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Según datos oficiales de las Naciones Unidas, más de 600 millones de mujeres viven en países
donde la violencia de género no es un delito y, al mismo tiempo, en muchos Estados, si bien
consideran que este tipo de violencia es un delito, tienen mecanismos judiciales débiles que no
dan una mayor solución a esta problemática. Simultáneamente, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) explica que la violencia de género no es prevalente en sociedades donde los
hombres son mayoría, así como tampoco se asocia con actitudes ‘sexualmente liberales o
reprimidas’ en los hombres; el factor más influyente en la violencia de género es consecuencia
de la violencia en general y todo lo que esto puede conllevar como lo es el abandono de los
padres, ideologías machistas, el dominio y la competencia, poco respeto por las mujeres -
tratarlas como propiedad y excluirlas de la vida pública, económica y política-. entre otros.
Cynthia Enloe (2018) explica que la violencia de género (especialmente el acoso sexual) está
relacionado con asuntos del manejo de poder, y que la única manera de eliminarlo es atacar la
desigualdad en las distintas sociedades. Las políticas planteadas por la OMS para luchar en
contra de la desigualdad de género tienen un alto rango de cobertura, es decir, involucran al
nivel micro y macro de la sociedad actual, puesto que se pide una mayor participación de los
padres en la crianza y cuidado de los hijos; que el activismo en pro de la igualdad de género no
sea exclusiva de mujeres, que este sea incluyente con los hombres para generar un mayor
impacto; así como propone leyes más estrictas para reducir la desigualdad en educación,
derechos matrimoniales y de propiedad, entre otros.
Ahora bien, teniendo en cuenta esto, es importante preguntarse si en regiones como África,
Europa y América Latina este fenómeno ha logrado tener un mayor impacto en las economías
nacionales, analizando los datos del PIB y del Índice de Desarrollo. Al mismo tiempo, si la
desigualdad entre género ha generado mayores desafíos ante políticas públicas y cuál de estas
tres regiones ha logrado reducir esta problemática. También se analizará la influencia que
genera la desigualdad de género en asuntos como la religión, índices de fragilidad, índice global
de paz, índice global de brecha de género, tasas sobre las fuerzas laborales, entre otros.
1.1. Breve historia
Según estudios, el feminismo surge con la participación activa de las mujeres en los grandes
acontecimientos históricos como el Renacimiento, la Revolución Francesa y las revoluciones
socialistas. A partir del ideal del sufragio se reivindica la autonomía. En el siglo XIX, Flora
Tristán vincula las reivindicaciones de la mujer con las luchas obreras. Tristan (1842) dice: “la
mujer es la proletaria del proletariado [...] hasta el más oprimido de los hombres quiere oprimir
a otro ser: su mujer”. Si bien los principios del Iluminismo proclamaban la igualdad, la práctica
demostró que ésta no incluía a las mujeres. Para la Revolución Francesa, las mujeres inician su
lucha autónoma en pro de sus derechos, demandando, especialmente, el derecho al sufragio.
Aunque en general sus líderes fueron mujeres de la burguesía, también participaron muchas de
la clase obrera. EE.UU. e Inglaterra fueron los países donde este movimiento tuvo mayor fuerza
y repercusión. Para la primera guerra mundial, el gobierno británico declaró la amnistía para
las sufragistas y les encomendó la organización del reclutamiento de mujeres para sustituir la
mano de obra masculina en la producción durante la guerra; finalizada ésta, se concedió el voto
a las mujeres. En América Latina el sufragismo no tuvo la misma relevancia que en los EE.UU.
y Europa, reduciéndose en general la participación a sectores de las elites. Tampoco las
agrupaciones de mujeres socialistas lograron un eco suficiente.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las mujeres consiguieron el derecho al voto en casi
todos los países europeos, pero paralelamente se produjo un reflujo de las luchas feministas. El
denominado “nuevo feminismo”, comienza a fines de los sesenta en EE.UU. y Europa, y se
inscribe dentro de los movimientos sociales surgidos durante esa década en los países más
desarrollados. Plantean la redefinición del concepto de patriarcado, el análisis de los orígenes
de la opresión de la mujer, el rol de la familia, la división sexual del trabajo y el trabajo
doméstico. Manifiestan que no puede darse un cambio social en las estructuras económicas, si
no se produce a la vez una transformación de las relaciones entre los sexos.
