Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
PRESENTACIÓN
El texto del autor tiene una fluidez y movimiento que deja muy en claro la
importancia de la neuropsicología en la actualidad y en un futuro como ciencia todavía en
desarrollo temprano. De esta manera, la base de la cual parte la neuropsicología es
inscribirse en las “neurociencias”, consistiendo en un abordaje “multidisciplinar del estudio
del sistema nervioso”, tratando de integrar los “procesos neurobiológicos y psicobiológicos”.
En las neurociencias se estudia el sistema nervioso mediante el aporte de diversas
disciplinas como la “biología, la neurología, psicología, química, física, farmacología,
genética o informática”. Sus tópicos giran en torno a la “anatomía, funcionamiento,
patología, desarrollo, genética, farmacología y química”, con el fin de comprender los
procesos cognitivos y el comportamiento humano. Dentro de las características de la
neuropsicología, uno de los aportes de los cual tenderá a nutrirse en un futuro, viene a
partir de la introducción de la “neuroimagen funcional” ya que gracias a las mismas, se ha
observado “las modificaciones que se producen en el cerebro durante la realización de un
determinado proceso cognitivo”, logrando fortalecer el estudio de las causas del
padecimiento y los efectos de los tratamientos, por ejemplo, en el caso del TDAH. A través
del desarrollo de la neuropsicología, los investigadores han tomado diferentes caminos, por
lo que los límites entre las diferentes escuelas de neuropsicología a menudo coinciden y
son claros, no obstante, suele percibirse como “difusos”.
Se podría decir que la madre de la neuropsicología es la neurología, ya que a partir
de la “observación de las distintas patologías causadas por daño cerebral se empezó a
comprender mejor el comportamiento humano”. No obstante, quienes quisieron ir más allá
se interesaron en el “cerebro para comprender mejor la conducta”, como en el caso de los
primeros neuropsicólogos. Lo que si queda claro es que, tal como presenta el autor de la
fuente señalada, mientras que “el neurólogo examina las funciones vegetativas, sensoriales
y motoras, el neuropsicólogo es el encargado de evaluar las funciones cognitivas, para lo
que se requiere un proceso de evaluación más largo y exhaustivo. El neurólogo es el
responsable de los tratamientos farmacológicos, mientras que el neuropsicólogo se
preocupa de programar y administrar tratamientos de rehabilitación cognitiva de las
funciones mentales dañadas”. De esta forma, se puede respuesta a un fenómeno notable y
frecuentemente suscitado en los centros escolares, tanto públicos como privados, cuando
se observa que algunos psicólogos canalizan al neurólogo a alumnos etiquetados con
TDAH o problemas de aprendizaje, lo cual puede ser considerado como un error, ya que
3
todavía el psicólogo se encuentra más en contacto con las aportaciones que ofrece la
neuropsicología, desde la parte del estudio de las funciones y su impacto en el desarrollo
humano de los sujetos.
Más adelante, el autor puntualiza las principales características de la
neuropsicología, las cuales son: “estudiar tanto a sujetos sanos como sujetos con daño;
utilizar el método científico natural para el estudio del cerebro, mediante el procedimiento
hipotético-deductivo o método analítico-inductivo; estudia los procesos cognitivos
superiores: pensamiento, lenguaje, memoria, funciones ejecutivas, percepción y motricidad,
y las consecuencias del funcionamiento cerebral sobre la conducta emocional;” por su
especialización y susceptibilidad, “estudia principalmente la corteza cerebral; así como las
consecuencias del daño cerebral sobre la conducta; trastornos del pensamiento, síndrome
disejecutivo, afasias, amnesias, agnosias, apraxias y alteraciones neuroconductuales; y
utiliza modelos humanos”.
