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2. LOS CAMPESII.

{OS, EL AÑIL Y LA TIERRA EN


EL PERIODO COLOI{IAL TARDÍO

T\unaNrE eI período colonial tardío. tanto la agricultura de sub-


:i
IJsisten.i, .á*o la agricultura comercial se expanclieron en las
: dos provincias que más tarde se unieron para f-ormar el estado de El
Salvador. La segunda mitad del siglo xvul fue testigo del continuo
crecimiento de la producción y expot'taciórl del añil. así como cle
otras actividades económicas conexas. El añil. un tinte azul utiliza-
:do en la fabricación de textiles en Europa y la región de los Andes.
,podía producirse y proqÉ.§arse tanto por graride§.como pot pe."q.ue..
lños- psusdlqres. Las provincias coloniales de San Salvailor y
Sonsonate se convirtieron en centros de producción, en tanto que
los comerciantes de la ciudad de Guatemala y, en menor graclo, de
San Vicente, San Miguel y San Salvador, controlaban la mayor
parte del financiamiento y la comercialización del producto. Un
aspecto importante dei legado colonial salvadoreiio f-ue un calnpe-
sinado fuerte y heterogéneo de ladinos y.indígenas, profundamente
vinculados a estas actividades comerciales pero, ala.vez, protecto-
res de la autonomía política y los recursos locales.

Añil, carnpesinos ,r* haciendas en el siglct xvttt


Los campesinos y los productores comunales se volvieron partíci-
pes importantes de una modesta expansión económica en la región
estimulada por el añil, la ganadería y otras actividades comerciaies.
fl término campesino se refiere a productores en pequeño. mayori-
iariamente agrícolas, que cultivan sus propias cosechas pero no

53
no con-
necesariallentc i)r'oducen para el mercado' Los campesrncls
de sus propias
tratan a otrl\ pcl'sonas para trabajar sino quc depenclen
\ de la comunidad para ayudarles en las f'aenas'
\ familias o los miembros aparceros, propietarios de tierras' usutpado-
Pueden ser arren<latarios.
res, colonos o usufructuarios de tierras sin clueño.
El término, tal como
se usa en este estudio. rara vez implica una
relación directa de subor-
dinación con respecto a una elite temateniente o al
estado''

La producción de añil dejó dos impor-tantes legados a El


L salvador" Fr.imero, estimuló 1a formación de haciendas"
Estas pro-
mucho
piedatles. #L"I,uyoría de las cuales no se había invertido
.capitalnisecultivabanplenamentesustieras,Crearonunaestructu_
)
ra social perduraLrle cuyo impacto se prolongó hasta el siglo
rx'
' Segundo, unr, de mercado basada en añi1' ganado' granos
".ono*ía a la
y"tmefp*cluctcls. sentó las bases del acceso de 1os campesinos
de
ii.rru y a la inscripción legal de las propiedades y la movilización
comercial''
los recurso comunitarios y familiares pal'a la producción
Elañilyotrosproductoscomerciaiesbrindaronoporlunidades
importantesaioscampesinos,especialmenteialcrecientegrupode
generalmente, por
ladinos. En tanto los indígenas se iderrtiflcaban,
,Supertenenciaagruposocomunicladesqueseoriginaronaprinci-
ladinos usualmente'pran indígenas que se
¡pio oe la era colonial, los
'hubían apartado de sus comunidacles o'giñáIás y habían adoptado la
.lenguaolatbrmadevestirclelosespañoleso.simplemente.habían
abanclonarjo su identidad étnica. E1 término puede
ta-r¡biénsignifi-
car'mestizo'o'mulato',puestoquemuchosladinoseranelpro-
En el Sigio
ducto cle la unión entre indígenas y blancos o afiicanos.
Xx..ladino,eramásbienunacategoríaclefinidaporlanegaciónde
loindígena:cualquierarroidentificadocomoindio,apesaldeque
los laclinos podian clesar:rollar una.concieneie'étniea"'t'an-ftx+nahzada
de una
corno ta de los indígenas, especialmente como miembros
comunidacl propietaria de tierras. A flnales del
siglo xvrn, ios ladi-
nosconstituíancercadelamitadclelapoblaciónsalvadoreña.
Laprocluccióncleañilotorgóciertaautonomíaaioscampesi-
propias y' al
nor. ,.u que trabajaran en tierras comunales o en las
i* ¡.1 rühucir ia ot'erta de maro de obt'a, limitó 1a expansión
de las hacien-
indígenas
qtrl
das. Estos cambios afectaron también a las ci¡munidades
6¿¡'
i./ \ !.:: É, 0*
{) 54
,-a,ii{--1
y a los campesinos que no estaban involucrados clirectamente en el
J-os camPesinos no con- negocio clel añil. Muchas comuniclades indígenas se expandieron
c dependen dé sus P'roPias económica y demográficamente clurante este período y mejorarou
tá a1 udarles en las faenas' sus condiciones materiales y su autonomía. mejoras que se fueron
hios ¿. tierras, usutPado- consolidando en el periodo de 1830 a 1880'
Loo. El término, tal como La producción y exportación de añil se había expandido notable-
de subor-
trelación directa mente en Centroamérica en el siglo xVIt, desplazando al cacao como
tme o ai estado'' el principal producto de exporlación. pero declinó hacia finales del
fnporr-antes legados
a El
siglo. El auge que comenzó en la décacla de 1730 marcó el inicio cle
L de haciendas' Estas Pro- un cambio económico y social cle gran importancia. El añil generó
k t u¡fu invertido mucho utiliclacles para los hacendados y pequeños productores, insresos tri-
h*-.. .t.*on una estructu-
butarios para las arcas reales, y salarios en efectivo para los trabaja-
lot,--,ngó hasta
el siglo xx'
dores indígenas y ladinos. Al menos la mitad, y qu\zá dos tercios. del ' L"-,
granos
Lnu.n añil. ganado' añil producido en la Centroamérica colonial durante e[ sigio xvttt *!*'{
L* ¿. los camPesfg§il1 \
provenía de pequeños productores indígenas y ladinos,'' y el 90 por ,:,.,1 t*.4
.

