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INTRODUCCIÓN

La violación de tipo sexual es una agresión, que se produce cuando una persona tiene acceso
carnal hacia otra, mediante el empleo de violencias físicas, psicológicas o amenazas. La violación
sexual tiene una importancia relevante en el esquema jurídico nacional u internacional, siendo
considerado un delito grave porque compromete una serie de amparos que forman parte de los
derechos fundamentales del ser humano, uno de ellos, la dignidad.

La problemática relacionada a este delito está basada en que la gran parte de los casos de violación
sexual a menores de edad quedan exentos de responsabilidad penal, cada vez en que la víctima
trata de superar aquellos momentos espantosos, lesiones psicológicas o se separa de los hechos
perdurables de su agresor, el hecho delictivo se encuentra prescrito.

En el presente trabajo citaremos el informe del periodista Pedro Salinas que publicó en el año
2002 la novela “Mateo Diez”, en la cual recrea la férrea disciplina en la que eran adoctrinados los
jóvenes aspirantes del Sodalicio de Vida Cristiana, una comunidad religiosa fundada en 1971
por Luis Fernando Figari que solía reclutar jóvenes de clase media y alta, posteriormente a la
publicación, Salinas recibió una serie de denuncias de ex sodálites comentándole que fueron
víctimas de abuso sexual. Salinas recopiló los casos, los investiga junto a la periodista Paola
Ugaz, y publica los testimonios en el libro “Mitad monjes, mitad soldados" en octubre del 2015.
A raíz de esta publicación, los periodistas recibieron más denuncias de abuso sexual.

Las denuncias de abuso sexual ponen los reflectores sobre esta comunidad religiosa, También se
revela se conocieron denuncias en contra Germán Doig, quien fue vicario general del Sodalicio y
de Luis Figari, en el año 2008. Sin embargo, en noviembre del 2015 la propia comunidad decide
conformar una Comisión de Ética para que investigue las denuncias, concluyendo así que Figari
y un grupo de jerarcas del Sodalicio tiene responsabilidad en los casos de abuso físico, psicológico
y sexual, llamando a adoptar la mayor sanción moral e institucional para los responsables.

En el Perú existen casos que se han quedado en la impunidad, porque las personas que han
cometido el delito de violación se han dado a la fuga, con el objetivo de que prescriba y se archive
la causa, es decir, no se está reparando adecuadamente el daño que les causan a las víctimas de
violación, de tal manera que se está aplicando un proceso penal imperfecto, puesto que dejan
huellas imborrables en la víctima.

La prescripción a menudo se justifica desde la perspectiva del acusado para que pasado un cierto
tiempo de cometido un ilícito, pueda simplemente “continuar con su vida”, sin temer ser
perseguido penal. Desde una perspectiva práctica, también se señala la dificultad de investigar
crímenes mucho tiempo después de que han ocurrido, y el consiguiente riesgo para el debido
proceso del acusado (por ejemplo, la pérdida de pruebas que acrediten su inocencia o justifiquen
su conducta). Se sabe por la irretroactividad de la ley estos delitos de violación sexual perpetuada
a lo largo de la década de los 70, 80, 90 e incluso 2000 e incluso mucho antes de este siglo, se
procesará con la normativa que se regía cuando estos actos fueron realizados, siendo así la
mayoría de estas denuncias e de haber prescrito por la normativa de dicha época, siendo así nos
evocaremos en la prescripción de estos delitos según su normativa.

Según diversos estudios, se ha demostrado que las victimas demoran un cuantioso periodo de
tiempo, para que puedan revelar la violencia sexual sufrida a su entorno familiar, y se demoran
mucho más en denunciarlos, y esto se debe a que tienen temor hacia una probable reacci6n
negativa en el entorno familiar, social o de su propio abusador.
1. SODALICIO EN EL PERÚ:

Los inicios del Sodalicio se remontan a finales de la década de los 60, un tiempo de crisis, de
cuestionamiento de estructuras y problemas sociales. En este contexto la Iglesia acababa de
concluir el Concilio Vaticano II y junto con las riquezas y la renovación que había traído esta
intensa experiencia eclesial, se presentaron las primeras expresiones de una dolorosa crisis en el
Pueblo de Dios, “falta de fe”. Era un tiempo de búsqueda en el que un grupo de jóvenes en el Perú
buscó respuestas a las interrogantes del ser humano.

Es así que el padre “Haby” -superior de la comunidad marianista en el Perú-, empieza a reunirse
con un grupo de jóvenes, la gran mayoría alumnos egresados del Colegio Santa María. Entre ellos
estaba el todavía estudiante de derecho Luis Fernando Figari, este abandona los estudios, se
decide por la teología, junto a Haby y cinco amigos más, fundan el Sodalicio el 8 de diciembre
de 1971: “Sodality”, del latín sodalis, comunidad; es el nombre con el que se conoce la perspectiva
de concebir a la iglesia como una “familia espiritual”. Y la familia espiritual empezó a crecer.
Figari desarrolló un complejo sistema de valores en el que la obediencia total era la premisa, y
por ello, la “militarización” del Sodalicio. El fundador había sido prácticamente elevado a la
categoría de místico, esto llego a que pueda manejar sus oscuros y abominables objetivos.

