuncian], sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”. Esta Observación, de manera general, establece que el derecho
a la igualdad y no discriminación es un componente fundamental de las normas internacionales de derechos humanos (ONU, 2009).
Ilustración 3. Elementos básicos de la Observación General 20

Estas Observaciones pertenecen al paradigma de los derechos humanos y su importancia radica en que va un paso más allá de los tratados
internacionales para desarrollar una comprensión de los mismos. En las ‘Observaciones Generales’ que se refieren a esta materia, se especifican las
rutas de acción que los Estados deben tomar para garantizar la igualdad para toda la ciudadanía. Este principio se integra a partir de dos conceptos:

 La igualdad, enfatiza la forma en la que las personas deben acceder al goce y ejercicio de derechos.
 La no discriminación, acentúa la necesidad de proteger a las personas de distinciones arbitrarias que afecten negativamente el ejercicio de sus
derechos.

Así, el derecho a la igualdad y no discriminación es un derecho humano porque establece las condiciones para la realización de los planes de vida
individuales en condiciones de igualdad. Por ello, es obligación del Estado mexicano respetar, proteger, prevenir y garantizar el derecho de toda
persona; es fundamental que las políticas públicas y las acciones de cada institución, independientemente de sus atribuciones, coloquen como eje
transversal a los derechos humanos.
En esta primera unidad, abordarás el tema de la discriminación a partir de la ruta de análisis trazada por Jesús Rodríguez Zepeda en su obra “Un marco
teórico para la discriminación” (2006a). Allí, propone observar al marco normativo nacional e internacional como la fuente de una definición de la no
discriminación que permite acciones públicas en contra de este problema y de extensión profunda en las prácticas políticas y los imaginarios sociales.
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 10:53

1.1 Definición de la discriminación


En este apartado revisarás los elementos que integran la definición de discriminación ofrecida por la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación (LFPED) y cómo estos, además de explicitar su prohibición, señalan una ruta de acción pública para su combate.
Existe una diversidad de formas de definir a la discriminación (según se tome el punto de vista de la normatividad nacional o internacional), los debates
académicos o la manera en que emplean el concepto quienes realizan activismo a favor de las personas, grupos y poblaciones social e históricamente
discriminados. No obstante y para efectos de contar con un marco común que permita comprender las obligaciones del Estado mexicano y del personal
de servicio público, es preciso tener como referente central la definición que ofrece la LFPED vigente desde el año 2003, la cual reglamenta la cláusula
antidiscriminatoria del Artículo 1º constitucional y fue reformada en marzo 2014 para la inclusión de medidas para la igualdad que permitan acciones
de Estado enfocadas a combatir la desigualdad que genera la propia discriminación.
La definición de la discriminación contenida en la LFPED, Artículo 1º, fracción III, quedó de la siguiente manera:
La anterior definición amplía la ofrecida en el Artículo 1º constitucional. La razón es sencilla: la Constitución expresa sólo contenidos normativos
mínimos que no pueden ser violentados si es que se quiere afirmar que prevalece el Estado constitucional de derecho.
El reconocimiento de la discriminación en la Constitución y en la LFPED nombra una realidad imposible de pasar por alto, visibiliza una situación de
atraso y exclusión inmerecidos para ciertas personas, grupos y poblaciones, además de que obliga al Estado mexicano a actuar para incluirles en los
espacios fundamentales de la vida social.

Ilustración 5. El Estado mexicano tiene la responsabilidad de incluir a las comunidades indígenas en los espacios de la vida social Fuente: Sin embargo, (2012) Clases_Extramuros_Nueva_Jerusalen-3. Disponible en:
http://www.sinembargo.mx/wp-content/uploads/2012/11/Clases_Extramuros_Nueva_Jerusalen-3-e1352155459974.jpg

(Consulta con fines educativos, de difusión y no lucrativos, los cuales pertenecen a sus creadores/as.)

La LFPED señala que el daño que genera la discriminación es mayor y permanente si no se toman ciertas acciones públicas para eliminar
los obstáculos para el acceso a los derechos y oportunidades. En este caso, la ley delimita un ámbito de acción en el corto plazo (la mejora de la
calidad de vida de quienes experimentan la discriminación a través de medidas legislativas y de políticas públicas), pero también acciones de un
plazo más largo: generar de manera conjunta, una cultura de la inclusión, el respeto y la valoración de la diversidad.
Así, lo que la ley busca es visibilizar que, características como la discapacidad o el hablar una lengua indígena no son en sí mismas negativas, sino que
se vuelven motivos de discriminación en un contexto sociocultural que las ha construido como negativas y merecedoras de un tratamiento diferencial
y excluyente. La prohibición de discriminar contenida en el Artículo 1º constitucional afirma que ni la discapacidad ni el hablar una lengua indígena,
entre otras pueden ser motivos de discriminación y que el Estado mexicano no puede tolerar ninguna de sus manifestaciones. La ley establece la
ilegalidad de las prácticas discriminatorias y señala las obligaciones para el Estado, que las personas servidoras públicas tienen la obligación de traducir
en medidas legislativas y de política pública para elevar la calidad de vida de las personas que experimentan la discriminación.
Como puede apreciarse, tanto las tareas de corto como de mediano plazo que se derivan de una acción institucional a favor de la igualdad, genera una
serie de obligaciones para servidores y servidoras públicas y para las instituciones que modelan con sus prácticas.
Así, la definición de discriminación establecida en la LFPED contiene tres elementos que vale la pena destacar:

Ilustración 6. Aspectos conceptuales de la discriminación

El esquema anterior muestra cómo se visualiza a la discriminación, como un fenómeno complejo que implica una acción (pública o privada), que
interfiere con los derechos y libertades y que está motivada por la percepción de que ciertas características particulares de una persona constituyen un
motivo legítimo para dar un trato diferenciado. Cuando se discrimina a una persona lo que se hace es arrebatarle la posibilidad de acceder a derechos
y oportunidades. Por ejemplo:

 Mientras que los varones pueden entablar relaciones inequitativas y de subordinación con las mujeres de maneras no conscientes, eso no significa
que ellas no sufran una afectación.
 Al limitar un rango de edad para un empleo en el que las personas adultas mayores quedan relegadas se está negando el acceso a un trabajo
digno, así, la edad constituye desde este ejemplo un motivo para discriminar a las personas.

La LFPED lo que hace es traducir la prohibición constitucional de la discriminación en una obligación de Estado, al señalar un rango de acción y los
objetivos precisos de la lucha institucional contra la discriminación. Así, esta definición señala aquellas construcciones culturales estereotipadas sobre
las que se tiene que actuar de manera inmediata. La discriminación aumenta el estado vulnerabilidad social, el cual determina el acceso inequitativo a
oportunidades y derechos para ciertas personas motivada por prejuicios y estigmas, que tienen consecuencias negativas en relación con su seguridad,
integridad y calidad de vida.

 Por ejemplo, están los crímenes y agresiones de odio por homofobia, que han llevado a lesiones y muertes de muchas personas hacia la población
Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual LGBTTTI o identidades de género diversas.

La magnitud del problema de la discriminación y su multicausalidad obligan al Estado mexicano a generar acciones encaminadas a garantizar el derecho
a la igualdad y no discriminación.
Mientras que la Constitución mexicana prohíbe la discriminación como un acto que tiene la intención de atentar contra la dignidad humana, la definición
de la LFPED toma distancia de la intencionalidad y se concentra en los efectos del propio acto. ; es decir que éste resulte en el menoscabo, anulación
o dificultad en el acceso a derechos o libertades.
Entonces, al momento diseñar las acciones contra la discriminación, quienes generan acciones y programas públicos, quienes legislan y quienes
procuran justicia en los tres niveles de gobierno tendrán que enfocarse en los efectos de ésta más que en las intenciones de quien la ejerce.

 Por ejemplo, frecuentemente las acciones asistencialistas de atención a la vulnerabilidad social se asientan en las mejores intenciones; sin
embargo, generan dependencia y refuerza el estigma que se deposita sobre las personas como víctimas incapaces de eliminar la desigualdad.

En el mismo sentido, la definición de la LFPED busca convertirse en un fundamento para la acción pública cotidiana, al señalar que el efecto de la
discriminación es la cancelación de derechos y libertades y precisamente ahí deben situarse las acciones legislativas y de política pública que buscan
revertirla.

La definición de la no discriminación en la LFPED tiene tres motivos fundamentales:

1. Destacar el carácter de la discriminación como problema público, visibilizando que existe en México desde tiempo atrás.
2. Plantear al Estado como la principal instancia responsable para el combate de la discriminación a través de la mediación de políticas públicas
que impacten de manera positiva en las personas, grupos y poblaciones discriminadas.
3. Modificar los hábitos y las prácticas de quienes administran los bienes y servicios que pueden significar o no el acceso a bienes y servicios sin
discriminación.
Por ello es importante comprender que dicha definición genera una serie de responsabilidades en el servicio público, desde una nueva perspectiva.
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 10:52

1.2 La igualdad y no discriminación como derecho humano


A partir de la reforma constitucional en materia de derechos humanos del 2011, el servicio público ha dado mayor importancia a los derechos humanos.
Así, cuando se quiere mostrar que frente a los abusos de autoridad, existen protecciones; pero también que cuando existe un conflicto entre personas
particulares se busca que la solución no privilegie a quien tiene más fuerza con los poderes fácticos.
Los derechos humanos permiten que las personas alcancen sus objetivos personales y tengan calidad de vida.

 Por ejemplo, existe el derecho humano al debido proceso, lo que significa que ninguna persona puede ser declarada culpable sin un juicio justo y
sin la posibilidad de defenderse; pero también está el derecho a la libertad de conciencia, que significa que todos y todas poseen la capacidad de
decidir con autonomía acerca de las creencias morales, filosóficas y religiosas propias.

