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Perfomances mediáticas: esbozos para repensar la esfera pública

María del Rosario Millán


DNI:26595727
IESYH-CONICET-UNaM
copomillan@gmail.com
@copomnes
Marina Casales
DNI 23737818
FHyCS-UNaM
@marinacasales
Pamela Leite
DNI 39944659
FHYCS-UNAM
pamelamelisaleite@gmail.com

Eje 13 Epistemología de la comunicación, teorías y metodologías de investigación


Palabras claves
MEDIATIZACIÓN; ESFERA PÚBLICA; FRONTERAS.

Resumen (hasta 500 palabras)


Esta presentación esboza una constelación de categorías analíticas y herramientas
metodológicas para una aproximación a la esfera pública mediática ampliada (Miege,
2010). Tal despliegue se realiza desde un enfoque situado para abordar las
particularidades y desafíos que supone pensar los procesos comunicacionales en un
contexto transfronterizo. Por un lado, se revisan brevemente los enfoques sobre
mediatización, a partir del recorrido por algunas de las tradiciones más relevantes, a fin
de problematizar la discusión sobre la esfera pública mediática. Por otra parte, se
propone la noción de performances mediáticas y repertorios de acción mediatizados
como categorías analíticas para la indagación de las lógicas y dinámicas
comunicacionales. Con ese objetivo se retoman aportes desde la semiótica y análisis del
discurso conjugándolos con planteos que provienen de los estudios sobre performances.
Se exponen por lo tanto, los recorridos conceptuales, un andamiaje provisorio, para
problematizar y caracterizar prácticas signadas por desigualdades comunicativas y
restricciones para el ejercicio del derecho a la comunicación.

Introducción general:

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Con este trabajo se busca aportar a los estudios sobre mediatización en contextos
fronterizos y periféricos. En este sentido, entendemos “mediatización” como el proceso
y la lógica de los medios que operan sobre otras instituciones sociales. Es decir que los
medios son integrados a las operaciones de otras instituciones. “La teoría de la
mediatización es una teoría a nivel macro en el sentido de que provee un marco general
para el entendimiento de los procesos de interrelación a largo plazo entre el cambio en
los medios por un lado y los cambios sociales y culturales por el otro, pero el análisis y
el trabajo conceptual asociado ocurre en un nivel específico de dominio, teniendo en
cuenta las circunstancias históricas y socioculturales específicas” (Hjarvard, 2016: 39)
Esta presentación se enmarca en los intereses de una investigación en curso sobre las
dinámicas y lógicas comunicativas de la esfera pública ampliada (Miege, 2010) que
integra tanto a los medios tradicionales que ya operan en entornos de convergencia
digital (Scolari, 2009) como la producción informativa que circula en redes sociales
utilizadas principalmente en los procesos de auto comunicación de masas (Castells,
2009), en un contexto particular: la provincia de Misiones, en Argentina.
En este trabajo se busca describir y problematizar lo que denominamos performances
mediáticas, categoría que retoma los aportes de la teoría de la mediatización y de los
estudios de performance para dar cuenta de cómo la acción pública de algunos actores
es afectada y transformada por la lógica mediática. A partir de tales categorías nos
acercamos a las dinámicas comunicacionales que asumen los procesos de conflictividad
social (Calderón Gutiérrez, 2015) y de construcción del interés público a partir de las
modalidades y prácticas comunicativas de diferentes actores en los medios locales de
comunicación.
En la primera parte se repasan las categorías analíticas sobre espacio público,
mediatización y performance. En la segunda parte, se presentan algunos rasgos de la
esfera pública mediática en la provincia de Misiones y en la tercera parte se analizan los
dos casos seleccionados.

Apuntes iniciales
Antes de comenzar es conveniente retomar puntos de partida, comenzando por los
planteos de Caletti (2000) acerca del espacio público entendido como las diversas
formas por las cuales la sociedad se hace visible, coexistiendo entre sí, de manera
compleja y a veces contradictoria. Por lo tanto, la esfera pública remite a lo que
históricamente y culturalmente se organiza bajo cierto régimen de visibilidad (lo que

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puede y debe ser visto, lo que debe ser ocultado). Es también la esfera de la auto-
representación de la sociedad civil, en el sentido de definir lo que merece ser visto,
conocido y discutido por todos y por el estado (este es, por cierto, un argumento de
deliberación en torno al bien común, a la cosa pública que coincide con el modelo
clásico). Por tanto, para Caletti (2000) la segunda dimensión constitutiva de la esfera
pública es su politicidad, es decir la capacidad de incidir en las disputas por el reparto y
definición de lo común. Por último, la esfera pública está fuertemente determinada por
la tecnologicidad, es decir por los códigos y dispositivos tecnológicos que inciden en la
definición de la visibilidad.
Recapitulando las críticas de Nancy Fraser a la teoría habermasiana (1992) concebimos
la esfera pública en cuanto ámbito institucionalmente reglado de interacción
comunicativa. Pues se trata de un espacio que como se rige por una determinada lógica,
pero que, al igual que otros espacios institucionales como la política, debe operar o
trabajar bajo el supuesto de un tercero (público, ciudadanía, audiencia,
paradestinatarios). Por tanto, es la noción de “público”, constitutiva de las estructuras e
instituciones políticas y mediáticas, está en la base de los mecanismos que regulan su
producción discursiva.
Desde el planteo de Arendt espacio público es el lugar de las apariencias y del
reconocimiento de ellas. Pues el aparecer de algo se corresponde con el hecho de que
cada apariencia es percibida por una pluralidad de espectadores. Somos al mismo
tiempo: sujetos perceptores y objetos percibidos, lo que lleva a pensarnos como actores
auto-exhibiéndose en un escenario: el espacio público, afirma Arendt. Es entonces el
reconocimiento lo que está en juego pues se trata de un ámbito institucionalizado de
producción y circulación de diversas discursividades pero que tiende a legitimar algunas
hablas mediante la normalización hegemónica que asumen determinadas reglas con las
que se regula ese espacio. Así fue que la profesión del periodismo se institucionalizó
como un lugar de enunciación, asumiendo funciones de representación para hablar en
nombre de otros colectivos sociales, capaz de intervenir sobre los imaginarios políticos
y cuyo horizonte de recepción son los públicos” (Verón, 2004). En ese sentido, como
sintetiza Castrelo, “una arena pública, en un contexto signado por la mediatización, es
un espacio de relaciones triádicas, no diádicas, donde la aparición de un tercero
simbólico –espectador imparcial/conciencia pública/audiencia universal– condiciona los
repertorios de acciones y las estrategias discursivas de las partes confrontadas”
(2018:77). Aunque, como antes y más aún en las condiciones del espacio público