ku,f.t t' la moi'ilización de ciento cle la cosecha se cultivaba y procesaba en 1a provincia de San
I la producción comercial'' Salvador., si¡ embargo, las implicaciones de este iegado pal'a el
! UtinOrton oPortunidades desarrollo del campesinado salvadoreño no han sido estudiadas.'
gruPo de
fcnte at creciente La creciente producción de añil estimuló el establecimiento de '
pcaban. generalmente" Por
hacien«las que también se cleclicaron al cultivo de alimentos y a la
I

a
fque se originaron Prlncl- crianza de ganado. pero los pequeños productores y las comunida-
EñGptun indígenas que se des in<iígenas también supieron responder ante la mayor demanda
habían adoPtado la
bñáít 1'' .de.añii. Lo mismo puede decirse del comercio de1 ganado en la
fu., o. simPlemente' habían época colonial, que era, probablemente, tan importante corno el añil
-
hino p,r.d. taPb.lén-signtfi para los indígenas. EI pueblo de chalchuapa en el actual departa-
hcr,os ladinos eran el Pro- mento de Santa Ana. mayoritariamente inclígena en ese entonces,
Lo. o africanos. En-ejsrgl-o ilustra los vínculos entre la creciente economía del añil y otros sec-
la negación de
l-o.nntOu Por tores. Como centro cle crianza y venta de ganado' los ganaderos de
E"*o indió. a Pesar de que chalchuapa proveían la comida para ios trabajadores de 1as hacien-
h¡¡¡¡ieetrtr:am{effie+izada clas, y las pieles para empacar ei añil." como consecuencia,
muchos
lt. .orno miem!1ogl1Y.a ladt-
pueblos de occiclente y del sur c1e la zona central -controlados con
Lrles del siglo *vrrr' los fiecuencia por comunidacles in<1ígenas- se cleclicaron a la ganadería
[pob¡pciOn salvadoreña' en pequeña escala, tradición que continuó hasta finales clel siglo
xIx'
b uütonorura¿lg§:@9-tlal En el siglo xvilr hubo poca competencia por la tierra. excepto en
G;t.t;"n las ProPias Y' aquellas zonas donile un denso asentamient6 campesino coincidió
L¿rexp*tiq! ds-las-hacieq con la expansión de ias haciendas, como sucedió en los alrecleciores
t r^ comunidades indígenas
55
inmecliatos de las ciudades de San Salvador
y San Miguel'' E'n la
aqueilas donde 1as
mayoría cle las otras zonas, especialmente en
comunida<lesindígenasnoincribíansinolastierrasqueocupaban.
granclesextensionesdetierrasbaldíasSeencontrabandisponiblesa
era que tuvie-
io 1u.go del siglo. La única limitación para utilizarlas
su compatibilidad cotl
ran acceso a través de veredas y caminos o
distintos Productos agrícolas'
de añil exitosos
Algunos grandes teratenientes y productores
comenZaronComoarrendatariosdecomunidadesindígenasyeven-
permanente de sus tie-
tuaimente compraron o lograron un control
rras.'sinembargo,enlaproduccióncleañilnosedieroneconomías
productores colrlpetir con
de escala. 1o que permitió a los pequeños
clol tinte'
"5
éxito, tanto en la pr-o-dueción-como'en'el procesamiento
meses podí-
(Las tiérras cledica<las a la siembra cle añii durante tres
año)'n Sus números
an utilizarse para cultivar maíz eI resto de1
aumentaronalolargodelsiglo.Losviajerosquevisitaronlaregión
caserío" en cual-
purlieron notar el culti,o cle añil "en todo pequeño
calculaban que entre
quier lugar de la provincia'"'Los observadores
por 'poquiteros'
un terciá y ia mitad de la cosecha era producida
más conservaclor de
(propietarios de pequeños terrenos)' E1 cálculo
la produccitin coltlnial de
un tercio implicaría que, en pleno auge de
de los cuales producía
añil, había unos 3'000 poq'it"'o', cada uno
es compatible con otros
anualmente cerca de 100 libras' Esta cifra
datossobreeltamañodelosejidoscampesinos(tierrasdelcomún
comunales'
en manos de la municipalidacl) y las tierras
quien visi-
En 1768, Cortés yL^"u',arzobispo cle Guatemala'
tólamayoríadepueblosdelaregión,hizclrel.erenciaalgrannútne-
rodehaciendasdeañilyganado,casieldobtredelascontabilizadas
unos dos tercios cultiva-
en 1740. Encontró que. dL 540 haciendas,
junto con otras evidencias'
ban añil. Sin embargo, su descripción'
haciendas' dados
indican que pocas podían llarnarse propiamente
Cuando preparó un
su tamaño y la magnitud de sus actividades'"
informesobreelestadodelaprovincia,elintendenteGutiérrezy
tllloatambiénsediocuentaclelreducidotamañodelashaciendas:
contiecuenciaeranmásextensoslosterrenosdelascomunidades
y pueblos de campesinos indígenas y ladinos'

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tso. y San Miguel.' En la La ausencia de un arnplio mercado interno y de un motor eco-
lnte en aquellas- donde las nómico fuerte como la minería de plata o la agricultura comercial
p las tierras que ocupaban. en gran escala. como se conocierou en otras regiones de América
Iencontraban dispon ibles a Latina, determinó que la mayoría de tematenientes españoles o crio-
|na
utilizarlas era que tuvie- llos en El Salvador fueran relativamente pobres. con poco capital
! o su compatibilidad con de inversiónr muchos eran sacerclotes.,. La ausencia de una activi-
dad económica en gran escala, controrada por la elite significaba
foductores de añil exitosos que estos hacendados vivían la mayor parte del año en sus tierras,
l*idades indígenas v even-
lrot p".*unente de sus tie-
la,,o se d,ieral 9c-o.nom ías
fuera de las ciudades españolas importantes
-san salvador. Santa
Ana. san vicente, zacatecoltca y san Miguel. La disminución de
una población indígena productora cle ingresos limitó la capaciclacl
ffi L*r"4
@i+-eon de los españoles de acumular riquezas, especialmente después del
@tinte. descenso de la producción de cacao. Los pocos ingresos que perci-
p durante tres meses podí- bían del ganado, el añil y eI azúcar se destinaban al pago cle una
lo a.f año).e Sus números mano de obra cara y escasa y de unos elevados costos de transpor-
los que visitaron la región te y -aún más importante- se trasladaban a una elite de comercian-
IpequeRo caserío" en cual- tes en Guatemala que controlaba la exportación del tinte y la
|aor.r calculaban que entre importación de productos importantes.. Muchos estaban realmente _r

|roducida por'poquiteros' empobrecidos, y solo se Ies podía considerar miembros de una elite;
pculo más conservador de en el contexto de las dif'erencias cle clase locales.
p Ia producción colonial de EI Real Consuiado de comercio de Guatemara preparó un
luro de los cuales producía informe para Antonio Larrazábal, diputaclo ante las cortes
Españolas en 1 81 l, en el que describía ra pobreza de los hacenda-
ts.r compatible con otros
lpesinos (tierras del común dos del reino: "a pesar de los vastos terrenos que abtazan sus
comunales. haciendas son pobres en realidad, por que además de que clichas
Fas
i de Cuatemala. quien visi- posesiones tienen sobre sí capellanías, hipotecas y otros graváme-
po referencia al gran núme- nes al par de sus valores, que los obligan a cumplir anualmente la
Fdoble de las contabilizadas satisfacción de los réditos, necesitan acleudarse para poder trabajar
F. unos dos tercios cultiva- baxo el método que acostumbran, no verificándolo casi nunca con
[irnto con otras evidencias. el clesahogo esencial que proporciona er provecho y f"elicidad del
ipiamente haciendas, dados hcmbre".'* Las propiedades más extensas y productivas pertenecí-
pades." Cuando preparó un ¿rn a los propios comerciantes de la ciuclad de
Guatemaia. con fre-
¡, el intendente Gutiérrez y cuencia apropiadas de sus endeudados dueños locales. La f'amilia
lo ta¡raño de las haciendas; \cinena, por ejemplo, era propietaria de algunas de las más gran_
tsrenos de las comunidades cles haciendas de la región de zacatecoluca y san vicente.
Además.
ilinos. 1os ladinos llegados cle otras provincias también poseían tiemas
con

