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INTEGRAL
"BUSCANDO EN LOS TESTIMONIOS DE LA
MEMORIA"
I. ATADO A UN PRÓLOGO TAN LARGO QUE NO DEJABA DE SEDUCIRME
"Existe una gran amor por la luz. La luz que no es propiamente una meta sino una
condición, muchas veces es un obstáculo para poder mirar lo que queremos mirar,
en otras ocasiones apoya la idea de tener una imagen de nosotros mismos. El sol
legendario hace sombra para levantar unos silencios antiguos y cantos nuevos de
adoración; siempre la luz pensada en el final del túnel cuando podemos deshacer
el túnel -o, por qué no decirlo, la caverna- la memoria nos abre unas historias que
se asoman infaltables a la fiesta de la insinuación"5[5].
3[3] SAVATER, Fernando. El Valor De Educar. Bogotá. Ariel, 1997. Pag: 222.
Tomado de SÁNCHEZ, Silvio, Ibid; Pag: 16.
Volviendo con Platón, "...el culpable bondadoso de que aún tengamos serios
motivos para enredarnos con placer en conversaciones filosóficas"7[7], aquel que
"...abre el diálogo sobre el Ser y la inquietud por conocerlo, por atraparlo en su
totalidad, en su esencia, y en esa desnudez pretendida por siglos."8[8], las sombras
nos indican que la luz se encuentra en otra parte, más si se trata de buscar la
esencia de la persona o del Ser en la persona. Llevados por la tentación de la
analogía, el interrogante empieza a acosar: "¿La cultura, la educación y la
pedagogía han alcanzado su fin primordial, o, a la manera de Aristóteles, su
causa final: Una persona unitaria e integralmente formada?", o, por el contrario
"¿Todavía caminamos en las sombras en esta pretensión?". En fin, Tras Las
Sombras de la Educación Integral, significa empeñarse en buscar los errores
cometidos a lo largo de la historia de la pedagogía, la educación y la misma filosofía;
es tratar de indagar, inspirados, en principio, de Platón -y aclarando que es en
principio- si hemos salido del túnel al encuentro con el arquetipo formativo original,
o estamos surgiendo dentro de la caverna. ¿Cuál son los errores de todas las
propuestas formativas y cómo repercutió en la cultura y en la misma
educación?. Desde Platón "...toda Desnudez es también ocultamiento"9[9], sin
embargo "...inventa una manera de hacerlo, construye un equipaje para la aventura
y nos deja de herencia un mar de categorías de las cuales nos cuesta trabajo
desprendernos aún"10[10]; fuera de eso, y como lo veremos más adelante, el viejo
sería el menos indicado a la hora de hablar de formación integral.
5. Debemos, por tanto, modificar nuestra posición ante nuestros errores. Es aquí
donde debe comenzar nuestra reforma ético-práctica. Pues la vieja posición ético-
profesional lleva a encubrir nuestros errores, a ocultarlos y, así, a olvidarlos tan
rápidamente como sea posible.
Lo dicho, empecemos desde las sombras, de todas maneras, como dice Heiddeger:
"Nadie puede saltar sobre su sombra"12[12], "Desde hace siglos la luz es
siempre nueva"13[13].
13[13] ARTURO, Aurelio Morada Al Sur. Bogotá: Procultura. Pag: 132. Tomado de
SÁNCHEZ, Silvio; Ibid, Pag: 54.
Independientemente de la problemática planteada, pero como otra ficha importante
más dentro del todo, estudiar la historia de la Educación y la Pedagogía, a la vez de
ser algo enriquecedor, es un arte y una ciencia que hay que trabajar con lógica y
objetivos claros. No se trata de realizar una lectura elemental del proceso histórico
de las mismas, sino, por encima de todo, realizar una lectura crítica, sistemática y
transformadora, a fin de ver sus sombras y cualificar la educación en pro de la
persona, la sociedad y la cultura. Es maravilloso hacer filosofía sobre la educación
y formación integral en la historia. Tal vez lo veo, por el momento, como la forma
más clara de aterrizar mi quehacer filosófico.
Conocer la historia implica entenderla como realidad y como ciencia. Como realidad
porque “...consiste en un conjunto de acciones humanas realizadas
sucesivamente en el tiempo, y de sus resultados relacionados entre sí”20[20];
24[24] Cfr. GÓMEZ, Gonzalo. C.J.M. El Individuo Histórico. Apuntes. Bogotá 1996.
Pag: 1-10.
