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«El Universo es realmente

infinito en el espacio, pero es


finito por el tiempo»
Salvador Faus, 3 noviembre, 2014

Doctor en Física y Licenciado en Física y Matemáticas, Alberto Fernández


Soto(Gijón, 1969) es científico titular del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) y miembro de la Unidad Asociada del Observatori
Astronòmic de València y del Instituto de Física de Cantabria. Este
investigador es miembro del Proyecto de Investigación de Excelencia
Prometeo de la Generalitat Valenciana: “Pruebas Observacionales del Modelo
Cosmológico Estándar”, es experto en la formación y evolución de las galaxias, así
como en las observaciones de los inicios del Universo, y ha publicado más de
setenta trabajos de investigación a nivel internacional. Es miembro del equipo
científico de la Cámara Osiris (Gran Telescopio de Canarias), del telescopio
robótico italiano REM en Chile y de los proyectos internacionales Alhambra
(mapeo galáctico de profundidad), Mistici (observación de explosiones de rayos
gamma cósmicos) y J-PAS (estudio de la energía oscura del universo).
Todos nos hemos planteado alguna vez si el espacio es infinito o, por el
contrario, tiene límites.
El Universo tal y como lo entendemos es realmente infinito en todos los sentidos,
abierto y no cerrado, pero también es finito por el tiempo, porque es más grande
que la distancia que ha recorrido la luz desde el “Big Bang” hasta hoy. De ahí que
todo lo que esté fuera de esa distancia sea aún inaccesible.
P. ¿Puede haber más Universo fuera del espacio que podemos observar?
R. Más allá del espacio observable para nosotros puede haber más Universo y de
hecho seguro que lo hay. Desde el punto de vista de un astrónomo o de un físico,
seguramente el Universo es infinito en el espacio, pues no tenemos paredes ni
nada parecido, pero el que nosotros podemos ver o aspirar a ver siempre es finito
porque siempre es una esfera a nuestro alrededor.
P. Al igual que lo tiene la Tierra, ¿tiene también horizonte el Cosmos?
R. Como hubo un inicio y como la luz viaja a una velocidad finita, el trozo de
Universo que podemos ver está limitado, pues solo es observable la parte cuya luz
ha tenido tiempo de llegar a la Tierra. Si el Universo nació hace unos catorce mil
millones de años, la luz solo ha podido viajar durante unos catorce mil millones de
años y todo cuanto haya más allá de esa distancia aún no es posible observarlo.
Ese es nuestro horizonte cósmico y lo que existe dentro es el universo observable.
P. ¿Cómo podría ser esa parte del mundo que es inaccesible porque su luz
aún no ha llegado a nuestro planeta?
R. A través de los telescopios en el espacio o con los telescopios de microondas,
estamos viendo hasta el borde del Universo observable, seguimos “entendiéndolo”
y no aparece en nuestras observaciones nada que de repente nos haga afirmar
que hay algo muy distinto que no encaja con lo que conocemos. Desde el punto
de vista físico-matemático, lo lógico es que ese trozo del Universo sea igual que el
que vemos, tenga los mismos componentes, la misma materia, las mismas
partículas y las mismas leyes de la Física, pero en realidad no lo sabemos y nada
obliga a que sea así.
P. ¿Ese desconocimiento explicaría las teorías sobre que algunas
constantes de la Física podrían variar ligeramente y hacerse más grandes o
más pequeñas con el tiempo?
R. Para todas esas constantes como las que rigen la interacción de las partículas
elementales, la velocidad de la luz o, incluso, la constante de la gravedad,
tenemos límites muy sólidos y sabemos que no pueden cambiar más que una
parte en diez mil millones o una parte en cien mil millones. No es descartable que
sean constantes desde nuestro punto de vista, pero realmente a distancias muy
grandes pueden comportarse de otra manera.
P. A nivel divulgativo usted suele explicar la formación del cosmos
comparándola con el funcionamiento de un reactor nuclear.
R. El hecho de que el cosmos esté formado fundamentalmente de hidrógeno y
helio puede entenderse conociendo cómo funcionan las reacciones nucleares de
las estrellas o de nuestros reactores nucleares. Esto te permite realizar unos
cálculos físicos y plantearte qué saldría como producto si tuvieras un reactor
nuclear funcionando en unas determinadas condiciones, a partir de las partículas
elementales disponibles en el origen. Pues sale hidrógeno, helio y trazas de
algunos otros átomos, que es precisamente de lo que está hecho el mundo, lo que
refuerza la idea de que en un inicio era extremadamente denso y caliente.

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