El problema del Sodalicio, sin embargo, no es para nada nuevo, aunque se haya mantenido por lo
bajo desde hace más de una década. Durante los años oscuros, dos fuentes resultaron
fundamentales para desenmarañar la compleja red que el Sodalicio había tejido; una es el ya
mencionado Pedro Salinas, quien a través de su novela “Mateo Diez” empezó a revelar, bajo las
licencias que permitían la escritura ficcional, algunos de los abusos cometidos por el Sodalicio, y
la segunda es el ex sodálite Martín Scheuch, quien en su blog “Las Líneas Torcidas”, inició una
serie de publicaciones en torno a los crímenes sexuales de algunos altos jerarcas de la institución
católica.

2. ACUSACIÓN FORMAL CONTRA FIGARI:

En mayo de 2011, la primera denuncia formal que se conoce de abuso sexual perpetrado por Figari
fue hecha por un ex miembro de un grupo juvenil del SCV. Como ha sido informado
públicamente, esta primera acusación no fue hecha al SCV sino al Tribunal Eclesiástico
Interdiocesano de Lima (Tribunal), el cual, a su vez, envió el testimonio a la Congregación para
los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), el Dicasterio
de la Santa Sede que maneja esos asuntos para las congregaciones religiosas. Para septiembre de
2011, el Tribunal había recibido otras dos denuncias contra Figari y también las envió a la
CIVCSVA.

En esa misma época, mayo de 2011, el Superior general del SCV, Eduardo Regal, se enteró
informalmente de que una acusación en contra de Figari había sido presentada directamente por
una víctima al Tribunal. Regal escribió al Tribunal y le solicitó los detalles de la denuncia, pero
no se le proporcionaron las informaciones. El 2010 Regal también había escuchado de un sodálite
que había sido abusado sexualmente por Figari, pero el sodálite no quiso hacer una denuncia
formal (escrita) contra Figari. Regal confrontó a Figari, quien negó la acusación. Para esa fecha,
Regal y otros en el Consejo Superior se encontraban extremamente preocupados por el
comportamiento y las acciones de Figari, particularmente por su maltrato y abuso de los hermanos
en la comunidad y personas en la familia espiritual del SCV. Ellos creían que la conducta de
Figari, que era bien conocida por muchos de los miembros, era totalmente incompatible con la
vida de un sodálite. Como resultado, Regal tomó el paso radical y sin precedentes de pedir a Figari
que se retirara de la vida pública para llevar una vida de conversión, retiro y oración. Le prohibió
aparecer en actividades públicas del SCV, del Movimiento de Vida Cristiana o en los eventos de
la familia SCV, le prohibió presentarse a sí mismo como autoridad del SCV o en representación
de la misma, así como asistir a Misas de aniversario o Misas públicas, publicar libros nuevos y
participar en el Consejo Pontificio de Laicos. Pero los demás miembros de la comunidad no
conocían estas medidas y creían que su retiro obedecía a motivos de salud.

En noviembre de 2011 y nuevamente en octubre de 2012, Regal viajó a Roma a entrevistarse con
la CIVCSVA y con canonistas en referencia al caso canónico contra Figari. También continuó
tratando el asunto con la Arquidiócesis y el Tribunal. En abril de 2013, después de haber sido
elegido Superior general, Alessandro Moroni recibió de un sodálite sacerdote los testimonios de
cuatro sodálites acusando a Figari de diversos abusos. Moroni buscó la guía de varios canonistas,
líderes religiosos y un experto en abuso en Instituciones Católicas respecto a cómo proceder con
las víctimas y el asunto Figari. En octubre del mismo año, ese sodálite sacerdote, presentó una
petición ante el Tribunal solicitando una investigación de la conducta de Figari. El Tribunal envió
esta petición a la CIVCSVA en diciembre de 2013.

A inicios de 2014 Moroni se reunió con el Arzobispo José Rodriguez Carballo, Secretario de la
CIVCSVA y con el P. Orlando Manzo, oficial de ese dicasterio, respecto a Figari. En junio de
2014 Moroni recibió nuevos testimonios de dos sodálites acusando a Figari de abuso sexual.
Después de consultar a su Consejo Superior y autoridades vaticanas, Moroni tomó acciones
adicionales contra Figari ordenándole abandonar Lima y reubicarse en una comunidad sodálite
en Roma donde permanecería en aislamiento. En abril de 2015, cuatro años después de que el
primer testimonio contra Figari fuera enviado por el Tribunal a la Santa Sede, la CIVCSVA
nombró al Obispo de Chota, Fortunato Pablo Urcey, OAR, como Visitador Apostólico en el SCV
para investigar las acusaciones concernientes a Figari. El Visitador completó su informe en
febrero de 2016. (Salinas, 2017, p. 34-35).
MARCO TEÓRICO

1. VIOLACIÓN:

La violación es un tipo de agresión que se refiere a la acceso carnal -sexo oral, penetración genital,
coito vaginal o coito anal - realizado contra la voluntad de una persona por medio del uso de la
fuerza amenaza, el alcohol, las drogas, la intimidación, la presión o la autoridad.

La Organización de las Naciones Unidas [ONU], afirma: La violación es una


penetración física por coacción de la vulva o el ano, con un pene, otras partes del cuerpo
o un objeto, quienes cometen este delito se les denomina «violadores sexuales. (2012).

