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53
no con-
necesariallentc i)r'oducen para el mercado' Los campesrncls
de sus propias
tratan a otrl\ pcl'sonas para trabajar sino quc depenclen
\ de la comunidad para ayudarles en las f'aenas'
\ familias o los miembros aparceros, propietarios de tierras' usutpado-
Pueden ser arren<latarios.
res, colonos o usufructuarios de tierras sin clueño.
El término, tal como
se usa en este estudio. rara vez implica una
relación directa de subor-
dinación con respecto a una elite temateniente o al
estado''
ku,f.t t' la moi'ilización de ciento cle la cosecha se cultivaba y procesaba en 1a provincia de San
I la producción comercial'' Salvador., si¡ embargo, las implicaciones de este iegado pal'a el
! UtinOrton oPortunidades desarrollo del campesinado salvadoreño no han sido estudiadas.'
gruPo de
fcnte at creciente La creciente producción de añil estimuló el establecimiento de '
pcaban. generalmente" Por
hacien«las que también se cleclicaron al cultivo de alimentos y a la
I
a
fque se originaron Prlncl- crianza de ganado. pero los pequeños productores y las comunida-
EñGptun indígenas que se des in<iígenas también supieron responder ante la mayor demanda
habían adoPtado la
bñáít 1'' .de.añii. Lo mismo puede decirse del comercio de1 ganado en la
fu., o. simPlemente' habían época colonial, que era, probablemente, tan importante corno el añil
-
hino p,r.d. taPb.lén-signtfi para los indígenas. EI pueblo de chalchuapa en el actual departa-
hcr,os ladinos eran el Pro- mento de Santa Ana. mayoritariamente inclígena en ese entonces,
Lo. o africanos. En-ejsrgl-o ilustra los vínculos entre la creciente economía del añil y otros sec-
la negación de
l-o.nntOu Por tores. Como centro cle crianza y venta de ganado' los ganaderos de
E"*o indió. a Pesar de que chalchuapa proveían la comida para ios trabajadores de 1as hacien-
h¡¡¡¡ieetrtr:am{effie+izada clas, y las pieles para empacar ei añil." como consecuencia,
muchos
lt. .orno miem!1ogl1Y.a ladt-
pueblos de occiclente y del sur c1e la zona central -controlados con
Lrles del siglo *vrrr' los fiecuencia por comunidacles in<1ígenas- se cleclicaron a la ganadería
[pob¡pciOn salvadoreña' en pequeña escala, tradición que continuó hasta finales clel siglo
xIx'
b uütonorura¿lg§:@9-tlal En el siglo xvilr hubo poca competencia por la tierra. excepto en
G;t.t;"n las ProPias Y' aquellas zonas donile un denso asentamient6 campesino coincidió
L¿rexp*tiq! ds-las-hacieq con la expansión de ias haciendas, como sucedió en los alrecleciores
t r^ comunidades indígenas
55
inmecliatos de las ciudades de San Salvador
y San Miguel'' E'n la
aqueilas donde 1as
mayoría cle las otras zonas, especialmente en
comunida<lesindígenasnoincribíansinolastierrasqueocupaban.
