R tenía 19 años y una edad mental de entre 8 y 10 años cuando
queda en estado de embarazo producto de los abusos sexuales producidos por un tío, quien fue detenido y procesado por ese delito, después de constatar su madre esta situación al acudir al hospital local (Guernica, de la misma provincia donde vivía) el embarazo de M.L.R, solicito se le practique un aborto legal. Art. 86 Código Penal Argentino (“Incurrirán en las penas establecidas en el artículo anterior y sufrirán, además, inhabilitación especial por doble tiempo que el de la condena, los médicos, cirujanos, parteras o farmacéuticos que abusaren de su ciencia o arte para causar el aborto o cooperaren a causarlo. El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta, no es punible: 1º Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios. 2º Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto”. La solicitud fue negada y la joven víctima fue derivada al hospital San Martin de la Plata en el cual se suspendió la practica por intervención de la justicia, el caso se demora varias semanas (mes y medio) y finalmente la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires determina que el aborto es legal, que debe realizarse y que estos casos no deben judicializarse, pero el hospital se niega a practicarlo aludiendo que el embarazo estaba muy avanzado. En 2007, la madre de la joven representada por el Instituto de Genero Derecho y Desarrollo, por el Comité de América Latina y del Caribe para la defensa de la mujer y la Asociación Católica por el Derecho a decidir se presentan ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones que vigila el Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos. En 2001, este comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas emite un dictamen en el que señala que: A pesar de contar con un recurso legal para decidir sobre sus derechos reproductores L.M.R. no pudo acudir al aborto legal, fue discriminada en el acceso a la salud reproductiva, se violó su autonomía reproductiva, su derecho a la privacidad, intimidad y a acceder a un aborto seguro dentro del sistema de salud pública, tanto ella como su familia sufrieron daños morales y psíquicos y vieron a afectada su vida cotidiana; si bien es difícil diferenciar los efectos de la violación producida por la ineficiencia del Estado para garantizar su acceso a un aborto seguro hay suficientes indicios para afirmar que si el aborto hubiera sido realizado en tiempo y forma se hubieran minimizado las consecuencias dañosas. El Comité de Derecho Humanos, actuando en virtud del protocolo facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos considera que los hechos ponen de manifiesto una violación de los artículos 2, 3, 7, y 17 Se violó el derecho de la autora de disponer de un recurso efectivo (Derecho a la Garantía y respeto de los Derechos Art. 2°) El PDCP establece la obligación de respetar y garantizar los derechos reconocidos en el pacto y obliga a los Estados a tomar “las medidas oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivo los derechos reconocidos por dicho pacto”
La negativa al aborto legal como violatoria del Art. 3° Derecho a la igualdad
entre varones y mujeres en el goce de los derechos civiles y políticos. (derecho a la igualdad y no discriminación). El PDCP estable la obligación de Estados de garantizar la igualdad en el disfrute de los derechos sin discriminación de hombres ni mujeres, de acuerdo a los hechos descritos, la imposibilidad de obtener un aborto en el caso de M.L.R. constituye una violación al derecho a la igualdad y a la no discriminación en varios momentos, especialmente los relacionados con la accesibilidad y la aceptabilidad al Derecho a la salud, no pasando por alto que la condición de discapacidad dela victima agrava las dificultades ya existentes.
Se incurrió en el trato cruel, inhumano y degradante, violando el Art. 7°
del pacto (Derecho a estar libre de torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes) El CDH aclara que el derecho no solo hace referencia al dolor físico, sino también al sufrimiento moral y que esta protección es particularmente importante cuando se trata de menores.
Se violó el derecho a la privacidad de LMR, Art. 17° del pacto.
El PDCP establece el derecho a la intimidad, que protege a las personas de las injerencias arbitrarias por parte del Estado o particulares e implica la obligación del Estado de no intervenir en su vida privada y por tanto se consagra la protección, no solo frente a la publicidad de informaciones personales, sino también sobre la integridad física y moral de una persona incluyendo la dignidad personal.