En otro ámbito aquellas personas que incurren en la comisión del delito de violación sexual,
toman en consideración la convergencia de varios factores, tanto de orden endógeno (todo lo
relacionado a la salud física y mental del individuo) como a los de carácter exógeno (todo aquello
que rodea al individuo y que en un momento dado puede ejercer influencia sobre él). En principio
señalaremos que el violador generalmente es una persona común y corriente que no llama la
atención, al contrario, es amable y empático con las personas puesto que busca entablar una
relación de confianza con su víctima. Algunos expertos han considerado a través de la historia
que estos sujetos sufren de algún tipo de complejo; rencor hacia la sociedad; es probable que haya
sido abusado en su niñez; que manifieste algún tipo de trastorno en su estructura psíquica producto
de una condición de naturaleza biológica o producto de la injerencia de algún tipo de droga.

Con respecto al delito de violación se plantea que (…) son los que sancionan las
vulneraciones a este bien jurídico, al prever comportamientos que van en contravía de ese
derecho de las personas de disponer de su cuerpo con fines erótico sexuales, ya que al
utilizar medios coercitivos que impiden el libre ejercicio del derecho para aceptar o
rechazar cualquier tipo de actividad sexual se invade la órbita de protección de ese bien
jurídico. (Torres, 2011, p. 875)

La violación implica una actitud de abuso de la libertad de otro, pues se actúa en contra
de su voluntad. Para que el acceso carnal sea penalmente relevante, éste tiene que ser
concretizado con la intención por parte del agente de involucrar a otra persona en un
contexto sexual, utilizando la violencia o grave amenaza que sea eficaz para doblegar su
voluntad, por tanto, requiere necesariamente del dolo, entendido con la conciencia y
voluntad del sujeto activo de realizar el comportamiento que la norma califica como
delito. (García, 2004, p.206)

Con estas definiciones se concuerda que esta figura delictiva atenta contra un derecho humano
fundamental que es la libertad de elegir libremente la persona con quien se desea sostener
relaciones sexuales. Por los aspectos narrados es por cuanto se considera que al ser un delito que
afecta gravemente a las personas es que su acción para el juzgamiento debería ser imprescriptible.

En el Perú el delito de violación de la libertad sexual está ubicado capítulo IX del Título IV,
Delitos contra la Libertad, en el artículo 170 y siguientes del Código Penal. Este tipo ha sido
modificado innumerables veces.

La antijuridicidad se encuentra en el injusto jurídico de esta figura delictiva lo encontramos en el


atentar contra la libertad y la integridad sexual, los derechos sexuales y por ende contra la salud
sexual.
2. PRESCRIPCIÓN:

Es la sanción jurídica que opera en un proceso penal por haber transcurrido un plazo determinado
lapso de tiempo sin que se haya enjuiciado a un imputado, o bien, sin que se haya hecho efectiva
la aplicación de la condena a un sentenciado, esto es produce la extinción, tanto de la acción -
prescripción de la acción penal-; y de la pena -prescripción de la pena.

La prescripción se encuentra dentro del tema de la extinción de la responsabilidad penal la cual


refleja la perdida de interés por la persecución de ciertos delitos.

La prescripción es un plazo de tiempo establecido en la ley dentro del cual los órganos
jurisdiccionales pueden iniciar el proceso, pero, finalizado este plazo de tiempo, ya no se
puede perseguir el delito. La prescripción también se puede aplicar con referencia a la
ejecución de la pena, consiste en el plazo que establece la ley para exigir el cumplimiento
de una pena, luego hacerse impuesto la sentencia respectiva. (Arias, 2008, p. 476)

Para el maestro Bramont Arias, se da plazos para la prescripción de una pena esto es, se
fundamenta en razón de seguridad jurídica. Puesto que se trata de impedir el ejercicio del poder
punitivo, una vez que han transcurrido determinados plazos a partir de la comisión del delito.

2.1 EN EL DERECHO INTERNACIONAL PENAL:


Se sabe que la prescripción es un mecanismo jurídico, cuyo paso del tiempo hace que el
Estado no pueda iniciar o continuar las acciones legales necesarias para condenar a una
persona por la realización de un delito.

El más importante y complejo de los impedimentos de perseguibilidad es la prescripción


de la acción. Si bien se trata de un instituto de esencia procesal, comparte sus fundamentos
con la prescripción de la pena, aunque agregando a estos los específicamente
procedimentales, entre los que corresponde relevar fundamentalmente el derecho a un
juzgamiento en un tiempo razonable. Este derecho del imputado derivado del principio
de razonabilidad aparece afectado cuando el estado – por cualquier motivo – viola los
plazos máximo legales para la persecución punitiva, extremo que, si bien no debe
confundirse con los límites que la ley impone a las penas anticipadas por prisión
preventiva, no deja de indicar que en parte se superpone con la problemática de la
prescripción penal” (Zaffaroni, 2000, p. 859-860).

Agregamos que la cuestión del enjuiciamiento dentro de un plazo razonable se vincula


necesariamente con el derecho de defensa como parte del debido proceso, vale decir que los
plazos legales de persecución, no solo se conectan con razones negativas de auto sanción ante
la lentitud burocrática del proceso, sino principalmente con sentido positivo dirigido a las
agencias judiciales, para llevar a juicio a los imputados y resolver definitivamente su situación
en un plazo razonable.
La prescripción es una excepción procesal penal perentoria, en la que se concluye el poder de
punir que tiene el Estado por el mero transcurso del tiempo, es decir pierde su vigencia
jurídica, poniendo fin a la relación jurídica procesal ya incoada.
2.2 LA PRESCRIPCIÓN EN MATERIA PENAL:
La prescripción comienza a surgir efectos a partir del momento en que se produce el resultado.
Esto emana por el transcurso de cierto tiempo, ya sea de la acción derivada del delito o de la
acción que surge de la condena.
Vemos que en diversos delitos la prescripción se da según el plazo que se considera razonable
y se establece en la ley para que el Estado pueda perseguir y juzgar a una persona que comete
un hecho criminal.