granclesextensionesdetierrasbaldíasSeencontrabandisponiblesa
era que tuvie-
io 1u.go del siglo. La única limitación para utilizarlas
su compatibilidad cotl
ran acceso a través de veredas y caminos o
distintos Productos agrícolas'
de añil exitosos
Algunos grandes teratenientes y productores
comenZaronComoarrendatariosdecomunidadesindígenasyeven-
permanente de sus tie-
tuaimente compraron o lograron un control
rras.'sinembargo,enlaproduccióncleañilnosedieroneconomías
productores colrlpetir con
de escala. 1o que permitió a los pequeños
clol tinte'
"5
éxito, tanto en la pr-o-dueción-como'en'el procesamiento
meses podí-
(Las tiérras cledica<las a la siembra cle añii durante tres
año)'n Sus números
an utilizarse para cultivar maíz eI resto de1
aumentaronalolargodelsiglo.Losviajerosquevisitaronlaregión
caserío" en cual-
purlieron notar el culti,o cle añil "en todo pequeño
calculaban que entre
quier lugar de la provincia'"'Los observadores
por 'poquiteros'
un terciá y ia mitad de la cosecha era producida
más conservaclor de
(propietarios de pequeños terrenos)' E1 cálculo
la produccitin coltlnial de
un tercio implicaría que, en pleno auge de
de los cuales producía
añil, había unos 3'000 poq'it"'o', cada uno
es compatible con otros
anualmente cerca de 100 libras' Esta cifra
datossobreeltamañodelosejidoscampesinos(tierrasdelcomún
comunales'
en manos de la municipalidacl) y las tierras
quien visi-
En 1768, Cortés yL^"u',arzobispo cle Guatemala'
tólamayoríadepueblosdelaregión,hizclrel.erenciaalgrannútne-
rodehaciendasdeañilyganado,casieldobtredelascontabilizadas
unos dos tercios cultiva-
en 1740. Encontró que. dL 540 haciendas,
junto con otras evidencias'
ban añil. Sin embargo, su descripción'
haciendas' dados
indican que pocas podían llarnarse propiamente
Cuando preparó un
su tamaño y la magnitud de sus actividades'"
informesobreelestadodelaprovincia,elintendenteGutiérrezy
tllloatambiénsediocuentaclelreducidotamañodelashaciendas:
contiecuenciaeranmásextensoslosterrenosdelascomunidades
y pueblos de campesinos indígenas y ladinos'
56
tso. y San Miguel.' En la La ausencia de un arnplio mercado interno y de un motor eco-
lnte en aquellas- donde las nómico fuerte como la minería de plata o la agricultura comercial
p las tierras que ocupaban. en gran escala. como se conocierou en otras regiones de América
Iencontraban dispon ibles a Latina, determinó que la mayoría de tematenientes españoles o crio-
|na
utilizarlas era que tuvie- llos en El Salvador fueran relativamente pobres. con poco capital
! o su compatibilidad con de inversiónr muchos eran sacerclotes.,. La ausencia de una activi-
dad económica en gran escala, controrada por la elite significaba
foductores de añil exitosos que estos hacendados vivían la mayor parte del año en sus tierras,
l*idades indígenas v even-
lrot p".*unente de sus tie-
la,,o se d,ieral 9c-o.nom ías
fuera de las ciudades españolas importantes
-san salvador. Santa
Ana. san vicente, zacatecoltca y san Miguel. La disminución de
una población indígena productora cle ingresos limitó la capaciclacl
ffi L*r"4
@i+-eon de los españoles de acumular riquezas, especialmente después del
@tinte. descenso de la producción de cacao. Los pocos ingresos que perci-
p durante tres meses podí- bían del ganado, el añil y eI azúcar se destinaban al pago cle una
lo a.f año).e Sus números mano de obra cara y escasa y de unos elevados costos de transpor-
los que visitaron la región te y -aún más importante- se trasladaban a una elite de comercian-
IpequeRo caserío" en cual- tes en Guatemala que controlaba la exportación del tinte y la
|aor.r calculaban que entre importación de productos importantes.. Muchos estaban realmente _r
|roducida por'poquiteros' empobrecidos, y solo se Ies podía considerar miembros de una elite;
pculo más conservador de en el contexto de las dif'erencias cle clase locales.
p Ia producción colonial de EI Real Consuiado de comercio de Guatemara preparó un
luro de los cuales producía informe para Antonio Larrazábal, diputaclo ante las cortes
Españolas en 1 81 l, en el que describía ra pobreza de los hacenda-
ts.r compatible con otros
lpesinos (tierras del común dos del reino: "a pesar de los vastos terrenos que abtazan sus
comunales. haciendas son pobres en realidad, por que además de que clichas
Fas
i de Cuatemala. quien visi- posesiones tienen sobre sí capellanías, hipotecas y otros graváme-
po referencia al gran núme- nes al par de sus valores, que los obligan a cumplir anualmente la
Fdoble de las contabilizadas satisfacción de los réditos, necesitan acleudarse para poder trabajar
F. unos dos tercios cultiva- baxo el método que acostumbran, no verificándolo casi nunca con
[irnto con otras evidencias. el clesahogo esencial que proporciona er provecho y f"elicidad del
ipiamente haciendas, dados hcmbre".'* Las propiedades más extensas y productivas pertenecí-
pades." Cuando preparó un ¿rn a los propios comerciantes de la ciuclad de
Guatemaia. con fre-
¡, el intendente Gutiérrez y cuencia apropiadas de sus endeudados dueños locales. La f'amilia
lo ta¡raño de las haciendas; \cinena, por ejemplo, era propietaria de algunas de las más gran_
tsrenos de las comunidades cles haciendas de la región de zacatecoluca y san vicente.