En el apartado 2 del capítulo 1, el autor hace un recorrido por el “desarrollo histórico
y las orientaciones actuales”; lo cual nos puede servir para comprender las concepciones
desde las cuales se posicionan nuestros colegas, miembros de la comunidad, beneficiarios
de servicios y pacientes, por ejemplo, ya que desde los “egipcios había interés por
determinar el área encargada de la actividad mental, atribuyéndose a aspectos externos al
sujeto (demonios)”; por otro lado, desde Platón y Aristóteles, se plantearon argumentos
acerca de la “localización del intelecto y los sentimientos”; más adelante perduró la visión
mecanicista y localizacionista de “Galeno”; no fue hasta la aparición de “Andrés Vesalio,
que se postuló que la actividad mental se localizaba en el tejido nervioso del cerebro”; aún
nos encontramos con colegas cuya percepción de algunos fenómenos que se explican
mejor con la neuropsicología, son atribuidos equivalentemente a daños en ciertas zonas del
cerebro. Así nacen los teóricos localizacionistas en el sentido estricto, agregándose a
Galeno y Vesalio, el filósofo “Descartes, al afirmar que la mente se situaba en la glándula
pineal”. Enseguida, dos anatomistas (Gall y Spurzheim) desarrollaron “teorías frenológicas,
postulando que cada una de las actividades mentales se situaban en áreas concretas del
encéfalo, estimándose 27 facultades mentales, y consideraban que las protuberancias de
algún sector del cráneo se correspondían con un mayor desarrollo de la función que se
suponía, estaba localizada en esa área, mientras que la presencia de una depresión en el
cráneo implicaría un menor grado de desarrollo de la función correspondiente a dicha
4
zona”. También realizaron la primera descripción de la “afasia tras una lesión del lóbulo
frontal izquierdo”. Como respuesta, surgió un movimiento antilocalizacionista, que
consideraba que “el cerebro funcionaba de un modo global y unitario”. Esta concepción
holista se fundamentó en la conclusión de Flourens, quien comprobó que con el paso del
tiempo, “las conductas perdidas en un animal (es este aspecto es donde estribó la misma
debilidad de la teoría), y que en un principio se habían anulado, volvían a recuperarse”. Por
otro lado, en el siglo XIX aparecieron los afasiólogos; “Dax propuso que los trastornos del
habla estaban causados por lesiones del hemisferio cerebral izquierdo”; Paul Broca y Carl
Wernicke, serán siempre recordados como unos de los principales aportadores a la
neuropsicología, ya que el primero “confirmó las relaciones entre el lenguaje expresivo y el
lóbulo frontal izquierdo (afasia de Broca)”, mientras que el segundo “identificó el principal
centro del lenguaje comprensivo en la zona posterior del lóbulo temporal izquierdo, así
como el fascículo arqueado como responsable de conectar (afasia de Wernicke)”.
Ya alrededor de los años 50 y 60, la neuropsicología se popularizó con las primeras
publicaciones, quedando definitivamente asentado para referirse a una disciplina que “no
sólo era autónoma por su denominación, sino por sus contenidos y objetivos”. Los
posicionamientos antilocalizacionistas fueron reforzados a partir de los hallazgos que
científicos como Friedrich Goltz, quien al extirpándole una parte del cerebro a un perro,
este sufría una “pérdida de funciones”, no obstante, lo que llamó la atención, fue “la
posterior recuperación de dichas funciones”. Por otro lado, John Hughlings-Jackson
destacó “la división del sistema nervioso en tres niveles jerárquicos de creciente
complejidad: el nivel inferior o espinal se localizaría en la médula espinal y el tronco
cerebral; el segundo nivel –de tipo sensorial y motor– estaría ubicado en los ganglios
basales y en la corteza motora; el nivel superior se localizaría en los lóbulos frontales
permitiendo el control de los movimientos”. Este modelo es interesante porque ninguna
actividad era producto de un grupo limitado de neuronas, sino que más bien tenía una
estructura vertical.
Con la aparición de las guerras en el siglo XX, Goldstein “estudió las consecuencias
de las heridas en el sistema nervioso, por lo que puede ser considerado como uno de los
pioneros de la rehabilitación neuropsicológica del daño cerebral”. Además, con Hebb, por
vez primera se empezó “a tener en cuenta la importancia de la psicología para valorar las
lesiones cerebrales, aceptándose que la utilización de escalas neuropsicológicas podía ser
5
CONCLUSIÓN