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La violación de tipo sexual es una agresión, que se produce cuando una persona tiene acceso
carnal hacia otra, mediante el empleo de violencias físicas, psicológicas o amenazas. La violación
sexual tiene una importancia relevante en el esquema jurídico nacional u internacional, siendo
considerado un delito grave porque compromete una serie de amparos que forman parte de los
derechos fundamentales del ser humano, uno de ellos, la dignidad.
La problemática relacionada a este delito está basada en que la gran parte de los casos de violación
sexual a menores de edad quedan exentos de responsabilidad penal, cada vez en que la víctima
trata de superar aquellos momentos espantosos, lesiones psicológicas o se separa de los hechos
perdurables de su agresor, el hecho delictivo se encuentra prescrito.
En el presente trabajo citaremos el informe del periodista Pedro Salinas que publicó en el año
2002 la novela “Mateo Diez”, en la cual recrea la férrea disciplina en la que eran adoctrinados los
jóvenes aspirantes del Sodalicio de Vida Cristiana, una comunidad religiosa fundada en 1971
por Luis Fernando Figari que solía reclutar jóvenes de clase media y alta, posteriormente a la
publicación, Salinas recibió una serie de denuncias de ex sodálites comentándole que fueron
víctimas de abuso sexual. Salinas recopiló los casos, los investiga junto a la periodista Paola
Ugaz, y publica los testimonios en el libro “Mitad monjes, mitad soldados" en octubre del 2015.
A raíz de esta publicación, los periodistas recibieron más denuncias de abuso sexual.
Las denuncias de abuso sexual ponen los reflectores sobre esta comunidad religiosa, También se
revela se conocieron denuncias en contra Germán Doig, quien fue vicario general del Sodalicio y
de Luis Figari, en el año 2008. Sin embargo, en noviembre del 2015 la propia comunidad decide
conformar una Comisión de Ética para que investigue las denuncias, concluyendo así que Figari
y un grupo de jerarcas del Sodalicio tiene responsabilidad en los casos de abuso físico, psicológico
y sexual, llamando a adoptar la mayor sanción moral e institucional para los responsables.
En el Perú existen casos que se han quedado en la impunidad, porque las personas que han
cometido el delito de violación se han dado a la fuga, con el objetivo de que prescriba y se archive
la causa, es decir, no se está reparando adecuadamente el daño que les causan a las víctimas de
violación, de tal manera que se está aplicando un proceso penal imperfecto, puesto que dejan
huellas imborrables en la víctima.
La prescripción a menudo se justifica desde la perspectiva del acusado para que pasado un cierto
tiempo de cometido un ilícito, pueda simplemente “continuar con su vida”, sin temer ser
perseguido penal. Desde una perspectiva práctica, también se señala la dificultad de investigar
crímenes mucho tiempo después de que han ocurrido, y el consiguiente riesgo para el debido
proceso del acusado (por ejemplo, la pérdida de pruebas que acrediten su inocencia o justifiquen
su conducta). Se sabe por la irretroactividad de la ley estos delitos de violación sexual perpetuada
a lo largo de la década de los 70, 80, 90 e incluso 2000 e incluso mucho antes de este siglo, se
procesará con la normativa que se regía cuando estos actos fueron realizados, siendo así la
mayoría de estas denuncias e de haber prescrito por la normativa de dicha época, siendo así nos
evocaremos en la prescripción de estos delitos según su normativa.
Según diversos estudios, se ha demostrado que las victimas demoran un cuantioso periodo de
tiempo, para que puedan revelar la violencia sexual sufrida a su entorno familiar, y se demoran
mucho más en denunciarlos, y esto se debe a que tienen temor hacia una probable reacci6n
negativa en el entorno familiar, social o de su propio abusador.
1. SODALICIO EN EL PERÚ:
Los inicios del Sodalicio se remontan a finales de la década de los 60, un tiempo de crisis, de
cuestionamiento de estructuras y problemas sociales. En este contexto la Iglesia acababa de
concluir el Concilio Vaticano II y junto con las riquezas y la renovación que había traído esta
intensa experiencia eclesial, se presentaron las primeras expresiones de una dolorosa crisis en el
Pueblo de Dios, “falta de fe”. Era un tiempo de búsqueda en el que un grupo de jóvenes en el Perú
buscó respuestas a las interrogantes del ser humano.