Además.
ilinos. 1os ladinos llegados cle otras provincias también poseían tiemas
con
51
por su ser\
títuios de propiedad y alcanzaban el grado de notables
1-
cioenlamilicia,urrud"laspocasvíasdeascensosocialfueradele
muy producti\ al
agricultura. No obstante, sus fincas nunca fueron
aun cuando fueran extensas'
permitieron
Los ingresos de la producción de añil, sin embargo'
a cientos cie pequeños productores, muchos de los cuales no con-
,\1
i, ii?"
út*r.l, éhulutenango, Cabañas' San vicente) fueron también
, las zonas de mayor crecimiento demogrático. (ver el apéndice')
campesina de
Entre ias regiones más importantes de producción
1"""\
58
4
Cuadro 2.1
r tie notables Por su servl-
as.enso social fuera de ia
fDiezmos] pagados por los productores de añil en
1804
a flieron muY Productivas
rr, I 1 rr) 1I ¡l
Aún
frrtaciffieLlitrts.'" i,if¡¡as il, ii ) 45t) \.922
Eís fácilprocesar Y comer-
ante las autorida- .-lacalr:col*a: ( 1.P)
["tiUittut l'¡.ihutant*s (l i0i {:,¡
{75 i
i.. ibnls ij iü] i.¡i15 {91 i
E';*- *§jdselle-Ten- Fuentes: Woñman, Government and Socie4,; Rubio,,I/r-storia del añil.
lmUios demográficos entre A pesar de que la en la región había algunos medianos produc-
tores y unas pocas haciendas, la mayor parte de la cosecha era pro-
r¡- :r iaclitra Y se colonizaban ducida por campesinos que cultivaban las tierras comunales.'o Los
Bt '. c\istentes. los camPesi- -\prmtamientos -informes que llevaban los diputados de
añtl a nuevos tertitorios' Las Centroamérica a las cortes españolas de 1811- calificaban a los
ñil antes de la indePendencia 12.500 habitantes de Tejutla y Chalatenango, "la mayoría de los cua-
San Vicente) f'ueron también les son propietarios de pequeñas parcelas", como los agricultores
iogr'átlco. (ver e1 aPéndice') más productivos del reino y quienes, a pesar de la poca fertilidad y
le producción camPesina de la aridez de sus tierras, sobrepasaban la producción de todas las
59
r-:
60
América hispana.ru Los salarios eran elevaclos y, usualmente, debía
l-mO libras de añil al año Y hacerse un consiclerable pago por adelantado. El impue-rto cle traba-
hnlou elaboró, en 1807. un jo de 1784 permitió el reclutamiento de Lrna parte cre ra pnblación de
hos distritos y destacó su hombres indígenas, que fueron a trabajar en flncas y haciendas para
L r.ro no es de extrañar. en
cumplir con la cuota asignacla a sus pueblos.
I*iul*"n,. en el norte Y el La legislación laboral de 1784 exigía que cada pueblo prepara-
E actividades no relaciona- ra un listado de la cuafia parte de su población masculina aclulta.