No se trata, como alguna sentencia del TC ha malentendido, que la prescripción extinga


el ius puniendi. Éste, el ius puniendi, hace alusión de manera inequívoca a la atribución
estatal de sancionar, y si bien la prescripción de la acción penal impide la imposición de
una pena, ello es así solo cuando el hecho penalmente relevante sea punible, pero no
cuando se deba absolver, o cuando por alguna otra circunstancia, como la no concurrencia
de una condición objetiva de punibilidad, no quepa imponer la pena, o cuando la
prescripción se produce antes incluso de que el hecho sea conocido por las autoridades.
También en estos casos en los que no se impone sanción alguna surte efectos la
prescripción de la acción penal, pues también aquí impide una persecución penal e impide
un pronunciamiento judicial. (Meini, 2009, p.71)

Tal como nos narra Iván Meini, la prescripción de la acción penal no extingue la acción penal,
ni el delito, ni la responsabilidad penal; únicamente la obligación estatal de perseguir y
pronunciarse sobre un hecho penalmente relevante. En pocas palabras, la prescripción de la
acción penal es una condición que impide la persecución penal.

Ahora bien, se discute en la doctrina la naturaleza jurídica de la prescripción, es decir, su


carácter penal, mixto o procesal.
La teoría material considera que la prescripción estaría vinculada con el injusto penal, de
modo que con el correr del tiempo dejaría de existir la “necesidad de pena” y, con ello,
desaparecería el injusto penal mismo. Así, según esta tendencia, la prescripción constituiría
una causa de exclusión del injusto o, por lo menos, una causa de levantamiento de pena.
La teoría mixta o de la doble naturaleza entiende que existen razones tanto de carácter material
como procesal (por ejemplo, las dificultades de prueba que surgen con el transcurso del
tiempo) para admitir la prescripción. En consecuencia, la prescripción equivaldría a un
impedimento procesal, pues por su propia concepción las consecuencias de su producción
solamente pueden ser procesales.
Finalmente, la teoría procesal estima que la prescripción tendría una naturaleza procesal en
el sentido de constituir una renuncia del Estado a perseguir el delito y, por lo tanto, sería un
mero impedimento procesal. En ese sentido, la prescripción se caracteriza por su
desvinculación con los hechos punibles cometidos.
3. IMPRESCRIPTIBILIDAD:

La imprescriptibilidad es una garantía de todo Estado Constitucional, Social y Democrático de


Derecho, en función del cumplimiento a lo establecido en los tratados internacionales sobre
derecho humanitario, y al respeto de la esencia misma de la dignidad de la persona; los Estados
no puede imponer plazo perentorio alguno cuando se deba investigar, procesar o acusar a
individuos que han cometido delitos graves estatuidos en el derecho internacional como
violatorios de los derechos humanos.

Aquellos hechos que, por su entidad y significación para la comunidad humana, no dejan
de ser vivenciados como gravísimos por el transcurso del tiempo ni por sus protagonistas
ni por los afectados ni, en fin, por la sociedad toda no deben ni pueden beneficiarse con
límites temporales para su persecución y sanción (Horvitz 2006, p. 283).

En estos supuestos, claro está, la idea de justicia aparece antes y por encima del criterio de la
seguridad jurídica, se debate mucho más que la naturaleza jurídica de la prescripción, y las
consecuencias que acarrea una u otra teoría invocada al efecto, la imprescriptibilidad, por lo
menos de las acciones u omisiones con grave desvalor social y jurídico como es el caso de los
delitos de violación de la libertad sexual.

La imprescriptibilidad de algunos de los crímenes de derecho internacional, como la


conocida como "aplicación retrospectiva" del derecho penal, al igual que el carácter de
crimen continuado o permanente de la desaparición forzosa, pueden terminar por
modificar la realidad existente; de tal suerte que, pudiera afirmarse, el hecho de que no
existan hasta la fecha tipos penales en algunos de estos Estados que habiliten la sanción
de los crímenes de derecho internacional no significará, automáticamente, que las
atrocidades cometidas en el pasado no puedan ser castigadas por sus tribunales. Bastaría
en realidad que esa tipificación, o al menos penalización, se diera para que desde ese
momento esos crímenes pasados pudieran ser perseguidos en virtud de los tres
mecanismos señalados (Chinchón, 2007, p.181).

Lo anterior supone la existencia de ciertos delitos de naturaleza distinta a los comunes, lo cual es
una realidad constatable, pues, así como existen los delitos comunes, también existen los llamados
delitos terroristas, delitos políticos, delitos contra la humanidad, y en este caso el delito contra la
libertad sexual, Chichón en cuanto nos menciona que todas aquellas atrocidades cometidas en el
pasado deberían ser penalizadas, puesto que no es justo que con el pasar del tiempo un delito
quede impune.