En este sentido, la referida reforma constitucional reconoce que los derechos humanos constituyen un fin por ellos mismos (en cuanto significan
protecciones frente a otros y otras), pero también un medio para alcanzar la calidad de vida que se quiere para todos y todas..
Sin derechos, una persona pierde autonomía y capacidad de tomar decisiones ante su vida, genera una perspectiva de vida basada en el destino del que
no puede escapar, muchas veces conformado por violencia, discriminación o abusos de terceros; con derechos, todas las personas pueden vivir vidas
plenas y realizar elecciones propias y significativas. El paradigma de los derechos humanos amplia y precisa la función del Estado; garantizar la vida
e integridad de los ciudadanos y ciudadanas en espacios seguros, donde no teman por la acción pública arbitraria y tengan la seguridad de que sus
decisiones serán respetadas.

Los derechos humanos son aquellos que se encuentran mencionados en la Constitución, la normatividad secundaria y los tratados internacionales que
México ha ratificado en la materia. Con la reforma constitucional en materia de derechos humanos en 2011, estos cuerpos normativos constituyen un
bloque que se aplican de acuerdo con el principio de otorgar el mayor beneficio a la persona, sin discriminación en el caso que se trate. El Estado tiene
tres tipos de obligaciones en relación con los derechos humanos:

1. Son para todas las personas, independientemente de su nacionalidad y del territorio en que se encuentren.
2. Tienen vigencia en toda circunstancia y en tiempo de paz o conflicto armado, tanto interno como internacional.
3. Los Estados tienen la obligación generar instrumentos jurídicos y de política pública que garanticen los derechos humanos.
Por supuesto, estas obligaciones tienen que establecerse en estándares concretos para la acción cotidiana de las y los servidores públicos. Para explicar
estos estándares, pueden agruparse en dos grandes tipos de obligaciones: las que tiene el Estado para proteger de la dignidad de las personas y, las que
se refieren al derecho a la igualdad y no discriminación.
En este curso, te enfocarás en el derecho a la igualdad y la no discriminación en el que en vista de los prejuicios y estigmas que se colocan sobre las
personas, cuyas características las coloca en desventaja en el libre goce de acceso a sus derechos y libertades fundamentales, es necesario prohibir y
evitar cualquier conducta discriminatoria que dañe dicho acceso.
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 10:54

1.3 La magnitud de la discriminación en México: sujetos y ámbitos


La inclusión de la cláusula antidiscriminatoria en el texto constitucional, la creación de la LFPED y el Conapred, así como la reforma constitucional
en materia de derechos humanos del año 2011; constituyen logros democráticos que colocan al tema de la discriminación y a las herramientas para
combatirlo en el centro de atención. Para efectos de las acciones para combatir la discriminación, considera el siguiente esquema en donde se presentan
algunos grupos históricamente discriminados y una lista de algunos motivos de discriminación:
Ilustración 9. Grupos discriminados y motivos de discriminación

Cabe señalar que al cruzar un elemento de cada columna; es decir, al combinar alguno de los grupos discriminados con los motivos de discriminación
se obtiene un acto discriminatorio y una posición en situación de vulnerabilidad, así se pueden obtener las siguientes situaciones:

Ilustración 10. Situaciones de vulnerabilidad

Como ya revisaste anteriormente, la cláusula antidiscriminatoria constitucional y la LFPED delimitan un terreno conceptual para situar a la
discriminación. . Hoy todas las y los mexicanos aspiran a ser una nación integrada, pero en la que los derechos de todas y todos se respeten, para
proteger esa pluralidad. Así, la historia moderna evidencia que todas las personas han construido prejuicios y estereotipos como ideas que son parte de
la cultura, la cosmovisión y la identidad nacional. Se trata de prejuicios transmitidos y afianzados en la familia, la escuela, las normas legales, los
medios de comunicación y en las propias instituciones y políticas públicas. No obstante, la lucha contra la discriminación en el país permite poner en
perspectiva la manera en que se han construido también instituciones, marcos normativos y prácticas públicas para combatir la desigualdad que es su
consecuencia.
La discriminación es un problema que afecta de manera diferenciada a personas, grupos y poblaciones. Ésta es una primera forma de evidenciar la
magnitud del problema; por tanto, podría esquematizarse esta afectación diferenciada y ejemplificarla para casos particulares:
Cuando se refiere a individuos, la discriminación cancela derechos y oportunidades porque convierte a los prejuicios y estereotipos en barreras para el
acceso a la ciudadanía. Es lo que ocurre cuando a una persona que practica algún rito religioso que no se identifica con el credo mayoritario, de
inmediato se la concibe como carente de valores o simplemente inasimilable a la comunidad. Por ejemplo:

 Muchas personas de origen judío no tienen prácticas religiosas ortodoxas pero conservan tradiciones como la comida o la vestimenta y eso las
puede situar como depositarias de discriminación. Sin embargo, se les discrimina sólo porque a alguien que ha absorbido de manera acrítica los
prejuicios antisemitas le parece que una persona merece tales agresiones por lo que aparenta a simple vista.

Por otra parte la discriminación también puede afectar a grupos específicos, como las personas hablantes de una lengua indígena, quienes viven con
una discapacidad o personas LGBTTTI o una identidad de diversa. En estos casos (por razones de construcción histórica de la identidad colectiva), los
rasgos de la persona son percibidos como nocivos, de tal forma que se generan colectivos con límites precisos. Ahora bien, la identificación de las
personas, grupos o poblaciones puede ser espontánea para generar solidaridad y cooperación o estratégica cuando se refiere a la defensa organizada de
derechos.

 Ejemplo: Muchas personas indígenas pueden decidir organizarse para fundar una empresa. La adscripción de una persona a un colectivo
discriminado, implica la obligación pública de crear espacios de seguridad. En este sentido, uno de los derechos que garantiza la normatividad
nacional e internacional es el derecho a la identidad y el derecho de libre asociación.

Finalmente, la discriminación la experimentan poblaciones enteras que no se definen sólo con base en una filiación grupal o a los rasgos físicos o
biológicos.

 Ejemplo: El caso más evidente de este tipo de discriminación es el de las mujeres, aun cuando constituyen más de la mitad de la población
frecuentemente se enfrentan a una forma de discriminación institucionalizada (la misoginia y el patriarcado) que las coloca en una situación de
vulnerabilidad desde el momento mismo de nacer. Por eso, no es casual que sean víctimas constantes de la violencia y la discriminación puesto
que se ha depositado toda una cultura de la exclusión que vuelve natural y hasta legítima la existencia de jerarquías que las colocan en los últimos
peldaños de la escala social.

Vale la pena recordar algunos datos aportados por estadísticas como es la Encuesta Nacional sobre Discriminación realizada en 2010:
Ilustración 11. Datos estadísticos de la Enadis 2010

Un elemento adicional para comprender la magnitud de la discriminación en México, es la consideración de los espacios de interacción delimitados
por un fin definido normativamente en que ésta ocurre. Quienes elaboran y aplican las políticas públicas deben decidir acerca de la racionalidad y
prioridad para atender dichos espacios de manera prioritaria. Por ello, el Estado mexicano debe decidir y justificar su acción contra la discriminación
en ciertos terrenos prioritarios, ¿cuál sería el criterio para determinar estas zonas? aunque en la tercera unidad del curso abordarás estos criterios, por
el momento se puede decir lo siguiente: un criterio fundamental para decidir la intervención del Estado, es la manera en condiciona la pérdida o ganancia
en relación con el ejercicio de otros derechos.
Se puede identificar a los espacios educativo, laboral, sanitario y de procuración de justicia como prioritarios en el caso de este país; si las personas no
acceden a estos, se generará un círculo de exclusión que difícilmente podrá reducirse o eliminarse sólo a través del esfuerzo personal.

1.4 La discriminación como problema público que exige acciones de Estado


La no discriminación genera obligaciones para el servicio público que deben cumplirse; pero también debe modificarse la actitud ética de quienes
ejercen el servicio público hacia esta problemática para hacer que éste no constituya un obstáculo para el ejercicio de derechos por parte de las personas,
grupos y poblaciones que experimentan la discriminación. En este sentido, la discriminación requiere alternativas de Estado para combatirla.
Es cierto que al día de hoy, a más de diez años de la inclusión de la cláusula antidiscriminatoria en el texto constitucional; existe una mayor sensibilidad
social acerca de su importancia. Cada vez más las personas se sensibilizan hacia las formas de desigualdad que habían permanecido durante años, pero
también es verdad que todavía se mantienen actitudes negativas y despectivas hacia algunas personas, grupos y poblaciones que rompen el aparente
consenso social.

 Para contrarrestar las actitudes y actos discriminatorios, instituciones del Estado mexicano generan acciones tales como el programa educativo
a distancia Conéctate que ofrece distintos cursos orientados a la problemática en cuestión.

La importancia de contar con una definición del fenómeno discriminatorio, los alcances y límites en el ejercicio del derecho a la igualdad y no
discriminación radica precisamente en posibilitar una acción de Estado profunda, permanente y precisa a favor de la igualdad. A esto también
contribuyen, esfuerzos estadísticos como las Encuestas Nacionales sobre Discriminación (2005 y 2010), así como los indicadores que el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) ha incluido en sus instrumentos de medición poblacional para visibilizar la magnitud
numérica de la discriminación en México; ya que es necesario señalar que la discriminación no puede seguir permeando en el servicio público.