según un informe elaborado en 1785, en las provincias de san
I"¿at tierras a los hacenda-
salvador y sonsonate trabajaban 3.280 indígenas en ras haciendas
fag.*ao Ia proPorción .l¿ locales. Según otra f'uente, el número de hombres indígenas que
E¡ll-O el cálculo de Cortés pagaban tributo en sonsonate y San salvador era cle aproximada-
E- un censo más Preciso
mente 17.000.15 Por tanto, cerca de tn z\vc de todos los hombres
iirdígenas pasaban hasta tres meses trabajancro en las setenta y cinco
ffi;'a1;ffi:¿'J::,'; (cle ur-r total de 400) haciendas cle 1a región que se aprovechaban
del
Imbres eran ¿urell-
adultos
impuésio dé'[rábajo que afectaba a sus comunidarles. Aunque sólo
Lrnas pocas haciendas empleaban rnás de cien trabajadores, la
k::":::ff'iriT#'; mayoría se ubicaba en un rango intermedio, es decir, ca<la finca pér-
cibía el equivalente de 100 a 300 seÍlanas de trabajo fbrzado indí-
E;;;tff;ffJx::'ffi sena (alrededor de 15 a 30 trabajadores). Esto significa que las
J vivían en las mismas Pero
iraciendas de tamaño medio empleaban cerca cle clos tercios del
]t .tu con los ProPietarios' total de traba.jadores indígenas disponibles en el mercaclo de traba-
1r.'6 Además del trabajo forzaclo de los indígenas, un número inde-
E:,ü':?:iHx",ffl
los proPietarios. A dife-
terminado de ladinos trabajaba también durante la temporacla de
] a procesamiento del añiI.2,
Los títulos de propiedad de la tierra nos dice mucho sobre las acti-
E,1::,llfliffi#:lt: r idades económicas del siglo xvur. Thnto las comuniclades indígenas
y
iadinas como los individuos podían comprar tierras a la corona. (ver
'-uadro 2.2) Pinto soria asegura, eróneamente. que ras 'composicio-
fr*,r';ffi::rffi,*: tes' (tierras que 1a corona cedía en propiedad) favorecían unilateral-
'rente a los españoles y tuvieron
como consecuencia Ia pérdida de
Hn:r,r;',Ix:::Li:: iilras indígenas. sin embargo, había pocas propieclades indígenas bien
r\iablecidas a comienzos del siglo xvil, cuando Ia población indígena
Em::ffifiT,1:':H:: .r¡bía disminuido a unos pocos miles y buena parte de ella, en todo
¡aso, había sido desplazada." La mayor parle de las tieras reclamadas
H';n;:J,H'fi#.x?;
ía de las
como 'composiciones' se encontraba en zonas productoras de añil,
I d"tturu "la-autoagll especialmente en áreas escasamente pobladas (chalatenango, san
h** qtras-regi;;;s de la
61
r
Caadro 2.2
I u l') , I1r
San Salvador
.l .. rir i.i:l t1'
San Vicente
,l lrr.Ll | .r; ,.i., ... .- I
Chalatenangt)
S:rn Migucl li!. . l
i iíl -i
Sousonate
Saflt¿ Ana l-.1. {,. -i.. r.(),7
Cuscatliir-r
Ahuachapán ..1. i.,
La LiL:crtad 1{}
Miguel y san salvador). Estos datos confirman que 1as haciendas sal-
vadoreñas no eran muy extensas, pues el promedio de estas
'composi-
{:'
ciones, era de 855 hectáreas; este cálculo, sin embargo, aparece
distorsionado por clos enormes 'composiciones' campesinas en
Chalatenango, de 3.-555 y 4.365 hectáreas . Ai excluk estos dos casos,
el promedio es de 675 hectáreas. Estos reclamos de tierua se realizaban
sobre todo pala establecel nuevas haciendas de propieclad individual'
La hacienda promedio, en las clos regiones de las cuales dio
detalles cortés y Larraz, abarcaba en san Salvador (20 casos) cerca
de 1.012 hectáreas. y en chalatenango (12 casos) 585 hectáreas, es
decir 826 hectáreas en promedio para todos los casos, casi exacta-
mente la misma extensión en promedio cie las 'composiciones' unas
décadas antes. Por otra parte, dieciocho comunidades plopietarias
de tierras en Chalatenango tenían un promedio de 400 hectáreas
cacla una. Estos datos esclarecen, en cierta medida, la historia cle
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A1 excluir estos dos casos,
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o
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63
Los origenes coktnictles de las lierrus cottttt!¡Ltle'\
El sistema salvadoreño de iierras en contútn, formado en el período
coionial, estaba basado en prácticas medievales europeas que se
extendieron a |a América hispana. (ver el mapa 2.) La corona españo-
la reconocía, pof ley, el derecho de todos 1os pueblos a tenef tierras
suficientes para su propia subsistencia. Las tierras eran propiedad de
una coryoración municipal o étnica y no p0dían venderse. Los pue-
blos o las comunidades podían también adquirir tierras adicionales de
la corona. Estas costumbres sobre el uso de la tierra apenas comenza-
{ ron a cambiar después de ia independencia. La mayoría de lo-s gobier-
nos nacionales no ponían en duda la legitimidad de los reclamos
campesinos y municipaies al libre acceso a la tierra. Así, este legado
colonial, aceptado por los gobiernos republicanos, sentó las bases para
la vicla comunitaria y la producción campesina para la mayoría de sal-
vadoreños hasta entrado el siglo xrx. Las tierras en común eran utili-
zadas para una amplia gama de actividades económicas, desde
grandes parcelas arrendadas a campesinos ricos e inversionistas para
cultivar café o añil hasta tierras dedicadas a la agricultura de subsis-
tencia. La tenencia municipai y comunitaria cle la tierra, así.como 1os
'sistemas de trabajo comunal y de riego, influenciaron también la for-
mación de clases, comunidades y 1a conciencia étnica a nir,¡ellocal.