51
por su ser\
títuios de propiedad y alcanzaban el grado de notables
1-

cioenlamilicia,urrud"laspocasvíasdeascensosocialfueradele
muy producti\ al
agricultura. No obstante, sus fincas nunca fueron
aun cuando fueran extensas'
permitieron
Los ingresos de la producción de añil, sin embargo'
a cientos cie pequeños productores, muchos de los cuales no con-
,\1

trataban trabajadores sino que dependían de su


familia y de miem-
para el mercado
bros de la comunidad, adquirir tierras y producir
local.'.sibienell0porcientodelosproductoresdeañi1pa-uaba
impuestos, 1o que demuestra etr predominio de
los pequeños pro-
en los registros
ductores. pocos agricultores campesinos aparecen
cosecha sin pro-
oficiales, por varias razones. Muchos vendían su
cesaragrandesproductoresqueteníansuspropiosobrajes(lasins-
talaciones de procesamiento dei tinte) y acceso
a las redes de
* ót,
1., l!. comercialización necesarias para la exportación
del tinte.'u Aún
y
pequeños productores era más fácil procesar comer-
más, para los
las autorida-
ctalriar sus cosechas ilegalmente sin inscribirlas ante
des locales, pues así evitaban los impuestos'1'r
Eltamañodelo..sproductoresdeañilvariabaconsiderablemen-
de añil se
te de una a orra ,áÉio, La mayoría de las haciendas
en las cercanías de las ciudades de Salvador' San
S,an-
, encontraban
de 200 obrajes
r Vicente, Zacatecoluca y San Miguel' Habíá más
había aún más."
r alrededor de san salvaáor y cerca de san Miguel
i io, productores más pequeños tendían a congregarse airededor deel
' Chalatenango, Tejutla, Sensuntepeque y Santa
Ana' No obstante'
IJn desglose, por
añil se cultivaba en la mayoría de áreas pobladas.
la distribución de
tamaño y región, del pago de los diezmos muestra
entre
la producción, que refleja notables cambios demográficos
'174a y 1807'
aumentaba lo
A medida que ^--.-^-+^r-.^ ^nlrr, iadina y se co lonizaban
la población
existentes, los campesi-
nuevas áreas en los linderos de los pueblos
i nos ladinos introdujeron el cultivo de añil a nuevos territorios. Las
de añil antes de ia independencia
, ,.gion", de expansión del cultivo
:,1

i, ii?"
út*r.l, éhulutenango, Cabañas' San vicente) fueron también
, las zonas de mayor crecimiento demogrático. (ver el apéndice')
campesina de
Entre ias regiones más importantes de producción

1"""\
58
4
Cuadro 2.1
r tie notables Por su servl-
as.enso social fuera de ia
fDiezmos] pagados por los productores de añil en
1804
a flieron muY Productivas

tsin embargo. Permitteron


Fos de los cuales no con-
¡r ) ? v! ' 1i
::ó.1 ijill 21'.)
i.d" .u familia Y de miem-
producir Para el mercado Suchitoto iCai

lductores de añil Pagaba Tiibulatlis§


Lit¡ras
32
t7(;
{41)
(54)
fuio de los pequeños Pro-
frp-..., en los registros San Salvador {SS)
hdrun su cosecha sin Pro- Tributant*s
l,íbr as
§ propios obrajesfas ins-
fu' u.."to a las redes de t,:¡:: Vir-'*r:tt:
l r;l')utílnlr:i
i;{\r .i

rr, I 1 rr) 1I ¡l
Aún
frrtaciffieLlitrts.'" i,if¡¡as il, ii ) 45t) \.922
Eís fácilprocesar Y comer-
ante las autorida- .-lacalr:col*a: ( 1.P)
["tiUittut l'¡.ihutant*s (l i0i {:,¡
{75 i
i.. ibnls ij iü] i.¡i15 {91 i
E';*- *§jdselle-Ten- Fuentes: Woñman, Government and Socie4,; Rubio,,I/r-storia del añil.

} tut haciendas de añil se


añil estaban los distritos norteños de Chalatenango y Tejutla. Los
h¿.t de Sqt Salvadsr"San
campesinos más afoftunados y sus comunidades pudieron ampliar
}-bñ *ás de 200 obrajes
sus tier:ras debidamente tituladas hasta alcanzar centenares de caba-
], Vigr"l había aún más''8
llerías. (Una caballería equivalía aproximadamente a 45 hectáreas.)
$ .orgr.garse alrededor de
Ana. No obstante" el Las comunidades campesinas ladinas, que se autodenominaban
J S*,u 'hermandades de labradores', obtuvieron título de propiedad sobre
fpobladas. Un desglose. Por
muy grandes extensiones de tierra en 1779,1180 y 7782.'e
fu *r.tttu la distribución
de

lmUios demográficos entre A pesar de que la en la región había algunos medianos produc-
tores y unas pocas haciendas, la mayor parte de la cosecha era pro-
r¡- :r iaclitra Y se colonizaban ducida por campesinos que cultivaban las tierras comunales.'o Los
Bt '. c\istentes. los camPesi- -\prmtamientos -informes que llevaban los diputados de
añtl a nuevos tertitorios' Las Centroamérica a las cortes españolas de 1811- calificaban a los
ñil antes de la indePendencia 12.500 habitantes de Tejutla y Chalatenango, "la mayoría de los cua-
San Vicente) f'ueron también les son propietarios de pequeñas parcelas", como los agricultores
iogr'átlco. (ver e1 aPéndice') más productivos del reino y quienes, a pesar de la poca fertilidad y
le producción camPesina de la aridez de sus tierras, sobrepasaban la producción de todas las