En países como Suiza e Inglaterra la acción penal en los delitos de abuso sexual infantil resulta
imprescriptible. Del mismo modo ocurre en 21 estados de los Estados Unidos. Y en América
Latina el Estado mexicano de Oaxaca ha sido el primero en declarar la imprescriptibilidad en el
año 2010, dentro del marco de delitos sexuales se contempla la corrupción de menores,
pornografía infantil, hostigamiento y violación.

Según nuestra Constitución, la imprescriptibilidad penal se aplica para los delitos internacionales
más graves como los crímenes de lesa humanidad (genocidio, desaparición forzada o torturas), y
según la última modificación del Código Penal, -mediante la Ley Nº 30838- la violación sexual,
la trata de personas, la esclavitud y las ofensas al pudor público, se declaran delitos
imprescriptibles. (Véase, Artículo 88- A: Imprescriptibilidad de la pena y de la acción penal -
La pena y la acción penal son imprescriptibles en los delitos previstos en los artículos 153, 153-
A, 153-B y 153-C y en los capítulos IX, X y XI del Título IV del Libro Segundo del Código Penal).
3.1. Figuras delictivas a las que se aplicaría la imprescriptibilidad:
Conforme a lo señalado por los tribunales internacionales y nacionales la imprescriptibilidad
debe estar reservada para casos excepcionales, en este sentido, se busca que los delitos que
sean incluidos en este supuesto guarden las siguientes características:
a) Sean delitos en los que se afecte la indemnidad sexual de menores de edad.
b) Cuando se trate de los casos más graves.

Con respecto al primer requisito, este se encuentra relacionado al bien jurídico, en este caso
referido a la indemnidad sexual de menores de edad, la que se diferencia a su vez
adolescentes mayores de 14 y menores de 18 años y los mayores de edad.
Cabe señalar que mientras que la libertad sexual se entiende como la capacidad, la no está
en condiciones de decir sobre su actividad sexual.

En eses sentido al tener como bien jurídico la indemnidad sexual, lo que se pretende es
resguardar el normal desarrollo de la sexualidad (de menores de edad). En cuanta esfera
que se pueda ver comprometida como consecuencia de relaciones sexuales prematuras:
por ello se prohíbe las interacciones sexuales con menores de heded en la medida en que
estas pueden afectar el desarrollo de su personalidad y producir alteraciones importantes
que incidan en su vida o equilibrio psíquico. (Proyecto de ley 2949-2017)

4. LESGILACIÓN DE LA SANTA SEDE:

En la legislación de la Santa Sede, o también llamado “Derecho canónico”, no encontramos una


sanción que se refiera a violación y/o abuso sexual, sin embargo debido a los últimos escándalos
que atraviesa la Iglesia sexual, por los ya mencionados delitos, los califica como “criminales”,
siguiendo esta línea podemos referir que cuando un representante de la Iglesia pierde su cargo:

Artículo 1740: Cuando, por cualquier causa, aun sin culpa grave del interesado,
el ministerio de un párroco resulta perjudicial o al menos ineficaz, éste puede ser
removido de su parroquia por el Obispo diocesano.

Ahora bien siguiendo la legislación del Código Canónico también usan la prescripción, esta es
muy frecuentada debido a que en casos como violaciones, la Iglesia opta por usar esta vía con el
fin de no sancionar a sus apóstoles.

Artículo 197: La Iglesia recibe, tal como está regulada en la legislación civil de
la nación respectiva, la prescripción como modo de adquirir o perder un derecho
subjetivo, así como de liberarse de obligaciones, quedando a salvo las
excepciones que determinan los cánones de este Código.

Hay que recalcar que en el mismo Código Canónico se refiere a negar una prescripción si se
tratase de un delito del derecho común, lo que podemos interpretar como “violación sexual”.

Artículo 1362: La acción criminal se extingue por prescripción a los tres años,
a no ser que se trate:

3.- de los delitos que no se castigan por el derecho común, si la ley particular
determina otro plazo para la prescripción.

Ahora bien, la cuestión a nivel mundial es la forma en cómo sanciona la Iglesia, pues en diversas
acusaciones hace “caso omiso” a las denuncias, esto es debido a que La Santa Sede ha sostenido
en los últimos años que no se le pueden responsabilizar en los casos de pederastia cometidos por
sacerdotes en todos los rincones del mundo, que únicamente puede responder de los abusos
sexuales cometidos por sacerdotes dentro de los minúsculos 0,44 kilómetros cuadrados que ocupa
del Estado Ciudad del Vaticano y donde tiene jurisdicción.

Sin embargo, la ONU no lo considera así, en un informe sobre los casos de pederastia en la Iglesia
ha dado a conocer el Comité de Naciones Unidas contra la Tortura, este organismo sostiene que la
responsabilidad del Vaticano no se puede limitar a lo que ocurra dentro de los 0,44 kilómetros
cuadrados de sus propias fronteras, sino que tiene que responsabilizarse con lo que sus sacerdotes
hagan en terceros países.

Cabe recalcar que uno de los pactos que firmo la Iglesia fue la Convención contra la Tortura y
Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y, al hacerlo, asumió que "todos los
funcionarios públicos o personas que actúen con capacidad oficial" deben cumplir con las
obligaciones contraídas en ese texto. Y eso también significa, que el Vaticano está obligado a
tomar medidas para controlar y evitar que su personal cometa o consienta más actos de tortura.
Para el comité de las Naciones Unidas el Vaticano está obligado a informar a las autoridades
civiles de cada país de los abusos cometido por sacerdotes, para que estos sean juzgados. Y no
sólo eso: el organismo de la ONU considera que las víctimas de abusos deben de ser
indemnizadas, independientemente de que los responsables de los mismos hayan sido juzgados o
no.