El feminismo contemporáneo considera que la igualdad jurídica y política reclamada por las
mujeres del s. XIX –en general conquistadas en el s. XX– si bien constituyó un paso adelante,
no fue suficiente para modificar en forma sustantiva el rol de las mujeres. Las revoluciones
socialistas no significaron un cambio sustancial para la mayoría de las mujeres.
La producción de los ochenta, demostró la diversidad entre las mujeres, expresada según la
clase, raza, etnia, cultura, preferencia sexual, etc. Siendo este influenciado por el auge del
pensamiento postmodernista y postestructuralista, pero también se basó en la propia evolución
y experiencia del movimiento. Respecto al poder, se critica la visión unilineal que lo considera
como prerrogativa masculina. Señala el carácter relacional entre los géneros y denuncia las
estructuras de poder que se dan entre las mujeres, rompiendo con la idea prevaleciente de la
mujer víctima.
Aunque han habido avances para llegar a la igualdad entre hombres y mujeres, aún existen
desigualdades y menos oportunidades en todos los campos en los cuales la mujer se ve más
afectada que el hombre. La brecha de género es la diferencia entre mujeres y hombres que se
evidencia en los logros, aptitudes políticas, intelectuales culturales o económicas. Esta brecha
de género permite por medio de datos reflejar los problemas que hay estructuralmente en los
países y que se debe hacer para mejorar y disminuir esta brecha. Un ejemplo de brecha es la
económica en la cual se evidencia que hay entre los salarios, líderes y participación de los
hombres en comparación con las mujeres; así mismo ocurre en la educación, salud, política y
trabajo entre otros.
En América Latina y Europa más allá de las múltiples diferencias y matices entre las corrientes
internas puede esquematizarse un feminismo más institucionalizado –en donde las mujeres se
agrupan dentro de ONGs y en los partidos políticos–, y un feminismo más autónomo y
radicalizado. Por otro lado, existen también amplios grupos y/o movimientos de feministas
denominadas populares, que tienen como prioridad la militancia, recogiendo demandas e
intentando nuevos liderazgos.
Esta investigación se hace con el fin de analizar cuales son las implicaciones de las variables
frente a la violencia contra las mujeres y las brechas de género en países de América Latina,
Europa y África. Para así conocer cómo la desigualdad entre hombres y mujeres además de la
violación de derechos humanos frente a ellas han impactado en la estructura de los estados, si
el efecto que tiene en estos; en este caso en los continentes mencionados anteriormente.
Concientizar al lector de que es un problema latente muy importante, el cual es necesario
solucionar y evidenciar que este problema ocasiona efectos directos en la estructura política,
económica y social del Estado. Además es necesario visibilizar la violencia y brecha de género
como un problema social con un trasfondo sociocultural a combatir desde diferentes ámbitos,
por este motivo es necesario romper el silencio e impulsar acciones para erradicarla. Esta
investigación, a través del uso de diferentes datos estadísticos se propone investigar más a
fondo dicho problema, para así tener una serie de bases cuantitativas que le den mas rigidez al
presente estudio, evidenciar el efecto que tiene aún la brecha de género en el mundo y mostrar
la necesidad de cambiar esta desigualdad.
- ¿Que consecuencias tiene el GINI per cápita en el índice de desarrollo de género, índice
de desarrollo humano en mujeres, índice de desigualdad de género, índice global
brecha de género, participación económica y política de la mujer, desempleo,
expectativa de vida, educación, trabajo de la mujer y el número de feminicidios?