Todas y todos deben celebrar la existencia de formas de vida, ideologías y modelos de familia que se apartan de la tradición y las costumbres
predominantes, porque esto significa la vigencia de un Estado constitucional de derecho que permite a las personas decidir libremente sobre el sentido
de sus creencias, formas de vinculación que a primera vista no aparecen como legítimas. Es responsabilidad de las servidoras y los servidores públicos
generar acciones que sean armónicas con dicho Estado constitucional de derecho. Al estar situados como administradores y administradoras de los
bienes y servicios que procura el Estado mexicano, se tiene una responsabilidad para garantizar la vida, integridad y seguridad de ciudadanos y
ciudadanas, pero siempre con apego al paradigma de los derechos humanos y la no discriminación.
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 10:57
2.1 La no discriminación: una obligación de Estado derivada de una causa social
La igualdad y no discriminación ha sido una causa ciudadana cuya institucionalización ha requerido la modificación de marcos normativos y rutinas
gubernamentales. Por lo anterior, es preciso mencionar que es largo el camino recorrido para dotar al Estado mexicano de las herramientas legales y
de política pública para combatir el fenómeno de la discriminación; el cual se ha construido fundamentalmente en diálogo con la sociedad civil. Sin
embargo aún se requieren afianzar muchas de las prácticas igualitarias y niveladoras en el servicio público para poder afirmar que se cuenta con una
auténtica política en materia de igualdad y no discriminación.
En este sentido, en el año 2001 se creó la Comisión Ciudadana de Estudios contra la Discriminación encabezada por Gilberto Rincón Gallardo e
integrada por diversos representantes de la academia, las organizaciones civiles y el gobierno y la cual tuvo el mandato presidencial de generar tres
insumos para articular la política de Estado en materia de no discriminación. A más de diez años de distancia resulta importante recuperar algunas de
las líneas generales de estos productos generados por la Comisión Ciudadana, porque ello permite poner en perspectiva la manera en que la no
discriminación ha evolucionado: de ser una causa ciudadana a convertirse en una causa de Estado. A continuación se exponen dichos productos.
Ilustración 16 Productos de la Comisión Ciudadana que antecedieron a la LFPED y la creación de Conapred

Para los propósitos de entender a la no discriminación como una causa ciudadana que se convirtió en acción de Estado, se presenta de manera general
los elementos que articulaban esta Ley aprobada en 2003.
1. El capítulo de “Disposiciones generales” ampliaba el contenido de cláusula antidiscriminatoria constitucional al precisar aquellos grupos
y poblaciones que social e históricamente han sido objeto de la discriminación. Actualmente la LFPED reconoce a las siguientes como
condiciones causales de discriminación potencialmente depositadas sobre personas, grupos o poblaciones enteras, de manera
unidimensional o multidimensional:

Ilustración 17. Condiciones por las que se discrimina y que inciden sobre personas, grupos y poblaciones
2. La LFPED incluía un capítulo de “Medidas contra la discriminación” y otro de “Medidas positivas y compensatorias a favor de la igualdad de
oportunidades”, que constituían las acciones que el Estado mexicano podía realizar en materia de política pública para las disposiciones abstractas de
la Ley. Este segundo tipo de acciones no eran otra cosa que la traducción al vocabulario jurídico mexicano de las acciones afirmativas que han
acompañado a la lucha mundial contra la discriminación y que señalan la necesidad de un tratamiento preferencial para ciertas personas, grupos y
poblaciones social e históricamente discriminados. Por ejemplo:

 Las becas estudiantiles destinadas a beneficiar a ciertos grupos sociales en desventaja.


 Políticas de admisión en escuelas y colegios que fomenten la diversidad.
 Subsidios o exoneración de impuestos a grupos en situación de discriminación.

Ahora bien, aquella versión de la LFPED daba al Conapred atribuciones para generar quejas y reclamaciones por presuntos actos discriminatorios a
través de un procedimiento de carácter sobre todo conciliatorio; pero quizá más importante, se planteaba al Consejo como la instancia coordinadora de
las acciones de política pública realizadas por el conjunto de la Administración Pública Federal para combatir la discriminación.
Estos elementos que permitieron la institucionalización de la lucha contra la discriminación han sido potenciados por dos acontecimientos
fundamentales:
a) la reforma constitucional en materia de derechos humanos del año 2011 que constituye a los derechos humanos como principio de la acción pública;
b) la reforma a la propia Ley antidiscriminatoria del 2014 que establece a las medidas para la igualdad como lineamientos normativos para la
articulación de la política del Estado mexicano en materia de igualdad y no discriminación (entre otros elementos).
Ambos acontecimientos ocurren en el contexto del auge del paradigma de los derechos humanos en relación con el cual la no discriminación desempeña
un papel fundamental.
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 11:16

2.2 La universalidad, integralidad, interdependencia, irrenunciabilidad y


progresividad del derecho a la igualdad y no discriminación
La discriminación visualiza a las personas, grupos y poblaciones que la experimentan como depositarias de una vulnerabilidad social; es decir, la
discriminación es producto de un entorno que dificulta el acceso a espacios y oportunidades estableciendo espacios diferenciados y en donde legitima
las situaciones de atraso y jerarquización de manera injusta e inmerecida. Es por ello que en este apartado revisarás cómo el derecho a la no
discriminación se ejerce en relación con otros derechos y la manera en que su afectación negativa redunda en la cancelación de más oportunidades y
libertades.

La integración de las personas, grupos y poblaciones que experimentan la discriminación tiene que partir de la idea de que la desigualdad se ha
construido históricamente sobre prejuicios y estigmas; pero también a causa de la omisión por parte de la autoridad en la tarea de eliminar la
vulnerabilidad y articular condiciones sociales que les conviertan en elemento integrado y pleno. Por lo anterior, es posible reconstruir el contexto para
su valoración como integrantes productivos que aportan un capital social invaluable para el desarrollo y la estabilidad económicos.
Es preciso entonces reformular las instituciones y prácticas políticas a partir del reconocimiento de la necesidad de una auténtica política de Estado en
materia de igualdad y no discriminación; esta política debería desplegarse en los tres niveles de gobierno, pero con especial atención al ámbito local
donde las prácticas de exclusión podrían transformarse en buenas prácticas de inclusión. En este sentido, la reforma constitucional en materia de
derechos humanos del año 2011 convirtió a los tratados y convenciones internacionales en este ámbito en parte integral de la normatividad nacional,
resolviendo la tensión aparente entre la primacía de la norma local o la internacional cuando se trata de la garantía de derechos en el caso de los grupos
discriminados. Esto ha creado el marco normativo vigente para atender la discriminación de acuerdo con el principio pro persona.
El marco normativo vigente para la atención de la discriminación tiene a los principios pro personae, de universalidad, integralidad, progresividad e
interdependencia de los derechos humanos como sus elementos fundacionales y de interpretación para su plasmación, justiciabilidad y exigibilidad en
la vida diaria y frente a la dinámica particular de la exclusión social. En su conjunto, estos principios apuntan al logro de la autonomía, seguridad y
calidad de vida para las personas, grupos y poblaciones que experimentan la discriminación; favoreciendo aquellas interpretaciones de la ley que les
proporcionen mayores beneficios de manera integral y con la convicción de que no hay derechos de garantía prioritaria ni otros a los que se pueda
renunciar en vista de alguna consideración estratégica. Al contrario, el paradigma garantista implica que una vida de calidad se configura por el ejercicio
de todos los derechos de manera simultánea y enriquecida por la acción pública armónica con los estándares más altos en la materia.
La evolución del paradigma de los derechos humanos no ha sido lineal, en diferentes momentos se han visibilizado nuevas protecciones jurídicas que
las personas necesitan para enfrentar la vulnerabilidad social o los poderes fácticos. Así, existen derechos emergentes (como el derecho de acceso a la
información) y poblaciones emergentes (como las personas trabajadoras del hogar) que se han ido visibilizando con el tiempo. En este sentido, el
derecho a la igualdad y la no discriminación surge como consecuencia de la caracterización del siglo XX como un período de tiempo en el que la
violación sistemática a los derechos de ciertas personas y colectivos se hizo con base en los prejuicios y estigmas discriminatorios. Por eso es que se
tuvo razón al incorporar en la legislación internacional la obligación de los Estados para respetar la integridad y seguridad de todas las personas, con
independencia de aquellas ideologías y estigmas que volvían nocivas a ciertas personas en vista de los rasgos de su identidad que aparecían como
peligrosos o despreciables
Por motivos vinculados a su reconocimiento histórico los derechos humanos se han clasificado en distintas categorías. Sin embargo, la clasificación
más usual distingue entre derechos civiles, derechos políticos y derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; esta clasificación se hace sólo
en vista de su surgimiento histórico: primero emergieron los derechos que protegen a las personas en su calidad de ciudadanas y que sus gobiernos no
pueden vulnerar; luego los derechos que se refieren a la participación y autodeterminación política; y finalmente los que configuran la calidad de vida
concreta de una personas. Estas clasificaciones de derechos en el pasado acostumbraban a verse como generaciones sucesivas; no obstante, el día de
hoy existe otra mirada más integral y universalista para observarlos, pues los derechos no se ejercen de manera segmentada según correspondan a una
u otra generación sino que todas las personas tienen derecho a todas las protecciones que articulan la condición de ciudadanía sin discriminaciones de
ningún tipo.

Ilustración 19.Listado de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.

