UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS

ESCENICAS Y LITERATURA SEMINARIO DE AUTOR I

Jessid Antonio Diaz Santos

20131188046
Oscar Iván parra
20152188037

“PATAS ARRIBA CON LA VIDA”

María Mercedes Carranza

Eje fundamental: La locura como tópico recurrente.

PATAS ARRIBA CON LA VIDA

Sé que voy a morir porque no amo ya nada.

Manuel Machado

Moriré mortal,
es decir habiendo pasado
por este mundo
sin romperlo ni mancharlo.
No inventé ningún vicio,
pero gocé de todas las virtudes:
arrendé mi alma
a la hipocresía: he traficado
con las palabras,
con los gestos, con el silencio;
cedí a la mentira:
he esperado la esperanza,
he amado el amor,
y hasta algún día pronuncié
la palabra Patria;
acepté el engaño:
he sido madre, ciudadana,
hija de familia, amiga,
compañera, amante.
Creí en la verdad:
dos y dos son cuatro,
María Mercedes debe nacer,
crecer, reproducirse y morir
y en esas estoy.
Soy un dechado del siglo XX.
Y cuando el miedo llega
me voy a ver televisión
para dialogar con mis mentiras.
“La soledad de la obra -la obra de arte, la obra literaria- nos descubre una soledad más
esencial. Excluye el aislamiento complaciente del individualismo e ignora la búsqueda de la
diferencia” (Blanchot, Maurice. (1992).

Se hace evidente que el proceso de esta autora en particular, es un proceso tan hermoso
como siniestro. El hecho de que el poema se llame “Patas arriba con la vida”, nos hace
alusión a una situación en que la vida fue la primera en llegar a esta posición equivocada y
sin sentido a la que Maria Mercedes llama Patas arriba, pues es ella (la vida) la que nos hace
mortales, por tanto, seres sin ninguna huella que definen y creen, racionalizando aún lo más
sublime, a pesar de que sus actos no tienen sentido alguno.

La autora funde al lector con ella, para que éste se de cuenta que lo absurdo no está en la
locura, que eventualmente es la única que nos deja ver las cosas en su nada característica
y para esto utiliza una serie de herramientas que podrían de varias maneras definir a una
mente que rechaza el concepto de realidad general, por ser un concepto errado y que
eventualmente se deja caer por su propio peso. Entre estas herramientas se encuentra
como eje central la manía y la repetición, como se puede ver en puntos precisos: Como
primera medida el mismo poema anula totalmente conceptos claros que definen la
“cordura imaginaria” de quienes se jactan de estar cuerdos, como el amor, la esperanza y
más que nada a la vida, la anulación en estos casos por medio se hace por medio de una
reafirmación tan recalcitrante de los conceptos que raya en lo obsesivo, y sin embargo se
mezcla sutil pero directamente con palabras clave como mentira y engaño.

Le da a entender al lector su aburrimiento y sus pocas ganas de seguir estando en este

plano; Ve desde un punto externo a si misma el vacío de la vida (a pesar de que, en el
pensamiento general pre impuesto se diría que la vacía es ella) , que ha estado en todos los
ámbitos posibles según la cultura, y desde ese punto se da cuenta que no a manchado o
marcado el mundo, nadie lo ha hecho. Podríamos llegar a una afirmación mencionada por
Maurice Blanchot ¨ El poema no es esa palabra, es comienzo, y la palabra no comienza
nunca, pero siempre dice otra vez y siempre vuelve a comenzar ( Blanchot, Maurice. (1992).
El espacio literario, Barcelona: Paidós. Pag 34) Existe la necesidad de reafirmarse, de existir,
de creer y demostrar que se está vivo, o que se respira. Maria Mercedes Carranza logra
anular ese existir por medio de su conciencia, o mas bien su locura, que nos adentra en
planos enteramente obsesivos, pues para alguien que entiende esta carencia de sentido,
también define la búsqueda infructuosa y repetitiva de este, por medio de recursos
utilizados a granel, como el amor, la esperanza, los lazos heredados con personas e incluso
con territorios, pero que son puras mentiras que después de la ilusión solo dejan
desesperación. Como ese punto terrorífico cuando se repite tanto una palabra que pierde
su sentido y por un momento es un ruido vacío carente de todo significado: ese momento
en María Mercedes de a pocos va volviéndose su propia existencia.
Maria Mercedes supo buscar, como todo loco en su etapa temprana, esas manías que le
permitían llegar a un punto de “existencia”, un orgasmo que en todas sus manifestaciones
dura poco, para sumirla más y más en la desesperación. Supo buscarla, pero no encontrarla,
pues como todo loco en su etapa madura se dio cuenta de la verdad de las cosas: No hay
verdad y las cosas no son cosas si yo no les doy ese carácter o las percibo. Así ella ya no era,
pues no se reconoce a sí misma, ella se funde con sus propios conceptos, su obra y ahí es
donde se encuentra a la poeta, no en esa carcasa que nos han enseñado que es “persona”.

Así Maria Mercedes Carranza escribe en este poema casi un epitafio, dándonos a entender
que lo que importó nunca fue ella como sujeto o como vida, sino más bien ella como
concepto que acaba y pisotea lo que alguna vez fue, o lo que somos todos… lo que importa
es su locura.