Los pueblos indígenas y otras comunidades de El Salvador
aumentaron notablemente sus propiedades en las décadas anterio-
res a la independencia. De acuerdo a la ley colonial española, cada
pueblo, sin importar su carácter étnico, podía reclamar 1.710 hec-
táreas de ejidos. Las comunidades podían medir y comprar tierras
'' {i adicionales a la corona. Muchos grupos de indígenas de las provin-
cias de San Salvador y Sonsonate agregaron tierras a sus ejidos de
esta manera. Sin embargo, el reclamar o ensanchar los ejidos no era
;t
un proceso automático. Las comunidades más pequeñas, sobre todo
en el noreste, con fiecuencia dejaban de solicitar títulos para la tota-
lidad cle ejidos a que tenían derecho y rara vez solicitaban 'compo-
siciones' adicionales.'o
Diversas razones motivaban a las comunidades a solicitar títu-
los de propieclad para sus tierras. En algunos casos, ya estaban tra-
bajanclo tierras de la corona y se trataba sencillamente de legalizar
64
una posesión de hecho. Sin embargo, con mayor fiecuencia las
7m;males
to.n"udo en el período comunidades se expandían por razones políticas. El control de la tl
lr"
Hrer ales europeas que se tierra significaba territorio, y en la sociedad étnicamente segmen-
2.1 Lacorona españo- tada de El Salvador colonial, la competencia étnica se conv
hou en una lucha por el control sobre la tierra, sin importar su poten-
J hs pueblos a Lener tierras
B tierras eran propiedad de cial económico. Al reclamar tierras ociosas o periféricas, las
venderse. Los Pue- comunidades podían crear zonas de amortiguamiento fiente a
f".ii* pueblos, grupos étnicos o terratenientes con los cuales entraban
lqri"r tierras adicionales de en'coffipetencia. Esto se aprecia al revisar los numerosos <Iocu-
] la tierra apenas comenza-
mentos coloniales y del siglo xrx sobre disputas entre pueblos y
J. ra mayona de-toq gobier-
entre las más antiguas poblaciones indígenas y los nuevos pobra-
$,imiOaO de"tos reclamos dores ladinos. (ver cuadro 2.3)
f u t.n'u- Así. este legado 't,
La capacidad para titular nuevas tierras dependía de los recur- f
H;''r'll,,,";;::u:
Ileoas en común erarl utili-
sos políticos y culturales de cada comuniclad.ir Había otros factores i
que influían, como la capacidacl de la comunidad para conseguir,
j vr*
65
Cuadro 2.3
Títulos conf,rrmados [durante] la época colonial de tieras len propiedad de]
pueblos o comunidades . (en cahallerías)
iJna h¡cienda
ttirnün rie ladinos
d* {,ir;*1,n:oco Santa 'I'cresa
5¿¡:;\¡rlollio cirl
Morte {So r
.lunyúa {So)
Dolol'r'srA*unci{:n
Izalco q§o)
Salccatilán (So)
Colnúg ile l*dinos
Cl:alchuai:a i§A) San Juan
Chiquiro
Guayabos
Común de Parclos
Santa Ana (§A)
Común iirdígenas
de At¿rco (Ah)
Común indige¡as
de
illt
1\,{asahuaL 50
{So}
San Pedro Pustla (Ah)' rfl? I ()-:
Coitún ladilu.-ls de
C'halchuapa (SA1 1 829 Cantón Ayr.rtepeqne
I 826 Santa Rosa y §aa
.[osé conf]rmado
Tieras del Arado.