En este estudio se van a tomar 19 países de América Latina: Brasil, México, Argentina,
Colombia, Venezuela, Chile, Perú, Ecuador, Guatemala, República Dominicana, Costa Rica,
Uruguay, Panamá, Bolivia, Paraguay, El Salvador, Honduras, Cuba. 21 países de Europa:
Italia, España, Reino Unido, Países Bajos, Polonia, Grecia, Portugal, Francia, República Checa,
Rumania, Ucrania, Hungría, Alemania, Bélgica, Croacia, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia,
Estonia, Albania, Irlanda. 20 países de África: Sudáfrica, Nigeria, Egipto, Argelia, Marruecos,
Sudán, Libia, Etiopía, Túnez, Kenia, Ghana, Tanzania, República Democrática del Congo,
Costa de Marfil, Camerún, Uganda, Zambia, Gabón, Guinea Ecuatorial. Con 20 variables:
Índice de desarrollo de género, Índice de desarrollo mujeres, Índice de brecha de género,
homicidios femeninos, desempleo mujeres, expectativa de vida mujeres, participación política,
empoderamiento político, mujeres con al menos algún tipo de educación secundaria, trabajo
independiente mujeres, fuerza laboral y años esperados de escolaridad.
2. Objetivos de la investigación
Evaluar el impacto de la violencia y brecha de género en los países de América Latina, Europa
y África en variables económicas, sociales y políticas.
- Explicar las relaciones de las variables planteadas y cómo influyen estas en la violencia
y brecha de género.
3. Metodología
Los datos recogidos para realizar esta investigación fueron obtenidos de las siguientes
organizaciones:
3.3. Método(s) de selección de los elementos que contienen los datos; diseño muestral
4. Análisis de resultados
0,3515 ± 0,022
24,72% ± 0,66
- Índice de desarrollo
Entre más alto sea el índice de desarrollo de los países más alta es la expectativa de vida de las
mujeres; esto se puede ver reflejado en países de Europa donde la expectativa de vida de las
mujeres está por encima de los 75 años; según un informe de las naciones unidas en Europa la
esperanza de vida es alta debido a que poseen varios indicadores favorables que hacen que el
Índice de Desarrollo Humano sea favorable. El promedio de esperanza de vida mundial es de
71,5 años, lo que significa que los
países europeos señalados superan
esa estimación y se sitúan entre los
países con una población longeva.
La participación económica afecta la variable de GINI per cápita dada en dólares, ya que
demuestra el nivel de productividad y de crecimiento y desarrollo económico de cada país
estudiado. En esta regresión se demuestra cómo los países con mejores economías -como
consecuencia de un amplio espectro de participación económica- tienen un mejorado nivel de
GINI per cápita. África demuestra un nivel bajo de participación económica y de índice de
GINI per cápita por consecuencia a los múltiples conflictos de interés presentados en la región,
generados por el manejo y la distribución de los distintos recursos naturales en esta zona. Al
mismo tiempo, demuestra cómo los países
latinoamericanos y europeos están más
cercanos a la línea de regresión, demostrando
la afinidad entre la variable de GINI per
cápita y de participación económica en cada
Estado.
La correlación entre el índice de desigualdad de género y GINI per cápita (dólares) presenta
como muy pocos Estados se aproximan a la
recta de regresión, principalmente Estados
europeos donde en los últimos años las
políticas públicas han buscado reducir el nivel
de desigualdad en este aspecto. Así mismo,
muestra como los datos más alejados a la
recta pertenecen a dos tipos de países: el
primero pertenece a los Estados africanos
como República de Congo, que tienen altos
niveles de desigualdad y, el segundo
pertenece a los Estados europeos que han logrado reducir los niveles de desigualdad, alejándose
cada vez más de la curva. El coeficiente de GINI per cápita (dólares) en esta regresión se
demuestra como una variable susceptible a las políticas que buscan reducir desigualdad en los
países.
El índice global sobre la brecha de género y el GINI per cápita (dólares) muestran una
correlación en la gran mayoría de los países analizados, donde todos se mantienen a una
distancia equilibrada de la recta de regresión, así mismo, podemos evidenciar como el
coeficiente de GINI per cápita (dólares) puede verse afectado por la brecha de género, así como
la brecha de género puede afectar las actividades económicas. Este índice muestra cómo
algunos países de América Latina, Europa -especialmente Europa Oriental- y África tienen
índices ‘elevados’ de brecha de género,
teniendo como factor influenciador las pocas
políticas públicas sobre el tema y la cultura
social que se tiene respecto a este.