Es así que el padre “Haby” -superior de la comunidad marianista en el Perú-, empieza a reunirse
con un grupo de jóvenes, la gran mayoría alumnos egresados del Colegio Santa María. Entre ellos
estaba el todavía estudiante de derecho Luis Fernando Figari, este abandona los estudios, se
decide por la teología, junto a Haby y cinco amigos más, fundan el Sodalicio el 8 de diciembre
de 1971: “Sodality”, del latín sodalis, comunidad; es el nombre con el que se conoce la perspectiva
de concebir a la iglesia como una “familia espiritual”. Y la familia espiritual empezó a crecer.
Figari desarrolló un complejo sistema de valores en el que la obediencia total era la premisa, y
por ello, la “militarización” del Sodalicio. El fundador había sido prácticamente elevado a la
categoría de místico, esto llego a que pueda manejar sus oscuros y abominables objetivos.
El problema del Sodalicio, sin embargo, no es para nada nuevo, aunque se haya mantenido por lo
bajo desde hace más de una década. Durante los años oscuros, dos fuentes resultaron
fundamentales para desenmarañar la compleja red que el Sodalicio había tejido; una es el ya
mencionado Pedro Salinas, quien a través de su novela “Mateo Diez” empezó a revelar, bajo las
licencias que permitían la escritura ficcional, algunos de los abusos cometidos por el Sodalicio, y
la segunda es el ex sodálite Martín Scheuch, quien en su blog “Las Líneas Torcidas”, inició una
serie de publicaciones en torno a los crímenes sexuales de algunos altos jerarcas de la institución
católica.
En mayo de 2011, la primera denuncia formal que se conoce de abuso sexual perpetrado por Figari
fue hecha por un ex miembro de un grupo juvenil del SCV. Como ha sido informado
públicamente, esta primera acusación no fue hecha al SCV sino al Tribunal Eclesiástico
Interdiocesano de Lima (Tribunal), el cual, a su vez, envió el testimonio a la Congregación para
los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), el Dicasterio
de la Santa Sede que maneja esos asuntos para las congregaciones religiosas. Para septiembre de
2011, el Tribunal había recibido otras dos denuncias contra Figari y también las envió a la
CIVCSVA.
En esa misma época, mayo de 2011, el Superior general del SCV, Eduardo Regal, se enteró
informalmente de que una acusación en contra de Figari había sido presentada directamente por
una víctima al Tribunal. Regal escribió al Tribunal y le solicitó los detalles de la denuncia, pero
no se le proporcionaron las informaciones. El 2010 Regal también había escuchado de un sodálite
que había sido abusado sexualmente por Figari, pero el sodálite no quiso hacer una denuncia
formal (escrita) contra Figari. Regal confrontó a Figari, quien negó la acusación. Para esa fecha,
Regal y otros en el Consejo Superior se encontraban extremamente preocupados por el
comportamiento y las acciones de Figari, particularmente por su maltrato y abuso de los hermanos
en la comunidad y personas en la familia espiritual del SCV. Ellos creían que la conducta de
Figari, que era bien conocida por muchos de los miembros, era totalmente incompatible con la
vida de un sodálite. Como resultado, Regal tomó el paso radical y sin precedentes de pedir a Figari
que se retirara de la vida pública para llevar una vida de conversión, retiro y oración. Le prohibió
aparecer en actividades públicas del SCV, del Movimiento de Vida Cristiana o en los eventos de
la familia SCV, le prohibió presentarse a sí mismo como autoridad del SCV o en representación
de la misma, así como asistir a Misas de aniversario o Misas públicas, publicar libros nuevos y
participar en el Consejo Pontificio de Laicos. Pero los demás miembros de la comunidad no
conocían estas medidas y creían que su retiro obedecía a motivos de salud.
En noviembre de 2011 y nuevamente en octubre de 2012, Regal viajó a Roma a entrevistarse con
la CIVCSVA y con canonistas en referencia al caso canónico contra Figari. También continuó
tratando el asunto con la Arquidiócesis y el Tribunal. En abril de 2013, después de haber sido
elegido Superior general, Alessandro Moroni recibió de un sodálite sacerdote los testimonios de
cuatro sodálites acusando a Figari de diversos abusos. Moroni buscó la guía de varios canonistas,
líderes religiosos y un experto en abuso en Instituciones Católicas respecto a cómo proceder con
las víctimas y el asunto Figari. En octubre del mismo año, ese sodálite sacerdote, presentó una
petición ante el Tribunal solicitando una investigación de la conducta de Figari. El Tribunal envió
esta petición a la CIVCSVA en diciembre de 2013.