4.2 RELACIONES ENTRE LA SANTA SEDE Y LA REPÚBLICA DEL PERÚ MARCO


NORMATIVO:
En el artículo 50° de nuestra constitución política del Perú se encuentra lo pertinente a la
religión en general y en particular a la Iglesia Católica.
Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce a la
Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y
moral del Perú, y le presta su colaboración. El Estado respeta otras confesiones
y puede establecer formas de colaboración con ellas.

5. ¿LA PRUEBA PSICOLÓGICA, ES DETERMINANTE PARA AFIRMAR UN ABUSO


SEXUAL EN LA IMPRESCRIPTIBILIDAD?

Uno de los problemas que nos tocó desembrollar en el presente caso es cómo corroborar que las
víctimas han sido abusadas, en el caso de la imprescriptibilidad como sabemos en este caso han
pasado más de 20 años, esto es no se puede guiar con un médico legista.

Ahora bien, como sabemos existen otras pruebas que se pueden aplicar una de ellas es la Prueba
Psicológica, pero para poder usarla se tiene que manejar el uso de buenos métodos que corroboren.
Así, pues, la evaluación psicológica tiene por objeto el estudio, análisis y valoración de las
características psicológicas de un sujeto y de su comportamiento. Pero tengamos muy en cuenta
que la conducta o el comportamiento de un determinado sujeto o persona se encuentran
mediatizado por otras diversas variables

Esta búsqueda por parte del Derecho, en términos del establecimiento de un nexo
causal entre los hechos investigados y el daño, levanta discusiones que pueden ser de
orden epistemológico, técnico e incluso ético. Al respecto, la psicología concibe a su
objeto de estudio como un sujeto complejo e indivisible, resultado de la relación de una
multiplicidad de factores intervinientes en su configuración. Este marco básico de
comprensión de la esencia de la naturaleza humana, define en sí mismo la imposibilidad
de establecer la idea de una causalidad única y lineal en cualquiera de sus esferas. (Oletti
, Huerta, Vásquez, Fernández, Aedo, Fuenzalida, Leiva, Vergara , Aliste Sánchez,
Donoso, Arias, Rojas y Muñoz, 2010, P.85)

Aunque la credibilidad del testimonio se puede analizar por diferentes métodos, el campo en el
que se encontraron los resultados más fiables es en el análisis de contenido de la declaración. En
la base de este tipo de análisis se encuentra la premisa de que la propia declaración por sí misma
contiene indicios que pueden mostrar si un mensaje es verdadero o falso. para determinar la
validez de la misma, que se explican a continuación:

a. Reality Monitoring (RM):


El modelo del Reality Monitoring o Control de la Realidad, consiste en discriminar entre
recuerdos de origen interno y externo, teniendo en cuenta que los de origen externo, es decir,
aquellos que están basados en la observación de un suceso, presentan más cantidad de
información sensorial, más detalles contextuales; mientras que los de origen interno, esto es,
aquellos recuerdos de vivencias imaginadas, tienen más información sobre operaciones
cognitivas.

b. Análisis de Contenido Basado en Criterios (CBCA):

Steller y Köhnken en 1994, propusieron un sistema integrado de categorías que tiene por
objeto la evaluación de las declaraciones, principalmente cuando nos encontramos ante
menores víctimas de abusos sexuales.

c. Análisis de Realidad de las Declaraciones (SRA):


El SRA se basa en un supuesto al que Steller en 1989 ha denominado hipótesis de Undeutsch,
que se refiere a que aquellas declaraciones fundamentadas en la observación de hechos reales
difieren cualitativamente de las declaraciones que no están basadas en la experiencia directa
y que son producto de la fantasía o invención. En este procedimiento debe analizarse todo el
conjunto de declaraciones que el sujeto ha hecho previamente (policía, juez, etc.), así como
las de otros testigos o agresor.

d. Análisis de validez de las Declaraciones (SVA):


Este tipo de análisis se refiere al procedimiento completo, teniendo en cuenta todas las
declaraciones recogidas previamente. El SVA es un procedimiento utilizado para analizar la
validez de las declaraciones que consta de tres fases:
1. Entrevista semi-estructurada con la víctima.
2.Análisis de la declaración de la víctima mediante los criterios del CBCA.
3.Aplicación a la declaración de: características psicológicas, características de la
__entrevista, motivación y cuestiones para la investigación.

5.1 LA HUELLA PSÍQUICA:


Las reacciones inmediatas al trauma se presentan fundamentalmente en las esferas emocional
y cognitiva, dando lugar también a la aparición de otros síntomas psíquicos. En la esfera
emocional la víctima tiene sensación de irrealidad, de que el hecho “no puede haber ocurrido”,
a la que se asocia un miedo intenso que se acompaña de llanto y rabia, y en ocasiones
vergüenza y culpa que traducen un sentimiento de pérdida de control de la situación que se
intenta compensar de este modo. A esta afectación emocional se añaden síntomas psíquicos,
como confusión, desorientación y disminución de la concentración. También pueden aparecer
alteraciones a nivel cognitivo, con déficit en el procesamiento de la información, que incluye
la referente al mismo trauma desencadenante, dificultad en la toma de decisiones y percepción
de profunda indefensión. Esta sintomatología puede ceder en las primeras semanas tras la
agresión sexual, pero aproximadamente el 80 % de las víctimas presentan alteraciones
transcurrido un año.