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ampliado, debemos comprender la diversidad y los antagonismos inherentes que
coexisten en esos terceros simbólicos que configuran los públicos en las sociedades
mediatizadas, teniendo presente en primer lugar que la dimensión política del espacio
público es intrínsecamente agonística, como lo señala Mouffe (1999).
Cabe recordar entonces que fueron los estudios culturales británicos los que avanzaron
en la problematización de lo que denominaron proceso de ‘mediatización de la cultura
moderna’ (Thompson, 1999), que alude a cambios en las pautas de interacción
comunicativa que comenzaron a expandirse desde el siglo XV e involucra el desarrollo
de las organizaciones mediáticas (1998: 72). En este sentido, la emergencia de los
medios de comunicación es una expresión más de lo que Guiddens (1991) denomina
mecanismos de desanclaje propios del desarrollo de la modernidad que involucran
nuevas formas de experiencia y gestión del distanciamiento espacio-temporal, nuevas
modalidades de uso y desarrollo de competencias para interactuar en diferentes planos
de coordenadas espacio-temporales.
Desde la vertiente latina, Verón problematiza las transformaciones entre lo que
distingue como sociedades mediáticas y sociedades mediatizadas, postindustriales,
marcadas por la incorporación progresiva de nuevos registros significativos (Verón,
2004, 2007, 2013 otros). Este es el sentido que se ha extendido en los estudios de
comunicación social. En esa línea, Córdoba alude al proceso de mediatización como
una nueva matriz cultural, un régimen de estructuración para las interacciones sociales,
caracterizado por “el aumento exponencial de la complejidad discursiva de la sociedad,
la transformación de las formas de la visibilidad pública y la hegemonía de una nueva
racionalidad productora y organizadora de sentido en la sociedad” (Córdoba, 2013: 93-
94).
En un reciente artículo Scolari y Rodriguez Amat (2018) sintetizan los principales
aportes al concepto de mediatización distinguiendo dos grandes escuelas: los estudios
europeos y los estudios latinoamericanos, cuya principal contribución radica en la figura
de Eliseo Verón. Lo interesante de este artículo es principalmente el esbozo de algunas
líneas comparativas que indican posibles puntos de convergencia y el señalamiento de
que ambas escuelas son complementarias antes que opuestas. El principal punto de
convergencia indicado por estos autores radica entre la concepción de la mediatización
como meta proceso dentro del enfoque constructivista que entiende la realidad como
proceso socialmente construido y la aproximación socio semiótica de la línea
latinoamericana, que entiende la realidad como un proceso de semiosis social.

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Scolari y Rodriguez Amat (2018) mapean los puntos de coincidencia en dos ejes
cartesianos interconectados. 1) El eje mediatización general versus mediatizaciones
específicas, que va desde el interés por la evolución de los medios a las sociedades
mediatizadas e hipermediatizadas, a los fenómenos concretos en los que tales procesos
se manifiestan. 2) El eje temporal de larga duración versus el de corta duración,
principal oposición entre el enfoque de Hjarvard (2008) y Verón (2015, 2013).
Por su parte, Fernández sintetiza los aportes de Schulz sobre el concepto de
mediatización distinguiendo los efectos que éste proceso introduce en la estructuración
de las interacciones comunicativas: 1) ‘extensión’ de los límites naturales de la
capacidad de comunicación humana; 2) ‘amalgamamiento’, que alude a la expansión
hacia esferas no mediáticas de interacción; 3) ‘sustitución’ de actividades e
instituciones, absorbidas o delegadas a los medios (control, participación,
representación política, por ejemplo); 4) ‘acomodación’, que alude a la adaptación que
la introducción de nuevos medios implica para todas las esferas sociales (Fernández,
2014: 197). En estos puntos coincide Hjarvard (2008) aunque se diferencia al considerar
los procesos de mediatización desde una perspectiva institucional y de corta duración.
Compartimos, el enfoque epistémico propuesto por Verón y los autores
latinoamericanos que inscriben sus propios aportes en esta línea para pensar los
procesos de mediatización, aunque consideramos que los planteos de la escuela nórdica
no necesariamente entran en contradicción con esta perspectiva y permiten delimitar y
acotar las aproximaciones empíricas, aspecto que nos resulta particularmente oportuno
dado nuestro interés por el abordaje de situaciones concretas en contextos fronterizos.
Esta postura se interesa por caracterizar “una fase o situación determinada en el
desarrollo general de la sociedad y la cultura en el que la lógica de los medios ejerce
una influencia particularmente predominante en otras instituciones sociales” (Hjarvard,
2008: 110), distinguiendo el concepto de mediatización del extensamente utilizado
término de mediación, de línea anglosajona y de prolíficas reformulaciones en la línea
latinoamericana a partir del nuevo paradigma de las mediaciones de Jesús Martín
Barbero.
Sintetizando la revisión conceptual sobre varias perspectivas y autores abocados al
tema, Fernández (2014) postula una suerte de esquema teórico para el término
mediatización: “a) como proceso histórico de diferenciación del sistema de medios; b)
como proceso de expansión mediática del espacio público; c) como dimensión
constitutiva de los conflictos sociales y políticos siempre que estos necesiten