A inicios de 2014 Moroni se reunió con el Arzobispo José Rodriguez Carballo, Secretario de la
CIVCSVA y con el P. Orlando Manzo, oficial de ese dicasterio, respecto a Figari. En junio de
2014 Moroni recibió nuevos testimonios de dos sodálites acusando a Figari de abuso sexual.
Después de consultar a su Consejo Superior y autoridades vaticanas, Moroni tomó acciones
adicionales contra Figari ordenándole abandonar Lima y reubicarse en una comunidad sodálite
en Roma donde permanecería en aislamiento. En abril de 2015, cuatro años después de que el
primer testimonio contra Figari fuera enviado por el Tribunal a la Santa Sede, la CIVCSVA
nombró al Obispo de Chota, Fortunato Pablo Urcey, OAR, como Visitador Apostólico en el SCV
para investigar las acusaciones concernientes a Figari. El Visitador completó su informe en
febrero de 2016. (Salinas, 2017, p. 34-35).
MARCO TEÓRICO
1. VIOLACIÓN:
La violación es un tipo de agresión que se refiere a la acceso carnal -sexo oral, penetración genital,
coito vaginal o coito anal - realizado contra la voluntad de una persona por medio del uso de la
fuerza amenaza, el alcohol, las drogas, la intimidación, la presión o la autoridad.
En otro ámbito aquellas personas que incurren en la comisión del delito de violación sexual,
toman en consideración la convergencia de varios factores, tanto de orden endógeno (todo lo
relacionado a la salud física y mental del individuo) como a los de carácter exógeno (todo aquello
que rodea al individuo y que en un momento dado puede ejercer influencia sobre él). En principio
señalaremos que el violador generalmente es una persona común y corriente que no llama la
atención, al contrario, es amable y empático con las personas puesto que busca entablar una
relación de confianza con su víctima. Algunos expertos han considerado a través de la historia
que estos sujetos sufren de algún tipo de complejo; rencor hacia la sociedad; es probable que haya
sido abusado en su niñez; que manifieste algún tipo de trastorno en su estructura psíquica producto
de una condición de naturaleza biológica o producto de la injerencia de algún tipo de droga.
Con respecto al delito de violación se plantea que (…) son los que sancionan las
vulneraciones a este bien jurídico, al prever comportamientos que van en contravía de ese
derecho de las personas de disponer de su cuerpo con fines erótico sexuales, ya que al
utilizar medios coercitivos que impiden el libre ejercicio del derecho para aceptar o
rechazar cualquier tipo de actividad sexual se invade la órbita de protección de ese bien
jurídico. (Torres, 2011, p. 875)
La violación implica una actitud de abuso de la libertad de otro, pues se actúa en contra
de su voluntad. Para que el acceso carnal sea penalmente relevante, éste tiene que ser
concretizado con la intención por parte del agente de involucrar a otra persona en un
contexto sexual, utilizando la violencia o grave amenaza que sea eficaz para doblegar su
voluntad, por tanto, requiere necesariamente del dolo, entendido con la conciencia y
voluntad del sujeto activo de realizar el comportamiento que la norma califica como
delito. (García, 2004, p.206)
Con estas definiciones se concuerda que esta figura delictiva atenta contra un derecho humano
fundamental que es la libertad de elegir libremente la persona con quien se desea sostener
relaciones sexuales. Por los aspectos narrados es por cuanto se considera que al ser un delito que
afecta gravemente a las personas es que su acción para el juzgamiento debería ser imprescriptible.
En el Perú el delito de violación de la libertad sexual está ubicado capítulo IX del Título IV,
Delitos contra la Libertad, en el artículo 170 y siguientes del Código Penal. Este tipo ha sido
modificado innumerables veces.