"Se puede afirmar que hoy hacemos todo lo posible por dejar en un rincón la
memoria y lo memorable. La memoria es la posibilidad de repetir el acontecimiento
y lo complejo que hay en él inventándolo cada vez más distinto en nuestro de la
vida. La memoria permite la comprensión de lo que se hace, más la angustia de no
haberlo hecho como lo imaginábamos. La memoria es la infinita posibilidad creativa
de lo humano, pero también es el señalamiento de las limitaciones en la constante
creación de la vida. La memoria seduce al retorno de mil maneras porque sus
caminos se nos ofrece a la reconstrucción y a la reinterpretación de aquellos que
vamos dejando los seres humanos como tiempo..."28[28].
Hasta aquí todo lo que tiene que ver con Historia. Nos interesa estudiar más su
implicación dentro del aporte de la Educación y la pedagogía a la sociedad y la
Sin embargo surge una pregunta muy importante, especialmente en nuestro medio:
¿Se puede hablar de Educación sin Pedagogía?. Si contestamos esta pregunta
desde el ámbito de la Educación Formal proporcionadas por las instituciones
Educativas, la respuesta sería “Categóricamente No”. Gracias a Johann Friedrich
Herbart (1776- 1841), se analizó que el estudio de la pedagogía, “como ciencia,
análisis y reflexión de la Educación, del Proceso Enseñanza – aprendizaje, de
sus métodos y acciones, en comunión con otras ciencias (sociología, la
psicología, la biología, etc...)”32[32], es importante a la hora de darle sentido
evolutivo a toda misión educativa en el ámbito en el que desenvuelva. Por otro lado,
dentro de otros esquemas educativos informales o no - institucionales,
necesariamente es relevante realizar una reflexión sobre la forma como se la lleva
a cabo, si es significativa o no, si ayuda al crecimiento, si mejora el nivel de vida, si
hay que replantear los métodos; en suma, directa o indirectamente surge una
implicación con la pedagogía.
Por último, quiero abrir paso a la “Carta de Navegación” que orientará la discusión
sobre las escuelas y modelos pedagógicos más interesantes a lo largo de la historia,
a partir de un argumento estipulado por el Ministerio de Educación Nacional: “La
Educación es un proceso de Formación Integral que requiere del respeto de
las diferencias de los alumnos y de una evaluación cualitativa"35[35].
36[36] ACODESI. La Formación Integral y sus Dimensiones. Bogotá 1999. Pag: 14.
38[38] Habermas trabaja con esta idea Husseriana para proponer su clasificación
de las ciencias desde el interés técnico, crítico y emancipatorio.
Empecemos con los aportes que nos proporciona los ideales educativos de la India,
especialmente desde los años 800 al 400 antes de Cristo, épocas aproximadas en
donde se escribieron dos de las grandes obras con un contenido espiritual,
filosófico, metafísico y, por qué no decirlo, educativo de considerables proporciones.
“Los Vedas (himnos) y los Upanishadas (discursos)”. Si bien es cierto que sus
criterios filosóficos son esencialmente panteístas y proponen la gran unidad del
hombre con el universo, sus aportes y fines educativos contribuyeron a pensar, en
pequeñas pinceladas, en una formación integral43[43]. Un ejemplo claro es el hecho
de que su formación educativa era estaba encaminada hacia la consecución de un
“Bien Moral”. Los brahmanes, los tols, induistas y budistas recomiendan a sus
discípulos la liberación de los fines y deseos materiales. Eso significa que el
progreso, en otras palabras, el desarrollo y crecimiento, no se encontraba en las
manos de la riqueza, la fama y el poder material, sino, por el contrario, es a través
de la cultura del espíritu y la importancia de los valores cósmicos donde la personas
40[40] ACODESI. La Formación Integral y sus Dimensiones. Bogotá 1999. Pag: 14.
En la antigüedad oriental también nos encontramos con otras civilizaciones que han
proporcionado aportes significativos para la formación integral: China, Egipto y el
Una vez conocidos estos ideales educativos del oriente antiguo no hay que olvidar
que esta tuvo un auge sorprendente con el surgimiento de la cultura y filosofía griega
y helenística. Conocemos que la filosofía griega tuvo cuatro etapas
fundamentalmente: La etapa cosmológica, el surgimiento de la sofística, la época
clásica (con Sócrates, Platón y Aristóteles) y la época Helenístico – Romana
(surgimiento de los sistemas éticos). Todas ellas destinadas a orientar la educación
Por otro lado, nos encontramos con Sócrates (470 ó 469 – 399 a.C.) “Fenómeno
Pedagógico” (Según Jaeger)52[52] que deja un importante aporte para nuestra
causa: si se quiere que el estudiante sea virtuoso (Dimensión ética), se conozca a
sí mismo (dimensión afectiva, espiritual, ética, cognitiva), alcance el conocimiento
por sus propios medios (dimensión cognitiva, afectiva)53[53] y sea un buen
ciudadano (dimensión socio – política), el maestro debe ser ejemplar, su misión no
debe ser por horas, sino con una vocación y compromiso permanentes, con sentido
humano, ético y moral, preocupado por enseñar la verdad, no permitir que se desvíe
el estudiante de este camino y, con una postura de diálogo y compartir.