Todos estos derechos humanos tienen la característica de ser universales, integrales e interdependientes, irrenunciables y progresivos como se explica
a continuación:
a) Los derechos humanos son universales: esto significa que los derechos humanos están en posesión de todas las personas sin distinciones o
clasificaciones arbitrarias y por tanto se les deben garantizar en todo momento y bajo toda circunstancia. La no discriminación al ser garantizada como
derecho y como principio de acción pública en contra de los tratamientos arbitrarios y no equitativos hacia las personas, condiciona la obligación del
Estado para retirar obstáculos en relación con el acceso a derechos y oportunidades. Así la acción pública en contra de la discriminación no puede
centrarse solo en garantizar ciertos derechos para ciertas personas, en este sentido el proyecto antidiscriminatorio de política pública tiene que hacerse
cargo de este principio de universalidad. Por ejemplo:

 Se puede restringir el derecho a la libertad si un Tribunal de Justicia dictamina que una persona es culpable de haber cometido un delito, no
respetando los estándares asociados al debido proceso. En este caso la negación del derecho afecta negativamente a los demás, como puede ser
el derecho a la movilidad, a la vida, familia y los derechos políticos, es decir que la realización de cada derecho depende del cumplimiento de los
demás.

a) Los derechos humanos son integrales e interdependientes: esto significa que todos los derechos humanos están relacionados entre sí como una
unidad y que de manera conjunta, integran un sistema armónico y coherente de protección para la vida y la integridad de las
b) personas en condiciones de dignidad, libertad y autonomía.
Por ejemplo:

 Cuando se menoscaba el derecho al trabajo se lesiona invariablemente el derecho al ingreso proporcional a la labor realizada, la alimentación,
el vestido, la vivienda, la salud, la educación, la libertad, la justicia e incluso se pone en riesgo la vida. De esta manera, cuando se afecta un
derecho se afectan todos los demás.

La acción pública en contra de la discriminación tiene que visualizar a los derechos como integrales e interdependientes, y fundarse en medidas para
la igualdad que a través de mecanismos diferenciados como verás más adelante, permitan abrir el acceso a derechos que tradicionalmente han sido
negados para ciertas personas, grupos y poblaciones.

a) Los derechos humanos son irrenunciables: aun de manera voluntaria ninguna persona puede renunciar a un derecho humano que la normatividad
nacional e internacional le ha garantizado. En este sentido, la vigencia de los derechos humanos es permanente ya que no hay ningún bien o prestación
que pueda intercambiarse por un derecho, aunque eso signifique un beneficio inmediato para la persona. Quienes han vivido discriminación
históricamente acumulada o agravada no verán elevada su calidad de vida simplemente por la consideración de la igualdad formal.

 Las personas discriminadas han intercambiado por ejemplo, sus derechos políticos por bienes materiales inmediatos. Si la acción pública contra
la discriminación en relación con este caso particular, asume con seriedad la idea de irrenunciabilidad de los derechos, evitará que una persona
se encuentre en tal posición de vulnerabilidad que considere siquiera la posibilidad de renunciar a un derecho a cambio de cualquier bien. Nadie
deber ser tan vulnerable para renunciar a un derecho en vista de beneficios ulteriores, pero tampoco nadie debe ser tan poderoso como para
comprar de manera arbitraria la posibilidad de que una persona ejerza un derecho.

a) Los derechos humanos son progresivos: Esta es una característica de los derechos humanos que permite atender a los grupos y espacios de
discriminación emergentes. Los derechos no constituyen un número definitivo ni cerrado de antemano (los que considera la normatividad vigente);
sino que constituyen un piso de bienestar mínimo que cada generación tiene que ampliar a la vista de las formas novedosas y gradualmente visibilizadas
de discriminación.

El propósito de sustanciar en el ámbito local los principios rectores de los derechos humanos y su relación con la discriminación es revertir esta posición
no sólo de desventaja inmerecida sino también de desprecio hacia las personas, grupos y poblaciones afectadas.

 Ejemplo de una desventaja inmerecida: Nadie decide nacer hombre o mujer en una familia indígena o de clase media, tener una discapacidad
física o intelectual, tener 15 o 38 años, tener un tono de piel morena o blanca, etcétera.

Un Estado constitucional de derecho asume que la ley es el instrumento para colocar en situación de equidad respecto del disfrute de derecho y
oportunidades a quienes encuentran obstáculos en esa dirección. Los derechos humanos como el núcleo de protecciones irrenunciables para las personas
frente a la acción arbitraria del Estado o los particulares, constituyen la herramienta para igualar aquellas posiciones sociales que sin la intervención
pública, serían zonas permanentes de rezago social. La ley en este sentido, no puede ser ciega frente a las desigualdades fácticas al contrario, tiene que
incluir un catálogo de formas de tratamiento diferenciado que redunden en la mejora de la situación de atraso en que se encuentran las personas, grupos
y poblaciones social e históricamente discriminados.
Última modificación: lunes, 29 de febrero de 2016, 12:14

2.3 Políticas públicas y medidas contra la discriminación


La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (LFPED), en su Artículo 2º señala lo siguiente:
“Corresponde al Estado promover las condiciones para que la libertad y la igualdad de las personas sean reales y efectivas. Los poderes públicos
federales deberán eliminar aquellos obstáculos que limiten en los hechos su ejercicio e impidan el pleno desarrollo de las personas así como su efectiva
participación en la vida política, económica, cultural y social del país y promoverán la participación de las autoridades de los demás órdenes de
Gobierno y de los particulares en la eliminación de dichos obstáculos.”
Las condiciones que el Estado mexicano promoverá para el propósito enunciado constituyen líneas de acción pública, que pueden tomar la forma de
políticas públicas o de acciones legislativas. Para este propósito es necesario un fundamento legal que permita plasmar los principios de interpretación
de los derechos humanos y la no discriminación en las acciones que desarrollan las diversas dependencias de gobierno para incidir a favor de la igualdad
de oportunidades y de trato en el caso de las personas, grupos y poblaciones social e históricamente discriminados. Para dotar a quienes ejercen el
servicio público de las herramientas institucionales para combatir la discriminación, es que tiene sentido crear y difundir cursos de sensibilización y
capacitación como éste.
En este espacio de fundamentación normativa se sitúan las medidas para la igualdad. Cabe señalar para entender esta arquitectura para el ejercicio
pleno del derecho a la igualdad y no discriminación, que lo que se busca es constituir una auténtica política de Estado en materia de igualdad y no
discriminación y que puede estar integrada tanto por acciones legislativa como por medidas de política pública. El fundamento de éstas, para el caso
de la normatividad mexicana, no podría ser otro que las medidas para la igualdad. Por ejemplo:

 Las mujeres deben recibir las mismas oportunidades laborales que reciben los hombres, así como recibir los mismos salarios por la misma
actividad; pero cuando esto no sucede, medidas como el establecimiento de porcentajes de integración femenina en puestos de dirección y toma
de decisiones en distintos ámbitos laborales, representan acciones a favor de la igualdad.

Debe señalarse que las obligaciones legales que el Estado posee como consecuencia del mandato de la LFPED deben verse como obligaciones de
carácter legal de aplicación no optativa que no pueden estar sujetas a omisión. Por esta razón, las políticas públicas que constituyen el catálogo de
acciones a favor de la igualdad y no discriminación que realizan las distintas dependencias de gobierno no duplica las obligaciones legales formuladas
en la LFPED, sino que se plantea como una derivación de éstas y principalmente, del citado artículo de la Ley. Las políticas públicas son decisiones
de los órganos e instituciones de gobierno destinadas a concretar sus obligaciones legales. Se trata de acciones que tanto el Estado mexicano como sus
dependencias pueden hacer o dejar de hacer, por lo que tienen una característica voluntaria que las distingue de las obligaciones legales. Por ello, deben
ser consideradas como la dinámica ejecutora de la acción pública en un subsistema social específico y significan el punto de contacto entre la estructura
legal e institucional de la sociedad y la realidad concreta de ésta. Se trata, de acciones específicas que están relacionadas con una estrategia, con
prioridades y criterios establecidos con claridad en el marco de las atribuciones legales de la institución correspondiente.
La efectividad de la política de Estado en materia de no discriminación depende, además de la estricta aplicación de la ley, del buen diseño y de la
aplicación de las políticas públicas que ponga en juego todo este tejido institucional. Esto exige que sea clara tanto la identificación de los problemas
a resolver por las políticas públicas como los objetivos, medios, metas y criterios de implementación de éstas.
En México, la autoridad encargada de articular la política de Estado en materia de igualdad y no discriminación es el Consejo Nacional para Prevenir
la Discriminación (Conapred), que tiene la atribución de atender y procesar quejas por discriminación y determinar sanciones y otras posibilidades de
restitución de los derechos violados. El Conapred se sitúa en el nivel de la vigilancia federal de la integración de las acciones públicas contra la
discriminación en los Planes y Programas Operativos de cada dependencia, además de contar con ciertas facultades de protecciones jurisdiccionales o
de medidas administrativas. En este sentido, es necesario que el Estado mexicano actúe a través de agencias o instituciones establecidas ex profeso,
para que no se dupliquen funciones ni se haga mal uso de los recursos.
 Por ejemplo, a nivel federal es la Secretaría del Trabajo y Previsión Social se encarga de normar, reglamentar y diseñar acciones armónicas con
el Estado constitucional de derecho en el ámbito laboral. Las facultades de Conapred van en el sentido de promover y facilitar la apropiación del
marco normativo que rige la no discriminación para cada subsistema específico, incluido el laboral. Servidoras y servidores de ambas
dependencias, tendrán que establecer una comunicación creativa para lograr la plasmación del derecho a la igualdad y no discriminación en el
ámbito laboral.