59
r-:

haciendas, cosechando generalmente


150'000 libras de añii al año y
másde225.001}en1806.,.GutiérrezyUlloaelaboró"en1807,un
distritos y destacó su
listado de los numerosos caseríos de estos
Esto no es c1e extrañar' en
especialización en la producción de añil'
en e1 norte y el
vista de que la *uyoiíu de pueblos' especialmente
oriente,carecíandemanufacturasuotrasactividadesnorelaciona-
das con la agricultura'
Lospequeñosproductoressolíanarrenclartierrasaloshacenda-
la proporción de
dos u otros propietarios, pero se ha exagerarlo
habitantesdelashacienda.s.BrorvningutilizóelcálculodeCortés
preciso
y Larrazde un 25 a un 30 por ciento' pero un censo másGutiérrez
usado por
lurrqu" incompleto; de t803, probablemente la Capitanía Generai
toda
para redactar su infbrme, afirma que en
eran arren-
ie Guatemala el 13 por ciento de los hombres adultos
que' de una población mas-
clatarios. El propio Gutiérrez señalaba
esto eS, ln 57o...
culina adulta de 58.000, había 3.100 aparceros,
'poblador' empleado por Cortés
Aún más, según indican el término
de las
y Lanazy otras evidencias, la mayoría de los habitantes
haciendaseran,enrealidad'intrusosquevivíanenlasmismaspero
con los propietarios'
que no tenían una relación econcimica directa
una cuota en efectivo o en
Otros eran arrendatarios que pagaban
terraie- pero que' usual-
especie por el uso de 1a tierra -el llamado
a los propietarios' A dife-
mente, no estaban obligaclos a trabajarle
de la América Hispana
rencia c1e las haciendai en otras regiones
colonial,pocashaciendasteníanarrenclatariosquetrabajaranenlas
actividades productivas de los propietanos'
mucha mano de
A pesar de que el cultivo de añil no necesitaba
muchos-trabaiado-
obra, procesamiento de la planta sí requería de
e1
<loce semanas''r Mientras los
res durante una temporada de ocho a
número' los grandes cose-
ladinos y los indíg.nu' uu*tntaban en
chadoresdeañitteníandificultadenencontrarjornaleroshastaque
una nueva legisiación estableció un
impuesto de trabajo a las comu-
de que hubo continuas violacio-
niclades indígenas en 1784' A pesar
nes a esta ley. el hecho de que los
agricultores tuvieran que recumir
destaca la autonomía de las
a la presión para contratar irabajadores
con otras regiones de la
comunidades indígenas en comparación

60
América hispana.ru Los salarios eran elevaclos y, usualmente, debía
l-mO libras de añil al año Y hacerse un consiclerable pago por adelantado. El impue-rto cle traba-
hnlou elaboró, en 1807. un jo de 1784 permitió el reclutamiento de Lrna parte cre ra pnblación de
hos distritos y destacó su hombres indígenas, que fueron a trabajar en flncas y haciendas para
L r.ro no es de extrañar. en
cumplir con la cuota asignacla a sus pueblos.
I*iul*"n,. en el norte Y el La legislación laboral de 1784 exigía que cada pueblo prepara-
E actividades no relaciona- ra un listado de la cuafia parte de su población masculina aclulta.
según un informe elaborado en 1785, en las provincias de san
I"¿at tierras a los hacenda-
salvador y sonsonate trabajaban 3.280 indígenas en ras haciendas
fag.*ao Ia proPorción .l¿ locales. Según otra f'uente, el número de hombres indígenas que
E¡ll-O el cálculo de Cortés pagaban tributo en sonsonate y San salvador era cle aproximada-
E- un censo más Preciso
mente 17.000.15 Por tanto, cerca de tn z\vc de todos los hombres
iirdígenas pasaban hasta tres meses trabajancro en las setenta y cinco
ffi;'a1;ffi:¿'J::,'; (cle ur-r total de 400) haciendas cle 1a región que se aprovechaban
del
Imbres eran ¿urell-
adultos
impuésio dé'[rábajo que afectaba a sus comunidarles. Aunque sólo
Lrnas pocas haciendas empleaban rnás de cien trabajadores, la
k::":::ff'iriT#'; mayoría se ubicaba en un rango intermedio, es decir, ca<la finca pér-
cibía el equivalente de 100 a 300 seÍlanas de trabajo fbrzado indí-
E;;;tff;ffJx::'ffi sena (alrededor de 15 a 30 trabajadores). Esto significa que las
J vivían en las mismas Pero
iraciendas de tamaño medio empleaban cerca cle clos tercios del
]t .tu con los ProPietarios' total de traba.jadores indígenas disponibles en el mercaclo de traba-
1r.'6 Además del trabajo forzaclo de los indígenas, un número inde-
E:,ü':?:iHx",ffl
los proPietarios. A dife-
terminado de ladinos trabajaba también durante la temporacla de
] a procesamiento del añiI.2,
Los títulos de propiedad de la tierra nos dice mucho sobre las acti-
E,1::,llfliffi#:lt: r idades económicas del siglo xvur. Thnto las comuniclades indígenas
y
iadinas como los individuos podían comprar tierras a la corona. (ver
'-uadro 2.2) Pinto soria asegura, eróneamente. que ras 'composicio-
fr*,r';ffi::rffi,*: tes' (tierras que 1a corona cedía en propiedad) favorecían unilateral-
'rente a los españoles y tuvieron
como consecuencia Ia pérdida de
Hn:r,r;',Ix:::Li:: iilras indígenas. sin embargo, había pocas propieclades indígenas bien
r\iablecidas a comienzos del siglo xvil, cuando Ia población indígena
Em::ffifiT,1:':H:: .r¡bía disminuido a unos pocos miles y buena parte de ella, en todo
¡aso, había sido desplazada." La mayor parle de las tieras reclamadas
H';n;:J,H'fi#.x?;
ía de las
como 'composiciones' se encontraba en zonas productoras de añil,
I d"tturu "la-autoagll especialmente en áreas escasamente pobladas (chalatenango, san
h** qtras-regi;;;s de la
61
r

Caadro 2.2

Tierras compradas a la Corona, 1148-l'798


(en caballerías)

I u l') , I1r
San Salvador
.l .. rir i.i:l t1'
San Vicente
,l lrr.Ll | .r; ,.i., ... .- I
Chalatenangt)
S:rn Migucl li!. . l
i iíl -i
Sousonate
Saflt¿ Ana l-.1. {,. -i.. r.(),7
Cuscatliir-r
Ahuachapán ..1. i.,
La LiL:crtad 1{}

Compras totale§ _1{}

Fuente: Solano. "Tiera".


Ñota: Una caballeríaequivale a [aproximadamente] 45 hectáreas'

Miguel y san salvador). Estos datos confirman que 1as haciendas sal-
vadoreñas no eran muy extensas, pues el promedio de estas
'composi-
{:'
ciones, era de 855 hectáreas; este cálculo, sin embargo, aparece
distorsionado por clos enormes 'composiciones' campesinas en
Chalatenango, de 3.-555 y 4.365 hectáreas . Ai excluk estos dos casos,
el promedio es de 675 hectáreas. Estos reclamos de tierua se realizaban
sobre todo pala establecel nuevas haciendas de propieclad individual'
La hacienda promedio, en las clos regiones de las cuales dio
detalles cortés y Larraz, abarcaba en san Salvador (20 casos) cerca
de 1.012 hectáreas. y en chalatenango (12 casos) 585 hectáreas, es
decir 826 hectáreas en promedio para todos los casos, casi exacta-
mente la misma extensión en promedio cie las 'composiciones' unas
décadas antes. Por otra parte, dieciocho comunidades plopietarias
de tierras en Chalatenango tenían un promedio de 400 hectáreas
cacla una. Estos datos esclarecen, en cierta medida, la historia cle
ias

haciendas como una fbrma de tenencia c1e la tierra y com¡ centros


c1e asentamiento y producción. Confirman que 1as haciendas,
a

pesar de ser telativamente grandes, no incrementaron su-t3maño-


r.la.
/ñ .- j!. l'
'.\Jtlfl!
\.
\E
hacia el final del periodo colonial-?e Las haciend᧠no füeion. bajo
r rll"¡-li i;'
'it" ningún punto cle vista, la institución social clominantel cuando 1xás,
eran una fuente limitada de riqueza.
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'comPosi-
lromedio de estas NU
lb. sin embalgo, aparece a'ú
t
siciones' camPesmas en
6
A1 excluir estos dos casos,
¡mos de tierra se realizaban E
o
s rle proPiedad individual'
!
o
[x:,:;;"1:#u,$:.1;es ,a

[1] casosl 585 hectáreas'


bri... los casos. casi exacta-
lde tr,'composiciones' unas
L .omrnidades ProPietarias
for...medio de 400 hectáreas
Ena medida, la historia de las
É ¿. tu tierra Y como centros
a
¡g*r-q"-hm*h"ae'iendas*
lo Lncrementaron su tamano
EÉ**ffi
Iriri dominante: cuando más'

63
Los origenes coktnictles de las lierrus cottttt!¡Ltle'\
El sistema salvadoreño de iierras en contútn, formado en el período
coionial, estaba basado en prácticas medievales europeas que se
extendieron a |a América hispana. (ver el mapa 2.) La corona españo-
la reconocía, pof ley, el derecho de todos 1os pueblos a tenef tierras
suficientes para su propia subsistencia. Las tierras eran propiedad de
una coryoración municipal o étnica y no p0dían venderse. Los pue-
blos o las comunidades podían también adquirir tierras adicionales de
la corona. Estas costumbres sobre el uso de la tierra apenas comenza-
{ ron a cambiar después de ia independencia. La mayoría de lo-s gobier-
nos nacionales no ponían en duda la legitimidad de los reclamos
campesinos y municipaies al libre acceso a la tierra. Así, este legado
colonial, aceptado por los gobiernos republicanos, sentó las bases para
la vicla comunitaria y la producción campesina para la mayoría de sal-
vadoreños hasta entrado el siglo xrx. Las tierras en común eran utili-
zadas para una amplia gama de actividades económicas, desde
grandes parcelas arrendadas a campesinos ricos e inversionistas para
cultivar café o añil hasta tierras dedicadas a la agricultura de subsis-
tencia. La tenencia municipai y comunitaria cle la tierra, así.como 1os
'sistemas de trabajo comunal y de riego, influenciaron también la for-
mación de clases, comunidades y 1a conciencia étnica a nir,¡ellocal.
Los pueblos indígenas y otras comunidades de El Salvador
aumentaron notablemente sus propiedades en las décadas anterio-
res a la independencia. De acuerdo a la ley colonial española, cada
pueblo, sin importar su carácter étnico, podía reclamar 1.710 hec-
táreas de ejidos. Las comunidades podían medir y comprar tierras
'' {i adicionales a la corona. Muchos grupos de indígenas de las provin-
cias de San Salvador y Sonsonate agregaron tierras a sus ejidos de
esta manera. Sin embargo, el reclamar o ensanchar los ejidos no era
;t
un proceso automático. Las comunidades más pequeñas, sobre todo
en el noreste, con fiecuencia dejaban de solicitar títulos para la tota-
lidad cle ejidos a que tenían derecho y rara vez solicitaban 'compo-
siciones' adicionales.'o
Diversas razones motivaban a las comunidades a solicitar títu-
los de propieclad para sus tierras. En algunos casos, ya estaban tra-
bajanclo tierras de la corona y se trataba sencillamente de legalizar

64
una posesión de hecho. Sin embargo, con mayor fiecuencia las
7m;males
to.n"udo en el período comunidades se expandían por razones políticas. El control de la tl
lr"
Hrer ales europeas que se tierra significaba territorio, y en la sociedad étnicamente segmen-
2.1 Lacorona españo- tada de El Salvador colonial, la competencia étnica se conv
hou en una lucha por el control sobre la tierra, sin importar su poten-
J hs pueblos a Lener tierras
B tierras eran propiedad de cial económico. Al reclamar tierras ociosas o periféricas, las
venderse. Los Pue- comunidades podían crear zonas de amortiguamiento fiente a
f".ii* pueblos, grupos étnicos o terratenientes con los cuales entraban
lqri"r tierras adicionales de en'coffipetencia. Esto se aprecia al revisar los numerosos <Iocu-
] la tierra apenas comenza-
mentos coloniales y del siglo xrx sobre disputas entre pueblos y
J. ra mayona de-toq gobier-
entre las más antiguas poblaciones indígenas y los nuevos pobra-
$,imiOaO de"tos reclamos dores ladinos. (ver cuadro 2.3)
f u t.n'u- Así. este legado 't,
La capacidad para titular nuevas tierras dependía de los recur- f

H;''r'll,,,";;::u:
Ileoas en común erarl utili-
sos políticos y culturales de cada comuniclad.ir Había otros factores i
que influían, como la capacidacl de la comunidad para conseguir,
j vr*

fondos, la calidad de las tierras nuevas y de las que ya poseían. y Ia '!


presencia de nuevos pobladores. Las cofradías laclinas también ar.
k:;:.;;::ffil;,T:l; tenían derecho a titular tierras, un privilegio normarmente reserva-
] de subsis-
a la agricultura
do a los pueblos indígenas. Las cofradías ladinas también adquirie-
E*ru'rffi"## ron haciendas y otros terrenos privados. unos cuantos pueblos
tenían una comunidad indígena a la par de una ladina, lo que podía
hi*¿,,,r.uá*ü*üEifl limitar la capacidad de ambas para adquirir nuevos terrenos.
l¡rr-r,lades de El Salvador
El precio que se pagaba por una 'composición' era el resultado
t
de la opinión sobre el valor y la utilidad de la tierra der agrimensor
E::ni".',X1hil1ffi; de la corona conjugada con la de los testigos locales, generaimente
h** reclamar 1.710 hec- escogidos dentro de Ia misma comunidad. Los factores polí,ticos
F nedLr v comprar tierras
tamtién desempeñaban un papel. A las comunidades indígenas se
les permitía pagar solamente la mitad del valor estimaclo cle la tie-
E.,::,mi:',llliJ:lI;
era rra, mientras los demás debían pagff el valor completo. (Los títulos I
I
r'- n¡r los ejidos no
- .:rqueñas, sobre todo de propiedad de las tierras coloniales empleadas en esta sección se
enumeran en el apéndice.)
- ,:r títulos para la tota-
t., solicitaban'comPo- Docenas de comunidades indígenas y ladinas adquirieron títu-
E
ios de propiedad de terrenos que oscilaban entre unas pocas caba-
títu- llerías hasta más de las 38 caballerías (1.710 hectáreas) a que tenían
|nuvridades a solicitar
derecho según la ley colonial. El cuadro 2.3 contiene una lista de
rl-: pos casos. ya estaban tra-
los títulos de tierras pertenecientes a pueblos (incluyendo ejidos y
h¡ §enci I I amente de legalizar