Rosario y l)olores
Co¡lúr: Ladinos
Chaichuepa (SA.) 1867
66
,:.;-;;l'::r: i..'--:.:iiii Ji- li:,
erras len propiedad de]
(en caballerías)
k
t* rc rias
E
6i
Analquito 1Cu)
San Luis (LP)
Texistepeque (SA)
Tenancingo iCu) ?
?
Apaneca {Ahi
Irstanzuelas(Us) ?
I
San ?
68
La agricultura cotnercial y las comunidades intlíEenas
Frcelas en el período colonial tardío
Debido en parte a su extensa actividad comercial, al menos en com-
paración con las otras provincias del reino de Guatemala, Ei
Salvador ha sido descrita como una región que alcanzó una tem-
prana homogeneización étnica y social, sin grandes concentracio-
5 nes urbanas o desigualdades regionales, y cuyos indígenas
-)ó
tendieron a ladinizarse o a perder su identidad cultural.rt se ha
33
dicho que la propagación de la economía comercial promovicra por
40
3
la producción, procesamiento y exportación del añil estimuró estos
cambios, así como el poblamiento de nuevas regiones y tra ,dilu- co4 §
ción' de la población indígena.3a Esta aseveración es, en parte,g
correcta, pero simplifica el impacto de la economía comercial en{ :n
f,¿l
'5"- ,
tanto soslaya los amplios procesos que determinan la <jiferencia-,
*Pfu
ción étnica. si bien la población ladina aumentó rlurante el sigra
xvt[, los grupos indígenas también persistieron y, en términosl {4
',, ..¡ t1e los ejidos Y com- demográficos generales, se recuperaron después de sus descensos
5'xry*r
-.,-, \lgunos de los ejidos anteriores. No obstante, muchos ladinos -quizáia mayoría- no eran
}..r."iñtdtf
Lci.:. !Lle autorizaba 1a leY' indígenas arrancados de las comunidades loc.{es. En su mayor
r--:. .rrlci,ts caballerías hasta parte. eran inmigrantes de otras provincias, clue se affaí- 'fq;nI*4
,:; , .1el centro mostraron dos a San Salvador pffiIa-ho@región i,,r{,#*,"
-: sobre tierras que las
-.,1,¡ nuevós pobladores -entre ellos muchos mulatoJ;ffiñ?ftm
:; . 'r' rtLitrero de titulación se en puebios indígenas y contribuían así al debilirarniento de I
- - 11¡¡1.ión. se encontra- cohesión y homogeneidad étnica en las regiones del oriente y el
,- r't:rnización de los indí- norte de la provincia.r5
3:- iincas de añil habían
' Algunos autores han atribuido el estancamienro demográfico o
i:. -,,municlades indígenas la mengua de muchas comunidades indígenas (rara vez estuclia.lolfp,
i-. -. .l c'riste Poca eviden- colno un proceso cultural de ladinización) al impacto de 1a econo- I ''i
r -, :r.rras con Pobladores mía comercial.tu Al analizar las causas de la disminución cle la
población indígena de cerca de 200.000 a casi cero en el períocio
- - :rLreblos indígenas que
i;: ,.r-1.:i.lil)ente Pobladas de ¡olonial temprano, por ejemplo, Pinto Soria recalLra como causa
[.:- .-.:L¡ietldas Y las tierras rrlportante la utilización de indígenas en las actividactres económi-
it-: --tiilll linderos, en lugar ¡as de los españoles.37 Browning, a su vez, mencic¡na el impacto de
!r:- .-e Lralclíos, como en el ,¡s enfermedades y 1a desorganización provocada por la conquista,
,¡ero también destaca los efectos destructivos de Ias haciendas añi-
eras en las comunidades indígenas. Si bien es cierto que existe, sin
¡1
{r-
69 t
r""t
duua. una correlación entre la producción colonial de--añil en
ü;'*H,;r,l
,.gimffila ¡ulñffiffiffi-b"*i*d"*.*.^,rke"pr{í€+i€as-exp}o-
'
procesos
taáoras o arrebatadoras de tiery3*dgJashggLq[qas''8 Otros
tr rUh*,nfmprun'Xenffiüzas xternas, óéño la m igrac ión.
e
/,,i{.