Las medidas que el Estado mexicano debe tomar contra la discriminación son de distinto tipo y pueden requerir de distintos instrumentos legales para
aplicarse; deben ser consideradas como acciones estratégicas de la autoridad pública, generadas a partir de una evaluación de la realidad en que se
quieren aplicar que apuntan hacia un uso racional e intencionado de ciertos recursos humanos y materiales y además que están dotadas de un fundamento
legal. En este caso, las acciones públicas con contenido antidiscriminatorio deben incidir a favor de las personas, grupos y poblaciones socialmente
discriminadas. En este sentido, toda acción gubernamental contra la discriminación debe ser construida como una política pública antidiscriminatoria,
puesto que una autoridad pública no puede actuar conforme a criterios subjetivos, ocurrencias o estados de ánimo en la aplicación de una legislación.
Si la obligación del Estado mexicano es crear espacios de seguridad humana para el ejercicio de derechos, entonces la legislación armonizada con los
estándares más altos en la materia marca el objetivo. Pero de manera complementaria, son las políticas públicas con contenido antidiscriminatorio las
que deberían plasmar dichos estándares en los contextos de real desigualdad en que viven las personas, grupos y poblaciones social e históricamente
discriminados.
Cuando un Estado no actúa a través de acciones públicas contra la discriminación, deja de cumplir sus obligaciones constitucionales al respecto y
entonces se vuelve promotor de la discriminación por omisión. Por eso es que la definición de discriminación contenida en el Artículo 1º de la LFPED
señala que la discriminación también se refiere a las consecuencias negativas para el ejercicio de derechos, tengan éstas su origen en una acción
deliberada, no intencional o la omisión de la autoridad para proteger los derechos humanos de todas las personas, sin excepción.
En este sentido, la lucha contra la discriminación exige un cambio cultural en el que se modifiquen las conductas del servicio público que afectan
derechos y oportunidades de las personas, grupos y poblaciones discriminados; y en consecuencia se favorezca la aparición de una cultura social y
política de la igualdad, la reciprocidad, la tolerancia y el respeto a las diferencias. El cambio cultural o de mentalidad social, hace necesaria la
intervención de diversas estrategias y acciones públicas como reglamentar las acciones públicas para combatir la discriminación a través de la LFPED
que señala la importancia de desnaturalizar las jerarquías sociales y espacios diferenciados para el ejercicio de la ciudadanía que genera la
discriminación.
Las políticas públicas deben acortar la brecha entre lo que la ley enuncia y los contextos particulares en que se materializan las prácticas discriminatorias
que se quieren combatir con la finalidad de permitir una realidad al carácter democrático de la sociedad que se quiere ser. Estas acciones públicas
contra la discriminación pueden agruparse para su mejor entendimiento en cuatro grandes grupos que se identifican de acuerdo a la experiencia de los
Estados que han desarrollado legislación y acción pública contra la discriminación.
Ilustración 25. Características del primer terreno central de la acción pública.

En el terreno jurisdiccional los procesos de protección antidiscriminatoria pueden ser a su vez de carácter penal (la discriminación como delito) y de
carácter civil (la discriminación entendida como daño a la integridad de la persona). Por ejemplo:

 Del artículo segundo constitucional se desprende que para acceder plenamente a la jurisdicción del Estado y garantizar el derecho de un juicio
justo, las personas indígenas deben der asistidas por un intérprete de lengua de señas, traductor, facilitador cultural y/o un defensor que tenga
conocimientos de su lengua, cultura y conceptos jurídicos del sistema penal.
 Políticas que fomenten la formación y la sensibilización para capacitar e informar a las y los servidores públicos que administran y procuran
justicia, migración, policía, ejército, sobre la historia, la cultura y la importancia de las poblaciones en México y sobre sus derechos, en particular,
contra la discriminación a través de talleres, cursos, conferencias, asesorías y foros especializados en el tema.

La existencia de autoridades, jurisdiccionales o administrativas que castigan o sancionan por los actos de discriminación es siempre un rasgo
característico de la lucha contra la discriminación en los estados democráticos.

Ilustración 26. Características del segundo terreno central de la acción pública.

El derecho fundamental a la no discriminación disponible para toda persona, adquiere un valor mayor e incluso llega a ser vitalmente definitorio para
personas integradas a determinados colectivos, sin poner en duda el carácter general del derecho.
 Por ejemplo: Muchos hombres y mujeres LGTTTBI tienen que mantener su vida afectiva apartada de las miradas públicas por miedo a recibir
agresiones y discriminación en contextos de una cultura machista y misógina. Cuando una persona homosexual es consciente de su derecho a la
seguridad, la igualdad y no discriminación; puede apelar a la ley como una instancia para protegerse e iniciar un cambio positivo gradual en los
espacios sociales donde interactúa. Todas las personas son titulares del derecho a la igualdad y no discriminación, pero en estos caso, representa
una protección especial

El derecho a la igualdad y no discriminación en un Estado democrático constitucional no pierde generalidad cuando despliega protecciones específicas
para los grupos discriminados que lo pueblan, lo que hace es prohibir de manera concreta que los grupos que tradicionalmente han sido discriminados
lo sean en el presente y en el futuro.

Ilustración 27. Características del tercer terreno central de la acción pública.

El Estado democrático tiene la obligación de establecer las condiciones adecuadas para que a través de su acción directa o supervisión y sobre la acción
de los particulares, se concrete la garantía de que toda persona y todo grupo y población sean tratados en términos de igualdad y que sean beneficiados
por las políticas públicas requeridas para subsanar la desventaja social inmerecida que significa la discriminación. Por ejemplo:

 Políticas contra la homofobia, xenofobia, la misoginia, la discriminación por apariencia o el adultocentrismo.


 Políticas que impulsen la participación de las y los afrodescendientes en todas las esferas de la vida pública incluidos los partidos políticos, el
poder judicial, el poder legislativo y la administración pública.

La lucha contra la discriminación no puede ser ciega a las diferencias inmerecidas de condición de las personas y frente a la necesidad de compensar a
quienes por su pertenencia a un grupo estigmatizado y dominado, sólo pueden alcanzar el desarrollo adecuado de sus capacidades básicas si disponen
de algunas oportunidades o tratamientos especiales.
Ilustración 28. Características del cuarto terreno central de la acción pública.

La discriminación y el derecho a la no discriminación pueden aprehenderse en espacios educativos como contextos escolares o familiares; de esta
manera, la educación puede constituirse como un sistema de transmisión de valores y puede ser un recurso de crítica y modificación de la cultura social
de la discriminación. Las instituciones educativas establecen una red de relaciones sociales que determinan la manera en que alumnos y alumnas
entienden y establecen sus propias relaciones y éstas ayudan con frecuencia a reproducir prejuicios, estereotipos, estigmas sociales y abusos de poder.
Por ejemplo:

 Inclusión de educación sexual en las escuelas basada en evidencia científica, inclusiva en términos de diversidad cultural y sexual y en el marco
de los derechos humanos que contemple el tema de la orientación y/o preferencia sexual e identidad de género.
 Atención al cumplimiento efectivo del derecho a una educación gratuita y de calidad para todos y todas efectuados por mecanismos de defensa
que promuevan la eliminación de barreras que impidan incorporarse a los procesos educativos.
 Poner al alcance de servidores y servidoras públicas los recursos educativos para la formación y sensibilización en el ejercicio de la no
discriminación en sus ámbitos de competencia.

Es también obligación del Estado democrático fomentar una comunicación pública que generalice los valores de igualdad y no discriminación. Las
acciones estratégicas de carácter estructural (protección contra actos de discriminación concretos, especificación grupal de la protección contra la
discriminación, las políticas públicas proactivas en favor de las personas, grupos o poblaciones discriminados y la educación formal e informal en el
valor de la igualdad de trato) requieren de una conducción por parte del poder público; ello exige que éste desarrolle un modelo de acción institucional
para poder enfrentarla.
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 11:22

3.1 Definición de las medidas para la igualdad derivadas de la LFPED

Ilustración 30. Grupo de mujeres servidoras públicas atendiendo a personas


En este tema revisarás las principales medidas que los poderes públicos federales deben considerar para combatir las prácticas y procesos
discriminatorios. De manera específica, reflexionarás acerca de las medidas para la igualdad como fuentes potenciales para las acciones públicas
encaminadas a garantizar el derecho a la igualdad y no discriminación para todas las personas, es decir de igualar las condiciones de acceso a los
derechos y libertades fundamentales que se encuentran ordenadas por el Capítulo IV de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación a
partir de la reforma del 30 de marzo de 2014.
Es importante visualizar a las medidas para la igualdad de esta manera porque la construcción de una política de Estado en materia de igualdad y no
discriminación requiere de la capacidad de negociación y planeación de quienes ejercen el servicio público, pero también de una base normativa que
les otorgue obligaciones conforme a la ley. Esto significa que las líneas de combate a la discriminación y promoción de la igualdad tienen que volverse
acciones planeadas estratégicamente, aplicadas de manera no discrecional y medibles en cuanto a sus resultados; esto es, que sean obligaciones sujetas
a la transparencia y rendición de cuentas como principios democráticos que siempre deben acompañar a la política de Estado en materia de derechos
humanos. Así, las acciones públicas antidiscriminatorias (en su vertiente legislativa o de política pública), más allá de su clasificación legal y su
plasmación institucional, constituyen una unidad política y jurídica de acción cuyo propósito es la garantía de la igualdad de trato o no discriminación
a nivel nacional.
Una primera característica destacable de las medidas para la igualdad es que tienen una condición transversal, es decir, que deben atravesar los
programas y proyectos de los poderes públicos federales en su conjunto. Esta es una obligación a cumplir por todo poder público, más allá de que su
objetivo institucional específico no se defina como la lucha contra la discriminación. En este sentido, todo poder público federal debe definir, identificar
y promover acciones públicas antidiscriminatorias, superando el paradigma conforme al cual sólo la autoridad antidiscriminatoria (el Conapred) u otras
instituciones garantes de derechos humanos serían las únicas obligadas con este cometido. Al respecto, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación lo señala con claridad en su Artículo 15 Bis
Cada uno de los poderes públicos federales y aquellas instituciones que estén bajo su regulación o competencia, están obligados a realizar las medidas
de nivelación, las medidas de inclusión y las acciones afirmativas necesarias para garantizar a toda persona la igualdad real de oportunidades y el
derecho a la no discriminación.
Esto hace prioritario para toda persona servidora pública el conocimiento de las medidas para la igualdad. Las cuales se definen como las acciones
públicas específicas que tienen un propósito antidiscriminatorio y que están orientadas a enfrentar y resolver la desventaja en derechos y oportunidades
de los grupos discriminados. Este capítulo se basa principalmente en los hallazgos de dos textos: el primero –The Pursuit of Fairness. A History of
Affirmative Action– de la autoria de Terry Anderson (2004) y el segundo –A History of Affirmative Action. 1619-2000– escrito por Philip F. Rubio
(2001).
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 12:08
3.2 Clasificación de las medidas para la igualdad –nivelación, inclusión y
acciones afirmativas– en el marco de la LFPED
Todas las medidas para la igualdad son entendidas como igualitarias en virtud de que su propósito es obtener la igualdad de trato entre todas las personas
y de este modo, el acceso pleno a los derechos humanos de cada una de ellas al margen del grupo humano al que pertenezca.