Es la sanción jurídica que opera en un proceso penal por haber transcurrido un plazo determinado
lapso de tiempo sin que se haya enjuiciado a un imputado, o bien, sin que se haya hecho efectiva
la aplicación de la condena a un sentenciado, esto es produce la extinción, tanto de la acción -
prescripción de la acción penal-; y de la pena -prescripción de la pena.
La prescripción es un plazo de tiempo establecido en la ley dentro del cual los órganos
jurisdiccionales pueden iniciar el proceso, pero, finalizado este plazo de tiempo, ya no se
puede perseguir el delito. La prescripción también se puede aplicar con referencia a la
ejecución de la pena, consiste en el plazo que establece la ley para exigir el cumplimiento
de una pena, luego hacerse impuesto la sentencia respectiva. (Arias, 2008, p. 476)
Para el maestro Bramont Arias, se da plazos para la prescripción de una pena esto es, se
fundamenta en razón de seguridad jurídica. Puesto que se trata de impedir el ejercicio del poder
punitivo, una vez que han transcurrido determinados plazos a partir de la comisión del delito.
Tal como nos narra Iván Meini, la prescripción de la acción penal no extingue la acción penal,
ni el delito, ni la responsabilidad penal; únicamente la obligación estatal de perseguir y
pronunciarse sobre un hecho penalmente relevante. En pocas palabras, la prescripción de la
acción penal es una condición que impide la persecución penal.
Aquellos hechos que, por su entidad y significación para la comunidad humana, no dejan
de ser vivenciados como gravísimos por el transcurso del tiempo ni por sus protagonistas
ni por los afectados ni, en fin, por la sociedad toda no deben ni pueden beneficiarse con
límites temporales para su persecución y sanción (Horvitz 2006, p. 283).
En estos supuestos, claro está, la idea de justicia aparece antes y por encima del criterio de la
seguridad jurídica, se debate mucho más que la naturaleza jurídica de la prescripción, y las
consecuencias que acarrea una u otra teoría invocada al efecto, la imprescriptibilidad, por lo
menos de las acciones u omisiones con grave desvalor social y jurídico como es el caso de los
delitos de violación de la libertad sexual.
Lo anterior supone la existencia de ciertos delitos de naturaleza distinta a los comunes, lo cual es
una realidad constatable, pues, así como existen los delitos comunes, también existen los llamados
delitos terroristas, delitos políticos, delitos contra la humanidad, y en este caso el delito contra la
libertad sexual, Chichón en cuanto nos menciona que todas aquellas atrocidades cometidas en el
pasado deberían ser penalizadas, puesto que no es justo que con el pasar del tiempo un delito
quede impune.
En países como Suiza e Inglaterra la acción penal en los delitos de abuso sexual infantil resulta
imprescriptible. Del mismo modo ocurre en 21 estados de los Estados Unidos. Y en América
Latina el Estado mexicano de Oaxaca ha sido el primero en declarar la imprescriptibilidad en el
año 2010, dentro del marco de delitos sexuales se contempla la corrupción de menores,
pornografía infantil, hostigamiento y violación.
Según nuestra Constitución, la imprescriptibilidad penal se aplica para los delitos internacionales
más graves como los crímenes de lesa humanidad (genocidio, desaparición forzada o torturas), y
según la última modificación del Código Penal, -mediante la Ley Nº 30838- la violación sexual,
la trata de personas, la esclavitud y las ofensas al pudor público, se declaran delitos
imprescriptibles. (Véase, Artículo 88- A: Imprescriptibilidad de la pena y de la acción penal -
La pena y la acción penal son imprescriptibles en los delitos previstos en los artículos 153, 153-
A, 153-B y 153-C y en los capítulos IX, X y XI del Título IV del Libro Segundo del Código Penal).
3.1. Figuras delictivas a las que se aplicaría la imprescriptibilidad:
Conforme a lo señalado por los tribunales internacionales y nacionales la imprescriptibilidad
debe estar reservada para casos excepcionales, en este sentido, se busca que los delitos que
sean incluidos en este supuesto guarden las siguientes características:
a) Sean delitos en los que se afecte la indemnidad sexual de menores de edad.
b) Cuando se trate de los casos más graves.
Con respecto al primer requisito, este se encuentra relacionado al bien jurídico, en este caso
referido a la indemnidad sexual de menores de edad, la que se diferencia a su vez
adolescentes mayores de 14 y menores de 18 años y los mayores de edad.