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escenificarse (ibídem). Los medios, por tanto, remiten a un tipo de sistema socio-técnico
que opera bajo una determinada lógica y que adquirió una posición privilegiada y
diferenciada respecto de otras instituciones, principalmente por su capacidad de gestión
colectiva del contacto con y entre los colectivos sociales. Esto es por la centralidad que
adquieren los medios para la circulación, distribución y producción de las formas
simbólicas (Verón, Fernández, Caletti, Reguillo). En este trabajo nos interesan
especialmente el segundo y el tercer punto sintetizado por Fernández pues focalizan en
aspectos institucionales, como los que les interesa a autores como Hjarvard (2008,
2015).
Este autor plantea dos vías de mediatización, directa e indirecta, la segunda entendida
como la que “se produce cuando una determinada actividad se ve cada vez más influida
por los símbolos o mecanismos mediagénicos con respecto a la forma, el contenido o la
organización” (ibídem: 115). No se trata de transformaciones en el modo en que las
personas o colectivos realizan sus actividades sino de modificaciones más sutiles que
están en relación con el grado en el que las diferentes instituciones sociales dependen de
los recursos comunicacionales.
Integrando los debates anteriormente citados y recurriendo a la acotación propuesta por
el modelo nórdico, proponemos pensarlos a partir de revisar experiencias situadas, que
denominamos ‘repertorios de acción mediatizados’. Nos referimos por un lado a los
diferentes modos (planificados o espontáneos) de escenificar conflictos o reclamos
atendiendo a la cobertura mediática que generan; y, por otro lado, a las respuestas y
reacciones recurrentes que los actores demandados y/o demandantes despliegan ante
dichas situaciones o para orientar los discursos sobre lo público (Millán, 2017).
Los “repertorios de acción mediatizados” pueden ser considerados en el marco de la
teoría de la mediatización como formas de ‘mediatización indirecta`. Aludiremos en los
apartados siguientes a dos casos concretos para analizar: cómo diferentes actores
sociales -los productores yerbateros y los docentes- escenifican sus reclamos sectoriales
en la esfera pública mediática interpelando a diferentes públicos mediante secuencias de
acciones y modalidades enunciativas que se inscriben en diversas memorias. Buscamos
describir cómo éstos actores orientan sus interacciones reconociendo y tomando
elementos de la lógica de los medios para lograr sus metas, en términos de visibilidad y
reconocimiento público.
Desde cierta perspectiva, por lógica mediática, se entienden ciertas modalidades de
producción discursiva marcadas por los valores noticiables, ciertas técnicas narrativas y

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mecanismos para el tratamiento de la información (simplificación, estereotipación,
polarización, personalización, visualización, intensificación, descontextualización etc.),
formatos y estilos comunicacionales (Fernández, 2014: 199). En la terminología de
Verón podríamos decir que se trata de las gramáticas de la producción mediática. La
lógica mediática también alude a la influencia que ejercen los medios sobre la
naturaleza y la función todos las instancias y partícipes de los procesos
comunicacionales (productor, contenido, receptor). En un sentido restringido a la
institución medios, por lógica mediática se entiende el modo particular de cada
organización mediática, al mismo tiempo que el modo general y en relación con el
propio ecosistema, de gestionar y administrar la producción , publicación y circulación
de sus contenidos (Wolf, M. 1991:215; Arrueta, C. 2010: 46 -47).
Los reclamos del sector yerbatero como los del sector docente en la provincia de
Misiones son temas recurrentes en la agenda de los medios y en la agenda pública que
se dirimen en la arena política de la esfera pública. Reconocemos en las perfomances
públicas de estos actores en pos del reconocimiento de sus reclamos, repertorios de
acción que configuran los acontecimientos mediáticos.
Los estudios sobre performances nos aportan otra línea de indagación para
problematizar lo que denominamos ‘repertorios de acción mediatizados’. Schechner
(2011) define el perfomance como ‘conducta realizada dos veces’, pues es posible
mediante la existencia de “secuencias organizadas de sucesos, acciones programadas,
textos conocidos, movimientos pautados que existen independientemente de los actores
que las realizan” (2011: 36). El autor señala que el performance en tanto conducta
restaurada es simbólico y reflexivo, lleno de significados que se transmiten
polisémicamente. Estas ideas nos sirven para mirar las secuencias de acciones que
escenifican públicamente reclamos sectoriales. Son performances mediáticas que
despliegan repertorios de acciones, en los que se entrecruzan saberes y recursos propios
de la incorporación de las lógicas mediáticas, con memorias, tonos y modos de ocupar
el espacio simbólicamente marcados.