Ilustración 31. Diferentes grupos de personas caminando por la calle

Debe quedar claro que aunque se trata de acciones de gobierno focalizadas en sujetos, grupos y poblaciones determinadas, no pretenden generar
privilegios o tratamientos extraordinarios permanentes; sino de compensar, estimular y promover las capacidades y potencialidades de los sujetos,
grupos y poblaciones históricamente discriminados a los que en su desventaja inmerecida, se les impide el acceso pleno al goce y ejercicio de sus
propios derechos humanos. Son medidas para la igualdad porque su propósito es la igualdad de trato y no el privilegio o la excepción permanente y
están justificadas porque tienen la tarea de lograr que quienes pertenecen a los grupos discriminados lleguen a ser tratados con plena igualdad de
derechos y oportunidades.
Conforme a la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, en su Artículo 15 Ter:
Las medidas de nivelación son aquellas que buscan hacer efectivo el acceso de todas las personas a la igualdad real de oportunidades
eliminando las barreras físicas, comunicacionales, normativas o de otro tipo, que obstaculizan el ejercicio de derechos y libertades
prioritariamente a las mujeres y a los grupos en situación de discriminación.
Las medidas de nivelación tienen el propósito de nivelar o “emparejar” el terreno en el que viven e interaccionan los grupos sociales. Aunque
formalmente todas las personas deben gozar de oportunidades iguales y deben poder acceder al ejercicio de sus derechos, existe una serie de obstáculos
producto de la discriminación que hace imposible este acceso.

 Por ejemplo, aunque constitucionalmente todos los niños y niñas tienen derecho a la educación pública, los niños y niñas con discapacidad motriz con mucha
frecuencia no pueden ejercerlo por no existir accesibilidad física en las escuelas.

La eliminación de esas barreras (en este caso arquitectónicas) permitiría el ejercicio efectivo del derecho a la educación. En otro ejemplo:

 Cuando en un empleo se asocia el requisito de “buena presencia” con determinado tipo físico (fenotipo), se crea una barrera de acceso a la oportunidad laboral
para quienes no cumplen con ese modelo.

Ello constituye una discriminación por apariencia o por pertenencia étnica; por ello, la prohibición de este tipo de requisitos racistas es una medida de
nivelación (eliminación de prejuicios por apariencia o pertenencia étnica).
La propia LFPED, en su Artículo 15 Quáter, establece que:
Las medidas de nivelación incluyen, entre otras:
I. Ajustes razonables en materia de accesibilidad física, de información y comunicaciones;
II. Adaptación de los puestos de trabajo para personas con discapacidad;
III. Diseño y distribución de comunicaciones oficiales, convocatorias públicas, libros de texto, licitaciones, entre otros, en formato braille o
en lenguas indígenas;
IV. Uso de intérpretes de lengua de señas mexicana en los eventos públicos de todas las dependencias gubernamentales y en los tiempos
oficiales de televisión;
V. Uso de intérpretes y traductores de lenguas indígenas;
VI. La accesibilidad del entorno social, incluyendo acceso físico, de comunicaciones y de información;
VII. Derogación o abrogación de las disposiciones normativas que impongan requisitos discriminatorios de ingreso y permanencia a
escuelas, trabajos, entre otros, y
VIII. Creación de licencias de paternidad, homologación de condiciones de derechos y prestaciones para los grupos en situación de
discriminación.

Ilustración 32. Hombre intérprete de lenguaje de señas mexicana

Fuente: Antonio Saavedra

En suma, las medidas para la igualdad en su dimensión niveladora tienen el propósito de facilitar el acceso a los derechos, permitir el goce de las
oportunidades y fomentar un trato igual para todas las personas mediante el “emparejamiento” del piso común de oportunidades y derechos.
Ejemplos de medidas de nivelación:

 Facilitar información completa y actualizada, así como asesoramiento personalizado sobre salud reproductiva y métodos anticonceptivos, especialmente en las
zonas rurales y hacia los pueblos y comunidades indígenas.
 Impulsar en el Poder Legislativo, una mayor asignación de presupuesto federal para la atención de los problemas de salud en las personas adultas mayores.
 Establecer convenios de colaboración con la industria farmacéutica, a fin de hacer más accesible la adquisición de los medicamentos necesarios para el
tratamiento del Vih-Sida.
 Vigilar que cualquier servicio de asistencia médica sea prestado sin prejuicios basados en el credo religioso.
 Alentar el desarrollo de programas y estrategias en las entidades federativas, orientados a ubicar a los niños y niñas en edad escolar que no reciben educación
preescolar, primaria o secundaria; identificar la problemática por la cual no están en el sistema educativo y diseñar programas focalizados para incorporarlos
a estos servicios.
 Desarrollar un programa interinstitucional para brindar atención educativa de calidad a los hijos de jornaleros agrícolas y a los niños y jóvenes,
particularmente aquellos en situación de calle.
 Asegurar en todo momento la confidencialidad de los datos de niñas y niños que viven con Vih-Sida y asisten a los centros escolares.
 Estimular la innovación en tecnológica que permita la inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral, tales como software, equipamientos
ergonómicos, manuales en Braille, entre otros.
 Fomentar entre los empleadores la conservación del empleo de las personas cuya discapacidad se produjo con posterioridad a la contratación.
 Certificar que los espacios de las áreas de impartición de justicia sean accesibles y cuenten con rampas, cajones de estacionamiento de uso reservado y
exclusivo, elevadores especiales, baños con adecuaciones, letreros o indicadores en sistema braille, pantallas electrónicas.
 Vigilar que para las personas ciegas, se cuente con un texto en braille que contenga las garantías y derechos que les asisten, tanto a las víctimas como a las
personas que sean consideradas como presuntamente responsable de la comisión de un delito.
 Vigilar que las personas sordas cuenten con perito en lengua de señas, ya sea en su calidad de víctima o presunto responsable.
 Vigilar que el Ministerio Público tutele los derechos de las personas adultas mayores que son víctimas de un acto ilícito, sobre todo en materia de violencia
familiar y abandono de persona, sin adoptar actitudes prejuiciosas o discriminatorias.
 Vigilar que se cuente con peritos que entiendan y hablen correctamente la lengua nacional indígena de la persona que es víctima de un delito o está involucrada
en la comisión de éste.
 Propiciar que la información escrita sobre salud se proporcione también en sistema braille y que la información auditiva se proporcione también a través de
intérpretes de lengua de señas o en pantallas electrónicas.

Por otra parte y conforme a la LFPED, en su Artículo 15 Quintus establece:


Las medidas de inclusión son aquellas disposiciones, de carácter preventivo o correctivo, cuyo objeto es eliminar mecanismos de exclusión o
diferenciaciones desventajosas para que todas las personas gocen y ejerzan sus derechos en igualdad de trato.
El concepto de las medidas de inclusión es sencillo: tienen el propósito de incluir en el sistema de derechos y oportunidades sociales a quienes están
parcial o totalmente fuera de éste como resultado de la discriminación. Dicho de manera muy clara, las políticas de inclusión incluyen a la persona que
está excluida por la discriminación experimentada.
Los campos privilegiados de las medidas de inclusión son el terreno educativo, el diseño de políticas gubernamentales, el lanzamiento de campañas
contra prácticas culturales discriminatorias como el racismo, la homofobia, la misoginia, entre otros. Como su definición legal sugiere, se trata de
medidas que previenen o corrigen las tendencias discriminatorias de la sociedad, buscando abonar el terreno de la no discriminación y la igualdad de
oportunidades para todas las personas.
Así, en el Artículo 15 Sextus, establece que las medidas de inclusión podrán comprender, entre otras, las siguientes:
I. La educación para la igualdad y la diversidad dentro del sistema educativo nacional;
II. La integración en el diseño, instrumentación y evaluación de las políticas públicas del derecho a la igualdad y no discriminación;
III. El desarrollo de políticas contra la homofobia, xenofobia, la misoginia, la discriminación por apariencia o el adultocentrismo;
IV. Las acciones de sensibilización y capacitación dirigidas a integrantes del servicio público con el objetivo de combatir actitudes discriminatorias,
y
V. El llevar a cabo campañas de difusión al interior de los poderes públicos federales.

Ilustración 33. Cartel promocional del día nacional de la lucha contra la homofobia

Fuente: Conapred, (2014). 17 mayo: Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia http://www.conapred.org.mx/userfiles/images/17_003_500.jpg

(Consulta con fines educativos, de difusión y no lucrativos, los cuales pertenecen a sus creadores/as.)