3,1.'r'
lonial de añil en voivían completamente ladinos, muchas comunidades indígenas
crecíat, al igual que sus propiedades.
La zona occidental de El Salvador ofrece ejemplos del éxito de
i¡+la+puee+AmexPlo-
hndas.'o Otros Procesos las comunidades tanto indígenas como ladinas en establecer formas
ts.-.--.. ,
ts. como Ia mtgracton. comunales de organización y reproducción social. A finales del
periodo coloniai, el occidente de El Salvador tenía pocas haciendas
fuca de San SaÑadur-Y
hui¿n incidieron en la grandes en producción.Lamayor parte de las "haciendas" que esta-
ban siendo trabajadas eran fincas que pertenecían afamilias pobres
tivo y las ventas for- de españoles y ladinos, que se diferenciaban poco en tamaño o el
Eodís"nut, sobre todo valor de su producción. La mayoría se encontraba en el conjunto de
montañas y valles ubicados entre Ahuachapán, Chalchuapa, Santa
É*l otras imPosicio-
Iil contribuyó, a su vez' Ana y Opico. La producción de azúcar estaba aún más concentrada
culturales distinti- en las par:roquias contiguas entre Santa Ana, Ahuachapán y
Jr,o,
Chalchuapa. Sin embargo, la mayoría de las empresas agrícolas
H;mi,i,i$"",'#; operaban en escala muy reducida, y muchas pertenecían a cofradí-
Edinización de los indí- as y comunidades campesinas que las administraban directamente,
más que por terratenientes individuales, hayan sido españoles o
Hm;u":f:l;1:3i: iadinos. La autonomía indígena y campesina, establecida muy tem-
la prano en el periodo colonial, se vio rcforzada durante el siglo xvlu.
ixr rrr. Según Gálvez.
hulatos de la Provincia Las comunidades indígenas adquirieron títulos de propiedad sobre ;Í, *§,
mayor cantidad de tierras, y la economía basada en las haciendas se I
§*ou, de la economía mantuvo circunscrita a las areas c ,AS
son üf*-,
=-_-*t**"{*r!
Ahuachapán. $al norte de Santa Ana, ZONAS de I
r{ ; i,
I i +¡*T,
,*: t.d
)
-j. t.
tierras
en las comunidad3l pt:pit:utllsde
inclependiente a la tier-ra y
agrícola' Si bien los ter-ratententes
o en varias zonas de frontera
recibieron incentivos y con-
comerciantes de 1a era coloniallardía de
estado' especialmente a través del trabajo tbrzado
cesiones del para el mer-
Ios inclígenur. puOi"'un Oesplazar la producción
cado de Io,
'on"u
| tu' óo-uniáades ni monopo"-'*,:'-i":::
una autonomla
"ur,lp"'iJ*
;-;.i" tierra' t-o' to*pttir'o1,c^onservárony paternalista que
significativa por medio de
la protección legal
a 1as limitaciones al
poder de las elites íst-
otiecía la corona, """¿"
comerciales de muchas comunida-
micas y las antiguas actividades republicana' los
Ia era
cles campesinas' Cuando comenzó grandes
rle El Salvador controlaban
campesinos ladinos I i'Ai*"'''u'
propieclad y costumbr: dt lt":El:::'
zonas por medio Ot iitt.rroJ¿e tierras il su
de haciendas no había impediclo su acceso a las
tema partici-
para su subsistencill.,l"
p;rpacidacl cie proclucit alimentos impor-
tru, to to*""iot' Este tue un punto de partida
"n ".ororniu después de 1a independencia'
'i;;'q.i";;t, "i"t'"oo
'72
pades Plopietarias de tierras
LSi Uien los terrqtenientes Y
con-
Irecibieron incentivos Y
[aves del trabajo forzado de
Lr la producción Para el mer-
ffiern¿roñffit autonomía
que
hOn t.gut Y Paternalista
hn", al Poder de Ias elites íst-
hiul.t de muchas comunida- NOTAS
los
¡ó la era --repuq-licana'ñd"t . \\ olf. "Types of l-atin Anlerican Peasantries".