50[50] JAEGER, W. Paideia I. Los Ideales de la Cultura Griega. F.C.E. México 1992.
P. 2. a.c. 3. . Tomada de LONDOÑO OROZCO, Guillermo. Op Cit. Pag 56.
Con San Agustín (354 – 430 d.C), toda educación, especialmente si es integral,
debe dejarse llevar por la capacidad de descubrir, en los estudiantes, al Maestro
Interior de la verdad, es decir, dejar que salgan a flote todas y cada una de las
potencialidad que se encuentran al interior de cada personalidad.
Por último, con Santo Tomás de Aquino (1225 – 1274 d. C), la necesidad de
fomentar una educación armónica y equilibrada, con una educación orientada
ética y políticamente, y sin ningún tipo de reduccionismo o dogmatismo, por el
contrario, con toda la apertura posible a los nuevas exigencias de la realidad, la
cultura y las ciencias.
56[56] FRAILE, Guillermo. Historia de la Filosofía III. Grecia y Roma. B.A.C. Madrid
1982. Pag: 22. Tomada de LONDOÑO OROZCO, Guillermo. Op Cit Pags: 119 – 125.
evolutivas y de crecimiento. Esta situación fue trabajada con gran insistencia a
través de muchos inventores, maestros, científicos e ideólogos de esta época. Basta
recordar a León Bastidas Alberti (1404 – 1472) y su educación para la virilidad;
Baldesar Castiglione (1478 – 1529) y el ideal de cortesía del caballero y el
conocimiento de la perfecta cultura literaria; Guarino de Verona (1374 – 1460) con
su instrucción en tres cursos: Elemental, Gramatical y Retórico; Vittorino Feltre
(1373 ó 1378 – 1446) y su escuela de formación con énfasis en las lúdicas para
formar el carácter y la sociabilidad; y Erasmo de Rotterdam (1406 – 1536), el más
famoso humanista de su época y con su enorme influencia pedagógica, al
considerar que para lograr una formación eficaz es necesario respetar la progresiva
maduración de la personalidad (especialmente en la población infantil)57[57]. En
síntesis, reducir la educación a una formación tecnificada y racionalista es un
atentado contra la formación integral. Se trata de formar de personas que
transformen significativamente la sociedad que estamos viviendo con ese toque de
humanismo que tanto estamos necesitando, y no máquinas de producción o, por
qué no decirlo, “Delincuentes hábilmente preparados”. Frente a estos ideales el
maestro juega un papel importante, siendo este, otro de los aportes significativos
del renacimiento: un maestro que es consciente de las capacidades del
estudiante58[58], que innova y es creativos, que supera esquemas pedagógicos
tradicionales, magistrales y teóricos, que incita a la investigación, a la experiencia,
al trabajo de campo, a la producción de pensamiento y al fomento de las
capacidades argumentativas, propositivas y criticas.
Modernidad (Siglos XVII – XIX) sigue adelante con lo avances científicos, técnicos
e ideológicos. La razón llega al extremo mismo de la emancipación de cualquier
obstáculo que no la deje crecer60[60]. Desde el punto de vista filosófico surgen
nuevos interrogantes y nuevas problemáticas, todas ellas enfocadas desde la
Epistemología y la Teoría del Conocimiento. Surgen escuelas como el Racionalismo
(Descartes, Spinosa, Leibniz), el Empirismo (Locke, Berckeley y Hume), el
Idealismo Trascendental (Kant), el Idealismo Absoluto (Hegel), el romanticismo y
sentimentalismo (Schopenhauer). Junto con las demás ciencias (Geometría,
matemáticas, lógica, biología, anatomía, ciencias físico – matemáticas de Newton,
astronomía, etc.) lo único que les interesaba responder es: ¿Cómo surge el
Conocimiento?. Es precisamente este problema la causa de una gran revolución en
el campo Educativo, todo por una sencilla razón: Nace la Pedagogía como Ciencia.
Fueron muchos los representantes que dejaron sus huellas indelebles en esta
época en el campo educativo; sin embargo, simplemente centraremos nuestra
En primer lugar nos encontramos con Juan Jacobo Rosseau (1712 – 1778)
que con su obras dedicadas, de alguna manera u otra, a la Educación61[61],
ratifica un aspecto muy esencial a la hora de hablar de una verdadera formación
integral y que se ha venido clarificando a lo largo de la historia: La Educación
debe tener como finalidad última no formar personas hábiles para realizar una
determinada función y desenvolverse en el mundo de la ciencia, la tecnología y
las leyes, sino, fundamentalmente, formar personas62[62]. También nos deja en
claro otro aspecto conceptual que hemos discutido mucho: “Para lograr esta
finalidad es necesario que la educación parta de la realidad Natural Y Social
de la persona, de lo contrario será una educación completamente
desnaturalizada”. Parte de la realidad pluridimensional de la persona y cultiva
todas sus dimensiones es la característica de una verdadera educación63[63].