En suma, las medidas de inclusión pueden fundamentar acciones legislativas y de política pública que fortalecen la lucha cultural por la no
discriminación y la igualdad de todas las personas, que combaten activamente los prejuicios sociales; defienden y revaloran de manera pública a los
sujetos, grupos sociales o poblaciones históricamente discriminados.
Ejemplos de medidas de inclusión:

 Difundir información de calidad sobre los mecanismos legales que las mujeres pueden utilizar cuando consideren que han sido discriminadas en la atención de
los servicios de salud.
 Promover el enfoque de género para la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de enfermedades en las mujeres adultas mayores.
 Vigilar que la atención a la salud de las mujeres migrantes, en especial las madres de familia y sus hijas, sea realizada de manera cuidadosa, ética y
preferentemente por personal del mismo sexo y sensibilizado hacia sus necesidades.
 Realizar cursos de sensibilización dirigidos a las personas servidoras y servidores públicos de los tres niveles de gobierno, cuyas tareas están relacionadas con
los servicios de salud, sobre el trato que deben brindar a la población de refugiados y desplazados internos.
 Continuar y mejorar la oferta educativa orientada hacia los pueblos y comunidades indígenas, a partir de un modelo de educación intercultural y bilingüe; así
como vigilar que las y los docentes tengan conocimientos acerca de la lengua de la comunidad en la que laboran.
 Incorporar al currículo de la educación básica, los aportes culturales de los diversos grupos étnicos que conforman nuestra nación.
 Ampliar los contenidos de los programas de formación cívica y ética, el respeto hacia la dignidad de la persona y el reconocimiento del derecho a la diferencia,
al tiempo que favorezcan el desarrollo de competencias sociales, tales como el diálogo, la empatía y la tolerancia.
 Formar entre las y los docentes recursos humanos especializados en los temas de educación en derechos humanos, educación para la no discriminación,
educación para la paz y educación ciudadana, alentando al mismo tiempo la constitución de redes para el fortalecimiento de su quehacer y el desarrollo de
innovaciones pedagógicas en la materia.
 Extender progresivamente la educación intercultural y bilingüe en los centros de educación media y superior.
 Promover la cultura de la denuncia sobre casos de discriminación por Vih - Sida en los centros escolares.
Finalmente, la propia LFPED se refiere a las acciones afirmativas, en su Artículo 15 Séptimus de la siguiente manera:
Las acciones afirmativas son las medidas especiales, específicas y de carácter temporal, a favor de personas o grupos en situación de
discriminación, cuyo objetivo es corregir situaciones patentes de desigualdad en el disfrute o ejercicio de derechos y libertades, aplicables
mientras subsistan dichas situaciones. Se adecuarán a la situación que quiera remediarse, deberán ser legítimas y respetar los principios de
justicia y proporcionalidad.
Las medidas de acción afirmativa, o para decirlo con brevedad, “acciones afirmativas”, son acciones gubernamentales que obligan a un tratamiento
preferencial temporal hacia un grupo discriminado, a efecto de colaborar en la superación de la desventaja que la discriminación le genera.
El marco normativo nacional e internacional establece que, con el propósito de promocionar el acceso sencillo a derechos y libertades para las personas,
grupos y poblaciones histórica y socialmente discriminados, los Estados tienen la obligación de adoptar medidas especiales (concebidas como de
carácter temporal) para equiparar la situación de ellos y ellas y así, lograr el efectivo disfrute de derechos y libertades. La planeación de estas acciones
no puede hacerse de manera arbitraria. Al contrario:
Al analizar qué medidas son las más adecuadas para lograr la igualdad sustantiva, los Estados deben considerar y evaluar el ámbito específico
del grupo al que van dirigidas (esto implica la situación real de la vida de la persona, así como el contexto nacional), las posibles repercusiones
de dichas medidas respecto al objetivo concreto que busca lograrse considerando el contexto nacional y su relación con medidas de carácter
general que abonen a este propósito. Para entender el contexto específico del grupo al que van dirigidas tales medidas, deben considerarse
también las condiciones que influyen o conforman su vida y sus oportunidades o del grupo y las formas de discriminación múltiple a las que
pueden ser objeto (Conapred, 2013: 73).
Las acciones afirmativas no son un derecho en sí mismas, sino un medio (medida o acción pública) que tiene el propósito de establecer la igualdad de
trato y no discriminación (que sí es un derecho humano). En este sentido, las acciones afirmativas son un recurso de los poderes públicos para la
igualdad, ello explica que se justifique el trato preferencial durante algún tiempo en beneficio de grupos discriminados. La forma más clara de las
acciones afirmativas son las cuotas laborales, educativas o de representación política en favor de grupos como las mujeres, las personas indígenas o las
personas con discapacidad. Así lo define la LFPED en su Artículo 15 Octavus:
Las acciones afirmativas podrán incluir, entre otras, las medidas para favorecer el acceso, permanencia y promoción de personas pertenecientes
a grupos en situación de discriminación y sub-representados, en espacios educativos, laborales y cargos de elección popular a través del
establecimiento de porcentajes o cuotas.

Ilustración 34. Grupo de mujeres y hombres con representación política

Las acciones afirmativas, sobre todo en su figura de cuotas de grupo en la educación, el trabajo o la política, deben estar plenamente justificadas por la
situación de discriminación que tratan de resolver. No son privilegios, es importante señalar que en la relación entre quien ejerce y quien experimenta
la discriminación, generalmente la primera persona se beneficia de los derechos negados a la segunda.
 Por ejemplo, cuando se cancelan oportunidades laborales a las mujeres a causa del machismo y la misoginia, quienes ocupan esos mismos espacios apuntalan
la ideología patriarcal, es decir hacía, personas del sexo masculino.

Por eso, las acciones afirmativas no son beneficios perpetuos, sino acciones temporales que habrán de suspenderse cuando sus propósitos igualitarios
sean cumplidos. Deben además ser medidas legítimas, justas y proporcionales, es decir, deben generar un beneficio mayor que el daño resultado de la
discriminación. En su conjunto, las medidas para la igualdad constituyen un rico y poderoso repertorio de acción gubernamental para garantizar el
derecho humano a la no discriminación estipulado en el Artículo 1º de la Constitución mexicana.
Toda persona servidora pública cualquiera que sea el rango que ocupe y cualquiera que sea el propósito de su institución, debe identificar, promover y
proponer (en el ámbito de sus competencias y recursos) las políticas públicas antidiscriminatorias que aquí se han descrito. Las medidas para la igualdad
hasta aquí explicadas tienen la intención de articularse de manera conjunta y con la supervisión del Conapred, en una auténtica política de Estado en
materia de igualdad y no discriminación.
Ejemplos de acciones afirmativas:

 Promover la inserción de personas hablantes de una lengua indígena en los espacios de la educación superior, a través de un programa de promoción de la
oferta educativa y cursos propedéuticos en las comunidades que ellos y ellas integran.
 Acordar con las instituciones de salud privadas cuotas preferenciales para la atención de las personas con discapacidad.
 Apoyar la articulación y fortalecimiento de los diversos programas de becas existentes, particularmente aquellos que benefician a los alumnos y alumnas de
educación primaria y secundaria; así como preferir en igualdad de circunstancias, a las personas que tengan a su cargo menores de edad.
 Fortalecer los programas de becas para jóvenes indígenas que cursen la educación media y superior.
 Facilitar el acceso a servicios de guardería a los hijos/as de madres estudiantes, a fin de que ellas puedan completar sus estudios.
 Diseñar programas de capacitación dirigidos a los adultos mayores, para el empleo y el autoempleo.
 Ampliar y adecuar los horarios de los servicios públicos y privados, tales como escuelas, guarderías, servicios de salud, entre otros, para la atención de las
madres y padres trabajadores y de sus hijos/as.
 Creación de espacios seguros para mujeres, pueblos y comunidades indígenas, personas con discapacidad, personas de la diversidad sexual, adultos mayores,
entre otras, con el fin de protegerlos de actos discriminatorios o violentos por parte de las otras personas detenidas, ya sea en las agencias del Ministerio
Público, en los Juzgados Cívicos o conciliadores o en los reclusorios.

Para concluir esta sección, a continuación se muestra una tabla con la especificidad de cada una de las medidas que has revisado:
Ilustración 35. Definición de cada tipo de medida para la igualdad

Última modificación: lunes, 29 de febrero de 2016, 12:22

3.3 Características de una política de Estado en materia de igualdad y no


discriminación a partir de las medidas para la igualdad
En este apartado revisarás las características de una política de Estado en materia de igualdad y no discriminación como logro mayor de la vida
democrática y cuáles son las principales instancias institucionales que podrían apuntalarla en el corto, mediano y largo plazo. Una política de Estado
se define como el conjunto de normas y lineamientos de acción pública que tienen cuatro características fundamentales:
Ilustración 36. Características de una política de Estado

Como puede verse, una política de Estado toma distancia de la política de gobierno en la medida que la primera se plantea como permanente e
independiente de las coyunturas políticas, mientras que la segunda sólo es expresión de la agenda política del partido político o la persona que se
encuentra en la posición de gobierno para generar decisiones vinculantes y traducirlas en respuestas institucionales. Además, la política de Estado
aspira a constituir un cuerpo normativo y de acción unificado por lo que se separa de las buenas prácticas gubernamentales, las cuales se van generando
con la mira en el corto plazo y a partir de la experiencia limitada a un sector de la realidad social particular.
Es importante señalar que la existencia de acciones de Estado en frentes diferenciados responde también a procesos de democratización históricamente
localizados. Además, su creación es síntoma también de la madurez democrática de una comunidad política. Cuando una sociedad se da cuenta de la
necesidad de apuntalar el sistema democrático en algunas de sus áreas de oportunidad mayores, entonces se muestra la comprensión de que las
soluciones democráticas son el único contexto en que se pueden reformular las principales instituciones que atienden a los grandes problemas
nacionales. Pero antes habría que hacer dos precisiones:

 Primero, que en el caso de México, la política de Estado en esta materia se encuentra en proceso de consolidación. La temporalidad de las políticas de Estado
puede ser extendida y sólo rendir frutos en el largo plazo y aunque se necesita un punto de inflexión para poder afirmar con contundencia que ha empezado su
construcción de manera oficial (un decreto, un programa de acción, la creación de una institución coordinadora de la propia política), los cambios institucionales
y culturales tardan en aparecer.
 En segundo lugar, para México la política de Estado en materia de igualdad y no discriminación ha sido fructífera en lo que se refiere a la sensibilidad de las
instituciones a las demandas ciudadanas. En este sentido, se puede decir que las instituciones del Estado mexicano han acentuado gradualmente su capacidad de
ser sensibles frente a las demandas ciudadanas de inclusión, reconocimiento y de institucionalizar una ruta de combate a la discriminación. Esto no significa,
que los cambios se estén produciendo de manera tersa o que los propios grupos civiles no se hayan enfrentado en sus posiciones políticas acerca de la mejor
forma de combatir la discriminación y cuáles son los grupos y ámbitos prioritarios. No obstante, uno de los resultados palpables ya de la política de Estado en
materia de igualdad y no discriminación y en proceso de consolidación, es la superación de la abierta confrontación entre los grupos civiles promotores de
derechos y las diversas autoridades encargadas de garantizarlos.