Cabe señalar que mientras que la libertad sexual se entiende como la capacidad, la no está
en condiciones de decir sobre su actividad sexual.
En eses sentido al tener como bien jurídico la indemnidad sexual, lo que se pretende es
resguardar el normal desarrollo de la sexualidad (de menores de edad). En cuanta esfera
que se pueda ver comprometida como consecuencia de relaciones sexuales prematuras:
por ello se prohíbe las interacciones sexuales con menores de heded en la medida en que
estas pueden afectar el desarrollo de su personalidad y producir alteraciones importantes
que incidan en su vida o equilibrio psíquico. (Proyecto de ley 2949-2017)
Artículo 1740: Cuando, por cualquier causa, aun sin culpa grave del interesado,
el ministerio de un párroco resulta perjudicial o al menos ineficaz, éste puede ser
removido de su parroquia por el Obispo diocesano.
Ahora bien siguiendo la legislación del Código Canónico también usan la prescripción, esta es
muy frecuentada debido a que en casos como violaciones, la Iglesia opta por usar esta vía con el
fin de no sancionar a sus apóstoles.
Artículo 197: La Iglesia recibe, tal como está regulada en la legislación civil de
la nación respectiva, la prescripción como modo de adquirir o perder un derecho
subjetivo, así como de liberarse de obligaciones, quedando a salvo las
excepciones que determinan los cánones de este Código.
Hay que recalcar que en el mismo Código Canónico se refiere a negar una prescripción si se
tratase de un delito del derecho común, lo que podemos interpretar como “violación sexual”.
Artículo 1362: La acción criminal se extingue por prescripción a los tres años,
a no ser que se trate:
…
3.- de los delitos que no se castigan por el derecho común, si la ley particular
determina otro plazo para la prescripción.
Ahora bien, la cuestión a nivel mundial es la forma en cómo sanciona la Iglesia, pues en diversas
acusaciones hace “caso omiso” a las denuncias, esto es debido a que La Santa Sede ha sostenido
en los últimos años que no se le pueden responsabilizar en los casos de pederastia cometidos por
sacerdotes en todos los rincones del mundo, que únicamente puede responder de los abusos
sexuales cometidos por sacerdotes dentro de los minúsculos 0,44 kilómetros cuadrados que ocupa
del Estado Ciudad del Vaticano y donde tiene jurisdicción.
Sin embargo, la ONU no lo considera así, en un informe sobre los casos de pederastia en la Iglesia
ha dado a conocer el Comité de Naciones Unidas contra la Tortura, este organismo sostiene que la
responsabilidad del Vaticano no se puede limitar a lo que ocurra dentro de los 0,44 kilómetros
cuadrados de sus propias fronteras, sino que tiene que responsabilizarse con lo que sus sacerdotes
hagan en terceros países.
Cabe recalcar que uno de los pactos que firmo la Iglesia fue la Convención contra la Tortura y
Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y, al hacerlo, asumió que "todos los
funcionarios públicos o personas que actúen con capacidad oficial" deben cumplir con las
obligaciones contraídas en ese texto. Y eso también significa, que el Vaticano está obligado a
tomar medidas para controlar y evitar que su personal cometa o consienta más actos de tortura.
Para el comité de las Naciones Unidas el Vaticano está obligado a informar a las autoridades
civiles de cada país de los abusos cometido por sacerdotes, para que estos sean juzgados. Y no
sólo eso: el organismo de la ONU considera que las víctimas de abusos deben de ser
indemnizadas, independientemente de que los responsables de los mismos hayan sido juzgados o
no.
Uno de los problemas que nos tocó desembrollar en el presente caso es cómo corroborar que las
víctimas han sido abusadas, en el caso de la imprescriptibilidad como sabemos en este caso han
pasado más de 20 años, esto es no se puede guiar con un médico legista.
Ahora bien, como sabemos existen otras pruebas que se pueden aplicar una de ellas es la Prueba
Psicológica, pero para poder usarla se tiene que manejar el uso de buenos métodos que corroboren.