"Educar es volver a la naturaleza, al estado de bondad y pensar en la educación
como Bildung (Ascenso a la humanidad), es plantear los humano como
acontecimiento en la cultura"64[64].
68[68] Se podría decir que desde aquí se intensifica la reflexión acerca de que
la Educación está en manos de toda una comunidad educativa, que no la
conforman únicamente los profesores, sino, también, estudiantes, padres de
familia, personal encargado de los servicios, administrativos, etc.
Movimiento pedagógico que, con los aportes valiosos de León Tolstoi (1828 – 1910),
Jhon Dewey (1859 – 1952), María Montessori (1870 – 1952) y Ovidio Decroly (1871
– 1932) trascendió enormemente en el campo de la Educación, especialmente en
la historia educativa colombiana, “...proclama una pedagogía activa basada en
los intereses del niño (y de los jóvenes), donde él es el principal protagonista
y gestor de su acción, pretendiendo lograr así la autonomía y el crecimiento
integral del hombre. Estos modelos transforman la relación maestro – alumno
y el proceso de enseñanza – aprendizaje, formula nuevos métodos de
autoaprendizaje negando fórmulas autoritarias y el protagonismo del
maestro; se basa en la experimentación espontánea del niño y la libertad para
el desarrollo natural que facilita la iniciativa y la autoexpresión. Propugnan
una educación universal relacionada con la realidad de los escolares,
partiendo de la base del aprendizaje significativo que se produce cuando el
niño construye su conocimiento activamente como resultado de la interacción
con el medio... Son proyecto socioculturales y socioeducativos que le dan
gran importancia a la autoeducación de los estudiantes.”72[72]. Si bien es
cierto son pocos los aspectos relacionados con formación integral no podemos
negar que esta haya sido la prioridad fundamental en sus presupuestos
pedagógicos73[73].
Desde que surgió la Escuela Nueva, nuevos elementos han aparecido y que han
marcado la historia de la Educación y la Pedagogía. Surge la Psicología (desde el
siglo anterior) y gran variedad de corrientes psicopedagógicas74[74], la
administración y la legislación. Sin embargo la formación integral siempre ha sido la
principal preocupación y objeto de las principales discusiones educativas, aunque
76[76] Cfr LONDOÑO OROZCO, Guillermo. Ibid pags 233 – 238 y 249 – 256.
En fin, después de todo este recorrido nos asalta unas preguntas: Si la Formación
Integral no es algo nuevo, si tiene una historia en la que ha trascendido en todos los
esquemas culturales posibles,... ¿Qué es lo que pasa en nuestras aulas de clase,
en nuestras instituciones educativas?. ¿Nuestra estructura pedagógica se
basa en la Formación Integral o busca intereses cognoscitivos ajenos a la
realidad y los retos que estamos viviendo?. ¿Sabemos lo que es Formación
Integral, o la confundimos con integración del Currículo por mucho que sea
de calidad y tenga proyectos de transversalidad?. ¿Por qué los y las
estudiantes, como reacción a la modernidad fría y despótica, interesada por
la razón instrumental, viven los principios del hombre postmoderno?. ¿Por
qué los imaginarios de la juventud tan vacíos de imaginación?, ¿Por qué el
desencanto por la sabiduría y por crear mundos posibles?. A sabiendas de las
bondades de esta nueva tendencia, La Postmodernidad, el vivir al extremos sus
criterios, "postmodernismo", es una consecuencia funesta de hacia qué responde
la formación integral intencionada o no intencionada en las instituciones educativas.
Si damos una mirada podemos observar:
Con todo esto no nos queda de otra que pasar a las conclusiones.
“Hay que advertir que la Formación Integral no pretende darlo todo o hacer
que los estudiantes sean especialistas en todo. No creemos que el asunto
de la Integralidad esté en la cantidad de datos proporcionados o
conocimientos adquiridos. Tampoco en la transmisión fría de
informaciones o en el ofrecer un agregado de elementos separados o
sumatorias de los mismos. El que optemos por la Formación Integral no
quiere decir que tengamos en nuestro plan de estudios algunos espacios
para las materias llamadas Humanísticas, lo cual sería un reduccionismo
inaceptable. El lograr una Formación Integral está en la actitud que se
tenga respecto de la apertura del conocimiento, a la interdisciplinariedad,
83[83] ACODESI. La Formación Integral y sus Dimensiones. Bogotá 1999. Pag: 15.