65
Cuadro 2.3
Títulos conf,rrmados [durante] la época colonial de tieras len propiedad de]
pueblos o comunidades . (en cahallerías)

iJna h¡cienda
ttirnün rie ladinos
d* {,ir;*1,n:oco Santa 'I'cresa
5¿¡:;\¡rlollio cirl
Morte {So r

.lunyúa {So)
Dolol'r'srA*unci{:n
Izalco q§o)
Salccatilán (So)
Colnúg ile l*dinos
Cl:alchuai:a i§A) San Juan
Chiquiro
Guayabos
Común de Parclos
Santa Ana (§A)
Común iirdígenas
de At¿rco (Ah)
Común indige¡as

de

illt

Huizúcar {LL,) I t l+ San Antonio


T'epcagua
CLiinasugr.ra {Ll,) I /-\ I E
Atiquizny-a 1Ah) 78

1\,{asahuaL 50
{So}
San Pedro Pustla (Ah)' rfl? I ()-:
Coitún ladilu.-ls de
C'halchuapa (SA1 1 829 Cantón Ayr.rtepeqne
I 826 Santa Rosa y §aa
.[osé conf]rmado
Tieras del Arado.
Rosario y l)olores
Co¡lúr: Ladinos
Chaichuepa (SA.) 1867

66
,:.;-;;l'::r: i..'--:.:iiii Ji- li:,
erras len propiedad de]
(en caballerías)
k
t* rc rias
E

3.5 (a) ,ir .1.;


San Estehan (SV)
§a11;l i ,l1:;l'il¡a
]-{e¡m. Latrradores
C'halate. (Ch ¡
l-lernt. l,ahrudores
i:i
Tejutla {{Jh}
,tt
Fier¡r. Lairrador*s
Chatate iCli)
{:l:
tlstan¿uel¿¡s { Ljs)
Perkín {N{r;}
l{ejapa iS§ ¡
38
S¡rn Pcciit¡
(, P*l'*1apán {Cu)
l1 §an Juan
'Icpslún¡c§ (L.f¡)
!),5 Santn María
Listurn¡ (Lp)
38 iian Jurn
0pjeo iLt.)
l8 Santo Tomás {SS)
{-.aeaopera (NIoi
38 i.isturlla lLP,!
t"'
i-lsfirma {t-P)
38 el Fi¡ti.'rl
Siiiltiits{}
le.xacuangos (SS)
18 ll¡
i 5.5 -l
m
§ §an Nir:ci¿is
E !insuiltepeQUi]/
78
(iuacorectilSV)
-\pasrepeque iSV¡
50
. irrlún iii{lígenas
16.5
- I 'r\e :tranLin!,) f \S) I--l(l
. '. i1ang,) l§S)
lre -
I 'ji.:iro) {55l
. irili.pcque (Lu)
F- ?

l,t- ". ¡.,:.t r:ir) (S\') I i\


lI- a ..., i.
,t ,., jL,) (L{,} l7j(,
E--

6i
Analquito 1Cu)
San Luis (LP)
Texistepeque (SA)
Tenancingo iCu) ?
?
Apaneca {Ahi
Irstanzuelas(Us) ?

I
San ?

!-uentes: Ver "Notas sobre las llentes"


caballerías de 86 hectáreas'
a. Posiblemente, medidas en antiguas
seguramente fueron donadas a Salcoatitán'
b. De estas, 121/a

c. Recibidas como donación do JuaYúa'


d, Confirmadosenl880conlamismaextensiónquelosejidos,.E,denotalaexistenciade
ejidos de una extensión indeterminada'

de los ejidos y com-


compras adicionales), es decir, de la mayoría
posicionesinscritasenElsalvadorcolonial.Aigunosdelose.iidos
teníanmenosdelas33cabaileríascompletasqueautorizabalaley.
pocas caballerías hasta
Las 'composiciones' variaban de entre unas
casi 100. Las comunidades del occidente
y de1 centro mostraron
'-\e
t*\ másinterésenlegalizaryampliarlosreclamossobretierrasquelas
. ¡"! número de titulación
de otras regiones. Aquelias zonas con menor
de menor extensión' se encontra-
.1
,\1,* de ejidos, o con 'composiciones'
l.t
lül r bonén el oriente
y el nororiente, don<le la organización de los indí
{
genaseramáSdébilyclondelashaciendasyfincasdeañilhabían
comunidades indígenas
Ii¿o *á, grandes y fuefies' En general' las
existe poca eviden-
y ladinas pudieron reclamar tierras para ejidos;
de tierras con pobladores
cia de conflictos en torno a la ocupación
pueblos indígenas que
o haciendas, con excepción, tal vez, de los
densamente pobladas de
rodeaban San Salvador.t'En 1a región rnás
haciendas y las tierras
San Salvador era más frecuente que 1as
comunalespropiedaddeespañoiescompartieranlinderos'enlugar
cle baldíos' como en e1
de estar separadas por grandes extensiones
rest,-r de la Provincia.

68
La agricultura cotnercial y las comunidades intlíEenas
Frcelas en el período colonial tardío
Debido en parte a su extensa actividad comercial, al menos en com-
paración con las otras provincias del reino de Guatemala, Ei
Salvador ha sido descrita como una región que alcanzó una tem-
prana homogeneización étnica y social, sin grandes concentracio-
5 nes urbanas o desigualdades regionales, y cuyos indígenas
-)ó
tendieron a ladinizarse o a perder su identidad cultural.rt se ha
33
dicho que la propagación de la economía comercial promovicra por
40
3
la producción, procesamiento y exportación del añil estimuró estos
cambios, así como el poblamiento de nuevas regiones y tra ,dilu- co4 §
ción' de la población indígena.3a Esta aseveración es, en parte,g
correcta, pero simplifica el impacto de la economía comercial en{ :n
f,¿l
'5"- ,
tanto soslaya los amplios procesos que determinan la <jiferencia-,
*Pfu
ción étnica. si bien la población ladina aumentó rlurante el sigra
xvt[, los grupos indígenas también persistieron y, en términosl {4
',, ..¡ t1e los ejidos Y com- demográficos generales, se recuperaron después de sus descensos
5'xry*r
-.,-, \lgunos de los ejidos anteriores. No obstante, muchos ladinos -quizáia mayoría- no eran
}..r."iñtdtf
Lci.:. !Lle autorizaba 1a leY' indígenas arrancados de las comunidades loc.{es. En su mayor
r--:. .rrlci,ts caballerías hasta parte. eran inmigrantes de otras provincias, clue se affaí- 'fq;nI*4
,:; , .1el centro mostraron dos a San Salvador pffiIa-ho@región i,,r{,#*,"
-: sobre tierras que las
-.,1,¡ nuevós pobladores -entre ellos muchos mulatoJ;ffiñ?ftm
:; . 'r' rtLitrero de titulación se en puebios indígenas y contribuían así al debilirarniento de I
- - 11¡¡1.ión. se encontra- cohesión y homogeneidad étnica en las regiones del oriente y el
,- r't:rnización de los indí- norte de la provincia.r5
3:- iincas de añil habían
' Algunos autores han atribuido el estancamienro demográfico o
i:. -,,municlades indígenas la mengua de muchas comunidades indígenas (rara vez estuclia.lolfp,
i-. -. .l c'riste Poca eviden- colno un proceso cultural de ladinización) al impacto de 1a econo- I ''i
r -, :r.rras con Pobladores mía comercial.tu Al analizar las causas de la disminución cle la
población indígena de cerca de 200.000 a casi cero en el períocio
- - :rLreblos indígenas que
i;: ,.r-1.:i.lil)ente Pobladas de ¡olonial temprano, por ejemplo, Pinto Soria recalLra como causa
[.:- .-.:L¡ietldas Y las tierras rrlportante la utilización de indígenas en las actividactres económi-
it-: --tiilll linderos, en lugar ¡as de los españoles.37 Browning, a su vez, mencic¡na el impacto de
!r:- .-e Lralclíos, como en el ,¡s enfermedades y 1a desorganización provocada por la conquista,
,¡ero también destaca los efectos destructivos de Ias haciendas añi-
eras en las comunidades indígenas. Si bien es cierto que existe, sin