Así, pues, la evaluación psicológica tiene por objeto el estudio, análisis y valoración de las
características psicológicas de un sujeto y de su comportamiento. Pero tengamos muy en cuenta
que la conducta o el comportamiento de un determinado sujeto o persona se encuentran
mediatizado por otras diversas variables
Esta búsqueda por parte del Derecho, en términos del establecimiento de un nexo
causal entre los hechos investigados y el daño, levanta discusiones que pueden ser de
orden epistemológico, técnico e incluso ético. Al respecto, la psicología concibe a su
objeto de estudio como un sujeto complejo e indivisible, resultado de la relación de una
multiplicidad de factores intervinientes en su configuración. Este marco básico de
comprensión de la esencia de la naturaleza humana, define en sí mismo la imposibilidad
de establecer la idea de una causalidad única y lineal en cualquiera de sus esferas. (Oletti
, Huerta, Vásquez, Fernández, Aedo, Fuenzalida, Leiva, Vergara , Aliste Sánchez,
Donoso, Arias, Rojas y Muñoz, 2010, P.85)
Aunque la credibilidad del testimonio se puede analizar por diferentes métodos, el campo en el
que se encontraron los resultados más fiables es en el análisis de contenido de la declaración. En
la base de este tipo de análisis se encuentra la premisa de que la propia declaración por sí misma
contiene indicios que pueden mostrar si un mensaje es verdadero o falso. para determinar la
validez de la misma, que se explican a continuación:
Steller y Köhnken en 1994, propusieron un sistema integrado de categorías que tiene por
objeto la evaluación de las declaraciones, principalmente cuando nos encontramos ante
menores víctimas de abusos sexuales.
5.1.3. DISOCIACIÓN:
Es un mecanismo por el que la víctima permanece apartada del trauma sufrido, bajo la
forma de una despersonalización o de un embotamiento físico y/o emocional que impide
la experimentación de dolor, y se traduce por una disrupción en la unidad de la conciencia
y de la identidad, con funciones mentales separadas que operan de forma autónoma con
grupos de memorias, sentimientos y percepciones independizadas en compartimentos.
Las consecuencias clínicas de todo ello son alteraciones en la identidad, con cambios
notables en la conducta, ausencia de reconocimiento de objetos y escritos como propios,
y distorsiones en el continuo del tiempo.
6. RESPONSABILIDAD:
Un componente clave para proporcionar justicia a las víctimas de abuso es asegurar que los
agresores, los que permitieron o protegieron a esos agresores, e incluso aquellos cuyo deber era
responder a las acusaciones, asuman la responsabilidad de sus acciones, inacciones o decisiones.
Los agresores que son miembros de comunidades religiosas pueden ser hechos responsables de
varias maneras, por ejemplo, a través de un proceso criminal dentro del estado o país en el que la
falta ocurrió, a través de una acción civil, una acción administrativa de la congregación religiosa,
o a través de procedimientos disciplinares del sistema canónico de la Iglesia Católica.
Como se señaló en la Sección I, de los siete miembros del SCV acusados de abuso sexual de
adultos, uno ha fallecido y dos ya no son sodálites. Por lo tanto, el SCV no puede hacer que
asuman responsabilidad por sus delitos. De los cuatro agresores que siguen siendo sodálites, uno
ha sido retirado de la vida comunitaria por el Superior general con el consentimiento de la Santa
Sede. Dadas las circunstancias de las inconductas que involucran a los otros tres responsables, no
se pudo imponer medidas canónicas. Todos ellos se han disculpado con sus víctimas.
Dos de los once sodálites que fueron acusados de haber abusado física o psicológicamente
de otros ya no están en el SCV y por lo tanto no están sujetos a ninguna pena canónica.
Por distintas razones, las sanciones canónicas no se aplican a los nueve sodálites que
siguen perteneciendo a la comunidad. Las autoridades del SCV han revisado las
denuncias hechas contra cada una de estas personas y han tomado medidas
administrativas adecuadas a sus acciones, con el objetivo de prevenir futuros abusos y de
asegurar que asuman la responsabilidad por su comportamiento abusivo. Cada agresor ha
recibido o recibirá una capacitación específica sobre la conducta esperada de un sodálite.
De los nueve que todavía son miembros del SCV, los cuatro que eran superiores o
formadores han sido removidos de esos puestos de servicio. Cinco de estos sodálites
nunca han ocupado cargos de autoridad. Todos son supervisados de cerca por sus
superiores locales. (Salinas, 2017, pp. 42-43).
7. CONCLUSIÓN: