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201712237
Resumen
Sin embargo, los estudiantes de Malinowski y Radcliffe-Brown eran más abiertos a estos
nuevos cambios, y parecía más fácil para ellos considerar los nuevos enfoques de la disciplina.
Un ejemplo de estos es Raymond Firth, quien vio cambio social durante su trabajo de campo y
establece que el individuo es un agente clave en este cambio. Su trabajo teórico plantea la
posibilidad de establecer que hay una flexibilidad en la sociedad. Sin embargo, debido a que el
funcionalismo estructural era aún tan prominente, también incluyó nociones de función y
estructura. En otras palabras, Firth propone un elemento nuevo que tiene en cuenta el
dinamismo de la sociedad, sin rechazar necesariamente lo que ya se había planteado sobre su
organización. En general, Firth afirma que las acciones no siempre siguen las normas
establecidas, sino que se someten a las decisiones estratégicas de contextos particulares.
La Universidad de Cambridge fue una de las instituciones que presentó mayor reto
directamente al funcionalismo estructural. En Cambridge se concentraron muchos de los
estudiantes de Malinowski, quienes consideraban las acciones individuales más allá de las
totalidades determinantes de las sociedades. La universidad no contaba con mayores avances
frente al cambio teórico antes de la dirección de Meyer Fortes, asumida en 1950. Aunque hubo
varios antropólogos en la institución que propusieron teorías individualistas que se separaban
mucho del funcionalismo estructural, no se creó realmente una escuela específica. Una de las
estudiantes de Malinowski que propuso ideas individualistas en Cambridge fue Audrey
Richards, quien defendía que los procesos sociales son demasiado complejos como para
clasificarlos de manera determinantes. Otro grupo de antropólogos que permitió deconstruir la
idea del funcionalismo estructural se centró en lo que se llamó la antropología política, que
analizaba lo que ocurría en la práctica política real, no lo que se decía dictaban las normas
políticas. Dos de ellos fueron Leach y Barth, cuyos trabajos tienen un enfoque analítico grande
que analiza las tensiones y los conflictos en la política.
La aproximación de Leach es novedosa ya que dice que ni los mitos ni los procesos
políticos (ni, por ende, la relación entre ellos) son estables, sino abiertos a interpretación. En su
libro, Leach muestra como la organización de los Kachin osciló entre un modelo igualitario y
otro jerárquico a largo plazo y atribuyó elementos situacionales a la justificación de ambos
modelos. Además, Leach comenta que los modelos son idealizaciones que, aunque útiles, no
necesariamente determinan las acciones en la sociedad. Se muestra, entonces, el espacio que
hay en la sociedad para las decisiones y operaciones individuales.
Estefanía Bohórquez
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Por otro lado, la aproximación de Barth, estudiante de Leach, busca plantear la política
como un proceso encaminado por los objetivos y las operaciones individuales de las personas
(transaccionalismo). En sus aportes, la estructura social no tiene protagonismo, sino que es un
fenómeno secundario de las decisiones individuales. Básicamente, no se le da a la estructura un
papel explicativo frente a los fenómenos sociales (las cosas no ocurren por haber una estructura
determinada). Además, Barth planteó que la identidad étnica es manipulada por diversas
razones y es una categoría de significado. Barth, entonces, entiende que las características de
una sociedad se reconocen en contraste con las de otra sociedad, pero que estas características
pueden cambiar, no son estáticas y además están atadas a las situaciones contextuales de
determinado momento.
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simbólico, mezclándolos con la integración social. Además, Turner plantea que la integración
social no se puede dar por sentada y es problemática. Dijo que los humanos construyen vida
social contra las fuerzas naturales que representan amenaza para él; los símbolos permiten la
organización de la solidaridad, y se usan para reproducir el orden social.
Por otro lado, Mary Douglas, quien generó trabajos africanistas y fue estudiante de
Evans Pritchard. Debido a sus debates con antropólogos de otros países, Douglas es vista como
in puente entre las líneas francesa y británica de la antropología. Su trabajo combina las líneas
estructuralista y simbólica con modelos de estructuralistas y psicoanalíticas. Douglas conecta
las instituciones y los símbolos, que entiende como los medios de clasificación social que
distinguen y separan categorías. Este sistema, dice Douglas, refleja el orden de la sociedad,
aunque algunos fenómenos no caben en la clasificación (resultan amenazas para la estabilidad
social). La antropóloga dice que muchos eventos en las sociedades parecen ambiguos o no
comunes, por lo que su interpretación es compleja, y se usan conceptos como “pureza” y “tabú”
para crear juegos que permiten organizar el mundo y reducir las ambigüedades cotidianas. Las
reglas que evitan anormalidades forjan una idea de normalidad, lo cual fortalece la unión y el
consenso grupal. Douglas plantea la distinción, por ejemplo, de lo sucio y lo puro (desorden
versus orden), donde el desorden tiene que ser controlado. En los rituales, se permite la
creación y recreación de lo puro y lo sucio, lo que permite reforzar los valores de las sociedades,
para entrar en relación con el mundo. En comunidad, Douglas explica que las prohibiciones
ancestrales tienen diferentes categorías que, por ejemplo, definen lo que se puede comer o no.
Estas prohibiciones permiten organizar y clasificar el mundo para crear una realidad en la que
nos sentimos más seguros.