Notas sobre las dinámicas periodísticas locales


En Misiones, las lógicas de producción se caracterizan -como en otros tantos lugares-
por la estrecha relación “esfera política- esfera mediática”. Es que los temas de la
agenda de los medios, la agenda pública, aquella efectivamente tratada, finalmente tiene
como fuente priorizada a quienes toman decisiones sobre lo público: funcionarios en

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gestión que forman parte de la esfera política. Nada novedoso sino fuera porque este
vínculo “esfera política-esfera mediática” muchas veces se sostiene aquí también “a
tracción fuentes-periodistas”. Es decir, medios donde las relaciones entabladas entre
periodistas y fuentes adquieren un valor de cambio en las interacciones entre “esfera
mediática-esfera política” independientemente de esas fuentes, esos periodistas y esa
relación.
Ese “valor” también se juega - al momento de las decisiones vinculadas a la agenda
pero no solamente. En este sentido, muchas veces el intercambio se plantea en términos
de: “legitimidad”, “actualización”, “vigencia” o “vidriera” que provee el sistema
mediático, a cambio de “reconocimiento”, “pauta”, “respaldo” y también “padrinazgos”
hacia el interior del sistema mediático y hacia el interior de la misma esfera política, en
un doble efecto. No sólo se busca el rédito económico sino también la pertenencia al
sistema político local, a la “mesa chica” de las decisiones, independientemente de la
pauta que pueda o no existir. Un modo de “correlación de fuerzas” hacia el interior de
los medios y hacia el interior de la política que se actualiza permanentemente y que al
mismo tiempo, se reconfigura permanentemente según la época, los temas que se traten
y los escenarios en que se produzcan.
Consideramos esta cuestión fundamental -pero no la única-, en escenarios periféricos y
provinciales como los que abordamos donde la pauta publicitaria privada y estatal es
finita y las ventas de ejemplares de diarios -los domingos en Misiones alcanzan a 20
mil, según el IVC-, no alcanzan a cubrir los gastos estructurales y de funcionamiento de
estas empresas. Es decir los medios locales no sobreviven ni por la venta de pauta
publicitaria ni por la venta de ejemplares, en el caso de los medios gráficos. En este
punto, hay que decir además que varios de los medios locales tienen como propietario a
empresarios que provienen de otros rubros: logística, yerba mate, forestación, comercio,
etc.
Por otra parte, y en simultáneo, las rutinas productivas de los medios de comunicación
social local están también atravesadas por las producciones de los gabinetes de
comunicación, prensa, difusión principalmente del estado y de los actores políticos. En
la disputa por formar parte de la agenda de los medios, las diferentes dependencias y
organismos del estado han “aceitado” sus modalidades y prácticas, en muchos casos, en
función a las rutinas productivas de los medios: hora de envío a los medios de sus
contenidos en forma de gacetillas, imágenes, audiovisuales, etc. sin por ello descuidar
todas las otras modalidades y prácticas pre-existentes a estos espacios formalizados de

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comunicación e integrados al aparato del estado: entrevistas y charlas con periodistas,
conferencias de prensa, fam press, desayunos, cenas, salutaciones en el día del
periodista, agasajos, etc… En esta línea, en Misiones el crecimiento de gabinetes de
prensa y comunicación como parte de los organigramas de las reparticiones de los tres
poderes del estado, organismos descentralizados y de la Constitución, ha sido
exponenciales en los últimos 20 años. Además, habría que sumar los comunicadores
cuya función es asesorar o administrar y gestionar las redes sociales de quienes están en
función dentro del estado y sus dependencias. En tanto quienes lo disputan, también de
la esfera política, realizan otro tanto para estar “en vigencia”.
Asimismo, las rutinas productivas de los medios locales - también atravesados por la
precarización como muchas otras actividades-, incluyen el paso cotidiano de los
periodistas de varios medios de comunicación social por la Subsecretaría de Prensa -
que depende de Jefatura de Gabinete de la provincia- que funciona en casa de gobierno,
en pleno centro político, financiero, comercial y religioso de la provincia, frente a la
Plaza 9 de Julio, principal plaza de reclamos y caja de resonancia política para “medir”
el humor social local de estos “microclimas”.
En relación a la Subsecretaría de Prensa de la Jefatura de Gabinete, se trata de un
espacio que de algún modo, da respuestas a necesidades propias de los trabajadores de
este sector, y al mismo tiempo, es una fuente oficial de referencia para los medios en
general. Allí los periodistas -según ellos mismos expresan- desayunan, toman mate,
acceden a wifi, teléfono, a mobiliario necesario para hacer sus producciones de
contenido y también se enteran de las “novedades” en cualquiera de las esferas por su
cercanía con la Plaza principal de la ciudad (donde también “pasa de todo”) y con los
pares del sector, al mismo tiempo que reciben las gacetillas que esta misma dependencia
-y otras- produce y emite.
Finalmente, Misiones no escapa a la tenencia global de la producción del periodismo
actual que también está atravesada por los discursos y acontecimientos producidos en
las redes sociales. Los medios locales también necesitan pegarse una vuelta por estos
territorios “nuevos” de la esfera pública al momento de hacer periodismo. Es allí donde
muchos de los acontecimientos adquieren el estatuto de “noticia” y son re direccionadas
al sistema mediático local.

Los casos: salarios de lxs trabajadores de la educación y fijación del precio de la


yerba mate

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Para este trabajo se tomaron -como ya se anticipó- dos casos de reclamos en el espacio
público. Se trata del reclamo por fijación de precios sustentables de la yerba mate y del
reclamo de los docentes de la provincia de salarios dignos y de condiciones para la
enseñanza -aprendizaje en el sistema educativo formal.
En el caso de los productores de la yerba mate se trata de un sector vinculado al ámbito
rural, de la denominada “economía madre”. que dinamiza una porción importante de la
economía local-regional. Se trata de un cultivo industrial - el 90% de la producción
nacional se cultiva en Misiones y el 10% restante en la región correntina que limita con
ella- que involucra al sector de la producción primaria y al industrial y cuyo precio se
negocia por consenso según señala la Ley Nº 25.564 de Creación del INYM (Instituto
Nacional de la Yerba Mate, 2002) según lo indica el artículo 4, inciso r de la norma
mencionada: “acordar semestralmente entre los distintos sectores participantes del
INYM el precio de la materia prima (...)”. Más adelante el mismo inciso indica que “si
las partes no llegasen a un acuerdo, la cuestión se someterá al arbitraje del secretario de
Agricultura, Ganadería Pesca y Alimentación, quien deberá laudar (…).”
“Históricamente, la estructura oligopólica del espacio de intercambios de la materia
prima originó períodos de crisis y conflicto (Rau, 2002a). A partir de las mismas se
implementaron complejos sistemas de pilotaje local, con comisiones representativas de
los diferentes sectores, mercados consignatarios, institutos para la fijación de políticas y
controles. Así, estas situaciones han constituido verdaderos laboratorios para la
discusión, ensayo y puesta en práctica de dispositivos reguladores con participación de
los actores sociales y del Estado. Las coyunturas conflictivas, además, promovieron con
frecuencia la movilización recursos simbólicos diversos por parte de los actores
intervinientes en la actividad, constituyéndose así en escenarios privilegiados para
apreciar la presencia de instituciones sociales específicas en la región y los contenidos
de sentido que se ligan a la actividad de producir yerba mate, que arraigan en el
territorio y refieren a la comunidad local”, sostiene Víctor Rau (2008:4).
Con estas regulaciones, y considerando que el espacio reúne a actores tan desiguales en
su capacidad de lobby y de negociación (entidades que nucleen a los obreros rurales
denominados “tareferos”, -cosechadores de yerba mate-, productores yerbateros,
secaderos, industriales, cooperativas agrícolas que participen en esta actividad), cada
seis meses la fijación del precio de la yerba mate, es un tema del que se habla en el
espacio público.

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En tanto que el reclamo de los trabajadores de la educación -en Misiones alcanza a 18
mil, divididos en varios sistemas: primaria, secundaria y de adultos; al tiempo que
también existen docentes contratados para escuelas nocturnas o planes especiales como
el Sistema Provincial de Tele-educación (SIPTED) que atiende primaria y secundaria-,
se inscribe dentro de las actividades vinculadas a los “servicios”, y un derecho que debe
garantizar y administrar el Estado. Un tipo de actividad específica que requiere de cierta
formación formal al mismo tiempo que tiene también un calendario propio. Cada año,
al iniciarse el año lectivo o poco tiempo antes, los salarios de los docentes y sus
condiciones de trabajo son tema de charla pública.
En relación con estos sectores sobre los que intentamos reflexionar hay que mencionar
que los gremios educativos cuentan con encargados y responsables de áreas de prensa o
como parte de la comisión directiva del gremio (no remunerados) y además,
“periodistas aliados/amigxs” dentro de los medios de comunicación -en general- a
través de los cuales se disputa “agenda mediática” primero y consenso y legitimidad
después.
En el caso del reclamo yerbatero, tanto el Presidente como los integrantes del directorio
del Instituto de la Yerba Mate (INyM), excepto el industrial, dialogan con los medios.
Mientras los industriales intentan no ser visibilizados, los productores aparecen en el
espacio publico dispuestos a tomar la palabra. Es el sector que más capacidad de
movilizar sus bases tiene: “muestran” su poder en las calles. Son alrededor de 10 mil
productores -según la fuente- en toda la región que cada vez que empieza la discusión
sobre la fijación del precio de sus productos despliegan diferentes modalidades para
“hacer saber” de la asimetría en la negociación y por tanto, la posibilidad de que sus
productos sean subvaluados. Sus estrategias no solo consisten en asignar voceros al
sector en todo el territorio y según asociaciones, contactarse con los medios y mostrarse
dispuestos al debate público, sino que además, se muestran dispuestos a desplazarse de
la chacra a la ciudad, a acampar en la ciudad, cortar calles y permanecer allí hasta “ser
escuchados”.
Al mismo tiempo, y desde el Estado ni el INyM, para el sector yerbatero, ni el
denominado Gabinete Educativo de la provincia (espacio integrado por el Consejo
General de Educación, Junta de Clasificación y Disciplina, Ministerio de Educación de
la Provincia y Ministerio de Hacienda eventualmente) para el sector de los trabajadores
de la educación, escapan a estas tendencias descriptas anteriormente: todas estas
dependencias cuentan con sus áreas de comunicación y prensa: gacetillas, conferencias

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de prensa, redes sociales, etcétera son desplegadas en estos escenarios. Todo menos el
sector industrial, “dialogan” y buscan soluciones.

Los conflictos en la esfera pública


Una vez al año cada uno de estos dos sectores protagonizan un conflicto en la esfera
pública vinculado con la definición de precios y con reclamos salariales. En ese sentido
se trata de conflictos que forman parte de lo que denominamos temas estacionales en la
agenda pública, con fechas en el calendario más o menos fijas. Esta cualidad nos
permite abordar con más detalle el espacio dramático escenificado, en la esfera pública,
pen tanto campos de disputas político-cultural.
Aparece así entre las protestas y el relato de los medios de comunicación social, la
noción de performance: la puesta en escena de las protestas como espacio dramático que
se hace a sí mismo en cada acto de aquello que se pretende visibilizar, pero que al
mismo tiempo reactualiza un repertorio de acciones y ciertas memorias.
Tras el despliegue realizado, entonces resulta fundamental señalar cómo pensamos en
este análisis a la conflictividad. Se trata de una resultante histórica que deviene a partir
de situaciones complejas, de conflictos multidimensionales y multicausales que con el
correr de los años no lograron resolverse en sus raíces mas profundas, y por
consiguiente, estas se arraigaron; atraviesan o tienen ingredientes (como causa, y a la
vez, como efecto) que con el tiempo se dinamizan, intersecan y realimentan
mutuamente” (Sarti 2007: 196). Desde esta noción podemos hablar de campos de
conflictividad, es decir el conjunto de acciones y demandas construidas por los
diferentes actores sociales que expresan sus identidades, intereses, producciones y
orientaciones, y que remiten a las relaciones sociales involucradas y a los intereses de
poder en juego. En los casos que nos ocupan se trata de un campo de conflictividad por
la reproducción social, aquello que tiene que ver con el sostenimiento de las
condiciones de vida, enmarcados en conflictos de salariales o de fijación de precios.
Cuando hablamos de conflicto nos referimos, siguiendo a Calderón (2015) a un proceso
de interacción contenciosa entre actores sociales e instituciones, movilizados con
diversos grados de organización y que actúan de manera colectiva de acuerdo con
expectativas de mejora, de defensa de la situación preexistente o proponiendo un
contraproyecto social. Mientras que un episodio de conflicto se trata de ocasiones en las
que un actor se moviliza y lleva adelante una medida de presión, tomando en cuenta que
puede hacerlo muchas veces en el marco de un mismo conflicto.

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En el caso del sector docente se trata de conflictos salariales/laborales principalmente
pero vinculados a otro tipo de conflicto que tienen relación con el cuestionamiento o
reconocimiento de autoridad, cuando se denuncia el accionar de ciertos sectores
sindicales o gubernamentales, o cuando se niega el reconocimiento a otras formas de
agrupación y movilización política con posturas más combativas.
En el caso del conflicto yerbatero, se trata de reclamos por la fijación del precio de la
hoja verde que afecta tanto a productores como a tareferos, que dependen de los
primeros. El sistema de regulación institucional muchas veces es cuestionado, tanto por
la representatividad de los actores del sector como las atribuciones y las limitaciones de
sus funciones.
Cuando se desatan los conflictos se visibilizan en los medios. Y para ello, las medidas
de presión requieren ser inscriptas en una serie narrativa, en una trama discursiva que
les de sentido. Ese es el trabajo de los medios en el que el tipo y el grado de interacción
entre actores instituciones inciden notablemente en el esquema de interpretación que
enmarcará el conflicto en cada caso. En ambos casos se trata de temas estacionales1 de
la agenda mediática
A modo de esquematización podemos reconocer una secuencia de acciones que se
reiteran, año a año en la escenificación pública de los conflictos por la reproducción
social en la provincia.

1-Anuncios de medidas de acción directa -paros, movilizaciones: se trata del acto a


través del cual el actor reclamante hace saber en el espacio público de la decisión de
iniciar una medida de reclamo o protesta. Puede ser a través de un pronunciamiento, un
comunicado a los medios de comunicación social, un posteo en las redes sociales.
Además de anunciar la forma que tendrá la protesta (marcha, paro, movilización,
concentración, huelga de hambre, etc), tiene carácter colectivo, y fecha de inicio y de

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Temas estacionales: para este trabajo, son aquellos asuntos que los medios de comunicación social
incluyen periódica o cíclicamente en sus agendas informativas. Por ejemplo: inicio de clases, cosecha de
la yerba, inicio de sesiones en Concejos Deliberantes, Legislaturas o Congreso Nacional, Estudiantina. En
tanto que las no estacionales son aquellos temas que no pueden ser planificados por los medios pero que
pueden ocurrir: una catástrofe, un incremento de boleto de transporte público por efecto de inflación o
que se dispare el precio del combustible., etc. Los dos casos elegidos para el análisis de conflictos
refieren a temas estacionales. Tanto la fijación del precio de la yerba mate como el reclamo docente son
temas incluidos en las agendas y las rutinas de las redacciones de los medios informativos, cualquiera sea
el soporte.

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levantamiento de la medida, una vez que las demandas tengan respuesta. Esos anuncios
cuentan además con un interlocutor preciso, actor que deberá responder esas demandas.
En el caso del reclamo de fijación de precios rentables para el sector, en general, el
anuncio del conflicto se realiza en el espacio urbano, en la ciudad, en las instancias de
sesiones del directorio del INyM donde los productores y el sector tiene representación
relativamente simétrica en la discusión, pero no la misma capacidad de decisión que
otros sectores como los industriales, por ejemplo. Es en forma oral y en contacto con los
medios de comunicación.

Mientras que en el caso de los docentes, los anuncios adquieren la forma de gacetilla de
prensa, con imágenes de las escuelas vacías y derruidas. En tales casos, los anuncios son
escritos y con imágenes, de tono más formal. Cabe aclarar que en este caso, el público
está bien determinado, los padres que hijos escolarizados son los destinatarios
principales, ante ellos se despliegan los repertorios. Mientras que es el Estado, en tanto
patronal, el antagonista central.

2 - Encuentros con la patronal –mesas de diálogo: en general tras los anuncios de


protestas o medidas de fuerza, en los medios se da cuenta de la “voluntad” de resolver la
situación por parte del “estado” o patrón. Se realiza a través de conferencias de prensa
de funcionarios, de entrevistas a medios seleccionados para ello, a través de un twitter,
con un comunicado de prensa. No siempre se indica expresamente, como consecuencia
de qué se abrió la posibilidad de “encuentro y escucha” con los actores pre-existentes,
que por lo general, el reclamo es pre-existente a que se lo mediatice.
Los sectores explicitan sus expectativas y generalmente adelantan los límites de la
negociación -pisos de precios, porcentajes de actualizaciones en los sueldos-. En esta
instancia, como en la anterior, se presenta un panorama general de la situación de cada
sector.

14
En estas instancias de diálogo, si los niveles de conflictividad son encausados, el tipo de
acciones que muestran los medios, es decir los gestos hacia los públicos suelen ser: la
Firma de un acuerdo con los medios presentes, como testigos. Estado o patrón anuncia
que se llegó a un acuerdo. Cuando los Actores que consideran que no hubo solución a lo
reclamado, se anuncia el desacuerdo. En simultáneo, nuevas medidas de acción.

3- Medidas de acción directa –puesta en acto de la protesta- medidas de presión.


Por ejemplo, los productores yerbateros se movilizan en tractores en mal estado, en
camiones, en autos, en colectivos de línea y luego, se concentran en un punto en
particular de la ciudad para “entrar a la ciudad” colectivamente, con la comunidad
urbana, invitada oportunamente a acompañarlos. En el caso de los docentes, los paros
donde las imágenes muestren escuelas vacías o habitadas es lo más disputado para
mostrar, sea por los trabajadores reclamantes o por el estado, responsable de garantizar
este derecho. Ambas imágenes son escenificadas por estos actores. También las
imágenes de los docentes marchando en diferentes lugares de la provincia: rutas de la
provincia, plaza de la ciudad de Posadas.

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En las situaciones más conflictivas los productores del sector tarefero realizan un
marcha del campo a la ciudad y un acampe frente a los organismos pertinentes. En estas
situaciones se sabe que el contacto con los medios y la llegada a la ciudadanía es central
para sostener el reclamo. Notas al menos tres veces al día por parte de distintos medios,
contactos frecuente y principalmente la escenificación de atributos que caracterizan a
los actores en conflicto.
En el caso de los docentes, la definición de la fecha de inicio de clases es una disputa
que muestra la correlación de fuerzas. El gobierno busca definir una fecha ante el
público, como señal de normalidad y control de la situación. Los sindicatos saben que
ese es el momento para reclamar, presentar propuestas y negociar. Por lo tanto, una
estrategia para presionar es anunciar medidas luego de la proclamación de fechas.
Se trata, es claro, de un elemento que siempre ha sido fundamental en las relaciones
políticas, el manejo del tiempo o timing, pero maximizado gracias al conocimiento de
la lógica de los medios: la ‘desmentida’ en relación al inicio de clases en los medios, el
‘papelón’ generado por las ‘rectificaciones públicas’ que debió hacer el gobierno sobre
el calendario en el marco de las paritarias, se transforma en un efecto de poder que
beneficia temporalmente a los sindicatos, amplificando la percepción sobre su
capacidad de presión. Se trata, en efecto, de un tipo de performances públicas que
aprovechan los réditos de la cobertura mediática para sostener la atención del público.
En el caso del conflicto yerbatero, la definición del precio de la hoja es el eje del
reclamo, pero cada año se suman factores que amplían el campo de conflictividad y
evidencian los aspectos estructurales que atraviesan la economía yerbatera.
En el escenario local, cuando los intereses entre las partes se crispan, las medidas más
osadas ganan terreno y ofrecen a los medios acontecimientos con todos los aditamentos
de gran espectáculo: peleas, golpes, forcejeos, relatos de productores dispuestos a
sacrificar sus vidas por la lucha. Estas historias son tan conocidas, estos repertorios
resuenan tanto en la memoria de los tiempos, de allí su efectividad mediática, pero
también de allí también el grado de implicación de los actores. Se trata de una conducta
restaurada en el que el productor se presenta en un estado de existencia que lo excede.
En ese sentido, la apuesta es a diversificar las voces y sumar apoyos a las propuestas,
medidas que se intentan ensayar para solucionar los problemas del sector. No sólo se
trata de ‘sumar voces’ sino también de producir gestos simbólicos, intervenciones o
performances políticas.

16
Una muestra cabal de performances mediática fue la foto con el paquete de yerba que
una diputada misionera le dio al presidente para llamar la atención sobre un problema
local. El gesto nacionalizó el tema, que nunca ingresa a la agenda de los grandes medios
y tuvo efectos imprevistos cuando se coló por el micrófono la incomodidad del
presidente.

El viaje de los yerbateros a Buenos Aires es siempre un relato con matices épicos en la
prensa local. En el centro de ese relato está la tensión entre el centro y la periferia y la
hazaña de los héroes por conseguir la atención del gobierno central, de la ciudadanía y
de los medios nacionales. Se planifica entonces un ‘acontecimiento mediático’ con
todos los elementos de un espectáculo.

4- Cierre del tema en los medios. Clausura/ o Desaparición del tema en los medios
sin clausura. Para el caso de los productores yerbateros los medios reservan un espacio
para mostrar y relatar el “orden re-establecido”. Son estos reclamantes los que se
encargan de “limpiar, ordenar” antes de volver a sus chacras, tras el resultado de las
negociaciones según el reclamo. El relato mediático, en estos casos, tiene a reforzar
estereotipos sobre el ‘buen reclamante’, en una línea que se apoya en cierta doxa sobre
las ‘normas de civilidad’. En las coberturas periodísticas de medios públicos y
oficialistas, especialmente en los videos de noticieros, los protocolos de cordialidad y
civilidad son especialmente destacados: la ‘limpieza’ y el desarmado del lugar de
reclamo, el acampe, los saludos, incluso en muchos casos se ‘posa’ ante las cámaras y
también se registra el distinguido ‘saludo en cámara’ a compañeros y familiares. En
estos casos, son las disposiciones corporales, las pequeñas performances o rituales del
salida los que nos muestran efectos de mediatización, conductas que son parte de
memorias de recepción de los medios tradicionales, como la radio y la televisión.

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Para el caso de los docentes, el conflicto sale de la escena mediática de modo formal, un
cierre con un comunicado desde el estado con la propuesta final, clausurando así el
tema. Los docentes en cambio, no volverán a ocupar inmediatamente tiempo y espacio
de los medios. La siguiente foto de tapa en los medios es el ‘inicio de las clases’ la
vuelta a la ‘normalidad’. Los maestros salen de escena y son los estudiantes los
protagonistas de las imágenes y videos del cierre.

Puntadas finales
Los medios inciden de manera diferente en la capacidad de dotar de legitimidad a los
procesos de movilización y protesta en tanto mecanismos para el procesamiento de
conflictos en una sociedad. En el caso local las protestas yerbateras suelen tener un
mayor grado de visibilidad cuando los reclamantes son productores, que ocupan el nivel
intermedio de la cadena productiva.
Los reclamos de los tareferos, actores más vulnerables en la cadena productiva, reciben
un tipo de cobertura episódica, sin mayor contextualización del reclamo y se inscriben
en determinadas series narrativas de los ilegalismos y transgresiones, cuando realizan
piquetes o cortes de ruta, o de las carencias. Una serie narrativa se organiza en relación
a la articulación de los acontecimientos que presentan cierto nivel de homogeneidad. En
el caso del conflicto de tareferos, suelen las noticias episódicas pasan a formar parte de
series de transgresiones, relatos de la carencia que exponen el drama de las familias por
la supervivencia pero que pocas veces retoman los factores estructurales del campo de
conflictividad.
Los tareferos han comenzado en los últimos años a incorporar estrategias de relación
con los medios e incorporado como parte de sus estrategias de acción ciertos elementos
de la lógica mediática -como el envío de comunicados, los avisos de cortes de ruta, la
búsqueda de alianzas con otros actores para incorporar más voces en el tratamiento
mediático del conflicto-.
Cuando el conflicto involucra otros actores de la cadena, como los productores, el
conflicto alcanza mayor visibilidad y se inscribe en una matriz narrativa provincialista,
que liga a los productores con los valores identitarios del período de colonización del
territorio. En esa misma matriz se inscriben los actores para articular su discurso, de allí
el tono épico que asumen sus alocuciones. Se presentan ante el público y los medios
reproducen esa presentación, como actores pioneros, portadores de cierta esencia
misionera, hombres de la chacra, entregados a su labor, trabajadores, pioneros,

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sacrificados. Estos actores realizan una interpelación multidireccionada, a diferentes
actores -el estado, los empresarios industriales, los referentes del gobierno nacional, la
ciudadanía-.
Distinta es la presentación del tarefero, que generalmente en los medios aparece como
un sujeto carente, un sujeto necesitado. Es oscilante la modalidad enunciativa de estos
actores que va desde la enunciación individual -que representa el drama individual o de
un grupo de familias- a una enunciación colectiva, una interpelación multidireccionada,
que representa una identidad grupal y consciente de sus derechos vulnerados. Para estos
casos, podemos decir que el tratamiento periodístico apunta a la ‘presentación’ de un
cuerpo sufriente.
Cuando el conflicto involucra a los productores, el enfoque2 periodístico tiende hacia la
presión por cambios concretos que se deban realizar. Esta es precisamente una cuestión
compleja y muy volátil porque depende en gran medida de cómo se de la relación con el
gobierno, principal actor y fuente de los relatos noticiosos. Con estos actores se
muestran, escenifican ‘actitudes heróicas’ y se enfantizan las ‘apelaciones a la
indulgencia’ por las medidas que afectan a terceros y que forman parte de las estrategias
de luchas. Es notoria, como la perspectiva de los medios apunta a ‘cerrar’ o clausurar el
campo de conflictividad, remarcando ‘modos apropiados’ de conducirse en el espacio
público, desde una visión higienista. Notamos entonces un sesgo moralista en las
modalidades de expresión de la conflictividad, cuando de trata del enfoque periodístico,
un tono ‘heroico y provincialista’ en la construcción de los relatos que si bien proviene
de los productores encuentra apoyo en los medios, son ‘marcos cuturales’ compartidos.
Las notas aquí esbozadas son pensamiento en movimiento, compartidas para enriquecer
el diálogo con las conversaciones académicas. Los casos que hemos abordado nos
revelan apenas un muestrario para problematizar los ‘procesos de mediatización’ en
contextos periféricos, que es el horizonte más lejano en nuestros propósitos de
investigación. Las diferentes ‘incursiones’ analíticas al archivo buscan poner en
relación lecturas propias del campo de la comunicación en su heterogeneidad
constitutiva. Así la semiótica y la sociología de la comunicación en diálogo con los
estudios de performances nos parecen encuentros fructíferos en tanto nos permiten

2
El enfoque se refiere si la noticia hace exposición de los hechos, demanda acciones por
parte de una autoridad o institución o bien presiona por cambios concretos que se deban
realizar.

19
recuperar aspectos de la cultura, la memoria y las tradiciones a partir las singularidades
de cada ‘acontecimiento mediático’.

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