¡1
{r-
69 t

r""t
duua. una correlación entre la producción colonial de--añil en
ü;'*H,;r,l
,.gimffila ¡ulñffiffiffi-b"*i*d"*.*.^,rke"pr{í€+i€as-exp}o-
'
procesos
taáoras o arrebatadoras de tiery3*dgJashggLq[qas''8 Otros
tr rUh*,nfmprun'Xenffiüzas xternas, óéño la m igrac ión.
e

contribuyeron a cambiar 1a composición étnicade San SílüaUmy


Sonsonate. Diversos elementos internos también incidieron
en la
declinación de 1a preeminencia indígena''n Las e$clores"ecllonia-
les, incluyendo los tributos en especie y efectffió y las ventas
for-
todo
zadas, provocaron la emigración de los indígenas, sobre
varones, de sus pueblos.an La resistencia a estas y otras imposicio-
vez,
nes causó una dispersión demográfica, 1o cual contribuyó, a su
y de atributos culturales distinti-
a la pérdida de identidad cultural
vos de algunos grupos indígenas nativos o inmigrantes. Las opor-
tunidades que se presentaban en las ciudades y pueblos españoles
también promovieron la desculturizacióny ladinización de los indí-
genas. El servicio militar ofrecía a los campesinos la posibilidad
de

áscender, como 1o indica el considerable número de oficiales


de

milicia que inscribieron tierras en el siglo xvIu. según GáWez,la


milicia incluía a casi todos los mestizos y mulatos de la provincia
,de San Salvador en lJ40.a'
*' muestran que las demandas de la economía
Todo, estos factores
la
añllera no podían ser las únicas responsables del ascenso de
población ladina en el período colonial tardío. A pesar de los víncu-
llos existentes entre la cría de ganado y la producción de añil, la
de ias relaciones
I *ir*u economía no incidió tanto en la disolución
y
preexistentes sino que promovió nuevas posibilidades de acción
..É^, movi I idad. Eseptanteano!,ento se co
co munfla éfni c a-üe-I*s c om-üñ@s-earnpe§ i na
s de am bos in d íge-

nuS-íü¿irros en todo E ffi


Seguramente, muchos elementos
i
¿e tá-§óóiedáA Cffié"ññ1ffi;;on, en vez de debilitar, las
comuni-
dades étnicas de naturale za corporutiva. Ya a finale*s del siglo
xvttt,
."t-.,.{

una institución colonial característi ca -la c@r-


t,i'ii glOalladV-!fl m-ciner$egeamng$aao-+a{'.1ff $§rls--f-srrnas
comunales p,,opiárae organrzacron-y uso, de Ia tiéñá. A medida
,¡ que
I
I
la población ladina aumentaba y algunos pueblos indíge439 se
_i rVr
,-.¡. u ; r ,-K.
¡ 70 .f^

/,,i{.
3,1.'r'
lonial de añil en voivían completamente ladinos, muchas comunidades indígenas
crecíat, al igual que sus propiedades.
La zona occidental de El Salvador ofrece ejemplos del éxito de
i¡+la+puee+AmexPlo-
hndas.'o Otros Procesos las comunidades tanto indígenas como ladinas en establecer formas
ts.-.--.. ,
ts. como Ia mtgracton. comunales de organización y reproducción social. A finales del
periodo coloniai, el occidente de El Salvador tenía pocas haciendas
fuca de San SaÑadur-Y
hui¿n incidieron en la grandes en producción.Lamayor parte de las "haciendas" que esta-
ban siendo trabajadas eran fincas que pertenecían afamilias pobres
tivo y las ventas for- de españoles y ladinos, que se diferenciaban poco en tamaño o el
Eodís"nut, sobre todo valor de su producción. La mayoría se encontraba en el conjunto de
montañas y valles ubicados entre Ahuachapán, Chalchuapa, Santa
É*l otras imPosicio-
Iil contribuyó, a su vez' Ana y Opico. La producción de azúcar estaba aún más concentrada
culturales distinti- en las par:roquias contiguas entre Santa Ana, Ahuachapán y
Jr,o,
Chalchuapa. Sin embargo, la mayoría de las empresas agrícolas
H;mi,i,i$"",'#; operaban en escala muy reducida, y muchas pertenecían a cofradí-
Edinización de los indí- as y comunidades campesinas que las administraban directamente,
más que por terratenientes individuales, hayan sido españoles o
Hm;u":f:l;1:3i: iadinos. La autonomía indígena y campesina, establecida muy tem-
la prano en el periodo colonial, se vio rcforzada durante el siglo xvlu.
ixr rrr. Según Gálvez.
hulatos de la Provincia Las comunidades indígenas adquirieron títulos de propiedad sobre ;Í, *§,
mayor cantidad de tierras, y la economía basada en las haciendas se I
§*ou, de la economía mantuvo circunscrita a las areas c ,AS
son üf*-,
=-_-*t**"{*r!
Ahuachapán. $al norte de Santa Ana, ZONAS de I

p oE1 á rñiéñ?6*i n d ígen a y campesino. Es evidente el sustrato campe-

sino de los asentamientos en las tierras comunales y otros sitios. . .t


Cortés y Lanazobservó que, de todo el occidente, Santa Ana era el
l'
único lugar donde la mayoría de la población ladina vivía en las .