Como ya revisaste con anterioridad, al ser la no discriminación una causa ciudadana elevada a acción de Estado, costó mucho trabajo en un principio
generar la confianza social que permitiera sentar las bases de una política de Estado. Pero lo interesante del caso mexicano es que la inclusión de la
cláusula antidiscriminatoria en el texto constitucional significó la constatación para personas activistas y grupos civiles, de que se estaba transitando a
la ruta correcta hacia la construcción de una auténtica política de Estado en la que gobierno y sociedad tendrían que volverse corresponsables. La
política del Estado mexicano en materia de igualdad y no discriminación como proceso en construcción, encuentra un punto de inflexión en la reciente
reforma a la LFPED para incluir medidas para la igualdad.
Estas medidas lo que buscan es dar un carácter permanente a las acciones de política pública que el Estado tiene que implementar de manera universal
y transversal para dar realidad al derecho a la igualdad y no discriminación. Como ya se señaló, la transición de las medidas positivas y compensatorias
a favor de la igualdad de oportunidades y de trato a las medidas para la igualdad, representa un cambio mayor al plasmar la idea de que las acciones
de política pública en esta materia deben ser integrales y transversales y no sólo deben atender a grupos sectorizados. Esto queda de manifiesto si al
analizar las características de toda política de Estado para el caso de la igualdad y no discriminación, a partir de la identificación de las medidas para
la igualdad se encuentra los siguientes aspectos:
a) Son producto de un consenso amplio: A través de los distintos espacios de participación civil para la definición de la normatividad que
tutela el derecho a la igualdad y la no discriminación, ha sido señalada la importancia de que la política de Estado en esta materia contenga
no sólo formas de atención a las coyunturas que define la propia construcción histórica y social de la discriminación; sino que también
contemos con instrumentos de nivelación, inclusión y acciones afirmativas que permitan incidir en la raíz cultural y estructural de la
discriminación.
La trayectoria institucional de la no discriminación ha revelado que la autoridad necesita de facultades y herramientas que permitan modificar de
manera completa el servicio público, para hacerlo armónico con las implicaciones de la garantía del derecho a la igualdad y no discriminación. En este
sentido, se puede decir que las medidas para la igualdad son ya producto de un amplio consenso social y político acerca de la deseabilidad de su
existencia.
b) Institucionalizan la intervención de la autoridad: Una política de Estado en materia de igualdad y no discriminación tiene que ir más allá
de las acciones aisladas, espontáneas o desvinculadas de una planeación específica que coloque al tema en los tres niveles de gobierno y en
una temporalidad diferenciada.
Lo que hacen las medidas para la igualdad es habilitar a quienes ejercen el servicio público para incidir de manera positiva en la realidad de las personas,
grupos y poblaciones que experimentan la discriminación y que dichas acciones sean permanentes y transversales. En el modelo anterior (el de las
medidas positivas y compensatorias) servidoras y servidores públicos, al responder ante la discriminación para ciertos grupos y espacios, no podían
incorporar a su planeación de mediano y largo plazo estos objetivos. Ahora, ellos y ellas no tienen excusa para no incluir a la no discriminación en los
procesos de planeación que determinan sus acciones cotidianas.
c) Expresan una voluntad política de cambio estructural: Las medidas para la igualdad, al tener su origen en la LFPED que es vigente desde
el año 2003, generan una serie de obligaciones en relación con el servicio público que tienen que cumplirse independientemente del actual
estado de la sensibilidad de quienes ejercen el servicio público hacia el tema o de la suficiencia presupuestal. Estos dos no constituyen
obstáculos menores.
Más allá de la corrupción o el dolo que representan la excepción, instituciones y personas que ejercen el servicio público, con frecuencia cuentan con
capacitación y recursos insuficientes para cumplir con la tarea. La política de Estado en materia de igualdad y no discriminación tiene que generar,
precisamente, la voluntad política que incluya a la formación en derechos humanos y no discriminación como una de las competencias fundamentales
para el ejercicio del servicio público. De manera complementaria, una política de Estado como ésta tiene que generar los mecanismos de captación y
distribución fiscal que permitan las inversiones adecuada para la magnitud del fenómeno discriminatorio. Las medidas para la igualdad constituyen
una herramienta para producir el cambio estructural en esta dirección.
d) Se alinean con los objetivos del sistema democrático: El derecho a la igualdad y no discriminación constituye un derecho llave, es decir,
una protección jurídica que condiciona el acceso a otros derechos. Las personas, grupos y poblaciones que experimentan la discriminación
también ven cómo esto repercute en su acceso a todos los subsistemas sociales.
Quien es discriminado no sólo se convierte en objeto de desprecio, burlas y estigmas, sino también de un tratamiento diferenciado y excluyente en el
acceso a la educación, la salud, el empleo y el acceso a la justicia, entre otros. El sistema democrático no puede tolerar este tipo de prácticas. La
democracia es el sistema de gobierno que vuelve a la igualdad su valor central y que además, hace del ejercicio de derechos el medio para el logro de
la calidad de vida y la fuente de legitimidad democrática. Las medidas para la igualdad son armónicas con esta visión al plantear una serie de acciones
diferenciadas y escalonadas destinadas a transitar de la igualdad formal derivada del marco normativo a la igualdad real en el acceso a oportunidades
y derechos que es signo de la vigencia del sistema democrático. Una política de Estado en materia de no discriminación es de manera clara, una vía
para reivindicar la orientación democrática de las instituciones en el caso de las personas, grupos y poblaciones que social e históricamente han sido
discriminados.

Ilustración 37. Personas adulta mayor ofreciendo productos en la vía pública

En este sentido, si las medidas para la igualdad derivadas de la LFPED suministran el fundamento normativo para las acciones públicas que articularían
la política de Estado en materia de igualdad y no discriminación, el fundamento operativo de las mismas se sitúa en el Sistema Nacional de Planeación
Democrática (SNPD). Éste regula la manera en que las acciones de gobierno se originan en las decisiones ciudadanas y se enmarcan en el Estado
constitucional de derecho. Este instrumento de planeación está institucionalizado en el Artículo 26, apartado A, de la Constitución mexicana, que señala
lo siguiente:
El Estado organizará un sistema de planeación democrática del desarrollo nacional que imprima solidez, dinamismo, competitividad,
permanencia y equidad al crecimiento de la economía para la independencia y la democratización política, social y cultural de la nación […]
Los fines del proyecto nacional contenidos en esta Constitución determinarán los objetivos de la planeación. La planeación será democrática y
deliberativa. Mediante los mecanismos de participación que establezca la ley, recogerá las aspiraciones y demandas de la sociedad para
incorporarlas al plan y los programas de desarrollo. Habrá un plan nacional de desarrollo al que se sujetarán obligatoriamente los programas
de la Administración Pública Federal.
Este párrafo señala la obligación de incorporar la perspectiva de los diferentes sectores sociales acerca de los grandes problemas nacionales y la manera
de resolverlos para integrarlos en el Plan Nacional y los diversos Programas de Desarrollo. El SNPD delega en los gobiernos estatales la elaboración
de los planes de desarrollo de sus respectivas entidades federativas. En el mismo sentido, los planes municipales y subregionales quedan en manos de
las propias comunidades locales. Por su parte, los Planes Operativos Anuales de cada dependencia de gobierno deberán incluir las acciones y
compromisos que se determinen como resultado de la consulta popular que el SNPD contempla, para fortalecer al propio Estado constitucional de
derecho. La no discriminación debe incluirse en los diversos instrumentos operativos gubernamentales, como una exigencia ciudadana que requiere
acciones de gobierno precisas.
Ilustración 38. El Sistema de Planeación Democrática y su relación con la coordinación de Administración Pública

La política de Estado en materia de igualdad y no discriminación necesita una instancia pública que sea capaz de coordinar la transversalización de las
medidas para la igualdad y de un Programa con carácter de especial que sea capaz de articular la política de Estado en materia de igualdad y no
discriminación.
Por una parte, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) cumple con esta función coordinadora de las instancias que en sus
ámbitos de acción y con sus recursos materiales y humanos van a generar y promover políticas públicas derivadas de las medidas para la igualdad
contenidas en la LFPED. Así, el Conapred es la instancia encargada elaborar, coordinar y supervisar la instrumentación del Programa Nacional para
la Igualdad y No Discriminación (PRONAIND) que enumera objetivos generales, objetivos específicos, líneas de acción, plazos e indicadores para
articular la política pública del Estado mexicano en materia de igualdad y no discriminación.
Última modificación: viernes, 2 de octubre de 2015, 12:12

Potrebbero piacerti anche