E¿"r¡"t "*"of, ná" ct" ,t !r)lórzalto Fonseca, "Las comuniclatles indígenas": y Solórzano Fonseca' "Centroamórica
ld v costuryIIgdgJ§g' El sis- i :i:tlo x\illl".
rflrrme de 1782 c¿rlculaba clue clos tercios de la c:osecha provenía dc protluctores de entre
5";;;; a las tierras ni su . rrl libras. \'er: Smith. "lndigo Production", 186. 197
f su subsistencia Y de Partici- :
' \t¡rie, EstrucfLtru agrario. 1O 1 1 .
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::.''.
- ,.,.nin-!,. El Salvador.T6-79.Veren"'I'ítuloejidal deSanMiguel",unconflictosemejanteen
.r: .ercanÍas clc la ciudacl de San Miguel, que lJevó al reconocimiento olicial de la usurpación,
ie¿lizada pot las hacientlas, de los ejidos de la ciudad (mecanografiado' I 803, BC) '
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''Colouring the World"^ 119- 132-
12
13 Fernánclez Molina, "Colouring the World", 173,115-71 .
t4 Larrazába1, "Apuntamientos sobre la agricultura". 4'{.
i5 Fernández Molina, "Colouling the World". 125.
16 Ver: F-iehrer. "The Baron de Carondelct", 232
t7 Ver: Monterrey, Historia tl¿ El Sttlva.dor,l:52-53.
l8 Fiehrer. "The B¿ron de Carondelet". 155
19 Solano" "Tierra. comercio. y sociedad".
20 Monterrev, Historia ¿le EL Stl.vodor, l:5)..
2t Laruaz.ábal, "Apuntanlientos sobre Ia agricultura". 49
'! 22 Browning, El stlvador, lJ4: Pinto Soria. Estrut:turtt agraria, 10, n. 30; cc»tés y Larraz.
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25 Barón Castro. La poblat'ión de El Salvador.23l.
26 Fiehrer. "The Baron de Carondele¡", 196.
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28 Pinto Soila. Raíces hi,stóricas. 85, n. 1-56.
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30 ots Capdequí. Españu en AnéticcL. cap. I: Ots Capclequí, Nuevos as4teckts. Il0-241-42. L¡¡s
títr¡los cle piopiedad de las tierr¿rs cornun¿rles en Guatenlala se analizan en: Martínez. Ltt p,trriu
¿kl criollo, cap. 4. \rer tar¡bién: F'onseca. Co,sÍa Rit:a colt¡nial- caps. 2 4.
73
192-93'
31 Wortman, Governtnent and Soc¡ety in Central America'
32 Browning, El Salvador, 96-701'
33 Pinto Soria, Guatemala en la décacla de la independencia'
1l' 46-47 ' t' 16; Torres Rivas y
118, nn. 7-8, 10; Flores Macal' "La hacienda"'
P'into, Probllr*os,
3+ )uar'os,Compendio.20.
..The
. 1^.-.^..:^^..^.ánnar
Central Arnerica; Cardona Lazo,
35 Ver: Fiehrer, Baron de Carondelet,,; Macleod, Spanish
f"*¿'¿"' Moiina' "Colouring the World 176-77'
Monosrafías departamentales,iii; "
36 ftorlJVacat. "La hacienda"' 360-6l '
37 PintoSoria, Raíceshistórica''*"iü**Uttdstro'LapoblacióndeElsalvador'368-69'n'5'
de r787' cita
la peña.'. San sarvador. I 8 de diciembre
38
39
:,'i:H-;í,::J;::ft iiÍ:$r1iz de
agrarirt' 33.' n'. 21.
do en Pinto Soira' Estructura ,-^^..
lndlgenas
40 V.r, Solórraro Fonseca"'Las comunidades ,. ., "^^i.,1^^" 332'
comercio y sociedad
312-
Solano"'Tierra'
47 Gálvez. "RelaciOn geografica'; "
74