iaciendas, aunque probablemente como anendatarios o aparceros i.*r,


lás que como jornaleros a tiempo completo. ..,..u.i

Conclusión :" :1 "¡

El Salvador consistió en unas 200 hacien-


I-a herencia colonial de
:as grandes y quizá otras tantas de mediana extensión, pero sus
b con :ropietarios nunca pudieron incorporar o subordinar completamen-
Ia tierra. A medida que Ie a una
p;ifñ indís_e$:as se eslnos, {&\'
,""\*
..r*'*
}¿

r{ ; i,
I i +¡*T,
,*: t.d
)
-j. t.
tierras
en las comunidad3l pt:pit:utllsde
inclependiente a la tier-ra y
agrícola' Si bien los ter-ratententes
o en varias zonas de frontera
recibieron incentivos y con-
comerciantes de 1a era coloniallardía de
estado' especialmente a través del trabajo tbrzado
cesiones del para el mer-
Ios inclígenur. puOi"'un Oesplazar la producción
cado de Io,
'on"u
| tu' óo-uniáades ni monopo"-'*,:'-i":::
una autonomla
"ur,lp"'iJ*
;-;.i" tierra' t-o' to*pttir'o1,c^onservárony paternalista que
significativa por medio de
la protección legal
a 1as limitaciones al
poder de las elites íst-
otiecía la corona, """¿"
comerciales de muchas comunida-
micas y las antiguas actividades republicana' los
Ia era
cles campesinas' Cuando comenzó grandes
rle El Salvador controlaban
campesinos ladinos I i'Ai*"'''u'
propieclad y costumbr: dt lt":El:::'
zonas por medio Ot iitt.rroJ¿e tierras il su
de haciendas no había impediclo su acceso a las
tema partici-
para su subsistencill.,l"
p;rpacidacl cie proclucit alimentos impor-
tru, to to*""iot' Este tue un punto de partida
"n ".ororniu después de 1a independencia'
'i;;'q.i";;t, "i"t'"oo

'72
pades Plopietarias de tierras
LSi Uien los terrqtenientes Y
con-
Irecibieron incentivos Y
[aves del trabajo forzado de
Lr la producción Para el mer-

ffiern¿roñffit autonomía
que
hOn t.gut Y Paternalista
hn", al Poder de Ias elites íst-
hiul.t de muchas comunida- NOTAS
los
¡ó la era --repuq-licana'ñd"t . \\ olf. "Types of l-atin Anlerican Peasantries".
E¿"r¡"t "*"of, ná" ct" ,t !r)lórzalto Fonseca, "Las comuniclatles indígenas": y Solórzano Fonseca' "Centroamórica
ld v costuryIIgdgJ§g' El sis- i :i:tlo x\illl".
rflrrme de 1782 c¿rlculaba clue clos tercios de la c:osecha provenía dc protluctores de entre
5";;;; a las tierras ni su . rrl libras. \'er: Smith. "lndigo Production", 186. 197

f su subsistencia Y de Partici- :
' \t¡rie, EstrucfLtru agrario. 1O 1 1 .
.lf Ller N{o1ina. "Colouring the World".
l. un punto de Partida imPor- . .r. .Los comerci¿urtes gu¿rtemaltecos". 33; Pinto Soria, Rar:¿.i liisttirit:us, i22. n. ll4:
) it d.p"ndencia. Cotnpenclirt 2l: F'ernández Molina. "Colouring the World"' 181'
::.''.
- ,.,.nin-!,. El Salvador.T6-79.Veren"'I'ítuloejidal deSanMiguel",unconflictosemejanteen
.r: .ercanÍas clc la ciudacl de San Miguel, que lJevó al reconocimiento olicial de la usurpación,
ie¿lizada pot las hacientlas, de los ejidos de la ciudad (mecanografiado' I 803, BC) '
E Fiehrer. "The Baron de Carondelet". 176 77.
9 Schelzer. Irar,¿1s. 1:130 31.
10 Fiehrer. "The Baron de Carondelet", 16,1.
11 Ciortés y Larraz. D e s c ríp ción. g, e o gr dli c o - tn o r a l, pas si nt.
Fiehrer. ''The Baron de Carondelet", 181: Felnández Molina,
''Colouring the World"^ 119- 132-
12
13 Fernánclez Molina, "Colouring the World", 173,115-71 .
t4 Larrazába1, "Apuntamientos sobre la agricultura". 4'{.
i5 Fernández Molina, "Colouling the World". 125.
16 Ver: F-iehrer. "The Baron de Carondelct", 232
t7 Ver: Monterrey, Historia tl¿ El Sttlva.dor,l:52-53.
l8 Fiehrer. "The B¿ron de Carondelet". 155
19 Solano" "Tierra. comercio. y sociedad".
20 Monterrev, Historia ¿le EL Stl.vodor, l:5)..
2t Laruaz.ábal, "Apuntanlientos sobre Ia agricultura". 49
'! 22 Browning, El stlvador, lJ4: Pinto Soria. Estrut:turtt agraria, 10, n. 30; cc»tés y Larraz.
De sr:ripc ión geo g rtÍJico iloral, inserttl.
23 Rubio Sánchez. Hi.str»ia; Squier, A¡o/es on CenfrtLl America.Scheruer,Ti'ttvels'
24 Sr¡ith. "Fo¡ced Labor".
25 Barón Castro. La poblat'ión de El Salvador.23l.
26 Fiehrer. "The Baron de Carondele¡", 196.
27 Gutiénez y Ulloa. Esta.do Gettcral.
28 Pinto Soila. Raíces hi,stóricas. 85, n. 1-56.
29 Brorvning, Et Sah,a.do r, 81.
30 ots Capdequí. Españu en AnéticcL. cap. I: Ots Capclequí, Nuevos as4teckts. Il0-241-42. L¡¡s
títr¡los cle piopiedad de las tierr¿rs cornun¿rles en Guatenlala se analizan en: Martínez. Ltt p,trriu
¿kl criollo, cap. 4. \rer tar¡bién: F'onseca. Co,sÍa Rit:a colt¡nial- caps. 2 4.

73
192-93'
31 Wortman, Governtnent and Soc¡ety in Central America'
32 Browning, El Salvador, 96-701'
33 Pinto Soria, Guatemala en la décacla de la independencia'
1l' 46-47 ' t' 16; Torres Rivas y
118, nn. 7-8, 10; Flores Macal' "La hacienda"'
P'into, Probllr*os,
3+ )uar'os,Compendio.20.
..The
. 1^.-.^..:^^..^.ánnar
Central Arnerica; Cardona Lazo,
35 Ver: Fiehrer, Baron de Carondelet,,; Macleod, Spanish
f"*¿'¿"' Moiina' "Colouring the World 176-77'
Monosrafías departamentales,iii; "
36 ftorlJVacat. "La hacienda"' 360-6l '
37 PintoSoria, Raíceshistórica''*"iü**Uttdstro'LapoblacióndeElsalvador'368-69'n'5'
de r787' cita
la peña.'. San sarvador. I 8 de diciembre
38
39
:,'i:H-;í,::J;::ft iiÍ:$r1iz de
agrarirt' 33.' n'. 21.
do en Pinto Soira' Estructura ,-^^..
lndlgenas
40 V.r, Solórraro Fonseca"'Las comunidades ,. ., "^^i.,1^^" 332'
comercio y sociedad
312-
Solano"'Tierra'
47 Gálvez. "RelaciOn geografica'; "

74

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