Al tener una pendiente negativa, encontramos que la tasa de desempleo es menor cuando el
coeficiente de GINI per cápita (dólares) es positivo y estable para los gobiernos. Demuestra,
que a mayor desempleo mayor ineficacia e ineficiencia en este coeficiente económico, así
mismo, demuestra como Estados africanos y algunos Estados latinoamericanos tienen una alta
tasa de desempleo afectando los niveles de GINI per cápita (dólares). Esto demuestra la
necesidad de los distintos gobiernos en reformar las políticas laborales con el fin de mejorar la
economía, ya que, segun el analisis de esta grafica, entre mayor tasa de desempleo hay menor
seguridad en los coeficientes de GINI per
cápita (dólares), siendo esta una relación
inversamente proporcional.
La correlación entre la tasa del trabajo de las mujeres en el año 2017 y la tasa de GINI per
cápita están relacionadas, ya que se puede evidenciar como el trabajo afecta el rendimiento de
la tasa de GINI per cápita a nivel nacional; los países tendrán una tasa sana de GINI per cápita
cuando tienen un nivel amplio de trabajo/empleo en donde las mujeres cumplen con un rol
importante. Al mismo tiempo, demuestran que los Estados con mejores tasas han realizado
múltiples políticas públicas en donde se busca reducir la tasa de brecha de género nacional.
Este análisis se realizó para ver la influencia del índice de paz global en las brechas de género
de los países de América Latina, Europa y África, pero al obtener la muestra se observó que
algunos países tienen un índice de paz global muy alto a diferencia de los demás - y en otras
ocasiones, más bajo de lo normal-, por esta razón existen algunos datos atípicos que interfieren
con el análisis.
Tanto el índice de
desarrollo de
género como el
índice de
desarrollo
humano de
mujeres de los
países de Europa,
América Latina y África son proporcionales en el índice de paz global, pues entre más alto sea
el índice de paz global de los países, el índice de desarrollo de género y el índice de desarrollo
humano de mujeres es alto. Esto también sucede cuando los países tienen un bajo nivel en la
tasa de índice de paz global, donde se puede encontrar niveles bajos en los índices de desarrollo
de género y de desarrollo humano de mujeres.
La participación económica es directamente
proporcional con el índice de paz global, ya
que demuestra el nivel de productividad y de
crecimiento y desarrollo económico de cada
país estudiado. Se demuestra cómo los países
con mejores economías -como consecuencia
de un amplio espectro de participación
económica- tienen un alto índice de paz
global.
- Felicidad
El siguiente análisis se va a basar en la variable felicidad relacionada con las otras variables
sobre brechas de género y homicidios.
5. Conclusiones
En los datos analizados podemos concluir que para que un país mejore en sus bases en aspectos
económicos, políticos y culturales es necesario que vayan de la mano con la solución del
problemas estructurales como la brecha de género. Es necesario disminuir la desigualdad de
género en los países, puesto que esta tiene fuertes impactos en aspectos gubernamentales e
internacionales. Aunque hay esfuerzos y mejoras frente al tema aún existen vacíos que impiden
avances nacionales y por ende, avances internacionales con el fin de brindar mejores
condiciones en todos los ámbitos para la mujer.
Teniendo en cuenta esto, se pudo evidenciar cómo las políticas públicas tienen un amplio
impacto en el problema de la brecha de género, donde países europeos logran tener buenos
resultados económicos y sociales de acuerdo al desarrollo de su población en general, sin
distinción de género. Al mismo tiempo, es necesario recalcar el papel de la educación, ya que
se logró evidenciar que el ciclo para mejorar las vidas nacionales inicia desde este tema; es
decir, cuando los Estados tenían buenos niveles de escolaridad lo más probable era que tuvieran
un buen desarrollo económico y político, en cambio, los países con poca inversión en ese sector
eran los que presentaban mayor diferencia con la recta de regresión, siendo casos atípicos.
La brecha y violencia de género es uno de los problemas con mayor influencia global, al
observar el dominio de las diferentes variables dentro de dicho problema se puede concluir que
el problema de violencia de género abarca diferentes problemáticas sociales y se inmiscuye
dentro de otras variables es importante que los gobernantes de los Estados se preocupen por
intentar solucionar dicho obstaculo para que las variables que mas aportan dentro de la politica
de un Estado tengan mayor crecimiento y, por ende, mejore las políticas y el crecimiento de
los países.
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