Las secuelas emocionales, a modo de cicatrices psicológicas, se refieren a la


estabilización del daño psíquico, es decir, a una discapacidad permanente que no remite
con el paso del tiempo ni con un tratamiento adecuado. Se trata, por tanto, de una
alteración irreversible en el funcionamiento psicológico habitual o, dicho en términos
legales más imprecisos conceptualmente, de un menoscabo de la salud mental.
(Instituto Pacífico, 2016, p. 45)

5.1.1 TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO, CRITERIOS DIAGNÓSTICOS


Y COMORBILIDAD:
Cuando hablamos de huella psíquica o daño psíquico en un caso de abuso sexual, nos
estamos refiriendo al impacto psicológico que este provoca, esto es, a la presencia, en la
inmensa mayoría de los casos, de un Trastorno de Estrés Postraumático (a partir de este
momento, TEP).
Ayala, y Ochotorena (2004) señala que “Este trastorno es el eje psicopatológico
fundamental sobre el que gravita cualquier trauma” (P.16).

Ahora bien, el TEP requiere de la presencia de un estresor de intensidad extrema, que


implique peligro de muerte o amenazas a la integridad física de la persona, cuando en
muchas ocasiones los estresores son de intensidad no extrema, como es el caso de los
abusos sexuales del tipo del que veremos en el caso que nos atañe.

Para estos casos, el trastorno al que debemos hacer referencia es el Trastorno


Adaptativo, cuyo diagnóstico diferencial con respecto al TEP descansa sobre la
intensidad del estresor: para estresores de intensidad extrema la huella
psicológica es el TEP, mientras que para estresores de tipo psicosocial la huella
psicológica es el Trastorno Adaptativo. (Arce y Fariña. 2009. p 150)
Aun así, debemos tener en cuenta que, aunque la presencia de huella psíquica indica la
veracidad de los hechos, la ausencia de la misma no indica que los hechos no hayan
ocurrido.

El daño psicológico o huella psíquica se refiere, por un lado, a las lesiones


psíquicas agudas producidas por un delito violento, que, en algunos casos, pueden
remitir con el paso del tiempo; y, por otro, a las secuelas emocionales que
persisten en la persona de forma crónica como consecuencia del suceso sufrido y
que interfieren negativamente en su vida cotidiana.
En todo caso, este daño psíquico es consecuencia de un acontecimiento que
supera la capacidad de afrontamiento y de adaptación de la víctima a la situación
(Pynoos, Sorenson y Steinberg. 1993. p.240).

5.1.2. TRASTORNOS ADAPTATIVOS ANSIOSOS O DEPRESIVOS:


Estos se presentan acompañados de todo su cortejo semiológico, manifiesta cuando el
estresor supera la capacidad de respuesta psicológica de la víctima, cursando con
síntomas emocionales y alteraciones comportamentales que producen deterioro y
malestar significativos, tenemos pues; los trastornos con ansiedad: caracterizados por una
expectación aprensiva sobre la agresión sufrida, con dificultad para controlar este estado
de constante preocupación, al que se asocian fatigabilidad, dificultades de concentración,
irritabilidad y alteraciones del sueño. o los trastornos con ánimo depresivo: caracterizados
por una pérdida de la autoestima, desesperanza, ausencia de expectativas de futuro,
disminución de las actividades placenteras, cambios en el patrón de sueño y apetito, y en
ocasiones riesgo de suicidio.
Los intentos autolíticos son casi nueve veces más frecuentes en víctimas de
violencia sexual que en personas que no han sufrido este trauma, el 50 % de los
actos suicidas en mujeres ocurrían en víctimas de este tipo de violencia. (Alario,
1993. p 62)

5.1.3. DISOCIACIÓN:
Es un mecanismo por el que la víctima permanece apartada del trauma sufrido, bajo la
forma de una despersonalización o de un embotamiento físico y/o emocional que impide
la experimentación de dolor, y se traduce por una disrupción en la unidad de la conciencia
y de la identidad, con funciones mentales separadas que operan de forma autónoma con
grupos de memorias, sentimientos y percepciones independizadas en compartimentos.
Las consecuencias clínicas de todo ello son alteraciones en la identidad, con cambios
notables en la conducta, ausencia de reconocimiento de objetos y escritos como propios,
y distorsiones en el continuo del tiempo.

5.1.4. TRANSFORMACIÓN PERMANENTE DE LA PERSONALIDAD:

El sufrimiento de una experiencia de estrés catastrófica, como es una agresión sexual


extremadamente violenta y prolongada, puede determinar cambios permanentes en la
estructura de la personalidad, que se traducen en el desarrollo de rasgos rígidos y
desadaptativos con consecuente deterioro en las relaciones personales y en la actividad
social y laboral de la víctima.
Estos cambios en la personalidad se manifiestan como una actitud hostil y de
desconfianza hacia el mundo, retraimiento social, sentimiento de vacío o desesperanza,
sentimiento de estar al límite como si estuviera constantemente amenazada y vivencia de
extrañeza.

5.2. LA VICTIMIZACIÓN SECUNDARIA:


La Victimización primaria en casos de agresión sexual se corresponde con el impacto que,
sobre la estructura psíquica de la víctima, produce el propio hecho violento.
Pero, además, la víctima puede sufrir nuevos daños secundarios a los sucesivos impactos
que recibe tras entrar en contacto con el sistema a consecuencia de esa agresión, y que se
generan en la interacción que debe establecer con los diferentes actores sociales: ésta es la
denominada Victimización secundaria. La necesidad por parte de jueces, fiscales y policías
de obtener de la víctima una declaración, la también necesaria obtención de pruebas
biológicas por parte de los médicos forenses, los necesarios reconocimientos médico-
ginecológicos a los que debe ser sometida, incluso el cuestionamiento de su testimonio
basado en la constitucional presunción de inocencia del victimario, conllevan nuevos
impactos en su psiquismo que contribuyen al reforzamiento del estresor, con el agravante
de que en ocasiones éste reaparece al cabo de varios años, cuando la víctima debe volver
nuevamente el acontecimiento traumático al enfrentarse a un juicio oral que se ha visto
diferido en el tiempo. Por ello, debe entenderse que la correcta y sensible atención
multidisciplinar a la víctima desde las diferentes instituciones que resultan implicadas en
estos casos de agresión sexual, contribuye de manera decisiva a minimizar la intensidad de
estos nuevos impactos, y en consecuencia a un mejor pronóstico del posible daño psíquico
consecuente.

6. RESPONSABILIDAD:

Un componente clave para proporcionar justicia a las víctimas de abuso es asegurar que los
agresores, los que permitieron o protegieron a esos agresores, e incluso aquellos cuyo deber era
responder a las acusaciones, asuman la responsabilidad de sus acciones, inacciones o decisiones.
Los agresores que son miembros de comunidades religiosas pueden ser hechos responsables de
varias maneras, por ejemplo, a través de un proceso criminal dentro del estado o país en el que la
falta ocurrió, a través de una acción civil, una acción administrativa de la congregación religiosa,
o a través de procedimientos disciplinares del sistema canónico de la Iglesia Católica.

Como se señaló en la Sección I, de los siete miembros del SCV acusados de abuso sexual de
adultos, uno ha fallecido y dos ya no son sodálites. Por lo tanto, el SCV no puede hacer que
asuman responsabilidad por sus delitos. De los cuatro agresores que siguen siendo sodálites, uno
ha sido retirado de la vida comunitaria por el Superior general con el consentimiento de la Santa
Sede. Dadas las circunstancias de las inconductas que involucran a los otros tres responsables, no
se pudo imponer medidas canónicas. Todos ellos se han disculpado con sus víctimas.

Dos de los once sodálites que fueron acusados de haber abusado física o psicológicamente
de otros ya no están en el SCV y por lo tanto no están sujetos a ninguna pena canónica.
Por distintas razones, las sanciones canónicas no se aplican a los nueve sodálites que
siguen perteneciendo a la comunidad. Las autoridades del SCV han revisado las
denuncias hechas contra cada una de estas personas y han tomado medidas
administrativas adecuadas a sus acciones, con el objetivo de prevenir futuros abusos y de
asegurar que asuman la responsabilidad por su comportamiento abusivo. Cada agresor ha
recibido o recibirá una capacitación específica sobre la conducta esperada de un sodálite.

De los nueve que todavía son miembros del SCV, los cuatro que eran superiores o
formadores han sido removidos de esos puestos de servicio. Cinco de estos sodálites
nunca han ocupado cargos de autoridad. Todos son supervisados de cerca por sus
superiores locales. (Salinas, 2017, pp. 42-43).

7. CONCLUSIÓN:

1. Como lo habíamos manifestado, la imprescriptibilidad es una garantía de todo Estado


Constitucional, en función del cumplimiento a lo establecido en los tratados
internacionales sobre derecho humanitario; los Estados no puede imponer plazo
perentorio alguno cuando se deba investigar, procesar a individuos que han cometido
delitos graves estatuidos en el derecho internacional como violatorios de los derechos
humanos, esto es nos referimos a la dignidad de las persona 30 personas que fueron
ultrajadas durante la época de sodalicio,.
2. El modus operandi expuesto en los dos testimonios es parecido al que en Chile
experimentó el pedófilo Fernando Karadima, cabe recalcar que no es la primera vez
que la Iglesia Católica en el Perú enfrenta una acusación de este corte, en el 2013 se
conoció el caso del cura Gabino Miranda, obispo auxiliar de Ayacucho, -donde La Iglesia
expulsa por acusación de pedofilia-.
3. Este caso demuestra el encubrimiento por parte de la Iglesia en cuanto a los casos de
abuso y al hecho de que no haya justicia para las víctimas: “ese es el modus operandi
de la Iglesia católica, es un patrón que sigue, no es casual, no son casos aislados.
4. El Ministerio Público aún no ha realizado una investigación profunda del caso
habiendo transcurrido casi dos décadas de esta valiosa denuncia. Esto pese a la
existencia de más de 30 testimonios de ex sodalites, quienes han contado sobre los
abusos físicos, sexuales y psicológicos de los que, presuntamente, eran víctimas
dentro del Sodalicio.
8. BIBLIOGRAFÍA:
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